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Full text of "Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas desde el año 1401 al 1833"

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APUNTES  PARA  UNA  BIBLIOTECA 


DE 


ESCRITORAS   ESPAÑOLAS 


APUNTES  PARA   UNA  BIBLIOTECA 


DE 


ESCRITORAS  ESPAÑOLAS 


DESDE  EL  AÑO  1401  AL  1833 


POR 


MANUEL  SERRANO  Y  SANZ 


OBRA  PREMIADA  POR  LA  BIBLIOTECA  NACIONAL  EN  EL  CONCURSO  PUBLICO  DE  1 898 
É  IMPRESA  Á  EXPENSAS  DEL  ESTADO 


TOIwIO      II 


MADRID 

TIPOGRAFÍA  DE  LA  «REVISTA  DE  ARCHIVOS,  BIBLIOTECAS  Y  MUSEOS» 
Calle  de  Olid,  número  8. 

MCMV 


L 


LABORDA  (María  de). 

Conocida  en  el  teatro  con  el  nombre  de 
Margarita  de  Castro. 

María  de  la  Gorda  es  llamada  en  el  ma- 
nuscrito que  citaremos;  pero  á  nuestro  pare- 
cer esto  es  una  equivocación,  pues  no  cono- 
cemos el  apellido  Gorda.  Fué  actriz,  según 
ella  misma  declara,  y  vivió  á  últimos  del 
siglo  XVIII  y  principios  del  xix.  Ignoramos 
si  fué  hermana  de  Francisca  Laborda,  na- 
tural de  Carabanchel  de  Abajo  é  hija  de 
Valentín  Laborda;  trabajó  en  el  teatro  du- 
rante los  años  1775  á  1804.  Otra  hermana 
de  ésta,  Ventura  Laborda,  también  cómica, 
casó  con  Francisco  Baus,  padre  de  D."  Joa- 
quina Baus  y  abuelo  del  inmortal  autor 
dramático  D.  Manuel  Tamayo  y  Baus. 

Conf.  Don  Ramón  de  la  Crui  y  sus  obras. 
Ensayo  biográfico  y  bibliográfico,  por  Emi- 
lio Cotarelo  y  Mori. — ^^Madrid:  Imprenta  de 
José  Perales  y  Martínez,  1899. 

Págs.  534  y  535. 

En  el  teatro  de  Villanueva  de  los  Infantes 
trabajaba  en  el  año  1773,  como  dama  cuar- 
ta, María  Laborda  (i). 


(1)    Archivo  Histórico  Nacional.  Teatro.  Leg.  4.° 


I. — Comedia  en  prosa  en  cinco  actos, 
compuesta  por  María  de  la  Gorda  Bachiller; 
actriz  que  fué  bajo  el  nombre  de  Margarita 
de  Castro.  La  dama  misterio,  Capitán  ma- 
rino. 

Manuscrito  con  algunas  enmiendas;  letra 
del  siglo  xviii;  75  hojas  útiles  en  4.° 

Biblioteca  Municipal  de  Madrid,  1-107M4. 

En  esta  comedia  se  propuso  su  autora  de- 
mostrar cómo  una  mujer  puede  rivalizar 
con  cualquier  hombre  en  valor  y  sagacidad, 
y  recuperar  con  sus  loables  acciones  el  ho- 
nor perdido  por  una  debilidad  pasajera.  Es 
muy  probable  que  no  sea  original  la  obra  y 
sí  arreglo  de  alguna  extranjera.  La  acción 
pasa  en  Inglaterra,  y  los  personajes  todos 
como  la  protagonista  Rebeca  Wesfield  y  su 
hermano  el  Conde  Wesfield,  son  ingleses. 

A  la  conclusión  dice  Rebeca: 

Conozcan  todos  que  una  mujer  sabe  ejercer  el 
valor  y  cursar  las  ciencias  con  los  may^es  pro- 
gresos, cuando  aspira  á  colocar  su  nombre  en  el 
glorioso  templo  de  la  Fama. 

En  el  prólogo  dice  la  autora: 

Cuando  me  propuse  dilatar  con  la  pluma  una 
parte  de  las  muchas  4¿eas  que  animan  mi  cora- 
zón, se  aparecieron  á  mi  mente  dos  formidables 
monstruos  que  con  semblante  aterrador  intenta- 


—  2  — 


ron  confundirme;  eran  la  sátira  y  el  desprecio; 
mas  yo  les  dije  con  serena  frente:  no  temo  vues- 
tros golpes,  que  darán  en  vago  ¿á  quién  se  dirigen? 
á  una  débil  mujer  confundida  en  el  profundo  abis- 
mo de  la  obscuridad,  que  no  compone  el  más  leve 
átomo  del  globo  literario;  yo  no  escribo  por  va- 
nidad; sigo  los  impulsos  del  eterno  ser  que  le  plu- 
go formar  mi  alma  un  ente  racional  adornado  del 
admirable  don  de  la  palabra,  por  cuyo  medio  dis- 
fruta y  comunica  los  placeres  que  hacen  amable 
la  existencia;  yo  cumplo  su  voluntad  practicando 
tan  singular  prerrogativa  ¿podré  temer  vuestros 
furores  cuando  me  mueve  tan  soberana  causa? 
En  efecto,  tal  fué  el  pensamiento  que  me  movió 
á  componer  mi  drama  cómico  bajo  el  título  de 
La  dama  misterio,  capitán  marino;  como  el  alma 
produce  las  ideas,  sin  distinción  de  sexos,  nos  pre- 
sentan las  historias  algunas  mujeres  que  han 
competido  en  ingenio  y  valor  con  ios  hombres 
más  memorables;  pero  el  Supremo  Hacedor  que 
las  destinó  principalmente  al  grande  objeto  de 
propagar  la  especie  humana,  dispuso  sabiamente 
que  la  naturaleza  las  embelesara  con  el  encanto 
que  las  ocasiona  el  fruto  de  su  fecundidad,  y  su- 
mergidas en  el  golfo  de  sus  inocentes  caricias,  de- 
jan al  hombre  el  cuidado  de  cultivar  sus  talentos 
para  desplegarlos  después  en  fortificar  la  cadena 
de  la  sociedad. 

Después  añade: 

Me  parece  necesario  advertir  que  este  mi  primer 
ensayo  sólo  es  una  mera  distracción  de  mis  peno- 
sas tareas;  mi  ocupación,  estado  y  fortuna,  no  me 
permiten  perfeccionarle  con  mis  cortos  conoci- 
mientos; no  he  tenido  en  él  más  objeto  que  ador- 
mecer la  memoria  de  mis  pasadas  desgracias, 
manifestando  al  mismo  tiempo  que  las  damas  es- 
pañolas, entre  las  gracias  de  Venus,  saben  tributar 
holocaustos  á  Minerva.  Dichosa  yo  si  logro  que 
estimuladas  de  mi  ejemplo,  abandonen  una  de  las 
muchas  horas  que  pierden  sin  fruto,  y  traten  de 
emplearla  en  corregir  mi  obra  con  otras  más  dig- 
nas de  atención.  ¡Cuánto  seria  mi  placer  si  llegase 
á  verlas  tan  amantes  de  la  Literatura,  como  son 
de  las  modas  extranjerasl 

LA  CERDA  (D.*^  Elena  de). 

Natural  de  Sevilla.  Casó  con  D.  Joaquín 
de  Masaganes  y  residió  en  Méjico,  siendo 
aquél  Gobernador  de  Tlaxcala.  Habiendo 
muerto  allí  su  esposo  volvió  á  Sevilla.  A  su 


casa  concurrían  varios  literatos,  como  eran 
D.  Fernando  Ropiscatín,  D.  Francisco  de  la 
Torre,  D.  Vicente  de  la  Aldea  y  Benedicto, 
D.  Antonio  Martínez  de  Araujo,  D.  Juan  de 
Espina  y  D.  Bartolomé  Mostrenco.  Sus  con- 
temporáneos la  llaman  «señora  tan  conocida 
por  su  hermosura  y  nobleza,  como  aplaudi- 
da por  sus  crecidos  talentos,  circunstancias 
que  la  constituyen  perfecta».  Cierta  noche 
propuso  á  sus  amigos  la  cuestión  de  quién 
llevaba  razón  en  sus  opiniones,  si  Heráclito 
ó  Demócrito,  y  acordaron  dar  cada  uno  su 
opinión  en  verso,  anunciándose  el  certa- 
men, para  que  diese  su  parecer  quien  qui- 
siera. 

2. — Détima  de  mi  Señora  Doña  Elena  de 
la  Cerda,  que  se  fixó  en  los  sitios  públicos 
de  esta  ciudad  de  Sevilla. 

Dos  filósofos  nos  daba... 

Disertación  poética,  que  de  una  conversa- 
ción casual  resultó  sobre  el  antiguo  proble- 
ma de  los  fundamentos  de  Heráclito  y  Demó' 
crito  en  sus  contrarios  efectos,  tratada  por 
parios  ingenios  de  esta  ciudad  de  Sevilla,  y 
de  otras,  cuyas  poesías  se  ponen  aguí  del 
mismo  modo,  y  en  la  propia  conformidad 
que  se  han  ido  exhibiendopor  sus  respectivos 
authores.  Saca  á  lu!{  esta  discreta  miscelánea 
la  curiosidad  de  D.  Antonio  Martines  de 
Araujo. —  En  Sevilla:  En  la  imprenta  de 
D.  Bartholomé  Navarro.  S.  A. 

22  páginas  en  4."  más  dos  hojas  de  preli- 
minares. 

LA  CERDA  (D.'^  xMariana  de). 

Hay  unas  coplas  suyas  en  un  manuscrito 
del  Museo  Británico.  Letra  del  siglo  xviii; 
folio. 

(Add.  28.489). 


—  3 


LA  CERDA  (D.'''  Mencía  de). 


Versos  en  elogio  de  Albanio  Remirez. 

La  Cru{: por  Albanio  Remire^  de  la  Tra- 
pera.— En  Madrid,  por  Juan  de  la  Cuesta. 
Año  1612.-8." 

.  LA  CERDA  Y  MONCADA 

(D."  María  Luisa  del  Rosario  de). 

.    Hija  de  los  Duques  de  Medinaceli. 

Escribió  una  Gramática  castellana,  en  el 
año  1744.  Consérvase  manuscrita  en  la  bi- 
blioteca ducal  de  Medinaceli. 

LA  CERDA  Y  VERA 

(D.'''  María  Cayetana  de) 

Condesa  de  Lalaing. 

Fué  hija  de  D.  Joaquín  de  la  Cerda  y 
Torquemada,  Marqués  de  la  Roca  y  de  la 
Mota  de  Trejo,  caballero  de  Santiago  y 
mayordomo  de  los  reyes  Felipe  V,  Fernan- 
do VI  y  Carlos  III.  Su  madre,  D."  María 
Guadalupe  de  Vera,  era  nieta  del  Conde  de 
la  Roca.  D."  María  Cayetana  perteneció  á 
la  Orden  de  María  Luisa  desde  el  año  1793. 

Estuvo  casada  con  D.  Bruno  de  Lalaing, 
nacido  en  Badajoz,  caballero  de  Calatrava, 
hijo  de  D.  Lupo  de  Lalaing,  natural  de 
Gante,  Teniente  general  en  el  ejército  es- 
pañol, y  de  D.*  Matías  Magdalena  de  Cala- 
sanz,  natural  de  Benabarre.  Hizo  aquél  sus 
pruebas  para  tomar  el  hábito  de  Calatrava 
en  1768. 

3. — Obras  de  la  Marquesa  de  Lambert, 
Traducidas  del  Francés  por  Doña  María 
Cayetana  de  la  Cerda  y  Vera,  Condesa  de 
Lalaing.— Madrid.  En  la  Oficina  de  D.  Ma- 
nuel Martín.  MDCCLXXXI. 

En  4.*,  263  pág.,  mas  cuatro  hoj.  de  pre- 
liminares. 


Portada.  V."  en  blanco.  A  la  Serenissima  se- 
ñora D.*  Luisa  de  Borbón,  Princesa  de  Asturias, 
la  Condesa  de  Lalaing. —  Prólogo. —  Tabla  de  los 
Tratados. — Texto. 

Contiene  varios  opúsculos  morales,  cua- 
les son!  Tratado  de  la  amistad;  Reflexiones 
sobre  las  riquei{as;  Discurso  sobre  el  dicta- 
men de  una  señora  que  creía  que  el  amor  con- 
venía á  las  mujeres  aun  cuando  ya  no  eran 
jóvenes,  y  otros. 

En  el  Archivo  Histórico  Nacional  hemos 
visto  los  siguientes  documentos  referentes 
á  este  libro: 


r 


Muí  señor  mío:  He  recibido  la  Traducción  de 
las  obras  de  ALe  Lambert,  hecha  por  la  Conde- 
sa de  Lalaing,  que  v.  m.  me  remite  de  orden  del 
Consejo  para  su  censura,  y  quedo  en  desempe- 
ñar esta  comisión  inmediatamente. 

Asi  podrá  v.  m.  hacerlo  presente  al  Consejo,  y 
honrarme  con  sus  preceptos,  mientras  pido  á  Dios 
guarde  á  v.  m.  muchos  años  como  deseo.  Madrid 
á  28  de  Mayo  de  1781. 

B.  L.  M.  de  V.  m. 

Su  mayor  y  más  seguro  servidor, 

Tomás  de  Yriarte» 
Sr.  D.  Pedro  Escolano  de  Arrieta. 


II 


M.  P.  S. 

De  orden  de  V.  A.  he  leído  la  traducción  de  va- 
rias obras  de  M.e  Lambert,  que  ha  hecho  la 
Condesa  de  Lalaing;  y  por  lo  que  pertenece  á  la 
substancia  de  este  libro,  hallo  que  contiene  útiles 
máximas  morales,  y.  ninguna  que  se  oponga  á  las 
regalías  de  S.  M.  Atendiendo  á  estas  dos  precisas 
circunstancias,  me  parece  será  propio  de  la  benig- 
nidad de  V.  A.  conceder  á  aquella  Señora  la  satis- 
facción que  apetece  de  dar  al  público  su  traduc- 
ción. Madrid  á  4  de  Julio  de  1781. 

Tomás  de  Triarte. 

III 

Mui  señor  mío:  Devuelvo  á  v.  m.  adjunto  t\ 
manuscrito  de  la  traducción  de  las  obras  de  M.*^ 
Lambert,  que  ha  hecho  la  Condesa  de  Lalaing,  y 


^1  original  francés.  Acompaño  la  censura  que  he 
formado  de  este  libro,  para  que  haciéndolo  v.  m. 
presente  al  Consejo,  quede  por  mi  parte  evacuada 
esta  comisión. 

Me  repito  á  las  órdenes  de  v.  m.,  rogando  á 
Nuestro  Señor  le  guarde  muchos  años  como 
deseo. 

Madrid  á  4  de  Julio  de  1781.  B.  L.  M.  de  v.  m. 
su  mayor  y  más  atento  servidor, 

Tomás  de  Triarte. 

Sr.  D.  Pedro  Escolano  de  Arrieta. 

(Al  margen:)  Madrid  6  de  Julio  de  1781. 
Se  concede  licencia  para  la  impresión  en  la  for- 
ma ordinaria. 
Fecha  licencia  en  dicho  día. 

Archivo  Histórico  Nacional.— Matrícula  de  impresio- 
nes. Legajo  21. 

4. —  Las  Americanas,  ó  las  pruebas  de  la 
Religión  por  la  razón  natural,  traducidas 
por  la  Condesa  de  Lalaing. 

Habiendo  ésta  solicitado  licencia  para  pu- 
blicar dicha  obra,  D.  Lorenzo  Igual  de  So- 
ria dio  su  parecer  á  i5  de  Marzo  de  1791, 
manifestando  que  la  obra  de  Madama  Beau- 
mont  ofrecía  algún  peligro  para  los  ignoran- 
tes,, por  examinarse  en  ella  los  fundamentos 
de  la  religión  únicamente  bajo  el  punto  de 
vista  filosófico;  el  Consejo  aprobó  este  dic- 
tamen y  decretó  á  17  de  Marzo  de  1791. 

«Escúsese  por  ahora  la  impresión  de  esta  obra.» 

Herida  la  Condesa  al  verse  desairada  en 
su  pretensión,  recurrió  al  Consejo,  y  pre- 
sentó un  memorial  escrito  con  hiél  más  que 
con  tinta;  lo  copiamos  íntegro: 

Excmo.  señor:  La  Condesa  de  Lalaing,  en  la  co- 
■  rrespondiente  atención  y  en  la  debida  forma, 

A  V.  E.  suplica,  que  por  un  efecto  de  su  justi- 
cia se  sirva  contribuir  á  que  la  exponente  no  sufra 
un  desaire  á  que  está  expuesta,  y  aun  ha  sufrido 
ya  por  la  inconsideración  de  los  que  no  desempe- 
ñan como  deben  las  Comisiones  del  Consejo.  A 
instancias  de  sügeios  acreditados  por  su  literatura 
y  doctrina,  se  resolvió  la  exponente  á  traducir  una 


obra  francesa  intitulada:  Las  Americanas,  ó  las 
pruebas  de  la  Religión  por  la  ra\ón  natural,  es- 
crita por  M.e  Beaumont,  bien  conocida  en  esta 
Corte,  en  donde  residió  algunos  años  y  donde 
mereció  la  estimación  de  las  personas  de  la  más 
alta  gerarquía,  y  entre  otros  del  Excmo.  Sr.  Du- 
que de  Yxar,  por  su  extraordinaria  instrucción,  y 
aun  mas  por  su  loable  conducta  y  virtud. 

Hecha  la  traducción  y  asegurada  de  nuevo  por 
sugetos  inteligentes  de  la  solidez  y  mérito  de  la 
obra,  trató  de  imprimirla,  dedicándola  á  la  Reyna 
nuestra  señora  (que  Dios  guarde).  Presentó  al 
Consejo  la  traducción  para  las  licencias  necesa- 
rias, y  para  esto  el  Consejo  embió  la  traducción 
á  censores  que  por  el  corto  espacio  que  tubieron 
la  obra  en  su  poder,  secongetura  la  vieron  preci- 
pitadamente, y  no  solo  no  usaron  con  la  expo- 
nente el  oficio  de  urbanidad  que  el  Consejo  en  la 
instrucción  de  censores  que  mandó  formar  el  año 
1756,  previene  se  use  con  cualquier  autor  cuyas 
obras  se  les  remiten  de  su  superior  orden  á  censu- 
ra, y  es  el  que  el  censor  trate  confidencialmente 
con  e!  autor  y  de  común  acuerdo  emienden,  si 
hay  que  emendar  alguna  cosa  en  la  obra  remiti- 
da; sino  que  dieron  una  censura  vaga  é  infundada 
y  aun  capciosa,  con  unos  reparos  absolutamente 
fútiles  é  insubsistentes.  De  ello  se  sirvió  el  Consejo 
dar  traslado  á  la  exponente  para  que  diera  satis- 
facción, como  lo  hace  en  el  papel  separado  que 
con  la  obra  original  y  su  traducción  devuelve  al 
Consejo. 

A  V.  E.  pide  que,  para  evitar  que  el  asunto 
vuelva  á  los  mismos  ó  semejantes  censores  que 
es  regular  sostengan  á  todo  trance  su  primer 
precipitado  dictamen,  se  sirva  mandar  quando  se 
dé  quenta  al  Consejo,  que  todo  este  expediente  y 
negocio  se  remita  al  Excmo.  Sr.  Inquisidor  Gene- 
ral, cuio  dictamen  en  materia  de  Religión,  que  es 
el  asunto  de  la  obra  en  question,  deberá  ser  res- 
petado de  la  exponente,  de  sus  censores  y  de  to- 
dos. Esta  justicia  ó  gracia  espera  la  exponente  del 
favor  de  V.  E.  cuia  vida  Dios  guarde  muchos 
años. 

Madrid  6  de  Octubre  de  1791. 

En  vista  de  lo  suplicado  por  la  Condesa, 
el  Consejo  acordó  á  i5  de  Diciembre  del 
mismo  año  remitir  el  expediente  al  Vicario 
de  Madrid  para  que  informase. 

Archivo  Histórico  Nacional.— Matrícula  de  impresio- 
nes. Legajo  31. 


—  5  — 


LADRÓN  DE  GUEVARA 
(D."  Joaquina). 

Vecina  de  Coria,  donde  falleció  en  1790. 

5. ^Poesías  espirituales  y  algunos  papeles 
en  prosa  para  su  Confesor. 

Manuscrito  en  4.**;  letra  de  aquel  tiempo; 
5oo  páginas. 

Las  poesías  son  algo  menos  que  media- 
nas; los  escritos  en  prosa  insignificantes. 

Biblioteca  de  Mr.  Archer  M.  Huntington. 

LAFORA  (D."  María  Antonia). 

D."  María  Antonia  Lafora,  de  la  Enseñan- 
za de  la  calle  de  San  Antonio,  dará  las  gra- 
cias á  la  Real  Sociedad  á  nombre  de  las  ni- 
ñas premiadas  en  la  siguiente  canción: 

¡Cómo!  ¿una  vez  y  otra, 
Ilustre  Sociedad,  orna  mi  pecho 
El  signo  del  honor?  ¿No  bastó  acaso 
Que  mi  mérito  escaso 
Con  un  lauro  otro  tiempo  ya  premiada, 
Que  con  nueva  corona 
Aun  mas  mi  gratitud  empeñar  quieres? 

Premios  que  distribuye  la  Real  Sociedad 
Económica  de  Amigos  del  País  en  la  ciudad 
y  reino  de  Valencia  en  la  Junta  Pública  de 
8  de  Diciembre  de  i83i. — En  la  oficina  de 
D.  Benito  Monfort. — Sin  año. 
'    Págs.  10  á  12. 

LA  FUENTE  (D.*  María  Antonia  de). 

6. — Epigrama  española  [á  la  muerte  de  la 
Reina  D.'  Isabel  de  Borbón.] 

Murió  por  quien  la  campaña... 

Honras  de  la  Serenissima  Reina  D.  Isa- 
bel de  Borbón  Nuestra  Señora.  Que  dedica 
a  la  Católica  Magestad  del  Rey  Nuestro  Se- 
ñor D.  Phelipe  11  11  por  renombre  el  Grande 
la  Coronada  Real  y  Imperial  Villa  de  Ma- 
drid. Y  escribe  el  M."  loseph  Ruík  Altable 


Presbytero,  natural  de  la  misma  Real  Vi- 
lla y  su  Cronista. 

Hemos  visto  el  original  en  pruebas  de  im- 
prenta. Es  un  vol.  en  4.°  con  algunas  ho- 
jas sueltas;  lo  restante  manuscrito. 

Biblioteca  Nacional.— P.  V.  4." 

LANAJA  Y  FRANCÉS  (Francisca). 

Parienta  acaso  de  los  conocidos  impreso- 
res aragoneses  que  llevaron  este  apellido. 

7.  —  Soneto  á  la  muerte  del  Príncipe 
D.  Baltasar. 

Camipo  de  guerra,  el  ánimo  valiente... 

Obelisco  histórico,  i  honorario  que  la  Im- 
perial ciudad  de  Zaragoi^a  erigió  a  la  in- 
mortal memoria  del  Principe  D.  Baltasar 
Carlos.  Escrivelo  el  Doctor  luán  Francisco 
Andrés.  En  (Jarago^a.— Año  MDCXLVl. 

Pág.  54. 

LANCASTER  Y  CÁRDENAS 
(D.*  María  Guadalupe) 

Fué  hija  de  D.  Jorge  de  Lancaster,  Du- 
que de  Aveiro,  y  D."  Ana  María  de  Cárde- 
nas, Duquesa  de  Maqueda.  Nació  á  ii  de 
Enero  de  i63o.  Según  Flores  Perim,  apren- 
dió las  lenguas  griega,  latina,  francesa,  ita- 
liana, inglesa  y  castellana.  Muy  joven  pasó  á 
España,  donde  se  estableció  definitivamen- 
te. Casó  en  Madrid  con  D.  Manuel  Ponce 
de  León,  Duque  de  Arcos,  del  cual  tuvo  tres 
hijos:  D.  Juan  Ponce  de  León,  Duque  de 
Arcos  y  Maqueda;  D.  Gabriel  Ponce  de 
León.  Duque  de  Baños,  y  D.*  Isabel  Ponce 
de  León,  Duquesa  de  Alba.  Murió  en  Fe- 
brero de  1 685. 

8. — Ejercicio  devoto,  en  que  pedía  á  Dios 
la  perfección,  arreglado  para  todos  los  días 
de  la  semana. 


Flores  Perim  hace  mención  de  otros  es- 
critos breves;  como  cartas  en  las  que  mos- 
traba el  interés  que  tenía  por  las  misiones 
católicas  en  Oriente  (i). 

LANGA  (Sor  Beatriz  de). 

Terciaria  descalza  de  San  Francisco,  na- 
tural de  Medina  del  Campo. 

g, — Favores  que  recibió  del  Señor  en  la 
oración. 

10.— Exposición  del  Pater  noster. 

Escribió  su  vida  el  P.  Francisco  de  la  As- 
censión. 

LANZAROTE  (D.'^  María  del  Carmen). 

II. — Comedia  en  cinco  actos.  Malo  es 
contar  los  años  á  las  mujeres. 

Copia  hecha  en  Valencia  á  2  de  Agosto  de  1824. 

(Al fin:)  Puede  representarse  con  la  supre- 
sión hecha.  Caballero. 

Consta  de  yS  hojas  en  4.° 

Está  escrita  en  prosa. 

Biblioteca  Nacional.— Sección  de  Mss.,  Xx.  759. 

Para  que  se  vea  el  estúpido  criterio  que 
tenían  los  censores  de  comedias  á  princi- 
pios del  siglo  XIX,  copiaremos  uno  de  los  pa- 
sajes tachados;  no  puede  ser  más  inocente. 

Dice  la  Marquesa  Virginia: 

No  puedo  más  si  no  me  desahogo;  ¡crueles, 
burlones,  inhumanos!  sí;  estoy  envenenada  de 
vuestras  miradas,  de  vuestras  palabras,  de  vues- 
tra presencia;  curaré  á  despecho  vuestro;  sí;  viviré 
para  confundiros,  para  vengarme  y  haceros  arre- 
pentir.  No  os  daré  el  gozo  de  que  me  veáis  muer- 


(i)  Hace  pocos  años  un  librero  ofreció  á  la  Bibliote-a 
Nacional  una  riquísima  colección  de  documentos  referen- 
tes á  las  islas  Filipinas  y  otros  países  del  fvxtremo  Orien- 
te, y  no  fué  adquirida  por  la  escasez  de  recursos  con  que 
siempre  lucha  esta  biblioteca.  Kn  ella  había  una  lartja 
correspondencia  de  doña  María  Guadalupe  con  varios 
Padres  de  la  Compañía.  Ignoramos  dónde  han  ido  á  parar 
dichos  papeles. 


ta;  yo  sola  contra  todos  tengo  la  jactancia  de  que 
os  haré  una  guerra  cruel  y  desesperada. 

LAPORTA  (Isabel). 

12.  —  Tercetos   en    honor   de    Fr.    Luis 

Aliaga. 

Valencia. 

Ufana  Zaragoza,  mas  que  atenta 
con  tal  razón,  á  mi  razón  ni  excedes, 
ni  á  la  justicia  que  el  derecho  aumenta. 

Zaragoza. 
¿Ser  de  mi  concha  perla  no  concedes? 
¿no  admites  ser  el  rayo  de  mi  llama? 
¿y  de  mi  monte  de  Ida  Ganimedes? 
¿Luz  de  mi  lumbre,  fruto  de  mi  rama, 
de  mi  Epiciclo  celestial  planeta, 
de  mi  Eclíptica  sol,  voz  de  mi  fama? 

Luis  Diez  de  Aux.  Compendio  de  las  fies- 
tas que  ha  celebrado  la  Imperial  ciudad  de 
Qaragoga...  en  honor  de  Fray  Luys  Aliaga. 
Zaragoza,  por  Juan  de  Lanaja.  Año  i6ig. 

Pág.  187  á  189. 

LARA  (D."  Inés  de). 

13. — A  las  exequias  del  Príncipe  Nuestro 

Señor.  Décimas. 

Enlutada  monarquía 

De  mundos  ambos  señora... 

Relación  de  las  funerales  obsequias  que 
hi^o  el  Santo  y  Apostólico  Tribunal  de  la 
Inquisición  de  los  Reyes  del  Perú  á...  Don 
Baltasar  Carlos  de  Austria.  Por  Don  Pedro 
Ahare!{  de  Paria.— En  Lima,  En  la  im- 
prenta de  Julián  Santos  de  Saldaña.  Año 
de  1648. 

Fol.  35. 

LARA  Y  BRACAMONTE(D."  Juana  de). 

14. — Al  Marqués  de  San  Felices.  Soneto. 

Tú  que  el  silencio  de  Aragón  rompiste.,. 
Poema  trágico  de  Atalanta,  y  Hipomene. 
Dedicado  a  la  Magestad  de  Felipa  Quarto 


—  7  — 


el  Grande.  Por  Don  luán  de  Moncayo  y  de 
Garrea,  Marqués  de  San  Felices. — En  Za- 
ragoza, por  Diego  Dormer.  Año  i656. 

LARA  Y  GUZMAN  (María  de). 

1 5, — Glosa  en  cuatro  octavas. 

El  cielo  desde  la  región  fogosa... 

Ivsía  poética  consagrada  a  las  festivas 
glorias  de  Maria  en  su  Immaculada  Concep- 
ción. Mantenida  en  la  Parroquial  Iglesia  de 
Santa  Maria  del  Mar  de  la  ciudad  de  Bar- 
celona... Por  Don  Francisco  Modolell  y 
Costa.  —  En  Barcelona,  por  Narcis  Casas. 
Año  i656. 

Págs.  6o  y  6i. 

LARA  Y  MENEZES  (D.'^  María  de). 

Hija  del  Duque  de  Caminha  ymujer  del 
Infante  D.  Duarte,  hermano  de  D.  Juan  IV 
de  Portugal. 

i6. — Según  Costa  y  Silva,  son  de  D.*  Ma- 
ría de  Lara  los  cantos  titulados  Saudades  de 
Doña  Inés  de  Castro,  que  como  obra  de  Ma- 
nuel Acevedo  Morató,  se  incluyeron  en  la 
Fénix  renascida  y  en  el  Postilhao  de  Apollo. 

LARRAMENDI  (Atilana). 

17. — Carta  al  Editor  del  Semanario,  en 
que  refiere  algunos  incidentes  de  su  vida. 

Semanario  erudito  y  curioso  de  Salaman- 
ca. Año  1794. 
^Tomo  111,  págs.  57  á  63. 

LARREA  (D."  Francisca  Javiera  de). 

Madre  de  la  insigne  escritora  D,"  Cecilia 
Bóhl  de  Faber  {Fernán  Caballero).  Por  ser 
hija  de  una  irlandesa  educóse  en  Inglaterra 
y  adquirió  perfecto  conocimiento  del  idio- 
ma de  Shakespeare.  En   1796  contrajo  ma- 


trimonio con  el  hamburgués  D.  Juan  Nico- 
lás Bohl  de  Faber,  que  residía  en  Cádiz  ocu- 
pado en  negocios  comerciales,  y  á  quien 
tanto  deben  las  letras  españolas.  En  Marzo 
de  1797,  de  camino  para  Alemania,  dio  á  luz 
á  Cecilia  en  Morges  (cantón  de  Berna).  Re- 
lacionada en  Cádiz  con  la  sociedad  más  dis- 
tinguida, reunía  en  su  casa  una  tertulia  á 
que  acudían  varios  literatos,  como  Alcalá 
Galiano,  quien  habla  de  D.^  Francisca  con 
alguna  antipatía  en  sus  Recuerdos  (i).  Se- 
gún escribe  D.  Fernando  de  Gabriel  cultivó 
la  Literatura  bajo  el  seudónimo  de  Corina. 
Falleció  en  el  año  1839. 

Cnf.  Ultimas  producciones  de  Fernán  Ca- 
ballero. Estar  de  más  {relación)  y  Magda- 
lena, obra  inédita.  Precedidas  de  una  noti- 
cia biográfica  escrita  por  el  Excmo.  Sr.  Don 
Fernando  de  Gabriel  y  Rui^  de  Apodaca. — 
Sevilla.  Imprenta  de  Girones  y  Orduña. 
1878. 

Fernán  Caballero  y  la  Novela  contempo- 
ránea, por  D.  José  Maria  Asensio.  {Obras 
completas  de  Fernán  Caballero;  t.  I,  Colec- 
ción de  escritores  castellanos). 

Fernán  Caballero  d'  aprés  sa  correspon- 
dance  avec  Antoine  de  Latour,  par  A.  Mo- 
rel-Fatio.  {Bulletin  hispanique  de  1902). 
18. — Manfredo,  drama  en  tres  actos,  tra- 
ducido del  original  inglés  de  Lord  Byron, 
por  la  madre  de  Fernán  Caballero. 

Revista  de  ciencias,  literatura  y  artes.  Di- 
rigida por  D.  Manuel  Cañete  y  D.  José  Fer- 
nández Espino.  Sevilla,  1857. 

Tomo  IV.  Págs.  429  á  438;  555  á  563;  626 
á  633;  694  á  700  y  753  á  760. 


(i)    Recuerdos  de  un  anciano;  Madrid,  1878;  pág.  176. 

En  otro  lugar  dice  que  era  «instruida  también,  pero  no 
mucho;  ingeniosa,  singular,  algo  afectada,  de  buen  pare- 
cer, aunque  ya  no  joven;  de  vehemencia  suma.» 

Memorias  de  D.  Antonio  Alcalá  Galiano;  tomo  i,  pági- 
na 418, 


LASTRA  (D/  Inés  de). 

Vecina  de  Avila.  Vivió  á  fines  del  siglo 
XVIII  y  comienzos  del  xix. 

19.— Dedicatoria  á  Fernando  VII,  de  un 
sermón  que  predicó  D.  José  Aguado, 

Sermón  en  la  solemne  acción  de  gracias 
celebrada  en  el  convente  de  Santa  Teresa  de 
Jesús  de  la  ciudad  de  Apila,  por  los  felices 
desposorios  del  Serenísimo  Señor  Principe 
de  Asturias  Don  Fernando  de  Borbón,  que 
Dios  guarde:  A  expensas  de  Doña  Inés  de 
Lastra,  vecina  de  dicha  ciudad,  la  qual  por 
espacio  de  ocho  meses  tuvo  el  honor  de  dar  el 
pecho  á  S.  A.  á  quien  le  dedica.  Predicado 
por  Don  Josef  Aguado. — En  Madrid.  En  la 
Imprenta  de  la  Administración  del  Real 
Arbitrio  de  Beneficencia.  Año  de  1803. 

32  páginas  en  4.° 

La  dedicatoria  de  D.*  Inés  de  Lastra  ocu- 
pa una  hoja  al  principio. 

LAURA  (Sor  María). 

Religiosa  en  el  convento  de  Jerusalén,  de 
Barcelona. 

20. — Soneto  de  pie  forzado 

Depon  la  ira,  Querub,  que  enturbiarías 

Justa  poética  consagrada  a  las  festivas 
glorias  de  Maria  en  su  Immaculada  Concep- 
ción Mantenida  en  la  Parroquial  Iglesia 
de  Santa  Maria  del  Mar  de  la  Ciudad  de 
Barcelona...  Por  D.  Francisco  Modolell  y 
Costa. —  En  Barcelona,  por  Narcis  Casas, 
afío  i656. 

Pág.  131. 

LAURA  CLEMENTA. 

Celebra  á  esta  poetisa  D.  Agustín  Collado 
del  Hierro,  en  los  siguientes  versos  de  su 
poema  Granada  (i)  (Libro  VII). 

(i)    Manuscrito  del  siglo  xvii.  Se  conserva  en  ia  Bi- 
blioteca Nacional. 


Mas  ¿cuál  lustroso  ébano  luciente 
me  dará  sonibras  para  tu  cabello?; 
¿de  qué  alabastro  formaré  tu  frente 
y  de  qué  marmol  cifraré  tu  cuello?; 
¿qué  deidad  me  dará  la  lumbre  ardiente 
para  tus  ojos,  qué  color  más  bello 
las  conchas  me  darán  del  mar  de  Tiro 
si  pompa  suya  el  de  tus  labios  miro? 
¿De  cuál  suave  músico  instrumento 
les  daré  á  tus  palabras  armonía? 
Para  acordar  tu  raro  entendimiento 
no  puede  haber  humana  fantasía. 

21. — Soneto  á  Felipe  IV. 

De  las  fieras  escándalo  valiente 
Fuiste,  lunado  asombro  de  Jarama, 
Y  en  arena  campal,  gloriosa  Fama 
Quitaste  al  rey  de  la  África  rugiente... 

Anfiteatro  de  Felipe  el  Grande,  Rey  Ca- 
tólico de  las  Españas....  Dedícale  á  Su  Ma- 
gestad,  D.  Joseph  Pellicer  de  Tovar. — En 
Madrid,  por  Juan  González,  año  MDCXXI. 

22. — A  Lope  de  Vega.  Décima. 

Lope,  con  tan  dulce  lira 
de  Elisio  el  dolor  cantáis... 

Biblioteca  de  Autores  españoles.— Tomo  XLII,  pági- 
na 545. 

LEDESMA  MALDONADO 
(D.*  Antonia  de). 

23. — Décima  laudatoria  al  principio  del 
Adonis,  compuesto  por  Don  Antonio  del 
Castillo  de  Larzabal. — Salamanca,  1632. 

LEIVA  (D.^  Ana  de). 

Tal  vez  sea  la  misma  que  D.'  Ana  Fran- 
cisca de  Leyva,  hija  de  D.  Luis  de  Leyva, 
Conde  de  Monza,  quien  militó  en  varias 
jornadas  con  su  tío  D.  Pedro  de  Leyva;  pe- 
leó cinco  años  en  la  Lombardía  bajo  el 
mando  de  D.  Pedro  de  Toledo,  y  se  distin- 
guió en  el  socorro  de  Pestagno;  también 
combatió  en  Alemania.  Posteriormente  fué 
nombrado  por  Felipe  III  castellano  de  Pa- 


9  — 


lermo.  Falleció  en'  Ñapóles  á  29  de  Enero 
de  1645.  D.*  Ana  Francisca  de  Leyva  nació 
del  matrimonio  de  D.  Luis  con  D.'  Juana 
Samaniati,  y  tuvo  las  baronías  de  Trippi  y 
Sabuche.  Casó  en  Palermo  con  D.  Antonio 
Romano  Colonna,  Duque  de  Ritano,  Teso- 
rero general  del  reino  de  Sicilia. 

Cnf.  Compendio  genealógico  ó  epitome 
de  la  Historia  de  la  Real  casa  de  Leyva.  A 
la  Excma.  Señora  Doña  Marta  Gongale\  de 
Auellaneda  y  Leyva.,  Condesa  de  Castrillo, 
Virrey  na  de  Amapoles  mi  señora.  Autor  Don 
Pedro  Varron. 

Impreso  sin  lugar  ni  año. 

La  dedicatoria  del  autor  á  la  Condesa  de 
Castrillo,  fechada  en  Ñapóles  á  i .°  de  Sep- 
tiembre de  1654. 

120  págs.  en  4.° 

24. — Panegírico  en  alabanza  de  la  Sere- 
nissima  Alteza  del  gran  Francisco  de  Este, 
Dvque  potentissimo  de  Modena,&.  Qvando 
entro  pomposo  en  esta  católica  Corte  de  Ma- 
drid con  solemne  triunfo,  por  mandado  del 
Rey  nuestro  señor  Felipo  Quarto  el  Grande. 
Por  doña  Ana  de  Leyva.  Dedicado  a  su  Al- 
teza con  deuido  obsequio.  Con  licencia.  En 
Madrid,  En  la  imprenta  del  Reyno:  Año 
1638. 

8  hojas  en  4." 

Portada. —  A  la  Serenissima  Alteza  del  gran 
Francisco  de  Este,  Potentissimo  Duque  de  Mode- 
na,  Principe  soberano  de  aquel  Estado,  &.  Epis- 
tola  dedicatoria. — Texto. 

Está  en  prosa  con  bastantes  versos  inter- 
calados. 

Biblioteca  Nacional. — Sección  de  Varios.  Caja  i6i. 

LEYVA  (D.'^  Victoria  de). 

25. — Soneto  á  D."  Ana  de  Castro  y  Egas. 

Milagros  son  cuantas  España  honora 
letras  de  este  volumen  culto  y  grave... 


Eternidad  del  Rey  Don  Felipe  tercero 
Nuestro  Señor,  el  Piadoso.  Discurso  de  su 
vida  y  santas  costumbres.  Al  Serem'ssimo 
Señor  el  Cardenal  Infante  su  hijo, doña  Ana 
de  Castro  y  Egas.— En  Madrid.  Por  la  Viu- 
da de  Alonso  Martín.  Año  MDCXXIX. 

Folio  7. 

26,— Soneto  á  San  Pedro  Nolasco. 

Tiernos  ojos  de  Dios  recien  nacido 
sollozan  al  amor  tiernos  raudales 


Las  fiestas  solemnes  y  grandiosas  que  hi\o 
la  sagrada  Religión  de  Nuestra  Señora  de 
la  Merced  á  su  glorioso  Patriarca  San  Pe- 
dro Nolasco,  este  año  de  1629. — Madrid: 
En  la  imprenta  del  Reino.  Año  MDCXXX. 

Folio  73. 

LEIVA  Y  MOSQUERA 
(D."  Tomasina  de). 

Hija  del  Licenciado  Fernando  Diez  de 
Leiva,  médico  en  la  ciudad  de  Santo  Do- 
mingo. 

27. — Epigramma. 

Domine  in  scriptis  elegans  ad  sidera  pergis.... 

Décima. 

Señor,  en  esta  lección.... 

Antiaxiomas  morales,  médicos, philosophi- 
cos,  y  políticos.  O  itnpvgnacioíies  variasen 
estas  materias,  de  algunas  sentencias  admi- 
tidas comunmente  por  verdaderas.  Por  el 
Lie.  Don  Fernando  Die^  de  Leiva,  Médico 
de  la  ciudad  de  Santo  Domingo. — En  Ma- 
drid: por  lulian  de  Paredes.  Año  1682. 

LEÓN  (Lucrecia  de). 

Célebre  visionaria  madrileña  del  sigloxvi, 
procesada  juntamente  con  Alonso  de  Men- 
doza por  el  Santo  Oficio.  Sus  profecías  y 
sueños  tenían  cierto  carácter  político,  y  se 


dirigían  contra  Felipe  II,  al  cual  motejaba 
de  tirano  y  sanguinario, 

38. — Relación  de  sus  sueños  y  profecías. 

Copiamos  dos  de  sus  visiones,  tomándolas 
de  los  autos  originales,  que  se  conservan 
actualmente  en  los  Archivos  Histórico  Na- 
cional y  de  Simancas: 

Halló  al  Rey  durmiendo  debajo  de  un  dosel,  y 
que  vio  una  vara  derecha  con  unas  letras  de  san- 
gre que  la  rodeaban  toda,  y  las  últimas  letras 
decían  que  la  justicia  de  los  Reyes  ha  de  ser  igual, 
y  que  entró  otra  muger  en  hábito  de  viuda,  con 
una  espada  en  la  mano,  y  dixo  á  bozes:  vengo, 
Philipe,  á  quitarte  la  vara  de  la  justicia  porque 
nunca  la  hubiste  derecha. 

Entró  en  la  cámara  del  Rey  y  le  halló  sentado 
en  un  banco,  los  ojos  vendados,  y  en  los  oídos 
unos  candados,  en  la  boca  una  mordaza,  las  ma- 
nos con  esposas,  los  pies  presos,  puesto  sobre  un 
brasero  de  lumbre;  una  vara  de  mimbre  en  la 
mano;  delante  del  tres  angeles;  el  mas  cercano  era 
el  ángel  de  la  peste;  otro  de  los  sacerdotes;  otro  de 
la  ira;  el  qual  leyó  la  sentencia  al  Rey,  que  no 
abía  apelación  (i). 

A  diez  de  Mar^o  dice  que  vio  un  fuego  que 
bajava  del  cielo  y  abrasaba  a  toda  España,  y  una 
manada  de  cuerbos  que  se  asentaban  sobre  Pala- 
cio, y  que  luego  vino  un  águila  que  los  levantó  a 
todos,  y  que  dijo  el  hombre  ordinario:  esta  si  es 
águila,  que  no  la  que  vosotros  tenéis;  y  que  vio  a 
Quiroga  muy  llenas  de  lepra  las  manos,  los  ojos 
vendados,  la  lengua  sacada,  y  que  colgaba  della 
una  espada. 

Iten,  dice  que  a  Philipe,  vestido  de  pardo,  le  da- 
rán un  arado  sin  yerro,  con  que  rompa  la  tierra, 
y  que  vendría  a  pedir  favor  a  estos  desta  camara- 
da,  y  que  no  se  lo  darán. 

A  24  de  Mar^o  muestra  las  malas  propiedades 
que  dice  tiene  el  Rey,  que  no  está  fundado  sobre 
buen  fundamento,  que  no  tiene  buenas  obras, 
que  es  tirano,  duro;  que  ni  el  temor  ni  el  amor  con 
que  Dios  le  a  esperado  le  a  hecho  convertir;  que 
a  asolado  los  pobres. 

A  1 1  de  Mayo  pinta  al  Rey  en  una  estatua  gran- 
de de  yerro,  arrimada  a  una  caña,  con  una  espa- 
da de  plomo,  y  el  escudo  de  vidrio,  y  en  el  pecho 
unas  letras  que  dicen:  ¡ay  de  mi  pertinaz  y  obst i' 
nado!  Son  armas  de  aquel  que  en  su  vida  todo  a 


(i)    Archivo  Histórico  Nacional.  Inquisición  de  Valen- 
cia. Legajo  114,  núm.  17. 


10  — 

sido  sombra,  y  de  su  vida  5e  hallaran  pocos  exem- 
plos  después  de  muerto. 

A  II  de  Novienbre  de  i588,  vino  á  mi  el  hom- 
bre ordinario,  el  qual  me  dixo:  entre  vosotras  hay 
quien  desea  saber  el  suceso  del  armada  que  aora 
se  haze,  y  el  hombre  del  león  quisiera  deziroslo, 
sino  que  Dios  ha  dicho  que  no  sea  descubierto,  por 
la  poca  fe  que  tenéis  en  las  curaciones,  porque 
bastava  aver  visto  hasta  aquí  las- cosas  sucedidas 
para  tener  entero  el  coraron  en  ellas. 

A  20  de  Noviembre  de  88,  soñaua  que  me  aso- 
maua  a  la  ventana  y  vía  toda  Madrid  sembrada  de 
trigo  muy  crecido  y  ya  seco,  aparejado  para  se- 
gar; y  mirándolo  dixe:  ^como  no  lo  siegan  antes 
que  venga  alguna  borrasca?  Y  estando  en  esto  vi 
que  se  anublo  el  sol,  y  levanté  los  ojos  al  Seten- 
trion  por  ver  si  avía  nuves,  y  vi  que  venia  gran 
cantidad  de  langostas,  tan  juntas  y  tan  espesas 
que  parecían  una  muy  gruesa  nuve,  y  estas  des- 
cargaron sobre  el  trigo,  y  vi  que  cortaron  toda  la 
espiga  dexando  la  caña  entera,  y  con  esto  se  le- 
vantaron en  alto  y  se  fueron  adonde  vinieron;  y 
mirando  yo  esto  y  dando  muchos  gritos  vi  que 
me  dixeron:  ^-quieres  que  te  declare  esto?;  y  res- 
pondí que  si;  y  entonces  me  dixeron:  ¿no  sentís  la 
perdida  del  armada?;  pues  hagote  saber  que  es  ya 
llenado  el  trigo  que  teníades  criado  para  vuestro 
año,  y  aora  no  os  queda  sino  lo  que  tenéis  en  los 
silos  húmidos,  y  para  que  lo  entiendas,  es  la  gen- 
te poca  que  en  España  queda;  lo  qual  quando  lo 
saquéis  del  silo  saldrá  húmido  de  gorgojos,  y  no 
aprovechara  para  la  guerra,  porque  los  gorgojos 
significa  la  peste  que  os  ha  de  dar;  y  estando  cui- 
dando desto,  me  torné  a  dormir,  y  soñé  que  me 
hallava  en  unas  eras,  las  quales  estavan  llenas  de 
montones,  y  la  gente  aguardava  viento  para  al- 
ventar,  y  vi  que  en  este  instante  les  vino,  y  empe- 
gando a  aluentar,  la  paja  se  llevava  el  aire  y  el  tri- 
go quedava  hecho  tierra;  y  estos  hombres  llora- 
van  amargamente;  yo,  volviendo  a  mirar  a  otro 
montón,  vi  que  las  pajas  se  volvían  saetas  y  el 
trigo  se  volvía  sangre. 

A  3  de  Noviembre  de  i588,  soñava  que  me  em- 
bíava  a  llamar  el  Rey;  yo,  no  quiriendo  ir  alia, 
busqué  achaque  para  exemirme  y  embié  a  llamar 
a  un  doctor  para  que  firmase  que  estava  mala,  que 
no  podría  salir  de  mí  casa,  y  tomándome  el  doctor 
el  pulso,  dixo:  ¿como  he'  yo  de  firmar  que  estáis 
mala  estando  buena?;  yo  le  respondí  que  no  fuese 
majadero,  sino  que  hiciese  lo  que  yo  mandava,  y 
así  firmó,  y  luego  entro  el  doctor  Cornejo  y  firmó 
sin  nenguna  dificultad,  dizíendo  que  estava  mala; 
lo  mismo  hizo  el  doctor  Hernández;  lo  firmaron 


—  II  — 


siete  doctores,  y  Hernández  en  acabando  de  firmar 
me  dixo  que  le  pidiese  al  Rey  que  un  hermane 
que  tenia  medio  sordo  y  guardava  gente,  que  le 
quitase  el  oficio  y  que  le  diese  en  otra  parte  p^ra 
poder  descansar;  yo  le  respondí  que  lo  diría,  y  en 
esto  entro  el  Lie. do  Martin  diziendo:  déme  ese  pa- 
pel, que  yo  quiero  firmar,  y  firmó  como  me  avia 
visto  enferma  y  que  avia  sido  sana  por  milagro; 
yo  entonces  le  dixe  que  no  mintiese  en  aquello, 
pues  siete  médicos  firmaron  que  eslava  enferma  y 
el  respondió:  si  quiero,  y  mas  te  digo,  que  si  te  die- 
se algo  no  lo  recibas,  porque  no  recebiras  del  que 
ha  de  venir.  Con  esto  fuese  la  gente  y  dile  el  pa- 
pel a  Don  Diego  de  Cordova,  y  estando  en  esto  pa- 
só un  gran  rato,  y  vi  venir  una  litera,  la  qual  se 
llego  á  mi  puerta;  yo  dixe:  el  Rey  es  este;  vi  que 
sacavan  de  alia  un  cuerpo  muerto  y  que  le  asen- 
taron junto  a  mi  en  una  silla,  y  yo,  viéndole  alli,  , 
di  muchas  voces  diciendole  todo  lo  que  yo  he  sa- 
bido; el  no  me  habló,  hasta  que  dixo:  dilo  paso;  y 
quando  lo  acabé  de  dezir  me  respondió:  solo  que- 
rría que  alcanzase  que  fuese  clamoreado;  y  con 
esto  le  metieron  en  su  litera;  no  le  pude  ver  el 
rostro  porque  estava  amortajado  (i).» 

Fué  castigada  Lucrecia  en  el  auto  verifi- 
cado á  19  de  Junio  de  ¡594  en  Toledo. 

Sentencia  de  Lucrecia  de  León  en  el  auto 
de  lafee  que  se  hi^o  en  Toledo. 

Lucrecia  de  León,  natural  de  la  villa  de  Madrid, 
fue  presa  por  auer  sido  inducida  y  testificada  de 
auer  dicho  que  desde  que  fue  pequeña,  de  poca 
hedad,  comento  á  soñar,  y  tubo  muchos  sueños 
en  los  quales  de^ia  que  se  le  aparegia  la  Santissi- 
ma  Trenidad,  Dios  por  si  mismo.  Nuestro  Señor, 
Moyses  y  Elias,  vírgenes  del  9¡elo,  San  Juan  Bau- 
tista, al  qual  llama  hombre  ordinario,  y  San  Pe- 
dro apóstol,  llamándole  el  piejo  pescador,  y  San 
Lucas  evangelista,  al  qual  llamaua  al  prin9Ípio  de 
sus  sueños  el  pescador  mogo,  y  después  el  del 
león;  y  que  estando  durmiendo  la  lleuaron  a  di- 
uersos  lugares  de  tierra  y  mar,  y  a  diferentes  rey- 
nos  y  prouincias,  y  le  mostrauan  varias  visiones 
de  guerra  y  de  paz,  de  plazer  y  espanto,  represen- 
tándole cosas  venideras,  aduersas  y  prósperas,  y  la 
perdÍ9Íon  y  destrui^ion  de  todos  los  reynos,  reser- 
uando  solo  una  ziudad,  y  después  en  breue  la  re- 
paración de  ellos  y  un  siglo  dorado,  y  la  conquis- 
ta de  la  casa  sánela  de  Hierusalen  y  toda  Turquía 


(i)    Archivo  de  Simancas.  —  Inquisición.  Legajos  437 

y  438. 


por  las  virtudes  de  un  hombre  y  por  la  valentía 
de  la  dicha  Lucrecia  de  León...  En  otro  sueño  se 
soñaua  reyña,  muger  del  dicho  hombre  que  aula 
de  reparar  los  dichos  reynos,  con  nombre  de  la 
morena  de  flacas  carnes,  que  auia  de  ser  esposa 
del  Pastor,  diciendo  muchas  vanidades  y  amores 
con  zíerta  persona  con  quien  real  y  verdadera- 
mente los  tubo,  diciendo  grandes  cosas  de  la  dicha 
persona  y  de  su  casamiento,  y  en  un  sueño  le  ce- 
lebró con  ciertas  ceremonias,  y  en  otro  se  sueña 
casada  con  el  y  que  tenían  ambos  dos  coronas,  y 
profeticando  grandes  cosas  de  dos  híxos  que  auian 
de  tener... 

«Salió  al  auto  público  de  la  fe,  de  la  iglesia  de 
San  Pedro  Mártir,  en  forma  de  penitente,  en  cuer- 
po, con  una  soga  á  la  garganta  y  una  vela  de  cera 
amarilla  en  la  mano,  la  cual  tuvo  encendida 
mientras  se  le  leyó  la  sentencia;  abjuró  de  levi,  y 
fué  condenada  en  cien  azotes,  desterrada  de  la  vi- 
lla de  Madrid  y  diez  leguas  á  la  redonda  por  toda 
su  vida,  y]  dos  años  de  reclusión  donde  los  seño- 
res Inquisidores  mandaren  (i).» 

LEONOR  (D.«) 

Mujer  de  Fernando  I  de  Aragón. 

29. — Carta  á  su  hijo  D.  Alfonso  V,  sobre 
los  debates  entre  los  Embajadores  de  los 
Reyes  de  Aragón  y  de  Castilla,  que  estaban 
en  el  Concilio  de  Constanza. 

Medina  del   Campo,   27  de  Noviembre 

de  1417. 

Original;  una  hoja  en  folio. — Firma  autó- 
grafa: La  triste  Reina. 

Biblioteca  Nacional.— Manuscritos,  C.  de  Autógrafos. 

LES  (La  Baronesa  de). 

30. — Versos  hechos  por  la  Baronesa  de 
Les  el  año  de  1773  á  las  fatales  muertes  de 
los  tres  sabios,  el  P.^  Sarmiento,  el  P.«  Fló- 
rez  y  D."  Jorge  Juan. 

Tres  veces  descargó  con  fiera  mano 
Átropos  la  tijera  inexorable. 


(i)    Sentencia  de  Lucrecia  de  León.— Manuscrito  del  si- 
glo XVII.  Bib.  Nac.  Mss.,  núm.  721,  folios  135  y  136. 


—  12  — 


y  el  golpe  formidable 

exiremeció  nuestro  Parnaso  hispano... 

Letra  del  siglo  xviii.— 6  hojas  en  4.° 

Biblioteca  Nacional.-Mss.  KK.  Pap.  curiosos.  70,  fo- 
lio 1367  sig. 

LEVANTO  (D.*  Benita). 

Abadesa  que  fué  del  convento  de  Dueñas,, 
de  Sevilla,  en  el  año  1686. 

31.  — Dedicatoria  al  Cardenal  D.  Luis 
Portocarrero  del  siguiente  libro: 

Hverto  del  celestial  esposo,  fvndado  sobre 
el  opvsculo  de  N.  P.  S.  Bernardo,  que  co- 
mienga:  Ad  quid  venisti?  Cofnpvesto  por 
doña  Constanza  Ossorio.— En  Sevilla,  por 
Thomas  López  de  Haro,  año  de  1686. 

32.— Vida  de  D."  Constanza  Ossorio. 

Ocupa  tres  folios  en  los  preliminares  de 
la  obra  citada. 

LIAÑO  (D.'"»  Isabel  de). 

Vecina  de  Palacios  de  Campos,  donde 
residía  á  comienzos  del  siglo  xvii. 

No  sabemos  si  fué  ó  no  hija  del  pintor 
Felipe  de  Liaño,  quien  se  distinguió  por  el 
excelente  colorido  de  sus  retratos,  que  eran 
generalmente  de  cortas  dimensiones,  y  por 
eso  fué  llamado  el  pequeño  Tiziano.  Habia 
nacido  en  Madrid  donde  fué  discípulo  de 
Alonso  Sánchez  Coello.  Cean  Bermúdez 
sospecha  que  debió  estudiar  eji  Italia  y  que 
acaso  sean  suyas  unas  estampas  grabadas 
en  este  país  por  Teodoro  Felipe  de  Liagno. 
Pintó  en  el  año  1584  el  retrato  de  D.  Alvaro 
de  Bazán,  primer  Marqués  de  Santa  Cruz, 
según  dice  Cristóbal  Mosquera  de  Figueroa 
en  su  elogio  de  D.  Alvaro.  Falleció  en  Ma- 
drid, año  1625,  siendo  al  menos  sexagena- 
rio (1). 


(1)    Cean  Bermúdez,  Diccionario  histórico  de  los  más 
iluttrts  profttortt  de  Bellas  Artes  en  España;  tomo  HI, 


33. — Historia  de  la  vida,  mverte,  y  mila- 
gros de  santa  Catalina  de  Sena,  diuidida  en 
tres  libros.  Cópuesta  en  Octaua  rima  por 
Doña  Isabel  de  Liaño  natural  de  Palacios  de 
Campos.  Dirigida  á  la  Reyna  Nuestra  Seño- 
ra Doña  Margarita  de  Austria.  Con  privi- 
legio.— En  Valladolid,  Por  Luys  Sánchez. 
Año  1604. 

8.",  328  hojas  foliadas,  más  16  de  preli- 
minares. 

Portada. — Tasa  por  Cristóbal  Nuñez  de  León. 
Erratas  por  D.  Alonso  Vaca  de  Santiago. — Censu- 
ra del  P.  Luis  de  la  Puente:  Valladolid,  a6  de  Mar- 
zo de  1602. — Real  cédula  para  la  impresión:  El 
Pardo,  22  de  Abril  de  1602. — Prólogo  al  lector. — 
Dedicatoria  á  la  Serenissima  Señora  Doña  Marga- 
rita de  Austria,  Reyna  de  España. — Soneto  de 
Juan  de  Balboa  Mogrobejo. — Décima  del  mismo. 
Soneto  de  Miguel  Fernández  Silvera.— Soneto  de 
Bernardino  de  UUoa.— Soneto  del  Bachiller  Bar- 
tolomé Montero.— Décimas  de  Pedro  Ibañez  de 
Segovia. — Soneto  de  Alvaro  de  Fonseca  Feraz. 
Soneto  del  Francisco  López.— Grabado  en  made- 
ra; (representa  á  la  Virgen  con  el  cadáver  de  Cris- 
to en  los  brazos).  Texto;  el  primer  libro  en  XI 
cantos;  el  segundo  en  otros  XI;  el  tercero  en  V. 

PRÓLOGO  AL  LECTOR 

Una  de  las  cosas  menos  admitida  entre  leyes 
humanas,  es  la  ciencia  administrada  por  femeniles 
juyzios;  deuió  de  ser  conuiniente,  pues  un  tan 
gran  Santo  como  San  Pablo  aprueua  la  misma 
opinión.  lunto  con  esto  sabemos  que  por  la  mayor 
parte,  entre  escritores  antiguos  y  modernos,  anda 
nuestro  nombre  aniquilado;  sea  razón,  ó  no  lo  sea, 
no  me  quiero  meter  en  averiguar  esto,  porque  di- 
rán que  defiendo  mi  propia  causa;  solo  la  remito 
á  Dios,  como  á  quien  tiene  cuydado  de  amparar  y 
defender  ofendidos;  debaxo  de  cuya  sombra  las 
alas  de  mi  pluma  crecieron  tanto  que  sin  temor 
del  incendio  fogoso  de  las  lenguas  mordaces,  se 
atreuieron  á  bolar  tan  alto  que  á  no  lleuar  tal  re- 
paro pudiera  tener  el  miserable  sucesso  del  mal 
considerado  Ycaro;  mas  porque  imagino  que  des- 
seará  saber  el  curioso  letor  que  causa  tuvo  una 


págs.  36737. — El  Licenciado  Liaño,  médico  de  Burgos, 
publicó  en  esta  ciudad,  año  1540,  su  Examen  de  la  compo- 
sición Theriacal  de  Andromacho,  traducida  de  Griego  y 
Latin  en  Castellano  y  comentada. 


I 


13  — 


simple  muger  como  yo  para  intentar  atreuimicnto 
tan  grande,  quiero  satisfazer  su  desseo,  pues  el 
mió  es  darle  gusto.  La  diuina  Prouidencia,  que  ad- 
mite y  premia  buenos  desseos,  agradeciendo  el  que 
yo  tenía  de  hazer  este  seruicio  á  su  Santa,  proueyó 
á  mi  pobre  ingenio  de  algún  caudal,  compadecién- 
dose de  ver  una  voluntad  tan  amplia  en  sugeto 
tan  flaco  y  tan  desposseydo  de  dones  de  naturale- 
za, quiso  fauorecerme  con  algo  que  pareciesse 
bueno,  mostrando  su  omnipotencia  en  una  cosa 
tan  desechada  de  todos  como  el  ingenio  de  una 
muger,  juzgado  por  incapaz  de  toda  obra  essen- 
cial;  y  de  estar  arraygada  en  la  tierra  esta  opinión 
tengo  yo  mucha  esperiencia  después  que  por  la 
misericordia  de  Dios  saqué  mi  trabajo  á  luz,  que- 
dando mas  escurecida  mi  justicia  con  la  increduli- 
dad de  nuestros  contraditores,  diziendo  que  hurté 
esta  Poesía,  y  que  alguno  que  la  hizo  la  quiso 
atribuyr  á  mi,  por  auentajarse  en  la  venta  della, 
pues  por  tener  nombre  de  autor  tan  desacreditado 
gustarían  de  verla  lodos  con  curiosidad  y  como 
cosa  á  su  parecer  impossible;  lo  qual  no  sera  en 
buenos  juyzios;  que  la  llaneza  del  verso,  tan  sin 
ornamento  del  que  usan  los  famosos  poetas,  da 
testimonio  de  la  verdad,  pues  un  lenguage  tan  ca- 
sero, sin  acotar  con  historias  profanas,  fábulas  de 
Ouídio,  curiosidades  de  Virgilio,  astros,  planetas, 
Satyros  y  Ninfas,  bien  claro  manifiesta  ser  tra9a 
de  pecho  femenil;  aunque  confiesse  de  mi  que  por 
auer  leydo  algunas  dellas,  quifa  supiera  engerillas 
aquí  si  mi  inclinación  no  fuera  tan  enemiga  de  ver 
las  historias  diuinas  adulteradas  con  las  profanas 
de  que  por  la  mayor  parte  usan  los  poetas,  y  las 
mas  opiniones  mundanas  dizen  que  qualquiera 
poesía  que  no  vaya  con  este  adorno,  vale  poco;  y 
esta  curiosidad,  estos  tales  hazen  ley  de  su  gusto, 
y  si  no  se  le  diere  [a]  esta  letura  no  por  esso  ani- 
quilen la  obra,  ni  al  autor  della,  considerando  el 
buen  zelo  con  que  se  hizo,  el  qual  fue  manifestar 
á  todos  las  excelencias  que  Dios  obró  en  esta  glo- 
riosa Santa... 

CANTO    I 

Del  cielo  canto  grandes  excelencias 
Que  el  criador  de  todas  ha  juntado 
En  un  alma,  do  puso  las  potencias 
Con  mucha  perficion  en  sumo  grado; 
También  diré  esquisitas  penitencias 
De  un  espíritu  angélico  endiosado, 
Y  en  pecho  femenil  una  firmeza 
En  que  de  Dios  se  rr/uéstra  la  grandeza. 

Diré  milagros  dignos  de  alabanza 
Obrados  por  la  mano  soberana; 


Vereys  de  Caridad,  Fe  y  Esperan9a 
Un  extremo  diuíno  en  carne  humana; 
De  humildad  y  paciencia  tal  pujanza 
Que  al  impaciente  mas  altiuo  allana; 
Del  dragón  contaré  las  sutilezas 
Con  que  pensó  abatir  estas  grandezas. 

Tú,  Monarcha  supremo,  que  ilustrando 
Estás  el  christalino  y  alto  assiento. 
Con  poderoso  imperio  gouernando 
Quanto  cubre  la  luz  del  firmamento, 
Embíame,  Señor,  del  que  á  tu  bando 
Apostólico  embiaste,  algún  aliento; 
Que  si  de  tal  fauor  tengo  promessa 
Alcanfar  pensaré  tan  alta  empressa. 
No  se  estrague,  Señor,  el  excelente 
Licor  que  con  mi  vena  se  dispone, 
Por  ser  su  calidad  tan  diferente 
Del  tosco  y  pobre  vaso  en  que  se  pone; 
.  La  sal  de  vuestra  gracia,  conueniente 
Será  porque  con  ella  se  sazone, 

Y  en  el  pecho  de  aquél  que  le  gustare 
Quite  la  frialdad  que  en  él  hallare. 

Y  pues  pedir  mercedes  no  merezco, 
A  ves,  que  de  pedirlas  soys  tan  digna, 
María  serenissima,  me  ofrezco; 
Mostraos  aquí,  señora,  muy  benigna; 
De  vuestro  gran  valor  me  fauorezco; 
Hazed  agora  oficio  de  madrina. 

Que  si  vos  le  mosirays  el  pecho  tierno, 
^Qué  aura  que  no  conceda  el  Hijo  Eterno? 
Vos  soys  de  mi  buen  zelo  sabidora, 

Y  mis  razones  fríuolas  é  indignas 
No  aciertan  á  pedir,  si  vos.  Señora, 

No  acudís  con  las  vuestras  muy  benignas; 
Pedí  al  que  vos  amays  y  mi  alma  adora, 
Que  para  hablar  de  cosas  tan  diuinas 
Adelgaze  mi  lengua  tosca  y  fría. 
Porque  parezca  suya  más  que  mía. 

Y  tú,  letor,  si  tibio  te  sintieres 

Y  mis  versos  en  tí  mal  se  perciben, 
Nq  los'leas,  te  ruego,  si  quisieres, 
Pues  para  tí  los  tales  no  se  escriuen; 
Sólo  los  escriuí  para  mugeres. 

Que  lo  que  es  deuoción  mejor  reciben, 

Y  aunque  no  lo  merezca  harán  estima 
Por  ser  de  mano  femenil  la  rima. 

Y  séase  lo  que  fuere,  yo  confío 
Con  las  alas  del  gran  Fénix  del  cielo 
Mi  ñaco  espirtu  cobrará  gran  brío 
Para  dar  sin  cayda  largo  buelo; 

Y  quando  á  luz  saldrá  el  intento  mío 
He  buscado  otra  Fénix  en  el  suelo; 


—  14  — 


Ser  ésta  vos,  clarissimo  se  muestra, 
Preciosa  Margarita  Reyna  nuestra. 

De  la  cumbre  del  cielo  están  baxando 
Siete  arroyos  que  allá  se  han  producido; 
De  vos,  Reyna  excelente,  van  manando. 
Todos  juntos  en  vos  se  han  recogido 

Y  con  ellos  estays  fertilizando 
Nuestra  muy  venturosa  patria  y  nido; 
Siete  virtudes  son,  y  assi  la  Fama 
Aunque  en  la  tierra  estays,  del  cielo  os  llama. 

Esta  mi  obra,  Reyna  esclarecida. 
Tendrá  necessidad  de  vuestro  abrigo. 
Que  bien  menospreciada  y  perseguida 
Fuera  sin  vos  de  más  de  un  enemigo; 

Y  en  tal  amparo  siendo  recebida 
No  temeré  el  justissimo  castigo 
Que  se  da  al  atrevido  é  insipiente. 

Que  en  sagrado  se  ampara  el  delinquente. 


LIÑAN  (D.*  Bernarda). 

34. — Soneto. 

Grandes  empresas,  maravillas  nuevas 

Historia  de  la  Nveva  México,  del  Capitán 
Gaspar  de  Villagra.  Dirigida  al  Rey  Don 
Felipe  nuestro  señor  Tercero  deste  nombre. 
Año  1610.  En  Alcalá,  por  Luys  Martínez 
Grande. 

LISIDA  (Madama). 

35.— Al  sepulcro  del  Fénix  de  España, 
Lope  de  Vega  Carpió.  Dirigido  al  Excelen- 
tísimo Señor  Duque  de  Sessa,  amparo  de 
los  ingenios.  Soneto. 

Suspende  caminante,  si,  reprime..... 

Fama  posthuma  á  la  vida  y  muerte  del 
Doctor  Frey  Lope  Félix  de  Vega  Carpió. 

Fol.  164. 

36.— Al  segundo  Virgilio  y  Homero  es- 
pañol el  Doctor  Frey  Lope  Félix  de  Vega 
Carpió.  Epigrama  (Soneto). 

Si  mi  llanto  á  mi  pluma  no  estorbara 

(Obra  citada;  fol.  117). 


LÓPEZ  (Francisca). 


Beata  profesa  de  San  Francisco. 

Vivió  á  fines  del  siglo  xvi  y  comienzos 
del  siguiente. 

37. — Misericordia  y  visita  del  Señor  á  la 
Madre  Sor  Francisca  López,  en  el  año  1603. 

Letra  del  siglo  xvii;  13  hojas  en  8." 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  Pp.  268. 

A  la  manera  que  este  sol  visible  baña  con  sus 
rayos,  alumbra  y  vuelve  fecundo  todo  este  mun- 
do, assi  la  claridad  de  Dios,  reinando  en  el  ápice  de 
nuestra  mente  difunde  en  todas  sus  potencias  y 
fuerzas  espléndidos  y  brillantes  rayos,  esto  es,  sus 
divinos  dones,  ciencia  y  sabiduría,  piedad,  etc. 
Pero  la  charidad  inmensa,  que  es  el  mismo  Dios, 
reina  en  la  pureza  de  nuestro  espíritu  como  un 
incendio  de  ardientes  brasas,  y  arroja  de  si  ciertas 
resplandecientes  y  abrasadoras  centellas,  las  qua- 
les  con  su  contacto  inflaman  en  más  ferviente 
amor  el  corazón,  los  sentidos,  la  voluntad,  el 
afecto  y  todas  las  fuerzas  del  animo,  excitando  en 
ellas  cierta  tempestad  de  charidad  excesiva  y  agena 
de  modo,  y  'cierto  ímpetu,  impaciencia,  i  insania. 

LÓPEZ  (María  Ana).    ' 

38. — Glosa  á  la  Virgen: 

¡Oh!  cuan  bien  á  su  gran  fuerte 

Debió  femenil  piedad 

Certamen  poético  de  Nuestra  Señora  de 

Cogullada Publícalo  el  Licenciado  luán 

de  Iribarren  i  Pla^a. — En  Zaragoza,  en  el 
Hospital  Real  i  General  de  Nuestra  Señora 
de  Gracia.  Año  MDCXLIV. 
'Pág.  148. 

LÓPEZ  (María  Dolores). 

Poetisa  mexicana,  vecina  que  fué  de  Te- 
huacan. 
39.— Oda  á  Carlos  IV: 

Si  la  benigna  influencia 
De  las  hatmanas  nueve 


Cantos  de  las  Musas  mexicanas  con  motivo 
I  de  la  colocación  de  la  estatua  equestre  de 


—  i5  — 


bronce  de  fiuestro  Augusto  Soberano  Car- 
los IV.  Los  publica  el  Dr.  D.  Joseph  Maria- 
no Beristain  de  Sousa. — En  México:  por 
D.  Mariano  de  Zúñiga  y  Ontiveros,  año 
de  1804. 

Págs.  92  á  94. 

LÓPEZ  (D.'"  María  Manuela). 

40. — Respuesta  de  la  Española,  Autora  del 
papel  titulado:  Afectuosos  gemidos  que  los 
españoles  consagran  á  su  amado  Rey  y  Se- 
ñor Don  Fernando  VII,  publicado  en  14  de 
Octubre  de  181 3;  y  detenido  por  subversivo 
con  arreglo  á  la  primera  censura  de  la  Junta 
provincial  de  Cádiz. — En  dicha  ciudad:  En 
la  Oficina  de  Don  Nicolás  Gómez  de  Re- 
quena, Impresor  del  Gobierno  por  S.  M. 
Sin  ano. 

21  págs.  en  4." 

Contiene  dos  cartas  fechadas  en  Cádiz  á  i."  y 
19  de  Noviembre  de  i8i3;  en  ellas  se  defiende  de 
las  acusaciones  que  le  dirigían  por  haber  comba- 
tido la  Constitución  del  año  181 2. 

Precede  la  denuncia  de  la  Junta  Censoria,  pre- 
sentada á  20  de  Octubre  de  181 3. 

Biblioteca  Nacional.— Sección  de  Varios.  Papeles  en  4.° 
sin  clasificar.  Fernando  ^  II. 

41. — Afectuosos  gemidos  que  los  españo- 
les consagran  en  este  día,  14  de  Octubre  de 
1813,  por  el  feliz  cumpleaños  de  su  amado 
Rey  y  Señor  Don  Fernando  Vil,  por  una  es- 
pañola. Cádiz:  En  la  Oficina  de  D.  Nicolás 
Gómez  de  Requena,  Impresor  del  Gobierno 
por  S.  M.  [1813.] 

Cuatro  hojas  en  4." 

Biblioteca  Nacional . —  Sección  de  Varios.  Fernan- 
do VII.  Paquetes  en  4.",  núm.  128. 

Es  un  romance  endecasílabo  que  co- 
mienza: 

¡Oh!  tu  abundante  otoño,  que  del  año 
Eres  parte,  si  puede  dividido 
El  tiempo  ser  en  la  veloz  carrera 
Que  formando  de  instantes  sucesivos 


Los  minutos,  las  horas,  y  los  días. 
Las  semanas,  los  meses,  años,  siglos, 
Tan  rápido  camino  que  hasta  ahora 
Ningún  mortal  su  curso  ha  detenido; 
Detente  hoy  á  mi  voz;  pero  ¡cuan  necia 
El  imposible  que  confieso,  pido! 
Detenerte  no  puedes,  más  no  obstante 
Llevada  del  exceso  del  delirio 
De  un  extremo  dolor  que  me  atormenta, 
De  una  pena  que  turba  mis  sentidos, 
De  una  idea  que  aflige  mi  memoria, 
De  una  pasión  que  agita  el  pecho  mío, 
Pido  que  te  detengas,  no  un  momento, 
Sino  el  preciso  tiempo  que  imagino 
Ser  para  mis  ideas  necesario. 
Pues  hoy  en  tu  estación  llenarlas  fío... 

42. — Afectos  que  en  celebridad  de  la  toma 
de  Pamplona,  consagran  los  Españoles  á  su 
amado  Rey  y  Señor  Don  Fernando  VII  com- 
memorando  el  día  14  de  Octubre  de  181 3, 
cumpleaños  de  S.  M. — Madrid.  Imprenta 
de  Villalpando,  Año  de  1813. 

Cuatro  hojas  en  4.° 

(Es  otra  edición  de  la  obra  anterior). 

Biblioteca  Nacional.— Sección  de  Varios.  Fernando  VII 
Paquetes  en  4.",  núm.  128. 

Cnf.  El  Robespierre  español  Amigo  de  las 
leyes:  ó  qüestiones  atrevidas  sobre  la  Espa- 
ña. Isla  de  León.  En  la  imprenta  de  Perin. 
Año  1811. — Cádiz:  por  D.  Antonio  de  Mur- 
guía.  Años  181 1  y  1812. 

Periódico  que  se  publicaba  en  números 
de  16  págs.,  8.°  menor;  el  ejemplar  que  he- 
mos visto  contiene  XXVII  números,  con 
432  págs. 

En  el  número  XI,  pág.  161  se  lee: 

ínterin  que  al  editor  de  este  periódico  (que  por 
su  acendrado  patriotismo  se  ha  captado  la  bene- 
volencia pública)  se  le  pone  en  libertad,  para  que 
se  cure  de  sus  males,  y  responda  después  á  todas 
las  censuras  fundadas  de  los  números  denuncia- 
dos y  calificados,  nadie  extrañará  que  su  esposa 
(que  ya  ha  dado  á  la  España  un  testimonio  au- 
téntico del  amor  que  la  profesa)  la  dé  ahora  otra 
prueba  convincente  de  su  afecto,  publicando  al- 
gunas obras  del  Robespierre  Español,  que  por  es- 


—  i6  — 


tar  guardadas  en  su  casa  y  no  en  el  hospital,  se 
salvaron  de  la  nocturna  agresión  del  7  de  Agosto. 

LÓPEZ  (María  Vicenta). 

Poetisa  mejicana  de   principios  del   si- 
glo XIX. 

43.— María  Vicenta  |Lopez,  que  experi- 
mentalmente  admiró  la  destreza  de  las  ope- 
raciones optálmicas  del  célebre  Mister  Fitz 
Geraldo,  retribuye  en  el  canto  siguiente  la 
alabanza  poco  digna  á  profesor  tan  sabio. 
■      Impreso  sin  lugar  ni  año.— i  hoja  en  fol. 

Suden,  suden  las  prensas 

tus  hechos,  Fitz  Geraldo, 

y  la  fama  publique 

tu  nombre  grande  en  sus  gloriosos  fastos... 

Biblioteca  Nacional.-Sección  de  Farios.  Fernando  VII. 
Paquetes  en  fol.  núm.  29. 

LÓPEZ  DE  BOYL  (Ana  María). 
44.— Soneto  á  San  Ramón  Nonato. 

De  la  Parca  fatal,  Raimundo  herido, 
que  al  fin  se  llegó  el  fin  de  su  carrera... 

Certamen  poético  á  las  fiestas  de  la  trans- 
lación de  la  reliquia  de  San  Ramón  Nonat. 
Zaragoza.  Por  Juan  de  Lanaja,  161 8. 

Folio  41. 

LÓPEZ  DE  CÓRDOBA  (D.'^  Leonor). 

Uno  de  los  más  antiguos  escritos  femeni- 
les en  castellano  es  el  llamado  Testamento 
de  Doña  Leonor  López  de  Córdoba,  donde 
ésta  refirió  la  serie  de  inicuas  persecuciones 
que  sufrieron  ella  y  su  marido  por  haber 
sido  fieles  en  vida  y  muerte  al  Rey  D.  Pe- 
dro; relación  que  difiere  en  algunas  cosas 
de  lo  consignado  por  el  Canciller  Pero  Ló- 
pez de  Ayala  en  su  Crónica  del  Rey  D.  Pe- 
dro (año  XIX,  cap.  VII)  y  en  la  Crónica  del 
Rey  D.  Juan  I  (año  VI,  caps.  I  y  II). 


Fué  hija  de  D.  Martín  López  de  Córdo- 
ba, á  quien  el  Rey  D.  Pedro  dio  la  enco- 
mienda de  Alcántara  y  luego  hizo  Maestre 
de  Calatrava,  y  de  Doña  Sancha  Carrillo, 
sobrina  de  Alfonso  XI.  Nació  en  Calatayud 
en  la  casa  de  este  monarca,  y  fueron  ma- 
drinas suyas  las  Infantas,  quienes  más  ade- 
lante llevaron  á  ella  y  á  su  madre  al  Alcá- 
zar de   Segovia.   Allí   murió  muy  pronto 
Doña    Sancha,    quedando    Doña    Leonor 
huérfana  de  poca  edad.  A  los  diez  y  siete 
años  contrajo  matrimonio  con  Ruy  Gutié- 
rrez de  Finestrosa,  hijo  de  Juan  Fernández 
de  Finestrosa,  Camarero  mayor  de  D.  Pedro 
y  Mayordomo  mayor  de  Doña  Blanca.  Ruy 
Gutiérrez  era  bastante  rico;  podía  armar 
trescientos   hombres  de  á  caballo;  poseía 
quinientos  moros  y  moras,  dos  mil  marcos 
de  plata  en  vajilla  y  cuarenta  madejas  de 
aljófar  «tan  grueso  como  garbanzos»;  esto 
sin  contar  las  joyas  y  preseas,  cuyo  inven- 
tario no  se  pudiera  «escrebir  en  dos  pliegos 
de  papel».  A  Doña  Leonor  entregó  su  padre 
como  dote  veinte  doblas.  Cuando  ésta  resi- 
día en  Carmona  con  el  Maestre  de  Calatra- 
va, con  su  marido,  cuñados  y  un  hermano 
suyo  llamado  Lope  López  de  Córdoba  Ca- 
rrillo, fué  sitiado  en  Montiel  D.  Pedro  por 
D.  Enrique  el  Bastardo.  El  Maestre  se  pre- 
paró á  socorrerlo,  y  sabida  la  muerte  de  su 
Rey  se  retiró  de  nuevo  á  Carmona,  villa 
que  sitió  D.  Enrique,  y  no  pudiendo  to- 
marla por  la  fuerza  de  las  armas,  logró  que 
sus  defensores  se  entregaran  á  condición  de 
respetar  sus  vidas  y  haciendas,  pacto  que  el 
Bastardo  quebrantó  ignominiosamente  or- 
denando la  decapitación  de  D.  Martín  Ló- 
pez de  Córdoba  en  la  plaza  de  San  Francis- 
co de  Sevilla  y  confiscando  los  bienes  de  éste 
y  de  su  yerno,  á  quien  con  Doña  Leonor 
metió  en  un  calabozo.  Nueve  años  pasaron 


—  17  — 


en  aquella  prisión,  donde  á  consecuencia 
de  la  peste  fallecieron  los  cuñados  y  herma- 
no de  Doña  Leonor.  Ésta  y  su  marido  fue- 
ron puestos  en  libertad  al  advenimiento  de 
D.  Enrique  III.  Ruy  Gutiérrez  intentó  en 
vano  recobrar  su  hacienda,  y  viendo  que 
nadie  le  hacía  justicia,  «anduvo  siete  años 
por  el  mundo,  como  desventurado,  é  nunca 
halló  pariente  ni  amigo  que  bien  le  ficiese 
ni  hubiese  piedad  del».  Entretanto  Doña 
Leonor  se  fué  á  Córdoba  en  casa  de  su  tía 
Doña  María  García  Carrillo,  y  considerán- 
dose abandonada  de  su  esposo  trató  de  en- 
trar en  un  monasterio  de  Guadalajara,  fun- 
dado por  sus  bisabuelos.  Mas  antes  de  rea- 
lizarlo volvió  á  su  lado  aquél  «encima  de 
su  muía,  que  valía  muy  pocos  dineros,  é  lo 
que  traia  vestido  no  valia  treinta  marave- 
dís». Tan  pobres  se  hallaron  los  dos,  que 
viviendo  en  una  casa  contigua  á  la  de  su 
tía,  salían  á  comer  en  la  de  ésta,  con  harta 
vergüenza  de  verse  menospreciados  por  los 
caballeros  de  la  ciudad.  En  esto  Doña  Leo- 
nor tuvo  un  sueño:  «Vi,  dice  ella,  en  la  pa- 
red de  los  corrales  de  San  Hipólito  un  arco 
muy  grande  e  muy  alto,  e  que  entraba  yo 
por  allí  e  cogía  flores  de  la  tierra,  e  veía 
muy  grande  cielo».  Aquel  sueño  fué  en 
cierto  modo  profético;  poco  después  los  clé- 
rigos de  San  Hipólito  le  concedían  el  corral 
donde  había  contemplado  el  arco,  á  condi- 
ción de  fundar  una  capellanía  por  el  alma 
de  Alfonso  XI.  Allí,  escribe,  «con  la  ayuda 
de  la  señora  mi  tía  y  de  la  labor  de  mis  ma- 
nos, hice  en  aquel  corral  dos  palacios  y  una 
hortezuela,  e  otras  dos  ó  tres  casas». 

Dotada  de  profundos  sentimientos  reli- 
giosos y  de  inagotable  caridad,  hallándose 
en  Aguilar,  donde  huyó  de  la  peste  que  se 
cebaba  en  Córdoba,  cuidó  á  un  moro  que 
llegó  de  Écija  «con  dos  cánceres  en  la  gar- 


ganta y  tres  carbunclos  en  el  rostro»;  lo 
hospedó  en  casa  de  un  criado  de  su  padre, 
y  á  falta  de  otra  persona  hizo  que  acompa- 
ñase al  doliente  un  hijo  suyo,  Juan  Fernán- 
dez de  Finestrosa,  de  edad  de  doce  años; 
éste  se  contagió  y  pasó  á  mejor  vida  (i). 
Doña  Leonor  mitigó  tan  amarga  desgracia 
recitando  una  antigua  oración,  cuyo  prin- 
cipio nos  ha  conservado: 

Madre  Santa  María 

De  vos  gran  dolor  había, 

E  vuestro  hijo  bien  criado 

Vístelo  atormentado. 

Con  su  gran  tribulación 

Amorteciósevos  el  corazón; 

Después  de  su  tribulación 

Puso  vos  consolación; 

Ponédmela  á  mí,  Señora, 

Que  sabéis  mi  dolor. 

Durante  el  reinado  de  Enrique  III  Doña 
Leonor  mejoró  de  posición,  y  en  1406  era 
Camarera  mayor  de  la  reina  Doña  Catalina. 
En  la  Crónica  de  Don  Juan  que  se  conserva 
manuscrita  en  la  Biblioteca  Colombina,  re- 
dactada por  Alvar  García  de  Santa  María, 
se  habla  de  Doña  Leonor  con  grandes  elo- 
gios y  se  pondera  lo  mucho  que  la  conside- 
raba Doña  Catalina: 

E  estaba  y  con  ella  una  dueña  que  es  natural 
de  Córdoba,  que  dicen  Leonor  López  Carrillo, 
fija  del  Maestre  Don  Martin  López,  Maestre  que 
fue  de  Calatrava  en  tiempo  que  reynaua  en  Casti- 
lla el  rey  Don  Pedro,  la  qual  dueña  era  muy  priva- 
da de  la  reyna,  en  tal  manera,  que  cosa  del  mundo 
no  fazia  sin  su  consejo.  E  quando  venia  a  dezir  lo 
que  habia  visto  con  los  del  su  Consejo,  si  ella  en 
ello  acordaba,  eso  se  fazia.  Tanto  era  el  amor  que 
con  ella  tenía. 

Nuevamente  cayó  en  la  desgracia  Doña 
Leonor,  quien  con  ser  fuerte  e  de  seso  in- 


(I)  Relación  que  deja  escrita  para  sus  descendientes 
Leonor  de  Córdoba.  Copiada  en  este  año  de  1733  de  la 
original  que  se  encuentra  en  el  Archivo  del  Real  convento 
de  San  Pablo,  de  la  ciudad  de  Córdoba.  (Colección  de  do- 
cumentos inéditos  para  la  Historia  de  España,  t.  LXXXI 
págs.  33  ¿44). 


—  I 


trigaba  en  Palacio  por  sostener  su  in- 
fluencia, y  á  Doña  Catalina  «acaesciole  tan 
gran  desamor  en  el  corazón  contra  ella, 
que  era  una  gran  maravilla;  que  hom- 
bre del  mundo  no  quería  que  se  la  nom- 
brase». 

Fernán  Pérez  de  Guzmán  tenía  odio  pro- 
fundo á  Doña  Leonor,  y  tanto,  que  Don 
Adolfo  de  Castro  le  acusa  de  haber  modifi- 
cado en  contra  de  aquélla  el  texto  de  la 
Crónica  de  Don  Juan. 

En  sus  Generaciones  y  semblanzas  (capí- 
tulo XXX),  censurando  la  influencia  que 
logró  con  la  Reina  Doña  Catalina,  dice: 

«Hernán  Alonso  de  Robles  fue  natural  de 
Mansilla,  una  villa  del  Reyno  de  León, 
hombre  de  escuro  e  baxo  linaje.  Leonor 
López  de  Cordova  hizole  Secretario  de  la 
Reyna  Doña  Catalina,  con  quien  el  ovo 
gran  lugar»;  y  más  adelante,  hablando  del 
servilismo  y  abyección  de  magnates  y  ecle- 
siásticos, dice  que  se  sometían  «no  solo  a 
este  simple  hombre,  mas  a  una  liviana  e 
pobre  mujer,  ansi  como  Leonor  López,  e  a 
un  pequeño  e  raez  hombre,  Hernán  López 
de  Saldaña». 

Doña  Leonor  falleció  poco  después  de 
1412  y  fué  sepultada  en  un  capilla  que  ha- 
bía fundado  en  la  iglesia  de  San  Pablo,  de 
Córdoba.  Allí  se  conserva  una  inscripción 
que  dice: 

Esta  capilla  fiso  Doña  Leonor  López,  fija  del 
Maestre  Don  Martin  López,  que  Dios  dé  Santo 
Pafaiso,  á  honor  y  reuerencia  de  la  Santissima 
Trinidad,  e  del  muy  alto  e  poderoso  Señor  Don 
Juan,  que  Dios  ensalce,  fijo  de  los  mui  altos  e 
esclarecidos  Rey  Don  Enrique  e  Reina  Doña 
Catalina,  que  Dios  dé  Santo  Paraíso,  por  el 
qual  de  ella  fue  consolada  en  la  muerte  de  dicho 
señor. 

Tuvo  una  hija  llamada  Doña  Leonor  Gu- 
tiérrez de  Hinestrosa,  quien  casó  en  1409 


con  Don  Juan  de  Guzmán,  hijo  del  Conde 
de  Niebla  (i). 

45. — Testamento,  ó  sea  relación  de  su 
vida. 

El  primero  que  conoció  y  se  aprovechó 
del  Testametito  de  Doña  Leonor  fué  el 
Maestro  Fr.  Juan  de  Ribas  en  su  Vida  y 
milagros  de  el  B.  Fray  Álmro  de  Córdoba, 
del  Orden  de  Predicadores,  hijo  del  real 
convento  de  S.  Pablo  de  Córdoba.  (Córdoba, 
año  1687.)  (2) 

Llámalo  «papel  verdadero,  cierto  y  segu- 
ro, que  no  ha  llegado  á  noticia  de  muchos, 
y  se  guarda  en  el  archivo  de  los  Henestro- 
sas  de  Córdoba». 

Publicó  esta  Relación  por  vez  primera 
D.  José  María  Montoto  en  El  Ateneo,  revis- 
ta literaria  de  Sevilla,  número  de  i5  de  Ju- 
lio de  1875.  Reprodujo  la  mayor  parte  de 
ella  D.  Joaquín  Guichot  en  su  libro:  D.  Pe- 
dro primero  de  Castilla.  Ensayo  de  vindica- 
ción crítico-histórica  desuReitiado.  Sevilla. 
Imprenta  de  Girones  y  Orduña.  1878. 

Págs.  228,  229  y  265  á  269. 

LOSA  Y  SALCEDO 
(D.*  Isabel  María  de  la). 

46- — Versos  laudatorios  á  las  Justas  sa- 
gradas del  insigne  y  memorable  poeta  Mi- 
guel Cid.  Sevilla,  1647. 

LOVIZ  Y  FREIRÉ  (Mariana). 
Poetisa  mejicana  de  principios  del  sig.  \ix. 


(O  Memorias  de  una  dama  del  siglo  XIV  y  XV  (de 
1363  á  14JS)  Doña  Leonor  Lópe^  de  Córdoba.  Comenta- 
das ahora  y  proseguidas  por  D.  Adolfo  de  Castro. 

Publicadas  en  La  España  Moderna,  Julio  y  Agosto  de 
1902,  págs.  120  á  148  y  116  á  133. 

Se  reproduce  el  texto  de  las  Metnorías,  ilustrado  con 
notas  curiosísimas. 

(2)  Es  opinión  bastante  fundada  que  Doña  Leonor  fué 
hermana  del  Beato  Alvaro  de  Córdoba,  fundador  del  con- 
vento de  Scala  Coeli,  donde  más  adelante  vivió  Fr.  Luis 
de  Granada. 


—  19  — 


47-— Á  la  señora  doña  Francisca  Zelaa,  su 
comadre,  Mariana  Loviz  y  Freiré  le  dedica 
la  siguiente  décima. 

Impresa  sin  lugar  ni  año.  L'na  hoja  en  fol. 

No  imaginé,  ciertamente... 

Biblioteca  Nacional  .  —  Sección  de  Varios.  Fern.in- 
do  VU.  Paquetes  en  fol.,  núm.  29. 

48.— Á  doña  Martinita  Loviz  felicita  los 
días  Marianita  Loviz  y  Freyre  con  las  si- 
guientes décimas.— [México.]  En  la  Oficina 
de  Valdés,  esquina  de  Tacuba.  Sin  año. 

Una  hoja  en  fol. 

Naturaleza  podrá... 

Biblioteca  Nacional.  — Sección  de  Varios.  Fernan- 
do Vil.  Paquetes  en  fol.,  núm.  ig. 

LOX  (NL\RÍA  Perpetua  da). 

Nació  en  Beja  á  14  de  Julio  de  1684;  allí 
tomó  el  hábito  del  Carmen  calzado  en  el 
convento  de  la  Esperanza  á  22  de  Octubre 
de  1707,  y  profesó  al  siguiente  año.  Distin- 
guióse por  sus  virtudes  y  frecuentes  éxtasis. 
Falleció  á  26  de  Agosto  de  1736.  Escribió  su 
biografía  el  P.  José  Peregrín  de  Santa  Ana. 
Lisboa,  1742. 

4g._De  la  oración  y  su  necesidad;  modo 
de  orar  y  frutos  de  la  oración. 

5o.— Del  amor  divino  y  el  profano,  donde 
se  prueba  que  ningún  amor  es  verdadero 
sino  el  de  Dios! 

5 1. —De  la  reforma  del  alma  y  de  como 
ésta  se  purifica. 

52. — Del  ánimo  instruido,  y  cómo  debe 
recibir  los  favores  divinos. 

53. — Práctica  de  algunas  virtudes. 

54. — Censuras  contra  los  que  alegan  va- 
rios pretextos  para  no  servir  á  Dios, 

55. — Reforma  de  religiosas. 

56. — Instrucciones  para  las  novicias. 

57. — De  la  corrección  de  las  monjas. 


LUCENA  (Leonor  de). 


Hija  de  Juan  de  Lucena  y  Teresa  de  San 
Pedro,  vecinos  de  Toledo.  Vivió  en  la  se- 
gunda mitad  del  siglo  xv  y  comienzos  del 
siguiente.  Siendo  moza  residió  en  Sevilla 
con  su  tía  Beatriz  Nuñez.  Casó  con  Diego 
Salazar  y  se  estableció  en  Lisboa. 

-archivo  Histórico  Nacional.  -Inquisición  de  Toledo 
Legajo  163,  núm.  525. 

58. — Carta  á  su  hermana  Teresa  de  Lu- 
cena, en  que  le  da  varias  noticias.  Lisboa 
12  de  Agosto  de  i5io. 

La  publiqué  en  mi  estudio:  Xoticias  bio- 
gráficas de  Fernando  de  Rojas,  autor  de  La 
Celestina,  y  del  impresor  Juan  de  Lucena. 
(Repista  de  Archivos,  Bibliotecas  y  Museos, 
año  1902,  t.  1,  págs.  286  y  287.) 

LUCINDA  (Camila). 

Seudónimo  de  una  amante  de  Lope  de 
\'ega  que,  según  La  Barrera  fué  Doña  Ma- 
ría de  Lujan,  madre  de  Sor  Marcela  de  San 
Félix.  Otros  han  dicho  que  era  Doña  Anto- 
nia Trillo.  Son  muchas  las  composiciones 
en  que  el  Fénix  se  ocupa  de  Lucinda.  Creo 
muy  probable  que  los  versos  de  ésta  perte- 
nezcan realmente  á  Lope. 

Conf.  Ahueva  biografía  de  Lope  de  Vega, 
por  D.  Cayetano  Alberto  de  la  Barrera;  pá- 
ginas 86  á  95,  98,  102,  104,  109  á  III,  114, 
ii5,  126,  127,  138,  140  y  318. 

Los  Sres.  D.  Cristóbal  Pérez  Pastor  y  don 
A.  Tomillo,  en  el  Proceso  de  Lope  de  Vega 
por  libelos  contra  unos  cómicos  (págs.  263  á 
265)  después  de  deshacer  algunos  errores  de 
Alvarez  Baena  y  de  La  Barrera,  tocantes 
á  la  amiga  del  Fénix,  creen  que  Camila 
Lucinda  fué  Doña  Micaela  de  Lujan  y  com- 
baten la  sospecha  de  que  pudiera  serlo 
Doña  Catalina  Zamudio,  dama  de  Don  Fé- 
lix Arias. 


—  20 

59.— Soneto  en  alabanza  de  Lope  deVega. 

Cuando  como  otra  Euridice,  teñido 
de  sangre  el  blanco  pie,  mas  no  el  deseo... 

Rimas  de  Lope  de  Vega.  A  D.  Fernando 
Coutinho.— En  Lisboa,  Impreso  por  Pedro 
Crasbeeck.  Año  i6o5. — 8.* 

Hallábase  ya  en  la  edición  de  Madrid  de 
i6o2,  y  fué  reproducido  en  las  de  Milán, 
i6ii,  y  Huesca,  1623. 

5o, —Soneto  al  Peregrino  de  Lope  de 
Vega. 

Mientras  á  un  dulce  epitalamio  templo 
la  humilde  lira  de  tu  canto  indina... 

El  peregrino  en  su  patria.  De  Lope  de 
Vega  Carpió,  dedicado  á  Don  Pedro  Fernán- 
dcK  de  Cordoua  Marques  de  Priego,  Señor 
de  la  casa  de  Aguilar.—^m^ttsso  en  Sevi- 
lla por  Clemente  Hidalgo.  Año  de  1604. 

61. —Redondillas  á  la  Angélica  de  Lope. 

Subís  de  suerte  á  los  cielos... 

La  Hermosura  de  Angélica,  con  otras  di- 
versas rimas.  Madrid.  Imp.  de  Pedro  Ma- 
drigal. 1602. 

LUNA  (Sor  Mariana  de). 

Natural  de  Coimbra;  vivió  á  mediados 
del  siglo  XVII. 

62. — Ramilhete  de  varias  flores  a  felici- 
dade  d'este  Reyno  de  Portugal  em  a  sua  res- 
taura^ao  pelaMagestade  d'el  Rey  JoaoIV. — 
Lisboa,  por  Domingo  López  Rosa,  1642. — 4.° 

LUNA  Y  TOLEDO  (D.'^  Juana  de). 

63. — Soneto. 

Filipe,  por  Anarda  con  más  vida... 

Eternidad  del  Rey  Don  Phelipe  III,  por 
Doña  Ana  de  Castro  y  Egas. — Madrid,  1629. 


LUPIAN  Y  GRIMAU  (D.*  Mariana). 

64. — Glosa  en  octavas. 
Era  de  un  monte  espacioso  un  llano... 

Ipsta  poética  consagrada  a  las  festivas 
glorias  de  María  en  su  Immaculada  Concep- 
cepción.  Mantenida  en  la  Parroquial  Iglesia 
de  Santa  María  del  Mar  de  la  ciudad  de 
Barcelona.  Por  Don  Francisco  Modolell  y 
Costa. — En  Barcelona,  por  Narcis  Casas. 
Año  i656. 

Págs.  59  y  60. 

LUZURIAGA  (D.*  María). 

Vecina  de  Madrid. 

65. — Viaje  á  la  China, át  Sir  Jorge  Staun- 
ton,  traducido  del  francés. 

D.'  María  presentó  en  Julio  de  1798,  al 
Consejo  de  Castilla,  la  siguiente  solicitud: 

Natalio  Ortiz  de  Lanzagorta,  en  nombre  de 
D.*  María  Luzuriaga,  vecina  de  esta  Corte,  digo: 

Que  mi  parte  ha  traduzido  al  castellano  el  pri- 
mer tomo  de  una  obra  intitulada  Viage  á  la  China 
por  Sir  Jorje  Staunton,  que  es  el  que  presento;  y 
deseando  imprimirlo  sin  incurrir  en  pena  alguna, 
á  V.  A.  suplico  que  haviendo  por  presentada  la 
referida  traducción,  se  sirva  conceder  la  corres- 
pondiente licencia  para  su  impresión. 

Por  Lanzagorta, 
María  Luzuriaga.  Josej  María  Sani{. 

El  Consejo,  á  28  de  Julio  de  1798,  decretó: 

Remítase  á  la  Censura  de  D.  Pedro  Estala,  en 
la  conformidad  que  está  acordado  por  punto 
general. 

D.  Pedro  Estala,  distinguido  literato  que 

publicó  una  colección  de  poesías  á  nombre 

de  su  barbero  Ramón  Fernández,  juzgó  así 

el  libro: 

Muy  señor  mío:  devuelvo  á  usted  la  traducción 
del  Viaje  á  la  China,  escrito  por  Sir  Jorge  Staun- 
ton, que  me  remitió  usted  de  orden  del  Consejo; 
en  ella  no  he  hallado  cosa  contraria  á  la  religión, 
buenas  costumbres,  leyes  del  Reino  y  regalías 
de  S.  M.  Por  lo  que  hace  al  mérito  de  la  obra,  es 


21 


en  extremo  útil  por  las  ¡mporianies  noticias  que 
contiene  relativas  á  la  navegación,  geografía,  co- 
mercio, historia  natural  y  otros  ramos  de  ciencias 
y  artes.  La  traducción  está  executada  con  mucha 
propiedad  y  exactitud,  habiendo  cuidado  el  tra- 
ductor de  omitir  algunas  expresiones  peligrosas. 

Por  estas  razones,  juzgo  que  no  hai  inconve- 
niente ninguno  para  su  publicación,  y  que  su  im- 
presión será  mui  útil;  lo  qual  comunico  á  usted 
para  que  pueda  informar  al  Consejo. 

Madrid  3  de  Agosto  de  1898. 


Pedro  Estala. 


Sr.  D.  Bartolomé  Muñoz. 


El  Consejo  otorgó  la  licencia  para  el  to- 
mo primero,  que  era  el  presentado  por 
D."  María  Luzuriaga,  á  7  de  Agosto. 

Ésta,  más  adelante  presentó  el  tomo  se- 
gundo, y  el  Consejo,  á  1 1  de  Diciembre  de 
1798,  determinó: 

Remítase  á  censura  de  D.  Pedro  Estala. 

Estala  consignó  su  parecer  en  las  si- 
guientes palabras: 

Mui  señor  mió:  He  visto  con  la  debida  atención 
el  segundo  tomo  del  viage  del  Lord  Macartney  á  la 
China,  traducido  en  castellano,  y  no  he  hallado 
en  el  cosa  contraria  á  la  religión,  buenas  costum- 
bres, regalías  de  S.  M.  ó  leyes  del  Reino. 

Esta  obra  es  la  mas  apreciable  que  se  ha  publi- 
cado acerca  del  imperio  de  la  China;  manifiesta 
su  estado  actual,  da  las  mas  exactas  ideas  de  sus 
costumbres,  religión,  gobierno,  producciones  na- 
turales, industria  y  comercio;  rectifica  infinitos 
errores  que  se  tenían  sobre  cada  uno  de  estos  ob- 
jetos y  nos  pone  en  estado  de  conocer  este  impe- 
rio tan  ignorado,  de  cuyo  conocimiento  puede 
sacar  las  mayores  ventajas  nuestro  comercio. 
Ademas,  las  exactas  observaciones  y  descripciones 
de  aquellos  mares,  que  con  tanta  puntualidad  se 
contienen  en  esta  obra,  serán  sumamente  útiles  á 
nuestros  navegantes,  prescindiendo  de  la  utilidad 
que  de  aquí  resulta  á  la  geografía  y  otras  ciencias. 

La  traducción  esta  hecha  con  mucho  conoci- 
miento, con  exactitud,  claridad  y  pureza  de  la  len- 
gua castellana,  y  noto  que  el  traductor  ha  tenido 
la  destreza  de  omitir  ó  suavizar  algunas  expresio- 
nes que  entre  nosotros  serian  mal  sonantes.  Por 


todo  lo  qual  soi  de  dictamen,  que  este  lomo  mere- 
ce la  luz  publica  y  que  sera  mui  útil. 
Madrid,  16  de  Diciembre  de  1798. 

Pedro  Estala. 
Sr.  D.  Bartolomé  Muñoz. 

El  Consejo  á  19  del  mismo  mes  diÓ  la  li- 
cencia. 

Archivo  Histórico  Nacional,  — Consejo  de  Castilla. 
Matrícula  de  impresiones. 

LLAGAS  (Damiana  de  las). 

Nació  en  Almería  á  30  de  Agosto  de  i585. 
Su  padres  fueron  Melchor  de  los  Reyes  y 
D."  María  de  Peralta.  Hecho  voto  de  cas- 
tidad, vivió  en  Marchena  bajo  la  direc- 
ción de  los  jesuítas;  guiaron  su  espíritu  los 
Padres  Francisco  Alemán,  Luis  de  Tero  y 
Francisco  de  Silva.  Entre  sus  visiones  es 
notable  una  que  tuvo  del  juicio  final.  Mu- 
rió á  5  de  Agosto  de  1670. 

66. — Oraciones  piadosas. 

Se  publicaron  en  la  Historia  de  la  vida, 
y  virtudes  de  la  venerable  Virgen  Datniana 
de  las  Llagas.  Escrita  por  el  P.  Ivan  de 
Cárdenas,  de  la  Compañía  de  Jesvs,  natural 
de  la  ciudad  de  Sevilla.  Dedicada  á  la  glo- 
riosa Señora  Santa  Ana  Madre  de  Dios.  En 
Sevilla,  en  casa  de  Juan  Caberas.  Año  de 
1675.  Págs.  407  y  siguientes. 

LLUPIA  (D.»  María  de). 

67. — Liras 

Con  grave  canto  armónico 
celebra  Melpomenes  honoríficas 


Relación  de  las  fiestas,  que  hiio  el  Cole- 
gio de  la  Compañía  de  Jesús  de  Girona  en  la 
Canoniüiacion  de  su  Patriarca  S.  Ignacio,  i 
del  Apóstol  de  la  India  S.  Francisco  Xavier, 
i  Beatificación  del  Angélico  Luis  Gom^aga, 
con  el  torneo  Poético  mantenido  i  premiado 


—  22 


por  Don  Marlin  de  Agullana  cauallero  del 
habito  de  Santiago,  i  Señor  de  las  Barotiias 
de  Liguere,  i  Mipanas  en  el  Reino  de  Ara- 
gón. Por  francisco  Rui^,natural  de  la  noble 
ciudad  de  Lo  ja  en  el  reino  de  Granada. — 
Impresa  en  Barcelona,  por  Sebastián  i  Jai- 
me Matevad.  CIDÍDCXXIII. 
Folios  1 19  y  120. 


Certamen  poético  que  con  motivo  de  la  ca- 

yioni^ación  de  San  Ignacio  de  Loyola y 

de  la  beatificación  de  San  Luis  Gon^^aga  se 
celebró  en  la  ciudad  de  Gerona  en  1622;  lo 
publica  D.  Emilio  Grahit.y  Papell.  Gerona. 
Imprenta  del  Hospicio  ¿1877? 

Segunda  edición  de  la  obra  anterior. 


M 


MADRE  DE  DIOS  (Sor  Francisca  de  la). 

68. — [Carta  á  Fr.  Jerónimo  de  San  José, 
Cronista  del  Carmen  Descalzo,  acerca  de  la 
vida  de  San  Juan  de  la  Cruz  y  de  Sor  Ca- 
talina de  Jesús.] 

Beas,  4  de  Noviembre  de  1629. 

Autógrafa. — Dos  hojas  en  fol. 

Biblioteca  Nacional.— Pp.  79,  págs.  1461  y  sig. 

69. — [Testimonio  de  las  virtudes  de  la 
Madre  Beatriz  de  San  Miguel,  monja  car- 
melita del  convento  de  Granada.] 

Original,  con  firma  autógrafa.  Una  hoja 
en  4.** 

Biblioteca  Nacional.— .Manuscritos.  P.  supl.*"  291,  fo- 
lio 243. 

MADRE  DE  DIOS  (Sor  Isabel  de  la). 

70.— [Carta  á  un  Religioso  acerca  de  la 
vida  de  San  Juan  de  la  Cruz.] — Medina  del 
Campo,  16  de  Enero  de  1630. 

Autógrafa.— Una  hoja  en  fol. 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  Pp.  79,  págs.  1371  y  1372. 

71.  — [Noticias  biográficas  de  la  Madre 
Beatriz  de  la  Encarnación  y  de  Sor  María 
Baptista,  compañera  que  fué  de  Santa  Te- 
resa.]—Calatayud,  24  de  Noviembre  de 
1604. 


Autógrafa. — Una  hoja  en  fol. 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  L.  239,  fol.  224. 

72. — [Relación  de  un  milagro  que  tuvo 
lugar  en  las  honras  fúnebres  de  Fr.  Nicolás 
de  Jesús  María.] 

Primero  de  Marzo  de  1604. 

Autógrafa. — Dos  hojas  en  fol. 

Biblioteca  Nacional. — Mss.  L.  239,  fol.  218  y  219. 

MADRE  DE  DIOS 
(Sor   Magdalena   de   la). 

Fué  natural  de  Avila,  y  allí  profesó  en  el 
convento  del  Carmen  Descalzo. 

73. — De  lá  comunicación  interior  y  es- 
piritual del  alma  con  Dios. 

Se  conservaba  manuscrita  en  el  archivo 
del  mencionado  convento. 

Villiers.  Bibliotheca  Carmelitana. 

MADRE  DE  DIOS  (Sor  Manuela  déla). 

Carmelita  descalza.  Vivió  en  la  primera 
mitad  del  siglo  xvii  y  residió  en  el  monas- 
terio de  Cuerva. 

74. — Carta  á  un  Prelado  de  su  Orden,  so- 
bre la  fundación  del  monasterio  de  Carme- 
litas Descalzas  de  la  villa  de  Cuerva,  y  es- 


24  — 


critos  de  Sor  Teresa  de  Jesús  María. — Cuer- 
va, 3  de  Octubre  de  1642. 
Autógrafa.— Dos  hojas  en  fol. 

Biblioteca  Nacional,— Mss.  P.  V.  fol.  C.  31,  núm.  41. 

75, — Fundación  deste  convento  de  Reli- 
giosas descalcas  carmelitas  de  la  villa  de 
Cuerba. 

Ms.  autógrafo. — 13  hojas  en  4.° 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  S.  392,  fols.  loi  á  113. 

Habla  también  de  algunas  monjas  virtuosas  que 
hubo  en  dicho  convento. 

76. — Relación  breve  déla  vida  de  la  Madre 
Leonor  María  del  Santissimo  Sacramento, 
Religiosa  de  este  convento  de  carmelitas  de 
la  villa  de  Cuerva. 

Autógrafa. — 21  hojas  en  4.° 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  S.  392,  fol.  63  á  73. 

77.  —  [Vida  de  las  religiosas  carmelitas 
del  convento  de  Cuerva,  Mariana  de  Jesús, 
Águeda  de  San  José,  Isabel  de  Jesús,  María 
de  San  José,  Eugenia  de  la  Encarnación  é 
Isabel  de  San  José.l 

Escrito  de  puño  y  letra  de  la  Madre  Manuela  de 
la  Madre  de  Dios. 

Suscriben  además  de  ésta  las  Madres  Teresa  de 
Jesús  María,  Isabel  de  San  Pablo,  María  de  la  En- 
carnación y  Juana  del  Espíritu  Santo. 

16  hojas  en  4.° 

Biblioteca  Nacional. — Mss.  S.  392,  fols.  121  á  136. 

78. — Vida  de  la  Madre  Francisca  de  la 
Madre  de  Dios,  fundadora  desta  Santa  Ca- 
sa, [y  de  Mariana  de  San  Alberto  y  María 
de  Jesús.] 

Autógrafa. — Cinco  hojas  en  4.° 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  S.  392,  fols.  114  á  118. 

MADRE  DE  DIOS  (Sor  María  de  la). 

79. — [Carta  á  un  religioso  en  la  que  habla 
de  las  virtudes  de  la  Madre  María  de  San 
José,  monja  carmelita.]— Cuerva,  Octubre; 
sin  año. 


Letra  del  siglo  xvii.— Autógrafa.— Dos 
hojas  en  fol. 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  L.  239,  fols.  477  y  478. 

80.— [Noticias  para  la  vida  de  San  Juan 
de  la  Cruz.]— Baeza,  26  de  Abril  de  1614. 
Original.— Dos  hojas  en  fol. 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  Pp.  79,  fol.  592  y  593. 

MAGDALENA  (Sor  María). 

Monja  portuguesa  en  el  convento  de  la 
Madre  de  Dios,  del  Orden  de  Menores,  en 
Lisboa. 

8 1. —Vida  de  San  Joáo  Evangelista.— Lis- 
boa, 1628.-8.° 

MALDONADO  (Sor  Juana). 

Religiosa  en  el  convento  de  Santa  Catali- 
na de  Sena,  de  Granada. 
82. — Seguidillas  jocosas: 

Agua  bendita  quiero, 

porque  imagino 

que  es  vejamen  al  diablo... 

Triunfales  fiestas  que  á  la  canonización 
de  San  Juan  de  Dios  consagró  la  muy  tioble, 
leal  y  gran  ciudad  de  Granada.  Las  escribe 
D.  Sebastián  Antonio  de  Gadea  y  Oviedo. — 
Granada.  Imprenta  de  Francisco  de  Ochoa. 
Año  1692. 

Página  217. 

xMALDONADO  (María). 

Natural  de  Madrid. 

83. — Romance  de  paranomasias. 

Sagrada  efigie,  en  tu  mira 
pongo  mi  justicia  mera... 

Sagrada  métrica  lid,  que  al  supremo  ge- 
neroso impulso  de  seis  sonoros  toques en 

obsequio  del  mejor  Sol  S.*^  Marta  de  Jesús 
canto  el  convento  de  S.  Diego  de  Alcalá. 
Compuesto  y  ordenado  por  D.  Joachin  de 


—  25 


Aguirre. — Alcalá,   por  Joseph   Espartosa. 
1730. 
Página  213. 

MALDONADO  DE  MONROY  (Jacinta). 

84. — Décima. 

Pulsas  tan  diestro  tu  lira... 

Ivpiter  y  lo.  Al  Excellentissimo  Señor 
D.  Manuel  de  Fonseca,  y  Zúñiga,  Conde  de 
Monte  Rey  y  de  Fuentes.  Por  D.  Manuel 
Brauo  de  Velasco. —  Con  licencia,  en  Sala- 
manca, por  Diego  de  Cosió. — Sin  año. 

Las  aprobaciones  fechadas  en  Febrero  y 
Marzo  de  1641. 

MALO  (D.^  Manuela). 

85. — En  el  Compendio  de  las  fiestas  que 
ha  celebrado  la  Imperial  ciudad  de  Qara- 
goga...  en  honor  de  Fray  Luys  Aliaga,  pu- 
blicado por  Luis  Diez  de  Aux,  se  lee  (fo- 
lio 286): 

Una  glosa  de  Altabas 
nos  envió  Manuela  Malo, 
con  moderado  compás, 
y  al  mejor  su  ingenio  igualo 
porque  sé  que  puede  más. 

MALDONADO  Y  ORMAZA 

(D.»  Catalina). 

Marquesa  de  Castrillo. 

Fué  hija  de  D.  José  Manuel  Maldonado, 
Regidor  en  Salamanca,  y  doña  María  Ma- 
nuela Suárez  Deza  y  Várela.  Casó  con  Don 
Baltasar  Portocarrero  y  Prado,  segundo 
Marqués  de  Castrillo. 

86. —  Las  glorias  de  Salamanca,  poema 
heroico. 

Murió  la  Marquesa  sin  haber  concluido 
esta  obra,  y  entonces  la  ensalzó  D.  José  An- 
tonio Porcel  en  un  soneto  que  fué  leido  en 
la  Academia  del  Buen  Gusto,  presidida  por 
la  Condesa  de  Lemus. 


87. — Romance  endecasílabo  de  la  Mar- 
quesa de  Castrillo,  en  respuesta  de  otro,  á 
D.  Joseph  de  Torres  y  Villarroel,  Cathedrá- 
tico  de  Prima  de  Mathemáticas  de  la  Uni- 
versidad de  Salamanca. 

A  tí,  que  en  el  imperio  de  los  astros 
leyes  impones  sabio  é  ingenioso, 
y  ellos,  vanos  de  verse  objetos  tuyos 
arden,  porque  el  brillar  tienen  en  poco. 

A  tí,  que  á  expensas  de  tu  ingenio  logras 
ser  de  Minerva  alumno  más  glorioso, 
para  que  así  tu  nombre  inmortalice 
el  tiempo  á  rasgos  y  la  fama  á  soplos... 

Letra  del  siglo  xviii;  tres  hojas  en  4.** 

Biblioteca  Nacional— Mss.  núm.  4.041,  fols.  231  á  233. 

Acerca  de  esta  composición  y  de  su  auto- 
ra hemos  visto  los  siguientes  manuscritos: 

Desapasionado  juicio  que  sin  añadir, 
agrega  á  los  dos  antecedentes  dictámenes  que 
formó  D.  Joseph  Villarroel,  de  un  romance 
endecasílabo  de  mi  señora  la  Marquesa  de 
Castrillo,  D.  Joseph  Juachin  Maldonado  y 
Orma\a,  en  este  romance  de  arte  mayor. 

Bellísima  deidad,  ¡con  qué  armonía 
impone  tu  concepto  peregrino 
en  dulzura,  en  asombro,  en  suavidades, 
ley  á  Urania,  á  el  Sol  luz,  honor  al  Pindó! 

¡Con  qué  privilegiada  inteligencia 
introdujo  tu  numen  exquisito 
á  pesar  del  obstáculo  del  sexo 
al  arte  vuelo,  alma  al  ser  y  regla  al  tiro! 

Cantaste,  y  en  floridas  consonancias 
que  el  Nibla  cortesano  te  previno, 
prestó  la  errante  unión  de  exhalaciones 
vida  al  mar,  voz  al  eco,  aliento  al  risco. 

Cantaste,  y  en  tus  deíficos  perfumes 
que  ámbar  esparce  en  ámbito  infinito 
el  inmortal  penacho  de  la  Arabia 
dio  cuna,  encontró  pira  y  halló  nido. 

Cantaste,  y  al  herir  las  atenciones 
la  suave  ondulación,  tu  claro  estilo 
en  lo  hermoso,  en  lo  ardiente  y  en  lo  puro 
fué  deidad,  pasmó  llama,  admiró  armiño... 

Letra  del  siglo  xviii;  en  4.** 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  núm.  4.041,  fols.  2i5  á  232. 


26 


Dictamen  que  forma  D.  Joseph  de  Villa- 
rroel,  de  un  romance  endecasilavo  que  escri- 
bió mi  señora  la  Marquesa  de  Castrilio. 

Pulsaste,  citarista  soberana, 
en  plectro  de  diamante  cuerdas  de  oro, 
imponiendo  tu  rapto  peregrino 
pasmo  al  Sol,  yugo  al  viento,  freno  al  Ponto. 

Cantaste  con  tan  regio,  esclarecido, 
templado  acorde,  resonante  asombro, 
que  en  éxtasis  armónico  dejaste 
sordo  al  mar,  mudo  al  Pindó  y  ciego  á  Apolo... 

Letra  del  siglo  xviii;  en  4.° 

Biblioteca  Nacional.-Mss.  núm.  4.041,  fols.  223  á  230. 

Juicio  que  forma  quien  no  tiene  forma  de 
Juicio,  de  el  romance  endecasílabo  que  escri- 
bió mi  señora  la  Marquesa  de  Castrilio,  imi- 
tando Jocoso  á  el  que  escribió  D.  Joseph  de 
Villarroel,  serio:  escribíale  quien  tenía  plu- 
ma, tintero  y  papel,  en  el  lugar  de  el  Dere- 
cho, mes  del  Obispo  y  era  de  Agosto. 

Tomaste  el  pulso  ¡oh  médico  del  plectro! 
no  sé  si  fué  al  Psalterio  ó  monocordio, 
y  tocaste  tan  bien  que  logró  alegre 
mano  el  manco,  ojo  el  tuerto  y  pata  el  cojo. 

Fué  tu  canto  de  vivos  y  de  muertos, 
un  fandango,  un  respingo  y  un  retozo, 
que  á  un  entierro  y  á  un  fraile  y  á  una  monja 
quitó  temo,  dio  turno  y  abrió  torno. 

Componiendo  la  cena  estaba  un  lego 
para  un  extraordinario  al  refectorio; 
durmióse  el  lego  y  tuvo  con  tu  canto 
la  olla  hervor,  el  fuelle  aire,  el  candil  oleo. 

Letra  del  siglo  xviii;  en  4." 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  núm.  4.044,  fols.  235  á  245. 


MALUENDA  (D.*  Catalina  de) 

Sobrina  del  Abad  D.  Antonio  de  Maluen- 
da,  escritor  burgalés.  Vivió  en  la  primera 
mitad  del  siglo  xvii. 

88. — Poesías. 

Parece  que  las  compuso,  por  un  soneto 
en  que  la   ensalzó  el  poeta  burgalés  cuvo 


seudónimo  es  El  Sacristán  de  la  Vieja  Rúa; 
soneto  que  dice  así: 

A  D.'  Catalina  de  Maluenda,  sobrina  del  Home- 
ro burgalés  el  Abad  de  Maluenda. 

¡Oh  tú,  cual  nueva  Fénix  renacida 
De  las  cenizas  del  varón  famoso 
Que  en  dulce  lira  y  verso  numeroso 
Dejó  nuestra  región  esclarecida! 

Tierna  planta  engendrada  y  producida 
Del  árbol  noble  y  tronco  generoso. 
Que  del  terreno  del  común  reposo 
La  muerte  trasplantó  á  dichosa  vida. 

Brote  ya  de  la  fértil  primavera 
De  tu  ingenio  feliz,  que  el  mío  adora, 
En  vez  de  flores,  sazonado  fruto, 

Si  del  hado  cruel,  la  ley  severa 
Que  al  árbol  se  atrevió,  te  deja  ahora 
Seguir  las  huellas  con  semblante  enjuto. 

Cnf.  Intento  de  un  Diccionario  biográjxco 
y  bibliográfico  de  autores  de  la  provincia  de 
Burgos,  escrito  por  Don  Manuel  Martines 
Añibarro  y  Rives. — Madrid:  Imp.  de  M.Te- 
11o,  1889. 

Págs.  II  y  28  á  48. 

Algunas  rimas  castellanas  del  Abad  Don 
Antonio  de  Maluenda,  natural  de  Burgos. 
Descubriólas  entre  los  manuscritos  de  la  Bi- 
blioteca Nacional  D.  Juan  PéreK  de  Gu^mán 
y  Gallo;  y  las  publica  por  ve^ primera,  bajo 
los  auspicios  del  Excmo.  Sr.  D.  Manuel  Pé- 
re!{  de  Gu^mán  y  Bo^a,  Marqués  de  Xere^ 
de  los  Caballeros,  á  quien  se  dedican.—SQ\i- 
11a:  Imp.  de  E.  Rasco.  1892. 

Lvi-i5i  páginas  en  8." 

El  Abad  Maluenda  y  el  Sacristán  de  Vie- 
ja Rúa  (poetas  burgaleses),  por  D.  Eloy  Gar- 
cía de  Quevedo  y  Concellón.  {Repista  de 
Archivos,  Bibliotecas  y  Museos;  t.  VII,  pá- 
ginas I  á  27. 

El  Sr.  García  de  Quevedo  prueba  con 
irrefutables  argumentos  que  el  Abad  Don 
Antonio  Maluenda  y  el  Sacristán  de  Vieja 
Rúa  no  son  un  mismo  poeta,  según  había 
afirmado  el  Sr.  Pérez  de  Guzmán. 


27  — 


MANRIQIT  (D/  Dionisia). 

Vivió  á  fines  del  siglo  xvi  y  principios  del 
siguiente;  fué  religiosa  en  las  Huelgas. 

89. — Carta  á  S.  M.  en  que  «dice  que  las 
cosas  de  aquella  casa  en  materia  de  religión 
estaban  muy  estragadas»  y  ruega  que  fuese 
elegida  por  abadesa  D."  Ana  de  Austria.  Las 
Huelgas,  7  de  Octubre  de  1604. 

Autógrafa. — Cuatro  hojas  en  folio. 

90. — Otra  carta  sobre  el  mismo  asunto. 

Las' Huelgas,  18  de  Noviembre  de  1604. 

Autógrafa. — Dos  hojas  en  folio. 

Archivo  de  Simancas.— Patronato  eclesiástico.  Leg.  295. 

.MANRIQUE  (D."  Inés). 

Religiosa  que  fué  en  las  Huelgas  á  me- 
diados del  siglo  XVI. 

91. — Cartas  á  un  Señor. 

De  las  Huelgas,  6  de  Mayo  y  30  de  .íunio 
de  1 568.      • 

Tratan  estas  cartas  de  varias  monjas  que 
habían  salido  del  monasterio  con  permiso 
de  la  Abadesa  y  parece  se  resistían  á  volver. 

Orig.  con  firma  autógrafa;  dos  hojas  en 
folio. 

Biblioteca  Nacional.— P.  29,  folios  387  y  388. 

La  segunda  carta  dice  así: 

.Muy  Ilustre  Señor: 

A  Francisco  de  Hubierna,  mayordomo  desta 
Real  Casa,  ymbio  á  esa  villa  á  ynformarse  en  cier- 
to negocio  que  el  dirá  á  v.  m.  y  á  que  las  monjas 
de  Villamayor  se  buelban  luego  á  su  casa,  que  es 
tiempo.  Suplico  á  v.  m.  le  de  crédito  á  lo  que  de 
mi  parte  dixere,  y  le  de  orden  como  se  ynforme  del 
negocio  á  que  va;  y  en  lo  que  toca  á  las  monjas, 
pues  el  tiempo  de  mi  licencia  que  tienen  es  cum- 
plido, iraie  v.  m.  que  luego  se  buelban  á  su  casa 
sin  dilatar  un  dia  más.  Si  v.  m.  manda  en  que  acá 
le  sirba,  lo  haré  como  es  razón.  Nuestro  Señor 
guarde  la  muy  ilustre  persona  de  v.  m.  con  acre- 
centamiento de  mayor  estado  ásu  santo  servicio. 
De  las  Huelgas  á  3o  de  Junio  i568. 
Servidora  de  vuestra  merced  que  sus  manos  besa 

Doña  Inés  Manrique,  Abadesa  de  las  Huelgas. 


.MANRIQUE  (Dona  Luisa). 
Condesa  de  Paredes. 

Fué  hija  de  Don  Luis  Enríquez  y  Doña 
Catalina  de  Lujan.  Nació  en  Ñapóles  á  25 
de  Septiembre  de  1604.  Sus  hermanos  ocu- 
paron altos  puestos;  Don  Fadrique  estuvo 
de  castellano  en  Milán;  Don  Diego  fué  ca- 
pitán en  esta  ciudad;  su  hermana  Francisca 
profesó  en  el  convento  de  Santa  Catalina 
de  Valladolid.  Muy  joven  entró  Doña  Luisa 
en  Palacio  al  servicio  de  la  Reina  Doña  Isa- 
bel, mujer  de  Felipe  IV,  quien  la  distinguió 
con  su  afecto.  Contrajo  matrimonio  con 
Don  Manuel  Manrique  de  Lara,  Conde  de 
Paredes,  y  tuvo  dos  hijas;  una  de  ellas  casó 
con  Vespasiano  Gonzaga  y  heredó  el  Con- 
dado de  Paredes;  la  otra  con  el  Marqués  de 
Olías  y  Mortara.  Habiendo  tenido  la  desgra- 
cia de  perder  á  su  marido  tornó  á  Palacio 
llamada  por  la  Reina  para  que  educase  las 
Infantas.  Más  adelante,  pensó  dedicarse  ex- 
clusivamente á  la  salvación  de  su  alma,  in- 
gresando en  una  orden  religiosa;  escogió  la 
del  Carmen  Descalzo  y  tomó  el  hábito  en  el 
convento  de  Malagón.  Allí  desempeñó  el 
cargo  de  Priora.  Falleció  á  18  de  Octubre 
de  1660. 

El  testamento  de  D.*  Luisa  Manrique, 
otorgado,  antes  de  entrar  en  Religión,  en 
Madrid  ante  el  escribano  Francisco  de  Car- 
tagena, á  20  de  Febrero  de  1648,  fué  publi- 
cado por  D.  Luis  de  Salazar  y  Castro  en  su 
Historia  genealógica  de  la  casa  de  Lar  a; 
tomo  IV;  págs.  368  y  369. 

Cnf.  Vida,  y  muerte  de  la  venerable  Ma- 
dre Luisa  Magdalena  de  Jesús  Religiosa 
Carmelita  Descalca  en  el  convento  de  San  Jo- 
seph  de  Malagón,  y  en  el  siglo,  Doña  Luisa 
Manrique  de  Lar  a,  Excelentissima  Condesa 
de  Paredes,  Aya  de  la  Christianissitna  Rey* 


28  — 


na  que  fué  de  Francia,  Doña  María  Theresa 
de  Austria  y  Bortón.  Obra  posthuma  del 
Reverendissimo  Padre  Fr.  Agustin  de  Jesús 
Maria,  Provincial  que  fué  de  los  Carmelitas 
Descalzos.  Sácala  á  lu^  D.  Pedro  Vidal  de 
Flores  y  Sabedra.  Dedícala  á  las  Excelen- 
tissimas  Señoras  Condesa  de  Paredes  Doña 
María  Luisa  Manrique  Lar  a  y  Lujan  y  á  mi 
Señora  la  Marquesa  de  Malpica  su  herma- 
na Doña  Josepha  Manrique  Enrique^  Gon- 
\aga,  nietas  de  la  Venerable  Madre  Luisa.— 
En  Madrid;  Por  Antonio  de  los  Reyes. 
Año  1705. 

4.°,  256  págs. 

Acerca  de  la  familia  de  D.'  Luisa  hemos 
visto  en  la  Sección  de  Papeles  Varios  de  la 
Biblioteca  Nacional  los  siguientes  docu- 
mentos, impresos  todos  ellos,  pero  sin  indi- 
caciones de  lugar  ni  de  año. 

El  Licenciado  D.  Diego  Loaysa  B.do  de  Qui- 
ros,  Fiscal  de  su  Magestad  en  su  Corte,  y  Real 
Chancillería  que  reside  en  esta  ciudad  de  Vallado- 
lid.  Por  su  Real  Corona,  y  Patrimonio  y  coadju- 
vando  el  derecho  de  la  ciudad  de  Naxera,  con  don 
lorge  Manrique  de  Lara,  y  Cárdenas,  Duque  de 
Maqueda,  y  (dizen)  de  Naxera. 

25  hojas  en  folio. 

Por  Don  lorge  Manrique  de  Lara,  y  Cárdenas, 
Duque  de  Nagera,  Duque  de  Maqueda,  con  el  Fis- 
cal de  su  Magestad:  y  Sietes  de  la  ciudad  de  Na- 
gera. 

46  hojas  en  folio. 

Por  Don  Alonso  Manrique  de  Lara,  contra 
D.  Francisco  Manrique  de  Lara  y  consortes  oposi- 
tores á  la  tenuta  de  Amusco,  y  mitad  de  Redeci- 
lla del  Camino  y  sus  aldeas. 

Firmada  por  D.  Pedro  Diez  Noguerol. 

20  hojas  en  folio. 

Por  el  Rey  Nuestro  Señor,  y  el  Licenciado 
D.  Diego  Daza,  su  Fiscal,  y  por  la  ciudad  de  Na- 
xera. Con  el  Duque  don  luán  Manrique  de  Lara,  y 
doña  Luysa  Manrique  de  Lara,  Duquesa  de  Ma- 


queda, su  hija,  y  contra  don  lorge  de  Cárdenas, 
Duque  de  Maqueda,  su  nieto. 
Firmada  por  el  Lie.  Pedro  de  Barcena  Carasa. 

14  hojas  en  folio. 

Por  D.  Francisco  Manrique  de  Lara,  Fiscal  de 
la  Real  Audiencia  de  México.  Con  doña  María 
Inés  Manrique,  Condesa  de  Paredes,  don  Juan  Ra- 
mírez de  Arellano,  Conde  de  Aguilar.  Sobre  \z 
Casa  y  Estado  de  Paredes.  Y  sobre  el  mayorazgo 
de  las  villas  acrecentadas  de  la  Sierra  de  Alcaraz. 
Y  con  don  Alonso  Manrique,  y  don  Bernardino 
Manrique,  Señor  de  las  Amayuelas,  y  don  lorge 
Manrique,  Duque  de  Naxera.  Sobre  las  villas  de 
Amusco  y  mitad  de  Redecilla. 

36  hojas  en  folio. 

Por  el  Marqués  de  la  Hinojosa,  Señor  de  los 
Cameros.  Con  la  Condesa  de  Paredes  y  D.  Fran- 
cisco Manrique.  Sobre  la  sucession  del  mayoraz- 
go de  las  villas  de  la  Sierra  de  Alcaraz,  que  fun- 
daron los  Condes  de  Paredes  el  año  de  1481. 

Firmada  por  el  Lie.  D.  Juan  de  Oviedo. 

16  hojas  en  folio. 

Por  D.*  Maria  Inés  Manrique  de  Lara^  Condesa 
de  Paredes.  Con  el  Marqués  de  la  Hinojosa,  Con- 
de de  Aguilar,  don  luán  Ramírez  de  Mendoza  y 
Arellano,  don  Francisco,  don  Alonso  y  don  Ber- 
nardino Manrique,  don  luán  Enriquez  y  el  Duque 
de  Naxera,  don  Juan  Manrique  de  Lara.  Sobre  la 
tenuta  y  possesion  del  mayorazgo  de  Amusco  y 
Redezilla,  y  el  de  la  Casa  y  Estado  de  Paredes,  y 
villas  de  la  Sierra  de  Alcaraz  á  él  acrecentadas. 

18  hojas  en  folio. 

Por  don  Pedro  Manrique  de  Lara,  Conde  de 
Paredes.  Con  Doña  Luysa  Manrique  de  Lara,  Du- 
quesa de  Naxera. 

(Sobre  las  tercias  y  alcabalas  de  Amusco.) 

17  hojas  en  folio. 

92. — Carta  á  quien  había  de  hacer  juicio 
de  la  conveniencia  de  imprimirse  el  libro 
que  compuso  intitulado  Año  Santo. 

Publicada  por  Fr.  Agustín  de  Jesús  Ma- 
ría, en  la  obra  citada,  págs.  130  á  132. 


—  29  — 


g3. — poesías  varias  de  la  Venerable 
Madre  Luisa  Magdalena  de  Jesvs, 
Carmelita  DESCALgA  é^  el  Convento 

de    MaLAGÓN:    ANTES     EXCELENTÍSSIMA 

Condesa  de  Paredes. 

ROMANCE 
Be  la  correspondecia  humana  á  los  favores  divinos. 

Pensando  está  el  coraron, 
\ó  buen  Jesvs!  quanto  os  debo, 
y  en  golfos  de  beneficios 
se  anega  el  conocimiento. 

Las  malas  correspondencias 
con  que  pago  el  amor  vuestro, 
para  que  las  llore  el  alma 
les  falta  á  los  siglos  tiempo. 

¿Qué  esperanzas  puede  aver 
de  la  enmienda  de  mis  yerros, 
si  quiero  curar  los  males 
sin  aplicar  los  remedios? 

Conozco  mis  desvarios 
y  mis  tibiezas  condeno, 
suspiro  por  mejorarme 
y  nada  procuro  menos. 

De  vuestras  misericordias 
tan  rodeado  me  veo 
que  quando  de  vna  me  aparto 
Otra  me  sale  al  encuentro. 

Tan  grandes  obligaciones 
vozes  dan  dentro  del  pecho, 
pero  duéleme  la  paga 
aunque  la  deuda  confiesso. 

Las  mercedes  que  recibo 
no  las  entrego  al  silencio; 
mas  ^qué  importa  el  publicarlas 
si  con  mis  obras  las  niego? 

Vuestra  justicia  en  mis  culpas 
con  justa  razón  la  temo, 
que  hazen  estas  advertencias 
más  criminal  el  processo. 

¡Ay  de  mi!  Señor  benigno, 
¿si  seréis  juez  severo?; 
que  muchas  ingratitudes 
apuran  el  sufrimiento. 

Vuestra  paciencia  infinita 
siempre  la  están  compitiendo 
continuas  perseverancias 
en  antiguos  desconciertos. 

Vos,  como  dueño  piadoso, 
dissimulais  sentimientos; 
yo,  como  bárbaro  esclavo, 
por  esso  mismo  me  atrevo. 


Con  auxilios  soberanos 
me  reparáis  en  mis  riesgos; 
yo  me  arrojo  á  los  peligros 
con  locos  atrevimientos. 

Ya  con  entrañas  de  padre 
al  bien  me  estáis  persuadiendo; 
ya  con  manos  liberales 
me  dais  lo  que  no  merezco. 

Y  yo,  diferente  en  todo, 
llego  á  ser  tan  avariento 

que  al  dexar  por  vos  mis  males 
no  sé  desasirme  dellos. 

A  costa  de  vuestra  vida 
tengo  á  la  gloria  derecho, 
y  yo  con  nuevos  pecados 
os  crucifico  de  nuevo. 

Y,  finalmente.  Dios  mió, 
siempre  los  dos  procedemos, 
yo  como  el  peor  del  mundo, 
vos  como  el  mejor  del  cielo. 

ROMANCE 

¡Qué  breves  que  son.  Dios  mió, 
las  horas  que  estoy  con  tos, 
y  que  largas  le  parecen 
á  mi  inquieto  corafón! 

Que  mal  os  puedo  encubrir 
la  tibieza  de  mi  amor, 
quando  tan  despacio  llego 
donde  tan  de  priessa  estoy. 

¡Qué  de  tiempo  mal  gastado 
vanamente  al  mundo  doy, 
de  quien  solo  desengaños 
espero  por  galardón! 

jY  qué  de  tiempo  me  falta 
para  el  estudio,  Señor, 
de  aquella  profunda  ciencia, 
quién  sois  vos  y  quién  soy  yo! 

Y  quando  queréis  leerme 
tan  importante  lección, 
¡qué  de  contrarios  halláis 
que  impiden  este  favor! 

Vn  escuro  entendimiento 
de  libre  imaginación, 
humilde  en  el  entender 
y  altivo  en  la  presunción. 

Vna  voluntad  rebelde 
con  villana  obstinación, 
fácil  á  qualquier  empleo, 
ingrata  solo  con  Dios. 

Vna  memoria,  retrato 
de  tal  representación, 


—  30  - 


que  es  solo  de  lo  que  mira, 
más  de  lo  que  espera,  no. 

Contradiziendo  mis  dichas 
quando  se  oponen  á  vos, 
me  llevan  al  mayor  daño, 
me  apartan  del  bien  mayor. 

Pero  no  desmaya  el  alma 
en  tanta  contradición, 
porque  vos  para  vencerme 
todo  poderoso  sois. 

OCTAVAS 

jAy  Dios!;  quién  fuera  tal  que  os  agradara 
y  tan  dichoso  fuera  que  os  sirviera, 
que  por  vos  á  si  mismo  se  dexara 
y  por  daros  su  vida  la  perdiera; 
quien  solo  á  vuestros  pies  descanso  hallara 
y  tanto  en  amor  vuestro  se  encendiera, 
que  todo  á  tus  afectos  entregado, 
venciera  al  Serafín  más  abrasado. 

Siendo  vos  mi  principio  y  fin  dichoso 
reconoceros  debe  mi  baxeza, 
y  de  un  Rey  y  Señor  tan  poderoso 
¿quién  puede  resistirle  á  la  grandeza? 
sois  fiel  Amante,  sois  leal  Esposo; 
no  es  justo  que  apetezca  otra  belleza; 
todo  me  debo  á  vos,  buscad  el  modo, 
mi  Dios,  para  que  sea  vuestro  todo. 

Hazed  en  mi,  dulcissimo  Señor, 
vuestra  divina  y  santa  voluntad, 
que  siendo  de  la  mia  vencedor, 
gozaré  la  mayor  felicidad: 
tratadme  con  blandura,  ó  con  rigor; 
vsad  de  la  justicia,  ó  la  piedad; 
si  alcanzo  que  de  mi  os  agradéis, 
no  os  queda  mayor  dicha  que  me  deis. 

Los  bienei  que  de  vos  he  "recibido, 
que  el  número  al  contarlos  ha  faltado, 
piden  del  coraíon  agradecido, 
las  veras,  la  fineza,  y  el  cuydado: 
muchas  las  culpas  son  que  he  cometido, 
grandes  los  beneficios  que  he  olvidado, 
y  estas  luzes  que  al  alma  se  le  ofrecen, 
todas  en  mi  tibieza  se  obscurecen. 

Pues  yo  para  vencerme  estoy  cobarde, 
vencedme  vos  con  poderosa  diestra, 
de  vuestra  omnipotencia  haziendo  alarde 
para  bien  mió,  y  para  gloria  vuestra; 
el  auxilio  eficaz.  Señor,  no  tarde, 
executor  de  la  ventura  nuestra, 
pues  lo  que  vos  queréis  eficazmente, 
villana  resistencia  no  consiente. 


DÉZIMAS 

Señor,  quando  os  llego  á  hablar 
no  se  cierto  que  pedir, 
si  vida  para  servir 
ó  muerte  para  gozar. 
Yo  os  quisiera  assegurar, 
y  viuo,  temo  perderos, 
muerto,  no  podré  ofenderos, 
más  dexaré  de  serviros; 
en  fin,  no  acierto  á  pediros; 
hazed  que  acierte  á  quereros. 

No  ay  dicha  como  la  vida     - 
en  serviros  empleada, 
ni  cosa  más  desdichada 
que  una  vida  mal  vivida. 
En  duda  tan  conocida, 
que  vos  elijáis  espero; 
La  vida  y  la  muerte  quiero, 
pero  con  tales  reparos, 
que  si  viuo  he  de  obligaros, 
y  he  de  gozaros  si  muero. 

Señor  mío,  hazed  en  mí 
vuestra  santa  voluntad, 
que  toda  mi  libertad 
os  entrego  desde  aquí; 
de  vos  vida  recibí, 
quitádmela  si  queréis; 
sólo  os  pido  que  me  deis 
que  nunca  mi  gusto  hagáis, 
que  si  el  vuestro  executais 
lo  mas  conviniente  haréis. 

ROMANCE 
A  la  Miseriooxdia  d*  Dio»,  á  modo  d«  VeJamAii. 

Señora  Misericordia, 
quiero  dezirla  quién  es, 
porque  no  la  desvanezcan 
los  favores  de  su  Rey. 

Ella,  quanto  á  lo  primero, 
no  sé  yo  quién  la  dio  el  ser, 
que  la  que  llaman  su  Madre 
Virgen  pura  siempre  fué. 

Que  su  hermana  es  la  justicia 
todos  lo  sabemos  bien, 
mas  pueden  ponerlo  en  duda 
los  efectos  que  se  ven. 

Porque  en  todas  quantas  cosas 
rectamente  quiere  hazer, 
muy  á  lo  moxigatico 
se  le  opone  su  merced. 

Y  es  tan  dichosa  en  la  gracia 
del  más  Supremo  Juez, 


—  31  — 


que  sale  con  quanto  quiere, 
una,  y  otra  y  oira  vez. 

Para  criada  en  la  Corte 
y  ser  principal  muger, 
espanta  mucho  su  estilo 
quando  se  repara  en  él. 

A  todos  trata  igualmente, 
diferencia  no  ha  de  aver 
del  mas  humilde  al  mas  alto, 
ni  del  amigo  al  infiel. 

Tiénenla  por  gran  Señora, 
y  nunca  en  su  proceder 
se  ha  estimado  en  lo  que  vale; 
digolo,  porque  lo  sé. 

Preciase  de  muy  humana; 
preguntóla:  ¿para  qué? 
si  essa  es  la  mayor  falta 
de  una  doncella  de  bien. 

Su  puerta  siempre  está  abierta, 
y  aunque  es  hermosa  y  cortés, 
si  primero  no  los  llama, 
ninguno  la  viene  á  ver. 

Recibe  abiertos  los  braíos 
al  que  suyo  quiere  ser, 
y  aunque  sea  en  Viernes  Santo 
admite  á  vn  ladrón  soez. 

Mugeres  de  mala  vida, 
sabe  amparar  y  valer, 
y  oyó  muchas  quemazones 
quien  se  la  advirtió  una  vez. 

Dizen  que  es  entremetida, 
y  yo  no  lo  negaré, 
porque  su  entremetimiento 
rendir  puede  á  Luzifer. 

En  todas  partes  se  halla, 
y  á  los  que  dormidos  vé, 
por  despertarlos  del  sueño 
haze  todo  su  poder. 

Por  cierto,  buena  amistad; 
no  se  espante  que  la  den 
con  las  puertas  en  los  ojos 
los  que  duermen  á  placer. 

Espántase  de  sí  misma, 
que  tan  porfiada  es 
que  si  vna  vez  la  despiden 
quiere  bolver  otras  diez. 

Toda  la  tierra  está  llena    • 
de  sus  hechos,  bien  podré 
dezirlo,  pues  que  lo  dize, 
no  menos  que  vn  Santo  Rey. 

Y  con  ser  tales  sus  gracias, 
tiene  vn  cierto  no  sé  qué, 


que  no  la  sabe  dexar 
quien  la  llega  á  conocer. 

Y  yo,  que  assí  la  murmuro, 
mal  me  haga  Dios,  Amén, 
si  no  la  amo  y  estimo 
más  que  al  Ángel  San  Miguel. 

No  pido  que  me  lo  pagues, 
que  es  obligación  de  quien 
conoce  que  de  tus  manos 
le  ha  de  venir  todo  el  bien. 

Sólo  te  pido.  Señora, 
que  quando  llegue  á  tus  pies, 
como  al  pródigo,  en  tus  braíos 
abrigues  mi  desnudez. 

ROMANCE 
2n  los  primeros  deseairafios  d«  m 

Sabed,  Señor,  que  me  muero, 
aunque  muy  bien  lo  sabéis 
que  me  muero  por  quereros 
tanto  como  vos  queréis. 

Mirando  vuestra  grandeza, 
de  mirarla  me  admiré; 
perdíme  en  su  abismo,  y  luego, 
ignorando,  me  gané. 

Advertida  en  la  experiencia, 
confiesso  con  firme  fe, 
que  de  vos  entiendo  menos, 
quando  más  pienso  que  sé. 

Las  Divinas  perfecciones 
de  vuestro  inmutable  ser, 
sólo  vuestro  entendimiento 
las  alcan9a  á  comprehender. 

Estas  grandes  maravillas 
que  en  vuestras  obras  se  ven, 
son  una  muestra  pequeña 
de  lo  que  podéis  hazer. 

¡O  qué  dichosos  que  somos 
en  tener  vn  Dios  que  es 
sabio,  santo  y  poderoso, 
todo  para  nuestro  bien. 

Con  sabiduría  inmensa 
remediáis  el  mal  que  veis, 
queriendo  vuestra  bondad 
y  obrando  vuestro  poder. 

Si  esto  sólo  en  vos  se  halla: 
Dezidme,  Señor,  ¿en  quién 
buscava  yo  bienes  quando 
fuera  de  vos  los  busqué? 

Pero  no  me  lo  digáis, 
que  yo  lo  confesaré: 
aparentes  los  quería 
y  el  mundo  los  da  tal  vez. 


—  32  — 


Término  breve  se  goza, 
distancia  apenas  se  ve 
de  llegar  á  posseerlos 
y  bolverlos  á  perder. 

Esto  he  conocido  aora 
que  á  vuestra  luz  los  miré; 
ya  los  verdaderos  pido, 
Christo  mío,  á  vuestros  pies. 
Adonde  aveis  de  darme  nuevo  ser 

y  en  aquel  Pan  Divino, 
possessión  de  tesoros  infinitos 

donde  sólo  se  gozan 
seguros  bienes  y  cumplidas  gloriaSi 


ROMANCE 

Más  quiero  yo  á  Jesu  Christo, 
con  tormentos  y  fatigas, 
que  no  á  vos,  mundo  engañoso, 
con  vuestras  pompas  altivas. 

Más  quiero  verme  á  sus  pies 
humildemente  rendida, 
que  en  vuestra  mayor  grandeza 
tener  la  primera  silla.  ' 

Más  quiero  ofrecerle  á  él 
las  tiernas  lágrimas  mías, 
que  gozar  vuestros  regalos, 
que  admitir  vuestras  caricias. 

Con  Dios,  no  espero  tristezas, 
sin  Dios,  no  espero  alegrías; 
pena  con  Dios,  gozo  es, 
gozo  sin  Dios,  es  mentira. 

Quien  quiere  aparentes  gustos 
promessas  del  mundo  admita, 
quien  busca  seguros  bienes, 
tome  su  Cruz  y  á  Dios  siga. 

Si  del  Reyno  de  los  Cielos 
es  difícil  la  conquista, 
también  los  premios  son  largos, 
también  es  corta  la  vida. 

Los  bienes  que  el  mundo  ofrece 
quien  más  de  cerca  los  mira 
tan  limitados  los  halla 
que  se  le  pierden  de  vista. 

Los  consuelos  que  ay  en  Dios, 
cuando  á  la  Cruz  nos  combida, 
quien  más  pesada  la  lleva 
mayores  los  averigua. 

Llegad,  almas,  á  entender 
esta  soberana  enigma, 
que  está  en  la  pena  la  gloria 
y  en  los  trabajos  la  dicha. 


ROMANCE 
Á.  las  perfecciones  de  la  bondad  de  Dios. 

Agora  que  mis  potencias 
gozan  vna  breve  paz, 
y  de  tí,  Sol  de  Justicia, 
luzes  recibiendo  están. 

De  tu  bondad  infinita 
quisiera.  Señor,  contar, 
si  lo  más  de  lo  que  alcanzo 
lo  menos  de  lo  que  ay. 

Lo  grande  de  tu  saber, 
lo  admirable  del  obrar, 
mi  silencio  lo  venera, 
essos  Cielos  lo  dirán. 

¡O  qué  bueno  eres,  bien  mío, 
qué  bueno  fuiste,  y  serás, 
sin  que  pueda  aver  mudanza 
por  toda  la  eternidad! 

Para  Padre,  ¡qué  amoroso! 
para  amigo,  ¡qué  leal! 
para  Señor,  ¡qué  clemente! 
y  para  Dios,  ¡qué  cabal! 

Blando,  quando  persuades, 
quando  mandas,  eficaz, 
quando  castigas,  piadoso, 
quando  premias,  liberal. 

Quando  te  enojas,  ¡qué  justo! 
¡qué  fácil  en  perdonar! 
¡qué  acertados  tus  decretos! 
¡qué  recto  tu  Tribunal! 

Si  niegas  lo  que  deseo, 
si  lo  que  pido  me  das, 
todo  es  en  tí  Providencia, 
todo  es  en  tí  santidad. 

Si  caygo,  con  pies  velozes 
me  vienes  á  levantar, 
y  si  tú  no  me  tuvieras 
nunca  en  pie  pudiera  estar. 

Si  estoy  enfermo,  me  curas 
con  dulzura  celestial, 
siendo  médico  y  salud 
en  accidentes  de  Pan. 

Si  todo  el  mundo  me  dexa, 
tú  siempre  conmigo  estás, 
y  con  dobladas  caricias 
consuelas  mi  soledad. 

Quando  te  ausentas  de  mí, 
no  es  desvío,  es  amistad, 
que  te  escondes  por  deberme 
que  yo  te  vaya  á  buscar. 

Si  al  corafón  temeroso 
desmaya  la  sequedad, 


33  — 


con  lágrimas  le  regalas, 
que  al  alma  sustento  dan. 

Pbrqüe  el  mal  no  me  acobarde 
ni  el  bien  me  pueda  dañar, 
tú  perfeccionas  el  bien 
y  disminuyes  el  mal. 

Lo  que  hazes,  lo  que  eres, 
dirélo  con  brevedad: 
Eres  Dios,  como  Dios  obras; 
no  queda  que  dezir  más. 

ROMANCE 
A  una  Xmag-en  del  Salvador,  hemioRÍBSlma. 

Dulcíssimo  Jesús  mío, 
cuya  beldad  soberana 
los  Cherubines  admira, 
los  Serafines  abrasa. 

Vuestra  divina  hermosura 
cortamente  dibujada, 
dichosamente  suspende 
y  tiernamente  regala. 
Esse  mirar  apazible 
que  es  piedra  imán  de  las  almas, 
castos  desseos  incluye 
y  puros  amores  causa. 

La  magestad  del  semblante 
que  á  la  mansedumbre  iguala, 
aumentando  está  respetos 
donde  esfuerza  confianjas. 

Essa  mano  celestial 
tesorera  de  la  gracia, 
mercedes  ofrece  á  todos 
siempre  liberal  y  franca. 

Siendo  lo  menos  de  vos 
esto  que  la  vista  alcanza, 
lo  menos  da  vos.  Señor, 
para  dar  mil  glorias  basta. 

Los  ojos  que  á  veros  llegan 
en  dichas  tan  bien  logradas, 
con  atención  os  adoran, 
con  lágrimas  os  alaban. 

Suspenso  el  entendimiento 
repite  con  tiernas  ansias: 
si  esto  siente  quien  os  mira, 
¿qué  sentirá  quien  os  ama? 

La  voluntad  codiciosa 
de  gozar  venturas  tantas, 
antiguas  pérdidas  llora, 
de  nuevos  empleos  trata. 

Toda  á  vos  quiere  rendirse, 
y  en  esta  divina  tabla 
assegurar  los  peligros 


de  las  borrascas  humanas. 

Gozando  está  la  memoria 
felicidades  dobladas 
quando  del  retrato  hermoso 
al  original  se  passa. 

Porque  al  vivo  se  presenta 
la  perfección  de  la  estampa 
lo  piadoso  de  las  obras, 
lo  dulce  de  las  palabras. 

Parece  que  os  estoy  viendo 
en  el  pozo  de  Samada 
quando  de  beber  pedísteis 
para  ofrecer  mejor  agua. 

Ó  en  la  mesa  de  Simón, 
donde  con  enigmas  sabias 
fué  de  vos  tan  defendida 
la  pecadora  más  Santa. 

O  quando  compadecido 
de  la  adúltera  acusada, 
su  abogado  os  reconocen 
los  que  juez  os  buscavan. 

También,  Señor,  os  propone 
essa  modestia  sagrada 
diziéndole  al  Centurión: 
yo  iré  á  curarle  en  su  casa. 

Y  en  aquel  sermón  famoso, 
quando  de  un  monte  á  la  falda 
enseñasteis  á  los  hombres 
lo  que  es  bienaventuranza. 

Que  llame,  que  pida  y  busque 
estáis  persuadiendo  al  alma 
porque  reciba,  si  pide, 
y  para  que  entre,  si  llama. 

Que  sois  Pastor  verdadero, 
que  sois  vida  deseada, 
que  sois  camino  seguro 
manifestáis  con  luz  clara. 

¡O  celestial  prototipo 
desta  imagen  soberana, 
dadme  aliento  con  que  pueda 
eternamente  alabarla! 

Pero  callar  es  mejor 
porque  la  verdad  agravia 
del  divino  trato  vuestro 
quien  mal  vive  y  bien  os  habla. 

ROJVIANCE 
De  vn  pecador  tomando  el  Christo  para  morir. 

En  hora  buena  vengáis. 
Soberano  Rey  del  cielo, 
á  ser  mi  abogado  aora 
para  ser  mi  juez  tan  presto. 


34- 


Que  en  este  apretado  trance, 
después  que  presente  os  tengo, 
ni  teme  la  muerte  el  alma, 
ni  siente  su  mal  el  cuerpo. 

En  efecto,  Señor  mío, 
sois  amigo  verdadero, 
y  no  me  queréis  dexar 
en  el  mayor  de  mis  riesgos. 

Tanto  de  veros  me  animo, 
que  á  no  parecer  sobervio 
dixera  que  en  este  punto 
ni  aun  mis  propias  culpas  temo. 

Mas,  <:por  qué  no  lo  diré, 
si  en  v.uestros  merecimientos 
se  fundan  mis  esperanzas 
y  se  deshazen  mis  miedos? 

Nada  en  mis  obras  confío, 
que  humildemente  confiesso 
fueron  las  malas  sin  tassa, 
las  buenas  con  mil  defectos. 

Muy  loco  estuviera  yo 
si  al  desengaño  más  cierto 
con  la  pena  á  que  me  obliga 
no  me  obligara  á  ser  cuerdo. 
Pequé,  Señor,  de  palabra, 
en  obras  y  pensamientos, 
esclavo  de  mis  antojos 
y  libre  á  vuestros  preceptos. 

Los  passos  que  di  en  la  vida 
desde  los  años  primeros, 
siempre  de  vos  me  apartaron 
siendo  vos  mi  propio  centro. 

Oyendo  vuestra  doctrina 
y  viendo  mis  desconciertos, 
fui  para  escucharos,  sordo, 
y  para  mirarme,  ciego. 

Tan  detenido  en  seguiros, 
tan  tardo  en  obedeceros, 
que  el  primer  día  que  os  busco 
es  de  mi  vida  el  postrero. 
Pero  nada  me  acobarda 
como  á  vuestros  pies  me  veo, 
que  la  más  fiera  borrasca 
nadie  la  teme  en  el  puerto. 

Claro  está,  Señor,  que  á  quien 
en  tal  sagrado  se  ha  puesto, 
ofenderle  no  podrán 
los  poderes  del  infierno. 
El  Sol  de  justicia  sois, 
mas  yo  confiado  espero 
que  á  la  sombra  desta  cruz 
se  os  encubrirán  mis  verros. 


Y  aunque  los  echéis  de  ver, 
aquí  en  cinco  llagas  tengo 
para  huir  vuestros  castigos, 
las  puertas  de  mi  remedio. 

Sin  turbación  ni  desmayo 
de  mis  pecados  me  acuerdo, 
porque  es  mayor  vuestro  amor 
aunque  son  muy  grandes  ellos. 
Conmigo  estáis,  buen  Jesús, 
no  me  dexéis,  Jesús  bueno, 
pues  es  verdad  que  sois  mío 
y  que  nací  para  vuestro. 

Los  horrores  de  la  muerte 
ya  me  van  acometiendo; 
Jesús,  pues  que  sois  mi  vida 
concédeme  más  aliento. 
No  para  que  se  dilate 
pagar  el  devido  feudo, 
sino  para  repetir, 
Jesús,  vuestro  nombre  tierno. 

Que  assi  se  regala  el  alma 
oyendo  estos  dulces  ecos, 
que  duda  si  podrá  hallar 
gloria  mayor  en  el  cielo. 

Pero  ya  faltan  las  fuerzas, 
ya  voy  la  vista  perdiendo, 
ya  se  han  caydo  los  bracos 
y  se  ha  levantado  el  pecho. 

Ya  sólo  en  el  corazón, 
Jesús,  pronunciaros  puedo; 
ya.  Señor,  en  vuestras  manos 
este  espíritu  encomiendo. 


1 


ROMANCE 
Bumll&es  reconocimientos  k  beneficios  divinos. 


)Ay  mi  Dios! 
¿qué  fuera  de  mí  sin  vos? 

¿Qué  fuera.  Señor,  de  mí, 
si  fuérades  como  yo 
y  fuera  como  la  mía 
vuestra  amable  condición? 

¿Qué  fuera,  Señor,  de  todos, 
si  á  la  culpa  más  atroz 
le  diérades  el  castigo 
que  á  la  más  leve  le  doy? 

¿Quién  pudiera  prometerse 
de  sus  delitos  perdón 
si  vuestra  piedad  tomara 
consejos  de  mi  rigor? 

¿Y  quién  pudiera  librarme 
de  eterna  condenación 


35- 


si  faltara  como  en  mí 
la  misericordia  en  vos? 

¡A y  mi  Dios! 
¿qué  fuera  de  mí  sin  vos? 

Remiso  y  tardo  en  cumplir 
una  y  otra  obligación, 
al  primer  agravio,  ¡o  quanto, 
me  precipita  el  furor! 

Quán  diferente,  bien  mío, 
vuestro  noble  corazón; 
dilata  los  escarmientos 
y  apresura  el  galardón! 

Premios  tenéis  y  castigos, 
pero  dais,  dulce  Señor, 
los  castigos,  como  padre, 
y  los  premios,  como  Dios. 

La  fragilidad  humana 
nunca  conmigo  escusó 
pecado  ageno,  aunque  tanta 
disculpa  del  pecador. 

Y  apenas  haze  una  falta 
el  justo  en  la  perfección, 
quando  de  toda  su  vida 
fiscal  riguroso  soy. 

Vos  siempre  Juez  piadoso, 
en  el  delito  mayor 
os  mueve  á  lástima  el  reo 
y  á  enojo  el  acusador. 

Aunque  también  este  crimen 
tiene  sentencia  en  favor, 
porque  es  vuestra  tolerancia 
quien  haze  la  información. 

Dicha  es  grande  que  seamos 
tan  diferentes  los  dos, 
más  ¡ay!  que  el  no  pareceres 
es  ser  desdichado  yo. 

¡Ay  mi  Dios! 
¿qué  fuera  de  mí  sin  vos? 


SEGUIDILLAS 
k.  Kuestra  Befiora. 

¿Quién  ha  visto  del  Cielo 

la  mejor  prenda? 
Yo,  que  he  visto  á  María 

de  gracia  llena. 
¿Quién  ha  visto  sin  culpas 

un  ser  perfecto? 
Dios,  que  deve  á  su  Madre 

tal  privilegio. 
¿Quién  ha  visto  sin  quexas 

la  embidia  humana? 


Yo,  que  sé  que  á  María 

lodos  la  aman, 
¿Quién  ha  visto  que  el  Cielo 

se  dé  á  un  perdido? 
Dios  le  da  si  María 

llega  á  pedirlo. 
¿Quién  espera  el  remedio 

de  un  alma  ingrata? 
Yo,  que  sé  que  María 

todo  lo  alcanja. 
¿Quién  ha  visto  misterios, 

glorias,  prodigios? 
El  que  viere  á  María 

todo  lo  ha  visto. 

JACULATORIAS 

Á  Christo  nuestro  Señor,  sacadaa  de  algunos 
sentimientos  dt  San  Agustín. 

Jesús,  tú  lo  mandaste, 
que  el  ánimo  inquieto 
sea  para  sí  mismo 
castigo  y  escarmiento. 

Jesús,  tu  prevenisie 
con  soberano  acuerdo, 
que  todo  lo  posea 
el  que  te  está  sugeto. 

Jesús,  Rey  soberano, 
¡qué  apazible  es  tu  Imperio!, 
¡qué  suave  tu  yugo!, 
¡qué  dulces  tus  preceptos! 

Jesús,  quando  te  adoro 
y  quando  amarte  quiero, 
ganancias  infinitas 
hallo  en  tan  digno  empleo. 

Jesús,  tal  gloria  causa 
tu  trato  afable  y  tierno, 
que  en  gustos  repetidos 
se  anegan  los  desseos. 

Jesús,  quien  de  servirte 
haze  el  devido  aprecio, 
ni  sabe  pedir  más, 
ni  puede  querer  menos. 

Jesús,  quien  sólo  trata 
de  tenerte  contento, 
quando  menos  le  busca 
más  asiegura  el  premio. 

Jesús,  el  frequentarte 
haze  el  deleite  feo, 
y  para  los  pecados 
.    quita  el  consentimiento. 

Jesús,  sólo  te  pierde 
el  pecador  tan  necio 


-36- 


que  le  dexa  y  se  aparta 
ó  tímido,  ó  protervo. 

Jesús,  ¿de  quien  á  quien 
va,  quien  de  tí  va  huyendo, 
si  no  de  vn  Dios  piadoso 
al  mismo  Dios  severo? 

Jesús,  suma  clemencia, 
como  el  herido  ciervo 
busca  la  fuente  pura, 
yo  tu  costado  abierto. 

Jesús,  fuera  de  tí, 
todo  estoy  violento: 
pero  iqué  maravilla, 
si  eres  mi  ptopio  centro! 

Jesús,  fuego  divino, 
abrásame  secreto 
en  lo  interior  del  alma 
para  mayor  incendio. 

Jesús,  tesoro  mío, 
en  tí  todo  lo  tengo, 
por  tí  todo  lo  alcanzo, 
en  tí  todo  lo  espero. 

OCTAVAS 
Deus  meuB  et  omnla. 

Yo  ¿'para  qué  nací?  para  alabaros, 
para  serviros  y  reconoceros, 
para,  como  á  mi  fin,  siempre  buscaros, 
para,  como  á  mi  bien,  nunca  perderos; 
como  á  principio  mío,  devo  amaros, 
como  á  Señor  Supremo,  obedeceros; 
pues  ¿qué  penas,  qué  daños  no  merezco 
si  no  os  amo,  ni  busco,  ni  obedezco? 

Sois  de  mi  bien  origen  soberano, 
soy  de  mi  perdición  causa  primera, 
yo  para  el  corazón,  dueño  tirano; 
vos  para  el  alma,  gloria  verdadera; 
en  mi  mismo  me  pierdo,  en  vos  me  gano, 
soy  mi  peligro,  y  sois  mi  propia  esfera, 
y  no  me  dexo  á  mí,  ni  á  vos  me  llego; 
¿quién  vio  con  tanta  luz  hombre  tan  ciego? 

SEGUIDILLAS 

Á  la  venida  de  el  Santíssimo  Sacramento  á  la  Capi- 
lla Keal,  aviéndole  acompañado  el  Sey  nuestro 
Sefior,  y  el  Príncipe  nuestro  Señor  Baltasar  Car- 
los, y  la  Seyna  nuestra  Señora,  y  las  Damas  le 
esperaron  en  el  patio. 

A  Phelipe  el  Grande 

(miren  qué  digo) 
otro  huésped  más  Grande 

se  le  ha  venido. 


Y  en  su  compañía 
tan  bien  se  halla 
que  irse  ya  no  quiere 

de  la  posada. 
Con  los  dueños  de  casa 

bien  se  conviene, 
que  Isabel  y  Phelipe 
lo  mismo  quieren. 
Su  Palacio  le  fían 

(¿quien  creyera  tal?) 
siendo  enamoradizo, 
mancebo  y  galán. 
Desde  el  punto  que  vieron 

su  hermosa  cara, 
que  le  adoran,  confiessan 

todas  las  Damas. 
No  será  estrañeza 
para  la  Reyna, 
que  en  el  patio  se  dize 

fué  la  primera. 
Imitando  del  Padre 

santos  afectos, 
Baltasar,  galán  suyo, 

no  tuvo  zelos. 
Antes  quando  el  huésped 

vino  á  rondalla, 
todos  vieron  que  él  mismo 

le  acompañava. 
Y  el  disfraz  esse  día 

poco  le  valió, 
que  el  paje  se  vía 

quién  era  el  Señor. 
Háganle  buen  passage 

señores  guardas, 
que  es  galán  casamiento, 

mayor  de  marca. 
Damas  y  meninas 

ténganse  en  buenas, 
miren  que  en  la  Villa 
muchas  le  ruegan. 
Mas  si  se  disponen 

á  enamorarle, 
es  de  buen  contento, 

será  muy  fácil. 
Con  dos  lagrimitas 
y  un  suspiro  fiel 
le  verán  más  tierno 

que  al  más  portugués. 
Como  puede  tanto 
la  buena  gracia, 
es  María  Teresa 
quien  más  le  agrada. 


Hízole  visita 

con  tal  atención 
que  en  el  alma  y  cuerpo 

vistió  su  color. 
Y  el  Divino  huésped 

agradecido, 
quanto  pide  su  aya 
le  ha  concedido. 
A  Palacio  se  viene, 

él  estrechará 
con  la  Casa  de  Austria 

la  antigua  amistad. 
Recibióle  Phelipe 

con  tanto  aplauso, 
que  su  afecto  sólo 

pudo  hazer  tanto. 
¡O  que  bien  se  emplean 

estas  finezas 
en  quien  no  ay  ninguna 

que  no  merezca! 
Pagarálas  todas, 

ténganlo  por  fee, 
pues  servir  se  dexa, 

cierta  es  la  merced. 
Que  es  tan  liberal 

(como  Dios,  en  fin,) 
que  por  darnos  solo 
se  dexa  servir. 


37  — 

luán  Batista  Felipes  de  Cáceres.—En  ^ara- 
go^a,  por  Diego  Latorre.  Año  1623. 

MANRIQUE  DE  SILVA  (D.*  Francisca) 
Marquesa  de  Aguilar. 

96. — Manifiesto  en  que  declara  la  ragón 
que  tiene  para  publicar  las  sinra9ones  y  tro- 
pelías que  están  executando  con  ella  y  con 
su  hijo  el  Conde  de  Castañeda  D.  Antonio 
Manrique  de  la  Cueva,  para  que  todo  el 
mundo  conozca  quán  justamente  pide  jus- 
ticia á  Dios  nuestro  Señor,  á  quien  dedica 
esta  obra. 

Trata  del  matrimonio  del  Conde  con  doña  Ca- 
talina Téllez  Girón,  hija  del  Duque  de  Osuna  y 
dama  de  la  Reina  María  Luisa  de  Borbón,  al  cual 
se  oponía  éste. 

Ms.  del  siglo  xvii;  17  hojas  en  folio. 

Museo  Británico.  Eg.  338, 

MANUEL  (D.*  Bernarda). 


g^.. — El  año  santo,  ó  meditaciones  para 
todos  los  días  en  la  mañana,  tarde  y  noche, 
sobre  los  misterios  de  la  vida  de  Christo 
Señor  nuestro  y  de  su  pasión.— Madrid. 
1658.-4." 

Publicó  esta  obra  de  Doña  Luisa  Magda- 
lena, D.  Aquiles,  caballero  napolitano,  pro- 
tonotario  apostólico  y  comisario  del  Santo 
Oficio. 

MANRIQUE  DE  LUNA 
(D.*  Ana  Polonia). 

g5. — Á  Juan  Bautista  Felices  de  Cáceres: 

La  invidia,  que  ya  aligera 
las  edades  con  su  agravio, 
hace  desdichado  al  sabio 
que  astros  dominar  espera... 

El  cavallero  de  Avila.  Por  la  Santa  Ma- 
dre Teresa  de  lesus...  Pohema  heroico.  Por 


Portuguesa  del  Algarbe,  donde  nació  "en 
el  año  1 61 6.  Estuvo  casada  con  Antonio 
Gómez  Borges,  vecino  de  Madrid.  Ambos 
fueron  procesados  por  judaizantes  en  los 
años  1 65o  y  i65i,  y  condenada  ella  á  cárcel 
perpetua,  hábito  y  varias  penas  espirituales. 
Conoció  de  su  causa  la  Inquisición  de  To- 
ledo. 

Con  ésta  se  conserva  una  defensa  origi- 
nal de  Doña  Bernarda;  consta  de  seis  hojas 
en  folio. 

Archivo  Histórico  Nacional.— Inquiíición  de  Toledo. 
Legajo  164,  uúm.  535. 

MANUEL  MENDOZA  (D.*  Mariana). 

97. — Décima  á  Doña  Ana  de  Castro  Egas 
en  la  Eternidad  del  Rey  Nuestro  Señor  Fe- 
lipe III: 

Al  objeto  que  matizas 
quien  da  dones  inmortales... 


-38- 


Eternidad  del  Rey  Don  Filipe  tercero 
Nuestro  Señor  el  Piadoso.  Discurs:>  de  su 
vida  y  santas  costumbres.  Al  Serenissimo 
Señor  el  Cardenal  Infante  su  hijo,  Doña  Ana 
de  Castro  y  Egas.— En  Madrid.  Por  la  Viu- 
da de  Alonso  Martín.  MDCXXIX. 

Folio  6. 

MARCELA  (Julia). 

^8.— Redondillas  á  Francisco  López  Pá- 

rraga: 

Tanto  en  vuestra  sacra  suma... 

Epitome  a  la  vida  i  glorioso  transito  del 
Seráfico  Patriarca  S.  Francisco.  Por  Fran- 
cisco Parraga,  Bachiller  en  Teología.  A  la 
devoción  de  Luis  de  Mercado  Arias. — Con 
licencia,  por  Francisco  de  Lyra.  1622. — 8." 

MARCO  (Úrsula  Polonia). 

99. — Soneto  á  San  Ramón  Nonato: 

Tres  ángeles  no  más  y  en  esa  cama 
que  es  trono  del  poder  de  Dios  que  asoma... 

Certamen  poético  a  las  fiestas  de  la  trans- 
lación de  la  reliquia  de  San  Ramón  Nonat, 
Recopilado  por  el  Padre  Fr.  Pedro  Martin, 
Religioso  de  la  Orden  de  nuestra  Señora  de 
la  Merced  Redención  de  Cautivos.  Y  su  vida 
en  Rimas  por  Francisco  Gregorio  Fanlo.  A 
Doña  Luysa  de  Padilla,  Condessa  de  Aran" 
da. — Año  161 8.  Impresso  en  Zaragoza,  por 
luán  de  Lanaja  y  Quartanet. 

Folio  90. 

MARGH  (Juana  Ignacia). 

Natural  de  Pollenza.  Estuvo  casada  con 
Francisco  Pizá  y  Gible,  regidor  perpetuo  de 
Palma.  Murió  á  6  de  Enero  de  1791. 

100. — Poesías  religiosas. 

Bover  da  el  título  de  una  que  es:  Oración 
á  Jesucristo  crucijicado,  y  publica  algunos 
versos  de  ésta. 


MARGARITA  IGNACIA. 


loi . — Á  nombre  de  esta  portuguesa  se  pu- 
blicó una  Apología  del  P.  Antonio  Vieira, 
mas  el  verdadero  autor  lo  fué  su  hermano 
Luis  Gon9alves  Pinheiro,  según  afirma  Bar- 
bosa Machado  en  la  Bibliotheca  Lusitana. 

MARÍA  (Sor  Bernarda). 

Monja  en  el  Real  Convento  de  Santa 
Clara  de  la  ciudad  de  Sevilla. 

102. — Á  la  muerte  del  Doctor  Juan  Pérez 
de  Montalván.  Décimas: 

Suspende,  muerte,  suspende... 

Lágrimas  panegíricas  á  la  temprana  muer- 
te del  gran  poeta,  y  teólogo  insigne  Doctor 
luán  Pere^  de  Montalván. 

Fol.  83. 

Reproducidas  en  la  Biblioteca  de  Autores  españoles, 
t.  XLII,  pág.  548. 

iVlARÍA  (Sor  Gregoria). 

103. — Libro  de  los  consejos  de  esta  Santa 
Casa  de  la  Encarnación  Benita.  (San  Pláci- 
do de  Madrid.) 

Años  1629  á  1644. 

Autógrafo. — Ocho  hojas  en  folio. 

Archivo  de  Simancas.— Proceso  de  las  monjas  de  Saa 
Plácido.  Leg.  3. 

MARÍA  ÁNGELA  (Sor). 

104. — Carta  de  Edificación,  Cerca  de  la 
Muerte,  y  exemplar  Vida  de  Sor  María  Ca- 
talina, Hermana  Profesa  de  Velo  Blanco  en 
nuestro  Monasterio  de  Capuchinas  de  Jesús, 
María,  y  Joseph,  de  la  Ciudad  de  Lima. 

4.** — Cuatro  hojas  sin  numerar  con  la  sig- 
natura A. 

Suscrita  por  Sor  María  Angela  y  fechada 
en  Lima  el  20  de  Diciembre  de  1767. 


-39  — 


MARÍA  LUISA  DE  BORBÓN 
(La  Reina  D.»).      ' 

Mujer  de  Carlos  H.  Nació  á  26  de  Abril 
de  1662;  fué  hija  de  Felipe,  Duque  de  Or- 
leans,  y  de  Enriqueta  Ana  de  Inglaterra. 
Cuando  en  1678  se  ajustaron  las  paces  entre 
Francia  y  España  se  convino  en  el  matri- 
monio de  aquélla  con  el  rey  Católico.  Nom- 
brado Embajador  extraordinario  al  efecto 
D.  Pablo  Spinola  Doria,  Marqués  de  los 
Balbases,  se  llevó  á  cabo  el  desposorio  en 
Fontaineblcau  á  31  de  Agosto  de  1679,  re- 
presentando á  Carlos  II  el  Príncipe  de  Con- 
ti.  Poco  después  se  encaminó  D.'  Luisa  á 
España,  y  en  Quintanilla  se  reunió  con  su 
enfermizo  esposo,  siendo  luego,  á  2  de  Di- 
ciembre, recibidos  ambos  en  Madrid  con 
alegría  y  fiestas  públicas.  Durante  el  breve 
tiempo  de  su  reinado  se  granjeó  el  amor  de 
sus  vasallos  por  su  caridad  y  otras  excelen- 
tes prendas.  Falleció  á  12  de  Febrero  de  1689 
y  fué  sepultada  en  el  monasterio  del  Esco- 
rial. 

io5.— Cartas  familiares  á  Carlos  II. 

Fechadas  á  17  de  Septiembre  de  1679  y 
Noviembre  del  mismo  año. 

Autógrafas.  La  primera  escrita  en  francés; 
la  segunda  en  castellano.— Dos  hojas  útiles 
en  4.' 

Bibliotíca  Nacional.— Mss.  P.  V.  4."  C.  i.  Núms.  3  y  5. 

MARÍA  LUISA  DE  BORBÓN. 

Mujer  que  fué  de  Carlos  IV,  con  quien 
se  casó  en  el  año  1775.  Falleció  en  1819.  Su 
biografía,  y  especialmente  sus  escándalos, 
son  bien  sabidos  para  que  nos  ocupemos 
de  ellos. 

Acerca  del  matrimonio  de  Carlos  IV  con 
María  Luisa  publicó  noticias  y  documentos 
inéditos  D.  Juan  Pérez  de  Guzmán  en  un 


artículo  rotulado  Casamiento  de  un  Príncipe 
de  Asturias. 

(Ilustración  Española  y  Americana  de  30 
de  Enero  de  1901.) 

106.— Cartas  á  D.  José  García  de  León  y 
Pizarro. 

Roma  1 5  de  Septiembre  y  2  de  Noviem- 
bre de  1 817. 

Son  dos;  habla  en  ellas  del  tratado  de 
Parma  y  de  las  acusaciones  contra  Vargas. 

Publicadas  en  las  Memorias  de  la  vida  del 
Excmo,  Señor  D.  José  García  de  León  y  Pi' 
i(arro,  escritas  por  el  mismo, — Madrid.  Su- 
cesores de  Rivadeneyra.  1894-97. 

Tomo  III,  págs.  368  á  371. 

MARÍA  TERESA  (Sor). 

Abadesa  que  fué  en  el  Convento  de  Ca- 
puchinas de  la  Puebla  de  los  Angeles. 

107.— Vida  y  virtudes  de  la  M.  R.  M.  Ma- 
ría Leocadia,  fundadora  de  las  Capuchinas 
de  la  ciudad  de  la  Puebla.— México,  Imp.  4e 
Hogal,año  1734.— 4.' 

Beristain  y  Souza.  Biblioteca  hispano-americana. 

MARÍN  (Celestina  María). 

108. — Carta  al  Diario  de  Madrid  en  que 
censura  la  Geografía  de  Cañaveras  y  á  don 
Elias  Ranz. 

En  mi  gabinete  á  6  deSeptiembre  de  1794. 

Diario  de  Madrid,  14  de  Septiembre  de 
1794;  págs.  1.047  a  1.049. 

MARQUINA  (D,*  Marta). 

109.— Marthae  Marchinae,Decimae  Musa 
Neapolitanse,  in  suo  Libro  Carminum,  Ro- 
mas in  lucem  emisso. 

Anno  M.DC.LXII. 

DISTICHON  AD  LECTOREM 

Praecipis  ex  isto  demi  mala  carmina  libro. 
Si  mala  sustuleris,  ¿quid  reliquum  fuerit? 


—  40 


TRADUCCIÓN 

Que  borre  los  malos  versos 
Me  mandas,  que  aquí  te  escribo; 
Si  quito  los  malos,  dime, 
¿Qué  quedará  en  este  libro? 

Varias,  hermosas  flores,  del  Parnaso,  que 
en  quatro  floridos,  vistosos  quadros,  plan- 
taron iunto  a  su  cristalina  fuente  D.  Anto- 
nio Hurtado  de  Mendoza;  D.  Antonio  de 
Solis;...  y  otros  i  Ilustres  poetas  de  España. 
En  Valencia,  en  casa  de  Francisco  Mestre. 
Año  1680. 

MARTÍNEZ  ABELLO  (D.^  María). 

Poetisa  de  principios  del  siglo  xix. 
lio.— Tragedia.  La  Estuarda.  En  quatro 
actos.  Compuesta  por  D.'  María  Martínez 

Abello. 
(Al  fin:)  Barcelona:  Por  Francisco  Suria 

y  Burgada.  S.  a. 
16  hojas  en  4.** 
Empieza  así: 

MARÍA   ESTUARDA 

Ya  he  firmado  las  cartas;  id,  Jacobo, 
Cerradlas  al  instante  y  con  presteza 
Dádselas  al  correo,  por  si  logran 
Mis  desgracias  tener  alguna  enmienda. 
¡Corazón!  no  presagies  infortunios. 
Que  aunque  ya  reconozco  tu  nobleza, 
No  tengo  de  creerte  por  ahora, 
Ni  he  de  atender  á  que  las  alas  muevas. 

JACOBO 

Vuestra  Real  Majestad,  no  á  los  pesares 
Les  debe  conceder  tan  larga  rienda. 
Que  el  cielo,  conmovido,  al  ver  que  sufre 
Penas  y  sobresaltos  con  paciencia. 
Trocará  las  tormentas  en  bonanzas 
Porque  la  tempestad  se  desvanezca. 

MARÍA  ESTUARDA 

A  la  verdad,  no  sé  que  responderos; 

Está  ya  decretado  que  padezca; 

L  )  conozco  muy  bien,  Dios  lo  dispone. 

Alabo  su  divina  providencia; 

Pero  buscar  alivio  en  los  trabajos 

A  los  humanos  toca,  y  quien  lo  ordena 


Después  lo  que  conviene  les  envía. 
Siempre  con  equidad  y  con  clemencia. 


JACOBO 

Católica  señora,  ¡qué  constancia! 
¿Qué  importará  que  tantos  reinos  pierdas 
Si  tus  muchas  virtudes  te  preparan 
Otra  más  digna  y  superior  diadema.^ 
A  obedeceros  voy. 

MARÍA   ESTUARDA 

¡Oh  santo  cielo! 
¡Qué  temores  el  alma  no  atormentan! 
¡Qué  cuidados,  que  sustos  no  padezco 
En  medio  de  mi  débil  resistencia! 
'     Que  á  no  ser  el  poder  que  me  sostiene 
¿Quién  duda  era  forzoso  dar  en  tierra? 
Esto,  Señor,  pudiera  consolarme, 
Pero  es  en  sumo  grado  mi  tibieza; 
Nací  para  desdichas;  bien  se  advierte; 
Apague  el  llanto  mis  ardientes  quejas. 

III. — Comedia  nueva.  Entre  los  riesgos 
de  amor,  sostenerse  con  honor.  La  Laureta. 
Compuesta  por  Madama  Ahello  (sic). 

(Al  fin:)  Barcelona:  en  la  Oficina  de  An- 
tonio Sastres,  en  la  baxada  de  la  Cárcel.  S.  a. 

38  págs.  en  4.°  á  dos  columnas. 

MARTÍNEZ  GALTERO  (D.*  Inés). 

112. — De  Doña  Inés  Martínez, Gaitero, 
Religiosa  en  el  Convento  de  Santa  Ana  de 
Murcia. 

Décimas: 

Virgen,  vuestros  ojos  bellos 
tanto  á  Dios  enamoraron 

lusta  poética,  y  festividad  votiva  a  honor 
de  la  gloriosa  Virgen  y  Martyr  santa  Lu- 
^ia.  Por  la  piedad  y  devoción  de  Francisco 
Pére^  de  Blesa.  Celebradas  en  el  convento 
de  San  Agustín  de  la  Ciudad  de  Murcia,  a 
trece  de  Diciembre  de  16 34  años.  Descritas 
por  Don  Pedro  de  Castro  y  Añaya.  Y  dedi- 
cadas a  Don  Deodato  Imperial  y  louardo, 
Sindico  General  de  la  Orden  de  San  Fran- 


—  41  — 


cisco.  Con  licencia:  En  Origuela:  Por  íuan 
Vicente  Franco.  Año  M.DC.XXXV. 

90  hojas  en  8.°,  más  ocho  de  prels. 

Folios  43  y  44. 

Biblioteca  de  Mr.  Archer  M.  Huatington. 

MARTÍNEZ  DE  ROBLES 
(D.*  Segunda). 

113. — Las  españolas  náufragas,  ó  corres- 
pondencia de  dos  amigas.  Novela  original 
por  Doña  Segunda  Martínez  de  Robles. — 
Madrid.  Abril  de  1831.  Imprenta  de  D.  Nor- 
berto  Llorenci. 

Dos  vol.  en  i6.°;  el  primero  de  144  pági- 
nas y  el  segundo  de  1 20,  con  dos  grabados 
en  madera. 

Esta  obrita,  que  en  el  fondo  es  una  autobiogra- 
fía, se  compone  de  18  cartas  de  D.  S.  M.  (Doña 
Segunda  Martínez)  á  (N.  D.  S.)  y  de  ésta  á  su 
amiga,  quien  refiere  un  naufragio  y  mil  contra- 
riedades que  le  sucedieron  en  el  extranjero,  hasta 
que  pudo  luego  regresar  á  España  y  obtener  del 
Rey  el  indulto  de  su  marido,  del  cual  había  estado 
separada  largos  años;  el  estilo  es  sencillo  y  el  con- 
junto del  libro  más  hace  efecto  de  memorias  que 
de  novela. 

MAS  (Isabel  de). 

1 14. — Soneto  á  la  Virgen: 

Subiendo  Rey  más  por  valor  que  fuerte 

Romance: 

Bizarra,  hermosa  Talía 

Certamen  poético  de  Nuestra  Señora  de 
Cogullada...  Publícalo  el  Licenciado  luán 
de  Iribarren  i  Pla^a. — En  Zaragoza,  en  el 
Hospital  Real  i  General  de  Nuestra  Señora 
de  Gracia.  Año  MDCXLIV. 

Págs.  138  y  176. 

MATILDE  (D.*  Raimunda). 
1 1 5. — Décima: 

Murmurando  bien  decir..,,. 


Sueños  y  Discursos  de  verdades  descubri- 
doras de  Abusos,  Vicios,  y  Engaños  en  iodos 
los  Oficios,  y  Estados  del  Mundo.  Compues- 
to por  D.  Francisco  de  Quevedo  Villegas. 
Valencia.  Ch.  Garriz.  1627. 

Reproducida  en  ediciones  posteriores,  in- 
cluso en  la  Biblioteca  de  Autores  españoles, 
tomo  XXllI,  pág.  295. 

MATURANA  DE  GUTIÉRREZ 
(D.*  Vicenta). 

Nació  en  Cádiz  á  6  de  Julio  de  1793.  Fué 
hija  de  D.  Vicente,  Caballero  de  la  Orden 
de  Calatrava,  Mariscal  de  Campo  y  Direc- 
tor general  de  Artillería.  Á  la  edad  de  cua- 
tro años  pasó  á  Madrid,  donde  recibió  es- 
merada educación  y  aprendió  francés  y  di- 
bujo. A  los  nueve  años  ya  componía  versos, 
aunque  á  disgusto  de  sus  padres.  En  1807 
se  trasladó  con  éstos  á  Sevilla;  allí  se  dis- 
tinguió por  su  destreza  en  el  baile,  y  tanto, 
que  fué  llamada  la  Terpsícore  del  Betis. 
Habiendo  muerto  su  padre  en  la  batalla  de 
Bailen,  vivió  con  su  madre  en  Portugal  los 
años  1809  y  18 10.  En  el  siguiente  regresó  á 
España  y  en  1820  casó  con  el  Coronel  don 
Joaquín  María  Gutiérrez,  Oficial  de  la  Se- 
cretaría de  Guerra.  En  1825  publicó  anóni- 
ma su  novela  Teodoro  ó  el  huérfano  agrade- 
cido; en  1828  un  tomo  de  poesías  y  en  1829 
otra  novela:  Sofía  y  Enrique.  Dícese  que  la 
Reina  Amalia,  quien  la  quería  sobremane- 
ra, le  enseñaba  sus  versos  para  que  los  co- 
rrigiera. Cuando  estalló  la  guerra  civil,  su 
marido  siguió  las  banderas  de  D.  Carlos,  y 
habiendo  fallecido  á  i .'  de  Octubre  de  1 838, 
D.'  Vicenta  estableció  su  residencia  en  el 
extranjero;  en  Bayona  publicó  el  Himno  á 
la  luna,  folleto  raro  porque  su  autora  reco- 
gió la  mayor  parte  de  los  ejemplares.  Murió 
en  Alcalá  de  Henares  en  el  año  1859. 


—  42 

1 1 6.— Ensayos  poéticos  de  la  Señora  Doña 
Vicenta  Maturana  de  Gutiérrez.— Madrid. 
Imprenta  de  Verges.  Año  de  1828. 

I  j7._Poesias  de  Doña  Vicenta  Maturana 
de  Gutiérrez.— París.  Librería  de  Lecointe 
y  Lasserre.  1841. 

21 5  págs.  en  8." 

1 18.— Poesías  de  Doña  Vicenta  Maturana 
de  Gutiérrez.— Madrid.  Imprenta  de  San- 
tiago Aguado.  1859. 

273  págs.  en  8.",  más  cuatro  de  prels.  y 
dos  al  fínal. 

En  8.';  iv-106  págs.  más  dos  hojas  de  prels. 

En  el  prólogo,  después  de  manifestar 
D.*  Vicenta  que  sólo  había  compuesto  sus 
versos  como  una  expansión  del  ánimo,  tras- 
ladando al  papel  las  impresiones  que  los 
varios  accidentes  de  la  vida  la  sugirieran, 
y  esto  con  desaliño  y  espontaneidad,  sin  los 
auxilios  del  estudio,  protesta  contra  quienes 
la  suponían  plagiaría,  diciendo: 

Yo  puedo  sufrir  con  resignación  el  título  de 
mala  compositora;  yo  sabré  hacer  el  sacrificio  de 
mi  amor  propio,  exponiéndome  á  la  justa  crítica 
que  merecen  mis  yerros  poéticos;  pero  no  me  es 
dado  autorizar  con  mi  silencio  una  falsedad  y  una 
injusticia,  ni  robar  un  solo  rayo  de  su  gloria  á 
quien  miro  con  la  más  justa  consideración  y  con 
la  más  viva  gratitud. 

Caracteriza  este  libro  la  variedad  de  asun- 
tos en  que  se  inspiran  sus  composiciones, 
escritas  en  metros  muy  diversos,  como  ro- 
mances octosílabos,  romancillos,  liras,  dé- 
cimas, tercetos  y  verso  libre;  en  él  se  cele- 
bra la  naturaleza  en  sus  estaciones  y  frutos, 
los  afectos  del  alma  cual  La  mudanza,  6  ex- 
presiones de  éstos  como  La  inquietud  y  La 
mirada;  hay  una  sátira  contra  las  corridas 
de  toros  y  bastantes  sonetos  filosóficos;  otros 
de  felicitación  y  elegiacos. 

D.'  Vicenta  Maturana  tenia  imaginación 
lozana  y  un  sentimiento  ppético  no  común; 


pero  no  habiendo  perfeccionado  el  gusto 
con  el  estudio  de  nuestros  clásicos,  adolecen 
con  frecuencia  sus  versos  de  ciertos  descui- 
dos, incorrecciones  y  aun  prosaísmos;  ver- 
dad es  que  por  lo  mismo  no  se  nota  en  ellos 
''^^cl  convencionalismo  tan  frecuente  en  mu- 
chas poetisas  y  sí  la  expresión  sincera  de  los 
estados  del  ánimo. 


LA   GOLONDRINA 

Ven  á  mi  humilde  lecho 
Graciosa  golondrina 

Y  en  él  fija  el  albergue 
De  tu  amada  familia. 
Sólo  morar  te  agrada 
Donde  la  paz  se  anida; 
Ven  á  mi  humilde  techo, 
Vivirás  complacida; 
Aunque  soy  de  la  Corte, 
Mi  alma,  seducida 

No  está  de  sus  grandezas, 
Yo  soy  cual  tú  sencilla. 
No  aprendí  en  los  palacios 
La  falacia  y  mentira. 
No  en  mi  pecho  el  orgullo 

Y  la  ambición  domina. 
Siempre  en  la  paz  hermosa 

Y  en  la  verdad  divina 
Formé  todo  mi  encanto, 
Labré  toda  mi  dicha. 
Admiré  las  virtudes 

Si  no  supe  seguirlas 

Y  bendije  al  Eterno 
Con  alma  enternecida. 
Así,  ven  á  mi  asilo. 
Cantora  golondrina, 

Y  repite  á  mi  reja 
Tu  grata  melodía. 
Mis  hijos  inocentes 
A  tu  canto  sonrían, 

Y  de  mi  esposo  amado 
Los  cuidados  disipa. 
El  triste,  á  sus  deberes 
Da  la  mitad  del  día, 
Mirando  los  combates 
Del  vicio  y  de  la  intriga; 
Pero  vuelve  anhelante 
Cuando  declina  el  día 

A  suspirar  al  seno 
De  su  mejor  amiga 

Y  á  gozar  de  sus  hijos 


43  — 


Los  juegos  y  caricias 

Y  el  .sueño  delicioso 
Que  grato  le  convida. 
lAh!,  ven  á  ser  testigo, 
Inocente  avecilla, 

Del  más  puro  contento 

Y  doméstica  dicha, 
Ven  á  mi  humilde  techo, 
Graciosa  golondrina, 

Y  en  él  fija  el  albergue 
De  tu  amada  familia. 


L\   DESPEDIDA 

Adiós,  mi  caro  esposo, 
Marcha  con  pecho  fuerte 
Á  despreciar  la  muerte 

Y  á  mezclarte  en  la  lid. 
Del  Rey  y  de  la  patria 
El  interés  sagrado 
Reclaman  un  soldado 
Decidido  cual  tú. 

Y  al  universo  muestra 
Que  por  él  romper  sabes 
Los  lazos  más  suaves 
Que  el  hombre  conoció. 
Que  el  asilo  abandonas 
De  una  madre  querida 
Cuya  doliente  vida 

Te  pudiera  excusar; 
Que  dejas  una  esposa 
Tierna  y  desconsolada 
De  riesgos  rodeada 
Sumida  en  el  dolor. 

Y  una  hija  en  la  cuna, 
Cuyas  blandas  caricias 
Hacían  las  delicias 

De  tu  paterno  amor. 
Impávido  atraviesa 
El  ancho  mar  salado 
En  equinocio  airado, 
Burlando  su  rigor. 
La  muerte  ó  la  victoria,' 
Tu  suerte  es  decidida; 
Hacienda,  honor  y  vida 
Hoy  vas  á  aventurar. 
Indigno  el  que  no  corre 
Cuando  el  deber  le  llama 

Y  ardiente  no  se  inflama 
De  un  religioso  ardor. 
Yo  sufro;  mas  no  temas. 
Que  tu  noble  entereza 
Con  indigna  bajeza 


Procure  contrastar. 
Que  fiel  te  seguiría. 
Si  á  mi  pecho  pendiente 
Una  niña  inocente 
No  me  fijase  aquí, 
¡Cuántas  amargas  penas 
Apuraré  en  secreto; 
Tú  serás  el  objeto 
Da  mi  eterna  inquietud! 
Haz  llegue  á  mi  retiro 
El  eco  de  tu  gloria, 
Que  nunca  mi  memoria 
Te  aparte  del  deber. 
Adiós,  que  en  este  instante 
Mi  llanto  sofocando 
,  Voy  tu  valor  copiando 
Con  alma  varonil. 
Te  seguiré  á  la  tumba 
Cual  viuda  de  un  valiente, 
O  tornarás,  la  frente 
Ceñida  de  laurel. 

MI  TEMOR  ÚNICO 

No  me  hace  extremecer  el  silvo  fiero 
Del  terrible  huracán,  cuando  agitado 
Forma  montañas  en  el  mar  salado 
Llenando  de  pavor  al  marinero. 

Ni  el  trueno  que  retumba,  ni  el  ligero 
Rayo,  de  oscura  nube  disparado. 
Ni  el  torrente  que  arrastra  mi  ganado, 
Ni  ver  entre  humo  y  llamas  el  granero. 

Con  pecho  firme,  con  serena  frente 
Miraré  el  universo  combatido 
Sin  que  el  corazón  mío  se  amedrente. 

Mas  este  corazón  tan  atrevido, 
Tiembla,  palpita....  mil  temores  siente 
Si  sueña  de  tu  amor  helado  olvido. 

MI  SITUACIÓN 
Iiixas. 

Estaba  yo  sentada 
Del  Manzanares  á  la  fresca  orilla 
Mirando  enajenada 
Una  blanca  y  graciosa  tortolilla 
Que  al  lado  de  su  amado  y  fiel  esposo 
Formaba  dulce  arrullo  cariñoso. 

Si  de  ella  se  apartaba 
El  tortolillo  fiel,  triste  gemía; 
Pero  al  punto  tornaba 

Y  á  su  tierno  gemido  respondía, 
Sobre  un  árbol  frondoso  se  posaban 

Y  con  los  bellos  picos  se  halagaban. 


—  44  — 


Después  que  largo  rato 
Miré  yo  enternecida  sus  amores, 
De  mi  destino  ingrato 
Maldije  la  injusticia  y  los  rigores, 

Y  el  recuerdo  infeliz  de  mi  tormento 
Ocupó  mi  agitado  pensamiento. 

Mis  ojos  desmayados 
De  lágrimas  amargas  se  cubrieron, 

Y  hacia  el  cielo  tornados 
Quejas  de  su  rigor  instes  le  dieron, 

Pues  como  el  humo  que  arrebata  el  viento 
La  esperanza  voló  de  mi  contento. 

La  risueña  esperanza 
Que  llenara  mi  vida  de  dulzura 

Y  en  tranquila  bonanza 

Me  llevaba  hacia  el  puerto  con  presura. 
Mas  ¡ay!  que  el  desengaño  doloroso 
Me  robó  la  esperanza  y  el  reposo. 

Y  por  siempre  privado 
Mi  corazón  de  paz  y  de  ternura, 
Por  decreto  del  hado 
Fallece  condenado  á  noche  obscura, 

Y  solo  al  fin  la  calma  y  el  reposo 
Hallará  en  el  sepulcro  tenebroso. 

119. — Himno  á  la  Luna,  poema  en  cuatro 
cantos  escrito  por  la  S.*  D.'  Vicenta  Matu- 
rana  de  Gutiérrez. — Impreso  en  Bayona  por 
Duhart-Fauvet  y  Maurin.  1838. 

71  págs.  en  8.°,  más  xv  de  prels.;  lleva 
cuatro  láminas. 

Este  himno  es  un  ensayo  de  poesía  en 
prosa  y  está  escrito  con  una  difusión  que 
raya  en  pesadez. 

Biblioteca  de  Mr.  Archer  M.  Huntington. 

120. — Sofía  y  Enrique,  novela  original, 
escrita  y  dedicada  á  su  Alteza  Real  la  Sere- 
nísima Señora  Infanta  Doña  María  Francis- 
ca de  Asís,  por  la  Señora  Doña  Vicenta  Ma- 
lurana  de  Gutiérrez. — Madrid.  Imprenta  de 
la  Viuda  de  Villalpando.  1829. 

Dos  vols  en  8.";  el  primero  de  xv-iSy  pá- 
ginas y  el  segundo  de  120,  más  tres  hojas 
al  principio. 


MAY  (Leonor). 


^  121. — Carta  á  los  Dominicos  de  Valencia 
acerca  de  un  viaje  á  Roma  del  Maestro  Cas- 
teloli,  de  su  muerte  y  de  las  reliquias  de  San 
Vicente  que  obtuvo  en  Bretaña. — Barcelo- 
na 29  de  Septiembre  de  1532. 
Autógrafa. — Una  hoja  en  folio. 

Archivo  Histórico  Nacional.— Papeles  de  los  Dominicos 
de  Valencia. 

MAYCAS  (Sor  Jerónima). 

Religiosa  de  Nuestra  Señora  del  Rosario 
en  Daroca. 

122. — Décimas  á  la  muerte  del  Príncipe 
Baltasar  Carlos: 

Dobló  el  amor  la  violencia 

Obelisco  histórico,  i  honorario  que  la  im- 
perial ciudad  de  Zaragoza  erigió  á  la  in- 
mortal memoria  del  Serenissimo  Señor  Don 
Balthasar  Carlos  de  Austria,  Principe  de 
las  Españas.  Escrivelo  el  Doctor  luán  Fran- 
cisco Andrés. — En  (Jaragoga,  en  el  Hospi- 
tal, de  Nuestra  Señora  de  Gracia.  Año 
MDCXLVI. 

Pág.  44. 

MAZAORINI  DE  LEEROS  (D/  Rosa). 

123. — Décima: 

Porque  quieres  impedirme... 

Diario  de  Madrid,  3 1  de  Agosto  de  1 794, 
pág.  991. 

1 24. — Romancillo: 

¿Qué  hay  en  este  mundo 
Que  pueda  durar 
Un  año  y  otro  año? 
La  dulce  amistad... 

Diario  de  Madrid,  17  de  Mayo  de  1796, 
págs.  55i  y  552. 


-45- 


125.— Oda: 


Á  MI  BALCÓN  Y  Á  MI  ANTEOJO 

Humilde  balcón  mío, 
Anteojo  pobre  y  tosco 
¡Qué  inocentes  delicias 
Disfruto  por  vosotros! 
Tu  situación,  tu  auxilio 
Franquean  á  mis  ojos 
Objetos  los  más  gratos 
Que  se  esconden  á  otros... 

Diario  de  Madrid,  19  de  Junio  de  1796, 
págs.  687  y  688. 
126. — Oda: 

¡Oh!  soledad  preciosa 
Que  á  los  mortales  brindas 
Con  el  dulce  reposo 
Que  tanto  necesitan! 
•En  el  tropel  confuso 
De  las  que  llama  dichas 
Y  placeres  el  mundo, 
Discurriré  tranquila. 
Los  halagüeños  dones 
Con  que  fortuna  brinda 
¿Son  verdaderos  bienes? 
¡Qué  duda  tan  tardía!... 

Diario  de  Madrid,  21  de  Julio  de  1796, 
págs.  819  á  821. 

127. — En  vista  del  juicio  que  el  señor  Cen- 
sor mensual  hizo  en  el  Diario  de  9  de  Agos- 
to, de  la  Oda  inserta  en  el  de  21  de  Julio,  se 
compuso  la  siguiente  Octava: 

Alababa  mis  versos  cierto  sabio... 

128. — Soneto: 

Sueña  un  calenturiento  con  la  fuente. 

Un  viejo  con  un  duelo  en  que  ha  vencido... 

Diario  de  Madrid,  1 1  de  Septiembre  de 
1796,  págs.  1. 041  y  1.042. 

D,*  Rosa  Mazaorini  se  refiere  en  estos 
versos  á  un  romance  que  empieza: 

Al  justo  mérito  de  las  Odas  insertas  en  el  Diario 
del  21  de  Julio  y  1  g  de  Junio,  compuestas  por 
Rosa  Mazaorini.  L.  D.  P. 

Como  rosa  en  tus  versos 
Aroma  grato  esparces 


Y  siendo  del  sentido 
Encanto,  el  alma  atraes. 
¡Oh!  bien  haya  el  Parnaso 
Que  así  quiso  llamarte. 
Pues  del  jardín  de  Iberia 
Eres  rosa  apreciable 

Siento  con  solo  oirte 
El  coro  de  las  aves 
Que  celebran  tus  versos 
Sonoros  y  agradables; 
Pues  honra  de  las  Musas 
Del  Betis,  á  admirarte 
Concurran  los  pastores 
Del  río  Manzanares... 

Diario  de  Madrid,  i  de  Agosto  de  1796 
págs.  263  y  264. 

Más  adelante  decía  el  mismo  Diario: 

Demasiada  humildad  tiene  Madama  Rosa  para 
ser  mujer  que  hace  excelentes  versos;  en  verdad 
que  no  mostramos  ni  un  átomo  de  esta  virtud  los 
varones,  aunque  los  hagamos  detestables.  Esta 
prenda  y  la  delicadeza  de  la  Octava  del  día  1 1  me 
convencen  de  que  realmente  es  hembra  hecha  y 
derecha,  sobre  lo  qual  hasta  ahora  había  tenido 
mis  dudas;  y  el  Soneto,  tan  bien  conducido  como 
graciosamente  rematado,  puede  servir  de  modelo 
á  los  soneteros  que  creen  no  tiene  más  dificultad 
un  soneto  que  el  rimar  catorce  versos. 

Diario  de  Madrid,  5  de  Octubre  de  1796, 
pág.  1. 1 37. 


MEDINAVEITIA  (D.*  María  Josefa). 

Nació  en  Barcelona  á  22  de  Noviembre 
de  1797.  Fué  hija  de  D.  Juan  José  Medina- 
veitia,  Fiscal  del  Crimen,  y  de  D.'  Mariana 
Pefíuelas  de  Zamora,  que  lo  era  de  D.  Juan 
Peñuelas,  Ministro  de  Gracia  y  Justicia. 

El  cruzado  en  Egipto.  Melodrama  heroi- 
co en  dos  actos,  traducido  y  puesto  en  verso 
español,  según  el  original  italiano.  Barcelo- 
na. Imp.  de  J.  Cherta  y  Comp.*  Año  1829. 

Emma  de  Resburg.  Melodrama  heroico 
en  verso. — Barcelona.  Imprenta  de  Mayol... 
Año  1829. 


46- 


129.— La  Geografía  en  láminas  y  mapas, 
con  el  retrato  y  descripción  de  los  usos,  tra- 
jes y  costumbres  de  todas  las  naciones,  tra- 
ducida libremente  del  francés  por  D.  M.  J. 
de  M.  Con  superior  permiso.— Barcelona. 
Por  los  herederos  de  D.  Agustín  Roca.  1834. 

vi-264  págs.  en  4."  menor  apais.  con  34 

láminas. 

port,— Pról.  de  los  editores.— Advertencia.— 
Texto.— índice  alfabético  de  los  capítulos.— Lá- 
minas. 

Acerca  de  esta  obra  he  visto  en  el  Archi- 
vo Histórico  Nacional  los  siguientes  docu- 
mentos: 

r 

La  Real  Academia  de  San  Fernando  ha  exami- 
nado la  Geografía  en  estampas,  ó  sean  los  usos, 
costumbres  y  trages  de  los  diferentes  pueblos  de 
la  tierra,  que  por  acuerdo  del  Supremo  Consejo 
remitió  V.  S.  á  su  censura  en  22  de  Abril  último. 

Esta  obra  está  traducida  libremente  del  francés 
al  castellano  por  D.*  María  Josefa  de  Medinabeitia 
y  Peñuelas  de  Zamora;  cuya  versión  examinada 
de  antemano  particularmente,  no  ofrece  reparo 
alguno  contrario  al  decoro  y  buena  moral.  La 
Academia  examinó  también  las  eitampas  del  ori- 
ginal que  se  acompaña  y  aunque  no  parecieron 
muy  correctas  en  los  trages  y  dibujo,  juzgó  que 
la  publicación  de  esta  obra  será  útil  y  curiosa 
para  los  que  se  dedican  al  estudio  de  la  Geografía 
Universal,  y  tanto  más  apreciable  quanto  mayor 
sea  el  mérito  y  correcto  estilo  de  las  referidas  es- 
tampas que  deben  acompañar  á  la  traducción. 
Manifiéstolo  á  V.  S.  por  acuerdo  de  la  Academia, 
devolviendo  la  obra  original  y  traducida,  para  la 
resolución  que  el  Consejo  estime  conveniente. 

Dios  guarde  á  V.  S.  m.s  a.s 

Madrid  16  de  Junio  de  i83i. 

Martin  Fernánde){  de  Navarrete. 
Sr.  D.  Antonio  López  de  Salazar. 

17  de  Junio  de  i83i.  Se  concede  á  D.»  Maria 
Josefa  de  Medinaveitia  y  Peñuelas  de  Zamora,  la 
licencia  para  imprimir  la  Geografía  en  estampas, 
en  los  términos  que  propone  el  censor,  pagando 
los  Reales  derechos. 


MEDRANO  (Antonia  Aurelia  de), 

130. — Elogio  del  Doctor  Juan  Pérez  de 
Montalván: 

Si  viendo  ;oh  huésped!  este  monumento... 

Lágrimas  panegíricas  á  la  temprana  muer- 
te del  gran  poeta,  y  teólogo  insigne  Doctor 
luán  Pere¡{  de  Montalván. 

Folio  59. 

MEDRANO  (María  de). 

131. — Soneto  á  San  Pedro  Nolasco: 

Sacó  la  luz  en  lazos  oprimida 
dulce  sepulcro  de  la  tierna  infancia... 

Las  fiestas  solemnes  y  grandiosas  que  hi^o 
la  sagrada  Religión  de  Nuestra  Señora  de 
la  Merced  á  su  glorioso  Patriarca...  San 
Pedro  Nolasco,  este  año  de  i63g. — Madrid. 
Imp.  del  Reino.  MDCXXX. 

Folio  74. 

MEDRANO  (xMaría  Teresa). 


Poetisa  mejicana  del  siglo  xviii. 

132. — Dos  epigramas  latinos  en  loor  de 
Fernando  VI. 

133. — Soneto: 

Del  caos  informe  el  dedo  sobírano... 

Cifra  feliK  de  las  dichas  imponderables 
que  se  promete  la  Monarchia  Hespañola  baxo 
el  suspirado  Dominio  de  su  Augusto  Sobe- 
rano el  Señor  Fernando  VI  (que  Dios  pros- 
pere)... Justa  literaria,  Certamen  poético, 
con  que  la  humilde  lealtad,  y  reconocida 
gratitud  del  Real,  y  más  antiguo  Colegio 
de  S.  Ildefonso  de  México  celebró  el  día  28 
de  Enero  del  año  de  1748  la  exaltación  al 
Solio  de  su  Augusto  Protector. — En  Sala- 
manca: En  la  imprenta  de  la  Santa  Cruz. 
Sin  año. 

286  págs.  en  4.°— Fágs.  147  y  157. 


-47- 


MELÉNDEZ  (D/  Catalina). 


ij^.—Glosa  en  elogio  del  P.  Luis  Aliaga: 

Para  maravilla  extraña 
y  caudillo  de  la  Fe 
dio  un  Fernando  el  cielo  á  España... 

Luis  Diei{  de  Aux.  Compendio  de  las  fies- 
tas que  ha  celebrado  la  Imperial  ciudad  de 
Qaragoga...  en  honor  del  P.  Fr.  Luys  de 
Aliaga.— Zarsigoza:  Por  Juan  de  Lanaja. 
Año  1619. 

Página  i  60. 

'melgar  y  santa  cruz 

(D.*  Antonia  de). 

135.— De  D.  Antonia  de  Melgar  y  Santa 
Cruz,  Cabera  de  la  Solariega  de  Soria.  So- 
neto al  Autor: 

Sobre  el  instable  mar,  ^qué  atrevimiento 

La  casa  del  iuego,  compuesta  por  Fran- 
cisco de  Nauarrete  y  Ribera,  Notario  Apos- 
tólico. Por  Documento  al  Letor. — En  Ma- 
drid, por  Gregorio  Rodríguez,  año  de  1644. 

MELGAREJO  (D.»  Luisa). 

El  inquisidor  de  Lima,  Gaitán,  escribía 
á  I."  de  Mayo  de  1624  acerca  de  Luisa  Mel- 
garejo: 

Mas  ha  de  doce  años  que  ha  corrido  voz  pública 
en  esta  ciudad  que  doña  Luisa  Melgarejo,  muger 
del  doctor  Juan  de  Soto,  tenía  relaciones,  visiones 
y  favores  del  cielo,  que  era  muger  santa,  y  que 
decía  que  sabía  cuando  las  ánimas  de  los  difuntos 
salían  del  Purgatorio. 

Y  visto  en  consulta  en  catorce  días  del  mes  de 
Noviembre  de  mil  seiscientos  veinte  y  tres,  se 
acordó  se  recogiesen  los  cuadernos  y  papeles  que 
había  escrito  la  dicha  doña  Luisa,  de  sus  arrobos, 
éxtasis,  suspensiones  y  revelaciones. 

Recogiéronse  cincuenta  y  nueve  cuadernos;  lue- 
go que  los  recibimos  vimos  que  unos  traían  letra 
nueva  en  todo,  otros  en  partes,  algunas  adiciones 
también  de  letra  nueva  y  diferente,  algunas  partes 
borradas  y  enmendadas  otras,  y  hojas  cortadas;  y 


por  haberse  hallado  todos  los  dichos  quadernos 
ó  casi  todos  en  poder  de  los  Padres  Contreras  y 
Torres,  de  la  Compañía,  pareció  examinarlos,  y 
pareció  y  se  hizo,  y  van  al  fin  del  dicho  proceso 
de  la  dicha  doña  Luisa  sus  declaraciones,  para 
que  vistas  por  Vuestra  Señoría  mande  lo  que  fue- 
re servido  y  convenga,  porque  resultan  culpados. 

J.  T.  Medina.  Historia  del  tribunal  del 
Santo  Oficio  de  la  Inquisición  de  Lima 
( j 56 g-j 8 20). —Sanüago,  Imprenta  Guten- 
berg.  1887. 

Tomo  11,  págs.  34  á  41. 

MENDES  SOBRAL  (Constanza). 

Floreció  en  la  segunda  mitad  del  siglo 
XVII.  Fué  muy  dada  al  estudio  y  perita  en 
las  lenguas  griega  y  hebrea.  Murió  soltera 
en  el  año  i685. 

ijg.—Rosa  sin  espinos  ó  María  Santísima 
concebida  sin  pecado  original. 

Damián  Flores  Pcrím,  Teatro  de  mujeres  ilustres. 

MÉNDEZ  DE  SIERRA  (D.*  Bárbara). 

127.— Glosa  á  la  piedad  religiosa  de  Feli- 
pe V  y  la  Reina: 

Ya  que  en  el  culto  mejor 
de  Filipo  y  de  Isabela 
todo  el  celo  se  desvela 
todo  se  esmera  el  amor... 

Sagradas  flores  del  Parnaso,  consonan- 
cias métricas  de  la  bien  templada  lira  de 
Apolo,  que  á  la  reverente  Cathólica  acción 
de  aver  ido  acompañando  sus  Magestades  al 
S.'""  Sacramento  que  iba  á  darse  por  Viáti- 
co á  una  enferma  el  día  28  de  Noviembre 
de  1722,  cantaron  los  mejores  cisnes  de  Es- 
paña. Dedicado  á  Doña  Isabel  Farnesio  por 
mano  de  Don  Alvaro  Ba^dn  Benavides  Mar- 
qués de  Santa  Crw^.— En  Madrid;  Imprenta 
de  Juan  de  Ariztia.  [1723.] 

Un  vol.  en  4." — Página  25. 


-48 
MÉNDEZ  DE  ZURITA  (Lorenza). 

Nació  en  Madrid  y  recibió  una  esmerada 
educación  desde  muy  niña.  Sus  maestros 
fueron  Alvar  Gómez  de  Castro  y  el  Maestro 
Serna.  Casó  con  Tomás  Gracián  Dantisco. 

Residió  en  Valladolid  cuando  se  trasladó" 
á  esta  ciudad  la  'Corte  y  allí  tuvo  una  hija 
llamada  Margarita,  bautizada  en  San  Lo- 
renzo á  27  de  Junio  de  1601. 

Debió  morir  poco  después,  pues  ya  en  el 
año  i6o5  aparece  Tomás  Gracián  casado 
con  D.'  Isabel  Berruguete,  nieta  del  célebre 
escultor  Alonso  Berruguete  (i). 

Lope  de  Vega  la  alaba  en  los  siguientes 
versos  del  Laurel  de  Apolo: 

Doña  Laurencia  de  Zurita,  ¡lustre 
admiración  del  mundo, 
ingenio  tan  profundo 
que  la  fama,  la  suya,  para  lustre 
de  si  misma  la  pide. 
Escribió  sacros  hinos 
En  versos  tan  divinos 
que  con  el  mismo  sol  dimetros  mide. 

No  hemos  podido  hallar  estos  Himnos 
que  Lope  cita,  como  tampoco  las  epístolas 
y  versos  latinos  que  se  le  atribuyen. 

El  mismo  Lope,  en  la  Relación  que  sirve 
de  introito  al  auto  del  Hijo  pródigo,  incluí- 
do  en  el  Peregrino  en  su  patria,  añade: 

Y  si  Laurencia  su  querida  esposa 
Que  ya  goza  del  cielo,  por  que  el  suelo 
No  mereció  su  mérito  divino, 
Quisiera  competir  con  cuantas  viven 
Eternas  en  el  nombre  de  la  fama, 
Nicóstrata  inventora  de  las  letras 
Latinas,  se  rindiera  á  las  que  supo; 
Safo  á  su  verso,  y  la  mujer  famosa 
Que  corrigió  los  de  Lucano  heroicos; 
Que  en  discreción,  prudencia  y  mansedumbre 
Basta  el  testigo  de  su  muerte  santa. 

De  ella  escribe  Pérez  de  Moya: 


(i)  Estudios  histórico- artísticos  relativos  principal- 
mente á  Valladolid,  por  D.  José  Marti  y  Monsó.  Vallado- 
lid,  i8Q8-igoi.— Pág.  116. 


Loréncia  Zorita,  que  al  presente  es  casada  con 
el  Secretario  Thomás  Gracián  Dantisco,  criado  de 
su  Magestad,  tan  docta  y  exercitada  en  la  lengua 
latina  y  poesía  como  otra  qualquierade  las  de  los 
siglos  passados,  según  se  parece  en  sus  Epístolas  y 
versos  latinos,  compuestos  con  muy  elegante  es- 
tilo, y  escriptos  de  su  mano,  de  tan  buena  letra  y 
characteres  como  podría  escriuir  un  maestro  de 
escuela.  Y  con  esto  la  música  de  canto  y  de  la 
harpa,  la  qual  tañe,  y  canta  los. versos  de  Home- 
ro, Ouidio  y  Vergilio  y  los  Psalmos  de  Dauid.  Fué 
su  maestro  de  letras  humanas  el  maestro  Aluar 
Gómez  de  Castro  y  el  maestro  Serna. 

Varia  historia  de  sanctas  e  ¡Ilustres  mu- 
geres  en  todo  género  de  virtudes.  Recopila- 
do de  varios  autores  por  el  Bachiller  luán 
Pere^  de  Moya. — En  Madrid,  por  Francis- 
co Sánchez.  Año  de  1583. 

Folio  310. 

MENDOZA  (D.*  Ana  Vigencia  de). 

Uztarroz  dedica  á  D.'  Ana  estos  versos' de 

su  Aganipe: 

Por  Doña  Ana  Vicencia  de  Mendoza 
y  por  doña  Matilde,  heroicos  goza 
aplausos  el  Isbela  en  sus  candores 
por  tan  unidos  bellos  resplandores, 
y  siendo  en  el  ingenio  tan  hermanas 
podrán  estar  ufanas 
y  dividirse  amables  la  con"ona 
que  les  ofrece  el  hijo  de  Latona, 
si  ya  no  viene  escaso 
todo  el  laurel  augusto  del  Parnaso 
que  igualmente  se  debe  á  su  hermosura 
á  su  ingeniosa  y  célebre  cultura. 

138. — Soneto  á  la  Virgen: 

Este  que  acaso  incierto  es  al  cuidado... 

Certamen  poético  de  Nuestra  Señora  da 
Cogullada,  ilustrado  con  una  breve  chrono- 
logia  de  las  imagines  aparecidas  de  la  Vir- 
gen Sacratissima  en  el  Reino  de  Aragón,  del 
Doctor  luán  Francisco  Andrés  de  U^ta- 
rro^.  Publícalo  el  Licenciado  luán  de  Iri- 
barren  i  Plai^a,  i  lo  dedica  al  muy  ilustre 
Deán  i  Cabildo  de  la  Santa  Iglesia  de  Za- 


—  49  — 


rago^a. — En  Zaragoza,  en  el  Hospital  Real 
i  General  de  Nuestra   Señora  de   Gracia. 
Año  MDCXLIV. 
Página  131. 

MENDOZA  (D."  Andrea  de). 

139. — Glosa: 

Ved,  señora,  que  es  tni  mal... 
Tiéneme  tan  consumido... 

140. — Otra: 

Mi  término  es  variar... 
Tiénenme  tan  lastimado... 

Catalogue  des  manu&crits  espagnols  et  des 
manuscrits portugais,  par  M.  Alfred  Morel- 
Fatio;  pág.  224. 

MENDOZA  (Angela  de). 

Poetisa  granadina  del  siglo  xvii. 

141. — Á  las  cenizas  del  Doctor  Juan  Pérez 
de  Montalván.  Epicedio  (Soneto): 
Culta  pavesa  ya,  si  antes  alada... 

Lágrimas  panegíricas d  la  temprana  muer- 
te del  gran  poeta,  y  teólogo  insigne,  Doctor 
luán  Pére^  de  Montalván. 

Folio  58. 

MENDOZA  (D.*  Antonia  de). 
Condesa  de  Benavente. 

Nació,  acaso  en  Sevilla,  á  principios  del 
siglo  XVII.  Fué  hija  del  Conde  de  Castro  (1) 
y  dama  de  las  Reinas  D."  Isabel  de  Borbón 
y  D.'  Mariana  de  Austria. 

Pellicer  habla  en  sus  Avisos  de  una  pen- 
dencia que  hubo  entre  los  criados  de  Doña 
Antonia  y  del  Marqués  de  Almenara: 

«Con  la  nueva  de  la  muerte  del  Señor  infante, 
no  asistieron  sus  Magestades  el  Domingo  8  [de 
Diciembre  de  1641],  como  acostumbran  todos  los 


(i)    Asi  lo  aíirma  D.  J.  Pérez  de  Guzmán  en  el  Cancio- 
nero d*  la  rosa,  tomo  II,  pág.  407. 


años,  á  la  fiesta  de  nuestra  Señora  de  la  Concep- 
ción, que  se  celebra  en  el  Monasterio  de  las  Descal- 
zas Reales.  Vino  el  día  de  la  octava  domingo  á  i5; 
comió  ese  día  en  el  convento  la  Reyna  nuestra 
Señora,  y  al  apearse  las  señoras  Damas,  un  criado 
de  la  Señora  Doña  Antonia  de  Mendoza  se  puso 
delante  de  los  Señores  Marqueses  de  Almenara, 
Diego  Gómez  de  Sandoval,  Conde  de  Castelnovo, 
Conde  de  Vagos  y  otros.  Dixéronle  se  apartase, 
con  cortesía,  y  respondiendo  con  desvergüenza, 
sacaron  las  espadas:  quedaron  algunos  heridos  y 
un  soldado  de  la  guarda  atravesado  un  muslo:  las 
Damas  y  las  Señoras  alborotadas  (i). 

Un  poeta  gongorino  de  aquel  tiempo  de- 
dicó á  D.'  Antonia  los  siguientes  versos: 

Á    LA   SEÑORA   DOÑA   ANTONIA    DE   MENDOZA, 
POR   UNA   SANGRÍA 

Octavas. 

Que  un  accidente  humano  á  A ntandra  hermosa 
Le  haga  sangre  (¡aquí  del  Dios  y  ciego!) 
Que  le  ofende  un  jazmín  bañado  en  rosa. 
Que  le  agravia  una  rosa  vuelta  en  fuego; 
¿Para  cuándo  su  aljaba  poderosa 
Guarda  las  puntas,  si  admirado  llego 
A  ver  que  de  un  Dios  triunfa  libremente 

Y  se  sujeta  Antandra  á  un  accidente? 
Rendida,  y  no  de  amor,  al  brazo  llega 

Un  hombre  (¡oh  venturoso  desacato!) 
Siendo  lugar  la  nieve  que  le  entrega. 
Que  apenas  antes  lo  intentó  el  recato; 
En  cinta  pone  al  sol,  la  luz  se  ciega. 
Besa  el  cristal  el  yerro  y  hiere  ingrato, 

Y  al  hierro  que  llamar  rayos  se  atreve 
Respuestas  de  coral  le  dio  la  nieve  (2). 

Á  31  de  Marzo  de  1648  escribía  al  P.  Ra 
fael  Pereyra  el  P.  Sebastián  González  desde 
Madrid: 

Doña  Antonia  de  Mendoza,  de  edad  más  que 
mediana,  se  casa  con  el  conde  de  Benavente,  viu- 
do (3). 


(i)  Avisos  de  D.  José  Pellicer.  Semanario  erudito,  to- 
mo XXXII,  pág.  181. 

(2)  Biblioteca  Nacional.  Departamento  de  Mss.— M.  83, 
folio  23. 

(31  Cartas  de  algunos  PP.  de  la  Compañía  de  Jesús 
sobre  los  sucesos  de  la  Monarquía  entre  los  años  de  1634 
y  1648.  Tomo  VII,  pág.  i65.  (Memorial  histórico  español.) 
£1  Conde  lo  era  D.  Juan  Francisco  Alonso  Pimentel. 


—  5o 
Las  capitulaciones  matrimoniales  se  otor- 
garon á  10  de  Marzo  de  1648;  el  Conde  ofre- 
ció á  D."  Antonia  7.000  ducados  de  dote  y 
una  pensión  de  3.000  si  quedaba  viuda. 

Habiendo  fallecido  el  de  Benavente  á  21 
de  Diciembre  de  i652,  un  hijo  de  éste,  don 
Antonio  Alfonso  Pimentel,  entabló  pleito 
contra  aquélla,  quien  venció  en  la  contien- 
da tres  años  más  adelante. 

Falleció  de  un  atracón  de  aves  á  comien- 
zos del  año  i656,  según  cuenta  D,  Jerónimo 
de  Barrionuevo: 

«Murió  la  Condesa  de  Benavente,  domingo  en  la 
noche.  Fué  el  caso  que  esta  señora  se  comía  cada 
día  cuatro  pollas  de  leche  en  diferentes  maneras. 
Cenó  una  en  jigote  y  una  pepitoria,  comiendo  de 
ella  16  alones, sin  los  adherentes  acostumbrados  de 
conservas  y  sustancias.  Díjole  el  médico  que  la 
asistía  que  para  su  edad  era  mucha  cena.  Respon- 
dióle que  sin  esto  no  dormiría,  y  hízolo  tan  bien 
que  amaneció  en  el  otro  mundo  volando  en  los 
alones  de  las  aves.  Tenía  hecho  testamento,  man- 
dando no  la  enterrasen  si  muriese  hasta  pasados 
tres  días,  por  unos  desmayos  grandes  y  dilatados 
que  le  solían  dar;  y  que  la  embalsamasen  y  lleva- 
sen su  corazón  al  túmulo  de  su  marido,  que  tam- 
bién se  hallan  ahora  Belermos  y  Durandartes  á 
cada  paso.  Dejó  toda  su  hacienda  á  los  Trinitarios 
descalzos,  que  dicen  pasan  de  100.000  ducados.» 

Carta  de  2  de  Febrero  de  i656. 

Avisos  de  D.  Jerónimo  de  Barrionuevo 
(i654-i658).  Precede  una  noticia  de  la  vida 
y  escritos  del  autor  por  A.  Pai(  y  Melia.— 
Madrid.  Imp.  de  M.  Tello.  1892-93. 

Tomo  II,  págs.  289  y  290. 

142. — Poesías. 

Se  atribuyen  á  D."  Antonia,  aunque  sin 
cierto  fundamento,  algunas  de  las  conteni- 
das en  el  ms.  M.  83  de  la  Biblioteca  Nacio- 
nal. Son  las  siguientes: 

I. —Al  Marqués  de  Velada,  que  Dios 
guarde: 

Dávila  generoso, 
magnánimo  Toledo, 


gran  Marqués  de  Velada, 

cuya  sangre  heredada, 

cuyo  heroico  denuedo, 

cuyo  imperio  famoso 

lámina  adquiere  de  inmortal  memoria 

en  vividores  siglos  de  tu  gloria. 

De  el  grande  Sancho  sucesor  activo, 
dos  veces,  por  su  nombre,  y  por  tí,  vivo, 
pues  que  la  alada  trompa 
se  renueva  por  él  aunque  se  rompa, 
y  el  valor  que  allí  admira 
no  sea  perdido,  pues  en  tí  se  mira. 

Así  ya  en  tus  róeles 
muchas  orlas  se  miren  de  laureles 
cuando  de  el  holandés  fiero  pirata 
la  herética  escarlata 
que  en  sus  venas  produce 
la  causa  que  á  su  estrago  te  conduce, 
en  el  de  sangre  vegetal  Danubio 
brazo  de  Dios  te  aclame  su  diluvio. 

Así,  pues,  te  suplico 
que  este  rato  te  deba 
el  sentimiento  á  que  mi  mal  te  mueva, 
voz  funeral  en  que  el  dolor  duplico. 
Ya  el  alma  desasida 
de  aquella  vida  que  me  dio  esta  vida 
yace;  y  si  bien  se  advierte 
Norte  de  mejor  vida  fué  su  muerte, 
pues  de  el  imán  tocado 
que  no  perdona  el  cetro  ni  el  cayado, 
con  la  aguja  fatal  del  albedrío 
iba  guiando  el  racional  navio, 
y  así  la  muerte,  que  es  la  amiga  estrella, 
á  salvamento  le  llevó  tras  ella; 
sulcó  el  golfo  de  muerto 
y  en  la  misericordia  tomó  puerto. 

Ya  de  quien  fuiste  dueño 
la  inexorable  le  entregó  á  su  sueño, 
y  á  su  Hacedor,  que  en  polvo  le  resuelve» 
el  ser  prestado  que  le  dio  le  vuelve; 
ya  el  suspiro  postrero 
dio  mi  padre  y  señor  Mateo  Montero. 

Y  pues  que  ya  de  el  hado 
el  destino  fatal  se  ha  ejecutado, 
oye  en  su  hora  postrera 
de  su  afecto  una  copia  verdadera 
de  sus  palabras  nivelada  y  propia 
si  en  mi  rudeza  desmentida  copia; 
este  epílogo,  mucho  aunque  sucinto, 
¡oh!,  grande  Antonio,  pinto; 
perdona  los  colores 
que  en  el  original  fueron  mejores, 
pues  de  la  fe  con  victoriosa  palma 


tabla  hizo  al  cielo  si  pincel  á  el  alma, 
que  de  el  celo  á  la  luz  con  el  reflejo 
acierto  de  cristiano  fué  el  bosquejo. 

Aquesto,  pues,  imito 
y  á  pluma  tosca  la  oración  limito 
de  el  dolor  más  perfecto 
(pasión  sea  ó  verdad)  que  vio  el  afecto 
y  en  tí,  ¡oh!  padre,  de  lágrimas  el  hilo 
disculpe  la  rudeza  de  mi  estilo, 
que  en  el  logro  feliz  de  lo  que  espero 
tengo  á  Maclas  si  me  falta  Homero, 
porque  el  amor  me  alumbre 
cuanto  el  ingenio  rudo  me  dislumbre, 
y  así  disculpa  alcance 
de  aquel  contrito  trance 
(escala  activa  de  el  divino  solio) 
porque  la  imito  al  temple  estando  al  olio; 
ya  este  perdón  colijo, 
y  así  ¡oh  Marqués!  mi  amado  padre  dijo: 

Ya,  Señor,  que  este  vajel 
en  este  mar  de  mis  culpas 
con  la  falta  del  aliento 
desanimado  fluctúa: 

Yff-que  este  reloj  que  al  tiempo 
la  hora  postrera  apunta 
y  aunque  desconcierta  el  curso 
la  que  ha  de  ser  no  se  duda: 

Ya  que  aqueste  lazo  unido 
con  la  Providencia  tuya, 
con  la  misma  Providencia 
se  quiebra  ó  se  desanuda:  ,. 

Ya  que  la  summa  de  ofensas 
en  el  guarismo  de  injurias 
contra  tí,  porque  son  tantas, 
la  cuenta  se  dificulta: 

Ya,  pues,  que  aferra  á  la  muerte 
con  las  áncoras  de  angustias 
y  el  aire  de  mis  suspiros 
vajel,  reloj,  lazo  y  summa: 

No  desperdicie  y  malogre 
mi  voz,  pues  que  no  se  ofusca 
aunque  sabe  que  su  acento 
cecea  á  la  sepultura. 

Alábete  yo.  Señor, 
en  tanto  que  el  ser  se  fustra 
y  esta  tumba  de  mi  alma 
va  á  hospedarse  en  otra  tumba. 


Ya  el  golpe  de  la  muerte 
levantado  está,  y  ya  anuncia 
que  Átropos  el  hilo  corta 
de  aquesta  estambre  caduca; 


5i  - 

Ya  el  último  parasismo 

en  la  garganta  se  añuda; 

el  alma,  Dios,  te  encomiendo 

y  tu  voluntad  se  cumpla. 
Dijo  mi  padre,  y  su  postrero  acento 
fué  en  la  respiración  postrero  aliento. 
Ya  de  su  vida  aquel  natal  Oriente 
vio  en  su  postrimería  el  Occidente; 
ya  otro  número  augmenta  á  la  experiencia; 
Dios  le  dé  el  cielo  y  guarde  á  Su  Excelencia (i). 

II. — Dando  el  pésame  á  la  cinta  verde,  de 
cuan  desvalida  está  hoy^  habiendo  sido  an- 
tes tan  estimada  de  los  amantes. 

Coplas  de  pie  quebrado: 

Antes  que  prorrumpa  el  llanto 
V  que  en  hebras  dolorosas 

se  adelgace, 
va  de  pésame  y  quebranto; 
cinta  verde,  estas  son  cesas 

que  Dios  hace. 
Allá  en  la  edad  más  hidalga 
de  amantes  era  interés 

tu  color, 
mas  ya  no  hay  color  que  valga; 
todo  en  las  mujeres  es 

so  color. 
Geroglíficos  ignora 
lo  verde  ya  en  los  amantes 

de  más  flema, 
porque  en  las  hembras  de  agora 
es  fábula  lo  que  antes 

era  emblema... 

III. — Soneto: 

María  sacrosanta,  Virgen  pura, 
casta  azucena,  candida  paloma, 
rosa  entre  espinas,  olorosa  aroma, 
madre  del  Criador  siendo  criatura... 

IV. — Romance  amoroso: 

Cuando  sale  el  alba  hermosa... 

V. — Mote  á  la  muerte  de  la  Reina  Doña 
Isabel  de  Borbón,  mujer  de  Felipe  IV: 

Al  cielo  sube  Isabel 
del  suelo,  porque  es  estrella, 
y  naide  ganó  más  que  ella 
ni  naide  perdió  más  que  él. 


(i)    La  autenticidad  de  esta  poesía  es  muy  dudosa. 


—  52 

VI.— Otro  en  las  cédulas  de  día  de  Reyes 
en  Palacio: 

El  galán  que  me  quisiere... 
VIL— Madrigal.  Á  una  mariposa  que  dan- 
do tornos  á  una  vela  que  estaba  sobre  un 
bufete  cayó  en  un  vaso  de  agua: 
Incauta  si  dichosa... 
VIII. — Romance: 

Zagalas  que  en  el  aldea... 
IX. — Glosa  á  unos  versos  que  empiezan: 

Igualmente  agradeciera... 
X. — Describiendo  un  hombre  que  muere 
y  mira  á  la  luz  de  la  candela  á  Cristo  cru- 
cificado: 

Esta  luz  que  con  sus  rayos... 

XI. — Canción.  Píntase  el  amanecer  de 
esta  aurora  [de  María]  y  dase  razón  porque 
es  luz  del  agua  más  que  de  la  tierra: 

Nueva  luz  goza  el  día 
que  le  esmalta  y  redora; 
ya  la  aurora  amanece  de  María, 
ya  María  amanece  de  la  Aurora. 

De  balsa  cristalina 
saliendo  va  la  aurora  peregrina 
y  en  religiosa  y  reverente  mano 
descansa  dulce  como  en  fresco  llano. 

XII. — Romance.  A  que  habiendo  echado 
una  Virgen  en  un  estanque  para  borrarle 
los  colores,  no  los  perdió: 

Para  estrago  de  bellezas... 

XIII. — Soneto  á  dicha  imagen: 
El  pincel  que  feliz  siempre  ha  corrido... 

Folios  6o  á  91. 

XIV. — Elegía  á  la  muerte  de  la  Marquesa 
de  San  Román;  murió  muy  moza,  recien 
casada;  era  muy  hermosa  y  muy  discreta; 
lastimó  sumamente  á  la  Corte. 

Tercetos: 

¡Oh!  tú  que  peinas  de  oro  remolinos 
á  lu  faz  trasladando  los  semblantes 
que  el  sol  admira  en  reynos  peregrinos. 


Que  del  mundo  en  las  glorías  inconstantes 
procuras  pie  fijar  (sin  devaneo) 
al  compás  de  sus  ruedas  vacilantes, 

Haz  de  tu  vista  un  breve  rato  empleo, 
llega  á  mirar  lo  que  este  mármol  pesa 
de  Parca  imperial  mayor  trofeo. 

Pon  á  tu  vanidad  por  contrapesa 
d  sta  fúnebre  pira  las  cenizas, 
pompa  fatal  que  extraña  edad  traviesa... 

XV.  —  Coplas  místicas  compuestas  por 
Doña  Antonia  de  Mendoza,  de  la  Cámara 
de  S.  M.  la  Reina  nuestra  Señora,  para  can- 
tar en  la  toma  de  hábito  de  Doña  Rosa  de 
Cepeda,  en  el  Monasterio  de  Santo  Domin- 
go el  Real  de  Madrid,  de  Religiosas  de  su 
Orden. — Imp.  s.  1.  n.  a. 

Si  el  obsequio  feliz  de  esta  rosa... 

XVI. — Romance: 

Hoy  una  rosa,  Domingo... 

Pérez  de  Guzmán,  Cancionero  de  la  rosa, 
tomo  í,  págs.  279  y  280. 

MENDOZA  (D.^  Catalina  de). 

Fué  su  padre  D.  Iñigo  López  de  Mendo- 
za, Marqués  de  Mondéjar;  nació  en  Grana- 
da á  5  de  Febrero  de  1 542',  y  desde  los  tres 
años  se  crió  en  casa  de  sus  abuelos,  D.  Luis 
Hurtado  de  Mendoza  y  D. "Catalina  de  Men- 
doza y  Pacheco.  Desde  muy  niña  se  dedicó 
á  la  lectura  de  obras  piadosas,  gustando  mu- 
cho de  los  libros  de  Fr.  Luis  de  Granada. 
Casó  con  el  Conde  de  la  Gomera,  más  ha- 
biendo sabido  que  éste  le  era  infiel,  solicitó 
en  Roma  el  divorcio  y  lo  consiguió  por  tra- 
tarse de  un  matrimonio  rato;  entonces  hizo 
voto  de  castidad.  Cuando  en  iSyi  Felipe  II 
nombró  al  Marqués  de  Mondéjar  Capitán 
general  del  reino  de  Ñapóles,  D.*  Catalina 
quedó  gobernando  los  estados  de  su  padre. 
Falleció  á  i5  de  Febrero  de  1602. 

143. — Coloquio  que  tuvo  con  nuestro  Se- 
ñor el  día  qiie  hi2o  los  votos. 


-53 


Publicado  en  la  Vida,  y  elogio  de  Doña 
Catalina  de  Mendoza,  Fundadora  del  Cole- 
gio de  la  Compañía  de  lesús  de  Alcalá  de 
Henares.  Escrita  por  el  Padre  Gerónimo  de 
Perea  de  la  misma  Compañía  de  lesvs.  De- 
dícala á  la  Excelent .^'^  Señora  Doña  Isabel 
de  Sandoual,  Duquesa  de  Ossuna,  Condesa 
de  Ureña. — Año  1635.  En  Madrid.  En  la 
Imprenta  Real. 

Folios  27  á  32. 

MENDOZA  (D.»  Dorotea  de). 

144. — Glosa  en  décimas  á  la  Inmaculada: 
Pues  la  luna  cuando  llena... 

Ivsta  poética  consagrada  a  las  festivas 
glorias  de  María  en  su  Immaculada  Concep- 
ción. Mantenida  en  la  Parroquial  Iglesia 
de  Santa  María  del  Mar  de  la  ciudad  de 
Barcelona.  Relación  de  las  svmtuosas  fiestas 
que  esta  ilustre  Parroquia  hii{0  en  honrosas 
memorias  de  tan  Soberano  Mysterio.  Por 
Don  Frajicisco  Modolell  y  Costa. — En  Bar- 
celona, por  Narcis  Casas,  Año  i656. 

Págs.  76  y  yj. 

MENDOZA  (D.*  Elvira  de). 

Poetisa  del  siglo  xvi.  Nació,  ó  cuando  me- 
nos residió,  en  la  isla  de  Santo  Domingo. 

Celebróla  Eugenio  de  Salazar  como  poe- 
tisa en  un  Soneto  á  la  ilustre  Poeta  y  Seño- 
ra Doña  Elvira  de  Mendoza,  moradora  en 
la  ciudad  de  Santo  Domingo. 

Cantares  míos  que  estáis  rebelados... 

Silva  de  Poesía,  compuesta  por  Eugenio 
de  Salariar,  vecino  y  natural  de  Madrid. 

Mí.  de  la  Real  Academia  de  la  Historia.— Folio  211. 

MENDOZA  (D.'''  Eufrasia  de). 

145. — Soneto  á  la  muerte  del  Cardenal 
Infante  D.  Fernando: 


Aquí  yace  el  poder  que  fenecido 
á  imitación  está  de  una  flor  breve 
que  el  viento  que  le  toca  aunque  más  breve 
deja  borrado  todo  el  haber  sido... 

Pira  religiosa,  mausoleo  sacro ,  pompa  fú- 
nebre que  la  muy  Santa  Iglesia  Primada  de 
las  Españas  consagró  piadosa  á  las  recientes 
cenizas  del  Cardenal  /n/a/zíe.— Madrid,  por 
Diego  Díaz  de  la  Carrera.  1642. 

Pág.  99. 

MENDOZA  (D.*  Isabel  de). 
146. — Décimas: 

Soldados  tan  poco  expertos 
como  falsos  y  atrevidos, 
para  la  verdad  dormidos, 
y  para  mentir  despiertos... 

El  cavallero  de  Ávila-  Por  la  Santa  Ma- 
dre Teresa  de  lesús...  Pohema  heroico.  Por 
luán  Batista  Felipes  de  Cdceres.— En  gara- 
go^a,  por  Diego  Latorre.  Año  1623. 

Pág.  489. 

MENDOZA  (D.'^  Juana  de). 

147.— Da  senhora  Dona  Joana  de  Men- 
doza. 

Por  acudyr  ao  rrifam 
Cancioneiro  geral  de  Garda  de  Resende. 
Lisboa.  Per  Hernán  de  Campos.  i5i6. 
Folio  147. 

MENDOZA  (D.-^  María  de). 

Hermana  del  insigne  historiador  y  poeta 
D.  Diego  Hurtado  de  Mendoza  y  mujer  de 
D.  Antonio  Hurtado,  Conde  de  Monte- 
agudo. 

Gutierre  de  Cetina  ensalzó  á  D.«  María 
en  estos  versos: 

Yo  diría  de  vos  tan  altamente 
Que  el  mundo  viese  en  vos  lo  que  yo  veo, 
Si  tal  fuese  el  decir  como  el  deseo. 
Mas  si  fuera  del  más  hermoso  cíelo. 


-54- 


Acáen  la  mortal  gente, 

Entre  las  bellas  y  preciadas  cosas 

No  hallo  una  que  os  semeje  un  pelo, 

Sin  culpa  queda  aquél  que  no  os  atreve. 

El  blanco  del  cristal,  el  oro  y  rosas, 

Los  rubis  y  las  perlas  y  la  nieve. 

Delante  vuestro  gesto  comparadas 

Son  ante  cosas  vivas,  las  pintadas. 

Ante  vos  las  estrellas, 

Como  delante  el  sol,  son  menos  bellas, 

El  sol  es  más  lustroso, 

Pero  á  mi  parecer  no  es  tan  hermoso. 

¿Qué  puedo,  pues,  decir,  si  cuanto  veo 

Todo  ante  vos  es  feo? 

Mudad  el  nombre,  pues,  señora  mía, 

Y  vos  llamad  beldad,  beldad  María  (i). 

De  ella  escribía  Paulo  Manucio: 

Cum  autem  ea  quse  scripsit  legimus,  vel  anti- 

quis  scriptoribus  ingenii  praestantia  simillimam  ju- 

dicamus  (2). 

MENDOZA  (D.''  María  Josefa  de). 

Natural  de  la  ciudad  de  Santa  Fe  en  Gua- 
najuato  (México): 

148.— Cánticos  devotos  sobre  los  cuatro 
Novísimos:  Muerte,  Juicio,  Infierno  y  Glo- 
ria.—México,  por  Jauregui,  año  1802.-8.° 

Beristain  de  Souza.  Biblioteca  hispano-americana. 

MENDOZA  (D.^  Mariana  Manuela  de). 

149. — Décima: 

Al  objeto  que  matizas... 

Eternidad  del  Rey  Don  Phelipe  III,  por 
Doña  Ana  de  Castro  y  ¿gas.  —  Madrid, 
1629. 

MENDOZA  (D.''  Vigencia  de). 

1 5o.— Silva  á  la  Virgen: 

Esta  que  ves  columna  prodigiosa 


(i)  Obras  de  Gutierre  de  Cetina,  con  introducción  y 
notat  del  Doctor  D,  Joaquín  Hazañas  y  la  i?u«.— Sevi- 
lla. Imp.  de  F,  de  P.  Día.'.  1895.— Tomo  I,  pág.  7. 

(3)  Prefatium  ad  opera  philosophica  Ciceronis.  (Marci 
TulUi  Ciceronis,  de  Philosophia  polumina  ¿«o.— Venctiis, 
apud  Aldi  filies,  1541.) 


Certamen  poético  de  Nuestra  Señora  de 
Cogullada...  Publícalo  el  Licenciado  luán 
de  Iribarren  i  Pla^a. — En  Zaragoza,  en  el 
Hospital  Real  i  General  de  Nuestra  Señora 
de  Gracia.  Año  MDCXLIV. 

Págs.  1 01  á  104. 

MENDOZA  Y  CASTILLA 
(D.^  Orofrisia  de). 

Hija  de  D.  Francisco  de  Mendoza  y  de 
D.*  Beatriz  de  Castilla  y  Mendoza.  Nació 
en  Madrid  hacia  el  año  i565.  Casó  con  don 
Francisco  de  Cepeda,  hijo  mayor  de  D.  Lo- 
renzo de  Cepeda  y  sobrino  de  Santa  Tere- 
sa. Ésta,  en  una  de  sus  cartas  (i),  fechada 
en  Valladolid  por  Diciembre  de  i58o,  es- 
cribe: 

Á  mí  no  me  han  faltado  trabajos,  hasta  ver  á 
Don  Francisco  como  ahora  está;  porque  quedó 
con  mucha  soledad,  que  ya  ve  vuestra  merced  los 
pocos  deudos  que  hay. 

Ha  sido  tan  codiciado  para  casarse  con  él,  en 
Ávila,  que  yo  estaba  con  miedo  si  había  de  tomar 
lo  que  no  le  convenía.  Ha  sido  Dios  servido  que 
se  desposó  el  día  de  la  Conceción  con  una  señora 
de  Madrid,  que  tiene  madre,  y  no  padre.  La  madre 
lo  deseó  tanto  que  nos  ha  espantado;  porque, 
para  quien  ella  es,  pudiérase  casar  muy  mijor; 
que  aunque  el  dote  es  poco,  con  ninguna  en  Ávi- 
la, de  las  que  pretendíamos,  le  podían  dar  tanto 
aunque  quisieran.  Llámase  la  desposada  Orofrisia 
(an  no  ha  quince  años,  hermosa  y  muy  discreta); 
digo  doña  Orofrisia  de  Mendoza  y  de  Castilla.  Es 
prima  hermana  la  madre  del  Duque  de  Albur- 
querque,  sobrina  del  Duque  del  Infantazgo  y  de 
otros  hartos  señores  de  titulo:  en  fin,  de  padre  y 
de  madre,  dicen  no  la  hará  ninguna  ventaja  en 
España.  En  Ávila  es  deuda  del  Marqués  de  las 
Navas  y  del  de  Velada  y  de  su  mujer  de  don  Luís 
el  de  mosen  Rubí,  mucho. 

Diéronle  cuatro  mil  ducados.  El  me  escribe  que 
está  muy  contento,  que  es  lo  que  hace  al  caso.  Á 
mí  me  le  da  que  doña  Beatriz,  su  madre,  es  de 
tanto  valor  y  discreción  que  los  podrá  gobernar  á 
entramos,  y  que  se  acomodará,  á  lo  que  dicen, 
á  no  gastar  mucho.  Tiene  doña   Orofrisia  solo 


(t)    Biblioteca  de  Autores  esp-.iñoles;  tomo  LV,  pág.  a66. 


—  :>D  — 


un  hermano  mayorazgo  y  una  hermana  monja. 
A  no  tener  hijo  el  mayorazgo,  le  hereda  ella;  cosa 
posible  podría  ser. 
Memorial  de  Lorenzo  de  Cepeda  en  que  pide  á 

S.  M.  5.0  0  0  pesos  de  renta  en  una  encomienda 

del  Perú. 

Lorenzo  de  Cepeda,  vecino  de  la  cibdad  de  San 
Francisco  del  Quito  en  los  Reynos  del  Terú,  digo 
yo  he  servido  á  vra.  Alteza  en  los  dichos  Reynos 
en  treinta  y  cinco  ó  treinta  y  seis  años  que  en  ellos 
residí,  como  fiel  y  leal  vasallo,  en  conquistas  y 
pacificaciones  de  yndios  y  en  las  rebelliones  que 
en  ellos  a  ávido,  siguiendo  vuestro  estandarte  Real 
con  Blasco  Núñez  Vela,  vuestro  visorrey,  y  con 
el  Licenciado  Gasea,  vuestro  Presidente  y  Gover- 
nador,  contra  Gonzalo  Piíjarro,  y  con  vuestros 
Oydores  de  la  Real  Audiencia  de  los  Reyes,  contra 
Francisco  Hernández,    hallándome    siempre   en 
vuestro  Real  servicio  en  todas  las  batallas  y  ren- 
quentro's  y  alcanaes  que  los  rebeldes  dieron  al 
dicho  vuestro  virrey;  y  asimesmo  serví  á  vra.  Al- 
teza en  cargos  de  corregidor  y  juez  de  residencia 
y  visitador  y  en  tomar  quenta  á  vuestros  oficiales 
Reales  de  las  cibdades  de  Loxa  y  (^amora  y  poner 
orden  en  vuestra  Real  Hacienda,  con  gran  apro- 
vechamiento della;  y  lo  mesmo  á  los  tenedores  de 
bienes  de  difuntos,  y  en  evitar  que  no  se  cargasen 
los  yndios  desde  el  puerto  de  Payta  á  la  dicha 
gibdad  de  Loxa,  que  ay  sesenta  leguas,  adonde 
morían  muchos;  y  yo  di  borden  como  se  abriesen 
caminos  y  anduviesen  requas,  y  en  evitar  que  no 
se  despoblasen  las  cibdades  de  Valladolid  y  Loyo- 
la  que  las  tenían  cercadas  los  yndios,  por  ser 
presto  en  socorrerlas,  y  en  otras  cosas,  como 
todo  consta  y  parece  por  estas  provisiones  y  pro- 
van9as  y  cédula  de  encomienda  que  presento,  por 
do  asimesmo  consta  la  suma  de  pesos  que  en 
vuestro  Real  servicio  he  gastado  y  los  muchos 
peligros  y  trabajos  que  en  lo  susodicho  he  pade- 
cido; y  en  la  flota  pasada,  con  vuestra  Real  licen- 
cia vine  de  los  dichos  Reynos  á  suplicar  á  V.  A. 
fuese  servido  hazerme  merced  conforme  á  mis 
servicios  y  calidad,  porque  el  repartimiento  de 
yndios  que  en  vuestro  Real  nonbre  tengo  en  en- 
comienda vale  muy  poco,  y  yo  ni  el  hijo  mío  que 
en  él  sucede  no  podemos  sustentarnos  con  él  y  si 
yo  me  he  sustentado  con  lustre  y  gastado  tanto 
en  servicio  de  V.  A.  a  sido  por  otras  ayudas  y 
herencias  y  mucho  dote  que  ove  quando  me  casé. 
Á  V.  A.  suplico  que  aviendose  visto  lo   que 
dicho  tengo,  por  los  papeles  que  presento,  sea 
V.  A.  servido  hazerme  merced  de  mandar  que  se 

me  cumpla  á  cinco  mili  pesos  sobre  lo  que  vale 


el  dicho  repartimiento  que  tengo  en  encomienda, 
para  que  mejor  mis  hijos  y  yo  podamos  servir 
á  V.  A.  como  hasta  aquí  lo  e  hecho  sin  aver  de- 
servido en  cosa  alguna  ni  aun  con  el  pensamien- 
to; y  lo  mesmo  an  hecho  otros  quatro  hermanos 
míos,  de  los  quales  an  muerto  ios  tres:  el  uno  en 
la  batalla  de  Quito,  y  otro  que  llevaba  el  estandar- 
te Real  salió  con  heridas  de  muerte,  como  á  todos 
es  público  en  aquellos  Reynos.  [Año  de  iSjj.) 
Lorenzo  de  Cepeda. 

Autógrafo. — Una  hoja  en  folio. 

Archivo  de  Indias.— Patronato. 

Súplica  que  hi^o  al  Rey  Z).*  Orofrisia  de  Men- 
doza. 

Doña  Orofrisia  de  Mendoza  y  Castilla,  en  nom- 
bre de  don  Francisco  de  Zepeda  su  marido,  dize 
que  ella  suplicó  á  su  Magestad,  atento  á  los  mu- 
chos y  buenos  serbicios  de  Lorenzo  de  Zepeda, 
su  suegro,  y  del  Gobernador  Agustín  de  Hauma- 
da,  su  hermano,  se  les  hiziese  merced  de  que  una 
cédula  que  la  Magestad  del  Rey  nuestro  señor, 
que  está  en  el  cielo,  les  dio  para  que  se  les  situase 
en  el  Pirú,  en  yndios  bacos  ó  los  primeros  que 
bacasen,  mil  pesos  de  buen  oro,  la  qual  merced  a 
quasi  deciocho  años  que  se  les  hizo,  y  para  que  se 
les  asentase  el  dicho  don  Francisco  de  Zepeda 
pasó  en  el  Perú  once  años  a,  el  qual  tiempo  ha 
asstido  junto  á  la  persona  del  virrey,  ansí  del 
Marqués  de  Cañete  como  de  don  Luys  de  Velas- 
co,  y  siempre  a  serbido  en  lo  que  se  le  a  mandado, 
y  que  acudiendo  á  don  Luys  dibersas  veces  á  que 
le  asentase  le  a  respondido  que  llebe  su  casa,  como 
consta  de  los  papeles  que  tiene  presentados;  y 
que  ansí  hiendo  ella  esto  se  determina  á  hir  con 
su  marido,  y  para  ello  suplicó  á  \.  M.  le  creziese 
la  dicha  merced  y  quatro  mil  pesos  de  buen  oro 
y  que  estos  se  le  situasen  en  los  yndios  que  baca- 
ron  por  muerte  de  don  Beltrán  de  Castro,  y  se  les 
diese  recompensa  de  los  deziocho  años  que  a  que 
se  les  hizo  la  dicha  merced;  y  que  á  esto  se  le 
respondió  que  mostrase  los  papeles  de  lo  que  dice 

i5i. — Declaración  de  Doña  Orofrisa  de 
Mendoza  y  Castilla  en  las  informaciones 
de  Alcalá  [sobre  la  vida  de  Santa  Teresa  de 
Jesús]. 

Publicada  por  D.  Vicente  de  la  Fuente 
en  la  Biblioteca  de  aut.  es/?.,  tomo  LV,  pá- 
gina 407. 


1 52. —Carta  á  la  Hermana  Teresa  de  Je- 
sús, sobrina  de  la  Santa.  Alcalá  21  de  Mar- 
zo de  16 10. 

En  ella  se  queja  D.'  Orofrisia  de  que  su 
marido,  D.  Francisco  de  Cepeda,  le  había 
gastado  su  dote,  y  propone  al  convento  de 
Carmelitas  Descalzas  de  Ávila  que  la  in- 
demnizara en  algo,  transigiendo  en  lo  re- 
ferente á  la  herencia  de  D.  Lorenzo  de  Ce- 
peda, cuyo  testamento  fué  declarado  nulo. 
Acaba  diciendo: 

Saldré  deste  matrimonio  gastada  mi  niñez  y 
mi  mozedad  y  mi  acienda  y  aun  no  poder  tomar 
un  abito  de  1  rey  la. 

Archivo  Histórico  Nacional.  — Papeles  de  Carmelitas 
Descalzas. 

MENDOZA  Y  DE  LA  CERDA 
(D.*  Ana  de),   Princesa   de  Éboli. 

La  poesía,  el  mágico  pincel  de  Coello  y 
los  ruidosos  acontecimientos  en  que  figuró 
como  protagonista,  han  hecho  de  la  Prin- 
cesa de  Éboli  una  de  las  mujeres  más  céle- 
bres de  cuantas  vivieron  en  el  siglo  xvi.  En 
la  fantasía  popular  vive  cual  tipo  de  la  her- 
mosura capaz  de  eclipsar  con  su  brillo  un 
defecto  físico  de  importancia  y  de  seducir 
el  frío  corazón  de  Felipe  II.  Hija  de  D.  Die- 
go de  Mendoza,  Conde  de  Mélito,  y  de 
D.'  Catalina  de  Silva,  nació  en  la  villa  de 
Cifuentes  (Guadalajara),  donde  fué  bauti- 
zada á  29  de  Junio  del  año  1540.  Niña  era 
todavía  cuando  Felipe  II,  deseoso  de  en- 
grandecer á  su  favorito  Ruy  Gómez  de  Sil- 
va, concertó  el  matrimonio  de  D."  Ana  con 
éste;  firmáronse  las  capitulaciones  á  18  de 
Abril  de  i552.  Los  amplios  donativos  que 
el  Rey  la  hizo  con  tal  ocasión  han  dado 
margen  á  pensar  en  tratos  ilícitos  que  un 
doctísimo  historiador  ha  refutado  (1). 

(O    Vida  de  la  Princesa  de  Éboli,  por  D.  Gaspar  Muro, 
con  una  carta  por  via  de  prólogo  del  Excmo.  Sr.  D.  An- 


56  - 

Ni  hay  tampoco  razones  para  creer  que 
ya  casada  faltase  á  la  fidelidad  conyugal,  ni 
hiciese  desgraciado  á  su  marido,  de  quien 
tuvo  sucesión  numerosa:  diez  hijos.  Aun- 
que á  poco  de  casarse  perdió  un  ojo,  conti- 
nuó siendo,  como  la  llamaba  Antonio  Pé- 
rez, «joya  engastada  en  los  esmaltes  de  la 
naturaleza  y  la  fortuna».  Muerto  en  el  año 
¡573  Ruy  Gómez,  D."  Ana  mostró  un  dolor 
tan  intenso  que  resolvió  entrar  en  el  con- 
vento de  Carmelitas  Descalzas  fundado  por 
entonces  en  Pastrana,  propósito  que,  adop- 
tado en  momentos  de  dolor  y  sin  la  reflexión 
necesaria,  había  de  acarrearle  algunas  con- 
trariedades, dado  su  carácter  altanero  y  ca- 
prichoso. Seis  ó  siete  meses  duró  solamente 
su  vida  monacal,  y  pasados  se  instaló  en  su 
palacio  de  Pastrana.  Vuelta  á  Madrid  co- 
menzó sus  relaciones  con  Antonio  Pérez, 
acerca  de  los  cuales  y  de  la  rivalidad  del 
monarca  tanto  se  ha  fantaseado;  relaciones 
en  que  el  amor  fué  acaso  el  móvil  más  pe- 
queño, pues  ni  ella  debía  estar  deslumbra- 
dora á  los  36  años,  ya  madre  de  diez  hijos  y 
estropeada  con  la  pérdida  de  un  ojo,  ni  An- 
tonio Pérez  dejaba  de  guiarse  generalmente 
por  el  cálculo  y  el  afán  de  medrar.  Compli- 
cada en  el  proceso  del  soberbio  favorito,  se 
vio  encerrada  en  el  castillo  de  Pinto.  Inútil 
sería  entrar  en  detalles  sobre  estos  sucesos 
conocidísimos  gracias  á  las  excelentes  obras 
de  Mignet,  el  Marqués  de  Pidal,  Bermú- 
dez  de  Castro,  Muro  y  del  mismo  Anto- 
nio Pérez  en  sus  Relaciones.  Objeto  de  la 
más  estrecha  vigilancia,  fué  después  lleva- 
da á  Santorcaz  y  últimamente  á  la  villa  de 


fonio  Cánovas  del  Castillo.— íAidrid.  Imp.  de  Aribau 
y  C*  1877. 

Conf.  Documentos  relativos  á  Doña  Ana  de  Mendoi^a  y 
de  la  Cerda,  Princesa  de  Éboli,  desde  el  año  ¡573  hasta 
su  muerte,  ocurrida  en  2  de  Febrero  de  iSgi. 

(Colección  de  documentos  inéditos  para  la  Historia  dt 
España,  tomo^LVI.) 


-57- 


Pastrana,  dándole  su  palacio  por  cárcel. 
Las  penalidades. sufridas  no  la  hicieron  más 
sensata;  rodeada  de  criminales,  su  vida  fué 
una  serie  de  imprudencias,  merced  á  las 
cuales  se  vio  privada  de  la  tutela  de  sus  hi- 
jos y  tratada  con  sumo  rigor,  que  le  ade- 
lantó la  muerte,  ocurrida  á  2  de  Febrero 
del  año  1592  á  los  52  de  su  edad  y  doce  de 
prisión. 

153. — Cartas  al  Rey,  á  D.  Antonio  Pazos, 
al  Cardenal  de  Toledo  y  á  Mateo  Vázquez, 
acerca  de  su  procesó.  Publicadas  por  Don 
Gaspar  Muro  en  la  obra  citada,  págs.  139, 
174,  175,  176  y  207  de  los  Apéndices,  y  i5, 
20  y  5o  de  la  Adición. 

154. — Carta  á  S.  M.  el  Rey  Felipe  II  acer- 
ca de  la  parte  que  á  ella  se  imputaba  en  el 
asesinato  de  Escobedo. 

Publicada  en  las  Relaciones  de  Antonio 
Péreí,  Secretario  de  Estado,  que  fué,  del 
Rey  de  España  Don  Phelippe  II  deste  nom- 
bre.— Impresso  en  París,  con  Priuilegio  del 
Rey  Christianíssimo.  M.D.XCVIII. 

Págs.  22  á  24. 

Reproducida  en  las  posteriores  ediciones. 

1 55. — Cartas  á  su  hijo  segundo,  D.  Diego 
de  Silva  y  Mendoza,  Duque  de  Francavila. 

Son  tres,  y  aunque  no  tienen  fecha,  pare- 
ce que  fueron  escritas  en  el  año  1577,  y  al- 
guna después  del  destierro  de  la  Princesa. 
Son  curiosas  por  la  ternura  y  sentimiento 
con  que  se  expresa  D.*  Ana. 

Se  publicaron  en  el  Memorial  del  hecho 
de  los  pleitos  que  D.  Diego  de  Silva  y  Men- 
doza, Duque  de  Francavila,  Conde  de  Sali- 
nas, trataba  con  D.  Rodrigo  de  Silva  y  Men- 
doza, Duque  de  Pastrana,  su  hennano. — 
Madrid.  Por  Juan  González.  1631. 


MENESES  (D.*  Juana  Josefa  de). 
Condesa  de  Ericeira. 

Nació  en  Lisboa  á  17  de  Septiembre  de 
1 65 1.  Fué  hija  de  D.  Fernando  de  Mene- 
ses  (i),  segundo  Conde  de  Ericeira.  Recibió 
una  educación  esmerada;  el  P.  Antonio  de 
Mello  le  enseñó  Humanidades.  Contrajo 
matrimonio  con  su  tío  D.  Luis  de  Mene- 
ses,  autor  dé  la  Historia  de  Portugal  res- 
taurado (2),  y  fué  madre  de  D.  Francisco 
Javier  de  Meneses,  quien  llegó  á  ser  Tenien- 
te general  del  ejército  portugués  y  se  distin- 
guió como  escritor,  pues  además  de  la  Hen- 
riqueida  compuso  otras  obras  en  prosa  y 
verso  (3).  Protegieron  mucho  á  D.*  Juana 
la  reina  de  Inglaterra,  D."  Catalina,  tía  de 
Juan  V  de  Portugal;,  habiendo  ésta,  en  su 
viudez,  regresado  á  su  patria,  la  nombró 
su  Camarera  mayor.  Los  últimos  años  de 
su  vida  los  pasó  aquejada  de  perlesía  y  de 
otras  enfermedades.  Murió  á  26  de  Agosto 
de  1709. 

Cnf.  Ensaio  biographico-critico  sobre  os 
melhores  poetas  portugueses,  por  José  María 
da  Costa  e  Silva. 

Tomo  X,  págs.  231  á  243. 

Dejó  la  Condesa  de  Ericeira  muchas  obras 
inéditas  que  conservaba,  según  dice  Barbo- 
sa, el  Marqués  de  Lourigal. 


(i)    Autor  de  los  siguientes  libros: 

Vida,  facfoens  d'el  Rey  Dom  Jodo  II  de  Portugal.— 
Lisboa.  J.  Galváo.  1677. — 4.° 

Historia  de  Tangere. — Lisboa.  Na  Offic.  Ferreiriana. 
1732.— Fol. 

Histuriarum  lusitanarum  ab  anno  1640  usque  t657. 
libri  X. — Ulissiponae.  Typ.  Silva.  1734  —Dos  vol.  en  4.° 

(2)  Historia  de  Portugal  restaurado.— Lisbo3L.  Joáo 
Galváo  y  Miguel  Deslandes.  1679  á  1698.— Dos  vols.  en  fol. 

E  cnbió  a  emás: 

Compendio  panegirice  da  vida  e  acfoens  do  Luis  Alya~ 
re¡{  de  Tavora,  Conde  de  S.  /oao.— Lisboa.  Rodriguen 
dAbreu.  1674.-4.° 

(3)  Henriqueida.  Poema  heroico.— Lisboai.  k.  1.  da  Fon- 
seca.  1 741.— 4" 

Historia  genealógica  da  antiquissi7na  Casa  de  Faria,— 
Lisboa.  A.  L  da  Fonseca.  1741.-4.° 


58- 


1 56.— Despertador  del  alma,  al  sueño  de 
la  vida.  En  voz  de  un  advertido  desengaño. 
Dale  á  la  estampa  Apolinario  de  Almada. — 
En  Lisboa.  En  la  Emprenta  de  Manuel  Lo- 
pes Herrera.  M.DC.XC.V.  Con  todas  las  li- 
cencias necessarias. 

8.",  1 5o  págs.,  más  lo  hojas  de  prels. 

Antepon,  grabada.— Port.— Al  que  leyere.— A 
un  libro  poético  intitulado  D:spertador  del  alma, 
al  sueño  de  la  vida.  Soneto  en  castellano  del  Con- 
de de  Ericeyra.— Admiración  de  un  papel  de  autor 
incógnito,  intitulado  Despertador  del  alma,  al  sue- 
ño de  la  vida.  Romance  endecasílabo  de  S.  P.  V. — 
Approvagam  de  Joseph  da  Cunha  Brochado:  Lis- 
boa, 20  de  Agosto  de  1694.— Licen^as.— Texto. 
(3oo  octavas.) 

Escrito  este  poema  en  estilo  gongorino 
ofrece,  sin  embargo,  algunos  pasajes  que 
no  carecen  de  belleza,  cuales  son  los  si- 
guientes: 

Octavas  i 58  Á  i6fi 

¿Qué  es  de  los  Rsyes?;  donde  la  corona 
Un  siglo  existe,  veinte  lustros  dura, 
Si  el  tiempo,  que  las  vidas  no  perdona, 
Encubre  á  muchos  aun  la  sepultura? 
La  muerte,  que  sus  timbres  abandona, 
Trofeos  hurta  siempre  á  la  ventura; 
Pues  ¿que  serán  del  tiempo  en  vituperios 
Los  Reyes,  si  aun  acaban  los  Imperios? 

El  que  á  la  dicha  en  hado  peregrino 
De  la  fortuna  el  patrocinio  alcanza 
Y  por  sellar  del  bien  el  descamino 
Con  verde  piedra  cuenta  su  esperanza, 
No  contrastó  de  un  infeliz  destino 
Último  fin,  que  aun  quando  en  mar  bonanza 
No  pudo  (ó  sacrificio  fuesse,  ó  voto), 
El  hilo  de  la  red  más  que  el  de  Cloto. 

La  hermosura,  lisonja  apetecida, 
Flor  adulada  al  viso  de  una  aurora 
Que  en  la  blancura  de  una  tez  bruñida 
Un  purpúreo  arrebol  blando  colora, 
Del  cabello  y  los  ojos  presumida, 
En  oro,  en  luz  que  su  emispherio  dora, 
Del  tiempo  y  de  lo  frágil  de  su  suerte 
Aun  la  vida  acaba  sin  la  muerte. 

El  Filis,  presunción  imaginaria, 
Hypócrita  beldad  que  el  garbo  ostenta, 
Hallando  siempre  la  razón  contraria 
Sólo  de  negaciones  se  alimenta. 


Varia  naturaleza,  copia  varia 
De  vanidad  que  agrados  representa. 
Escarmentada  por  su  proprio  daño 
Empegando  ignorancia,  acaba  engaño. 

¡Quántas  ya  de  la  Fábula  ó  la  Historia 
Bellas  y  sabias,  merecieron  dinas  (i) 
Los  templos,  donde  ofrece  la  memoria 
Culto  á  las  perfecciones  peregrinas! 

Y  en  lo  inconstante  de  una  vana  gloria 
Ceden  estimaciones  á  ruinas. 

Que  en  aplausos  del  mundo  fementido 
Es  la  memoria  de  oy  mañana  olvido. 

¿Dónde  bellezas,  dónde  presunciones 
Que  al  mundo  hizieron  repetida  guerra 

Y  fueron  ultrajando  otros  blasones. 
Llanto  del  mar,  estrago  de  la  tierra, 
Oy  se  esconden,  si  apenas  los  borrones 
De  su  fama  en  olvido  el  polvo  encierra, 

Y  sólo  dexa  su  retrato  escrito 

En  voz  del  desengaño  ú  del  delito? 

El  valor  que  en  aplausos  generosos 
Con  acciones  heroicas  se  acredita, 

Y  erigiendo  trofeos  victoriosos 
Al  orbe  vastos  ámbitos  limita  (2), 

¿Es  más  que  una  venganga  que  en  furiosos 
Vislumbres  de  la  cólera  se  excita? 

Y  solo.se  distingue,  si  lo  adviertes, 
Muerte  que  se  compone  de  otras  muertes. 

Que  el  polvo  que  en  victorias  esparzido 
Buela  en  fama  ruidosa  en  voz  extraña 

Y  en  monumento  al  mundo  construido, 
Deve  á  la  Historia  aplausos  de  una  hazaña, 
Gemiendo  dize  que  en  eterno  olvido 

Otro  polvo  le  cubre,  otra  campaña. 
No  reparando,  de  poder  desnudos, 
La  espada  yerros,  golpes  los  escudos. 

¿Qué  se  hizieron  de  héroes  eminentes 
Á  que  el  orbe  tembló,  la  historia  aclama, 
Trofeos  nobles,  triunfos  excelentes, 
Que  en  el  clarín  sonaron  de  la  Fama? 
Bolaron  sin  laureles  permanentes. 
Cúbrelos  del  cyprés  funesta  rama 
Que  grava  de  la  tierra  en  lo  profundo 
Que  á  quien  mundos  faltavan  faltó  el  mundo. 

OCTAVAS  204  Y  205 

Lo  que  passó  no  buelve,  y  la  futura, 
Tímida,  incierta,  frágil  esperanca 
Aun  quando  para  dichas  se  apressura 
Seguridad  en  ellas  nunca  alcanza, 

Y  bolando  la  pena  ó  la  ventura 


(i)    En  el  original  dignas. 
(2)    En  el  original  lemita. 


Con  veloz  gyro  rápida  mudanza, 

Iguala  con  sus  términos  tálales 

Bienes  que  son,  á  los  que  fueron  males. 

La  instable  rueda  que  á  elevada  planta 
Erige  pedestal,  base  construye, 
Rápida  mueve,  altiva  se  adelanta 
A  hazer  penalidad,  gloria  que  influye. 
Nunca  dura  aquel  bien  que  alegre  canta, 
Que  en  las  cláusulas  del  llanto  sustituye 
Con  el  triste  gemido,  donde  auna 
Quexas  el  Tiempo,  estragos  la  Fortuna. 

OCTAVAS  244  Y  245 

Á  nadie  perdonó  del  tiempo  duro, 
Sordo  martillo  que  con  golpe  incierto 
Inclyta  torre,  sublimado  muro 
Deshaze  en  silencioso  desconcierto. 
Nadie  de  alvor  que  amaneció,  seguro 
Se  deve  prometer  esplendor  cierto. 
Que  indiferente,  al  pobre  ó  al  monarca 
Devana  el  hilo  el  uso  de  la  Parca. 

Passará  el  tiempo,  llegarán  los  días 
En  que  el  Cielo  fulmine  por  señales 
De  último  fin  á  locas  osadías 
Desquicios  de  los  exes  celestiales. 
Temblará  el  mundo  al  ver  cenizas  frías 
Reprodusir  cadáveres  fatales 
Que  encuentren,  de  su  pena  en  las  querellas, 
Á  incendio  de  dolor,  llanto  de  estrellas. 

157. — Panegyrico  ao  governo  da  serenis- 
sima  senhora  Duqucza  de  Saboya  D.'  Maria 
Joanna  Baptista  de  Saboya,  traduzido  do 
italiano. — Lisboa,  1680. — 4." 

1 58. — Reflexoes  sobre  a  Misericordia  de 
Déos  por  urna  peccadora  arrepentida.  Tra- 
ducgáo  do  francez. — Lisboa,  1694. — 8.** 

Reimpresa  varias  veces. 

iSg. — Poema  fúnebre  a  morte  da  Rainha 
D.*  Maria  Francisca  Isabel  de  Saboya. 

160. — Vida  de  Santo  Agostinho  acom- 
panhada  de  varias  reflexoes. 

161. — Triumpho  das  mulheres,  traduzido 
do  francez. 

162. — Discursos  académicos  e  moraes. 

163. — Obras  poéticas.  (Divididas  en  tres 
partes). 

164. — El  divino  imperio  de  Amor  (co- 
media). 


-  59  - 

i65. — El  duelo  de  las  finezas  (ídem). 

1G6. — Contienda  del  amor  divino  y  hu- 
mano (auto  sacramental  en  dos  partes). 

Estas  obras  dramáticas  se  conservaban 
manuscritas  y  perecieron  cuando  el  terre- 
moto de  Lisboa  en  el  año  lySS. 

MENESES  NORONHA  (D.*^  Leonor  de). 
Condesa  de  Seren. 

Fueron  sus  padres  D.  Fernando  de  Me- 
neses  y  D:'  María  Freiré  y  Andrada,  Mar- 
queses de  Villarreal,  residentes  en  Lisboa. 
Adornada  de  relevantes  prendas  de  alma  y 
cuerpo,  se  dedicó  al  estudio  y  no  quiso  con- 
traer matrimonio.  La  encomió  Eduardo 
Núñez  de  León  en  su  Descripcdo  do  Rey  no 
de  Portugal  y  nos  dejó  noticia  de  sus  tra- 
bajos literarios.  Antes  de  cumplir  diez  años 
hablaba  correctamente  el  francés  y  después 
adquirió  notables  conocimientos  de  Filoso- 
fía, Aritmética,  Poesía  y  Música.  Falleció 
en  Lisboa  á  4  de  Septiembre  de  1640.  Es- 
cribió con  el  pseudónimo  de  Laura  Mau- 
ricia. 

167. — El  desdeñado  más  firme. — Lisboa, 
i655.  (Es  una  novela  en  prosa  y  verso.) 

168. — Décadas  de  Marco  Antonio  Sabelli- 
co,  traducidas  al  portugués. 


MENESES  Y  ORELLANA 
(D.^  María  de), 

LLAMADA  TAMBIÉN  SoR  MaRÍA  DEL  NiÑO  JeSIJS 

Vivió  en  Berzocana  (Cáceres),  donde  fué 
donada  profesa  de  la  Orden  de  San  Jeróni- 
mo. Debió  morir  á  últimos  del  siglo  xvii, 
pues  ya  en  1707  el  Obispo  de  Plasencia, 
D.  José  Gregorio  de  Rojas,  rriandó  hacer 
una  información  sobre  su  vida  y  virtudes. 

169. — Vida  de  la  devota  D.'  María  de  Me- 
neses  y  Orellana,  por  otro  nombre  María 
del  Niño  Jesús,  escrita  por  ella  misma. 


6o  — 


Ms.  en  folio;  letra  del  siglo  xvii. 

Biblioteca  provincial  de  Cáceres. 

MERCADER  DE  ZAPATA 
(D.^  Ángela). 

Valenciana  del  siglo  xvi,  casada  con  Je- 
rónimo Escriba  y  madre  del  P.  Francisco 
Escriba,  autor  de  los  Notísimos.  Conocía 
los  idiomas  griego  y  latino.  Dicen  que  ayu- 
dó á  su  hijo  en  la  obra  mencionada,  pero 
no  está  probado  ni  mucho  menos.  Lo  cierto 
es  que  Escolano  en  su  Historia  de  Valencia 
la  llama  monstruo  de  aquel  siglo. 

De  ella  escribió  García  Matamoros:  (De 
adserenda  hispanorum  eruditione.) 

^Quid  referam  clarissimam  feminam  Angelam 
Zapatam,  quae  quum  angélica  mente  donata  esset, 
doclissimi  viri  Ludovici  Vives,  civis  sui,  amplum 
et  magnificum  testimonium  de  ingenio  pariter  et 
doctrina  tulit? 

MERLO  (Sor  María  Rosalía). 

Nació  en  Cáller  (Cerdeña)  en  el  año  1704. 
Á  los  16  años  tomó  el  hábito  en  el  convento 
de  religiosas  capuchinas  de  aquella  ciudad, 
donde  murió  en  1772. 

170. — Rimas  espirituales. 

Ms.  autógr.  en  i6.°  de  371  págs.  Está  di- 
vidido en  ocho  partes.  Poseíalo  el  Arzobispo 
de  Cáller,  D.  Manuel  Marongiu  Nurra. 

Toda  y  Güell,  Bibliografía  española  de  Cerdeña.  En 
esta  obra  se  copian  alguaos  versos  de  Sor  María. 

MESÍA  (D.*  Teresa  de). 

171. — Soneto  á  San  Juan  de  Dios: 

Al  tránsito  de  Cristo  fué  María 
De  Juatí  Evangelista  acompañada... 

Justa  literaria,  certamen  poético...  en  la 
solemne  quanto  deseada  canonización  del 
Pasmo  de  la  Caridad,  San  Juan  de  Dios. — 


Madrid.   En  la  Imprenta  de  Bernardo  de 
Villa-Diego.  Año  de  MDCLXXXXIL 
Página  109. 

MESQUITA  PIMENTEL 
(Sor  María  de). 

Portuguesa;  religiosa  cisterciense  en  el 
monasterio  de  Celias,  próximo  á  Coimbra. 
Falleció  en  el  año  1661  á  los  80  de  edad. 

172. — Memorial  da  infancia  de  Christo,  E 
triumpho  do  diuino  Amor.  Primeira  parte. 
Dedicado  á  virgem  Senhora  N.  do  Dester- 
ro. Composto  por  Sóror  María  de  Mesquita 
Pimentel,  Religiosa  no  Mosteiro  de  sao 
Bento  de  Castris,  extra  muros  da  cidade  de 
Euora,  da  ordem  do  glorioso  Patriarcha 
sao  Bernardo.  Anno  1639  (Estampa  de  la 
Virgen  y  San  José  con  el  niño  Jesús  en  me- 
dio).— Em  Lisboa.  Com  as  licengas  neces- 
sarias.  Por  loge  (sic)  Rodrigues. 

1 56  folios  en  8."  más  12  de  prels. 

Port. — V.°  en  bl.  —  Licengas.  —  Dedicatoria  aa 
Serenisslma  virgen  María. — Prólogo  ao  leitor  (en 
verso). — Aa  Senhora  María  de  Mesquita  Pimeniel. 
Soneto. — Ouiro  ao  mesmo  intento.— Do  Doutor 
Frey  Luis  de  Sá.  Soneto. — De  Frey  Theodosio  de 
Lucena.  Soneto. — Á  la  señora  María  de  Mesquita. 
Soneto. — Do  Padre  Joao  de  Teue  &  Marmeleiro 
(Redondillas  en  portugués). — Do  Padre  Luis  Mén- 
dez. Décimas. — Erratas. — Texio  divididos  en  diez 
cantos  en  octavas. 

173. — Paixao  de  Christo. 

En  el  título  de  un  soneto  que  hay  en  los 
preliminares  del  Memorial  da  infancia  de 
Christo  se  lee: 

Aa  Senhora  Maria  de  Mesquita  Pimentel,  que 
despois  de  escreuer  a  Paixao  de  Christo,  &  Trium- 
pho do  diuino  Amor,  em  octaua  rima  escreueo  a 
Infancia  de  CJiristo,  &  Triumpho  do  diuino  Amor, 
no  mesmo  verso. 

MILÁN  (Sor  Feliciana  de). 

Monja  cisterciense  en  Odivellas(Portugal) 
y  natural  de  Lisboa.  Murió  en  el  año  1705. 


—  6i 


174. — Discurso  sobre  a  pedra  filosofal. 
175. — Varias  partas  espirituales. 
176. — Poezias  e  ditos. 

MIRANDA  Y  PAZ  (Sor  María  de). 

Religiosa  en  el  convento  de  Santa  Clara, 
de  Salamanca. 

Probablemente  fué  hermana  de  D.  Fran- 
cisco de  Miranda  y  Paz,  natural  de  Sala- 
manca y  capellán  de  los  Reyes  nuevos  de 
Toledo,  quien  escribió  un  Discurso  sobre  si 
se  puede  hacer  fiesta  á  Adam  (Madrid,  1636) 
y  El  Desengaño,  Tratado  moral. 

177. — Mote: 

Luz  del  sacro  sol  de  España, 
tú  que  al  lauro  no  te  excusas, 
dulce  Pierio  á  las  Musas 
y  á  sus  émulos  guadaña... 

Aplauso  gratulatorio  de  la  insigne  escue- 
la de  Salamanca  al  Excelentíssimo  Señor 
Don  Gaspar  de  Guarnan, por  la  restauración 
de  los  Votos  de  los  Estudiantes,  que  alcangó 
de  su  Magestad.  Recogido  por  Manuel  de 
Ai^euedo. — En  Barcelona,  por  Sebastián  de 
Cormellas.  S.  a. 

178. — Décima: 

Tanta  gala  y  discreción... 

Ivpiter  y  lo.  Al  Excellenttssimo  Señor 
D.  Manuel  de  Fonseca,  y  Zúñiga,  Conde  de 
Monte  Rey  y  de  Fuentes.  Por  D.  Manuel 
Brauo  de  Velasco. — Con  licencia,  en  Sala- 
manca, por  Diego  de  Cosío.  S.  a. 

Las  aprobaciones  fechadas  en  Febrero  y 
Marzo  de  1641. 

MIRAVETE  DE  BLANCAS 
(Sor  Isabel  de  San  Francisco). 

Nació  en  Zaragoza  en  el  año  i585,  y  allí 
fué  Priora  en  el  convento  de  San  José,  de 
Carmelitas  Descalzas.  Murió  á  13  de  No- 
viembre de  1627. 


179. — Libro  de  las  cosas  más  importantes 
para  las  ordinarias  y  última  enfermedad, 
particularmente  para  la  hora  de  la  muerte. 

180. — Opúsculos  en  metros  sobre  asuntos 


de  la  Sagrada  Escritura. 


MIRES  Y   ARGUILLUR 
(D."  Victoria  de). 

181. — Soneto  á  D.'  María  de  Zayas  y  So- 
tomayor: 

Sacro  Ibero  que  en  nítidos  cristales... 

Novelas  amorosas,  y  exemplares,  compues- 
tas por  Doña  María  Zayas  y  Sotomayor. — 
En  Zaragoza,  en  el  Hospital  Real  y  Gene- 
ral de  N.  Señora  de  Gracia,  año  1637. 

Folio  5. 

MISERICORDIA  (Sor  Leonor  de  la). 

Nació  en  Zaragoza,  de  la  noble  casa  de 
Ximénez  de  Aragués.  Estuvo  casada  con  el 
Dr.  Miravete  de  Blancas.  Ambos  cónyuges 
abandonaron  el  siglo  y  fundaron  el  conven- 
to de  Carmelitas  Descalzas  de  Calatayud, 
donde  ella  fué  Priora.  Él  profesó  en  otro 
de  la  misma  Orden.  Murió  Sor  Leonor  ha- 
cia el  año  1 61 2.  El  P.  Villiers  (Bibliotheca 
carmelitana)  dice  que  falleció  en  Pamplona  . 
en  el  año  1620. 

182. — Vida  de  la  Madre  Catalina  de  Cris- 
to, compañera  de  Santa  Teresa. 

Consta  que  la  escribió,  en  el  prólogo  de 
esta  obra: 

La  V.  M.  Catalina  de  Christo  Carmelita 
Descali^a  compañera  de  la  Santa  Madre  Te- 
resa de  Jesús,  Priora  en  Soria  del  Convento 
de  la  Safiti'ssima  Trinidad,  en  Pamplona  de 
San  loseph,  en  Barcelona  de  la  Concepción, 
y  fundadora  de  los  dos  últimos.  Descrivela 
D.  Miguel  Batista  de  Lanuda. — Zaragoza. 
Por  Joseph  Lanaja.  1657. 

En  4.*» 


—  62  — 


183. — Relación  que  siendo  ya  religiosa  en 
Calatayud  hizo  refiriendo  los  admirables 
medios  de  que  Dios  se  valió  para  que  ella  y 
su  marido  entrasen  en  la  Reforma  del  Car- 
men. 

Latassa,  Biblioteca  nueva. 

MISEVEA  (D.'-*  Violante). 

184. — Soneto  á  todo  lector  destos  Sueños 
(de  Quevedo)  en  defensa  y  alabanza  del 
autor. 

jOla!  lector,  cualquiera  que  lú  seas... 

Sueños  y  Discursos  de  verdades  descubri- 
doras de  Abusos,  Vicios  y  Engaños  en  todos 
los  Oficios  y  Estados  del  Mundo.  Compues- 
to por  D.  Francisco  de  Quevedo  Villegas. — 
Valencia.  Por  Chrysostomo  Garriz.   1627. 

Reproducido  en  ediciones  posteriores, 
incluso  en  la  Biblioteca  de  Autores  españo- 
les, tomo  XXllI,  pág.  295. 

MODOLELL  Y  COSTA  (D."^  María). 

i85. — Glosa  en  décimas  á  la  Inmaculada: 
Del  vientre  que  el  ser  te  dio... 

Ivsta  poética  consagrada  á  las  festivas 
glorias  de  María  en  su  Immaculada  Concep- 
ción. Mantenida  en  la  Parroquial  Iglesia  de 
Santa  María  del  Mar  de  la  ciudad  de  Bar- 
celona. Relación  de  las  svmtuosas  fiestas  que 
esta  ilustre  Parroquia  hi^o  en  honrosas  me- 
morias de  tan  Soberano  Mysterio.  Por  Don 
Francisco  Modolell,  y  Costa.— En  Barcelo- 
na, por  Narcis  Casas,  año  i656. 

Págs.  8g  á  91. 

MONCAYO  (D."^  Luisa  de). 

Natural  de  Zaragoza  y  monja  en  el  mo- 
nasterio de  Comendadoras  de  San  Juan,  en 
Sixena.  Falleció  en  el  año  ¡593. 


Aunque  Latassa  (Biblioteca  ULevajla  cita 
entre  las  escritoras,  nada  hizo  sino  mandar 
componer  un  Directorio  ó  Tercera  regla 
del  Real  Monasterio  de  Santa  María  de  Si- 
xena. 

MONROY  (D.*^  Facunda  de). 

186. — Tres  glosas  á  unos  versos  que  em- 
piezan: 

¿Qué  reino,  clima  ó  país... 

Celebrando  el  nacimiento  del  Príncipe 
D.  Baltasar,  hijo  de  Felipe  IV. 

Fiestas  de  la  Vniversidad  de  Salamanca 
al  nacimiento  del  Príncipe  D.  Baltasar  Car- 
los Domingo  Felipe  V  N.  S.  siendo  Retor 
D.  Lope  de  Moscoso,  hijo  de  los  Marqueses 
de  Tavara.  Refiérelas  el  M.  F.  Christoval 
de  La^arraga. — Salamanca,  por  lacintoTa- 
bernier.  Año  de  1630. 

MONROY  (D."  Mariana  de). 

187. — Soneto  á  la  muerte  del  Príncipe 
D.  Baltasar  Carlos  de  Austria: 

No  culpo  al  Hado,  no,  que  reverencio 
El  divino  dictamen  en  el  Hado... 

Relación  de  las  Junerales  obsequias  que 
hi\o  el  Santo  y  Apostólico  Tribunal  de  la 
Inquisición  de  los  Reyes  del  Perú  á...  Don 
Baltasar  Carlos  de  Austria.  Por  Don  Pedro 
Alvares^  de  Faria. — En  Lima,  en  la  Impren- 
ta de  Julián  Santos  de  Saldaña.  Año  de  1648. 

Folio  43. 

MONTESA  (Ángela). 

188. — Á  la  devoción.  Glosa: 

No  siendo  madre  de  Dios... 
Si  vuestras  virtudes  bellas, 
Teresa,  humilde  contemplo 
que  en  vos  lucen  más  que  estrellas... 

El  caballero  de  Avila.  Por  la  Santa  Ma- 
dre Teresa  de  lesus...  Pohema  heroico.  Por 


63- 


I 


luayí  Batista  Felipes  de  Cáceres.—En  ^ara- 
go^a,  por  Diego, Latorre.  Año  1623. 

MONTESER  (D."  Silvia). 

Hija  acaso  de  D,  Francisco  Antonio  de 
Monteser,  fecundo  autor  de  entremeses  y 
comedias  burlescas. 

189. — Soneto  á  la  muerte  de  Felipe  III: 

No  pases,  huésped,  no,  para  y  admira 
La  pompa  de  este  túmulo  arrogante... 

Honras  y  obsequias  que  hi\o  al  catholico 
y  C/iristianíssimo  Rey  D.  Filipe  Tercero 
nuestro  Señor  su  muy  Noble  y  muy  Leal 
ciudad  de  Murcia.  Dirigidas  á  la  misma 
ciudad.  Por  Alonso  Enrique^,  escribano  Ma- 
yor del  Ayuntatniento  della. — Impreso  en 
Murcia,  por  Luis  Berós.  Año  MDCXXII. 

Página  280. 

190. — Soneto  de  Doña  Silvia  Monteser  á 
San  Juan  de  Dios: 

^Qué  buriles,  qué  plumas,  qué  pinceles 
En  láminas,  en  rasgos,  en  colores... 

Justa  literaria,  certamen  poético...  en  la 
solemne  quanto  deseada  canonización  del 
Pasmo  de  la  Caridad,  San  Juan  de  Dios. — 
Madrid:  En  la  Imprenta  de  Bernardo  de 
Villadiego.  Año  de  MDCLXXXXII. 

Página  103. 

Reproducido  en  la  Biblioteca  de  Auto- 
res españoles,  tomo  XLII,  pág.  545. 

MONTSORIU   (D.^  Aldonza  de). 

191. — Dedicatoria  á  la  Reina  Católica  de 
la  Vita  Christi  de  D.''  Isabel  de  Villena. 
Está  escrita  en  valenciano. 

Vita  Christi  de  la  Reueret  Abbá  Doña 
Isabel  de  Villena. — Valencia.  Per  Lope  de 
la  Roqua.  M.CCCC.LXXXXVII. 


MORALES  (D.^  Jacinta  María  de). 

192. — A  la  fábula  de  Atalanta  escrita  por 
el  Marqués  de  San  Felices. 
Soneto: 

Del  oráculo  anuncios  verdaderos... 

Poema  trágico  de  Atalanta,  y  Hipóme^' 
fies.  Dedícalo  á  la  Magestad  de  Felipe  Quar- 
to  el  Grande.  Por  Don  luán  de  Moncayo  y 
de  Gurrea,  Marqués  de  San  Felices. — En 
Zaragoza.  Por  Di-ego  Dormer.  Año  i656. 

193. — Soneto.  A  San  Pedro  Mártir: 

El  pecho  herido,  la  cabeza  abierta, 
luchando  con  la  última  agonía... 

Biblioteca  de  Autores  españoles,  tomo  XLII,  páu;.  545. 

MORATA   (La  Condesa  de). 

194. — Soneto  á  San  Ramón  Nonato: 

Si  baja  Dios  por  paternal  decreto 
á  redimir  del  cautiverio  al  mundo... 

Certamen  poético  á  las  fiestas  de  la  trans- 
lación de  la  reliquia  de  San  Ramón  Nonat, 
Zaragoza.  Por  Juan  de  Lanaja.  1618. 

Folio  40. 

195. — Décima  á  Juan  Bautista  de  Cáceres: 

Quando  hazañas  ¡novara 
viniendo  el  Magno  guerrero 
no  llorara  por  Homero 
sí  á  Felices  alcanzara... 

El  cavallero  de  Avila.  Por  la  Santa  Ma- 
dre  Teresa  de  Jesús...  Pohema  heroico.  Por 
Juan  Batista  Felipes  de  Cáceres. — En  (Jara- 
goga,  por  Diego  Latorre,  Año  1623. 

MORELL  (Juliana). 

Nació  en  Barcelona  hacia  el  año  1594. 

Con  motivo  de  haber  su  padre  cometido  un 

homicidio  se  refugió  con  él  en  Lyon,  donde 

se  dedicó  al  estudio,  y  con  tai  éxito,  que  ya 

I  en  1607  sostuvo  ciertas  conclusiones  de  Fi- 

I  losofía,  que  dedicó  á  D.*  Margarita  de  Aus- 


-64- 


tria,  Reina  de  España.  Recibió  el  grado  de 
Doctora  en  el  palacio  Pontificio  de  Aviñón 
ante  la  Condesa  de  Provenza.  Dícesé  que 
á  los  17  años  hablaba  catorce  lenguas  y  te- 
nía extensos  conocimientos  de  Filosofía, 
Teología,  Jurisprudencia  y  Música.  Profesó 
en  el  convento  de  dominicas  de  Santa  Prá- 
xedes en  Lyon  y  allí  fué  Priora  tres  veces. 
Murió  á  26  de  Junio  de  1653. 

Un  escritor  contemporáneo  de  ella  (i)  le 
dedicó  estos  versos: 

Lingua  sonat  Marcum,  Grajum  sonat  jEsquÍ7¡is 
Hebrceque  Jluunt  balsama  mixta  croco.      [hostem 

Cnf.  Juliana  Morell,  por  D.  Joaquín  Ro- 
ca y  Cornet. 

(Memorias  de  la  Academia  de  Buenas  Letras  de  Barce- 
lona, tomo  II,  págs.  355  á  384.) 

Scriptores  Ordinis  Prcedicatorum  recen- 
siti  notisque  historiéis  et  criticis  illustrati. 
Inchoavit  R.  P.  F.  Jacobus  Quetif,  absolvit 
R.  P.  F.  Jacobus  Echard. — T.  II,  pág.  845. 

La  misma  Juliana  Morell  dejó  una  peque- 
ña autobiografía,  que  dice  así: 

Barcelona,  una  de  las  principales  ciudades  del 
■reino  de  Aragón,  es  el  lugar  en  que  nací;  en  don- 
de, contando  apenas  cinco  años,  mi  padre  empezó 
á  hacerme  dedicar  al  estudio  de  las  buenas  letras, 
y  por  el  deseo  que  tenía  de  hacerme  adelantar  en 
ellas,  habiendo  sobrevenido  una  desgracia  por 
cierta  falsa  acusación,  que  le  precisó  á  dejar  su 
país  y  retirarse  á  Francia,  llevóme  consigo  á  la 
edad  de  siete  años,  y  habiendo  fijado  su  domicilio 
en  Lyon,  allí  me  hizo  continuar  mis  estudios  con 
un  cuidado  más  que  paternal,  tomando  en  su 
casa  los  maestros  más  hábiles  que  pudo  encon- 
trar, sin  perdonar  gasto,  hasta  que  hube  concluí- 
do  el  curso  de  Filosofía  y  una  parte  de  la  Meta- 
física. Y  entonces,  habiéndome  inspirado  Dios 
nuestro  Señor  á  la  edad  de  trece  años  un  intenso 
deseo  de  servirle  en  Religión,  como  mi  padre  es 
muy  buen  cristiano  y  temeroso  de  Dios,  consintió 
en  ello  á  pesar  de  no  tener  más  hijo  que  yo,  y  se 
puso  en  viaje  conmigo  para  volverme  á  mi  patria 


(I)    Balduino  Cabillavense. 


y  ponerme  allí  en  la  Religión  que  fuese  de  mi 
gusto.  Mas  al  pasar  por  esta  ciudad  de  Aviñón,  la 
Divina  Sabiduría  que  todo  con  suavidad  lo  dis- 
pone y  conduce,  ordenó  que  aquí  me  detuviera,  y 
habiendo  llegado  á  mi  noticia  el  buen  olor  de  la 
santidad  de  este  monasterio,  sabiendo  ser  de  la 
orden  de  Santa  Catalina  de  Sena,  de  quien  soy 
particularmente  devota,  deseando  asimismo  que 
la  ausencia  de  mi  país  y  parientes^  me  dejase  ser- 
vir á  Dios  con  más  tranquilidad  y  reposo,  atraída 
de  lo  alto,  entré  en  él  á  la  edad  de  14  años,  ayu- 
dada de  la  protección  de  la  señora  Condesa  de 
Conde,  pero  sobre  todo  conducida  por  la  paternal 
providencia  de  Dios  y  guiada  y  protegida  por  la 
gloriosa  Virgen  Madre  de  Misericordia.  Mi  padre, 
que  deseaba  volverme  á  España,  opuso  alguna 
dificultad  al  principio,  pero  al  fin  se  allanó.  Aquí, 
pues,  recibí,  pasado  poco  tiempo,  el  santo  hábito 
de  nuestro  padre  Santo  Domingo,  y  después  de 
un  año  de  prueba  hice  profesión  solemne  con  un 
gozo  y  consolación  inexplicable  de  mi  alma. 

Monasterio  de  Santa  Práxedes  de  Aviñón,  21  de 
Junio  de  1617. 

El  padre  de  Juliana  escribió  otra  biogra- 
fía de  ésta,  la  cual  reproducimos  aunque 
fué  ya  publicada  por  Mr.  A.  Morel-Fatio. 

Joliana,  hija  mía  natural,  nació  en  Barcelona  á 
16  de  Hebrero,  día  de  Santa  Joliana  de  1694,  y 
conociéndole  yo,  en  edad  de  4  años,  el  don  que  la 
pródiga  naturaleza  la  abía  dado,  y  como  los  pa- 
dres todos  deseamos  azer  á  nuestros  hijos  reyes 
si  pudiésemos,  y  considerando  que  para  ello  el 
primer  grado  de  la  escalera  para  subir  sea  la  vir- 
tud, me  puse  en  el  entendimiento  de  azerla  estu- 
diar; y  en  el  año  iSgS,  quando  fué  la  benturosa 
venida  de  la  Reina  que  está  en  el  cielo,  y  pasando 
de  noche  á  alta  mar  con  sus  galeras,  la  ciudad 
hizo  las  demostraciones  de  alegría  que  pudo,  aon- 
que  no  las  que  debía,  aziendo  luminarias,  y  dis- 
parar toda  la  artillería,  y  los  consejeros  embiaron 
á  dar  la  bien  venida  en  España  á  Su  Mag.d  por  el 
Dotor  Soler  que  era  uno  dellos,  y  bolviendo  la 
respuesta  dixo  que  se  la  abía  dado  en  lengua  lati- 
na y  que  en  la  mesma  le  había  respondido  elo- 
cuentemente. El  qual  oyendo,  me  hizo  crecer  el 
deseo  que  tenía,  el  qual  hize  con  tanto  fervor  que 
tan  presto  supo  los  nombres  y  verbos  por  coro, 
como  de  leher;  que  en  edad  de  4  años  y  4  meses 
le  tenía  tres  maestros;  el  uno,  el  más  pequeño 
que  pude  hallar  que  supiese  latín,  y  este  yva  en 
el  punto  que  daban  las  6  al  aposento  y  cama  de 
mi  muger,  con  quien  ella  dormía,  y  bístiéndola  y 


lYUANAT^üKEUABARONONENSIS , 


mw  drj/i' ClDAOC\/n.(et<tiis'XU.a^£ul}ííce  djfdcáuJ^^mites Afines. 
Hisfctnianm  IrnjÜarum^  Bejtm,tn/cmsit  ^  evu^cad  JFÍaret  L^duni 
m  G<ám,J\iu/icis  vnfhrummtis.  alj¡saüe  vwmj  ttriüus  aBpnW  exirui* 


-65 


medio  adormida  le  enseñaba  las  oraciones  que  yo 

le  tenía  mandado,  bien  pronunciado;  y  tomándola 
de  la  mano  la  llevaba  á  mi  aposento  y  me  daba 
el  buen  día  en  lengua  latina;  y  de  esa  edad  nunca 
le  di  alvanega,  ni  páxaro,  ni  otras  niñerías  que  no 
me  lo  pidiese  en  buena  frase  latina,  la  qual  pedía 
á  sus  maestros;  y  luego  la  abaxaba  abaxo  en  un 
entresuelo  en  donde   la  aguardaba  un  maestro 
doto  y  le  azía  declinar  nombres  y  verbos,  y  en 
dando  las  8  la  subían  arriba  y  la  peynaban  y  da- 
ban las  papas,  y  el  maestro  Marchante,  que  ansí 
lo  llamaba  yo  porque  la  enseñaba  caminando,  la 
llevaba  al  monesterio  de  Monte  Sion,  en  donde  le 
enseñaban  á  leher;  y  por  el  camino  le  repetía  la 
lición,  y  comía  allá;  y  á  las  tres  salliendo  ambos 
maestros  del  estudio,  la  tomaban  por  el  torno  y  la 
llebavan,  haziendo  bueno,  por  encima  de  los  mu- 
ros de  la  ciudad,  en  casa,  aziéndola  declinar  y  con- 
jugar, y  allegando  en  casa  perceveraban  el  estudio 
hasta  las  5.  Dadas,  se  subía  arriba  y  le  daban  á 
merendar,  y  en  dando  las  seis  la  abaxaban  abaxo 
y  estudiaba  asta  las  8  que  señábamos,  y  luego  en 
la  cama.  Y  con  esta  regla  la  tuve  asta  que  supo 
las  declinaciones,  y  para  enseñarle  las  partes  de 
la  oración  no  hallé  suficiente  el  maestro  que  le 
enseñó  las  declinaciones,  bien  que  abía  echo  su 
curso  en  Filosofía  y  ohía  Teología,  y  tomé  un 
llamado  Girona,  que  creo  murió  rector  de  la  To- 
rre de  En  Barra,  que  se  abía  criado  en  casa  de 
D.  Antonio  Augustín,  el  qual  lo  embió  á  Sala- 
manca á  estudiar;  yo  le  daba  200  escudos  el  año 
y  mi  mesa  y  le  enseñaba  8  horas  -el  día,  tanto  Do- 
mingos como  día  de  Navidad  ho  Pascua,  sin  per- 
der un  punto  de  tiempo,  á  saber:  de  6  á  8,  de  10 
á  12,  de  I  á  3,  y  de  6  á  8;  y  las  otras  oras  no  se 
perdían  todas,  que  en  edad  de  4  años  escribía  bien 
y  componía  en  lengua  latina;  y  en  edad  de  6  fué 
mi  desgracia  que  mataron  á  Don  Emanuel  deRa- 
jadel,  que  está  en  el  cielo  (i)^  y  yo  me  ausenté,  lo 
que  no  debía,  por  tener  el  Duque  de  Feria  que  era 
VÍ9orrey  por  contrario, por  lo  que  le  abía  dado  10  á 
5oo  escudos  de  á  12  reales  en  4  partidas  á  cambio 
por  Madrid,  y  como  me  pagaban  mal  y  yo  no  qui- 
se continuar,  engendré  un  poderoso  enemigo  que 
tan  caro  me  cuesta;  y  en  este  tiempo  perdió  algu- 
nos meses  de  sus  estudios;  ordené  que  me  la  lle- 
basen  en  Carcasona,  en  donde  yo  la  aguardaba,  y 


(i)  Nota  marginal  del  ms.:  «Digimuló  cuerdamente; 
que  no  fué  sino  zelos  de  D.  Emanuel  de  Rejadel,  por  una 
monja  cuya  religión  caló.  Basta  que  Morel  mató  al  Reja- 
del.» En  sentir  de  Mr.  A.  Morel-Fatio  quizá  sea  esta  nota 
del  cronista  Jerónimo  Pujades,  a  quien  acaso  fué  dirigida 
la  carta. 


la  llevé  en  Colonia  en  Alemana,  pensando  poner- 
la en  un  monesterio  de  monjas  para»  pasar  ade- 
lante sus  estudios  con  un  maestro  que  la  abía  de 
enseñar  por  fuera  y  aprender  la  lengua  alemana... 
Por  causa  de  las  guerras  de  aquellos  países  no  la 
osé  dexar  allá,  en  donde  recibió  el  Sacramento  de 
la  Confirmación,  del  Legato  de  Su  Santidad;  y  con 
una  escolta  de  mil  cavallos  y  mil  infantes  que 
acompañaban  70  carros  de  pólvora  para  Ostenda, 
me  bine  á  Brúceles  por  una  cobransa,  y  la  llevé  á 
París,  en  donde  tomé  un  maestro  muy  viejo  que 
le  enseñó  en  esta  ciudad  la  Filosofía;  y  en  edad 
de  8  años  componía  en  griego;  siempre  le  tuve 
tres  ó  cuatro  maestros,  y  á  todos  pagava  por 
oras;  y  el  día  que  hizo  12  años,  que  el  día  antes 
podía  decir  que  no  tenía  más  de  1 1,  sustentó  con- 
clusiones públicas  en  Filosofía,  en  mi  casa,  en 
donde  asistieron  dos  Obispos  y  de  todas  las  Órde- 
denes  y  el  Governador  y  la  nata  de  la  ciudad,  em- 
bió dellas  y  escribió  á  Pablo  V."  y  al  Cardenal 
Baronio  que  le  respondió  de  parte  de  S.  S.d,  y  á  la 
Reyna  á  quien  iban  dirigidas,  y  á  la  de  Polonia, 
su  hermana,  y  á  la  de  Francia,  y  á  la  Reyna  Mar- 
garita y  á  la  Archiduquesa  de  Flandres,  que  le 
mandó  responder,  y  á  muchas  personas  principa- 
les de  la  Christiendad.  Todas  estas  letras  yban 
matizadas  del  pinzel  de  4  lenguas,  en  un  pliego 
de  papel  al  largo;  la  primera  en  español,  caracte- 
res españoles;  la  segunda  en  francés,  caracteres 
franceses;  la  tercera  en  latín,  caracteres  ytalianos; 
la  cuarta  en  griego  y  un  pie  en  hebreo;  todos  es- 
tos cinco  caracteres  pinta  tan  bien  que  ay  pocos 
que  pintan  mejor,  que  aprendió  con  libros  del 
Curión  de  Roma.  Sabe  mucho  de  Theología  po- 
sitiva y  de  ambos  Derechos.  Pasó  por  esta  ciudad 
la  Princesa  de  Conde  la  vieja  y  me  la  pidió  de 
parte  de  la  Reyna  Margarita,  y  porque  no  se  la 
quise  dar  me  cobró  mala  voluntad.  Yo  le  dixe 
que  la  quería  llevar  en  Barcelona  y  poner  en 
Valldonzella,  como  era  verdad,  y  de  paso  le  que- 
ría azer  dar  los  grados  en  Artes  y  á  dotorar  en 
Leyes  en  Mompeller.  Díxome  que  sería  mejor  en 
Avignon,  que  aguardaría  allá  y  afavorecería  mi 
intención,  y  estando  allá  la  Uebaría  consigo  á  pa- 
sear por  güertas.  Entró  ha  un  día  en  un  mones- 
terio de  monjas  Dominicas  reformadas,  en  donde 
se  ha  quedado  mal  mi  grado.  Es  tenida  por  una 
santa.  Tengo  echo  este  discurso  tan  largo,  porque 
no  lo  tengan  á  milagro,  que  buena  parte  se  deve 
á  mi  diligencia,  que  los  buenos  maestros  y  buenos 
libros  y  la  continuación  azen  estas  cosas  que  pa- 
recen milagrosas.  Trece  Gramáticas  hebreas  de 
diferentes  autores  tenía,  y  más  de  tres  meses  di 

5 


66  — 


un  escudo  de  ero  á  un  rabín  veneciano  y  mi  me- 
sa, para  enseñarle  la  pronunsiasión  de  la  lengua; 
y  el  Cardenal  Du  Perron,  francés,  hombre  muy 
doto,  la  vino  á  ver  y  le  di(3  el  primer  lugar  del 
más  grande  griego  que  ubiese  visto.  Un  teatino 
llamado  Gautier,  a  echo  un  libro  in  folio,  en  fran- 
cés, de  las  cosas  memorables,  y  la  puesto  á  ella 
sin  merecerlo.  Yo  hize  azer  su  retrato  y  poner  en 
las  conclusiones,  encima  del  qual  lo  an  echo  en 
muchas  partes  de  Alemana  y  Flandres;  el  que  va 
aqui  se  a  echo  en  París;  y  guarde  Nuestro  Señor 
á  V.  M.  como  puede. 
De  Lion  á  12  de  Setiembre  161 3. 

Joan  Antonio  Morell  (1). 

Lope  de  Vega  dice  de  ella  en  su  Laurel 
(Silva  II). 

¡Oh  Juliana  Morella,  oh  gran  constancia 
con  quien  fuera  plebeya  la  arrogancia 
hoy  de  Argentada  Pola, 
aunque  fué  como  tú  docta  española! 
Porque  mejor  por  ti,  que  has  hecho  cuatro 
las  Gracias,  y  las  Musas  diez,  pudiera^ 
que  por  Safo,  Antipatro 
decir  aquella  hipérbole  que  fuera 
más  ajustada  á  un  ángel,  pues  lo  ha  sido 
la  que  todas  las  ciencias  ha  leído 
públicahiente  en  cátedras  y  escuelas; 
con  que  ya  las  Casandras  y  Marcelas 
pierden  la  fama,  y  á  tu  frente  hermosa 
rinden  en  paz  la  rama  victoriosa; 
que  en  tus  sienes  heroicas  y  divinas 
las  del  laurel  son  hojas  sibilinas, 
haciéndoles  en  toda  competencia 
ventaja  tus  virtudes  y  tu  ciencia. 

En  la  Biblioteca  Nacional  se  conserva 
una  estampa  con  el  retrato  de  Juliana  Mo- 
rell, grabado  por  Pedro  lode;  lleva  la  si- 
guiente inscripción: 

Juliana  Morella,  Barcinonensis ,  Virgo 
hispajia  Capuccinoruní  habitum  pietatis  er- 
go  gestans.  Latinee  Grecce  et  Hebrceae  lin- 
guarum  perita  Philosophiae  ac  Jurispruden- 
tice  studiosa:  Theses  p/iilosophicas  anno 
Christi  MDCVI  aetatis  XIII  a  se  publice 
disputans  Margarita  Austria;  Hispaniarwn 


(:)    Revista  de  Archivos,  Bibliotec.is  y  Museos,  año  1876, 
págs  195  á  199. 


Indiarumque  Regiiice  inscripsit  &  evulgavit. 
Floreí  Lugduni  in  Gal  lia,  Musicis  instru- 
tnentis  aliisque  ingenii  apprime  exercita. 

196, — Traite  de  la  vie  spirituelle  par 
S.  Vincent  Ferrier  de  l'Ordre  de  S.  Domi- 
nique,  traduit  de  Latín  en  Fran9ez  avec 
des  remarques  &  annotations  sur  chaqué 
chapitre. — Lyon,  1617. — En  12." 

Reimpreso  en  París,  por  Dionisio  Mo- 
reau,  año  1619. 

En  12.'*,  446  págs. 

197. — Exercices  spirituels  sur  reternité, 
avec  quelques  autres  meditations  de  divers 
sujets,  &  un  petit  exercice  preparatoire 
pour  la  sainte  profession. — Avignon,  Joh. 
Piot.  1637. 

12.^  456  y  59  págs. 

198. — La  regle  de  S.  Augustin  traduite  en 
Fran^ois,  enrichie  de  diverses  explications 
&  remarques  pour  servir  d'instruction. — 
Avignon.  Laur.  Lemolt.  1680. — En  24." 

199. — L'Histoire  du  retablissement  &  de 
la  reforme  de  son  monastere  de  sainte  Pra- 
xede,  avec  les  vies  de  quelques  religieuses 
du  dit  monastere  decedées  de  son  temps  en 
opinión  de  vertu. 

Se  conservaba  manuscrita  en  dicho  con- 
vento. 

MORÓN  (D.*^  Isabel  María). 

200. — Buen  amante  y  buen  amigo  (co- 
media). 

Citada  por  Ovilo  y  Otero  en  su  Catálogo 
ms.  que  se  conserva  en  la  Biblioteca  Nacio- 
nal. García  de  Villanueva  en  el  Origen,  épo- 
cas y  progresos  del  Teatro  español,  pág.  3 1 8, 
llama  á  esta  escritora  Gabriela  xMorón. 

MOSCOSO  DE  PRADO 
(D.*^  Ana  María). 

201. — Glosa  á  la  piedad  religiosa  de  Feli- 
pe V  y  D.'  Isabel  de  Farnesio: 


c? 


Piadoso  Dios,  con  anhelo 
busca  enfermos  afligidos... 

Sagradas  Jlores  del  Parnaso,  consonan- 
cias métricas  de  la  bien  templada  Lira  de 
Apolo,  que  á  la  reverente  cathólica  acción 
de  aver  ido  acompañando  sus  Magestades  al 
Ss.'^°  Sacramento  que  iba  á  darse  por  Viá- 
tico á  una  enferma  el  día  28  de  Noviem- 
bre de  1722,  cantaron  los  mejores  cisnes 
de  España.  Dedicado  á  Doña  Isabel  Farne- 
sio,  por  mano  de  Don  Alvaro  Ba\án  Bena- 


vides. — En  Madrid.  Imprenta  de  Juan  de 
Ariztia.  [1723.]  En  4." 

MUÑOZ  (D."*  Ana). 

Vecina  de  Madrid. 

202. — Las  conversaciones  de  Emilia:  tra- 
ducidas sobre  la  quinta  edición  del  francés 
al  castellano  por  Doña  Ana  Muñoz. — Ma- 
drid. En  la  Imprenta  de  D.  Benito  Cano, 
Año  de  1797. 

Tres  Yols.  en  8.° 


N 


NACIMIENTO  (Sor  Cecilia  del). 

203. — [Vida  de  la  madre  Ana  de  San  Al- 
berto, religiosa  Carmelita  Descalza.] — Va- 
lladolid  26  de  Septiembre  de  1640. 

Autógrafa  y  con  firma. — 12  hojas  en  4." 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  V.  419. 

NACIMIENTO  (Sor  María  del). 

204. — Declaración  de  la  madre  María  del 
Nacimiento,  en  las  informaciones  de  Ma- 
drid, [sobre  la  vida  de  Santa  Teresa]. 

Biblioteca  de  Autores  españoles,  t.  LV,  pág.  408. 

NADA  (Sor). 

Religiosa  del  siglo  xvii  que  se  encubrió 
con  este  seudónimo. 

2o5. — En  qué  consiste  un  verdadero  amor 
de  Dios. 

Letra  del  siglo  xvii;  nueve  hojas  en  4.** 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  P.  V.  4.»  C.  31.  Núm.  26. 

206. — Explicación  sobre  en  qué  consiste 
la  paz  del  Alma. 

Letra  del  siglo  xvii;  cinco  hojas  en  4.° 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  P.  V.  4.0  C.  31.  Núm.  28. 

207. — Pintura  del  propio  amor. 
Letra  del  siglo  xvii;  lo  hojas  en  4.* 

"^    Biblioteca  Nacional.- Mss.  P.  V.  4.°  C.  31.  Núm.  27. 


Habiendo  un  día  reparado  en  la  cara  del  propio 
amor,  me  pareció  tan  feo  su  rostro  como  lo  pin- 
taré en  este  papel;  miré  con  algún  espacio  á  mi 
cruel  enemigo  y  á  la  primer  ojeada  le  aborrecí  de 
corazón,  pues  me  pareció  tan  feo  y  abominable 
que  no  supe  á  qué  compararlo  sino  al  mismo  de- 
monio, por  no  encontrar  cosa  más  vil...  todos  los 
cabellos  de  su  mal  formada  cabeza  les  tenía  tan 
enmarañados  y  enredados  y  entretejidos  con  las 
raíces  de  un  bien  me  quiero,  que  se  hacían  como 
una  tela  fuerte,  y  tirando  así  abajo  apenas  daban 
lugar  al  pensamiento  para  que  subiese  á  Dios. 

Sigue  describiendo  de  esta  manera  alegó- 
rica los  defectos  del  amor  propio. 

208. — Quartillas  A  un  alma  que  padece 
soledad  interior: 

Un  alma  afligida  y  triste 
se  ve  en  un  campo,  desierta, 
y  en  él  su  esposo  la  tiene 
atormentada  y  sedienta... 

Letra  del  siglo  xvii;  dos  hojas  en  4." 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  P.  V.  4."  C.  31.  Núm.  28. 

NARCISA 

Poetisa  granadina  del  siglo  xvii. 
Alábala  en  estos  versos  D.  Agustín  Colla- 
do del  Hierro: 

Sola  Narcisa  por  deidad  del  suelo 
es  hoy  como  belleza  peregrina, 
en  el  ingenio  espíritu  del  cielo, 
flor  en  los  años  de  beldad  divina; 


-^69 


•    ningún  pincel  atreve  su  desvelo, 
color  ninguno  ideas  determina 
porque  jamás  el  arte  ha  contemplado 
cifrado  el  sol  al  cielo  trasladado  (i). 

209. — En  elogio  de  Felipe  IV.  Soneto: 

Feroz  aplauso,  vencedora  fiera 
Que  escarcha  alientas,  que  centellas  giras, 
Ciego  furor,  con  que  valiente  aspiras 
Á  la  mayor  victoria  que  te  espera... 

Anfiteatro  de  Felipe  el  Grande  Rey  Ca- 
tólico de  las  Españas...  Dedícale  á  Su  Ma- 
gestad  Don  Joseph  Pellicer  de  Tovar. — En 
Madrid,  por  Juan  González,  año  MDCXXI. 

NARRIONDO 
(D.*  María  de  la  Soledad). 

210. — Carta  de  D.'  María  de  la  Soledad 
Narriondo  contra  el  abuso  de  tener  pajes 
sin  poder  mantenerlos. 

Diario  de  Madrid,  año  1789,  tomo  XI, 
págs.  261  y  262. 

NARVAEZ  (D.*'  Hipólita  de). 

21 1. — Poesías. 
Soneto: 

Atended  que  amenguades  las  espadas... 
Soneto: 

Engañó  el  navegante  á  la  Sirena... 
Soneto: 

Fuese  mi  sol  y  vino  la  tormenta... 
Soneto: 

Leandro  rompe  con  gallardo  intento... 

Primera  parte  de  lascares  de  poetas  ilus- 
tres de  España,  dividida  en  dos  libros.  Or- 
denada por  Pedro  Espinosa. — En  Vallado- 
lid,  Por  Luys  Sánchez.  Año  M.DCV. 

Reimpresas  en  la  edición  de  Sevilla,  1 896, 
números  80,  95,  133  y  180. 


(i)    Granada.  Poema.  Libro  VIL  Ms.  del  siglo  xvii.  (Bi- 
blioteca Nacional.) 


Reproducidas  las  tres  últimas  en  la  Bib.  de 
Aut.  esp.,  tomo  XLII,  págs.  18,  24  y  30. 

NARVAEZ  (D.^  Luciana). 

Poetisa  de  Antequera.  Vivió  en  la  prime- 
ra mitad  del  siglo  xvii. 
De  ella  escribía  Cabrera: 

En  la  Poesía  han  florecido  muchos  sujetos,  y 
porque  sería  largo  referirlos,  sólo  haré  mención 
de  tres  mugeres:  D."  Luciana  y  D.*  Hipólita  de 
Narváez,  cuyos  ingenios  se  conocerán  por  algunas 
de  las  obras  que  andan  impresas  en  el  libro  de  las 
Poesías  de  varones  ilustres  del  Licdo.  Pedro  de 
Espinosa.  Y  en  especial  D.*  Cristobalina  Fernán- 
dez de  Alarcón,  de  quien  si  no  es  passando  á  elo- 
gio no  se  puede  hablar  debidamente. 

(Descripción  de  la  fundación  y  antigüe- 
dad, lustre  y  grandevas  de  la  muy  noble 
ciudad  de  Antequera,  obra  postuma  del  P. 
M.  Fr.  Francisco  de  Cabrera.  Cap.  XVI.) 

Debo  á  la  amabilidad  del  ilustre  escritor 
sevillano  D.  Francisco  Rodríguez  Marín 
los  siguientes  documentos  que  parecen  re- 
ferirse á  D.*  Luciana: 

En  trece  días  del  mes  de  Enero  de  mili  e  qui- 
nientos y  noventa  y  siete  años,  yo  el  Bachiller 
Joan  de  la  Puebla  baptizé  á  Lucia  Ana,  hija  de 
Antonio  de  Torres  y  de  doña  Manuela  de  Torres 
su  muger;  fué  su  padrino  el  Hermano  Alonso,  er- 
mitaño de  la  Madalena;  y  asimismo  baptizó  á 
Joana  María,  anbas  de  un  vientre,  hija  de  los  su- 
sodichos; fué  su  padrino  el  Padre  Fray  Pedro  de 
Torres,  frayle  de  San  Agustín.  En  fe  de  lo  qual 
lo  firmé;  fecho  ut  supra. — Juan  de  la  Puebla. 

Antequera.  Parroquia  de  Santa  María.  Libro  III  de  Bau- 
tismos, folio  224. 

En  Antequera,  en  diez  y  ocho  días  de  Agosto 
de  mil  y  seiscientos  y  catorze  años,  el  Dotor  Luis 
Rodríguez,  Cura  de  la  iglesia  del  Sr.  San  Sebas- 
tián, con  licencia  del  Sr.  Obispo  de  Málaga  don 
Juan  Alonso  de  Moscoso,  desposó  por  palabras 
de  presente  que  hicieron  verdadero  matrimonio, 
al  Licenciado  Diego  Sánchez  Sarnosa,  hijo  de 
Juan  Sánchez  Sar9osa  y  de  doña  Catalina  su  niu- 
ger,  con  doña  Luciana  Naruáez,  hija  de  don  Anto- 
nio de  Torres  y  de  doña  Manuela  de  Torres  y  Es- 
quibel  su  muger;  fueron  testigos  el  mismo  Obispo 


—  70- 


que  se  halló  presente  y  Dionisio  Maldonado  su 
Secretario,  y  yo  el  Licdo.  Luis  Martín  de  la  Pla- 
9a,  Cura  de  la  Sta.  Iglesia  mayor  de  esta  ciudad;, 
dispensó  el  Sr.  Obispo  en  que  se  hiciese  el  dicho 
desposorio  sin  amonestaciones,  y  assi  se  hicieron 
después;  de  todo  lo  qual  doy  fe.  Fecho  ut  supra. 
Licdo.  Luis  Martin  de  la  Plaga. 

Antequera.  Archivo  parroquial  de  Santa  María.  Lib,  III 
de  Matrimonios,  fol.  19. 

En  Antequera,  en  veinte  días  de  Nouiembre  de 
seiscientos  y  catorze  años,  yo  Luis  Martín  de  la 
Piafa,  Cura  de  la  Iglesia  mayor  desta  ciudad,  di 
licencia  al  Sr.  Dotor  Alonso  Sánchez  Sarfosa, 
Canónigo  Magistral,  para  que  velasse,  y  el  suso- 
dicho veló,  al  Licdo.  Diego  Sánchez  Sarnosa  su 
ermano,  con  doña  Luciana  de  Naruáez;  fueron 
padrinos  don  Francisco  de  Arrese  i  Narváez  y 
doña  Francisca  de  Oviedo  su  muger;  testigos  Juan 
Pérez  de  Tudela,  presbítero,  y  Juan  de  Gálvez, 
sacristán.  En  fe  de  lo  qual  lo  firmé;  fecho  ut 
supra. — Licdo.  Luis  Martin  de  la  Plaga. 

Libro  y  folio  citados. 

En  Antequera  á  29  de  Septiembre  de  1643,  el 
Sr.  Dr.  Luis  Pérez  de  Gastejón,  Canónigo  y  Vica- 
rio, desposó  á  D.  Alonso  de  Sarnosa  y  Narváez, 
hijo  de  D.  Diego  de  Sarfosa  y  de  D.*  Luciana  de 
Narváez,  con  D."  Francisca  Antonia  Salido,  hija 
de  D.  Francisco  Salido  y  de  D."  Catalina  de  Alar- 
cón.  Precedió  sólo  una  monición,  por  dispensa  del 
Provisor  de  Málaga.  Testigos  el  Sr.  D.  Luis  de 
Peralta  y  Cárdenas,  Caballero  de  Santiago  y  Co- 
rregidor de  Antequera,  D.  íñigo  de  Viedma  y  Bal- 
tasar Díaz  de  Madrid. 

En  3o  de  Febrero  de  1644  tuvo  lugar  la  vela- 
ción, en  la  que  fueron  padrinos  D.  íñigo  de  Vied- 
ma Alarcón  y  D."  Isabel  Jacinta.  Los  veló  el  Li- 
cenciado Benito  Sarfosa,  presbítero. 

Antequera.  Archivo  parroquial  de  San  Pedro.  Lib,  VIII. 
folio  no. 

Doña  Luciana  de  Narváez  murió  abintestato  en 
II  de  Diciembre  de  1621. 

Antequera.  Parroquia  de  Santa  María.  Libro  I  de  De- 
funciones, folio  6." 

212.— Á  la  Magdalena: 

,J Dónde  está  el  oro,  ilustre  Madalena 
que  al  cuello  de  marfil  riquezas  daba? 

Primera  parte  de  las  flores  de  poetas  ilus- 
tres dé  España,  divididas  en  dos  libros.  Or- 
denada por  Pedro  Espinosa. — En  Vallado- 
lid,  por  Luys  Sánchez.  Año  MDCV. 


Reproducida  en  la  edición  de  Sevilla, 
1896,  núm.  230. 

Reimpresa  en  la  Biblioteca  de  Aut.  esp., 
tomo  XLII,  pág.  38. 

NATIVIDAD  (Sor  Cecilia  de  la). 

Nació  en  Valladolid  en  el  año  iSyo.  Fué 
hija  de  Antonio  Sobrino  y  María  de  Mori- 
llas. Entró  en  el  convento  del  Carmen  Des- 
calzo de  Valladolid  y  murió  allí  á  6  de  Abril 
de  1646. 

213. — Comentarios  sobre  algunos  lugares 
de  la  Sagrada  Escritura. 

214. — Tratado  acerca  de  la  Inmaculada 
Concepción. 

21 5. — Su  vida. 

216. — Poesías  místicas. 

Las  tres  primeras  obras  se  conservaban 
manuscritas  en  el  convento  de  Valladolid  y 
la  cuarta  en  el  de  Madrid. 

Villiers.  Bibliütheca  Carmelitana, 

NAVA  (D.*  María  Francisca  de). 

217. — Sueño  alegórico,  por  la  mexicana 
Doña  María  Francisca  de  Nava,  dedicado  á 
la  religión,  objeto  amable  de  la  Antigua  y 
Nueva  España. — Impresa  en  la  Oficina  de 
Doña  María  de  Jauregui.  Año  de  1809. 

Seis  hojas  en  4.* 

Bib.  Nac— Sección  de  Varios.  Fernando  VIL  Paquete» 
6n  4.°  núm.  138. 

Acaba  así  este  opúsculo: 

Vi  á  las  dos  Matronas  que  poniendo  las  manos 
en  sus  pechos  sacaban  sus  corazones  y  los  arro- 
jaban en  el  fuego;  abrió  la  Religión  su  libro,  em- 
puñó la  España  su  espada  y  abrió  sus  manos  li- 
berales la  América  ofreciendo  todos  sus  tesoros; 
se  estrecharon  con  la  Cruz  y  juraron  en  manos 
de  la  Religión  la  venganza  de  su  Rey;  la  España 
desarrolló  su  rodela  en  que  con  letras  de  oro  se 
leía:  Viim  Fernando;  y  la  América  echando  al 
hombro  su  carca.x,  salió  gritando:  que  viva  siem- 
pre y  para  siempre  viva  el  sol  de  ambas  Españas, 
que  es  Fernando. 


i 


—  71  — 


NAVARRA  (D.'"^  María  de). 

218.— Garlas  á  S.  M.  para  que  fuese  nom- 
brada Abadesa  de  las  Huelgas  D."  Ana  de 
Austria. 

Fechadas  á  31  de  Enero,  8  de  Marzo  y 
28  de  Abril  de  i6o5;  otra  sin  año. 

Firman  estas  cartas,  además  de  D."  María 
de  Navarra,  las  restantes  monjas  de  las 
Huelgas. 

Archivo  de  Simancas.— Patronato  cclcsiistico.  Lcg.  295. 

Según  se  desprende  de  los  documentos 
contenidos  en  este  y  otros  legajos  que  tra- 
tan de  las  Huelgas,  la  disciplina  estaba  re- 
lajadísima en  aquel  monasterio,  y  costó  no 
poco  trabajo  restablecerla. 

NAVARRA  Y  DE  LA  CUEVA 
(D.""  Antonia  Jacinta  de). 

Hija  de  D.  Felipe  de  Navarra,  Caballero 
de  Santiago,  y  D."  Mariana  de  Aponte  y 
Mendoza.  Dícese  que  entre  sus  ascendientes 
figuraba  el  rey  de  Navarra  Carlos  111.  Nació 
á  10  de  Diciembre  del  año  1601  y  fué  la  pri- 
mogénita. De  sus  hermanos,  D.  Pedro  de 
Navarra  (i)  fué  Marqués  de  Cabrega;  Don 
Felipe,  Capitán  de  caballos  y  Caballero  de 
San  Juan.  De  sus  hermanas,  D."  Isabel  Ma- 
ría entró  en  las  Huelgas  y  llegó  á  ser  aba- 
desa; D.'  María  Matías  casó  con  D.  Diego 
Pimentel,  Marqués  de  Gelves  y  Virrey  del 
Perú;  D."  Blanca  Silveria  con  el  Conde  de 
Belchite.  Á  los  siete  años  cumplidos  tomó 
D."  Antonia  Jacinta  el  hábito  en  las  Huel- 
gas y  profesó  á  4  de  Febrero  de  161 8,  en 
manos  de  la  Abadesa  D."  Ana  de  Austria. 
Muy  luego  comenzó  á  tener  arrobos  y  vi- 
siones, pasando  los  viernes  sin  sentidos,  en- 
teramente separada  del  mundo.  A  30  de 

(i)  D.  Pedro  de  Navarra  y  de  la  Cueva  escribió  el  libro 
rotulado  Logros  de  la  Monarquía  en  aciertos  de  un  pali- 
do.— Madrid.  J.  de  Paredes.  1669.  En  4." 


Junio  del  año  1653  fué  elegida  abadesa,  car- 
go que  desempeñó  el  trienio  legal,  acrecen- 
tando los  bienes  temporales  del  monasterio. 
Falleció  á  25  de  Agosto  de  i656. 

219. — Jardín  de  flores  de  la  Gracia:  escue- 
la de  la  mejor  doctrina;  vida,  y  virtudes  de 
la  prodigiosa,  y  venerable  señora  Doña  An- 
tonia Jacinta  Navarra  y  de  la  Cueva,  Aba- 
desa del  Ilustrissimo,  y  Real  Monasterio  de 
las  Huelgas,  cerca  de  Burgos,  del  Orden  del 
Glorioso,  y  Melifluo  Padre  San  Bernardo. 
Sacada  á  la  letra  de  los  quadernos,  que  por 
mandado  de  sus  Confessores  dexó  ella  mis- 
ma escritos;  y  dada  á  la  estampa  por  el 
R.mo  p.  M.  Fr.  Juan  de  Saracho,  de  la  mis- 
ma Orden,  Abad,  Visitador,  y  Definidor, 
que  fué  muchas  vezes,  y  Confessor  de  la 
Venerable.  Aora  nuevamente  reimpressa, 
concordada,  y  añadida  en  un  Prólogo  His- 
torial,  el  libro  Séptimo,  y  otras   muchas 
partes  del  tomo  por  el  R.  P.  M.  Fr.  Joseph 
Moreno  Curiel,  del  Sacro,  y  Celestial  Or- 
den de  la  Santíssima  Trinidad,  Redempción 
de  Cautivos,  Lector  Jubilado,  Ministro,  que 
ha  sido  de  su  Real  Convento  de  Burgos,  y 
Chronista  General  de  la  Religión,  nombra- 
do el  año  de  1730,  en  el  Capítulo  Provin- 
cial. Dala  al  público  la  Ilustríssima  Com- 
munidad  del  Real  Convento  de  las  Huel- 
gas: y  en  su  nombre  la  Ilustríssima  Señora 
Doña  María  Theresa  Badaran  de  Ossinalde, 
Abadesa,  que  es  oy  de  dicho  Real  Monaste- 
rio, y  de  sus  Filiaciones,  &.  Quien  le  de- 
dica á  la  Sereníssima  Señora  Doña  María 
Bárbara  de  Portugal,  Princesa  de  Asturias, 
esposa  del  Sereníssimo  Señor  Príncipe  de 
Asturias  Don  Fernando,  Hija  de  los  Seño- 
res Reyes  de  Portugal,  Don  Juan  V.  y  Doña 
María  Ana  de  Austria.  Con  privilegio.— En 

Burgos,  en  la  imprenta  de  Athanasio  Fi- 

gueroa,  año  de  1736. 


—  72  — 


694  págs.  á  dos  col.  en  &.•  doble,  más  37 
hojas  al  principio  y  19  al  final. 

Port.— Ded.  de  D.*  María  Teresa  Hadarán  y 
Ossinalde.  De  las  Huelgas,  20  de  Mayo  de  lySó.— 
Censura  de  Fr.  Malaquías  de  Mayorga.  Salaman- 
ca, 22  de  Marzo  de  lySS.— Fe  de  erratas.— Suma 
de  la  tasa.— Real  Privilegio.  Aranjuez,  3o  de  Mayo 
de  1735.— Aprobación  de  Fr.  Agustín  Sánchez. 
Convento  de  la  Trinidad,  i.°  de  Enero  de  1735.— 
Licencia  de  la  Orden,  por  Fr.  Pedro  de  Espinosa.— 
Censura  de  D.  Diego  de  Escalona.  Burgos,  3o  de 
Noviembre  de  1734.— Prólogo.  (Contiene  una  cu- 
riosa y  larga  historia  del  monasterio  de  las  Huel- 
gas.)—Tabla  de  los  libros  y  capítulos.— Retrato 
de  D.*  Antonia  Jacinta  de  Navarra  hecho  por 
Marcos  Orozco,  presbítero, en  Madrid,  año  1678.— 
Texto.— índice  de  los  textos  de  Escritura.— índice 
de  las  cosas  más  notables. 

NAVARRETE 
(D.*  María  de  los  Dolores). 

Estuvo  casada  con  el  Marqués  de  Guardia 
Real. 

Habiendo  sido  en  el  año  1808  reducida  á 
prisión  por  los  franceses  D."  María  de  Arria- 
za,  su  marido  quiso  tomar  represalias,  y 
halló  ocasión  propicia  cuando  D.  Francisco 
Abad,  guerrillero  manchego,  atacó  un  con- 
voy en  las  gargantas  de  Sierra  Morena  é  hizo 
prisionera  á  D."  María  de  los  Dolores  Nava- 
rrete,  cuyo  esposo  era  partidario  de  José  I. 

220. — Carta  al  Generaldel  ejército  de  Va- 
lencia, en  que  solicita  su  libertad. 

Elche  de  la  Sierra,  12  de  Octubre  de  18 10. 

Publicada  en  el  siguiente  folleto: 

Manifiesto  del  Mariscal  de  Campo  Don 
Luis  Alexandro  de  Bassecourt,  Comandante 
general  de  la  provincia  de  Cuenca,  é  interi- 
no del  exército  y  rey  no  de  Valencia  ^  sobre 
el  cange  de  su  esposa  Doña  María  de  las 
Nieves  Arriai^a,  con  Doña  María  de  los  Do- 
lores Navarrete,  muger  del  Marqués  de 
Guardia  Real,  comandante  de  un  esquadrón 
de  húsares  de  la  Guardia  del  Rey  intruso. — 


Valencia:  En  la  imprenta  de  José  Estevan. 
Año  181 1. 

27  págs.  en  4.* 

D."  María  de  las  Nieves  Arriaza  era  her- 
mana del  célebre  poeta  Juan  Bautista  de 
Arriaza. 

NAVARRO  (D.*  Francisca). 

221. — El  ajuste  de  la  bolera  ó  una  intriga 
en  el  teatro.  Comedia  en  prosa  en  tres  ac- 
tos.— Barcelona.  Imp.  de  Joaquín  Verda- 
guer.  1829. — En  8." 

222. — Defensa  de  coquetas.  Pieza  en  un 
acto  y  en  verso. — Barcelona.  Imp.  de  To- 
rras. 1828.— En  8." 

223. — Las  dos  épocas  ó  la  destrucción  de 
su  familia.  Drama  trágico  en  seis  actos,  en 
prosa,  separado  en  dos  piezas  distintas  de 
tres  actos  cada  una. — Barcelona.  Imp.  de 
Joaquín  Verdaguer.  1829. — En  8.* 

224. — El  hombre  hace  á  la  mujer.  Come- 
dia en  tres  actos  y  en  prosa. — Barcelona, 
Imp.  de  Joaquín  Verdaguer.  1829. — En  8." 

225. — La  tonta,  ó  el  ridículo  novio  de  las 
dos  hermanas.  Pieza  en  un  acto. — Barcelo- 
na. Imp.  de  Torras.  1828. — En  8." 

226. — Mi  retrato  y  el  de  mi  compadre. 
Comedia  satírica  en  tres  actos  y  en  prosa, 
original  de  Francisca  Navarro. — Barcelona. 
Imp.  de  J.  Verdaguer.  1829. 

78  págs.  en  8." 

227. — El  enamoradizo,  en  tres  actos  y  en 
prosa. 

228. — La  tonta,  en  un  acto  y  en  verso. 

229. — El  marido  de  dos  mujeres.  Come- 
dia en  tres  actos,  original  de  Francisca  Na- 
varro.— Barcelona,  1828. 

230. — Querer  y  no  querer,  en  cinco  actos 
y  en  verso. 

231. — Una  noche  de  tertulia  ó  el  coronel 
Don  Raimundo.  Comedia  en  tres  actos, 


—  73  — 


original  de   Francisca  Navarro. — Barcelo- 
na, 1828. 

232. — La  andaluza  en  el  laberinto,  en  un 
acto  y  en  prosa. 

Diccionario  general  de  Bibliografía  española,  por  don 
Dionisio  Hidalgo. 

NAVARRO  (D.*  Isabel). 

233. — Soneto: 

Con  fuerte  lazo  tiernamente  estrecho 
Cristo  y  Teresa  en  dulce  amor  unidos 
hacen  en  vivo  fuego  convertidos, 
de  dos  un  cora9on,  de  dos  un  pecho... 

Retrato  de  las  fiestas  que  á  la  Beatifica- 
ción de  la  Bienaventurada  Virgen  y  Madre 
Santa  Teresa  de  lesus,  hi\o  la  Imperial 
ciudad  de  Zaragoga.  Por  Luis  Die^  de 
Aux. — En  Zaragoga.  Por  luán  de  la  Naja  y 
Quartanet.  161 5. 

Pág.  87. 

NAVAS  (iMaría  de). 

234. — Manifiesto  de  María  de  Navas,  la 
Comedianta,  en  que  declara  los  justos  mo- 
tivos y  causas  urgentes  que  tuvo  para  hacer 
fuga  de  la  villa  de  Madrid,  Corte  de  Casti- 
lla, á  la  ciudad  de  Lisboa,  Corte  de  Por- 
tugal. 

En  4.**;  s.  1.  n,  a.  36  págs. 

235. — Copia  de  una  carta  que  ha  escrito 
María  de  Navas,  la  Comedianta,  en  res- 
puesta de  otra  que  recibió  en  Lisboa,  acom- 
pañada de  un  papelejo  intitulado:  Defenso- 
nario  general,  que  (suponiéndole  escrivió 
de  su  orden)  ha  publicado  Don  Fulano  de 
Tal,  un  Ingenio  que  dize  vive  en  la  Cor- 
te, y  es  nacido,  y  criado  en  las  Batuecas. 

Imp.  s.  1.  n.  a. — En  4.°,  14  hojas. 

Título.— Texto. — Al  fin:  Lisboa  y  Abril 
6  de  1695.  María  de  Navas. 

Es  muy  dudoso  que  María  de  Navas  es- 
cribiese estos  folletos. 


NAVAS  (D.*  Mariana  de). 


Natural  de  Vélez  Málaga  é  hija  del  Li- 
cenciado Bartolomé  González  y  de  D.*  Ma- 
ría de  Navas.  Contrajo  matrimonio  en  el 
año  1 591  con  Luis  Barahona  de  Soto  y  que- 
dó viuda,  sin  sucesión,  en  Noviembre  de 
iSgS.  Era  D.' Mariana  bastante  culta  y  de 
tan  buen  gusto,  que,  según  afirma  el  señor 
Rodríguez  Marín,  Luis  Barahona  la  consul- 
taba con  frecuencia  y  ella  «emitía  juiciosas 
opiniones  sobre  sus  escritos». 

Luis  Barahona  de  Soto.  Estudio  biográ- 
fico, bibliográfico  y  critico  por  Francisco 
Rodrigue^  Marín.  Obra  premiada  con  me- 
dalla de  oro,  en  público  certamen,  por  la 
Real  Academia  Española  é  impresa  á  sus 
expensas. — Madrid.  Est.  tip.  «Suc.  de  Riva- 
deneyra».  1903. 

236. — De  la  Sra.  D.'  Mariana,  mujer  del 
Licenciado  Luis  Barahona  de  Soto,  el  día 
de  su  partida.  Soneto. 

¡Ay!  caro  amigo,  ay  mi  agradable  esposo... 

NAVASCUES  (D.*  Ana  de). 

En  el  juicio  de  un  Certamen  verificado 
en  Zaragoza  para  celebrar  la  Beatificación 
de  Santa  Teresa,  es  citada  como  poetisa  en 
estos  versos: 

Doña  Ana  de  Navascues 
Procuró  con  gallardía 
Glosar  nuestros  cuatro  pies, 
Y  aquí  dársele  querría 
El  premio  que  mayor  es. 
Mas  pues  tan  tarde  ha  venido 
Que  alcanzarlo  no  ha  podido. 
Tendrá  su  frente  dichosa 
Una  guirnalda  preciosa 
Que  Minerva  le  ha  tejido. 

Retrato  de  las  fiestas  que  á  la  Beatifica- 
ción de  la  Bienaventurada  Virgen  y  Madre 
Santa  Teresa  de  lesús  hi^o  la  Imperial  ciu^ 


—  74 


dad  de  Zaragoga.  Por  Luis  Die\  de  Aux.— 
Zaragoza,  por  Juan  de  la  Naja.  i6i5. 
Pág.  121. 

NA  VIA  Y  BELLET 

(D.*'  Francisca  Irene  de). 

Marquesa  de  Grimaldo. 

Fué  hija  del  Marqués  de  Santa  Cruz  de 
Marcenado  y  nació  en  Turín  á  19  de  Enero 
de  1626;  la  bautizaron  en  el  mismo  día, 
siendo  sus  padrinos,  en  nombre  de  los  Du- 
ques de  Parma,  el  Marqués  D.  Juan  Bau- 
tista Ripa  Boscheto  de  Giaglioni  y  la  Mar- 
quesa de  Cena:  su  padre  fué  bien  conocido 
por  las  excelentes  obras  que  dio  á  luz,  cua- 
les son  las  Reflexiones  militares,  impresas 
en  Turín  el  año  1724,  en  12  tomos  en  4.°, 
y  la  Rapsodia  económica,  y  alcanzó  los  ele- 
vados cargos  de  Teniente  general  de  los 
reales  Ejércitos  de  S.  M.,  Embajador  de 
España  en  las  Cortes  de  Turín  y  París,  y 
Ministro.  Plenipotenciario  en  el  Congreso 
de  Soissons.  La  madre  de  D."  Francisca 
Irene  fué  Dama  de  la  reina  D.*  Isabel  Far- 
nesio. 

En  el  Memorial  literario  del  año  1786  se 
publicó  una  biografía  de  esta  escritora  que 
dice  así: 

Después  de  la  gloriosa  muerte  del  Señor  Mar- 
qués de  Santa  Cruz  en  los  campos  de  Oran,  se 
restituyó  á  España  la  Señora  Marquesa  viuda, 
con  los  cuatro  hijos  que  la  quedaron,  y  deseando 
instruirlos  con  la  mayor  perfección  les  destinó 
por  ayo  y  maestro  á  Don  Bernardo  Ward,  Autor 
del  excelente  libro  Proyecto  económico,  el  cual, 
reconociendo  el  singular  talento  de  su  alumna 
Doña  María  Francisca  Irene,  y  su  afición  á  las 
letras,  la  enseñó  la  Gramática,  Retórica  y  Filoso- 
fía, de  la  que  defendió  conclusiones  en  su  casa, 
con  asistencia  de  varias  p2rsonas  eruditas  de  esta 
Corte.  Además  aprendió  con  perfección  las  len- 
guas española,  francesa,  italiana,  inglesa  y  alema- 
na; las  traducía,  leía,  escribía  y  hablaba,  y  tuvo 
bastante  conocimiento  de  la  griega. 


Se  casó  con  el  Señor  Marqués  de  Grimaldo  (i)' 
actualmente  Teniente  general  de  los  Reales  Exér- 
citos,  Gentil-hombre  de  Cámara  de  S.  M.,  Canci- 
ller del  insigne  Orden  del  Toisón  y  Comendador 
de  Ribera  y  Acenchal  en  la  Orden  de  Santiago,  en 

10  de  Agosto  de  1760,  de  cuyo  matrimonio  tuvo 
tres  hijos  que  murieron  antes  de  entrar  en  el  uso 
de  razón. 

Durante  su  vida  dio  muchas  pruebas  de  su  ta- 
lento, prudencia  y  religión;  todos  los  días,  después 
de  haber  empleado  muchas  horas  en  los  templos, 
distribuía  varias  limosnas;  y  cada  año,  el  día  de 
San  Joseph,  vestía  á  tres  pobres,  y  el  día  de  Santa 
Ana  á  una  niña,  en  el  que  daba  de  comer  á  cinco 
pobres  sirviéndoles  la  mesa,  y  después,  puesta  de 
rodillas,  les  besaba  la  mano,  y  encargándoles  la 
encomendasen  á  Dios  les  daba  20  reales  de  li- 
mosna. 

También  dio  pruebas  de  su  singular  piedad  en 
su  última  enfermedad  de  ocho  meses,  durante  la 
cual  hizo  confesión  general  y  recibió  á  su  Divina 
Maiestad  dos  veces  por  Viático  y  una  por  devo- 
ción. Últimamente  recibió  la  Extrema-Unción  con 
todo  su  conocimiento,  y  entregó  su  alma  á  Dios 
el  día  10  de  Marzo  de  este  año  (1786).  Fué  Condu- 
cido su  cadáver  á  la  Iglesia  de  Religiosas  Capuchi- 
nas, donde  estuvo  de  cuerpo  presente  lodo  el  día 

1 1  hasta  el  anochecer,  que  fué  trasladado  al  con- 
vento de  nuestra  Señora  de  Valverde,  distante  dos 
leguas  de  esta  Corte,  donde  fué  sepultado. 

Aunque  compuso  esta  Señora  en  la  edad  más 
madura  excelentes  versos  latinos  y  castellanos,  y 
tenía  hechas  algunas  traducciones  del  latín  y  fran- 
cés, pocos  años  antes  de  morir  quemó  por  su 
mano  todos  los  borradores;  dejándonos  por  esta 
causa  en  el  desconsuelo  de  no  poder  aplaudir  su 
erudición  y  producciones  literarias,  que  se  pueden 
calcular  por  los  versos  latinos  que  á  la  edad  de 
16  años  compuso  en  alabanza  del  Señor  Infante 
de  España  Don  Felipe  de  Borbón,  los  que  pudie- 
ron escapar  de  sus  manos  por  haberse  impreso  en 
las  Memorias  de  '/Vewux  correspondientes  al  mes 
de  Marzo  de  1742...  (2) 


(i)  Obsequioso  plausible  métrico  Epitalamio  que  á  las 
felices  bodas  del  Sr.  Marques  de  Grimaldo,  Comendador 
y  Cavallero  del  Orden  de  Santiago,  Gran  Canciller  del 
Insigne  Orden  del  Tuysón  de  Oro,  con  mi  señora  Doña 
Irene  de  Navia  y  Bellet,  hija  de  los  Excelentissimos  Se- 
ñores Marqueses  de  Santa  Crus^  de  Marcenado,  C.  O.  Y.  D. 
la  humilde  pluma  de  Don  Antonio  Benito  Vidaurre  de 
Orduña,  criado  Mayor  de  la  Excelentissima  Señora  Mar- 
quesa de  Grimaldo.— Imp.  s.  1.  n.  a. 

Seis  hojas  en  4." 

(2)  Memorial  literario  de  178Ó,  mes  de  Mayo,  p.ígi- 
nas  68  á  73. 


i 


Otro  escritor  del  siglo  xviii  decía  de  Doña 
Irene: 


-75- 

Conservábanse   estas   obras  manuscritas 
en  el  monasterio  citado  de  Bocairente. 


Marquesa  de  Grimaldo,  hija  del  sabio  y  valero- 
so general  D.  Alvaro.  Heredó  el  alma  de  su  gran 
padre.  Es  de  las  mujeres  más  doctas  de  estos  tiem- 
pos y  gran  poetisa,  como  lo  sabe  todo  Madrid  por 
sus  comedias  y  demás  obras.  He  visto  algunas 
suyas  que  me  dieron  una  gran  idea  de  su  nu- 
men (i). 

237. — Hizo  varias  traducciones  del  latín 
y  del  francés,  pero  las  quemó;  sólo  conoce- 
mos de  ella  unos  versos  exámetros  que  com- 
puso á  los  16  años,  con  motivo  de  llegar  el 
Infante  D.  Felipe  á  Italia.  Se  publicaron  en 
las  Memorias  de  Trevoux  (año  1742).  Prin- 
cipian: 
Ergo  venit  nostras  dudum  expedatus  ad  oras... 

Los  ha  reproducido  D.  Diego  Parada  en 
su  libro  Escritoras  y  eruditas  españolas. 

NEBOT  Y  COSCOLLA 
(Sor  Josefa  Antonia). 

Nació  á  23  de  Agosto  de  1750  en  Bocai- 
rente; allí  profesó  en  el  convento  de  reli- 
giosas Agustinas,  en  el  año  1771.  Falleció  á 
12  de  Diciembre  de  1773. 

238. — Relación  de  lo  que  pasaba  en  su 
espíritu. 

Ms.  de  1 18  hojas. 

239. — Relación  de  su  vida  hasta  su  ingre- 
so en  el  Monasterio. 

240. — Varias  coplas  muy  devotas  y  espi- 
rituales al  Niño  Jesús  de  la  Estrella,  que  se 
venera  en  dicho  convento. 


(i)  Biblioteca  asturiana.  Ms.  del  siglo  xviii  extractado 
por  Gallardo,  tomo  I  del  Ensayo  de  una  Biblioteca  de  li- 
bros raros  y  curiosos. 

Cnf.  Biografía  del  Marqués  de  Santa  Cru:^  de  Man^t- 
nado,  por  Ángel  de  .Mtolaguirre  y  Duvale,  con  un  pró- 
logo de  Don  Luis  Firfarf.— Madrid.  Imp.  del  Cuerpo  ad- 
ministrativo del  Ejército,  i885. 

Un  vol.  en  4.0  de  xxi-181  pág>. 

Vida  y  escritos  del  Marqués  de  Santa  Crui^  de  Marce- 
nado, por  Juan  de  Madariaga  y  Suáre^.— .Madrid,  Esta- 
blecimiento tip.  de  Enrique  Rubiños.  1886, 

717  págs.  en  8.0  doble. 


Fustér,  Biblioteca  valenciana. 

NESBITT   Y  CALLEJA 
(D.^  María  Micaela). 

241. — Zulima;  novela  histórica  traducida 
del  francés  por  Doña  María  Micaela  Nesbitt 
y  Calleja. — Madrid.  F.  de  la  Parte.  1817.— 
En  8." 

NEVARES  Y   SANTOYO 
(D.*''  Antonia  de). 

Hermana  de  Marta  de  Nevares,  la  última 
amiga  que  tuvo  Lope  de  Vega. 

242. — Soneto  á  la  Condesa  de  Olivares: 

Símbolo  de  la  paz  te  cupo  en  suerte 
ave  de  Venus,  celestial,  no  humana... 

Publicado  en   los    Triunfos  divinos   de 
Lope  de  Vega. 
243. — Redondillas: 

Zarza  de  Moysén  divino 
que  os  ardéis  y  no  os  quemáis, 
^cómo  tras  el  fuego  os  vais 
si  tanto  el  fuego  camina?... 

Relación  de  las  fiestas  que  la  insigne  villa 
de  Madrid  hi^o  en  la  Canonización  de  su  hijo 
y  Patrón  San  Isidro,  con  las  comedias  que 
se  representaron.  Dirigida  á  la  misma  villa 
por  Lope  de  Vega  Carpió. — Madrid,  1622. 

En  estas  mismas  fiestas  Lope  la  elogió  en 
el  romance  á  los  premios,  diciendo: 

Doña  Antonia  de  Nevares 
Hermosa  con  tanto  extremo 
Que  estuviera  disculpada 
Á  faltarle  entendimiento. 

NEVARES   Y  SANTOYO 
(D."  Marta  de). 

Nació  en  Alcalá  y  á  los  13  años  contrajo 
matrimonio  con  el  desdichado  Roque  Her- 
nández. Hacia  el  año  1610  contrajo  ilícitas 


-7^^ 


amistades  con  Lope  de  Vega,  quien  ya  era 
clérigo,  y  fruto  de  estos  amores  fué  una 
niña  nacida  á  12  de  Agosto  de  1617,  bauti- 
zada el  26  con  los  nombres  de  Antonia  Cla- 
ra. Lope  consigna  con  demasiada  libertad 
el  origen  y  progresos  de  sus  aventuras  en 
las  cartas  al  Duque  de  Sesa. 

Doña  Marta  quedó  viuda  en  1619,  y  es 
probable  que  continuaran  sus  intimidades 
con  Lope.  Más  adelante  quedó  ciega  casi  de 
repente  y  murió  poco  después. 

La  hija  fruto  de  este  adulterio,  vivió  con 
su  padre  hasta  que  siendo  de  17  años  huyó 
con  un  amante  que  la  sedujo  por  medio  de 
una  Celestina.  Todo  esto  consta  en  la  Églo- 
ga de  Lope,  Filis,  que  en  el  fondo  es  his- 
tórica. 

El  Fénix  de  los  ingenios  dedicó  á  Marcia 
Ltonarda,  esto  es,  D.*  Marta  de  Nevares, 
sus  novelas  y  dos  comedias:  La  viuda  va- 
lenciana y  Las  mujeres  sin  hombres.  En  la 
dedicatoria  de  la  primera  se  lee: 

Si  V.  m.  hace  versos,  se  rinden  Laura  Terraci- 
na,  Ana  Bins,  alemana,  Safo,  griega,  Valeria,  lati- 
na, y  Argentaria,  española. 

Doña  Marta  fué  muy  celebrada  por  su 
destreza  en  la  música  y  por  su  primor  en  el 
canto. 

Fallecióen  Madrid  áy  de  Abril  de  1632(1). 

Cnf.  Últimos  amores  de  Lope  de  Vega 
Carpió,  revelados  por  él  mismo  en  cuarenta 
y  ocho  cartas  inéditas  y  varias  poesías. — 
Madrid.  Imprenta  de  Ducazcal.  1876. 

Referentes  á  D."  Marta  y  á  su  familia  he- 
mos visto  los  siguientes  papeles: 

Adición  al  memorial  del  pleyto  que  trata  doña 
Isabel  de  Moxica,  viuda  de  don  Francisco  Ñaua- 
res de  Santoyo,  madre,  y  curadora  de  sus  hijos. 


(t)  A.  Tomi'.o  y  C.  Pérez  Pastor,  Proceso  de  Lope  de 
Vega  por  libelos  contra  unos  cómicos.— Madrid.  Est.  tip. 
de  Fortanet.  1903. 

Pág.  303. 


Con  doña  Luisa  y  doña  Dionisia  de  Santoyo,  her- 
manas del  dicho  don  Francisco. 
Firmada  por  Andrés  de  Palacio. 

ímp.  s.  1.  n.  a. 

Nueve  hojas  en  folio. 

Por  doña  Isabel  de  Moxica,  viuda  de  don  Fran- 
cisco de  Neuares  Santoyo,  madre,  y  curadora  de 
sus  hijos.  Con  doña  Luisa,  y  doña  Dionisia  de 
Neuares  Santoyo,  hermanas  del  dicho  don  Fran- 
cisco. Adición  á  la  información  hecha  por  la  di- 
cha doña  Isabel. 

Firmado  por  el  Licdo.  Jerónimo  de  Camargo. 

ímp.  s.  1.  n.  a. 
10  hojas  en  folio. 

Por  doña  Isabel  de  iVIoxica,  viuda  de  don  Fran- 
cisco de  Neuares  Santoyo,  madre,  y  curadora  de 
sus  hijos.  Con  doña  Luisa,  y  doña  Dionisia  de 
Neuares  Santoyo,  hermanas  del  dicho  don  Fran- 
cisco: viudas  ambas,  la  vna  de  don  García  Brauo 
de  Acuña,  Castellano  de  Milán,  Cauallero  de  la 
Orden  de  Santiago.  Y  la  otra  de  don  Rodrigo  An- 
tonio Pacheco,  Cauallero  de  la  misma  Orden,  y 
señor  de  Minaya.  Sobre  la  rescisión  de  las  dona- 
ciones graciosas,  que  el  dicho  don  Francisco  hizo 
y  prometió  á  las  dichas  sus  hermanas  quando  se 
concertaron  de  casar  con  los  dichos  sus  maridos, 
sobre  lo  que  les  dio  en  pago  de  sus  legítimas,  pa- 
terna y  materna:  y  desde  el  día  del  nacimiento  del 
primer  hijo  que  el  dicho  don  Francisco  tuvo  del 
matrimonio  con  la  dicha  doña  Isabel. 

Firmada  por  el  Licdo.  Jerónimo  de  Camargo. 

ímp.  s.  I.  n.  a. 

14  hojas  en  folio. 

Por  doña  Lvisa  de  Santoyo,  viuda  de  don  Gar- 
cía Brabo  de  Acuña,  Cauallero  del  Hábito  de  San- 
tiago, Comendador  de  la  Oliua,  del  Consejo  de 
Guerra  de  su  Magestad,  y  su  Castellano  del  Casti- 
llo de  Milán,  y  por  doña  Dionisia  de  Santoyo, 
viuda  de  don  Rodrigo  Antonio  Pacheco,  señor  de 
Minaya,  con  doña  Isabel  de  Moxica,  viuda  de  don 
Francisco  de  Santoyo,  hermano  de  las  dichas 
doña  Luisa  y  doña  Dionisia,  como  curadora  do 
sus  hijos  y  del  dicho  su  marido. 

Firmada  por  el  Dr.  D.  Pedro  de  Meneses. 

ímp.  s.  1.  n.  a. 
33  hojas  en  folio. 

Por  doña  Lvisa,  y  doña  Dionisia  Neuares  de 
Santoyo.  Con  doña  Isabel  de  Moxica  y  Gueuara, 


madre,  tutora,  y  curadora  de  sus  hijos,  y  de  don 
Francisco  Neuares  de  Sanioyo  su  marido  difunto. 
En  respuesta  de  la  información  contraria. 
Firmada  por  el  Licdo.  Paulo  de  Vitoria. 

Imp.  s.  1.  n.  a. 
1 5  hojas  en  folio. 

Con  esta  alegación  hay  una  copia  manuscrita 
de  la  Real  cédula  por  la  cual  Felipe  II  concedió  á 
D.  Francisco  de  Nevares  y  Santoyo  la  escribanía 
mayor  de  las  alcabalas,  almojarifazgos,  tercias  y 
monedas  del  arzobispado  de  Sevilla,  obispado  de 
Cádiz  y  villas  de  Frejenal,  La  Higuera,  El  Bodo- 
nal  y  Marutera,  vacante  por  muerte  de  D.  Sebas- 
tián Cordero  Nevares  de  Santoyo,  padre  de  don 
Francisco. 

Fechada  en  Madrid  á  lo  de  Enero  de  iSSg. 

Dos  hojas  en  fol.,  letra  del  siglo  xvii. 

Biblioteca  Nacional.— Sección  de  Varios.  Alegaciones 
jurídicas.  Legajo  1.007. 

Memorial  del  pleito  que  trata  doña  Isabel  de 
Moxica,  viuda  de  D.  Francisco  Nebares  de  Santo- 
yo, madre  y  curadora  de  sus  hijos,  herederos  del 
dicho  D.  Francisco.  Con  doña  Luisa  Nebares  de 
Santoyo,  viuda  de  D.  García  Brauo  de  Acuña, 
Castellano  que  fué  del  castillo  de  Milán.  Y  doña 
Dionisia  Nebares  de  Sanioyo,  viuda,  mujer  que 
fué  de  D.  Rodrigo  Antonio  Pacheco,  señor  que 
fué  de  la  viila  de  Minaya,  ambas  hermanas  del  di- 
cho D.  Francisco  de  Santoyo.  Sobre  la  nulidad 
y  revocación  de  las  donaciones  que  el  dicho  don 
Francisco  de  Santoyo  hizo  á  cada  una  de  las  di- 
chas sus  hermanas,  para  más  aumento  de  las  do- 
tes que  las  dio. 

Firmado  por  Andrés  de  Palacio. 

Imp.  s.  1.  n.  a.  (acaso  en  1638). 
74  hojas  en  fol. 

Sermón  predicado  á  diez  de  Enero  de  i63i,  en 
el  Conuento  de  Santa  Ana,  Colegio  de  losFrayles 
Minimos  de  S.  Francisco  de  Paula,  de  la  Vniver- 
sidad  de  Alcalá  de  Henares,  en  las  Honras,  y  cabo 
de  año,  que  se  celebraron  por  don  Francisco  Ne- 
uares de  Santoyo,  Escriuano  mayor  de  rentas  de 
Seuilla,  y  Patrón  del  mismo  Conuento.  Adonde 
asistieron  el  Rector  con  su  Mayor  colegio;  el  Abad 
mayor  con  su  Iglesia;  el  Corregidor  con  su  Regi- 
miento; todas  las  Religiones,  y  demás  Colegios. 
Por  el  padre  Fr.  luán  Pastor,  Religioso  de  la  dicha 
Orden.  Dedicado  á  D.*  Isabel  de  Mogica  y  Gueuara, 


77  — 

viuda  del  dicho  D.  Francisco  Neuares  Santoyo. — 
En  Madrid,  por  luán  González,  año  M.DC.XXXI. 

22  hojas  en  4.° 

En  el  folio  18  dice: 

«No  he  de  descubrir  deste  ilustre  Cauallero  las 
rayzes,  que  están  bien  patentes  en  la  Casa  de  Ne- 
uares y  Santoyo,  nobleza  ingerta  ya  en  lo  más 
puro  de  España.  Un  hijo  de  Sebastián  de  Santo- 
yo, educado  en  la  casa,  palacio  y  escuela  de  aquel 
gran  Monarca,  ^qué  pudo  salir  sino  un  don  Fran- 
cisco de  Santoyo,  Cauallero  tan  morigerado,  de 
tanta  virtud,  partes  y  prudencia,  aun  en  su  mo- 
cedad, que  mereció  los  fauores  tales  y  tantos 
como  le  hizo  su  Príncipe,  emulados  de  los  validos 
de  mayor  marca?  Y  porque  el  último  principio 
de  su  virtud  y  desengaño  fué  tan  grande,  le  refe- 
riré á  mi  auditorio.  Hallóse  aquel  gran  Monarca^ 
ya  en  víspera  de  su  muerte,  y  teniendo  por  arri- 
mo, como  tan  Católico  Príncipe,  el  báculo  de  la 
Passión  de  lesu  Christo,  gustaua  de  que  se  la  le- 
yessen  en  aquel  tránsito  y  hora;  y  estando  á  solas 
con  don  Francisco,  le  dixo:  Don  Francisco,  paré- 
ceme  que  en  tal  parte  vi  un  vaneo.  Respondióle 
el  Cauallero:  Sí,  Señor.  Pues  hazed  que  le  iray- 
gan  por  vuestra  vida,  don  Francisco.  Traído,  dí- 
xole  á  don  Francisco  que  leyesse  la  Passión,  y 
estándosela  leyendo,  leuantó  los  ojos  el  gran  Mo- 
narca, y  puestos  en  el,  le  dixo:  Sentaos.  Temióy 
estimó  don  Francisco  el  gran  fauor;  rehusó  hu- 
milde y  estimó  prudente.  Boluió  segunda  vez  á 
mirarle,  estimando  de  don  Francisco  su  pruden- 
cia, y  díxole  el  Rey:  Sentaos.  Ay  quien  le  oyó 
dezir  á  don  Francisco  que  entendió  era  tan  gran- 
de fauor  hijo  del  deliro  de  la  muerte.  Leuantó 
tercera  vez  los  ojos  el  gran  Monarca,  y  le  dixo: 
Sentaos,  que  sois  hombre,  don  Francisco.  Obede- 
ció prudente  y  estimó  advertido.  Muerto  su  Prín-^ 
cipe,  como  quien  auía  llegado  á  la  última  raya 
del  fauor,  trató  de  su  retiro  don  Francisco  y  salió 
diziendo:  Vanidad  de  vanidades.'» 

D.  Diego  Nevares  de  Santoyo,  cuyas  pruebas 
para  tomar  el  hábito  de  Santiago  se  verificaron  en 
el  año  1 599,  fué  hijo  de  Bartolomé  de  Santoyo 
y  Ana  de  Ondegardo,  nacida  en  Valladolid.  Sus 
abuelos  paternos  Francisco  Cordero  de  Nevares, 
natural  de  Santoyo,  y  Catalina  Gutiérrez.  Los 
maternos  Diego  López  de  León  Ondegardo  y  Je- 
rónima  Zarate,  ambos  vallisoletanos. 

Archivo  Histórico  Nacional.— Pruebas  de  los  Caballeros 
de  Santiago. 

Don  Antonio  Nevares  de  Santoyo,  cuyas  infor- 
maciones para  lomar  el  hábito  de  Santiago  tuvíe- 


-78- 


ron  lugar  en  el  año  1660,  era  hijo  de  D.  Francisco 
de  Nevares  y  Sanloyo  y.D."  Isabel  de  Moxica; 
fueron  sus  abuelos  paternos  Sebastián  Nevares 
de  Santoyo,  ayuda  de  Cámara  de  Felipe  II,  natu- 
ral de  Santoyo,  y  María  Ramírez,  nacida  en  Ma- 
drid; los  maternos,  Alfonso  de  Moxica,  señor  de 
San  Cebrián  y  Zurita,  y  Mariana  de  Londoño, 
riojana. 

Archivo  Histórico  Nacional.—Pruebas  de  los  Caballeros 
de  Santiago. 

De  Isabel  de  Santoyo  y  Nevares  hay  dos 
cartas  originales  al  Conde  de  Gondomar, 
D.  Diego  Sarmiento  de  Acuña,  en  la  Aca- 
demia de  la  Historia.  Fechada  la  una  en 
Madrid  á  4  de  Noviembre  de  1593  y  la  otra 
en  el  mismo  lugar,  á  21  de  Abril,  sin  indi- 
cación de  año. 

NEYRA  (D."  Antonia  de). 

244. — Décima  en  alabanza  de  D,  José  Ro- 
dríguez: 

Lira  que  el  dulce  quebranto... 

Métricos  afectos,  y  dolorosas  expresio- 
nes, que  en  muestra  de  verdadero  arrepenti- 
miento ha^e  un  Pecador,  en  presencia  de 
Christo  nuestro  Redemptor  Crucificado.  Su 
autor  Don  Joseph  Rodrigue^,  guien  los  de- 
dica al  Señor  D.  Diego  Bustillo  Pambley. 

Imp.  s.  1.  n.  a. 

La  dedicatoria  fechada  en  Madrid  á  2  de 
Noviembre  de  1732. 

18  págs.  en  4.° 

NIETO  DE  ARAGÓN  (D."  María). 

Dadas  sus  relaciones  con  el  Marqués  de 
Torres,  con  D.  Jilan  Vincencio  de  Lastanosa 
y  con  Uztarroz,  opinamos  que  descendía  de 
familia  aragonesa,  si  bien  parece  que  nació 
en  Madrid  y  no  en  Aragón,  pues  en  este  caso 
es  incomprensible  que  la  omitiera  su  amigo 
Uztarroz  en  el  Aganipe,  donde  cita  hasta  los 
ingenios  mas  mediocres  de  su  país.  Su  naci- 


miento puede  fijarse  hacia  el  año  1620,  si  no 
se  quitaba  primaveras  en  el  de  1645  al  decir 
que  tenía  «poca  edad»;  edad  que  no  era  la  ni- 
ñez, pues  ya  se  hallaba  casada  entonces  con 
D.  Francisco  de  Valdés  á  quien  el  Rey  hizo 
en  el  año  1649  Sargento  mayor  de  Asturias. 
En  un  Ms.  de  la  Nacional  (V.-170)  se  conser- 
van algunas  de  las  cartas  que  dirigió  éste  al 
cronista  aragonés  Juan  Francisco  Andrés 
de  Uztarroz,  fechadas  en  Madrid  á  30  de 
Enero,  20  de  Febrero,  19  de  Septiembre 
y  2  de  Octubre  del  año  1649;  en  ellas  da 
noticias  de  la  Corte,  cuales  son  la  llegada  de 
los  embajadores  turcos,  las  bodas  de  Feli- 
pe IV  y  fiestas  en  el  Retiro;  en  dicho  ma- 
nuscrito hay  otras  de  D.*  María,  y  tan  in- 
teresantes, que  las  reproducimos  íntegras. 
Hermano  de  ésta  debió  serlo  D.  Rafael  Nie- 
to de  Aragón,  si  no  nos  induce  á  error  la 
igualdad  de  apellidos,  tan  expuesta  á  equi- 
vocaciones, quien  compuso  unos  versos  lau- 
datorios, hallándose  en  el  Perú,  á  la  obra 
de  Hipólito  Olivares  y  Butrón,  rotulada: 
Concepción  de  Marta  Purtssima,  impresa 
en  Lima  por  Jerónimo  de  Contreras,  año 
de  1 63 1. 

Cartas  de  D."^  Marta  Nieto  de  Aragón  á 
U\tarroi, 

I 

S.or  D.or  Juan  Francisco  Andrés. 

A  la  raya  del  desuanecimienio  me  puso  la  carta 
de  V.  md.  y  casi  Ilebada  de  parecerme  ser  ya  per- 
sona de  inportancia,  quise  pasar  los  límites  que  la 
cordura  me  atajaba;  y  si  en  alguna  ocasión  pudie- 
ra tener  disculpa,  fuera  en  ésta,  pues  me  beo  con      Jl 
excesso  fauorecida  de  v.  md.,  á  quien  veneran  t  odos      «■ 
por  grande;  conosco  la  ventura  que  he  tenido  en 
que  mis  versos  llegasen  á  mano  de  quien  tan  vien 
sabe  animar  á  cortos  talentos  para  que  se  adelan- 
ten y  no  desmaien  en  los  primeros  pasos  de  cami-     Jl 
no  tan  dificultoso.  La  grandeva  de  la  materia  fué      iB 
causa  de  que  pudiese  escriuir  esos  números,  el 
affecto  del  sentimiento  justo  les  dio  alma,  porque 
para  llorar  nadie  lo  sabe  mejor  a^er  que  los  de 


-79 


poca  edad,  y  en  ella  las  lágrimas  si  no  deleitan  no 
enfadan  á  quien  las  oie.  En  las  ocasiones  que  se 
ofiescan  sienpre  tendré  á  v.  md.  por  mi  Mecenas 
y  espero  con  dilatados  elogios  manifestar  mi  reco- 
nocimiento. Guarde  Dios  á  v.  md.  con  los  aumen- 
tos de  vida  y  estado  que  merece  y  yo  deseo.  Ma- 
drid 10  de  .Mar9o  1645. 

X).  María  Nieto  de  Aragón. 

II 

Achaque  forzoso  dilató  responder  reconocida  á 
la  merced  que  recibo  con  la  aprobación  que  v.  md. 
da  á  mi  Epitalamio;  assegurándole  que  más  la  es- 
timo que  el  apluso  que  su  dicha  ha  conseguido. 

Para  escreuirle  tomé  la  pluma  violentada  por 
my  indisposición,  si  bien  con  voluntad  por  ser 
ocasión  tan  propia  desta  monarchia;  en  él  conse- 
guí, como  V.  md.  abrá  notado,  ablar  con  la  desen- 
sia  que  se  deuía  á  tanto  assunto,  assegurada  de  que 
muchos  auían  de  faltar  en  esta  parte,  ó  por  no  en- 
tender la  materia,  ó  por  lograr  el  descrebir  por  me- 
nor la  hermosura  de  nuestra  Reyna,  que  se  ha  de 
tratar  como  á  cosa  suprema.  Quando  lodos  pro- 
curan afectar  escuridad,  procuré  que  mis  números 
fuessen  inteligibles,  no  faltando  á  lo  superior  del 
hymeneo,  haciendo  más  particular  estudio  de  lo 
que  auia  de  callar,  aunque  conceptuoso,  que  de  lo 
que  auia  de  escrebir.  Para  el  acierto  de  lo  que  des- 
seaua  vi  á  Estacio  Papín,  Catulo,  Marino,  Zarate, 
Pantaleón  y  otros  muchos;  y  si  tengo  decir  mi 
sentir,  alié  que  los  que  se  gouernassen  por  ellos 
en  todo  no  dexarían  de  dar  en  escollos  ó  de  caer 
en  barios,  porque  unos  por  lo  gentílico  no  se  auían 
de  imitar  sino  domesticada  la  frasi  con  términos 
católicos;  otros  por  lo  humilde  de  las  metáforas  ó 
por  desapropriadas  á  nuestro  Epitalamio,  no  se 
auían  de  admitir  sus  términos.  Mas  ¡válgame  Dios! 
donde  camino  por  senda  que  no  entiendo,  juzgan- 
do de  tan  grandes  hombres,  y  más  escribiendo  á 
nuestro  Liuio  español,  como  si  yo  fuera  para  más 
que  para  a?er  bainiilas;  y  pues  conosco  my  yerro 
no  quiero  prosseguir  en  él  hurtando  el  lienpo  á 
V.  md.  que  lo  gasta  tanto  en  utilidad  pública  y 
honra  de  nuestra  nación.  Guarde  nuestro  Señor  á 
V.  md.  con  las  felicidades  que  merece.  My  padre  y 
don  Francisco  (i),  besan  á  v.  md.   la  mano,  su- 


(1)  No  creo  que  éste  sea  el  Licenciado  FranciscoNieto, 
de  quien  hay  unos  versos  en  la  Pyra  religiosa  que  la  muy 
santa  Iglesia  Primada  de  las  Españas  erigió  devota  á  las 
sepulcrales  memorias  de  Su  Altei^a  el  Serenissimo  Carde- 
nal Infante  D.  Fernando  de  Austria.  Por  el  Licenciado 
Itíseph  Gom^áleii  de  Várela.  Madrid:  Diego  Díaz  de  la  Ca- 
rrera. 1Ó42. 

195  págs.  en  4.°,  más  lo  hojas  de  prels.  ' 


pilcándole  que  los  ocupe  en  muchas  cosas  de  su 
seruicio.  Madrid  y  Decienbre  1 1  de  649. 

D,  María  Nieto  de  Aragón, 

S.or  D.or  Juan  Francisco  Andrés. 

III 

S.or  D.or  Juan  Francisco  Andrés. 

No  es  nuebo  en  v.  m.  fauorecer  mi  corto  caudal 
animándome  á  que  prosiga  en  los  estudios  á  que  el 
natural  me  inclina,  si  bien  aunque  las  ocupaciones 
precisas  me  desuían,  alentada  con  el  aplauso  de 
V,  m.  hurto  del  tienpo  algunos  espacios  en  que 
camino  lo  que  puedo  por  lición  de  libros  selectos 
en  nuestro  y  extraño  idioma.  Y  puedo  assegurarle 
que  más  trabajo  en  saber  el  castellano  que  depren- 
der el  latino. 

El  Marqués  de  Torres  me  escribió  remitiéndome" 
el  Certamen  que  con  su  protección  se  premia  en 
Huesca,  y  si  no  fuera  por  obedecer,  no  tomara  la 
pluma,  porque  recebí  el  pliego  y  carta  de  v.  m.  en 
20  deste,  y  las  Musas  andan  muchas  veces  fuera  de 
casa  y  no  ay  darles  alcance. 

El  soneto  que  escrebí,  que  si  no  me  engaña  el 
amor  proprio  es  del  assunpto  con  decencia,  se  ser- 
uirá  V.  m.  de  remitir  luego  al  Marqués  y  á  nuestro 
amigo  don  Juan  de  Lastanosa,  á  quien  venero  sus 
muchas  prendas,  para  que  entre  en  juicio,  que  al  • 
de  mis  maestros  merece  que  se  ponga  en  nú- 
mero. 

Muy  aprissa  daré  á  la  estanpa  my  Tenplo  de  la 
eternidad,  y  otros  uersos;  mas  primero  los  uerá 
V.  m.  para  que  con  su  censura  no  tenga  después 
que  temer;  perdone  v.  m.  que  le  tomo  el  tienpo,  que 
la  merced  que  me  ace  me  disculpa  de  inportuna. 
Mi  padre  y  don  Francisco  besan  la  mano  á  v.  m., 
suplicándole  los  ocupe  en  su  seruicio.  Guarde  Dios 
á  V.  m.  como  puede,  desseo  y  merece.  Madrid  y 
Enero  22  de  65o. 

El  pliego  del  Marqués  remito  abierto,  para  que 
con  su  censura  me  escriba  v.  m. 

Doña  María  Nieto  de  Aragón,  (i) 

245. — A  la  muerte  de  la  Reyna  nuestra 
Señora.  Por  doña  María  Nieto  de  Aragón. 
Soneto: 

Cede  al  sueño  fatal,  la  que  divina... 


(i)  (Bib.  Nac.  V.-170,  folios  564  á  567).  La  primera  de 
estas  cartas  es  hológrafa,  y  las  otras  dos  con  firma  autó- 
grafa; cuatro  hojas  en  folio. 


El  cristal  más  pvro  representando  imagi- 
nes de  Divina  y  Humana  política,  para 
exemplo  de  Principes,  labrado  de  las  accio- 
nes heroicas  de  Doña  Isabel  de  Borbón, 
Reyna  de  España  defeli\  memoria.  Por  el 
Dotor  don  loseph  Micheli,  y  Marguei[,  ca- 
uallero  Imperial,  y  Vicecancelario  de  la 
Orden  Constantiniana.  (Al  fin:)  Impresso  en 
Zaragoza,  en  la  imprenta  del  Hospital  Ge- 
neral de  nuestra  Señora  de  Gracia.  Año 
de  1644. 

Lleva  este  libro  en  la  portada  un  precioso 
retrato  de  la  Reina,  grabado  por  Franciscas 
Bolagnus. 

Pompa  funeral,  Honras  y  Exequias  en  la 
muerte  de  la  muy  alta  y  Católica  Señora 
Doña  Isabel  de  Borbón  Reyna  de  las  Espa- 
ñas  y  del  Nuevo  Mundo  que  se  celebraron  en 
el  Real  Convento  de  S.  Gerónimo  de  la  Villa 
de  Madrid.  Mandadas  publicar  por  el  Con- 
de de  Castrillo...  que  por  orden  particular 
de  Su  Magestad  (que  Dios  guarde)  acudió 
y  assistió  á  su  disposición  y  execución.  Con 
licencia. — En  Madrid,  por  Diego  Díaz  de  la 
Carrera,  1645. 

Soneto  XXIV,  pág.  100. 

246. — Lágrimas  á  la  mverte  de  la  Avgvs- 
ta  Reyna  N.  Señora  Doña  Isabel  de  Borbón. 
Dedicadas  á  la  Señora  Doña  Catalina  Ma- 
nvel  de  Ribera  y  Pinto,  mvger  de  D.  Ma- 
nuel Aluarez  Pinto  y  Ribera,  Cauallero  de 
la  Orden  Militar  de  Santiago,  Fidalgo  de  la 
Casa  del  Rey  N.  S.  en  la  de  Portugal,  y  Se- 
ñor de  la  Villa  de  Chilueches,  y  dé  los 
Lugares  de  Albolleque,  y  la  Celada.  Por 
D.  María  Nieto  de  Aragón.  Con  Licencia. — 
En  Madrid:  Por  Diego  Díaz  de  la  Carrera, 
Año  1645. 

13  hojas  en  4.* 

Aprobación  de  D.  Antonio  Sigler  de 
Huerta.  Madrid  14  de  Enero  de  1645. 


80  — 

Décima  de  D.  Pedro  Rósete  Niño. 
Siguen  las  siguientes  composiciones: 
Soneto: 

Aquella  augusta  antorcha  que  encendida... 

Otro: 

Cede  al  sueño  fatal,  la  que  divina... 

Otro: 

El  águila  imperial  que  caudalosa... 

Otro: 

El  planeta  mayor,  el  que  es  luziente... 

Otro: 

La  máquina  que  admiras  leuantada... 

Otro: 

La  robusta  materia  que  vencida... 

A  la  muerte  de  la  Reyna  Nuestra  Señora. 
Canción: 

Inunda  la  campaña.  Manzanares... 

Al  mismo  asunto.  Canción: 

¿Qué  luz  resplandeciente... 

Al  mismo  asunto.  Décimas: 

Si  por  sola  peregrina... 

Otro: 

Á  lo  supremo,  á  lo  augusto... 

Al  Rey  Nuestro  Señor.  Soneto: 

A  la  pérdida  ¡guala  el  sentimiento... 

Á  LA  MUERTE  DE  LA  REYNA  NUESTRA  SEÑORA 

Canción. 

Inunda  la  campaña,  Man9anares, 
En  llanto  conuertido  el  cristal  puro 
Que  en  cóncauas  cauernas  detenía 
Ya  no  campos  alegres,  mas  ya  mares 
Que  cubren  de  tristeza  con  obscuro 
Color  el  prado  ameno  que  mouía 
Blando  Favonio  quando  Dios  quería. 
La  máquina  celeste  no  retrata 
Hermosa  y  rica,  pues  assi  se  ostenta 

Que  á  celebrar  atenta 
Un  sol  divino  su  esplendor  dilata; 


H 


-8i- 


Porque  el  afecto  con  razón  doliente 
Melancólico  forma  el  accidente. 

De  verdes  óbas  se  mostró  cubierto 
El  cortesano  río,  no  adornado 
De  púrpura  marina  ó. blanco  lino; 
Con  lloroso  semblante  el  color  muerto, 
El  vndoso  cabello  desgreñado, 
Al  húmido  elemento  abre  camino, 
Errante,  graue  el  passo  y  no  contino; 
La  deidad  de  las  aguas,  ninfas  bellas. 
Desamparan  sin  orden  sus  moradas 

En  lágrimas  bañadas, 
Hiriendo  por  mil  bocas  las  estrellas 
Quando  el  dolor  assido  á  la  garganta 
Resonando  en  el  pecho  se  adelanta. 
Fúnebre  norte  fué  la  gran  aldea. 
Farol,  bien  que  sin  luz,  la  casa  augusta 
Del  mejor  mayoral,  el  gran  Fileno, 
Que  con  sacros  aromas  toda  humea, 
Deuido  culto  quanto  oblación  justa 
Al  espíritu  hermoso  que  sereno 
Desamparó  inmortal  el  mortal  seno. 
El  clamoroso  llanto  de  la  gente 
Fué  remora  al  camino  del  sagrado 

Choro  más  lastimado 
Por  pérdida  de  todos  igualmente. 
Que  el  mal  que  á  todos  toca  es  instrumento 
No  de  consuelo,  no,  sí  de  tormento. 
De  suspiros  el  alma  y  de  la  pena 
Interrumpidas  quexas  despedía 
En  ronco  son  y  lágrimas  al  río 
Con  abundante  y  dilatada  vena; 
La  que  habita  las  aguas,  compañía 
Del  humano  concurso,  sin  desvío 
Concurre  al  llanto  lastimoso  y  pío 
Repitiendo  las  gracias,  los  fauores 
Con  que  al  orbe  animaua  soberana, 

Belisa,  bien  que  humana, 
Que  con  su  vista  al  prado  daua  flores. 
Con  su  respiración  ámbar  al  viento 
Y  brillante  hermosura  al  firmamento. 

El  espíritu  digno  de  alto  imperio 
Manifestó  sublime  su  belleza 
Con  aspecto  suave  y  con  acciones; 
Aquél,  serenidad  del  emispherio; 
Estas,  constante  bassa  y  fortaleza 
Del  reyno  que  fundaua  en  corazones, 
Esphera  de  más  ínclitos  blasones 
Á  quien  no  fué  luzero  en  noche  triste 
Del  luminar  mayor  siempre  assistida 

Con  luz  esclarecida 
Aunque  fiero  el  león  sus  rayos  viste. 
Siendo  al  náufrago  puerto  imaginado 


Que  piadoso  formaua  su  cuidado. 

En  ausencia  del  sol,  alma  del  mundo. 
El  luminoso  carro  gouernando* 
Los  fogosos  cavallos  reprimía 
Con  prudente  valor,  saber  profundo. 
El  amago  de  incendios  desterrando; 
De  tal  suerte  los  rayos  despendía 
Que  la  noche  vistió  luzes  del  día 
Por  secretos  condutos  á  la  tierra; 
Qual  errante  elemento  encaminaua 
La  paz,  deidad  que  amaua 
Lo  tirano  deshecho  en  justa  guerra 
Su  espumoso  coral,  torpe  Letheo, 
Recuperando  España  su  tropheo. 

El  uno  transformarse  en  otro  amante 
Ostentaua  possible  con  su  esposo, 
Essencia  nueua  de  vn  amor  perfeto 
Inimitable  vínculo  constante 
Causa  suprema  de  Himineo  dichoso. 
¿Mas  quándo  dará  al  mundo  igual  sujeto 
El  soberano  incircunscripto  objeto? 
¡Oh  Hesperia!,  felize  eternamente 
Por  sólo  auer  gozado  en  mortal  lumbre 

La  que  assiste  en  la  cumbre 
Del  solio  de  zafir  y  rubí  ardiente 
Al  justo  Joue  deteniendo  airado 
Quando  el  rayo  fulmina  acelerado. 

A  la  celeste  ñor  si  fresca  rosa 
Dulce  pompa  de  Abril  en  su  mañana 
A  superior  jardín  donde  florece 
Siempre  la  primauera  deleitosa, 
La  traslada  seuera,  como  vfana 
Jardinera,  la  Parca  que  apetece 
La  candida  azuzena,  y  le  parece 
Que  está  tiranizada  en  lo  terreno 
Sugeta  al  Aquilón,  escarcha  y  nieue 

Que  al  candor  guerra  mueue 
(Caduco  bien  de  tristes  sombras  lleno) 
Assí  la  eclipsa  á  vista  de  su  Oriente 
Discuento  eterno  del  dolor  presente. 
Renuéuanse  del  llanto  los  raudales 
Viendo  ausente  á  Fileno  en  su  partida; 
Aquí  se  pierde  el  hilo  del  consuelo; 
Aquí  el  amor  y  pena  son  iguales; 
La  luz  á  todos  es  aborrecida; 
Aquí  culto  Timantes  con  desvelo 
En  las  ideas  pinta  el  desconsuelo; 
Del  nácar  las  dos  perlas  apartarse. 
Emulación  del  sol,  el  sentimiento 

Excede  al  pensamiento, 
Pues  quiso  amor  en  ellas  retratarse, 
Y  quando  estrellas  son  en  noche  esquiua 
En  el  aliuio  está  la  pena  viua. 

6 


^82  — 


¡O!  cómo  diligente  la  memoria 
Muestra  eterno  el  dolor  del  bien  passado 
Señalando  dVuel,  no  lisongera, 
Á  Bliesa  gallarda,  siendo  gloria 
De  los  vistosos  campos  fatigado 
Quando  dexaua  el  monte  y  la  más  fiera 
Victoriosa  en  rendirse  á  la  seuera 
Jabalina  fatal,  y  quando  Aurora 
A  las  aues  y  flores  despertaua 

Y  gracia  hermosa  daua 
A  quanto  alienta  el  aire  y  Febo  dora, 
Y  el  nombre  de  Belisa  repetido 
Del  Eco  alegre  entonces,  y  oy  gemido. 

Canción,  abate  el  buelo,  enfrena  el  llanto 
Al  triste  y  tierno  canto 
Porque  en  triunfo  que  el  orbe  y  cielo  aclama 
Trompa  humilde  será  la  propia  Fama. 

Á  la  sentida  muerte  de  D."  Isabel  se  pu- 
blicaron  además  las  siguientes  obras: 

Lágrimas  en  la  muerte  de  la  Católica  y 
Christianíssima  Reyna  Doña  Isabel  de  Bor- 
bón  nuestra  señora.  Al  Rey  N.  Señor.  El 
Dotor  Don  Gutierre  Márquez  de  Carea- 
ga. — En  Madrid,  Por  luán  Sánchez.  Año 
de  1644. 

Siete  hojas  en  4.** 

Epitafios.  Oda  centón  anagrama:  Para 
las  exequias  á  la  Sereníssima  Reyna  de  las 
Españas  Doña  Isabel  de  Borbón.  En  la  ciu- 
dad de  Loxa,  en  22  de  Noviembre,  Año  de 
1644.  Escritas  por  Don  Martín  de  Ángulo  i 
Pulgar. — Impresso  en  Madrid  en  la  Impren- 
ta del  Reyno,  Año  de  1644. 

11  págs.  en  4." 

Elegía  en  la  muerte  de  la  Reyna  Nuestra 
Señora  Doña  Isabel  de  Borbón,  por  Don  An- 
tonio Sigler  de  Huerta. — Impreso  s.  1.  n.  a. 

Cuatro  hojas  en  4.° 

Canción  en  la  muerte  de  la  Augustíssima 
Reyna  de  España  Doña  Isabel  de  Borbón. 
De  D.  Gerónimo  Cáncer  de  Velasco.— En 
Madrid.  Año  de  M.DC.XLV. 

Cuatro  hojas  en  4.* 


247. — EPITALAMIO  A  l.AS  FELICISSIMAS  BODAS 

DEL  Rey  nvestro  Señor 

POR 

D.  María  Nieto  de  Aragón 

QFE  DEDICA  A 

Su  amiga,  y  Señora  doña  Violante  de  Ribera  y 
Pinto.  (O 

Amiga  y  señora  D.  Violante  de  Ribera  y  Pinto. 

Estos  versos,  escritos  en  la  mayor  y  más  de- 
seada ocasión  que  ha  logrado  España,  consagro  á 
nuestra  amistad;  si  como  es  soberano  el  objecto 
lo  fuera  el  acierto  de  mis  números,  auían  hallado 
puerto  mis  deseos,  desempeñándome  de  lo  mucho 
que  deuo  á  las  finesas  de  v.  m.;  mas  con  el  des- 
empeño nacen  nueuas  obligaciones,  pues  con  sólo 
su  amparo  los  saco  á  la  pla^a  del  mundo,  que 
verá  doy  lo  más  que  puedo;  no  es  lo  mismo  reci- 
bir beneficios  que  poderlos  remunerar.  Quisiera 
dilatarme  discurriendo  por  las  muchas  prendas 
naturales  y  adquiridas  que  se  hallan  en  v.  m., 
para  que  se  vea  que  como  deuda  la  ofrezco  estas 
delicias  de  mi  ingenio;  mas  la  modestia  de  que  la 
dotó  el  cielo  no  me  lo  permite.  Guarde  Dios  á 
v.  m.  como  deseo. 

D.  Marta  Nieto  de  Aragón. 

EPITALAMIO 

El  Monarca  mayor,  con  frente  augusta, 
Que  de  sus  mismos  rayos  se  corona 
Y  con  sólo  el  semblante  el  orbe  enfrena 
Se  eterniza  diuino  si  perdona 
Al  humilde  rendido,  y  con  robusta 
Diestra  tonante,  de  piedad  agena 
Pone  al  soberuio  en  mísera  cadena. 
Arbitro  vniuersal  de  la  campaña 
Á  todos  su  dictamen  paz  concede; 

Iguala,  si  no  excede 
(Inaccessible  gloria  para  España) 
A  Carlos  siempre  grande,  vitorioso, 
Á  Filipo  prudente,  y  al  piadoso. 

De  tanto  auspicio  precursora  bella 
El  águila  imperial,  con  feliz  buelo. 
En  acciones  paloma,  al  mundo  embía 
Serenidad  que  aprueba  el  justo  cielo. 
Del  náufrago  farol  luziente  estrella 
De  alegre  Aurora  que  el  horror  desvía. 
Principio  de  la  luz,  alma  del  día; 
En  medio  del  Inuierno  ya  parece 


(i)  Impreso  sin  indicación  de  lugar  ni  año;  lo  hojas 
en  4°  Bib.  Nac.  Sección  de  Papeles  x>arios.  C.  164.  Núme- 
ro 39. 


-83- 


Que  dulce  primauera  el  prado  viste; 

Aura  suaue  assiste. 
El  Austro  riguroso  desvanece; 
Astrea  soberana  con  su  Apolo 
Hazen  dichosos  uno  y  otro  polo. 

Esta,  pues,  Real  aue,  á  cuya  frente 
Tributa  el  sol  brillantes  resplandores 
Como  líneas  al  centro  niueladas 
De  sus  luzes,  ya  mas  competidores, 
Veneración  prestando  al  bello  Oriente 
Del  sublime  candor,  donde  animadas 
Frescas  rosas  se  ven,  flores  neuadas. 
Emblemas  de  hermosura  y  de  pureza; 
Ésta,  pues,  el  zafir  claro  destina 

Como  prenda  diuina 
Para  estabilidad  de  su  grandeza 
Al  Imperio  español,  y  en  este  empleo 
Halló  la  possessión  más  que  el  desseo. 

Con  recíproco  amor  recibe  vfano 
El  olmo  en  brazos  á  la  vid  yocunda 
Que  con  verdes  caricias  lisongea 
Los  espacidos  ramos,  y  fecunda 
Dulce  néctar  ofrece,  que  lozano 
En  pendientes  racimos  lo  hermosea, 
Donde  el  pronto  sentido  se  recrea 

Y  el  discurso  subiendo  á  lo  invissible 
En  dichoso  himineo,  dilatado 

llalla  el  felice  estado 
Émulo  del  eterno  en  lo  possible, 

Y  deidades  vnidas,  bien  que  humanas, 
El  tiempo  las  respeta  soberanas. 

Eterna  duración  siempre  amorosa 
Á  la  presaga  mente  vaticina 
Vn  aliento  que  en  dos  no  es  diuidido 
Aunque  informa  á  los  dos  con  peregrina 
Vnidad  bella  de  clauel  y  rosa, 
Lo  caduco  de  flores  suspendido, 
Efeto  soberano  procedido 
De  causa  superior  que  la  belleza 
Del  ethereo  pensil  en  él  retrata; 

La  ley  común  dilata; 
Al  fragranté  verdor  ciñe  firmeza; 
Los  fugitiuos  annos  numerosos 
Lentos  irán  passando  venturosos. 

Tú,  que  transformas  vno  en  otro  amante, 
Agradable  deidad,  niño  animoso, 
Monarchías  en  almas  dilatando, 
No  con  vendados  ojos  imperioso, 
No  con  puntas  de  plomo  y  de  diamante, 
No  con  ligeras  alas  igualando 
A  la  veloz  idea,  mas  con  blando 
Suaue  rendimiento  le  presenta 
Al  triunfo  mayor  de  la  hermosura, 


Donde  viue  segura 
(Si  permiten  dos  soles  vista  atenta) 
Amante  la  razón;  y  assí  no  ciego, 
Sin  plumas  y  sin  arco  enciende  el  fuego. 

Llega  de  las  tres  Gracias  assistido 
Con  teas  encendidas  en  la  lumbre 
De  Fe,  de  Caridad  y  de  Esperanza, 
Antorchas  que  conducen  á  la  cumbre 
De  himeneo  inmortal,  que  siempre  vnido 
Á  causa  incircunscripta,  con  bonanza. 
Corre  el  mar  alterado  sin  mudanza; 
Llega,  venerarás  al  varón  fuerte 
Superior  á  los  astros  y  á  la  fama 

Que  la  fortuna  aclama 
Essempto  del  imperio  de  la  muerte, 
Á  cuyo  dilatado  inuicio  pecho 
Quanto  rodea  el  sol  le  viene  estrecho. 

Puríssima  alma  Venus,  que  gouiernas 
Á  la  perfeta  vnión,  constante  nudo 
Del  celeste  terreno  deriuado 
Que  dos  en  vna  carne  formar  pudo 
Con  blandas  ligaduras  quanto  eternas, 
Renaciendo  diuino  del  costado 
De  aquél  que  deue  ser  él  salo  amado, 
Grata  al  consorcio  assisfa  tu  presencia 
Deste  que  en  tu  defensa  reseruaste 

Pues  siempre  en  él  hallaste 
Invencible  valor,  pronta  assisteneia, 
Siendo  trueno  su  voz,  rayo  temido. 
Quien  es  como  la  esposa,  al  preuertido. 

De  Cupidos  hermosos  coronada, 
Luzes  del  firmamento  militante, 
Su  mesa  se  verá,  casta  Lucina, 
Xueuos  Atlantes  deste  fuerte  Atlante 
Que  con  edad  nestorea  dilatada 
Al  templo  de  la  Fama  se  encamina 
Haziéndosse  inmortal  con  la  ruyna 
Del  pálido  agareno  enoblecido; 
La  Inuidia,  sin  inuidia  de  sus  glorias 

Publica  sus  Vitorias, 
Triunfo  sólo  á  tanto  héroe  concedido; 
Culto  al  bárbaro  dando  y  justas  leyes 
Aclamado  será  por  Rey  de  Reyes. 

Con  sacro  anuncio  aquel  que  errar  no  puede, 
Espíritu  increado,  en  dulce  llama 
Deifica  baxando  á  este  himeneo; 
De  la  fertilidad  copia  derrama 
La  magna  conjunción;  temida  cede 
Á  mayor  conjunción,  que  por  trofeo 
Sus  efetos  sepulta  en  el  Letheo; 
Las  alas  candidissimas  despliega 
Y  al  tálamo  felice  en  torno  asoma 

La  diuina  paloma 


-84- 


Sus  dones  esparciendo,  y  quando  llega 
Desaparecen  las  siniestras  aues 
Huyendo  tristes  y  gimiendo  graues. 

¡O!  como  vitoriosas  resplandecen 
Del  Lábaro  triunfante  las  banderas. 
Por  mano  de  progenie  successiua 
Desta  Águila  y  León;  ya  las  postreras 
Del  mundo  incultas  tierras  se  extremecen 
Al  bramido  fatal,  espada  viua, 
Sujetando  feroz  tu  frente  altiua; 
Como  á  la  decendencia  soberana 
De  la  inmortalidad  al  arduo  templo, 

Con  el  paterno  ejemplo 
El  camino  impossible  se  le  allana, 
Formándose  inmortal  en  sus  acciones, 
Fixándose  en  estrellas  los  blasones. 

Bellissima  imperial  aue,  nacida 
A  remontadas  aues,  para  reyna. 
Culto  honor  del  espacio  transparente, 
Cuya  bizarra  pluma  pule  y  peyna 
Augusto  el  luminar,  que  preferida 
Dexan  sus  rayos  al  metal  luziente. 
Tú  sola  puedes  ver  atentamente 
La  soberana  luz  que  todo  alumbra; 
Naturaleza  próuida  te  assiste 
Que  á  las  demás  resiste 
Con  perfección  suprema  que  te  encumbra; 
Ya  el  fénix,  no  problema  ventilado. 
Que  en  águila  se  admira  transformado. 

Ven,  deseada,  ven  donde  te  espera 
Olorosa  de  incienso  y  rica  de  oro, 
España,  como  á  norte  de  su  gloria, 
Que  en  instrumento  de  la  paz  sonoro 
El  parche  desterrado  te  venera 
Dando  nueua  materia  á  nueua  historia 
En  edades  presente  tu  memoria; 
Ven  á  fundar  imperio  en  corazones 
Que  el  circulo  visible  es  corto  imperio; 

Deste  y  otro  emisferio. 
Sublime  monarchía,  te  compones; 
Ven,  pues,  que  tu  presencia  conseguida, 
Siempre  será  con  votos  pretendida. 

En  los  cóncabos  valles  resonando 
Diligentes  acentos  amorosos 
El  Echo  animará,  que  repetido 
Formen  el  nombre  destos  dos  esposos, 
Enamoradas  cifras  enlazando 
Las  flores  en  sus  hojas  esculpido 
Suaues  mostrarán  el  apellido, 
Y  en  blandos  troncos  como  en  bronce  duro 
Firme,  viuo  papel  de  la  floresta 

Donde  se  manifiesta 
Desnudo  de  lisonja  el  amor  puro, 


Se  inmortalizará  por  soberana 
La  inscripción  de  Filipo  y  Mariana. 

Canción  nacida  en  brazos  de  mi  afeto. 
Humilde  abate  el  buelo  remontado 
Con  que  manifestaste  tu  conceto 

En  soberano  objeto. 
De  pincel  rudamente  bosquejado; 
En  ti  la  voluntad  sólo  campea; 
Víctima  poca  en  sacrificio  humea. 

248.— Al  valiente  Céspedes.  Soneto: 
Empiezas  á  vivir  cuando  anochece... 

249.— Epitafio  al  valiente  Céspedes.  So- 
neto: 

Este  que  admiras  pórfido  elegante... 

25o. — Al  valiente  Céspedes  cuando  le  ma- 
taron de  un  arcabuzazo,  habiendo  muerto 
más  de  cien  moros.  Décima: 

Cuando  de  laurel  la  frente... 

25i. — Soneto  en  elogio  de  Rodrigo  Mén- 
dez Silva: 

Este  breve  volumen  dilatado... 

Compendio  de  la  mas  señaladas  hazañas 
que  obró  el  Capitán  Alonso  de  Céspedes, 
Alcides  castellano.  Su  Ascendencia,  y  Des- 
cendencia, con  varios  Ramos  Genealógicos 
que  desta  Casa  han  salido.  Pvblicalo  Ro- 
drigo Mende^  Silva,  Coronista  General  des- 
tos  Reynos  de  su  Magestad. — En  Madrid, 
por  Diego  Díaz.  Año  1647. 

252. — Al  Licenciado  D.  Fernando  Vivas 
de  Contreras.  Décima: 

Con  tan  acordada  lira... 

Grandesias  divinas,  vida,  y  mverte  de 
Nvestro  Salvador  lesu  Christo ,  qve  dexó 
escritas  en  verso  el  Licenciado  Francisco 
Duran  Viuas,  en  varios  papeles.  Aora  nue- 
vamente redvcidas  al  lenguaje,  y  estilo  co- 
mún destos  tiempos  por  el  Licenciado  Don 
Fernando  Viuas  de  Contreras,  su  nieto, 
Abogado  en  los  Reales  Consejos.  Conpfivi- 


—  85 


legio— En  Madrid.  Por  Diego  Díaz  de  la 
Carrera.  Año  M.DC.XLIII. 
253,_Á  la  muerte  de  Cortizos.  Soneto: 

No  de  soberbia,  no,  fué  de  grandeza 
Estatua  que  animaba  sacro  aliento, 
Sublime  exhalación  del  valimiento 
Que  al  mérito  fió  su  fortaleza. 

Al  austro  de  la  invidia  su  firmeza 
Venció  en  generoso  sufrimiento. 
De  su  sombra  cruel,  della  instrumento, 
Dulce  abrigo  formando  su  destreza. 

Deste,  pues,  de  fortuna  no  vencida, 
Con  la  piedra  fatal  de  un  accidente 
La  máquina  cayó  desvanecida. 

Bien  que  aplauso  nacido  floreciente 
En  gloriosas  acciones  de  su  vida 
El  ocaso  conduce  á  ser  Oriente. 

Hállase  en  un  manuscrito  del  siglo  xvii  que  se  conserva 
en  la  biblioteca  de  Mr.  Archer  M.  Huntington. 

He  aquí  algunos  datos  relativos  al  infor- 
tunado varón  que  celebró  D.*  María  Nieto. 

Manuel  CortÍ90S  es  un  portugués  muy  rico, 
que  ha  comprado  en  treinta  mil  ducados  el  oficio 
de  receptor  del  Consejo  de  Hacienda,  que  se  le  ha 
dado  con  más  preeminencias  que  á  ninguno  de 
sus  predecesores,  que  son  entrada  y  asiento  en  el 
Consejo;  y  ha  gastado  en  esta  ocasión  más  de  mil 
quinientos  ducados  (i). 

Lunes,  i6,  [de  1637]  en  la  ermita  de  San  Bruno, 
<iue  es  una  de  las  del  Buen  Retiro,  vieron  Sus 
Majestades  y  Altezas  una  muy  lucida  comedia 
con  que  les  festejó  el  Sr.  D.  Manuel  Cortizos,  y 
con  una  merienda  en  el  jardín  de  la  misma  ermi- 
ta, adonde  desmintiendo  la  sazón  del  año,  había 
árboles  verdes  cargados  de  varios  géneros  de  fru- 
tas: naranjas,  camuesas,  peros  de  Aragón,  bello- 
tas; éstos  y  otros  de  dulces;  haciendo  ventaja  á 
todo  una  parra  con  hojas  postizas,  pero  con  ver- 
daderas uvas,  como  si  fuera  otoño  y  no  á  16  de 
Febrero  (2). 

D.  Francisco  de  Rojas,  en  un  Vejamen 
que  leyó  en  la  Academia  celebrada  en  el 


(i)  La  Corte  y  Monarquía  de  España  en  los  años  1636 
y  57.  Public>.lo  Antonio  Rodríguez  Villa.  Madrid,  1886. 
Pág.  102. 

Dichos  t.5oo  ducados  los  gastó  Cortizos  obsequiando  á 
ios  Reyes  en  el  Retiro  á  16  de  Febrero  de  1637. 

(2)  Cartas  de  algunos  PP.  de  la  Compañía  de  Jesús 
entre  los  años  de  1634  y  1648.  (Memorial  histórico  espa- 
ñol, t.  XIV,  pág.  65.) 


Buen  Retiro  á  1 1  de  Febrero  de  1638,  es- 
cribe: 

Llegamos  cerca  de  una  ermita,  en  cuya  puerta 
vimos  un  yunque  y  un  martillo  de  labrar  herra- 
duras, y  unas  tenazas  en  el  suelo,  y  una  letra  que 

decía: 

Todos  son  unos,  señores: 
Herradores  y  Regidores. 
¿Qué  ermitaño,  dije  yo,  es  el  que  pasa  aquí  la 
vida  regidora?  Ahora  lo  verás,  dijo  el  diablo.  Y 
vimos  á  Manuel  Cortizos  perseguido  de  Calabaci- 
llas y  algunos  mininos  que  se  le  querían  comer  á 
bocados  como  á  ermitaño  mole  (i). 

Alfonso  de  Batres  decía  en  otro  Vejamen: 

No  me  dejó  proseguir  el  cochite  hervite  de  Ma- 
nuel Cortijos,  que  por  lucirlo  todo  venía  con  un 
mago  de  belas,  aunque  luego  quedó  deshelado  en 
ensebar  un  palo  y  en  poner  un  confite  arriva  por 
premio  á  quien  le  trepasse  (2). 

Este  vividor  de  oficio  murió  chamuscado 
en  el  incendio  del  Colegio  de  Atocha. 

NIÑO  (D."  Magdalena). 

254. — Á  la  muerte  del  Príncipe  Nuestro 
Señor.  Soneto: 

Las  altas  esperanzas  que  fundaba 
España  en  vuestro  orgullo  soberano, 
Carlos,  á  cuyo  espíritu  lozano 
Todo  el  de  Carlos  Quinto  trasladaba. 

Juzgando  que  de  Hércules  la  clava 
Cual  fértil  caña  fuera  en  vuestra  mano, 
Que  fuerais  de  grandezas  océano 
Que  al  Orbe  esparce  el  agua  que  le  lava, 

Y  el  deseo  de  veros  asistiendo 
A  Filipo,  á  su  lado  peleando. 
Cual  él  triunfando,  si  cual  él  venciendo, 

Frustradas  hoy  contempla;  ¿pero  cuándo 
Mejor  logradas,  Príncipe,  que  viendo 
Que  del  mundo  y  la  muerte  vais  triunfando? 

Relación  de  los  funerales  obsequias  que 
hi^o  el  Santo  y  Apostólico  Tribunal  de  la 


(i)  Fl  Diablo  cojuelo,  por  Luis  Véle^  de  Guevara.  Re- 
produ  xión  de  la  edición  principe  de  Madrid,  1641,  por 
A.  Bonilla  y  San  Martin.— Vigo.  Est.  tip.  de  E.  Krapf.  1902. 
Pá3.  269. 

(2)  L'Espagne  au  XVl'  et  au  XYlf  siécle;  documenta 
historiques  et  tittéraires  publiés  et  annotés  par  A.  Morel- 
Fatio.  Pág.  661. 


86 


Inquisición  de  los  Reyes  del  Perú  á...  Don 
Baltasar  Carlos  de  Austria.  Por  Don  Pedro 
Ahare!{  de  Faria.— En  Lima,  en  la  Im- 
prenta de  Julián  Santos  de  Saldaña.  Año 
de  1648. 
Folio  42. 

NISA 

Celébrala  Uztarroz  en  estos  versos  de  su 

Aganipe: 

Nisa,  que  los  cambiantes 
de  aquella  clara  aurora 
en  sus  versos  renueva  ó  los  mejora, 
y  de  cuyos  conceptos  la  agudeza 
se  atreve  á  competir  con  su  belleza; 
que  no  siempre  lo  hermoso 
distante  se  ha  de  hallar  de  lo  ingenioso. 

NORONHA  (D.*  Juana  Teresa  de). 

255. — Escribió  en  elogio  de  Sor  Magdale- 
na Gloria  las  siguientes  poesías: 
Soneto: 

Única  Fénix,  cuyo  entendimiento... 
Otro: 

Lusitana  Minerva,  el  aplaudirte... 
Otro: 

Tú,  que  la  dulce  vida  en  tiernos  años... 

Octava  en  portugués: 

Quando  a  solio  mais  alto  remontada... 
Décima: 

Suspende  Apollo  su  canto... 


Romance: 

Nueva  Pallas,  cuyo  nombre... 

Erados  do  desengaño  contra  o  profundo 
Sonó  do  Esquecimento.  E}n  tres  historias 
exemp lares...  Escritas  por  Leonarda  Gil  da 
Gama. — Lisboa:  Na  Officina  de  Domingos 
Rodrigues.  Anno  de  M.DCCXXXIX. 

NUÑES  DE  ALMEIDA  (D/  Manuela). 

Judía  de  origen  portugués  que  vivió  en 
Londres  á  principios  del  siglo  xviii.  Fué 
madre  de  Mordejay  Nuñes  Almeida. 

256. — Glosa  al  mote  que  empieza: 

A  la  de  este  espejo  luna 
En  ese  globo  estrellado... 

Espejo  fiel  de  vidas  que  contiene  los  Psal- 
nios  de  David  en  verso.  Obra  Devota,  Vtil, 
y  Deleytable.  Compuesta  por  Daniel  Lope\ 
Laguna.  Dedicada  al  muy  Benigno  y  Ge- 
neroso Señor  Mordejay  Nunes  Almeyda. — 
En  Londres.  Año  5480  (1720). 

NÚÑEZ  (D."  Felipa). 

Fué  hija  de  Manuel  Coelho  Soto  y  Anto- 
nia de  Aboim.  Nació  en  Ébora  y  tuvo  raro 
conocimiento  del  idioma  latino. 

257. —  Epítome  de  las  Historias  portu- 
guesas. (En  castellano.) 

258. — Vida  de  los  tres  Santos  Reyes.  (En 
latín.) 

Frocs  Pcrim.  Theatro  heroino,  abcedat'io  histórico,  e  ca- 
talogo das  mulheres  illustres  (Lisboa,  M.DCC.XXXVI), 
tomo  I,  pág.  3«8. 


o 


OBISPO  Y  MERINO 
(D/  María  del  Carmen). 

259. — María  de  Courtenay,  ó  el  amor  y  la 
virtud:  obra  escrita  en  francés  por  M.  S.; 
traducida  al  castellano  por  D.'  María  del 
Carmen  Obispo  y  Merino,  y  dedicada  al 
Rey  Nuestro  Señor. — Madrid.  Librería  de 
Rodríguez.  1829. — En  8." 

OCAMPO  (Sor  María  Bautista  de). 

Nació  en  Toledo.  Fueron  sus  padres  Die- 
go de  Cepeda  y  Beatriz  de  la  Cruz. 

De  ella  escribe  Fr.  Francisco  de  Santa 
María  (i): 

«Tenía  una  sobrina  la  santa  madre  [Teresa  de 
Jesús]  llamada  doña  María  de  Ocampo,  que  des- 
pués fué  monja  descalía  i  se  llamó  María  Bautis- 
ta, á  quien  la  Santa  amava  mucho  por  su  gran 
talento  i  crecida  virtud;  i  á  cuya  cabecera  quando 
se  despedía  para  el  cielo,  siendo  Priora  de  Valla- 
dolid,  se  hallaron  los  piadosos  reyes  Felipe  III  i 
doña  Margarita.  Estava  esta  señora  (quando  la 
Santa  rebolvía  en  su  ánimo  pensamientos  tan 
grandes),  por  seglar  en  el  monasterio  de  la  En- 
carnación de  Avila,  esperando  lo  que  della  deler- 
minava  hazer  el  Señor...  En  esta  ocasión  dijo 
doña  María  que  si  las  presentes  eran  para  ser 


(O    Reforma  de  los  Descalzos  de  Nuestra  Señora  del 
Cartiien,  lomo  I,  pág.  laS. 


monjas  á  manera  de  las  descalcas  franciscas,  que 
aún  era  posible  hazer  un  monasterio.  Traspasó 
esta  palabra  el  corazón  de  la  Santa,  por  locarle 
en  lo  vivo  de  sus  deseos,  i  no  queriendo  perder  la 
ocasión  continuó  la  plática...  Y  después  de  algún 
rato  ofreció  doña  María  mil  ducados  de  su  legíti- 
ma para  dar  principio  á  la  fundación»  [de  San 
José  de  Avila]. 

Profesó  en  el  convento  de  San  José  de 
Ávila  á  21  de  Octubre  de  1554.  Murió  en 
Valladolid  en  el  año  de  1601. 

260. — Relación  de  la  vida,  santidad  y  re- 
velaciones de  Santa  Teresa. 

Se  aprovechó  de  ella  el  P.  Francisco  de 
Santa  María  para  su  Reforma  de  los  Des- 
calzos de  Nuestra  Señora  del  Carmen. 

OCAÑA  (Sor  Estefanía  de). 

Religiosa  en  Santa  Isabel  de  los  Beyes  de 
Toledo. 

261. — Romance  de  la  muerte  de  D.'  Isa- 
bel de  Borbón: 

Deten  el  golpe  fatal, 
suspende  la  ejecución, 
que  en  una  vida  malogras 
todas  las  glorias  de  un  sol... 

Exequias  funerales  que  celebró  la  muy 
insigne,  y  Real  Universidad  de  Va  Hade- 


—  88  — 


lid,  á  la  memoria  de  la  Serenissima  Reyna 
N.  S.  Doña  Isabel  de  Bortón  en  veynte  y  seis 
y  veynte  y  siete  de  Noviembre.  Año  i644- — 
En  Valladolid:  Por  Antonio  Vázquez  de 
Velasco.  Año  de  1645. 
Folios  63  á  65. 

OLAVIDE  (D.*  Gracia). 

Hija  de  D.  Pablo  Olavide,  el  célebre  co- 
lonizador de  Sierra  Morena  y  autor  de  El 
Evangelio  en  triunfo.  Es  superior  á  todo 
encomio  el  estudio  que  acerca  de  aquél  pu- 
blicó el  Sr.  Menéndez  y  Pelayo  en  el  tomo  III 
de  sus  Heterodoxos  españoles. 

Cuando  Aranda  creó  en  el  año  1768  los 
teatros  de  los  Reales  sitios  para  arraigar  en 
España  la  escuela  dramática  francesa,  doña 
Gracia  tradujo  la  Paulina  de  Mme.  de  Gra- 
figny  y  fué  representada. 

Doña  Gracia,  muy  querida  generalmente 
por  sus  excelentes  dotes,  murió  á  poco  tiem- 
po de  casarse.  Jovellanos,  que  la  profesaba 
paternal  cariño,  se  lamentó  de  haber  perdido 

La  que  atraía  con  su  dulce  canto 
del  aire  vago  á  las  canoras  aves, 
y  los  feroces  brutos  extraía 
de  sus  cavernas  (i). 

OMS  (D.^  María  de). 

262. — Romance: 

Bufa,  Musa  mía,  bufa... 

Insta  poética  consagrada  á  las  festivas 
glorias  de  Marta  en  su  Immaculada  Concep- 
ción. Mantenida  en  la  Parroquial  Iglesia  de 
Santa  María  del  Mar  de  la  ciudad  de  Bar- 
celona... Por  Don  Francisco  Modolell  y 
Costa. — En  Barcelona,  por  Narcis  Casas, 
año  i656. 


.^i)    Biblioteca  de  Autores  españoles,  tomo  I,  pág.  22. 


ORDUÑA  (Sor  Brígida  de). 

Monja  en  el  convento  de  Santa  Paula,  de 
Sevilla. 

263. — A  la  fama  postuma  del  Doctor  Juan 
Pérez  de  Montalván.  Canción: 

Dolor,  deten  el  paso, 
que  temo  tus  rigores,  pues  si  es  muerto... 

Lágrimas  panegíricas  á  la  tenprana  muer- 
te del  gran  poeta,  y  teólogo  insigne  Doctor 
luán  Pere^  de  Montalván. 

Folio  54. 

OROZCO  Y  LUJAN  (D.**  María). 

No  escasean  los  datos  biográficos  de  esta 
mujer;  jojalá  hubiese  tantos  de  Cervantes 
y  de  otros  escritores,  como  los  hay  de  mon- 
jas, ilusas  muchas  de  ellasl 

Fué  hija  D.'  María  de  D.  Pedro  de  Oroz- 
co  y  Lujan  y  D.*  Petronila  de  Acevedo,  ve- 
cinos de  Guadalajara,  donde  nació  á  21  de 
Noviembre  de  1635.  Siendo  de  pocos  años 
entró  en  el  convento  de  Jerónimas  de  Me- 
dinaceli,  del  cual  parece  que  la  despidieron. 
Después  tomó  el  hábito  en  el  de  Carmelitas 
Descalzas  de  Guadalajara,  y  á  causa  de  vi- 
vir continuamente  en  un  mundo  sobrena- 
tural de  visiones  y  éxtasis,  no  fué  admitida 
á  la  profesión.  Retiróse  con  harta  pena  á  la 
ciudad  de  Alcalá  y  allí  se  hizo  beata  profesa 
del  Carmen.  Si  esta  mujer,  que  siempre 
vivió,  según  ella  pretendía,  en  comunica- 
ción con  los  ángeles  y  con  todos  los  santos, 
debe  ser  considerada  como  ilusa  ó  como 
embaucadora,  es  cosa  difícil  de  resolver. 
Murió  á  31  de  Julio  de  1709. 

Fr.  Gabriel  de  San  José,  que  debía  de  estar 
muy  desocupado,  escribió  un  grueso  tomo 
de  apuntes  referentes  á  la  vida  de  D.*  María 
Orozco  durante  los  años  1672  á  1690;  día 
por  día  iba  anotando  las  cosas  más  insigni- 


I 


^89- 


ficantes  que  hacía  la  biografiada,  como  oir 
misa,  etc.  (i)  Los  continuó  Fr.  Mateo  de 
Jesús  María  eñ  este  otro  libro: 

Apuntamientos  primeros  que  Fr.  Gabriel 
de  San  José  hi^o  de  la  vida  de  la  Señora 
Doña  María  Oro\co  y  Luxán,  y  empe!{ados 
á  proseguir  por  Fr.  Matheo  de  Jesús  María 
que  le  svcedió,  desde  el  año  de  i6gó  en  que 
murió,  en  el  govierno  desta  gran  sierva  de 
Dios  hasta  que  le  fué  á  go^ar  el  año  de  lyog. 

Letra  del  siglo  xvii. 

Un  volumen  en  4."  que  contiene  77  ca- 
pítulos. 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  Qq.  Supl.°  II-36. 

Puede  verse  también  la 

Oración  fúnebre  en  las  honras  del  Doctor 
Don  Francisco  Bravo  y  Tamargo,  Maestre- 
Escuela  de  la  Santa  Iglesia  Magistral  de  la 
Universidad  de  Alcalá.  Díxola  el  Padre 
Presentado  Fray  Estevan  Rodríguei{,  Prior 
de  dicho  Convento. — En  Alcalá,  por  Joseph 
Espartosa,  año  de  1722. 

19  págs.  en  4.** 

264. — Cartas  espirituales  á  Fr.  Mateo  de 
Jesús  María,  Fr.  Tomás  de  Santa  Teresa, 
Fr.  Francisco  de  Santa  Ana,  Fr.  Miguel  de 
la  Visitación,  las  Madres  Teresa  de  la  Ma- 
dre de  Dios  y  Catalina  del  Santísimo  Sa- 
cramento, Fr.  Juan  de  Santa  Teresa  y  otras 
personas.  (Años  1696  a  1698.) 

Letra  del  siglo  xviii. 

Un  volumen  en  4."  de  376  hojas. 

Biblioteca  Nacional. — Mss.  Núm.  7.691. 

265. — Cartas  que  la  sierva  de  Dios  D. "Ma- 
ría Orozco  y  Luxán,  natural  de  Guadalajara 
y  vecina  de  la  Universidad  de  Alcalá,  es- 
crivió  al  M.**  P.  Fr.  Matheo  de  Jesús  María 
por  los  años  de  1698  y  de  1699  siendo  De- 
finidor general. 


(i)    Biblioteca  Nacional.  Mss.  S.  349. 


Comienzan  el  10  de  Enero  de  1698  y  aca- 
ban el  29  de  Noviembre  de  1699;  tratan  de 
asuntos  espirituales. 

Autógrafas;  207  hoj.  útiles  en  fol. 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  G.  402. 

266. — Cartas  espirituales  á  su  confesor 
Fr.  Mateo  de  Jesús  María,  durante  los  años 
1699  á  1707. 

Hállanse  copiadas  en  los  Apuntamientos 
originales  de  el  R.  P.  Fr.  Matheo  de  Jesús 
María,  Diffinidor  general  de  N.  Sagrada 
Religión,  desde  el  año  i6go  en  que  murió  el 
P.  Fr.  Gabriel  de  San  Joseph,  como  confe- 
sor que  es  de  la  Señora  Doña  María  Oroi(co 
vecina  de  Alcalá. 

Manuscrito  original,  con  firma  autógrafa. 
Consta  nada  menos  que  de  1.710  páginas 
en  4.°,  y  una  buena  parte  de  ellas  la  ocu- 
pan las  cartas  de  D."  María. 

Biblioteca  Nacional. — Mss.  S.  45o. 

267. — Cartas  al  P.  Gabriel  de  San  José. 
Años  1681  á  1695. 

Manuscrito  de  principios  del  siglo  xviii; 
352  hojas  en  4.° 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  Núm.  11.979. 

268. — Muchas  de  las  cartas  de  D.'  María 
fueron  publicadas  en  la  siguiente  obra: 

Vida  de  la  Venerable  Señora  Doña  María 
Orozco  y  Luxán,  vecina  de  Alcalá  de  Hena- 
res. Escrita  por  el  Doctor  Don  Francisco 
Bravo  Tamargo. — Madrid.  S.  i.  1719. 

Un  vol.  en  fol.  de  684  págs. 

OROZCO  ZÚÑIGA  Y  VARGAS 
(D.*  María). 

269. — Décima  en  elogio  de  Jerónimo  de 
Alcalá. 

Susurra  en  el  verde  prado 
la  abejuela,  y  de  las  flores... 


-90- 


Alonso,  mo\o  de  muchos  amos:  dirigido  á 
D.  Luis  Faxardo,  Marqués  de  los  Véle^. — 
Madrid,  por  B.  de  Guzmán,  año  1624. 

Reimpresa  en  la  Bibt.  de  Aitt.  esp.  de  Rivad.,  t.  XLII, 
pág.  544. 

ORTIZ  (María). 

Vecina  de  Guadalajara  y  casada  allí  con 
Diego  Hernández,  platero.  Descendía  de 
judíos.  Procesóla  el  Santo  Oficio  en  los 
años  1564  y  i565  por  alumbrada,  pero  salió 
absuelta. 

270. — Tratados  acerca  de  la  oración  y  de 
la  contemplación, 

En  su  proceso  hácese  mención  de  ellos. 

271. — Dos  defensas  que  de  su  vida  compu- 
so María  Ortiz. 

Autógrafas.— 14  hojas  en  folio. 

Archivo  Histórico  Nacional.— Inquisición  de  Toledo. 
Legajo  104,  núm.  17. 

ORTIZ  DE  ZARATE  (D.--^  Felipa). 

272. — A  la  muerte  de  D.  Manuel  Corti- 
90S.  Soneto: 

¿Qué  admiras,  peregrino?  ¿E\  fin  preciso 
Enaste  pudo  ser  ynascesible? 
Si  la  vida  es  vn  punto  indibisible 
^Quién  vive  que  no  muere  de  improviso? 

No  el  distino,  la  muerte  misma  quiso 
No  detenerse  en  golpe  tan  sensible,    . 
Que  con  más  pla9o  fuera  muy  posible 
Redu9¡r  el  estrago  á  solo  aviso. 

Apagóse  de  un  soplo  ardiente  llama 
Que  al  mundo  tanta  luz  dejó  estendida, 
Voz  inmortal  que  su  valor  aclama. 

¡Oh!  quién  viera  en  fortuna  repetida 
En  su  vida  los  siglos  de  su  fama 
Y  en  su  fin  los  aplausos  de  su  vida. 

Rimas  varias.  Ms.  en  4.°,  letra  del  siglo  xvii,  que  perte- 
neció á  Sancho  Rayón,  y  hoy  á  Mr.  Archer  M.  Hunting- 
ton.  Hay  otros  sonetos  al  mismo  asunto  (la  muerte  de 
Cortizos  en  el  incendio  del  Colegio  de  Atocha)  de  D.  Luis 
de  Vlloa,  D.  Juan  de  Solis  Mesia,  D.  Juan  Henríquez,  don 
Rodrigo  de  Herrera,  D.  Manuel  de  la  Peña,  D.  José  Rci- 
naltc  y  otros. 


OSSORIO  (D.'^  Ana). 

Natural  de  Burgos,  hija,  según  parece, 
de  D.  Diego  Ossorio,  Regidor  de  aquella 
ciudad.  Vivió  en  el  siglo  xvi. 

García  Matamoros  (De  adserenda  hispa- 
?iorum  eruditionej,  dice  que  fué  D.'  Ana 
dipina;  Theologia:  studio  celebrem;  pero  no 
consta  que  escribiese  obra  alguna. 

OSSORIO  (D.'"^  Constanza). 

Pocas  noticias  biográficas  tenemos  de  esta 
religiosa  eminente,  reducidas  á  lasque  con- 
signó D."  Benita  Levanto  al  principio  del 
Hverto  del  celestial  esposo.  Nació  en  el  afío 
1 565  y  su  patria  fué  Sevilla;  ignoramos 
quiénes  fueron  sus  padres.  Sólo  tenía  ocho 
años  cuando  entró  en  el  convento  de  Due- 
ñas de  aquella  ciudad.  Á  los  i8  de  su  edad 
era  consumada  en  canto  y  órgano,  por  lo 
cual  la  nombraron  Maestra  de  capilla,  car- 
go que  desempeñó  por  espacio  de  más  de 
cuarenta  años.  Aprendió  el  latín  sin  necesi- 
dad de  maestro  y  en  poco  tiempo.  Por  man- 
dato de  su  confesor,  Fernando  de  Mata, 
comentó  tres  capítulos  de  Isaías,  mostrando 
la  agudeza  y  penetración  de  su  entendi- 
miento. Habiendo  visto  un  día  casualmente 
cierto  opúsculo  de  San  Bernardo,  escribió  el 
Huerto  del  celestial  esposo,  y  más  adelante 
una  exposición  de  los  Salmos  por  el  orden 
que  se  hallan  en  el  Breviario  cisterciense. 
En  el  año  1626  fué  elegida  abadesa  y  go- 
bernó con  suma  prudencia.  Falleció  santa- 
mente á  3  de  Octubre  del  año  1637. 

No  hay  que  confundir  á  D."  Constanea 
Osorio  con  otra  de  iguales  nombre  y  ape- 
llido, de  quien  se  conserva  una  carta  origi- 
nal en  la  Real  Academia  de  la  Historia,  fe- 
chada en  Simancas  á  7  de  Enero  de  1 594  (1). 

(i)    Correspondencia  dtl  Conde  de  Gondumar  D.  Diego 
Sarmiento  de  Acuña,  tomo  LXX,  folio  68. 


91  — 


273- — Huerto  del  celestial  esposo,  funda- 
do sobre  el  opvscvlo  de  N.  P.  S.  Bernardo; 
que  comienga:  ¿Ad  quid  venisti?  Compves- 
to  por  Doña  Constanza  Ossorio  natural  de 
Sevilla,  Religiosa  en  el  convento  de  Santa 
María  de  las  Dueñas  del  Orden  del  Cister. 
Dedícalo  después  de  la  muerte  de  esta  sier- 
ra de  Dios  el  dicho  convento  de  las  Dueñas 
al  Eminentíssimo  y  Reverendíssimo  Señor 
Don  Luis  Portocarrero  Cardenal  de  la  San- 
ta Iglesia  de  Roma  del  título  de  Santa  Sa- 
bina y  Arzobispo  de  Toledo,  del  Consejo 
de  Estado  de  Su  Magestad  &c.  Con  licen- 
cia.— En  Sevilla.  Por  Thomás  López  de 
Haro.  1686. 

Un  vol.  en  4."  de  224  págs.  más  12  hojas 
al  principio. 

Port. — V.''en  bl. — Al  Eminentíssimo  Señor  Don 
Luis  Portocarrero,  el  convento  de  Santa  María  de 
las  Dueñas.  12  de  Noviembre  de  168Ó. — Aproba- 
ción del  Reverendíssimo  P.  Juan  de  Cárdenas,  de 
la  Compañía  de  Jesús.  Sevilla  20  de  Marzo  de 
1684.  Licencia  del  Ordinario  D.  Ambrosio  Igna- 
cio Spinola.  Sevilla  22  de  .Marzo  de  1684. — Cen- 
sura del  P.  Fr.  Diego  de  Salazar  y  Cadena.  4  de 
Septiembre  de  1684. — Privilegio  Real.  4  de  Sep- 
tiembre de  1684. — Fe  de  erratas,  por  Martín  de 
Ascarza.  Madrid  21  de  Octubre  de  1686. — Tasa, 
por  .Manuel  Negrete  y  .4ngulo.  .Madrid  3o  de  Octu- 
bre de  1686.  Vida  de  la  .Autora.— Preámbulo  ó 
exclamación  á  la  Santíssima  Trinidad  sobre  lodo 
lo  escrito.— Índice  de  los  capítulos. — Texto. 

Libro  intitulado  Huerto  del  celestial  Es- 
poso. Fundado  sobre  un  opiísculo  de  nues- 
tro Padre  San  Bernardo,  que  comienza:  ¿Ad 
quid  venisti?  Escrito  por  la  V.<=  SJ^  Cons- 
tanzia  Ossorio,  Religiosa  en  el  convento  de 
las  Dueñas  de  Sevilla,  Orden  del  Cister  de 
N.«  P.  S."  Bernardo.  Año  de  1686. 

Mss.  autógr.  de  D."  Constanza  desde  el 
fol.  228  V.  al  263  y  último;  lo  demás  letra 
de  otra  mano. 

Un  vol.  en  4." 

Biblioteca  Nacional.— Mss.  S.  461, 


^iste  manuscrito  parece  ser  el  que  sirvió 
para  la  edición  de  la  obra.  Perteneció  á  la 
librería  del  convento  de  San  Norberto  de 
Madrid. 

274- — ^  E.\posición  de  los  Psalmos  que 
hizo  la  sierva  de  Dios  Doña  Constanza  Oso- 
rio,  monja  profesa  del  Cister  en  el  convento 
de  Sra.  Sta.  María  de  las  Dueñas  en  la  ciu- 
dad de  Sevilla,  en  21  de  Noviembre  de  1622. 

Manuscrito  de  558  hojas  en  folio. 

Es  una  copia  hecha  de  otra  en  1773;  por 
entonces  se  conservaban  los  originales,  que 
hoy  ya  no  existen. 

Contiene,  después  de  unas  Reflexiones 
acerca  de  las  copias  antiguas  y  de  la  pre- 
sente, firmadas  por  la  Abadesa  Doña  Ger- 
trudis María  de  Castilla  y  fechadas  á  17  de 
Abril  de  1773,  lo  siguiente: 

Exordio  á  las  charíssimas  Madres  y  Hermanas 
deste  Convento  de  Santa  María  de  las  Dueñas  de 
la  Orden  Cisierciense,  á  quien  se  dedica  esta  expo- 
sición sobre  los  Psalmos  de  David. 

Vna  preparación  para  antes  de  las  Horas. 

Vn  discurso  sobre  el  Deus  in  adjiítorium,  pi- 
diendo favor  para  esta  Obra. 

Sobre  el  verso  Domine  labia  mea  aperies,  etc. 

Psalmo  3.  Domine  ^'quid  multiplicati  sunt,  etc. 

ün  discurso  sobre  el  Gloria  Patri,  etc. 

Otro  discurso  sobre  el  Invitatorio. 

Psalmo  94.  Venite  exultemus  Domino.  (Tra- 
ducción en  verso  castellano.) 

Psalmo  20.  Sigue  la  exposición  de  los  Salmos 
de  David  en  prosa. 

Exposición  en  prosa  y  traducción  en  verso  del 
Salmo  147. 

Protestación  de  fe  fechada  el  21  de  Noviembre 
de  1622  y  firmada  por  la  autora. 

Psalmo  41.  Traducción  en  verso. 

Psalmo  62. 

Discurso  sobre  el  capítulo  19  de  Isaías. 

Sigúese  un  discurso  y  algunas  consideraciones 
sobre  el  capítulo  33  de  Isaías. 

Por  mediación  de  mi  buen  amigo  D.  José 
María  de  Valdenebro  y  Cisneros  pude  exami- 
nar este  manuscrito  en  Sevilla  en  Abril  del 
año  1 900,  y  copié  los  siguientes  fragn>entos: 


92  — 


SALMO  LXIV 

A  tí,  Dtos,  en  Sión  den  alabanzas, 
tus  queridos  devotos; 
los  que  en  Jerusalén  ¡oh!  Rey,  alcanzas 
también  te  rindan  votos. 
Y  entre  unos  y  otros  yo  te  pido 
dando  al  alma  trasiegos, 
que  inclines  tu  amoroso  y  fiel  oído 
á  mis  humildes  ruegos. 
Pues  á  tí  sólo  todos  los  mortales  . 
van  á  pedir  remedio 
de  sus  crueles  y  incurables  males 
como  á  su  único  medio. 
Contra  nosotros  han  prevalecido 
las  palabras  dañosas 
de  nuestros  enemigos,  y  han  vencido 
sus  lenguas  venenosas. 
Si  desto  causa  han  sido  los  pecados 
que  habemos  cometido, 
de  tu  piedad  seremos  perdonados 
cual  siempre  lo  hemos  sido. 
Porque  es  dichoso  y  bienaventurado 
aquél  que  tú  recibes, 
y  por  mil  siglos  vive  coronado 
á  donde  tú  resides. 
Que  es  tu  sagrado  templo  donde  hay  bienes 
y  premios  de  honra  y  gloria; 
allí  tu  mano  coronó  sus  sienes 
con  triunfos  de  victoria. 
Dando  con  igualdad  á  cada  uno 
el  premio  que  merece, 
quedando  de  honra  y  gloria  siempre  ayuno 
el  que  el  mundo  engrandece. 
A  los  que  somos  tuyos,  salud  nuestra, 
óyenos  del  altura 
y  muestra  en  nuestra  ayuda  tu  gran  diestra, 
¡oh!  mi  esperanza  pura. 
Que  aunque  al  fin  de  la  mar  y  de  las  tierras 
esté  de  tí  apartado 
me  aparejas  los  montes  y  las  sierras 
que  sirven  de  collado. 
Donde  con  tu  poder  y  fortaleza 
mientras  el  mar  se  altera 
me  ciñen  de  valor  y  de  firmeza 
guardando  mi  fe  entera. 
Viendo  tu  gran  saber  y  tus  señales 
las  gentes  te  temieron 
y  aunque  eran  enemigos  capitales 
tu  poder  conocieron. 
Que  alegras  y  entristeces  cuando  quieres, 
que  ordenas  noche  y  día, 
que  sanas  y  das  vida,  matas,  hieres, 
que  eres  del  alma  guia. 


Y  para  encaminarla  á  tu  alto  cielo 
visitaste  la  tierra 

dejando  enriquecido  nuestro  suelo 
de  el  bien  que  en  tí  se  encierra. 
El  río  caudaloso  y  de  contento 
del  tesoro  del  Padre 

para  dar  á  las  almas  su  sustento 
nación  de  Virgen  Madre. 

Y  los  demás  arroyos  enriquecen 
de  peces  nadadores; 

las  plantas  y  las  flores  reverdecen 

y  respiran  olores. 
Con  tu  rocío  manso  y  amoroso 

se  alegran  los  sembrados 
y  crece  el  trigo  grueso  y  espígoso 

en  los  verdes  collados. 

Y  viéndolo  tan  fértil  y  abundoso 
tu  bendición  le  echaste 

benigno,  afable  y  misericordioso, 

que  en  verlo  te  alegrante. 
Los  campos  ya  desiertos  y  agostados 

primaveras  parecen 
y  en  los  cerros  más  altos  y  empinados 

la  rosa  y  clavel  crecen. 

Y  las  ovejas  mansas  parideras 
con  los  demás  ganados 

pacen  la  fresca  hierba  en  las  riberas 
de  gozo  rodeados, 

Y  todos  con  balidos,  brincos,  danzas, 
te  dan  mil  alabanzas. 

Folios  228  á  230. 

SALMO  LXXIV 

Alábente  los  cielos  y  la  tierra 
¡oh!  Hacedor  del  hombre, 
y  todo  cuanto  dentro  de  sí  encierra 
bendiga  tu  alto  nombre. 
Cuente  tus  maravillas  y  hazañas 
todo  el  orbe  universo, 
tus  obras  y  proezas  tan  extrañas 
y  tu  saber  inmenso. 
Si  ciño  el  tiempo,  dices,  y  recojo 
para  hacer  venganza 
del  malo  que  me  ofende  y  yo  me  enojo 
con  súbita  mudanza, 
Haciendo  al  cielo  y  suelo  fiel  testigo 
yo  juzgaré  las  obras 
de  aquél  que  ha  sido  justo  y  es  mi  amigo, 
sus  faltas  ó  sus  sobras. 
Más  por  ser  todos  flacos,  ahora  ofrezco 
mi  diestra,  que  en  sí  encierra 
valor,  pues  con  un  dedo  fortalezco 


—  93  — 


las  columnas  de  tierra. 
Pero  hablando  del  malo  solamente 
dices,  por  merecello, 
pues  eres  siervo  del  pecado  tente 
no  levantes  el  cuello. 
Ni  engrías  la  cerviz  para  encumbrarte 

con  tan  loca  osadía 
contra  el  que  sólo  puede  castigarte 

con  penas  noche  y  día. 
Pues  si  vas  fugitivo  hacia  el  Oriente 
do  nace  el  sol  dorado 
6  vuelves  con  su  carro  al  Occidente 
donde  ha  su  luz  dejado, 
Ó  á  los  desiertos  montes  enriscados 
do  no  hay  yerba  ni  hoz 
jamás  se  vio  cortar,  pues  no  hay  sembrados, 
oirás  allí  mi  voz. 

Y  como  de  juez  te  pondrá  espanto, 
que  esperas  la  sentencia 

de  mí,  que  á  unos  humillo,  á  otros  levanto 

con  mi  admirable  ciencia. 
En  tu  mano,  gran  Rey  de  las  alturas, 

está  el  cáliz  divino 
con  que  brindas  á  veces  tus  criaturas 

del  adobado  vino. 

Y  está  de  suerte  lleno  y  mixturado 
para  beberle  todos 

que  gustará  la  hez  aheleado 

el  malo  por  mil  modos. 
Estos  prodigios  raros  que  he  contado 

cantaré  noche  y  día, 
y  al  gran  Dios  de  Jacob  que  los  ha  obrado 

que  es  bien  del  alma  mía. 
Oyéndolos  humíllate,  arrogante 

que  levantas  penacho, 
y  tú,  justo,  que  te  has  hecho  ignorante, 

y  cual  tierno  muchacho, 
en  Dios  tu  padre  has  puesto  amor  y  gloria; 

celebra  tu  victoria. 

275. — Exposición  sobre  el  profeta  Jonás. 

Muñiz.  (Biblioteca  cisterciense  española). 

OSSORIO  (D.*  Francisca). 

276. — La  Musaraña  del  Pindó,  pronóstico 
burlesco  para  el  año  de  1758,  por  D.'  Fran- 
cisca Osorio,  natural  de  Madrid.  Dedícala 
al  Duque  de  Arcos. — Madrid.  1757. — En  8." 

277- — 38  Romance  Real,  en  que  Doña 
Francisca  Ossorio,  entendida  en  el  público 


por  la  Musaraña  del  Pindó,  canta  la  bien 
venida  en  nombre  de  la  España,  á  nuestro 
amado  Monarca  Carlos  111.  Y  prognostica 
la  felicidad  de  su  Reynado.  Con  licencia. — 
En  Madrid.  Año  de  1769.  Se  hallará  en  to- 
dos los  Puestos  de  las  Gradas  de  S.  Phelipe 
el  Real. 
4.**  16  págs.  inclusa  la  portada. 

Yo,  aquella  que  curiosa  en  otro  tiempo, 
lo  que  el  celeste  globo  nos  anuncia 
predixe  á  todo  el  mundo,  dedicada 
á  inútiles  jocosas  congeturas... 

278. — gg  Octavas  Reales,  que  canta  Doña 
Francisca  Ossorio  á  la  S.  R.  M.  de  nuestro 
amado  Monarca  Carlos  111  en  su  primer  ve- 
nida á  el  Real  Sitio  de  Aranjuez.  Con  licen- 
cia.— En  Madrid.  En  la  Imprenta  de  la  Viu- 
da de  Juan  Muñoz.  Año  de  1760. 

4.'  16  págs.  inclusa  la  portada. 

Son  40  octavas. 

Canto,  segunda  vez  afortunada. 
Segunda  vez  ufana  y  atrevida, 
Sin  que  manchar  pretenda  la  sagrada 
Autoridad  de  Rey  esclarecida; 
A  cuya  Magestad  siempre  postrada. 
Venera  mi  humildad  desvanecida; 
Pues  no  presumo  ofendan  como  insultos. 
Los  que  ofrece  el  respeto  como  cultos... 

Bibl.  del  Sr.  Duque  de  T'Serclaes. 

OSSORIO  (D.*  Victoria)? 

279. — Soneto: 
Las  que  habitáis  el  Pindó  y  sus  moradas... 

Primera  y  segvnda  parte  de  las  guerras 
de  Malta,  y  toma  de  Rodas.  Por  Don  Die- 
go de  Santisteuan  Osorio. — En  Madrid.  En 
la  imprenta  del  Lie.  Várez  de  Castro.  Año 
MDXCIX. 

OVANDO  (D.*  Leonor  de). 

Religiosa  profesa  en  el  monasterio  de  Re- 
gina, de  la  isla  Española. 


—  94  — 


28o. — Á  Eugenio  Salazar,  su  cierta  ser- 
vidora Doña  Leonor  de  Ovando,  en  res- 
puesta. 

Soneto: 

El  Niño  Dios,  la  Virgen  y  parida... 

281. — Soneto  de  dicha  señora  al  mismo 
en  la  Pascua  de  Reyes: 

Buena  Pascua  de  Reyes  y  buen  día... 

282. — Soneto  de  dicha  señora  al  mismo: 
El  buen  pastor  Domingo  pregonero... 

283. — Soneto  de  dicha  señora  al  mismo: 
Pecho  que  tal  concepto  ha  producido... 


284. — Soneto  de  dicha  señora  al  mismo: 

No  sigo  el  estandarte  del  Baptista... 
285.— Versos  sueltos  de  la  misma  señora: 

Cual  suelen  las  tinieblas  desterrarse... 
Silva   de  Poesía,  compuesta  por  Euge- 
7110  de  Saladar,  vecino  y  natural  de  Ma- 
drid. 
Ms.  original  de  533  hojas  en  fol. 

Bib.  de  la  Acad.  de  la  Historia. 

Folios  2o5  á  208. 

Los  publicó  el  Sr.  Menéndez  y  Pelayo  en 
el  tomo  II,  pág.  lxvii  á  lxx  de  la  Antología 
de  poetas  hispano-americanos. 


p 


PACHECO  (Sor  Juana). 

Religiosa  de  la  Orden  de  Santa  Clara,  en 
Beja  (Portugal)  y  sobrina  de  Fr.  Rodrigo 
Álvarez  Pacheco. 

286. — Décima  en  elogio  de  su  tío: 

Tanto,  Pacheco,  me  admiras, 
que  das  materia  á  la  Fama 
á  celebrarte,  y  mi  llama 
vuele  aquí  en  tan  dulces  miras; 
veloz  todo  el  orbe  giras 
con  plumas  que  habrán  de  ser 
pinceles  al  rosicler 
del  llagado  Serafín 
á  quien  hace  su  carmín 
infinito  el  padecer. 

El  Serafín  humano,  compuesto  por  el  R. 
P.  Fr.  Rodrigo  Alvares  Pacheco,  fray  le 
menor  de  la  Regular  Observancia  del  orden 
de  Nuestro  Padre  San  Francisco,  Custodio 
de  la  Prouincia  de  Canarias.  A  Don  Manuel 
Alvares  Pinto,  señor  de  la  villa  de  Chilue- 
ches,  Albol loque,  y  Selada,  Cavallero  del 
orden  de  Santiago.  Acauose  este  libro  en 
Granada  en  24  de  Junio  de  1640. 

Ms.  original  de  400  hojas  en  4." 

Bibl.  N'ac>  Ms5.  núm.  3.975. 


PADILLA  (D.*  Luisa  de). 
Condesa  de  Aranda. 

Pocas  figuras  hay  en  nuestra  historia  li- 
teraria femenil  que  puedan  compararse  á 
esta  eminente  prosista,  acaso  la  más  nota- 
ble de  cuantas  florecieron  en  España  du- 
rante el  siglo  XVII,  pues  juntóse  en  ella  una 
rica  erudición  con  la  novedad  de  pensa- 
mientos y  un  fácil  y  castizo  estilo. 

Fué  hija  de  D.  Martín  de  Padilla  y  Man- 
rique, natural  de  Calatañazor,  quien  em- 
pezó su  carrera  militar  en  Flandes,  donde 
se  hallaba  en  el  año  i568(i);  asistió  á  la 
batalla  de  Lepanto  y  allí  apresó  cuatro  ga- 
leras; tomó  parte  en  la  guerra  contra  los 
moriscos  de  Granada  y  estuvo  en  el  asalto 
del  formidable  peñón  de  Frigiliana  (2);  ayu- 


(i)  Según  las  informaciones  hechas  en  el  año  1584  para 
recibir  el  hábito  de  Santiago  D.  Martin  de  Padilla,  éste 
era  hijo  de  D.  Antonio  Manrique  de  Padilla,  Adelantado 
mayor  de  Castilla,  y  de  D."  Luisa  de  Padilla;  abuelos  pa- 
ternos D.  Antonio  Manrique  de  Padilla,  señor  de  Valdes- 
caray,  y  D.*  Elvira  Manuel;  los  maternos  D.  Antonio  de 
Padilla,  señor  de  Calatañazor,  y  D."  Inés  Enríquez,  hija 
del  Conde  de  Buendia. 

(2)  Historia  del  rebelión  y  castigo  de  los  moriscos  del 
reino  de  Granada,  por  Luis  del  Mármol  Carvajal,  capí- 
tulos XVIII,  XXII.  XXIII  y  XXIV. 


-96 


dó  en  Lisboa  á  rechazar  al  corsario  inglés 
Drake;  escarmentó  á  los  piratas  berberiscos 
del  Mediterráneo,  logrando  echar  á  pique 
algunas  fustas  y  que  el  renegado  genovés 
Muley  Faxad  se  sometiera  á  España  con  dos 
galeras  argelinas;  acompañó  con  su  escua- 
dra á  la  reina  D.'Margarita  deAustria  cuan- 
do vino  desde  Genova,  en  Febrero  de  iSgS; 
dirigió  una  desdichadísima  expedición  con- 
tra los   holandeses  que  se   habían  apode- 
rado, en  Canarias,  de  Las  Palmas,  pues 
hubo  de  regresar  con  sus  navios  deshechos 
por  las  tempestades  á  fines  de  iSgp;  en  cam- 
bio apresó  en  Almería,  dos  años  después, 
siete  buques  enemigos.  Había  obtenido,  á 
24  de  Julio  de  iSSy,  el  título  de  Conde  de 
Santa  Gadea  y  en  i5g6  el  de  Capitán  ge- 
neral de  la  Armada  del  mar  Océano  (i). 

Se  conserva  de  D.  Martín  una  carta  es- 
crita á  su  hijo  D.  Juan  de  Padilla,  quien 
luego  fué  Adelantado  mayor  de  Castilla  y 
se  ahogó  en  el  desastre  de  la  Mahometa;  en 
ella  le  daba  provechosos  consejos  (2). 

La  madre  de  D.*  Luisa  fué  dama  de  sin- 
gulares virtudes  en  todos  los  estados;  en  su 
viudez  se  dedicó  aún  con  más  fervor  á  ejer- 


(i)  Armada  española  desde  la  unión  de  los  reinos  de 
Castilla  y  de  Aragón,  por  Cesáreo  Fernández  Duro. 
Tomo  II,  págs.  io6,  114,  394, 491  y  499,  y  t.  III,  págs.  47,  48, 
5o,  51,78,  122,  129,  161,  166,  171,  204,  2o5,  212,  218,  238,  241 
y  281. 

(2)  Carta  que  escribió  D.  Martin  Manrique  de  Padilla, 
Adelantado  mayor  de  Castilla,  Conde  de  Santa  Gadea, 
Capitán  general  de  las  galeras  de  España  y  de  la  Arma- 
da de  Portugal  por  el  Rei  D.  Felipe  Segundo,  á  D.  Juan 
de  Padilla,  habiendo  comen^^ado  á  servir  á  su  Magestad 
de  soldado. 

Publicada  en  el  Cajón  de  sastre  literato,  ó  percha  de 
maulero  erudito,  por  D.  Francisco  Mariano  Nipho,  t.  II, 
págs.  339  á  356. 

Acerca  de  la  muerte  de  D.»  Juan  de  Padilla  en  el  puerto 
de  la  Mahometa,  véanse  la  Vida  del  capitán  Alonso  de 
Contreras  escrita  por  él  mismo  (Madrid,  1900),  páginas 
76  á  82,  y  Vida  del  soldado  español  Miguel  de  Castro 
(¡593-1611)  escrita  por  él  mismo  (Barcelona,  1900),  pá- 
ginas 5i  á  54.  Ambas  relaciones  difieren  en  algunos  deta- 
lles, como  es  la  fecha,  que  fija  la  primer»  en  el  año  i6o5  y 
U  icgunda  «n  «1  de  1606. 


ciclos  de  caridad;  sabiendo  que  muchos 
pueblos  en  las  montañas  de  Burgos  carecían 
de  toda  instrucción,  dio  á  los  jesuítas  1.800 
ducados  de  renta  para  que  leyesen  gramá- 
tica y  predicasen  en  aquel  país.  Luego  que 
vio  casadas  sus  hijas  tomó  el  hábito  del 
Carmen  Descalzo,  en  Talavera,  en  el  año 
1606,  y  adoptó  el  nombre  de  Luisa  de  la 
Cruz.  Escogió  aquel  monasterio  por  residir 
allí  su  amiga  Sor  Mariana  de  los  Ángeles. 
En  el  año  1608,  á  petición  del  Duque  de 
Lerma,  se  trasladó  al  convento  del  Carmen 
que  éste  había  fundado  en  la  villa  de  su  tí- 
tulo, y  en  161 2  fué  elegida  Priora.  Falleció 
á  9  de  Enero  de  1614  (i). 

Seis  hermanos  tuvo  D."  Luisa;  cuatro 
varones  y  dos  hembras;  D.  Juan,  D.  Marco 
Antonio,  D.  Martín,  D.  Eugenio,  D.'  Ma- 
riana y  D.*  Ana  María,  á  quienes  su  madre 
por  sí  misma  «crió  en  virtud,  é  instruyó  por 
medio  de  ayos  y  maestros  en  armas,  letras 
y  exercicios  convenientes  á  personas  de  su 
estado.  Puso  en  el  de  matrimonio  á  D."  Ma- 
riana y  á  D."  Ana  María,  casando  la  primera 
con  D.  Cristóbal  de  Sandoual,  que  después 
fué  Duque  de  Vceda  y  heredero  de  la  Casa 
de  Lerma,  y  la  segunda  con  el  Marqués  de 
Cuellar,  sucesor  en  la  de  Alburquerque»  (2). 
Una  hermana  de  D.'  Luisa,  D."  María 
Ana  Manrique  de  Padilla,  casó  en  1597  con 


(i)  Reforma  de  los  Descaaos  de  Nuestra  Señora  del 
Carmen  de  la  primitiva  observancia,  hecha  por  Santa 
Teresa  de  lesvs.  Por  el  Padre  Fray  loseph  de  Santa  Te- 
resa su  Historiador  general.  Tomo  III,  p  igs.  832  á  842. 

(2)    Fr.  José  de  Santa  Teresa.  Tomo  III,  pág.  837. 

En  las  informaciones  verificadas  en  el  año  1603  para  to- 
mar el  hábito  de  Santiago  D.  Juan  de  Padilla,  hermano  de 
D.*  Luisa,  declaró  Pedro  Alcón,  en  Calatañazor  á  10  de 
Enero  de  1603,  que  según  había  oído,  «yendo  camino  (de 
Granada]  D.*  Luisa  de  Padilla,  su  madre,  preñada,  parió 
en  el  lugar  de  Negredo,  aldea  de  Jadraque,  junto  á  Atien- 
za,  al  dicho  D.  Martín  [de  Padilla]  y  á  otra  niña  juntar 
mente  con  él.»  D.  Juan  de  Padilla,  que  contaba  unos  vein- 
titrés años  en  el  de  1602,  había  nacido  en  Granada  estando 
allí  sus  padres  ocupados  en  un  pleito,  y  fué  bautizado  en 
la  parroquia  de  la  Encarnación,  que  era  convento  de  re- 
ligiosas. 


—  97 


D.  Cristóbal  Gómez  de  Sandoval,  Duque  de 
l^ceda,  primogénito  del  Duque  de  Lerma,  y 
tuvo  cuatro  hijos:  D.  Francisco  Gómez  de 
Sandoval  y  Padilla,  Duque  de  Lerma,  de 
Uccda  y  de  Cea  y  Conde  de  Santa  Gadea; 
D.  Bernardo,  Marqués  de  Belmonte;  D.* 
Luisa,  que  se  desposó  con  el  Almirante  de 
Castilla  en  Noviembre  de  1 6 1 2,  y  D."  Isabel, 
mujer  del  cuarto  Duque  de  Osuna  (i). 

Ignórase  la  patria  de  D.*  Luisa,  que  aca- 
so lo  fué  Burgos,  donde,  como  consta  por 
su  testamento,  pasó  la  niñez,  educándose 
en  el  monasterio  de  la  Concepción,  de  San 


(i)  En  las  Relaciones  de  Cabrera  de  Córdoba  se  habla 
con  frecuencia  de  la  Duquesa  de  Cea  y  de  otros  parientes 
de  D.^  Luisa: 

«Todavía  dura  la  poca  salud  desta  ciudad  [Valladolid] 
y  de  cada  día  caen  nuevos  enfermos,  y  mueren  muchos  de 
la  gente  ordinaria.  De  la  principal,  ha  muerto  la  hija  de 
los  Duques  de  Cea,  por  cuyo  nascimiento  se  hicieron  las 
fiestas  de  toros  y  cañas  y  torneos  el  año  pasado.» 
Carta  de  i.°  de  Octubre  de  i6o5. 

«Háse  vuelto  á  concenar  el  casamiento  del  Almirante 
con  hija  de  los  Duques  de  Cea,  la  qual  tiene  cinco  años  de 
edad,  y  se  han  otorgado  ya  las  escripturas  del  casamiento, 
y  el  .\lmirante  la  dota  en  loo.ooo  ducados  y  lo.ooo  de  arras 
y  le  señala  6000  para  su  Cámara  cada  año,  y  S.  M.  hace 
merced  al  Almirante  de  perpetuarle  la  merced  de  las 
12.000  salmas  de  tratas  que  tiene  en  Sicilia  cada  año,  y 
que  sean  de  la  medida  mayor,  y  con  surrogación  [de  sacar 
en  un  año  lo  que  se  hubiere  dexado  de  sacar  en  otro,  lo 
qual  se  estima  en  más  de  5oo.ooo  ducados.» 
Carta  de  29  de  Octubre  de  i6o5. 

«La  Duquesa  de  Cea  tuvo  muy  recio  parto  al  principio 
deste  mes,  y  parió  después  de  día  y  medio  de  peligro  un 
hijo  muerto,  que  dicen  si  naciera  vivo,  S.  M.  le  había  he- 
cho merced  de  la  encomienda  de  Segura,  que  vale  16.000 
ducados  de  renta,  que  vacó  por  el  Duque  de  Feria.» 
Carta  de  7  de  Octubre  de  1607. 

«El  Duque  (de  Lerma)  se  partió  ayer  de  aquí  á  Lerma, 
y  luego  irá  allá  la  Condesa  de  Santa  Gadea,  madre  de  la 
Duquesa  de  Cea,  que  es  monja  c  irmelita  descalza  en  Sa- 
lamanca, que  la  llevan  á  fundar  un  monasterio  de  aquella 
orden,  y  se  entiende  que  SS.  M.\t.  pasarán  luego  que  ven- 
gan de  .\raDJuez,  alia,  para  hallarse  á  la  dicha  fundación.» 
Carta  de  10  de  Mayo  de  1608. 

«Ha  venido  de  Andalucía  la  Duquesa  de  Osuna  con  su 
hijo,  que  está  desposado  con  la  hija  menor  de  los  Duques 
de  Cea,  y  se  ha  de  criar  en  su  casa,  que  es  de  edad  de  doce 
años,  y  de  tres  la  esposa.» 
Carta  de  6  de  Junio  de  1609. 

El  Duque  de  Cea  se  casó  con  D.*  Felipa,  hermana  del 
Almirante,  en  Madrid,  á  29  de  Noviembre  de  1612;  él  tenia 
14  años  y  ella  18;  fueron  padrinos  los  Reyes  de  España  y 
la  Reina  de  Francia. 
Carta  de  i5  de  Diciembre  de  1612. 


Luis.  Su  nacimiento  puede  fijarse  hacia  el 
año  1590(1).  Huérfana  de  padre  siendo  aún 
muy  joven,  contrajo  matrimonio  en  i6o5 
con  el  Conde  de  Aranda,  mediando  en  este 
negocio  Don  Diego  Sarmiento  de  Acuña, 
deudo  y  tutor  de  D."  Luisa,  hecho  que  re- 
fiere así  Cabrera  de  Córdoba: 

A  los  18  del  pasado  (Agosto  de  i6o5)  se  desposó 
el  Conde  de  Nieva,  D.  Francisco  Henríquez,  por 
el  Conde  de  Aranda,  con  D.*  Luisa  Manrrique  de 
Padilla,  hermana  de  la  Duquesa  de  Cea,  y  se  ha 
ofrecido  al  Conde  que  S.  M.  le  hará  merced  de 
honrarle  con  título  de  Grande,  mandándole  cu- 
brir; lo  qual  se  cree  se  hará  yendo  á  tener  Cortes 
á  Aragón,  donde  tiene  su  Estado  el  dicho  Con- 
de (2). 

Retirado  el  Conde  de  Aranda  á  su  villa 
de  Épila,  acaso  por  las  pasadas  tragedias  de 
su  familia,  dedicóse  allí  al  cuidado  de  sus 
bienes  (3)  y  aun  al  cultivo  de  las  letras. 
D.'  Luisa,  cuyas  aficiones  al  estudio  se  de- 
bieron de  manifestar  desde  su  juventud, 
consagróse  á  la  lectura,  dedicando  no  pocos 
ratos  á  las  investigaciones  históricas  y  ar- 
queológicas, según  se  deduce  de  sus  cartas 
al  cronista  Andrés  de  Uztarroz.  Al  par  que 
á  los  libros  se  dedicaba  á  la  caridad,  soco- 
rriendo con  mano  liberal  cuantas  necesida- 
des veía  en  los  pobres  (4). 


(i)  El  año  1592  es  la  fecha  que  da  D.  Diego  Ignacio  Pa- 
rada en  sus  Escritoras  y  eruditas  españolas. 

(2)  Relaciones  de  las  cosas  sucedidas, principalmenteen 
la  Corte,  desde  el  año  de  iSgg  hasta  el  de  i6 14,  por  Luis 
Cabrera  de  Córdoba.  Carta  de  3  de  Septiembre  de  i6o5. 

(3)  Don  Antonio  Ximénez  de  Urrea,  Conde  de  Aranda, 
en  el  Palacio  de  su  Villa  de  Épila  ha  tenido  y  tenía  vn 
archivo,  donde  tenía  recónditas  y  guardadas  con  toda  cu- 
riosidad y  concierto  las  escrituras,  cabreos,  libros  y  pa- 
peles tocantes  á  dicho  su  Estado  y  Condado  de  Aranda.» 

Letras  narrativas,  folio  20. 

(4)  El  Padre  Maestro  Fr.  Domingo  Mesón,  agustino,  de- 
cía que  el  gobernador  de  Pomer  «dio  allá  algunas  vezes  di- 
neros de  las  rentas  dominicales,  de  orden  de  mi  señora  la 
Condesa  Doña  Luisa  de  Padilla,  cuyo  dinero  se  entregaua 
y  entregó  de  orden  de  dicha  Señora  Condesa  á  la  persona 
que  dispuso  el  depositante;  y  una  ocasión  particularmen- 
te dio  cierta  cantidad  para  ayuda  de  el  rescate  de  una  mu- 
ger  muy  moza,  natural  de  la  villa  de  Caldea,  que  estaua 
cautiva  en  Argel». 

Letras  narrativas,  folio  90. 


-98 
D.  Antonio  era  hijo  de  D.  Luis  Ximénez 
de  Urrea,  Conde  de  Aranda,  quien  por  su 
participación  en  los  alborotos  de  Zaragoza 
cuando  ocurrieron  los  sucesos  de  Antonio 
Pérez,  fué  encerrado  en  el  castillo  de  Coca, 
donde  murió  al  poco  tiempo  (i). 

Según  consta  en  las  informaciones  he- 
chas para  recibir  el  hábito  de  Santiago, 
D.  Antonio,  fué  su  madre  D."  Blanca  Man- 
rique, Marquesa  de  Astorga,  nacida  en 
Aguilar  de  Campóo.  Sus  abuelos  paternos 
Don  Juan  Ximénez  de  Urrea,  Conde  de 
Aranda,  y  D.°  Isabel  de  Aragón,  natural  de 
Valencia,  hija  de  los  Duques  de  Segorbe  y 
Cardona.  Los  maternos  D.  Luis  Fernández 
Manrique,  Marqués  de  Aguilar  de  Campóo, 
y  D.°  Ana  de  Aragón,  hija  de  los  Duques 
del  Infantado  (2). 

Cuando  en  el  año  1641  el  Obispo  de  Má- 
laga, Virrey  y  Capitán  general  de  Aragón, 
reunió  los  cuatro  Estados;  hubo  algunas 
cuestiones  por  haber  entrado  en  el  de  la  no- 
bleza «Don  Miguel  Marín  de  Villanueva, 
primogénito  de  Don  Juan  Marín  de  Villa- 
nueva,  á  quien  (como  escribí  el  año  pasado) 
hizo  S.  M.  Conde  de  San  Clemente,  siendo 
hijo  de...  Salióse  así  como  le  vio  el  Señor 
Conde  de  Aranda,  seguido  de  muchos  Títu- 
los y  Nobles,  quedándose  muy  pocos;  el  Don 
Miguel  ha  venido  aquí  á  quejarse»  (3). 

A  20  de  Noviembre  de  1646  escribía  des- 
de Madrid  el  P.  Sebastián  González  al  Pa- 
dre Rafael  Pereyra  que  S.  M.  hallándose  en 
Zaragoza   había    concedido    al    Conde    de 


(1)  Historia  de  las  alteraciones  de  Aragón  en  el  reina- 
po  de  Felipe  II,  por  el  Marqués  de  Pidal.  Madrid,  1862-63. 
Libros  Vni  áXlII. 

(2)  Las  informaciones  para  tomar  el  hábito  de  Santia- 
go D.  Antonio  Ximénez  de  Urrea  dieron  principio  con 
una  Real  cédula  de  Felipe  III,  fechada  á  12  de  Abril  de  1609. 

Según  las  declaraciones  de  algunos  testigos,  el  Conde 
de  Aranda  tenia  entonces  unos  diez  y  ocho  años. 

(3)  Avisos  de  ü.  José  Pelliccr.  Semanario  erudito,  to- 
mo XXXII,  pág.  83. 


Aranda  «toisón  y  un  virreinato,  el  que  qui- 
siere en  España»  (i). 

No  publicó  D."  Luisa  de  Padilla  sus  obras, 
y  aun  alguna,  como  es  la  intitulada  Nobleza 
virtuosa,  la  imprimió  Fr.  Enrique  Pastor 
sin  hacer  constar  en  ella  el  nombre  de  su 
autora;  el  mismo  religioso  editó  las  restan- 
tes, diciendo  expresamente  de  quién  eran. 
Por  esto  han  supuesto  algunos  que  se  tra- 
taba de  obras  postumas,  opinión  que  se 
desvanece  considerando  que  D.*  Luisa  mu- 
rió en  el  año  1646  y  el  último  de  sus  libros. 
Idea  de  Nobles,  fué  impreso  en  1644. 

Por  estos  y  otros  servicios  que  Fr.  Enri- 
que Pastor  hizo  á  nuestras  Letras  lo  ensalzó 
Andrés  de  Uztarroz  en  los  siguientes  versos 
de  su  Aganipe: 

Fray  Enrique  Pastor,  dichosamente 
bebió  de  la  Castalia  en  la  corriente, 
y  con  sus  versos  sacros  lisonjea 
las  luces  de  la  lámpara  Febea. 
Éste  que  de  Agustino 
el  gremio  aragonés  rigió  divino, 
cuya  memoria  grata 
Jalón  celebra  en  ondas  de  escarlata, 
Éste  que  sacó  á  luz  de  la  heroina 
de  Aranda,  elegantísima  Corina, 
sus  doctos  y  útilísimos  desvelos 
que  aplaude  el  áureo  Dios  que  nació  en  Délos. 

D.*  Luisa  falleció  en  Épila  á  2  de  Julio 
de  1646,  y  fué  sepultada  allí  en  el  convento 
de  religiosas  Descalzas  de  la  Purísima  Con- 
cepción. 

Fundándose  en  varios  pasajes  de  las  obras 
de  D.*  Luisa,  han  dicho  algunos  que  tuvo 
hijos  y  que  los  últimos  años  de  su  vida  los 
pasó  exclusivamente  dedicada  á  la  cristiana 
educación  de  éstos(2);  la  siguiente  carta  que 


(i)  Cartas  de  algunos  PP.  de  la  Compañía  de  Jesús 
sobre  los  sucesos  de  la  Monarquía  entre  los  años  de  1S34 
y  1648.  Tomo  VI,  pág.  427. 

(Memorial  histórico  español.) 

(2)  D.  Diego  Ignacio  Parada  (Escritoras  y  eruditas  es- 
pañolas, pág.  igS)  escribe:  «Privada  por  sus  achaques  de 
poder  dirigir  la  educación  de  sus  hijos,  se  ocupó  en  escri- 


—  99  — 


insertamos  jde  su  marido  prueba  que  no  lo- 
gró sucesión,  ó  al  menos  que  fallecieron  sus 
hijos  en  edad  temprana.  El  Conde  se  casó 
por  vez  segunda  con  una  parienta  suya,  se- 
gún escribe  al  Marqués  de  Astorga,  tan  sólo 
para  no  morir  sin  descendencia. 

Hermano  y  señor  mío:  he  recivido  su  carta  de 
V.  E.  de  2  del  corriente,  olgándome  de  que  V.  E. 
me  diga  quán  aliviado  queda  de  la  ysipula  que  le 
causa  la  asistencia  de  la  enfermedad  de  nuestro 
primo,  porque  siempre  son  trabajosas  essas  ocu- 
paciones y  más  en  tiempo  de  calor,  que  lo  aumen- 
tan lutos  y  achas. 

Á  novedad  tendrá  V.  E.  lo  que  le  boy  á  decir: 
siete  años  ha  que  estoy  viudo  y  siempre  he  tenido 
adversión  á  bolverme  á  casar,  porque  son  menes- 
ter muchas  circunstancias  para  tener  contenta  á 
una  señora.  Consideraba  verme  con  años;  con 
ellos  se  acarrean  los  achaques  que  obligan  á  estar 
más  en  la  cama  que  levantado;  todo  este  tiempo 
ha  sido  una  batalla  mi  imaginación,  considerando 
el  desdichado  estado  que  tenía  mi  casa,  de  verme 
sin  sucesión;  apretávame  mucho  este  punto,  y 
también  el  de  mi  edad.  Ha  sucedido  que  un  deudo 
mío  cstava  en  este  lugar  casado,  y  en  lo  mejor  de 
su  edad  se  lo  ha  llevado  Dios;  dejó  á  su  muger  de 
diez  y  nueve  años,  hija  de  un  cavallero  noble 
deste  Reyno.  Esta  señora  ha  salido  muy  virtuosa, 
y  tan  grande  su  retiro,  que  en  todo  el  año  no  se 
le  ha  visto  la  cara,  ni  ha  sal'do  de  su  casa;  supe 
que  la  condición  la  tenía  muy  apacible  y  tiene 
muy  buen  discurso,  y  havía  tenido  hijos,  circuns- 
tancias todas  á  mi  propósito.  He  llevado  este  pen- 
samiento más  de  siete  meses  sin  poderlo  echar  de 
la  imaginación,  de  que  me  estaría  bien  casarme 
con  ella;  helo  hecho  encomendar  á  Dios  y  con 
grandes  veras,  á  religiosos  y  religiosas  de  grande 
vida,  sólo  diciéndoles  pidiesen  á  Nuestro  Señor 
un  negocio  que  llevaba  en  mi  pensamiento;  que  si 
havía  de  ser  para  su  servicio  se  executase;  con 
estas  oraciones  siempre  Nuestro  Señcr  me  ha 
dado  perseverancia  en  mi  intento.  Yo  consideré 
que  casarme  en  la  Corte  con  hijas  de  Grandes  se- 
ñores, havian  de  estar  disgustadas  á  dos  días  que 


bir  algunos  libros  qué  sirvieran  á  éstos  de  norma  y  regla 
en  su  vida». 

En  las  Letras  narrativas,  folio  6i,  declaró  Juan  Fran- 
cisco Mancebo  que  «oyó  decir  en  algunas  ocasiones  al 
Señor  Conde  Don  Antonio  que  era  desgraciado;  que  en 
su  casa  no  tenía  sucesor  legitimo,  porque  sólo  lo  había  de 
el  Señor  Abad  Don  Juan  su  tío.» 


estubiesen  en  mi  aldea,  y  los  pesares  que  una  se- 
ñora da  á  su  marido  siendo  viejo,  le  mata  con 
ellos,  y  con  la  mocedad  y  la  bizarría  se  pueden 
llevar,  y  lo  que  más  sienten  las  mugeres  es  que  se 
les  pase  su  mocedad  y  el  tiempo  florido  en  aldeas, 
porque  hechan  menos  las  visitas  de  sus  iguales, 
los  paseos,  las  meriendas  y  los  regalos  de  unas 
amigas  á  otras;  y  como  esta  señorita  se  había 
criado  en  aldea  no  puede  hechar  menos  lo  que 
no  ha  visto,  y  siempre  ha  de  estimar  el  venir  de 
una  casa  de  un  caballero  principal  á  una  casa 
como  la  mía,  y  que  siempre  atenderá  á  que  el 
conservarme  la  vida  será  conservar  la  suya,  por- 
que la  comodidad  y  las  conveniencias  adelantan 
el  amor.  Con  lo  qual,  hermano  y  señor  mío,  me 
he  casado  con  ella,  de  que  estoy  muy  contento,  y 
tengo  esperanzas  de  que  Dios  me  ha  de  hacer 
merced  de  darme  sucessión.  Las  causas  ocurren- 
tes para  que  esto  se  executasse  con  prontitud  han 
sido  grandes,  y  assí  pido  perdón  á  V.  E.  de  no  ha- 
verle  dado  noticia  desto  antes,  y  pidiéndole  su 
parecer  y  licencia  como  tenía  obligación.  Guarde 
Dios  á  V.  E.  hermano  y  señor  mío,  los  muchos 
años  que  desseo  y  he  menester.  Épila  20  de  Julio 
de  ifi53. 

El  Conde  de  Araiida  y  Sastago. 
Sr.  Marques  de  Astorga. 

Orig.  con  firma  autógrafa;  dos  hojas  en 
folio.  , 

Biblioteca  Nacional.  Ms.  CC.-94. 

El.  Conde  de  Aranda  fué  poeta,  aunque 
no  de  gran  inspiración;  hay  publicados  de  el 
unos  Tercetos  en  que  se  descriven  los  spcesos 
de  la  vida  de  San  Ramón  (i),  v  empiezan 
asi: 

Para  que  se  eternice  la  memoria 
y  que  el  ingrato  tiempo  no  consuma 
con  oluido  las  causas  de  vna  gloria, 


(i)  Certamen  pcélico  á  las  fiestas  de  la  translación  de 
la  reliquia  de  San  Ramón  Nunat,  Recopilado  por  el  Pa- 
dre Fr.  Pedro  Martin,  Religioso  de  la  Orden  de  nuestra 
Sei':ora  de  la  Merced  Redención  de  cautiucs.  Y  su  pida  en 
Rimas  por  Francisco  Gregorio  de  Fanlo.  Á  Doña  I.uvsa 
de  Padilla,  Condessa  de  Áranda,  Vizcondesa  de  Viota, 
Señora  del  Vis^condado  de  Rueda  e:t  el  Reyno  de  Aragón 
ydela  Tenenciade  ^Icataten  y  Baronías  de  Mislata. Cor- 
tes y  Deniloba  en  el  Reyno  de  Valencia.— Año  1618.  Im- 
presso  en  Zaragoza,  Por  lu.in  de  Lanaja  y  Quartanct. 

go  hojas  en  4." 

Folios  47  á  49. 


100  — 


Haziendo  de  la  vida  breue  suma 
de  San  Ramón  Nonat  el  mundo  cante 
con  dulce  estilo  y  elegante  pluma. 

Considerando  el  ánimo  constante 
que  mostró,  sin  temer  las  amenagas 
del  mahometano  bárbaro,  arrogante, 

Quando  en  Argel  con  sus  diuinas  trabas 
la  palabra  euangélica  sembrando 
andaua  en  los  concursos  de  las  plagas 

Tantas  almas  perdidas  restaurando, 
que  temiendo  la  bárbara  malicia 
el  bien  que  nuestro  Santo  yua  grangeando. 

Llena  de  furia  y  singular  codicia 
de  quitalle  la  vida,  resoluieron 
dalle  crueles  castigos  sin  justicia. 

En  vn  candado  ardiendo  le  pusieron 
los  labios  y  la  lengua  atrauessados, 
mas  su  dañado  fin  no  consiguieron. 

Pues  pensando  tener  assí  cerrados 
los  labios,  puerta  de  tan  gran  thesoro, 
que  con  roballe  estañan  remediados. 

Para  más  confusión  del  ciego  moro 
que  en  su  tormento  sólo  conñaua, 
como  era  fuego  acrisolóse  el  oro, 

Y  todos  los  quilates  que  encerraua 
les  descubrió  tan  milagrosamente, 
que  mejor  que  primero  pronunciaua... 

En  los  folios  49  y  5o  hay  otros  tercetos 
de  Fr.  Enrique  Pastor  á  San  Ramón  No- 
nato. 

Lorenzo  Gracián  dedicó  á  D.  Antonio 
Ximénez  de  Urrea  su  Agudenia  y  Arte  de 
ingenio,  en  que  se  explican  todos  los  modos 
y  diferencias  de  concetos  con  ejemplares  es- 
cogidos de  todo  lo  más  bien  dicho,  así  sacro 
como  humano. — Impresa  en  Huesca  por  J. 
Nogués,  año  1649. 

D.  Alonso  de  Castillo  Solórzano  su  Epí- 
tome de  la  vida  y  hechos  del  ínclito  Rey 
D.  Pedro  de  Aragón,  Tercero  de  este  nom- 
bre, cognominado  el  Grande,  hijo  del  escla- 
recido Rey  D.  Jaime  el  Conquistador. — 
Zaragoza,  por  Diego  Dormer,  año  1639. 


DOCUMENTOS  REFERENTES  A  DONA  LUISA  DE  PADILLA, 
CONDESA  DE  ARANDA,  Y  Á  SU  MARIDO  Y  CASA 

1 

Poder  que  el  Conde  de  Aranda  dio  á  D.  Diego 
Sarmiento  de  Acuña  y  al  Conde  de  Nieva  para 
otorgar  sus  capitulaciones  matrimoniales  con 
/)."  Luisa  de  Padilla.  (Año  i6o5.) 
Sepan  quantos  esta  carta  de  poder  vieren  como 
yo  don  Antonio  Ximénez  de  Urrea,  Conde  de 
Aranda,  hijo  de  Don  Luis  Ximénez  de  Urrea  y 
Doña  Blanca  Manrrique  de  Aragón  y  Pimentel, 
su  muger.  Condes  de  Aranda,  y  al  presente  la  di- 
cha Doña  Blanca  Manrrique  es  Marquesa  de  As- 
torga  (i),  mis  señores  padre  y  madre:  Digo  que 
por  quanto  está  tratado  y  concertado  que  median- 
te la  gracia  y  voluntad  de  Dios  nuestro  Señor,  y 
para  su  seruicio,  yo  me  aya  de  cassar  con  la  se- 
ñora doña  Luisa  Manrrique,  hija  legítima  de  los 
señores  Don  Martín  de  Padilla  y  Acuña,  Adelan- 
tado mayor  de  Castilla,  de  los  Consejos  de  Estado 
y  Guerra  de  Su  Magestad  y  su  Capitán  general  de 
las  galeras  de  España  y  mar  Océano  (que  sea  en 
gloria),  y  Doña  Luisa  de  Padilla  y  Acuña,  su  mu- 
ger. Condes  de  Santa  Gadea,  y  para  que  el  dicho 
matrimonio  aya  efecto  se  an  de  hacer  y  otorgar  las 
capitulaciones  matrimoniales  conforme  á  lo  que 
está  de  acuerdo  entre  mí  y  la  dicha  señora  Con- 
desa de  Santa  Gadea,  como  madre  y  curadora  de 
la  dicha  señora  Doña  Luisa  Manrrique,  á  las  qua- 
les  no  me  puedo  aliar  presente  por  mi  persona, 
por  tanto  doy  y  otorgo  todo  mi  poder  cumplido, 
libre,  llenero,  bastante,  según  que  le  tengo  y  de 
derecho  se  rrequiere  y  es  necesario,  con  libre  y  ge- 
neral administración,  á  los  señores  Don  Francisco 
Henrríquez  de  Almansa,  Conde  de  Nieva,  Comen- 
dador de  Piedra  Buena  de  la  Horden  de  Alcántara 
y  mayordomo  de  Su  Magestad,  y  Don  Diego  Sar- 
miento de  Acuña,  señor  de  las  villas  y  casa  de 
Gondomar,  Comendador  de  Guadalerqa,  de  la  Or- 
den de  Calatraua,  del  Consejo  de  Hacienda  de  Su 
Magestad  y  Contador  de  la  su  Contaduría  mayor 
della,  y  cada  uno  dellos  in  solidum  especialmente, 
para  que  por  mí  y  en  mí  y  como  yo  mismo  pue- 
dan asentar  y  capitular  el  dicho  casamiento  de 


(i)  a  la  casa  de  Astorga  perteneció  la  célebre  D.''  Ana 
de  Osorio,  á  quien  se  debe  el  descubrimiento  de  la  quina. 

Cnf.  A  memoir  ofthe  Lady  Ana  de  Osorio  Countess  o/ 
Chinchón  and  Vice-Queen  of  Perú  (A.  D.  1629-39  with  a 
Pleafor  the  Corred  Spelling  ofthe  Chinchona  Genus.  By 
Clements  R.  Markham.  C.  B..  F.  R.  S.— London.  Trübner 
&  Co.  1874. 

99  págs.  en  4.°  mayor. 


—  lOI 


entre  mí  y  la  dicha  señora  Doña  Luisa  Manrrique, 
con  la  dicha  señora  Condesa  de  Santa  Gadea,  su 
madre  y  curadora,  ó  con  quien  su  poder  ouiere, 
y  prometer  en  mi  nombre  de  efectuar  el  dicho  ca- 
samiento y  matrimonio  con  la  dicha  señora  Doña 
Luisa  Manrrique,  al  tiempo  y  so  las  penas  que 
asentaren  y  concertaren,  y  aceptar  y  reciuir  en 
mi  fauor  la  promesa  que  hiciere  la  dicha  señora 
Doña  Luisa  Manrrique,  ó  en  su  nombre  la  dicha 
señora  Condesa  de  Santa  Gadea,  su  madre,  y  con- 
certar y  reciuir  en  mi  fauor  la  promesa  y  obliga- 
ción que  hiciere  en  quanto  á  la  docte  que  se  me 
ha  de  dar  con  la  dicha  señora  Doña  Luisa  Man- 
rrique, que  sea  en  la  cantidad  y  en  la  forma  é 
manera  y  especie  que  los  dichos  señores  Conde  de 
Nieva  y  Don  Diego  Sarmiento  de  Acuña  ó  qual- 
quier  dellos  in  solidum  quisieren  y  prometieren 
mi  nombre  en  arras  y  donación  propter  nuncias 
(sic)  á  la  dicha  señora  Doña  Luisa  Manrrique  la 
cantidad  ó  cantidades  que  les  pareciere,  y  obligar- 
me á  asegurar  la  dicha  docte  y  arras  con  los  bín- 
culos  y  obligaciones  devidas  en  la  forma  y  según 
y  como  pareciere  á  los  dichos  señores  y  qualquier 
dellos,  y  poner  y  asentar  ansí  en  razón  de  la  dicha 
docte  y  arras  y  seguridad  de  las  dichas  cosas  que 
trataren  y  concertaren  y  me  quisieren  obligar  en 
favor  de  la  dicha  señora  Doña  Luisa  ó  de  la  dicha 
señora  Condesa  su  madre,  y  de  qualquiera  dellas, 
todos  los  capítulos  y  obligaciones  y  cláusulas  que 
les  pareciere  y  quisieren  poner  y  asentar,  de  qual- 
quier efecto  y  vigor  que  sean,  porque  el  asentar  y 
capitular  todo  lo  que  quisieren  á  que  el  dicho  casa- 
miento y  matrimonio  aya  efecto,  lo  dexo  y  defiero 
al  libre  poder  y  autoridad  de  los  dichos  señores 
Conde  de  Nieva  y  D.  Diego  Sarmiento  de  Acuña  y 
de  cada  uno  in  solidum,  sin  que  tengan  limitación 
alguna,  y  quiero  que  valga  todo  lo  que  capitula- 
ren como  si  en  este  poder  fuera  expresado  y  de- 
clarado, y  que  sobre  ello  puedan  hacer  y  otorgar 
todas  é  qualesquier  escrituras  de  capitulación  y 
obligación  y  las  demás  que  sean  necesarias,  ansí 
conforme  al  uso,  estilo  y  costumbre  de  Castilla 
como  al  del  Reino  de  Aragón  y  sus  fueros,  ó 
como  y  en  la  forma  é  manera  que  á  los  dichos 
señores  y  á  cada  uno  in  solidum  les  pareciere,  que 
siendo  por  ellos  ó  qualquiera  dellos  hecho  y  otor- 
gado, yo  por  la  presente   lo  otorgo,  ratifico  y 
apruevo,  y  prometo  y  juro  á  Dios  en  forma  de  de- 
recho de  lo  guardar  y  cumplir  y  no  ir  contra  ello, 
y  á  mayor  abundamiento  prometo  y  me  obligo  y 
juro  de  lo  ratificar  y  aprovar  de  qualquier  mane- 
ra que  fuere  hecho  y  otorgado  por  los  dichos  se- 
ñores ó  qualquier  dellos  in  solidum,  y  quan  cum- 


plido é  bastante  poder  para  todo  ello  tengo  se  lo 
otorgo  con  sus  incidencias  y  dependencias  y  con 
la  dicha  libre  y  general  administración,  y  les  relie- 
vo  en  forma  de  derecho  y  me  obligo  con  mis  bie- 
nes é  rentas  auidos  y  por  auer,  y  por  más  promesa 
juro  por  Dios  nuestro  Señor  y  por  Santa  María 
su  bendita  madre  y  por  una  señal  de  cruz  como 
tal,  por  ser  menor  de  beinte  y  cinco  años  aunque 
mayor  de  catorce,  y  para  todo  lo  que  fuere  nece- 
sario para  la  balidación  del  dicho  contrato,  que 
abré  por  firme  este  poder  y  lo  que  en  virtud  del 
se  hiciere  y  que  no  lo  revocaré  ni  hiré  ni  berné 
contra  ello   alegando  que  fui  menor,  ni  que  le 
otorgo  por  temor,  miedo  ni  reverencia  de  la  dicha 
mi  señora  madre  ni  de  otra  persona  alguna,  por- 
que antes  confieso  que  lo  ago  y  otorgo  de  mi 
propia  y  espontánea  boluntad,  ni  diré  ni  alegaré 
que  fui  leso,  engañado  ni  damnificado  enorme  ni 
enormísimamente,  ni  pediré  beneficio  de  restitu- 
ción aunque  me  competa,  ni  otra  excepción  ni 
defensión  aunque  el  derecho  á  ello  me  dé  lugar  y 
lo  permita;  y  si  hiciere  lo  contrario,  además  de  que 
no  me  a  de  valer,  sea  perjuro  é  incurra  por  caso 
de  menos  valer  y  en  las  otras  penas  en  que  incu- 
rren los  que  quebrantan  juramentos,  del  qual  no 
pediré  relaxación,  y  aunque  me  sea  concedida  no 
usaré  della;  en  testimonio  de  lo  qual  lo  otorgué 
ansí  ante  el  presente  escribano  público  y  testigos 
suso  escriptos  (i). 

II 

Carta  del  Duque  de  Cea,  referente  al  matrimonio 
de  Z).*  Luisa  de  Padilla.  (Año  i6o5.) 

Mi  señora:  cumpliendo  con  lo  que  escribía  v.  ex.' 
desde  Lerma  y  visto  que  quien  tenía  á  su  cargo  la 
plática  comenzada  del  casamiento  de  mi  hermana 
no  me  hablaba  en  ella,  y  que  era  demasía  nuestra 
tratar  en  cosa  que  se  faltaba  tanto  en  no  rogár- 
noslo mucho,  me  determiné  á  pensar  en  quán 
bien  nos  está  el  casamiento  del  de  Aranda,  junta- 
mente con  tan  gran  comodidad  como  no  reparar 
en  cosa  ninguna  de  interés  de  parte  del  Conde,  y 
assí  me  parece  que  sea  el  negocio  muy  acertado; 
escribo  al  Conde  de  Niebla  y  á  D.  Diego  Sarmien- 
to en  respuesta  del  recado  que  me  trajeron  de 
parte  de  los  Marqueses  de  Astorga  acerca  de  esto; 
V.  ex.*  las  vea  y  si  le  parecen  bien  las  mande  ce- 
rrar y  dárselas;  y  el  concluir  luego  con  este  ne- 
gocio es  lo  mejor  y  que  se  trate  de  que  se  despo- 
sen luego,  advirtiendo  de  si  han  menester  dispen- 


(i)    Borrador  en  dos  hojas  en  folio.  Bib.  Nac.  P.  V.  Fwl, 
C.-47.— Núm.  19. 


—   102 


sación,  porque  no  se  pierda  tiempo  en  enviar  por 
ella;  también  es  menester  que  v.  ex.'''  mire  cómo 
82  ha  de  capitular  lo  de  la  viudedad,  porque  en- 
tiendo que  es  necesario  señalarlo  según  la  cos- 
tumbre de  Aragón,  y  pongo  en  consideración  de 
V.  ex."  que  el  dar  las  cartas  al  Conde  y  á  Don 
Diego  se  debría  hacer  con  certeza  de  lo  que  me 
ofrecieron  de  que  no  habría  en  que  reparar  en 
admitiendo  este  negocio;  el  del  Infantado  lo  ha  de 
saber  luego  que  se  trata,  porque  Doña  Leonor 
Manrique  se  lo  dirá  en  caso  que  esto  sea  assí.  Su- 
plico á  V.  ex.""  le  dé  parte  del  de  la  de  Entrambas; 
á  mi  padre  se  la  he  dado  y  le  ha  parecido  negocio 
muy  acertado;  quiera  Dios  que  vea  v.  ex.''  el  buen 
suceso  del  con  todos  los  contentamientos  posibles, 
y  yo  le  deseo,  que  cierto  son  muy  al  igual  de  un 
hijo  obediente  y  que  con  tofo  amor  y  respeto  la 
ama;  la  Duquesa  besa  á  v.  ex."  la  mano;  no  escri- 
be por  haber  venido  cansada  de  fuera;  queda  muy 
buena,  y  assi  Eugenio  y  Francisco;  mucho  cuida- 
do me  da  la  flaqueza  de  Luisica;  cierto  que  temo 
esta  niña;  suplico  á  v.  ex."  con  toda  particularidad 
nos  avise  de  como  estuviera,  porque  con  esto  se 
cree  cuando  se  sabe  de  la  mejoría  y  se  está  con 
menos  pena,  y  que  v.  ex."  mande  se  nos  avise  con 
todos  los  correos  de  entrambas  niñas,  que  hoy  ha 
venido  correo  sin  cartas  de  v.  ex.%  á  quien  guarde 
Dios  los  años  que  los  hijos  de  v.  ex."  hemos  me- 
nester. De  Burgos,  lo  de  Agosto  [de  i6o5]. 

El  Duque  de  Cea  (i). 

111 
Testamento  de  iJ."  Luisa  de  Padilla. 

«Épila  ¡7  de  Febrero  de  1645. 

Jesús,  María  y  Joseph.  En  el  nombre  de  Dios 
nuestro  Señor  Todopoderoso  y  de  la  Puríssima 
Virgen  Santa  María,  madre  suya  y  de  todos  los 
sanctos  y  sanctas  de  la  corte  celestial,  sea  á  todos 
manifiesto  que  yo,  Doña  Luisa  Manrrique  y  Pa- 
dilla, hija  legítima  y  natural  de  los  Excnios.  Se- 
ñores Don  Martín  de  Padilla  y  Abiñón,  Adelanta- 
do mayor  de  Castilla,  de  los  dos  Consejos  del 
Estado  y  Guerra  de  Su  Magestad  y  su  Capitán 
general  de  las  Galeras  armadas  de  España,  y  Doña 
Luisa  de  Padilla  y  Acuña,  Condessa  de  Santa  Ga- 
dea,  mis  señores  y  padres  que  están  en  gloria,  y 
de  presente  muger  de  Don  Antonio  Ximénez  de 
Urrea,  Conde  de  Aranda,  mi  señor  y  marido,  es- 
tando por  la  misericordia  de  Dios  en  mi  sano  jui- 
cio, firme  memoria  y  palabra  manifiesta,  desean- 


(i)    Orig.,  tres  hojas  en  folio.   Bib.  Nac.  Pap,  Varios. 
C.-47.  Núm.  19. 


do  preuenir  el  día  de  mi  muerte,  reuocando  y 
anullando,  según  que  por  thenor  del  presente  re- 
uoco  y  anullo  y  por  reuocados  y  anullados  doy 
y  hacer  quiero,  todos  y  qualesquiera  testamentos, 
codicillos  y  otras  últimas  voluntades...  ordeno  el 
presente,  mi  último  testamento.» 

Manda  que  enterrasen  su  cuerpo,  amorta- 
jado con  el  hábito  del  Carmen,  en  el  con- 
vento de  Descalzas  de  Épila,  sin  que  lo  em- 
balsamaran. 

Que  se  dijeran  diez  mil  misas  rezadas  en 
Épila,  Zaragoza,  Calatorao,  Burgos  y  otras 
poblaciones. 

Que  se  tomaran  por  su  alma  cien  bulas 
de  difuntos. 

Deja  luego  muchas  mandas  piadosas  y 
legados,  cuales  son  los  siguientes: 

Que  el  día  de  su  entierro  se  diese  vestido 
á  cincuenta  mendigos  y  dotes  de  cincuenta 
escudos  á  veinte  doncellas  pobres. 

Deja  doscientas  libras  jaquesas  al  hospital 
de  Gracia  de  Zaragoza. 

Cien  libras  para  redención  de  cautivos. 

.Otras  ciento  para  el  colegio  de  arrepenti- 
das de  Zaragoza. 

«.Dexo  de  gracia  espefial  al  Prior,  monjes  y 
conuento  de  Fresde^val,  gerca  de  Burgos,  de  la 
Orden  de  San  Gerónimo,  adonde  están  enterrados 
el  Adelantado,  mi  señor  y  mi  padre,  y  mis  abue- 
los, mil  y  trecientas -libras  jaquesas  (1). 

»Item,  dexo  de  gracia  especial  al  conuento  de 
religiosas  de  la  Concepción  de  San  Luis,  de  la 
ciudad  de  Burgos,  por  el  afectuoso  amor  que  las 
tengo  y  reconocimiento  del  tiempo  de  mi  niñez 
que  passé  allí,  y  por  ser  fundación  de  la  cassa  de 
mis  p-.dres,  la  suma  y  cantidad  de  mil  libras 
jaquesas,  las  quales  han  de  emplear  en  hazer 
vn  ornamento  de  tela  de  oro  con  las  armas  del 
•Conde  mi  señor  y  mías;  y  más  les  dexo  otras 
Cient  libras  jaquesas  para  fundación  de  vn  aniuer- 
sario. 


(1)  Cnf.  Monasterio  de  Fresdelval.  Galerías  del  claus- 
tro procesional.  Ventanas  del  templo,  por  ünnque  Serra- 
no Fatigati.  (Boletín  de  la  Sociedad  española  de  excur- 
siones, Noviembre  de  1902. 

Págs.  217  á  222. 


—  103 


»Item,  dexo  de  gracia  á  mi  señora  la  Condessa  de 
üuimaran,  en  señal  de  la  amistad  que  siempre  ha- 
uemos  profesado,  una  imagen  de  la  huida  á  Egip- 
to, pintada  en  bronce,  ochauada,  guarnecida  de 
évano,  plata  y  piedras,  que  la  tengo  en  mi  oratorio. 

»Item,  dexo  de  grac^ia  especial  á  mi  señora  la 
Condessa  de  Plasen^ia,  mi  prima,  en  señal  de 
amor,  vna  imagen  de  illuminación,  del  nascimien- 
to  de  Christo  nuestro  Redemptor,  guarnecida  de 
évano,  con  viril,  que  está  en  el  oratorio.» 

Deja  por  heredero  á  su  marido  D.  Anto- 
nio Ximénez  de  Urrea. 

Nombra  testamentarios  á  éste,  al  Arzo- 
bispo de  Zaragoza,  al  Duque  y  la  Duquesa 
de  Osuna,  al  Prior  del  Pilar  de  Zaragoza,  al 
Provincial  de  San  Agustín  en  Aragón  y  al 
Prior  del  convento  de  San  Sebastián  de 
Épila  (i). 

IV 
Partida  de  defunción  de  D."  Luisa  de  Padilla. 

Año  mil  seyscientos  quarenta  y  seys  en  dos  de 
Julio  murió  la  Excma.  Sra.  Condesa  de  Aranda 
Doña  Luysa  de  Padilla,  haviéndole  sido  adminis- 
trados los  Santos  Sacramentos  de  la  Eucharistia  y 
Extremaunción  por  mi,  Mossén  Diego  Duarte,  re- 
gente de  cura  de  esta  Parrochial  de  Épila.  Dispusso 
por  su  testamento  cerrado,  cuya  aperción  testificó 
en  dicho  día,  mes  y  arriba  calendado  año,  Martín 
Duarte,  nottario  habitante  en  Épila. 

V 

Cartas  del  Conde  y  de  la  Condesa  de  Aranda  al 
Dr.  Juan  Francisco  Andrés  de  i\tarro'{. 
I 
Siempre  tuve  por  hablilla  popular  el  dez'ir  que 
fuese  colonia   la  población  del  Bayo  de  Biota, 
porque  cossa  tan  grande  no  pudieran  oluidarla 
las  historias  de  España,  Zurita  y  otros  antiqua- 
rios;  pero  con  todo  esso  hallará  su  curiosidad  de 
V.  m.  allí  algunas  cossas  á  propósito  para  el  traba- 
jo que  tiene  entre  manos,  de  que  yo  me  he  olgado 
mucho,  por  lo  que  espero  quedará  illustrada  esta 
villa,  en  la  qual  no  sé  si  ha  llegado  á  noticia  de 
V.  m.  se  hallan  de  aquellos  casquillos  que  da  por 
señal  Ambrosio  de  Morales  en  el  Discurso  general 


(i)    Tuvo  la  bondad  de  proporcionarme  un  traslado  no- 
tarial de  este  documento  el  Sr.  Duque  de  Hijar. 


de  las  antigüedades,  de  hauer  sido  hauitación  de 
los  romanos. 

Con  esta  buelbo  á  v.  m.  su  papel,  digo  carta,  á 
la  villa  de  Mallén,  que  es  muy  curioso  y  me  he 
olgado  de  leerle,  y  assegúrese  que  de  todos  los 
que  me  embiare  no  saldrá  de  mi  poder  la  menor 
noticia  del  mundo  para  ninguna  persona,  porque 
sé  muy  bien  lo  que  se  siente  ver  que  se  honrren 
otros  con  lo  que  ha  costado  mucho  trauajo,  y  los 
hijos  del  ingenio  se  aman  mucho.  Nuestro  Señor 
guarde  á  v.  m.  Épila  y  Marzo  lo  de  1642. 

La  Condessa  de  Aranda. 

II 

Con  ésta  remito  á  v.  m.  la  carta  de  recomenda- 
ción para  el  Padre  Maestro  Foncalda,  pidiendo  le 
haga  maestro  de  estudiantes  á  su  hermano  de  v.  m. 
y  desearé  se  luzga  la  boluntad  con  que  la  e  hecho 
deseando  los  aumentos  deste  religioso  y  el  gusto 
que  sus  hermanos  tendrán  de  verle  medrado. 
V.  M.  esté  cierto  que  en  quanto  se  le  offreciere 
tendrá  segura  mi  voluntad,  estimando  la  de  v.  m. 
y  que  nuestro  Señor  le  guarde  como  puede.  Épila 
y  Ottubre  12  de  1644. 

La  Condessa  de  Aranda. 
Sr.  Dr.  Juan  Francisco  Andrés. 

Sobrescrito:  Al  Doctor  Juan  Francisco  Andrés 
que  Dios  guarde.  En  la  placa  de  la  Seo  de  Zara- 
goca. 

IIX 

Su  carta  de  v.  m.  me  ha  hallado  en  Épila  y  assí 
no  he  tenido  noticia  del  memorial  que  v.  m.  ha 
dado  al  Estamento  de  los  nobles;  hame  pessado 
en  estremo  no  hallarme  en  aquella  ciudad,  pues 
puede  estar  v.  m.  cierto  de  lo  que  le  quiero  y  es- 
timo (que  por  sus  muchas  partes  merece  que 
todos  lo  hagamos)  que  le  serviré  en  todo  lo  que 
pueda  desde  aquí  con  mis  amigos,  y  si  lleua  dila- 
ción el  negocio  lo  haré  quando  esté  en  Qaragoca, 
y  olgaréme  de  que  v.  m.  me  escriua  en  lo  que 
consiste  el  memorial  ó  me  le  enuíe  un  tanto  del 
para  estar  enterado  de  la  materia. 

La  carta  que  v.  m.  me  dice  que  ha  hallado  del 
Emperador  Carlos  quinto  en  los  registros  del  Se- 
cretario D.  Hugo  de  Urdes,  para  el  Sr.  Conde  don 
Miguel,  en  que  le  ofrece  hacerle  Duque  de  Xerica, 
no  la  he  hallado  asta  aora,  ni  he  tenido  tal  noti- 
cia. Y  aunque  estos  días  ando  ocupado  en  rebol- 
uer  papeles  antiguos  de  mi  cassa  y  componerlos, 
hasta  aora  no  ha  salido;  estaré  con  atención  para 
los  que  me  faltan  de  ver,  pero  háceme  una  gran- 
de fuerza,  que  si  la  hubiera,  hauien.io  deseado 


—  104 


tanto  la  grandeza  el  Sr.  Conde  D.  Juan  mi  abuelo, 
hubiera  fundado  más  firme  su  pretensión  por  essa 
parte,  si  la  tubiera,  pues  en  todos  los  memoriales 
que  dio  al  Sr.  Rey  Felipe  2."  no  hecho  por  esse 
rumbo.  Guarde  Dios  á  v.  m.  muchos  años.  Épila 
y  Henero  18  de  1646. 

El  Conde  de  Aranda. 

Sr.  Dr.  Juan  Francisco  Andrés, 

IV 

Con  su  carta  de  v.  m.  de  4  del  corriente  e  recl- 
uido el  memorial  que  en  la  passada  me  dijo  auía 
dado  para  que  en  el  Estamento  de  los  nobles  se 
biesse  la  pretensión  que  en  él  se  declara,  y  quan- 
do  yo  no  deviera  á  v.  m.  la  finesa  de  boluntad 
que  le  confiesso,  sus  méritos  aseguraran  mi  boto, 
y  más  estando  al  Reyno  tan  bien  el  que  personas 
como  V.  m.  y  de  su  cuydado  y  estudios  tengan  á 
su  cargo  el  empleo  de  coronista,  que  pues  a  de 
ser  la  futura  sucessión  de  Don  Francisco  de  Urrea, 
á  quien  no  se  le  deue  hacer  contraste,  no  dificul- 
taré la  materia;  en  todas  las  que  tocaren  á  sus 
aumentos  de  v.  m.  me  tendrá  seguro,  como  lo 
experimentará  con  el  tiempo.  Y  guarde  Dios  á 
V.  m.  muchos  años.  Epila,  Febrero  14  de  1646. 

El  Conde  de  Aranda. 
Sr.  Dr.  Juan  Francisco  Andrés. 


Muy  bien  creo  yo  de  la  merced  que  v.  m.  me 
hace,  el  sentimiento  con  que  me  da  el  pésame  de 
la  muerte  de  la  Condessa,  que  Dios  aya,  y  es  tal 
la  pena  con  que  me  ha  dejado  este  suceso,  que  no 
me  es  posible  hallar  aliuio  en  cosa  desta  vida,  y 
sólo  lo  espero  de  su  Diuina  iVlagestad,  embiándo- 
me  paciencia  y  fuer9as  para  licuar  trauajo  tal. 
Suplico  f  V.  m.  me  las  solicite  por  su  parte,  que 
por  la  mía  queda  el  hacer  siempre  todo  aprecio 
destos  fauores  y  el  desear  merecerlos  con  muchos 
empleos  del  seruicio  de  v.  m.  á  quien  guarde  Dios 
otros  tantos  años.  Épila  y  Julio  á  7  de  1646. 
El  Conde  de  Aranda. 
Sr.  Dr.  Juan  Francisco  Andrés  (i). 


VI 

Documentos  relativos  á  la  casa  de 
D.^  Luisa  de  Padilla. 
Por  el  Adelantado  mayor  de  Castilla,  Don  Eu- 
genio de  Padilla  y  Acuña.  Con  los  Marqveses  del 


Algaua,  Don  Francisco,  y  Don  Luys  deGuzmán, 
y  Don  Pedro  Andrés  su  hijo,  y  nieto.  Sobre  la  su- 
cessión en  propiedad  del  mayorazgo  de  la  villa  de 
Dueñas,  y  otros  bienes  al  dicho  mayorazgo  per- 
tenecientes.—En  Granada,  por  Sebastián  Muñoz, 
Impressor  de  libros.  Año  de  1610. 

33  hojas  en  folio. 

Por  Doña  Maria  de  Acuña,  Condesa  de  Buen- 
día,  y  por  sus  nietos  Don  luán  de  Padilla,  Ade- 
lantado mayor  de  Castilla,  difunto,  y  Don  Euge- 
nio de  Padilla,  y  Acuña,  Adelantado  mayor  que  oy 
es  de  Castilla:  Contra  Don  Francisco  de  Guzmán  y 
Acuña,  Marqués  del  Algaua,  difunto,  y  Don  Luys 
de  Guzmán  y  Acuña,  Marqués  delAIgaua,  y  Har- 
dales,  que  se  opuso  coadjuuando  el  derecho  de  su 
padre. — En  Granada.  Por  Sebastián  Muñoz,  im- 
pressor de  libros.  Año  de  1610. 

Firmada  por  el  Dr.  Franco  de  Saravia,  el  doc- 
tor Cristóbal  Velázquez  y  el  Licdo.  Diego  de  Ri- 
bera. 

26  hojas  en  folio. 

Memorial  del  pleyto  qve  tratan  Don  Francisco 
de  Guzmán  y  Acuña,  Marqués  del  Algaua,  y  don 
Luys  de  Guzmán  y  Acuña,  su  hijo,  Marqués  del 
Algaua,  y  de  Hardales,  y  Don  Pedro  Andrés  de 
Guzmán,  y  Acuña,  hijo  del  dicho  Marqués  Don 
Luys  que  se  han  opuesto  á  él.  Contra  Doña  Ma- 
ría de  Acuña,  viuda  de  Don  Juan  de  Padilla,  Ade- 
lantado mayor  de  Castilla,  y  contra  el  Adelantado 
Don  Martín  de  Padilla,  yerno  de  la  Doña  María, 
y  Don  luán  de  Padilla,  y  Don  Eugenio  Manri- 
que de  Padilla  y  Acuña.  Adelantado  que  oy  es, 
sus  hijos,  sobre  la  propiedad  del  Condado  de 
Buendía.  Firmado  por  Don  Gonzalo  de  Santa 
Eufemia. 

Imp.  s.  1.  n.  a. 
49  hojas  en  folio. 


(i)    Originales  coa  firmas  autógrafas.  Bib.  Nac.  V.  170, 
olios  455  á  458. 


Por  los  Marqveses  del  Algaua  sobre  el  Estado 
de  Buendía.  Contra  Doña  Maria  de  Acvña,  y  el 
Adelantado  de  Castilla  su  nieto. — En  Granada. 
Año  1611. 

Firmado  por  el  Dr.  Juan  Bautista  Suárez,  el 
Dr.  Bravo  y  el  Licdo.  Alarcón. 

49  hojas  en  folio. 

luris  responsum  Francisci  Manticae  L  C.  olim 
Auditoris  Rotae  Romanse,  nunc  autem  Cardinalis 
merilissimi,  super  Comitatum  de  Buendía,  pro 
D.  Francisco  de  Guzmán  &  Acuña,  Marchione 


—  io5 


del  Algaua,  &  D.  Ludovico  de  Guzman  &  Acuña 
eius  filio. 

Imp.  s.  1.  n.  a. 
Siete  hojas  en  folio. 

Bíb.  Nac— Sección  de  Varios.— Alegaciones  jurídicas. 
Leg.  954. 

Por  Don  Luis  de  Sandoval  Fernández  de  Cór- 
dova  y  Aragón,  Dvque  de  Segorve  y  de  Cardona, 
Marqvés  de  Gomares,  Adelantado  mayor  de  Gas- 
tilla,  de  la  insigne  Orden  del  Tusón  de  Oro:  Gomo 
marido  de  Doña  Mariana  de  Sandoual,  Padilla  y 
Acuña,  Gondesa  de  Santa  Gadea,  su  muger.  Gon 
el  Dvque  del  Infantado,  Gonde  de  Melgar,  y  el 
Comendador  mayor  de  Galairava.  Sobre  la  ténu- 
ta  de  los  Estados  y  Mayorazgos  de  Lerma,  Gu- 
miel  de  Mercado,  Gea,  Ampudia,  Denia,  y  lo  de- 
más á  ellos  agregado.  Esciívelael  Licenciado  Don 
Diego  Altamirano. — En  Madrid:  En  la  Imprenta 
Real.  Año  de  MDGXXXXI. 

49  hojas  en  folio. 

Memorial  ajustado  de  los  echos  de  el  processo 
de  la  Gasa  y  Estado  de  Aranda.  Sacado  de  orden 
de  los  Señores  de  la  Real  Audiencia  de  el  Reyno 
de  Aragón.  Por  D.  Francisco  Montero,  Relator 
más  antiguo  de  dicha  Real  Audiencia,  y  Fiscal 
por  su  Magestad  (que  Dios  guarde)  de  Rentas 
Reales.— En  Zaragoza:  En  la  Imprenta  de  Fran- 
cisco Revilla,  en  la  calle  de  San  Lorenco.  S.  a. 

660  págs.  en  folio. 

Letras  narrativas,  obtenidas  en  veinte  de  Ivnio 
de  mil  seiscientos  y  setenta  y  vno,  por  el  Exce- 
lentissimo  señor  Don  Pedro  Pablo  Ximénez  de 
Vrrea  Zapata  Fernández  de  Heredia,  de  todo  lo 
contenido  en  el  processo  intitulado:  Processus 
Melchion's  de  Oxea.  Contiene  la  instancia  que 
hizo  Melchor  de  Oxea  ame  la  Real  Audiencia  de 
Aragón,  en  cuya  virtud,  y  en  su  nombre,  prece- 
diendo prouisión  de  aquella  Real  Audiencia,  fue- 
ron aprehendidos  los  Castillos,  Villas  y  Lugares 
de  la  Gasa,  y  Estado  de  Aranda,  vinculados  por 
Don  M  guel  Ximénez  de  Vrrea,  segundo  Gonde 
de  Aranda,  en  el  Vincuio  y  Mayorazgo  que  fundó 
de  ellos  en  10  de  lunio  del  año  de  1545. 

Imp.  s.  1.  n.  a. 
io5  hojas  en  folio. 


VII 

Dedicatoria  á  Doña  Luisa  de  Padilla,  de  los  «.Su- 
gesos  de  Castilla  en  tiempo  de  el  Rey  Don  Hen- 
rique  IV».  (i) 

A  la  lUustre  Señora,  mi  Señora  Doña  Luysa  de 
Padilla,  Gondesa  de  Aranda,  su  humilde  Capellán 
fray  Pedro  de  Ro^as,  professo  deste  su  monasterio 
de  Nuestra  Señora  de  Frex  del  Val. 

Auiendo  entendido,  lUustrísima  Señora,  quan 
aficionada  es  vuestra  señoría  á  la  lectión  de  His- 
torias morales  y  el  trabajo  que  a  puesto  en  juntar 
copiosos  libros  della  y  los  grandes  ratos  que  gasta 
en  leerlas,  cosa  mamada  en  los  pechos  de  sus  pa- 
dres que  tan  aficionados  an  sido  á  la  lectión  y 
fueron  sus  pasados,  y  aunque  destos  pudiera  traer 
muchos  en  esta  mi  carta  á  la  memoria  de  Vuestra 
Señoría,  por  no  cansarla  y  porque  le  consta  bien 
desto  á  Vuestra  Señoría,  solo  diré  del  lUustrísimo 
Señor  Don  García  de  Padilla,  Comendador  mayor 
de  Calatraba,  tan  grande  letrado  como  el  mundo 
sabe,  ansí  en  letras  humanas  como  divinas,  de  que 
este  convento  es  buen  testigo,  pues  le  adornó  no 
sólo  con  la  reedificación  de  todo  este  edificio  ma- 
terial, sino  de  tanta  copia  de  tapicería,  doseles  de 
oro  y  seda  y  de  plata  para  el  servicio  del  altar,  tan 
rica  y  costosa,  como  tanbién  de  una  curiosa  libre- 
ría, de  la  qual,  como  Vuestra  Señoría  está  aficio- 
nada, y  este  caballero  fué  bisnieto  de  los  fundado- 
res deste  Santo  Gonuento,  de  donde  Vuestra  Seño- 
ría desciende;  entre  otros  libros  de  estima  que  en 
ella  dexó  fué  el  presente  que  ofrezco  á  Vuestra  Se- 
ñoría, en  el  qual  se  ben  cosas  notables,  subcesos 
peregrinos  y  casos  raros,  bien  dignos  de  que  Vues- 
tra Señoría  los  sepa  y  tenga  entre  sus  libros  como 
joya  preciada  que  tenga  entre  ellos,  y  auiendo  yo 
sauido  el  gran  deseo  que  Vuestra  Señoría  te- 
nía de  que  se  le  inbiase  copiado,  por  su  hermano 
nuestro  Padre  fray  Martín  de  Padilla,  Religioso 
desia  casa,  con  cuya  presencia  está  aumentada  por 
entranbos  fueros,  me  ofrecí  á  sacarle  fielmente 
con  el  modo  de  hablar  y  romance  que  tiene  y 
hícelo  con  muy  gran  afición  por  el  gusto  que 
Vuestra  Señoría  receuirá  desto  y  por  mi  propio 
interés,  que  es  seruir  á  Vuestra  Señoría,  á  quien 
suplico  perdone  las  faltas  que  en  él  abrá  por  parte 
del  escriptor,  y  reciua  la  gran  voluntad  con  que  le 
e  trabajado,  poniéndome  en  el  número  de  sus  Ca- 
pellanes y  estando  Vuestra  Señoría  cierta  lo  seré 
toda  mi  bida  en  suplicar  á  Nuestro  Señor  guarde 
é  aumente  la  salud  y  estado  que  todo  este  Gon- 


(i)    Ms.  del  siglo  xvii;  90  hojas  en  folio.  Bib.  Nac.  -\íss.— < 
Núm.  1.619. 


io6  — 


vento  desea,  dando  á  Vuestra  Señoría  subcesión 
felicissima  de  esa  cassa  y  para  el  bien  de  todo  el 
Reyno,  amén. 

VII 

Memoria  de  las  bodas  del  Almirante  de  Castilla 
y  del  duque  de  Cea,  nieto  del  de  Lerma. 
Miércoles,  veynte  y  ocho  de  nouiembre  de  este 
año  de  1612,  el  dicho  día  por  la  mañana  entre  once 
y  doce  salió  el  duque  de  Lerma,  de  Palacio,  con  si- 
lla, y  fué  á  casa  del  Almirante,  y  de  allí  uinieron 
á  Palacio  [conj  muy  grande  acompañamiento  de 
caualleros  y  señores  de  título  y  Grandes  de  Espa- 
ña, y  detrás  de  todos  el  Almirante,  y  el  duque  de 
Lerma  al  lado  derecho;  el  Almirante  con  muy  ga- 
llardos cauallos,  y  sus  personas  muy  bien  adere- 
cadas;  llegaron  á  palacio  y  se  velaron  en  la  capilla 
Real  de  Su  Magestad,  siendo  él  el  padrino  y  la 
rreina  de  Francia  la  madrina;  fué  la  comida  dentro 
de  palacio,  en  el  quarto  del  duque  de  Lerma,  y  á 
las  cuatro  y  media  de  la  tarde  salió  el  propio 
acomp.mamiento  que  por  la  mañana,  y  detrás  de 
todos  los  Grandes  salió  Su  Magestad  á  cauallo  con 
un  cauallo  blanco,  pero  su  persona  de  luto;  lle- 
uaua  á  su  lado  izquierdo  á  la  nouia  con  un  ga- 
llardo cauallo  con  un  muy  rrico  palafrén,  y  detrás 
de  ellos  yua  la  duquesa  del  Ynfantado  en  su  pa- 
lafrén, yciendo  ofi9Ío  de  madrina  por  la  rreyna  de 
Francia;  lle[va]uanla  en  medio,  de  un  lado  el  no- 
uio  y  del  otro  lado  el  duque  de  Lerma,  y  detrás 
destos  yua  la  condesa  de  Saldaña,  con  su  palafrén 
muy  bien  aderesado;  llegaron  en  casa  del  nouio  y 
apeóse  Su  Magestad  y  subió  á  la  nouia  á  su  pro- 
pio lado  toda  la  escalera  asta  llegar  á  la  sala,  donde 
estaua  muy  bien  aderesada,  y  tomó  Su  Magestad 
asiento  y  uvo  sarao  y  rrecibió  cola§ión,  y  estuuo 
espasio  de  dos  oras  y  se  boluió  á  palacio  Su  Ma- 
gestad en  coche  con  doce  pajes  licuando  hachas 
blancas. 

El  día  siguiente,  jueues,  á  veynte  y  nueue  del 
dicho  mes,  á  las  dose  de  medio  día  se  uino  nouio 
y  nouia  y  duque  de  Lerma  por  el  pasadi90  á  pa- 
lacio y  se  helaron  en  la  capilla  Real,  siendo  padri- 
nos los  rreyes  que  el  día  antes  fueron,  y  fué  la 
comida  en  palacio  en  el  quarlo  del  Duque,  y  á  las 
quatro  de  la  tarde  salió  el  propio  acompañamiento 
que  el  día  antes,  pero  con  muy  más  auentajadas 
las  galas,  y  detrás  de  todos  los  grandes  yua  el  rrey 
nuestro  señor  á  cauallo  y  lleuaua  á  la  nouia  á  su 
lado  ysquierdo,  y  detrás  de  Su  Magestad  yua  la 
duquesa  de  Peñaranda  yciendo  ofifio  de  madrina 
por  la  rreyna  de  Francia,  con  un  muy  rrico  pala- 
frén; lle[va]uanla  en  medio  el  duque  de  Cea,  que 


es  el  nouio,  y  el  Marqués  de  Velada;  detrás  de 
éstos  yua  la  Duquesa  de  (^e^ar  con  muy  gallardo 
palafrén;  yuala  escudereando  el  gran  duque  de 
Lerma;  detrás  de  éstos  yua  la  condesa  de  Saldaña, 
con  su  palafrén  y  una  gallarda  librea,  uestidos 
ocho  lacayos  y  doce  pajes  de  terciopelo  negro, 
todo  guarne9Ído  con  pasamanos  de  plata;  yuala 
escudereando  su  padre  el  duque  del  Ynfantado; 
detrás  yua  con  muy  gallardo  palafrén  la  nouia  del 
día  antes  y  la  lleuaua  á  su  lado  su  propio  marido 
el  Almirante  de  Castilla;  salieron  de  palacio  y  fue- 
ron por  en  casa  del  Almirante  y  por  Santa  María 
y  por  en  casa  del  Presidente  y  por  en  casa  la  du- 
quesa de  Peñaranda,  y  salieron  á  la  pla9uela  de 
Santiago  y  bajaron  por  Santa  Clara;  llegaron  en 
casa  del  duque  de  V^eda,  padre  del  nouio,  y  se 
apeó  Su  Magestad  y  se  apeó  la  nouia  y  la  Ueuó  á 
su  propio  lado  asta  entrar  en  la  sala,  donde  estaua 
muy  bien  preuenida  para  tal  caso;  tomó  el  rrey  su 
a9Íento  y  la  nouia;  el  duque  de  Lerma  se  quedó  en 
el  saguan  para  auer  de  apear  todas  las  señoras 
arriba  nombradas,  y  las  apeó  una  á  una  y  subió 
con  ellas,  y  en  llegando  á  la  sala  se  sentaron  todos 
en  sus  estrados  y  luego  se  enpesó  el  sarao,  que  le 
uvo  muy  galán;  uvo  muy  buena  comedia;  rreci- 
vió  Su  Magestad  colación;  estuuo  allí  asta  media 
noche  y  después  se  uino  por  el  pasadizo  (1). 

VIII 

Canción  en  alabanga  de  la  illustrlssima  señora 
Doña  Liiysa  de  Padilla,  Condessa  de  Aranda, 
Vi^condessa  de  Viotay  Rueda,  &.  Hecha  por  im 
humilde  capellán  suyo,  Religioso  de  nuestro  P. 
S.  Francisco. 

Para  siempre  oy  la  Fénix  resucita 
sin  pasar  por  las  llamas  abrasantes, 
pues  que  produxo  España  otra  más  bella 
cuya  pintura  Apeles,  ni  Thimantes 
ni  del  gran  Zeusis  el  pincel  la  ¡mita, 
nacida  con  tal  Norte  y  buena  estrella 
que  son  el  Sol  y  Luna  menos  que  ella. 

Querer  exagerar  su  feliz  genio, 
su  benévolo  clima  venturoso, 
su  rostro  cielo  hermoso, 
su  nobleza,  prudencia,  gracia,  ingenio: 
es  laberintho  que  Ennio 
perdiera,  aunque  famoso,  el  hilo  y  tino; 
espíritu  divino 

ha  menester  quien  alabarte  pueda, 
ó  que  el  cielo  tu  lengua  le  conceda. 

De  la  fuerte  que  hufano  borda  el  alva 


(i)    Ms,  del  siglo  X vii;  Bibl.  Nac.  Cc.-85. 


adornado  con  rayos  su  corona 
el  que  es  mayor  planeta  sin  segundo, 
áesta  Diosa  más  bella  que  Latona 
las  aves  al  crepúsculo  hazen  salva 
con  canto  alegre  y  con  gorgeo  jocundo, 
coronándola  en  Reyna  todo  el  mundo. 

Es  águila  caudal  que  con  su  buelo 
tan  alta  se  remonta  y  encarama 
que  llega  al  sol  su  fama, 
en  quien  como  en  divino  y  claro  cielo 
las  aves  sin  rezelo 
se  anidan  con  sonora  melodía 
y  en  harpada  armonía 
se  dan  alternativos  parabienes 
por  gozar  en  tal  Reyna  un  Sur  de  bienes. 

Ya  Progne  la  infeliz  y  Philomena 
se  olvidan  del  agravio  de  Tereo 
y  ser  aves  lo  tienen  por  más  suerte 
que  no  gozarse  en  bracos  de  Himineo; 
truecase  en  gusto  su  dolor  y  pena, 
en  vida  y  gloria  su  afrentosa  muerte, 
viéndose  con  tal  Reyna  sabia  y  fuerte. 

Y  si  fueren  pronóstico  tan  claro 
siempre  las  aves  de  triunfal  fortuna, 
agora  con  tal  Luna, 
con  tan  divino  y  luminoso  Pharo 
que  tienen  por  su  amparo, 
serán  señal  de  prósperas  victorias, 
dé  honores  y  de  glorias, 
que  todo  esto  goza  quien  se  ampara 
de  luz  tan  illustríssima  y  tan  clara. 

Celebró  por  insigne  á  Sapho,  Grecia, 
y  no  con  menor  título  á  Phemena 
hija  del  sabio  y  regalado  Apolo; 
Elephanta  también,  y  Ochne  Philena 
merecieron  estatuas  de  eloquencia, 
publicando  del  Nilo  hasta  el  Pactólo 
su  nombre,  y  desde  el  uno  al  otro  Polo. 

Fueron  en  ciencia  Aspasia  y  Thelesilla, 
Antedonia,  Damophila  y  Chorina 
y  la  hermosa  Euphrosina 
del  mundo  pasmo  y  rara  maravilla; 
mas  qual  la  Real  Padilla 
nadie  hasta  oy  bolo  con  tales  alas, 
porque  es  única  Palas, 
un  non  plus  ultra  á  donde  el  que  más  sabe 
confiesa  que  él  es  plomo  y  ella  es  ave. 

Por  eso.  Fénix,  oy  tantas  te  offrece, 
con  tal  disposión  y  estilo  lindo, 
aqueste  héroe  famoso,  y  con  tal  arte 
en  su  libro,  que  ya  en  Parnaso  y  Pindó 
cada  Musa  por  maestro  lo  engrandece 
dándole  de  divino  el  estandarte, 


107  — 

por  ser  sabio  en  la  paz,  en  guerra  Marte. 
Y  si  Emilo  escriuió  las  propiedades 

De  las  aues,  Anyte  la  eloquente 
y  Empedocles  prudente 
de  animales  certíssimas  verdades, 
en  todas  las  edades, 
nadie  pintó  su  natural  instinto 
con  tan  dulce  y  distincto 
lenguage,  como  agora  trae  Marcuello, 
digno  de  mitra  y  pectoral  al  cuello. 

Pero  ¿qué  mayor  premio  que  el  que  alcanza 
en  tener  esta  fábrica  admitida 
debaxo  el  patrocinio  desta  diosa, 
adonde  se  ha  de  ver  tan  defendida 
de  Zoylos,  y  llena  de  esperan9a 
de  que  ha  de  ser  á  todas  deleytosa 
por  ser  tan  grave,  dulce,  provechosa? 

Leuanta,  pues,  su  remontado  buelo, 
Que  á  esto  seguro  su  fauor  le  incita, 
sin  temer  se  derrita 
la  cera  de  sus  alas  en  su  cielo; 
que  aunque  es  sol  deste  suelo 
no  abrassa  á  aquel  que  humilde  le  contempla, 
que  en  este  el  fuego  templa; 
mas  el  que  llega  inchado  y  atreuido, 
cual  Icaro  tendrá  su  merecido. 

Vete  á  los  pies.  Canción,  de  esta  Pandora, 
y  humilde  de  tus  faltas  perdón  pide 
dándole  por  descargo  tus  deseos, 
que  en  tan  altos  empleos 
son  el  nibel  con  que  el  valor  se  mide, 
y  si  aquí  te  preside 
assegurar  podrás  que  la  fortuna 
subió  tu  nombre  al  cuerno  de  la  Luna  (i). 

287. — Elogios  de  la  verdad  e  invectiva 
contra  la  mentira.  A  la  Magestad  de  Xto. 
S.  N.  Verdad  i."  Compuesto  por  la  Exc.™» 
S."  D.  Luysa  Maria  de  Padilla  Manrique  y 
Acuña,  Condesa  de  Aranda.  Dado  á  la  es- 
tampa por  el  M.°  F.  Pedro  Enrique  Pastor, 


(i)  Primera  parte  de  la  Historia  natural,  y  moral  de 
las  aves.  Compuesta  por  el  Licenciado  Francisco  Marcue- 
llo, Canónigo  de  la  santa  Iglesia  de  Nuestra  Señora  de  los 
Corporales,  y  Racionero  de  Santiago  de  Daroca.  Á  Doña 
Luysa  de  Padilla,  Condessa  de  Aranda,  Vi^condessa  de 
Viota,  Señora  del  Vi^condado  de  Rueda  en  el  Reyno  de 
Aragón,  y  de  la  Tenencia  de  Alcalaten,  y  Baronías  de 
Mislata,  Cortes  y  Beniloba  en  el  Reyno  de  Valencia.— 
Impressa  en  Zarajio^a,  por  Juan  de  Lanaja  y  Quartanet. 
Año  1617, 

En  esta  obra  hay  también  un  Soneto  de  Juan  Yagüe  de 
Salas  Á  la  Condessa  de  Aranda,  Eudoxia  de  nuestros 
tiempos. 


io8  — 


de  la  Orden  de  S.  Agustín.  Año  de  1640.— 
En  ^arago^a:  Por  Pedro  Lanaja. 

Un  vol.  en  8.°  menor  de  639  págs.  más 
nueve  hojas  al  princ.  sin  numeración. 

Port.  con  un  grabado  que  representa  á  la  Ver- 
dad con  una  cruz  en  la  mano  derecha  y  con  la 
izquierda  sujetando  un  monstruo  encadenado; 
alrededor  estas  leyendas:  Jn  Solé  posuit  taberna- 
culum  suum. —  Vincit  peritas. — Fol.  v.°  en  bl. — 
Licencia  del  Ordinario  de  Zaragoza  D.  Pedro 
Apaolaza.  (JaragOíja  á  6  de  Diziembre  de  1640. — 
Aprobación  de  D.  Adrián  de  Sada,  del  Consejo  de 
Su  Majestad. — Licencia  para  la  impresión.  Zara- 
g09a  á  VII  de  Deziembre  de  MDCXL.— El  M.  Fray 
Pedro  Enrique  Pastor,  al  lector. — Erratas. — Ta- 
bla de  los  capítulos. — Pág.  i  á  óSg  texto,  pre- 
cedido de  una  «Dedicatoria  de  la  Avtora,  ó  más 
verdaderamente,  instrumento  de  esta  obra,  al 
mismo  Autor  de  ella;  de  la  nada,  al  todo.'» 

Cap.  I.  Etimología  de  la  verdad. — Cap.  II.  De- 
nominación del  nombre  de  mentira. — Cap.  III.  Di- 
visión de  la  verdad. — Cap.  IV.  División  de  la  men- 
tira.— Cap.  V.  Definición  de  la  verdad. — Cap.  VI. 
Definición  de  la  mentira.— Cap.  VII.  Genealogía 
de  la  verdad. — Cap.  VIII.  Genealogía  de  la  menti- 
ra.— Cap.  IX.  Símbolos  de  la  verdad  entre  las  co- 
sas naturales.— Cap.  X.  Símbolos  de  la  mentira 
entre  las  cosas  naturales. — Cap.  XI.  Propiedades 
del  Sol,  símbolo  principal  de  la  verdad. — Cap.  XII. 
Propriedades  de  las  tinieblas,  símbolo  más  propio 
de  la  mentira. — Cap.  XIII.  Otras  figuras  y  epítetos 
de  la  verd  d. — Cap.  XIV.  Otras  figuras  de  la  men- 
tira.—Cap.  XV.  Razones  porque  se  deue  dezir 
verdad,  y  lo  mucho  que  con  esto  se  grangea. — 
Cap.  XVI.  Razones  que  obligan  á  huir  el  trato  de 
mentira.— Cap.  XVII.  Fuerzas  de  la  verdad  y  de- 
fensa con  que  Dios  la  asiste.— Cap.  XVIII.  Casti- 
gos de  la  mentira  y  su  poca  consistencia  y  fuer- 
gas.— Cap.  XIX.  Lo  que  han  sentido  de  la  verdad 
los  buenos  y  sabios  en  todos  los  siglos.— Cap.  XX. 
Lo  que  han  sentido  de  la  mentira  en  todos  tiem- 
pos los  buenos,  que  son  los  que  pueden  graduar 
su  malicia.— Cap.  XXI.  De  los  amigos  de  verdad 
que  con  su  sangre  dieron  testimonio  della. — 
Cap.  XXII.  De  los  aduladores,  amigos  de  menti- 
ra.—Cap.  XXIII.  De  los  amigos  y  predicadores  de 
verdad.— Cap.  XXIV.  De  los  amigos  de  mentira, 
que  teniendo  obligación  á  manifestar  la  verdad  de- 
jan de  hazerlo  por  humanos  respectos.— Capítu- 
lo XXV.  De  los  amigos  de  verdad  que  por  ella  re- 
nuncian ai  mundo,  y  le  truecan  con  la  Religión.— 
Cap.  XXVI.  De  los  hipócritas  y  amigos  de  menti- 


ra.—Cap.  XXVII.  De  los  Profetas  de  Dios,  amigos 
y  pregoneros  de  la  verdad. — Cap.  XXVIII.  De  los 
magos,  hechizeros,  y  supersticiosos,  familiares 
amigos  de  la  mentira. — Cap.  XXIX.  Descripción 
de  la  ciudad  de  verdad. — Cap.  XXX.  Ciudad  de 
mentira. — Conclusión  y  remate,  con  un  espejo  de 
dos  centurias,  para  conocer  por  la  una  la  verdad, 
y  por  la  otra  la  mentira. 

Capítulo  V. 
Definición  de  la  Verdad. 

También  obseruan  los  escritores  el  precepto  y 
estilo  de  Platón  y  Tulio,  difiniendo  aquello  de 
que  quieren  tratar.  Y  según  San  Agustín,  la  Ver- 
dad es  lo  que  tiene  ser.  Que  bien  concuerda  esto, 
siendo  el  mayor  elogio  de  esta  virtud,  con  lo  que 
dixo  Dios  á  Moysén:  yo  soy  el  que  soy;  y  Christo: 
50/  Verdad.  San  Gerónimo  dize  sobre  este  lugar: 
sólo  Dios  es  verdadero,  á  cuya  essencia  compara- 
do nuestro  ser,  no  es  ser;  más  la  Verdad  es  pro- 
pia del  ser  diuino,  pues  siendo  ella  adequación  del 
entendimiento  con  el  objeto  entendido  (como  dixo 
el  Filósofo)  digníssimamente  se  llama  Dios,  ver- 
dadero, primera  y  perfecta  Verdad,  porque  de  su 
entendimiento  á  su  diuina  naturaleza  ay  cumplida 
y  perfectíssima  adequación.  Verdad  de  sabiduría 
y  doctrina.  Verdad  de  justicia;  y  por  la  participa- 
ción de  este  diuino  ser  podemos  dezir  que  es  infi- 
nita la  Verdad,  y  que  le  damos  en  Christo  la  ado- 
ración Latría,  que  sólo  á  Dios  se  deue,  cuyos  atri- 
butos también  están  fen  la  Verdad,  pues  en  Dios 
todo  es  vna  misma  cosa,  su  sabiduría,  bondad, 
hermosura,  riqueza,  misericordia,  justicia,  el  ser 
inefable,  incomprehensible  é  immutable;  con  que 
quanto  desde  aquí  dixéremos  será  incomparable- 
mente menos  que  esto,  pero  fuerga  es  dilatar  el 
discurso.  Santo  Thomás  dize  que  la  Verdad  es 
vna  virtud  con  la  qual  el  hombre  en  obras  y  pa- 
labras manifiesta  lo  que  es.  Cicerón  la  difine  di- 
ziendo:  la  Verdad  es  por  la  qual  sin  mudanga  per- 
manecen las  cosas  que  fueron,  son  y  serán.  Otros, 
que  es  vn  hábito  adquirido  con  actos,  de  mani- 
festar fielmente  la  lengua  lo  que  está  en  el  cora- 
zón. Dixeron  algunos  filósofos,  era  vna  qualidad 
esencial  de  las  cosas  que  divinamente  son  objectos 
del  alma;  ó  una  fuerga  de  ella,  concedida  por 
Dios  al  hombre,  que  por  sí  misma  se  manifiesta, 
para  lo  qual  le  q;:edan  siempre  más  fuerzas.  Y  es 
vna  luz  superior  con  que  Dios  iluMra  y  enriqueze 
el  entendimiento  del  hombre,  que  como  vna  joya 
preciosa  para  que  guarde  en  él  y  se  aproueche  de 
ella,  le  encomienda;  la  cual  luz  tiene  tal  rectitud 
que  jamás  engaña,  disimula,  ni  encubre,  ajustan- 


—  109  — 


dose  al  ser  de  las  cosas  y  representándolas  como 
en  sí  son,  sin  ofrecer  malas  por  buenas,  feas  por 
hermosas,  peligrosas  por  seguras,  limpias  por  in- 
mundas, ni  amargas  por  dulzes;  guardando  siem- 
pre la  perfección  del  medio,  sin  dar  en  los  ex- 
tremos. 

Al  fin,  para  que  se  conozca  qué  cosa  es  la  Ver- 
dad, la  grandeza  y  hermosura  suya,  será  bien  la 
retratemos  aquí,  no  con  los  pinzeles  de  Prothó- 
genes  ni  con  los  de  Apeles,  que  no  es  possible 
llegar  ninguno  humano  á  la  vltima  línea  de  sus 
perfecciones;  solo  pudo  conseguirlo  el  diuino  Es- 
poso que  con  celestiales  y  misteriosos  colores  sacó 
un  viuo  retrato  de  esta  virtud,  llamándola  esposa, 
amiga  sin  mácula  y  toda  hermosa;  esto  dos  ve- 
zes,  porque  lo  es  la  Verdad  en  lo  intrínseco  y  en 
la  manifestación  de  las  obras;  es  pura  y  querida  es- 
posa de  Dios;  el  qual,  auiéndola  alabadopor  ma- 
yor con  dulcíssimos  epítetos,  llegando  á  tratar  de 
sus  partes,  dize  que  su  cabera  es  como  el  Car- 
melo, y  los  cabellos  como  las  cabras  que  suben 
por  el  monte  de  Galaad,  blancas,  puras;  assí  son 
los  pensamientos  y  afectos  de  la  Verdad,  y  no 
menos  excelsos    y   altos;   sus  ojos    de  paloma, 
porque  la  Verdad  es  senzilla,  de  recta  intención 
y   fidelidad;  la  nariz,  dize,  es  como  la  torre  de 
Líbano   puesta  en  la  frontera  contra  Damasco, 
que  es  ciudad  de  mentira,   poblada   de  enemi- 
gos de  la  Verdad;  y  assí  ella  se  defiende  y  los 
destruye  en  espíritu  de  discreción,  entendido  por 
la  nariz;  sus  labios,  colorados  como  vna  cinta 
de  grana;  sus  palabras  dulces  como  la  miel,  por- 
que busca  siempre  la  Verdad  rectitud  y  caridad 
con  el  próximo  y  son  todas  dulcíssimas  sus  plá- 
ticas; los  dientes,  dize,  parecen  á  las  ouejas  esqui- 
ladas que  salieron  de  lañarse  y  con  sus  crías;  que 
es  dezir  altíssimamente  la  limpieza  de  la  Verdad  y 
fecundidad  con  que  procura  aumentarse  y  comu- 
nicarse á  todos;  prosigue  que  son  sus  mexillas 
como  pedamos  de  granada,  declarando  por  el  color 
roxo  de  sus  granos  la  compostura  y  modestia  de 
la  Verdad;  el  cuello,  como  la  torre  de  Dauid,  pro- 
ueyda  de  armas  de  que  pendían  muchos  escudos; 
y  el  mismo  Dauid  dize  era  la  Verdad  vno  de  estos 
con  que  armaría  Dios  al  justo;  los  pechos  de  esta 
Esposa,  dize  el  Esposo  que  son  como  los  melli- 
zos cabritillos  que  se  apacientan  entre  lirios  el 
tiempo  que  dura  el  día  y  se  inclinan  las  sombras; 
que  es  dezir  están  siempre  frescos  los  pechos  de 
la  Verdad;  que  su  doctrina  ha  de  ser  de  luz;  fra- 
gante y  dulze  como  la  leche  que  se  recoge  de  pas- 
tos delicados,  puros  y  saludables,  los  quales  está 
siempre  y  estará  comunicando  la  Verdad  quanto 


dure  el  día  de  esta  vida,  hasta  las  sombras  de  la 
muerte;  su  estatura  dixo  que  era  como  la  palma, 
por  la  alteza  de  la  Verdad,  dulgura  de  su  fruto,  y 
caminar  siempre  al  cielo  con  perpetuo  verdor; 
propiedades  todas  de  este  árbol,  que  es  el  que  más 
se  levanta  de  la  tierra.  De  cuya  descripción,  aun 
assí  en  bosquejo,  devríamos  todos  quedar  ama- 
dores y  aficionados  á  virtud  tan  excelente. 

Capitulo  XXVIII 

De  los  magros,  hecliizeros  y  supersticiosos, 
familiares  amig-os  de  Mentira. 

Pretende  el  demonio,  conseruando  la  soberuia 
que  le  arrojó'del  cielo  al  infierno,  contrahazer  con 
sus  embustes  y  apariencia  la  grandeza  y  mageslad 
de  Dios,  y  como  mona  suya  imitar  las  ceremonias 
y  culto  de  la  Iglesia  santa;  y  viendo  que  no  le  es 
posible  vsurparle  (como  quisiera)  la  Deidad,  se 
haze  adorar  de  los  infelizes  y  ciegos  que  se  dexan 
de  él  engañar;  dales  título  de  profetas  suyos,  ense- 
ñándoles á  hazer  milagros  en  que  solo  creen  ios 
ignorantes,  pues  son  tan  verdaderos  como  la  pro- 
fecía y  como  él  mismo;  y  assí  son  opuestos  los 
profetas  de  Dios  y  ellos,  como  la  verdad  y  menti- 
ra. Estos  son  los  hechizeros  y  mágicos,  entre  los 
que  siguen  la  vandera  de  mentira  muy  señalados 
soldados  del  demonio,  y  no  menos  enemigos  de  la 
naturaleza  humana  que  de  la  Verdad.  Pelea  esta 
gente  á  dos  manos,  quitando  á  muchos  la  vida  del 
alma  y  á  infinitos  la  del  cuerpo;  tanto  que  siendo 
cierto  que  adonde  ay  menos  de  ellos,  que  es  en  Es- 
paña, por  la  resistencia  que  les  haze  el  Santo  Tri- 
bunal de  la  Inquisición  y  las  muchas  Religiones  y 
zelo  de  la  Fé,  conseruado  con  más  entereza  que  en 
otras  prouincias  del  mundo,  con  todo  esso  mani- 
fiesta la  experiencia  que  matan  en  ella  casi  tanta 
gente  los  maleficios  y  hechizerías,  como  las  enfer- 
medades; y  muchas  de  estas,  pareciendo  naturales 
no  lo  son,  ni  los  médicos  las  conocen,  auiendo 
muy  gran  parte  de  gente  incrédula  de  ello,  sin  que 
baste  á  desengarñalos  lo  que  se  ve  cada  día  y  el  so- 
lemníssimo  acto  de  Logroño,  donde  se  hizo  justi- 
cia de  muchas  brujas,  probándoles  que  auían 
hecho  gran  número  de  muertes,' y  se  halló  que 
auía  en  Vizcaya  y  Guipúzqua  seis  mil  brujas 
y  brujos,  que  por  no  destruirla  se  procuró  recon- 
ciliarlos con  general  perdón.  Y  en  una  villa  de  este 
Reyno,  de  poca  vezindad,  llamada  Sariñena,  con- 
fessó  vna  bruja  que  ahorcaron  (como  se  halla  en 
un  processo  antiguo)  que  ella  sola  auía  muerto 
ochocientas  personas. 

Y  al  mismo  tiempo  que  esto  se  escriue  no  ay 
cosa  más  sabida  y  pública  que  auer  en  dos  lugares 


no  — 


de  la  montaña  más  de  dozientas  y  cincuenta  mu- 
gares (y  cada  dia  se  van  descubriendo  otras)  obse- 
sas y  espiritadas  por  maleficio  de  vn  solo  hombre, 
el  qual  castigó  el  Santo  Oficio  de  la  Inquisición  de 
Qaragoga  los  días  passados.  Con  que  parece  no  es 
menos  infeliz  este  tiempo  en  tales  materias,  que 
aquel  de  que  cuenta  Herodoto  eran  todos  hechize- 
ros  en  los  pueblos  N^aros,  y  se  conuertían  en 
lobos  á  ellos,  á  sus  vezinos  y  comarcanos;  y  en 
África,  los  Esilos;  en  Italia  los  Marsos,  que  descen- 
dían de  aquella  hechizera  Circe  de  quien  tantas 
fábulas  se  cuentan;  mas  la  verdad  es  que  hizo  con 
sus  diabólicas  hechizerias  grauíssimos  daños  en  el 
mundo.  ¿Qué  será,  pues,  en  los  demás  reynos,  si 
passa  lo  dicho  en  España,  donde  venden  los  fami- 
liares como  otras  mercadurías,  y  se  permite,  la  cla- 
uícula  de  Salomón  y  todo  género  de  supersticio- 
nes? Diremos,  pues,  aquí,  algo  de  esta  gente,  por- 
que -^e  vea  qué  amigos  tiene  la  mentira,  y  para  que 
con  tciéndoles  se  guarden  todos,  no  solo  de  seguir 
sus  embelecos,  mas  del  graue  daño  que  procuran 
hazer  con  ellos. 

Magia  e;  nombre  pérsico  que  significa  sabidu- 
ría, pero  ya  es  entendida  por  falsa,  demoniaca,  y 
supersticiosa  ciencia:  fué  su  inuentor  Zoroastres 
persa,  y  el  primero  que  la  escriuió  se  llamó  Hos- 
tenes;  estos  fueron  los  que  introduxeron  en  el 
mundo  todos  los  hechizos  y  supersticiones,  que  se 
ciuiden  en  muchas  especies;  Barron  las  reduze 
á  cinco:  Piromancia,  que  es  adiuinar  por  señales 
de  fuego,  llamado  en  griego  pir;  Aeromancia,  por 
los  buelos  de  las  aues;  Idromangia,  por  el  agua, 
llamada /í/ro;Geomancia,  por  la  tierra,  quees g'eos, 
tanto  como  tierra,  y  manda,  adiuiníxión:  la  vlti- 
ma  es  Chiromancia,  por  las  rayas  de  las  manos  y 
fisonomía  del  rostro,  que  chiros  es  lo  mismo  qu3 
mano.  Y  en  todas  partes  los  que  professan  esta 
abominable  secta  deuían  ser  castigados,  como  lo 
vsauan  los  mismos  persas,  donde  se  inuentó,  con 
aquellos  sus  magos,  á  los  quales  ponían  las  cabe- 
9as  sobre  una  piedra  quadrada  y  echando  luego 
otra  encima  que  encaxaua  en  ella  las  hazía  torti- 
lla, porque  como  esta  gente  se  experimenta  que 
participe  más  de  la  dureza  del  demonio  que  otros 
pecadores,  y  assí  jamás  se  enmienda,  son  indignos 
de  piedad  y  perdón.  Compra  este  nuestro  adversa- 
rio la  adoración  de  los  hombres,  y  sus  almas, 
ofreciéndoles  por  precio  quanto  ellos  le  piden; 
y  aunque  su  poder  es  muy  limitado,  pues  solo  se 
estiende  á  lo  que  Dios  quiere  parn>it¡rle,  suele 
su  diuina  Magestad  por  pecados  nuestros  darle  li- 
cencia para  que  vse  de  las  cosas  naturales,  en  que 
conserua  la  mucha  sabiduria  de  su  naturaleza 


con  que  es  gran  filósofo  y  médico;  pero  el  no  pue- 
de hazer  ningún  verdadero  milagro,  como  cree  de 
sus  embelecos  la  gente  rústica,  pues  éstos  están 
reseruados  solo  á  Dios  verdadero  ó  á  quien  él  es 
seruido  de  conceder  tal  gracia;  y  assí  añadiendo  in- 
finitos embustes,  que  solo  son  aparentes,  á  lo  que 
verdaderamente  haze  con  cosas  naturales,  trae  en- 
gañados é  ¡Ilusos  á  estos  desdichados  mágicos, 
brujos  y  brujas,  que  son  los  llamados  nigromán- 
ticos, los  quales  hazen  con  él  qualquiera  pacto  y 
le  entregan  su  voluntad  libre  y  el  alma  que  solo 
es  de  Dios,  por  cumplir  sus  desordenados  apetitos, 
ú  de  codicia,  ó  vana  honra,  ú  por  torpezas,  ó  ven- 
ganzas, que  éstas  son  las  causas  que  de  ordinario 
los  despeñan,  haziéndose  apóstatas  contra  Dios  y 
amigos  del  demonio,  destruyendo  el  mundo  con 
tan  graves  daños  como  muertes,  enfermedades, 
terremotos  que  aniquilan  los  frutos  de  la  tierra  y 
assuelan  edificios,  separando  casados,  causando 
odios  entre  muchos,  y  abortos  á  las  preñadas, 
quitando  la  leche  á  las  que  crían,  aojando,  matan- 
do ganados,  y  peruirtiendo  (que  es  el  daño  más 
graue)  á  su  peruersa  secta,  muchos  hombres  y 
mugares  simples,  y  es  lo  que  procuran  con  gran 
cuydado;  en  auiendo  ganado,  con  perderlos,  al- 
guno de  éstos,  le  lleuan  á  presentar  al  demonio  en 
las  congregaciones  que  haze  de  tan  abominable 
gente,  de  noche  en  los  montes,  mostrándoseles  en 
figura  de  cabrón  y  otras  horribles  y  nefandas;  y 
el  desdichado  que  es  presentado  haze  allí  voto 
sobre  vn  libro  de  hojas  negras  que  tiene  el  demo- 
nio (y  está  sentado  en  vn  gran  folio)  de  ser  su  es- 
clauo,  y  reniega  de  la  Fé  Católica,  del  Santo  Sa- 
cramento del  Bautismo  con  los  demás,  de  la  Vir- 
gen Santíssima,  de  la  Cruz  y  reliquias  de  los  San- 
tos: y  á  esto  responde  el  demonio  ofreciéndole 
grandes  felicidades  en  vida  y  muy  mayores  para 
después  de  la  muerte;  pero  assi  vemos  que  cumple 
lo  de  acá,  como  será  lo  de  allá,  pues  gente  más 
desventurada  y  pobre  que  la  de  esta  professión  no 
la  ay  en  el  mundo,  de  todo  él  abat'da  quanto 
aborrecida  de  Dios.  Rebautizan  luego  á  éstos  en  el 
nombre  del  demonio,  poniéndoles  á  ellos  otro 
nueuo  y  haziéndole.s  él  vna  señal  negra  en  el 
cuerpo,  con  que  assentándolos  en  su  libro  procu- 
ra borrarlos  del  de  la  vida.  Aquí  haze  el  demonio 
aquellos  horrendos  banquetes  de  los  cuerpecillos 
de  los  niños  que  las  brujas  han  muerto,  y  los 
bayles  y  abominaciones,  que  solo  para  aborrecer- 
las y  saber  guardarse  de  tan  inhumana  y  vil  gente 
se  pueden  escuchar;  quien  por  menudo  quisiere 
saberlas  hallaralas  en  el  Padre  Martín  del  Río  y 
los  demás  autores  que  adelante  citaremos.  Comu- 


—  III  — 


nica  el  demonio  sus  propiedades  á  esta  gente  ha- 
ziéndoios  cruejíssimos,  tanto  que  á  sus  mismos 
hijos  matan  muchas  vezes  por  él,  y  hazen  male- 
ficios contra  sus  padres  y  hermanos  y  contra 
todos  generalmente  por  solo  dañar.  En  el  odio  con 
las  cosas  de  Dios,  bien  manifiestan  ser  discípulos 
del  demonio,  porque  se  confiessan  y  comulgan  á 
fin  de  cometer  sacrilegios,  y  con  la  Cruz,  reliquias 
y  cosas  sagradas  hazen  mil  indecencias  y  despre- 
cios siempre  que  pueden.  Ha  llegado  el  atreuimien- 
to  destos  pérfidos  hechizeros  á  fingir  algunos  que 
son  Christo,  como  sucedió  á  aquel  Eumdelestrel, 
y  en  Alunster  á  otro  que  trahia  sus  doze  dicipulos, 
como  lo  predicó  el  verdadero  Christo  por  su 
Euangeüsta,  Y  después  de  auerlos  el  demonio  á 
esta  desventurada  gente  empeñado  en  tales  embe- 
lecos é  inhumanas  crueldades,  los  dexa  perecer  y 
acabar  en  manos  de  justicia,  como  casi  todos  mue- 
ren, porque  puede  despeñarlos,  mas  ni  puede  ni 
quiere  defenderlos;  y  no  basta  ver  esto  cada  día 
para  que  ellos  se  desengañen,  sino  que  creen  lo 
que  él  les  dize,  de  que  aunque  les  parece  ven  mo- 
rir á  los  otros  con  fuego  y  garrotes,  aquello  no  lo 
sienten,  y  que  él  los  transporta  al  Paraíso  sin 
lesión  ninguna. 

Con  grande  cuydado  deue  viuir  qualquiera 
Christiano  que  desea  conseruarse  en  \'erdad,  para 
no  dexarse  licuar  de  vanas  curiosidades,  las  qua- 
les  empegando  por  poco  suelen  traer  á  tal  ceguera 
y  aun  á  morir  miserablemente,  como  los  otros 
juezes  que  escriue  el  Padre  Martín  del  Río  que  por 
vna  vana  curiosidad  que  tuuieron  en  su  oficio  se 
apoderó  el  demonio  de  ellos  y  les  quitó  á  palos  las 
vidas;  y  de  otro  mágico  cuenta  á  este  mismo  fin 
Pico  Mirandulano,  el  qual  dize  también  en  otra 
parte  que  vn  Conde  Matisconiense,  de  estos  dici- 
pulos del  demonio,  estando  hazicndo  sus  embustes 
y  hechizos  fué  arrebatado  para  siempre  del,  y  ha- 
ziéndole  dar  en  el  ayre  tres  bueltas  alrededor  de  la 
ciudad  á  vista  de  sus  vasallos  gritaua  el  infeliz 
Conde  que  le  fauoreciessen,  mas  ninguno  lo  pudo 
hazer,  ni  le  vieron  más. 

Y  no  solo  es  menester  guardarse  desta  gente  y  la 
que  trata  las  diabólicas  artes  Paulina,  Caualista  y 
Notoria  de  los  Talmudistas  y  Alumbrados,  que 
andan  en  cuevas  debaxo  de  tierra  con  grandes  se- 
cretos, enseñando  tales  embelecos,  que  es  gran 
señal  de  su  malicia  encubrirle  y  buscar  siempre 
obscuridad  y  tinieblas;  pero  también  se  han  de 
guardar  de  dar  crédito  á  agüeros,  días  aciagos, 
pronósticos,  suertes,  sueños,  oraciones  con  que  se 
mezclan  ceremonias  vanas,  curas  de  enfermedades 
por  medio  de  supersticiones,  nóminas,  cedulillas, 


sortijas  con  letras  y  caracteres,  aunque  tengan 
cruzes,  porque  en  estas  cosas  ay  de  ordinario  pac- 
to explícito  ó  tácito  con  el  demonio,  que  este  últi- 
mo es  el  que  está  encubierto  en  aquellas  señales,  y 
es  hecho  por  otro,  á  diferencia  del  pacto  explícito 
que  haze  vno  por  sí  mismo  con  el  demonio;  y  si 
bien  es  este  el  de  mayor  malicia,  no  ay  ignorancia 
que  escuse  el  otro,  pues  se  da  á  conocer  con  la 
apariencia  que  trae  de  superstición.  Y  de  los  salu- 
dadores y  ensalmos  es  también  menester  recatar- 
se, que  en  tales  cosas  ay  ocultos  grandes  peigros 
y  lazos  del  demonio,  como  se  puede  ver  en  los 
doctos  libros  que  hemos  citado  del  Padre  Martín 
del  Rio  y  otros  autores  granes  que  han  es*. rito 
tratando  largamente  de  estas  materias:  y  quanto 
más  disfrazadas  vengan  con  palabras  sanla*^,  se  ha 
de  temer  más  la  malicia  en  las  cosas  referidas;  que 
aunque  en  los  saludadores  y  ensalmos  puede  auer 
algo  que  sea  gratia  gratis  data,  están  dificultoso 
de  conocer  que  es  bien  temerlos  á  todos,  y  vsar 
de  lo  más  seguro,  como  los  exorcismos  aprouídos 
y  Euangelos  de  la  Iglesia  Santa,  la  medicina  na- 
tural y  permitida,  missas  y  oraciones  de  que  vsa 
la  Iglesia;  y  para  defenderse  de  estos  ministros  del 
demonio,  son  poderosas  armas  la  Cruz,  agua  ben- 
dita, el  nombre  de  Jesús,  el  Credo,  y  reliquias  ver- 
daderas de  Santos,  que  todo  esto  temen  ellos  mu- 
cho, y  con  ello  no  ay  que  temerlos.  Aborrece  Dios 
mucho  esta  maldita  gente,  y  assí  mandó  en  el  Deu- 
teronomio,  que  nadie  consultasse  hech'zeros,  adi- 
uinos  ó  pitones,  nombre  quedauan  á  los  del  tem- 
plo de  Apolo:  y  assí  fué  vno  de  los  más  granes 
yerros  que  cometió  Saúl  el  consultar  la  Pithonisa, 
nuncio  de  su  muerte  y  sentencia  de  todas  sus  des- 
dichas, y  también  por  contrauenir  á  esto  fué  el 
Rey  Manasses  tan  aborrecido  de  Dios  y  castigado. 
Tratando  de  los  supersticiosos  amigos  de  men- 
tira no  parece  se  puede  escusar  de  tocar  en  los 
Judiciarios;  porque  si  bien  la  Astrología  que  en- 
seña el  movimiento  de  los  cielos  y  planetas,  di- 
ferencia de  los  tiempos  y  causa  de  los  eclipses,  es 
importante  para  la  agricultura,  marinage  y  medi- 
cina, porque  en  los  cuerpos  humanos  y  los  de- 
más inferiores  influyen  los  astros  celestes,  mas  no 
en  el  ánimo  y  libre  aluedrio  del  hombre;  y  assí  la 
Astrología  judiciaria  no  es  permitida,  porque  aun 
la  dicha  se  funda  en  causas  tan  inciertas  como  en 
la  variación  que  ay  entre  los  mismos  astrólogos 
se  conoce,  por  la  mezcla  de  influencias  y  muchas 
otras  cosas  que  las  implican  y  se  les  contraponen. 
Por  esso  dixo  Platón  que  si  bien  era  necessaria 
aquella  parte  de  astrología,  pero  de  muy  poco 
crédito  y  fundamentos  mal  seguros.  Y  Jamblico 


112 


dize  que  aunque  aya  algo  de  verdad  en  ella,  es 
muy  poco.  Por  hazer  burla  de  tal  ciencia  inuen- 
taron  los  antiguos  aquella  fábula  de  Prometheo 
que  eslaua  alado  al  monte  Cáucaso,  y  vna  águila 
le  comia  los  hígados.  El  sabio  Bías,  viendo  vnos 
de  estos  muy  diuertidos  en  mirar  el  mouimiento 
de  las  estrellas,  dixo:  ¡que  gasten  en  tal  vanidad 
su  tiempo  esta  gente,  creyendo  perciben  lo  que 
está  tan  lejos,  no  viendo  aun  los  pezes  desde  la 
ribera  del  río,  ni  el  hoyo  en  que  caen!  Faborino 
filósofo,  Sócrates,  Tulio  y  Séneca,  todos  hazen 
donayre  de  los  astrólogos,  y  dizen  que  como  Hi- 
caro  quieren  bolar  con  alas  de  cera.  Desterrában- 
los de  sus  escuelas  los  filósofos,  y  Aberroes  y 
Auicena,  con  otros  muchos,  abominan  de  ellos  y 
los  tienen  por  embelecadores.  Vn  incrédulo  de 
esta  ciencia,  diziéndole  que  se  preuiniesse  para 
cierto  peligro  que  alcangauan  por  ella  tendría, 
respondió  muy  bien:  no  conuiene  á  la  honra  de 
Dios  que  tantos  necios  sepan  sus  secretos;  y  assí 
no  permite  él  que  suceda  cosa  de  lo  que  dizen,  ni 
ellos  la  saben;  sin  duda  son  muy  temporales  los 
que  apoyan  sus  esperanzas  en  constelaciones.  La 
Astrología  judiciaria,  que  es  la  que  absolutamente 
se  condena,  es  lago  para  peligrar  en  la  fe  de  la 
prouidencia  de  Dios,  y  libre  aluedrío;  que  el  ne- 
gar esto  fué  la  heregía  de  los  manícheos,  y  por 
ella  se  perdió  Prisciliano  herege,  y  el  Emperador 
Heraclio,  y  otros  muchos  Príncipes  dieron  en 
grandes  inconvenientes  por  creer  judiciarios;  los 
quales  han  quitado  algunas  vidas  de  gente  de 
cortos  ánimos,  á  quien  acaba  la  melancolía  ó  lo- 
cura causada  de  lo  que  les  pronostican,  y  esto  es 
venir  sobre  ellos  (como  dixo  Dios  por  su  Profeta) 
lo  que  temen,  por  castigo  de  su  vana  curiosidad. 
Y  si  pronostican  felicidades  también  dañan  in- 
quietando los  ánimos  con  vanas  esperanzas,  mo- 
uiendo  á  intentar  temeridades,  poniéndose  á  gra- 
ues  peligros  y  aun  á  condenarse,  como  sucedió  al 
otro  que  auiéndole  dicho  un  astrólogo  haría  vna 
jornada  á  la  Tierra  Santa,  dándole  la  enfermedad 
de  la  muerte  jamás  le  pudieron  conuencer  á  que 
se  confessase,  diziendo  que  él  sabía  no  auía  de 
morir  hasta  ir  á  Jerusalém,  y  con  esto  murió  sin 
sacramentos  ni  preuención,  y  parece  fué  su  ro- 
mería más  cierta  al  infierno.  Quando  estos  judi- 
ciarios ven  manifiestan  los  sucessos  la  vanidad  de 
su  ciencia,  se  defienden,  confessándola,  con  dezir 
que  la^prouidencia  de  Dios  es  sobre  todo  y  que 
no  se  puede  hazer  fuerza  al  libre  aluedrío  del 
hombre;  pero  con  esta  salva  introduzen  sus  fal- 
sas y  peligrosas  opiniones  en  los  ánimos  de  los 
hombres,  y  si  alguna  vez  aciertan  es  como  quan- 


do por  disposición  y  voluntad  de  Dios  dize  verdad 
el  demonio,  ó  porque  tienen  pacto  con  él,  ó  por 
prudencia  humana  que  conjeciura  sobre  lo  futu- 
ro y  tal  vez  acierta  quando  lo  permite  Dios,  y 
otras  aunque  no  aciertan  se  lo  parece  á  los  igno- 
rantes que  los  consultan  y  quieren  creer  sólo 
aquello  que  desean.  Está  por  todas  las  leyes  ve- 
dada la  astrología  judiciaria:  en  las  imperiales 
desde  Augusto  Cesar,  el  qual  desterró  de  Roma  é 
Italia  los  astrólogos;  y  para  ello  dize  Cornelio 
Tácito  se  juntó  Senado  pleno,  como  cosa  tan  im- 
portante á  la  República.  San  Gregorio  Papa  y 
otros  Sumos  Pontífices  la  han  prohibido,  y  mu- 
chos Concilios,  y  vltimamente  con  su  Motu  pro- 
prio  Sixto  Quinto;  condena  la  Escritura  Santa  to- 
das las  supersticiosas  adiuinaciones,  y  particular- 
mente la  astrología,  por  Isaías,  según  los  setenta 
Intérpretes.  San  Agustín  da  esta  ciencia  por  falsa; 
San  Basilio,  la  llama  vanidad;  San  Ambrosio,  in- 
útil é  imposible;  San  Juan  Chrisóstomo,  vana, 
falsa  y  ridicula;  San  Gerónimo,  reliquias  de  la 
idolatría  de  Egipto;  San  Cirilo,  oficina  de  todas 
las  mentiras;  Eusebio  h  abomina  y  también  Orí- 
genes. Y  Salomón  (parece  que  hablando  de  éstos) 
dize  que  si  los  hombres  ignoran  aún  lo  presente, 
¿cómo  podrán  alcangar  á  saber  lo  porvenir? 

Entre  los  supersticiosos  y  amigos  de  mentira 
no  se  les  puede  negar  lugar  á  los  gitanos,  porque 
su  professión  derechamente  es  engañar  y  vsar 
para  ello  embelecos  y  hechizos;  es  fábula  lo  que 
el  vulgo  dize  de  que  éstos  traen  su  origen  de  Egip- 
to, y  lo  cierto  que  son  esclauones,  confines  del 
Imperio  del  Turco  y  reyno  de  Vngría,  y  assí  la  len- 
gua propia  que  hablan  entre  ellos  es  esclauona, 
sino  que  fingen  la  otra  que  llaman  gerigonga, 
como  si  dixessen  lenguage  de  cíngaros,  que  assí 
llaman  á  los  gitanos  en  Italia,  de  la  tierra  donde 
salieron,  llamada  Cígaro;  y  también  les  dieron 
este  nombre  por  la  semejanga  que  tienen  en  la 
inquietud  y  vida  sin  reposo,  á  vna  auecilla  que 
anda  por  la  orilla  del  mar,  cuyo  nombre  es  cin- 
glo. Vinieron  á  estas  partes  de  Europa  por  los 
años  de  mil  quatrocientos  y  diez  y  siete.  Gouiér- 
nanse  por  vno  dellos  que  llaman  el  conde,  á  quien 
dan  la  obediencia,  y  júntanse  á  estos  estraños 
otros  vagamundos  y  facinorosos  de  las  tierras 
por  donde  passan,  quedando  con  nombre  de  gi- 
tanos; son  ladrones  manifiestos  desde  la  niñez,  y 
es  gran  blasón  entre  ellos  auer  sido  por  esto  ago- 
tados; roban  en  campo  y  en  poblado,  transpor- 
tando los  hurtos  de  vnas  á  otras  partes,  corres- 
pondiéndose todos  los  de  España  (como  lo  hazen 
en  los  demás  reynos).  Y  de  muchos  se  puede  pre- 


' —  I 

sumir  ser  espías;  por  tales  los  desterró  de  toda 
Alemania  el  Emperador  Carlos  Quinto  año  1549. 
Tienen  pena  de  galeras  si  no  se  auezinan  y  dexan 
la  vida  ociosa;  pero  aun  siendo  ésta  tan  limitada, 
según  la  atrocidad  de  sus  delictos,  ay  harta  omis- 
sión  en  executarla,  y  causa  gran  dolor  ver  que  en 
las  repúblicas  christianas  se  toiere  gente  tan  per- 
judicial. Las  mugeres,  particularmente,  son  gran- 
des embelecadoras  y  hechizeras;  ellos  incestuosos; 
quandü  tienen  zelos  de  las  mugeres  ó  les  cansan 
por  ser  viejas,  mátanlas,  enterrándolas  en  los 
campos,  ó  las  dexan  y  toman  otras,  sin  reparar 
más  en  el  título  de  amigas  que  de  propias  muge- 
res.  La  ocupación  que  tienen  es  labrar  hierros 
para  conseguir  sus  hurtos.  Nadie  los  ve  comulgar 
ni  cumplir  con  la  Iglesia,  cuyos  preceptos  se  pue- 
de temer  no  guardan,  pues  en  el  monte  no  oyen 
missa  y  comen  en  qualquiera  día  carne;  cásanse 
sin  ceremonias  eclesiásticas;  ni  traen  á  bautizar 
los  niños  ni  á  enterrar  á  ninguno  dellos  á  las  j)a- 
rroquias,  con  que  su  vida  parece  de  ateístas;  y  de 
tales  pimpollos  como  los  que  en  este  capítulo  he- 
mos representado  se  puede  colegir  que  el  árbol  de 
donde  se  producen,  que  es  la  mentira,  es  el  de  la 
muerte,  opuesto  en  todo  al  árbol  de  la  vida. 

288.^Excelencias  de  la  castidad.  Com- 
pvesto  por  la  Excelentíssima  Señora  Doña 
Luisa  María  de  Padilla  Manrique  y  Acuña, 
Condesa  de  Aranda.  Dedicado  á  sv  Religio- 
síssimo  Conuento  de  Religiosas  de  la  Purís- 
sima  Concepción  Descaigas  en  su  Villa  de 
Epila.  Con  privilegio. — En  Zaragoga:  Por 
Pedro  Lanaja,  y  Lamarca,  Impressor  del 
Reyno  de  Aragón,  y  de  la  Vniversidad, 
año  1642. 

Un  vol.  en  8.**  menor  de  777  págs.,  más 
siete  hojas  al  principio  y  otras  tantas  á  la 
conclusión,  no  foliadas. 

Port. — V.  en  bl. — Aprobación  del  P.  Fr.  luán 
Ginto,  Lector  Jubilado,  Calificador  del  Santo  Ofi- 
cio, y  Guardián  del  Conuento  de  N.  P.  S.  Fran- 
cisco de  la  Ciudad  de  Zarag09a.  Zaragoza  á  28  de 
Deziembre,  año  1641.  —  Licencia  del  Ordinario 
[Don  Pedro  Apaolaza].  Zaragoza  á  4  de  Febrero 
de  1642. — Aprobación  del  Doctor  Don  Pedro  Ca- 
uero,  del  Consejo  de  Su  Magestad  en  el  del  Cri- 
men de  Aragón.  Zaragoza  á  7  de  Enero  de  1642. — 
Licencia  para  la  impresión.  Zaragoza,  11  de  Fe- 
brero de  1642. — Pág.  I .  Dedicatoria  de  la  Autora 


13  — 

á  la  muy  Religiosa  Comunidad  de  Descaigas  de  la 
Puríssima  Concepción  de  la  Villa  de  Epila. — Pági- 
na 3i.  Texto,  dividido  en  cuatro  partes;  la  prime- 
ra comprende  XXV  cap.;  la  segunda  VI;  la  terce- 
ra XII,  y  la  cuarta  VIL — Tabla  de  los  capítulos. — 
Erratas. 

Para  escribir  este  libro  tuvo  presente 
D.'  Luisa  la  Pri?nera  parte  de  las  excelen- 
cias de  la  virtud  de  la  Castidad.  Compuesto 
por  Fray  loseph  de  lesus  María  de  la  Orden 
de  losDescalgos  de  la  Virgen  María  del  Mon- 
te Carmelo.  Dedicado  á  la  misma  Virgen  so- 
berana, y  al  gloriso  San  loseph  su  Esposo. 
Con  privilegio. — En  Alcalá,  por  la  Biuda 
de  luán  Gracián.  Año  1601. 

En  folio,  902  págs  (i). 

Pero  D.*  Luisa  no  plagió  esta  obra,  limi- 
tándose á  tomar  de  ella  varias  ideas  y  no- 
ticias. 

En  la  primera  parte  del  libro  de  D.*  Luisa 
se  exponen  las  excelencias  de  la  castidad;  la 
segunda  trata  de  la  virginidad;  la  tercera  de 
los  medios  para  conservar  aquella  virtud; 
la  cuarta  versa  acerca  del  matrimonio  y  de 
la  castidad  conyugal. 

Parte  primera. — Cap.  I.  De  la  etimología  y  di- 
finición  de  la  castidad,  y  de  la  división  de  los  gra- 
dos de  ella,  y  de  esta  obra.— Cap.  II.  De  la  primera 
excelencia  de  la  castidad,  que  es  ser  amada  y  esti- 
mada de  Dios. — Cap.  III.  De  la  segunda  excelencia 
de  la  castidad,  que  es  espiritualizar  á  sus  profeso- 


(i)  Fr.  José  de  Jesús  María,  enemigo  del  Teatro  y  de 
los  comediantes,  consagra  dos  capítulos  á  impugnar  las 
comedias,  siendo  de  notar  las  bajezas  y  pecados  que  refie- 
re de  los  histriones:  «las  sabandijas  que  cria  la  comedia 
son  hombres  amancebados,  glotones,  ladrones,  rufianes 
de  sus  mugeres;  y  que  ansí  ellos  como  ellas,  con  estas 
cosas  son  fauorecidos  y  amparados  de  tal  manera  que 
para  ellos  no  ay  ley  ni  prohibición.»  En  otro  pasaje  dice: 
«es  cierto  que  si  estas  mugercillas  no  anduvieran  en  este 
oficio,  no  fueran  buscadas  y  codiciadas...  de  manera  que 
el  cebo  de  que  el  demonio  usó  para  ellos  y  ellas,  fué  el 
cantar,  baylar,  el  danzar  y  el  trage  exquisito  y  diferencia 
de  personas  que  cada  día  hazen,  vistiéndose  como  reynas, 
como  diosas,  como  pastoras,  como  hombres.»  En  el  último 
capítulopublicaun  memorial  que  dio  á  Felipe  II  contra  las 
comedias,  indignado  de  que  una  vil  mujer  hiciese  el  pipel 
de  la  Virgen  en  las  obras  a  lo  divino,  y  de  otros  mil  escán- 
dalos que  daban  con  sus  amancebamientos  las  actrices. 


—  114  — 


res  de  manera  que,  no  sólo  los  hace  ángeles,  como 
los  llaman  muchos  Santos  Doctores,  sino  seme- 
jantes á  Dios  cuanto  es  posible  á  puras  criaturas. 
Cap.  IV.  De  la  excelencia  tercera  de  la  castidad, 
que  es  hacer  templos  del  Espíritu  Santo  á  los  que 
la  profesan.— Cap.  V.  De  la  excelencia  cuarta  de  la 
castidad,  y  es  debérsele  la  institución  del  Santísi- 
mo Sacramento  del  altar,  de  donde  se  sigue  ser 
ella  el  mayor  aparejo  para  recibirle;  cómo  su  fre- 
cuencia el  más  cierto  medio  de  conservar  esta  vir- 
tud.—Cap.  VI.  De  la  excelencia  quinta  de  la  casti- 
dad, y  es  prometerse  á  esta  virtud  la  mayor  de  las 
.felicidades,  que  consiste  en  ver  á  Dios.— Cap.  VII. 
De  la  excelencia  sexta  de  la  castidad,  que  es,  no 
sólo  ser  forzosa  para  la  vida  perfecta  y  contem- 
plativa, sino  que  llega  el  alma  con  ella  á  amar  á 
Dios  cuanto  en  este  mundo  se  puede.  Cap.  VIII. 
De  la  séptima  excelencia  de  la  castidad  sobre  todas 
las  virtudes,  que  es  no  ser  las  demás  nada  sin  ella, 
mas  ella  siempre  mucho.— Cap.  IX.  Excelencia  oc- 
tava de  la  castidad,  que  es  ser  honra  de  nuestra 
Fe.— Cap.  X.  Excelencia  nona  de  la  castidad,  que 
es  haber  dado  más  mártires  á  la  Iglesia  que  todas 
lasvirtudes.— Cap.  XI. Excelencia  décimade  la-cas- 
tidad, que  es  ser  amada  y  estimada  de  los  bien- 
aventurados en  el  cielo,  y  de  los  buenos  de  la 
tierra;  que  en  todos  los  siglos,  repúblicas  y  na- 
ciones ha  sido,  aun  de  los  gentiles  y  bárbaros 
procurada,  y  favorecidos  y  venerados  sus  profe- 
sores.— Cap.  XII.  De  la  excelencia  undécima  de  la 
castidad,  que  es  ser  favorecida  y  aun  venerada  de 
las  fieras  más  bravas  y  criaturas  insensibles. — Ca- 
pítulo XIII.  De  la  duodécima  excelencia  de  la  cas- 
tidad, que  es  ser  el  desenojo  de  Dios,  y  la  virtud 
por  cuyo  amor  suspende  sus  mayores  castigos. — 
Cap.  XIV.  De  la  décima  tercia  excelencia  de  la 
castidad,  que  es  asistir  Dios  al  que  la  tiene  con 
particulares  consuelos. — Cap.  XV.  Excelencia  dé- 
cima cuarta  de  la  castidad,  que  es'  rendir  el  poder 
infernal  y  ser  asombro  del  demonio. — Cap.  XVI. 
De  la  excelencia  décima  quinta  de  la  castidad,  que 
es  estar  vinculado  á  ella  el  don  de  la  profecía. — 
Cap.  XVII.  De  la  décima  sexta  excelencia  de  la 
castidad,  que  es  ser  hermosa  y  fragantísima. — Ca- 
pítulo XVIII.  De  la  décima  séptima  excelencia  de 
la  castidad,  y  es  hallarse  en  ella  el  mayor  de  los 
deleites. — Cap.  XIX.  De  la  décima  octava  excelen- 
cia de  la  castidad,  que  es  dar  honra  y  ser  digna  de 
gobiernos,  principados  y  coronas. — Cap.  XX.  Ex- 
celencia décima  nona  de  la  castidad,  que  es  dar 
sabiduría  á  sus  profesores.  Cap.  XXI.  De  la  exce- 
lencia vigésima  de  la  castidad,  que  es  dar  fortaleza 
á  ios  que  la  profesan.— Cap.  XXII.  De  la  vigésima 


prima-excelencia  de  la  castidad,  que  es  dar  salud 
y  aun  preservar  de  corrupción  al  cuerpo  que  la 
conserva. — Cap.  XXIII. Excelenciavigésimasccun- 
da  de  la  castidad,  que  es  dar  fecundidad  á  sus  pro- 
fesores.— Cap.  XXIV.  Excelencia  vigésima  tercia 
de  castidad,  que  es  hacer  ricos  á  sus  poseedores,  no 
sólo  de  bienes  esp¡riluales,sino  también  de  lostem- 
porales. — Cap.  XXV.  Excelencia  vigésima  cuar- 
ta, que  es  librar  al  que  la  posee  del  yugo  y  cargas 
á  que  nos  dejó  sujetos  el  pecado  de  Adán. 

Parte  segunda. — Cap.  I.  De  la  difinición  y  eti- 
mología de  la  virginidad  y  de  lo  mucho  que  se 
debe  estimar,  y  premios  de  gloria  que  le  corres- 
ponden.— Cap.  II.  Donde  se  presentan  algunos  de 
los  símbolos  de  la  virginidad  que  puso  Dios  en  las 
cosas  naturales  para  recuerdo  de  su  estimación. 
Cap.  III.  De  lo  mucho  que  Dios  ha  manifestado 
estimar  y  querer  sea  venerada  la  virginidad,  ha- 
ciendo grandes  favores  á  los  que  la  han  respetado, 
y  no  menores  castigos  á  los  que  atropellaron  este 
respeto. — Cap.  IV.  Del  recato  con  que  las  vírgenes 
deben  portarse  para  conservar  el  tesoro  de  la  vir- 
ginidad que  Dios  ha  depositado  en  ellas. — Capí- 
tulo V.  De  la  honestidad  y  vergüenza. — Capítu- 
lo VI.  De  las  heroicas  demostraciones  con  que 
muchos,  así  hombres  como  mujeres,  católicos  y 
gentiles,  manifestaron  lo  que  estimaban  su  virgi- 
nal pureza. 

Parte  tercera. — Cap.  I.  De  la  difinición  y  deri- 
vación de  este  nombre,  continencia,  y  del  de  viu- 
da, y  de  lo  mucho  que  Dios  estima  las  buenas. — 
Cap.  II.  Donde  se  anima  al  continente  á  la  pelea: 
y  por  consuelo  de  los  que  cayeron  se  trata  de  cuan 
poderosa  es  la  castidad  para  recuperar  lo  perdi- 
do.— Cap.  III.  De  la  confianza  que  debe  tener  en 
Dios  el  continente,  para  conservar  esta  virtud. — 
Cap.  IV.  Donde  se  trata  de  la  primera  arma  defen- 
siva de  la  castidad,  que  es  la  oración. — Cap,  V.  De 
la  segunda  arma  con  que  se  defiende  la  castidad, 
que  es  la  presencia  de  Dios. — Cap.  VI.  De  la  ter- 
cera arma  de  la  castidad,  que  es  la  memoria  del 
infierno. — Cap.  VII.  de  la  cuarta  arma  de  la  cas- 
tidad, que  es  la  consideración  de  la  dignidad  del 
hombre,  y  del  vil  deleite  á  que  se  sujeta  por  la 
torpeza. — Cap.  VIII.  Quinta  arma  de  la  castidad, 
que  es  la  lectura  provechosa. — Cap.  IX.  De  la  ar- 
ma sexta  de  la  castidad,  que  es  el  ayuno.— Cap.  X. 
De  la  arma  séptima  de  la  castidad,  que  es  la  aspere- 
za con  que  debe  tratar  su  cuerpo  el  que  quiere 
sujetarle  al  espíritu. — Capítulo  XI.  Octava  arma 
de  la  castidad,  que  es  evitar  ociosidad  con  la  ho- 
nesta ocupación. — Cap.  XII.  De  la  arma  nona  de 
la  castidad,  que  es  huir  las  ocasiones. 


-ii3- 


Cuarta  parte. — Cap.  I.  Donde  se  declara  qué 
cosa  es  la  castidad  conyugal  y  matrimonio,  y  cuan 
excelente  estado  es  este. — Cap.  II.  De  lo  que  se  debe 
respectar  el  matrimonio,  y  no  tomar  tal  estado  n¡ 
usar  del  con  desórdenes  y  fines  imperfectos.— Ca- 
pítulo III.  Del  amor  y  fe  que  reciprocamente  se 
deben  tener  los  casados. — Cap.  IV.  De  algunos 
ejemplos  de  castidad  en  el  estado  del  matrimonio. 
Cap.  V,  De  la  gravedad  del  adulterio  y  cuan  abo- 
rrecido es  de  Dios  y  lo  ha  sido  en  todas  las  repú- 
blicas; con  algunos  ejemplos  de  lo  que  su  Divina 
Majestad  le  ha  castigado. — Cap.  VI.  De  algunos  ca- 
sos en  que  Dios  ha  manifestado  lo  que  se  agrada 
de  los  buenos  y  castos  casados. — Cap.  VII.  Donde 
se  recopila  la  materia  de  este  libro,  y  él  se  remata 
persuadiendo  admitan  su  remedio,  á  los  que  como 
deshauciados  huyen  del;  y  á  los  poderosos  y  ca- 
bezas lo  procuren  con  castigos  y  propio  ejemplo. 

Capitulo  XII  (Parte  primera). 

De  la  excelencia  ▼udécima  de  la  Castidad,  que  es 
ser  fauoxeoida,  y  aun  venerada  de  las  fieras  más 
bxauas  7  oxiatuzas  insensibles. 

Como  es  vno  mismo  el  Autor  de  la  gracia  y  de 
la  naturaleza,  pretendió  en  las  cosas  naturales,  no 
sólo  recrear  los  cuerpos,  sino  instruir  los  ánimos, 
dando  tanta  se:Tiejan9a  con  las  espirituales  é  inui- 
sibles  á  las  visibles  y  materiales  que  manifiesten  la 
hermosura  de  las  virtudes  y  fealdad  de  los  vicios; 
y  assi  en  el  libro  de  todas  las  criaturas  quiere  este 
Señor  que  leamos  las  excelencias  de  la  castidad, 
poniéndonos  las  cosas  materiales  delante  como 
espejo  (que  assí  las  llamó  el  Apóstol)  para  que 
conociendo  por  ellas  las  espirituales,  como  en  las 
obras  de  la  naturaleza  aquellas  son  más  excelentes 
que  son  más  resplandecientes  y  puras,  assi  procu- 
remos adornar  nuestras  almas  con  las  obras  de 
mayor  pureza  y  resplandor;  y  para  que  tanto  más 
enamore  esta  virtud  los  ojos  del  espíritu  quanto 
con  los  corporales  la  vemos  más  ilustrada  y  como 
esculpida  en  la  pintura  de  las  criaturas,  que  en 
cada  vna  de  ellas  ay  vn  bosquejo  u  dibujo  de  la 
castidad,  y  por  el  camino  que  pueden  nos  enseñan 
la  pureza  y  la  califican;  todas  las  cosas  criadas 
procuran  tener  alguna  semejanza  y  olor  de  ella, 
porque  no  ay  ninguna  que  no  se  goze  de  su  ente- 
reza y  no  huya  de  su  corrupción;  ninguna  que  no 
ame  su  limpieza  y  tema  su  desaseo,  apeteciendo 
conseruarse  en  el  estado  en  que  Dios  la  crió  y 
oborreciendo  caer  en  el  peor;  tanta  es  la  fuerza  de 
la  castidad,  dize  San  Agustín,  que  toda  la  natura- 
leza humana  procura  alabarla,  y  ninguna  cosa  es 
tan  viciosamente  torpe  que  pierda  del  todo  la  ho- 


nestidad. Aristóteles  dixo  que  el  bien  es  aquél  que 
es  deseado  de  todas  las  cosas;  y  pues  todos  desean 
la  castidad,  sin  duda  es  ella  el  bien  verdadero. 
Tienen  tanto  más  de  valor  y  estima  las  cosas, 
quanto  por  pegárseles  menos  tierra  están  más 
limpias  y  purificadas;  por  esso  el  alabastro  es  más 
preciado  que  las  piedras  toscas,  el  cristal  más  que 
el  alabastro,  y  el  diamante  más  que  el  cristal. 

El  oro,  que  es  la  cosa  de  más  estima  entre  los 
mundanos,  si  tiene  mezcla  y  no  está  purificado 
pierde  mucho  de  su  valor;  las  flores  en  los  cenaga- 
les pierden  su  fragancia;  la  fruta  de  tierra  seca  es 
más  sabrosa;  el  vino  de  la  tierra  pedregosa  es  más 
suaue  y  oloroso  que  el  de  la  pingüe  y  viciosa;  el 
agua  que  tiene  menos  peso  es  la  mejor;  el  aire  que 
passa  por  tierras  montuosas  y  ásperas  es  más  puro 
que  el  que  passa  por  las  húmedas  y  labradas,  por- 
que se  le  pega  menos  de  tierra.  La  mayor  de  las 
perfecciones  del  elemento  del  fuego  es  no  sufrir  en 
sí  mezcla  de  cosa  inmunda;  los  cielos  se  precian 
tanto  de  puros,  que  por  alarde  mayor  de  su  lim- 
pieza, contra  la  obscuridad  uibran  centellas,  ful- 
minan rayos;  y  assi  quieren  graues  autores  que  el 
lasciuo  defecto  se  llame  pecado  contra  el  cielo, 
porque  como  él  es  tan  puro,  detesta  y  abomina  á 
los  torpes  y  sensuales.  Compárase  la  castidad  al 
Sol,  Luna  y  estrellas,  aplicándolo  á  sus  tres  esta- 
dos; el  Sol  á  la  virginidad;  á  la  continencia  la 
Luna,  y  las  est/ellas  á  la  conyugal;  más  pues  aquí 
vamos  hablando  de  la  castidad  en  común,  lo  apli- 
caremos á  ella  que  encierra  en  sí  á  todos  tres.  El 
Sol  por  su  hermosura,  pureza  y  rayos  de  luz,  y 
por  ser  Rey  de  los  astros;  como  la  castidad  hermo- 
sa, pura  y  refulgente  lo  es  de  las  virtudes,  no  poco 
califica  esta.  La  Luna  parece  nos  está  combidan- 
do,  por  algunas  de  sus  propiedades,  á  mirar  en  ella 
la  castidad;  llámala  San  Ambrosio  hermosura  de 
la  noche,  gouernadora  de  la  mar,  imitadora  del 
Sol;  y  San  Isidoro  dize  que  quando  creze  mira 
á  Oriente,  y  quando  descrece  á  Occidente;  la  cas- 
tidad es  la  hermosura  de  la  nQChe  dcsta  vida  y 
resplandece  en  la  naturaleza  humana  tan  llena  de 
tinieblas;  es  gouernadora  del  mar  de  nuestras  pas- 
siones;  imitadora  del  Sol  de  jusiicia,  que  es  la 
fuente  de  toda  pureza;  crece  esta  virtud  quando 
mira  á  Christo  (verdadero  Oriente)  y  sigue  sus 
exemplos;  más  con  lo  contrario  descrece.  En  las 
estrellas  refulgentes  vemos  dibuxada  la  castidad; 
Odón  es  un  astro  compuesto  de  muchas  estrellas; 
cuando  se  obscurece  da  cierta  señal  de  tempestad, 
como  su  resplandor  y  claridad  csperanfa  segura 
de  serenidad,  y  cofi  las  aguas  que  embía  á  la  tierra 
causa  la  producción  de  las  cosas;  si  la  castidad 


está  obscurecida  en  qualquiera  persona,  es  la  más 
cierta  señal  de  tempestad  para  su  alma;  más  si 
resplandece  en  ella,  es  conocido  indicio  de  su  pros- 
peridad y  felizes  succssos,  y  también  fertiliza  to- 
dos los  bienes  espirituales.  La  estrella  llamada 
Luzero,  despide  de  sí  rayos  de  gran  belleza;  sigue 
siempre  al  Sol;  quando  viene  delante  de  él  nos  co- 
munica el  día,  y  entonces  la  llaman  Luzifer,  que 
es  mensajero  de  la  luz,  y  quando  viene  después 
del  Sol  preuiniéndonos  para  nuestra  seguridad  de 
que  llega  la  noche,  se  llama  Hesperes;  desta  estre- 
lla dize  Tholomeo  que  sobrepuja  el  Zodiaco  por 
dos  partes  y  que  influye  afición  á  la  música;  la 
castidad  anunció  la  venida  de  Christo,  previnién- 
dole las  entrañas  puríssimas  de  la  Virgen,  y  es 
mensajera  desta  luz  y  Sol  diuino  quando  viene  á 
las  almas;  otras  vezes  viene  esta  virtud  anuncián- 
donos la  noche  del  pecado,  para  que  nos  preuen- 
gamos  buscando  seguridad;  leuanta  al  hombre 
sobre  el  Zodiaco  de  la  facultad  humana,  de  dos 
maneras;  la  vna,  en  que  siendo  de  naturaleza  te- 
rrena le  haze  imitador  de  los  ángeles;  la  otra  que 
teniendo  natural  inclinación  á  deleytes  sensuales 
le  causa  aborrecimiento  de  ellos,  eleuando  sus  de- 
seos á  solo  los  celestiales  deleites;  y  también  influ- 
ye esta  virtud  inclinación  á  la  sonora  música  de  la 
oración.  Las  Hyades  son  estrellas  pluuiales  (dize 
San  Isidoro)  que  nacen  en  tiempo  de  verano,  y 
tienen  oficio  de  embiar  lluuias  á  la  tierra,  que  mi- 
tigan los  ardores  del  tiempo,  fertilizan  las  plantas, 
hermosean  las  flores  y  renueuan  la  Primavera;  la 
Castidad  mitiga  los  ardores  de  la  concupiscencia 
en  la  tierra  de  los  cuerpos  humanos,  fertiliza  las 
almas  de  afectos  y  deseos  puros  y  hermosea  las 
flores  de  las  otras  virtudes  que  ay  en  ella,  y  con  la 
templanza  de  su  castíssimo  rocío  renueva  la  Pri- 
mauera  en  quien  tenía  perdida  la  gracia  por  culpas 
de  torpeza.  Las  Pléyades  son  siete  estrellas  que 
aparecen  (según  San  Isidoro)  á  la  entrada  del  Ve- 
rano, y  se  ponen  y  esconden  á  la  del  Invierno,  con 
que  quando  ellas  se  descubren  conocen  los  naue- 
gantes  pueden  nauegar  sin  temor  de  tormentas: 
los  que  por  la  Castidad  guian  la  nauegación  desta 
vida,  son  los  que  passan  mar  tan  tempestuoso  sin 
tormentas  y  Ueuan  seguro  viage.   Harturus  es 
constelación  formada  de  siete  estrellas  hermosíssi- 
mas;  no  se  desaparece  como  las  otras,  siempre  se 
descubre,  por  estar  (según  San  Gregorio  y  San 
Isidoro)  junto  al  Norte,  que  la  haze  immobil:  la 
Castidad  está  adornada  de  las  virtudes  Theologa- 
les  y  Cardinales;  nunca  se  desaparece,  que  es  im- 
mobil si  se  dedica  y  junta  á  Christo,  norte  firmís- 


116  — 

en  la  disposición  y  orden  de  los  Signos  y  Planetas, 
se  nos  significa  el  señfjrío  de  la  Castidad;  porque 
como  afirma  Tholomeo,  el  planeta  Venus  tiene 
por  casa  los  dos  signos  de  Libra  y  Tauro,  y  reyna 
en  el  signo  de  Piscis  y  pierde  su  reyno  en  el  signo 
de  Virgen;  Venus  significa  la  sensualidad;  Libra  y 
Tauro,  los  poderosos  y  regalados;  Piscis,  los  sen- 
suales; el  signo  de  Virgen  la  pureza:  y  assi  esto 
nos  manifiesta  que  la  sensualidad  tiene  su  casa 
en  los  viciosos,  su  reyno  en  los  lasciuos;  mas  éste 
pierde  todo  su  poder  é  imperio  en  llegando  á  la 
Castidad,  que  templa  su  fuego  ponfoñoso  y  tirá- 
nico. 

Los  elementos  son  ministros  de  la  Castidad,  y 
assi  como  defensores  suyos,  verdugos  de  los  tor- 
pes; el  agua  en  el  vniuersal  diluuio,  el  fuego  en 
Sodoma,  y  en  muchas  ocasiones,  los  han  castiga- 
do: el  aire  infecto,  apestando  prouincias  de  vicio- 
sos, como  por  el  adulterio  de  Dauid  en  Jerusalem, 
donde  murieron  en  vn  día  setenta  mil  personas;  y 
por  otras  ocasiones  tales,  la  tierra  con  terremotos 
tragándose  ciudades  enteras,  como  se  vio  en  Sa- 
xonia  en  tiempo  del  Emperador  Ludouico  Segun- 
do, que  sepultó  la  tierra  vna  villa  con  todos  sus 
moradores.  A  los  castos  defienden  y  veneran  los 
elementos;  vióse  en  Santa  Rufina  y  Secunda,  que 
mandándolas  echar  el  tirano  en  el  río  Tiber,  tra- 
yéndolas  él  vn  rato  sobre  sus  aguas,  como  re- 
creándolas, suauemente  las  echó  á  la  orilla  sin 
mojarlas  ni  aun  los  vestidos.  A  Santa  Tecla  no 
hizo  daño  el  fuego  en  que  fué  arrojada  por  los  ^ 
que  la  martirizauan.  Estando  en  el  martirio  Santa 
Águeda,  se  leuantó  vn  aire  en  su  defensa,  y  terre- 
moto tal,  que  assombrando  toda  la  ciudad  mató 
á  los  mayores  amigos  del  tirano,  el  qual  con  gran- 
de miedo  se  retiró  y  dexó  á  la  Santa.  A  Marciana 
virgen  defendió  vna  pared  (en  Cesárea)  que  de  re- 
pente se  leuantó  y  puso  en  medio  de  ella  y   de 
los  lasciuos  que  pretendían  manchar  su  pureza. 
Y  á  Seraphia  en  la  ciudad  Vendinense  libró  vn 
temblor  de  tierra,  de  otros  que  querían  hazerle  la 
misma  fuer9a.  Entre  los  gentiles  también  quiso 
Dios  manifestar  que  (aun  siéndolo)  era  voluntad 
suya  se  viesse  respetada  la  Castidad  por  las  criatu- 
ras insensibles;  como  entre  otros  muchos  casos  se 
lee  de  aquellas  vírgenes  dedicadas  á  Diana  Pérsica, 
que  andando  los  pies  desnudos  sobre  brasas  en- 
cendidas no  se  quemauan,  porque  á  los  que  van 
rubricados  con  la  insignia  de  la  Castidad  todas  las 
cosas  criadas  los  veneran.  Pues  las  criaturas  que 
produzen  los  elementos  no  menos  nos  señalan 
con  sus  propiedades  las  excelencias  desta  virtud. 


i 


simo  de  nuestra  vida.  Y  es  muy  de  notar  que  aun  |  ¿Qué  retrato  más  al  viuo  della  que  aquella  tan  sa- 


—  117 

biela  y  justamente  celebrada  propiedad  del  armiño, 
que  se  dexa  matar  por  no  manchar  su  piel  blan- 
quissima  y  pura?  Lactancio  afirma  que  ay  algu- 
nos animales  que  conciben  del  viento,  y  lo  confir- 
ma San  Agustín  diziendo  que  en  Capadocia  las 
yeguas  solo  del  aire  conciben.  De  los  pezes  afir- 
man los  naturales  que  lodos  ó  los  más  de  ellos 
no  tienen  su  propagación  por  víade  ajuntamiento 
de  macho  y  hembra,  sino  que  son  vírgenes;  y  sien- 
ten algunos  autores  ser  essa  la  causa  porque  vsa- 
ron  tanto  de  este  manjar  Christo  y  sus  Apóstoles. 
De  vna  fuente  cuenta  Casiodoro  (llamándola  por 
su  virtud,  de  agua  virgen)  que  si  auiéndose  lauado 
vn  hombre  en  ella  llegaua  alguna  muger  después, 
leuantaua  llamas  de  fuego  que  la  abrassauan,  y  el 
agua  no  se  consumía.  Prodigio  que  manifiesta- 
mente obraua  Dios  en  honra  de  la  Castidad;  como 
en  las  aguas  del  río  Diana  en  Sicilia,  de  las  quales 
dize  Solino  que  introduzen  esta  virtud  y  la  con- 
seruan.  San  Isidoro  trata  de  otra  fuente  que  tam- 
bién con  sus  aguas  quita  los  ardores  de  la  concu- 
piscencia. Los  buytres  no  tienen  junta  (como  dize 
San  Basilio)  y  assi  las  hembras  sin  ayuda  de  ellos 
conciben  y  sacan  sus  hijos.  La  cigüeña  y  cigüeño 
mayores  de  cada  cría  no  se  juntan  con  otros, 
guardando  castidad  hasta  que  sus  padres  viejos 
mueren,  por  no  impedirse  con  los  hijos  de  mirar 
por  los  padres  y  servirlos:  donde  no  sólo  nos  en- 
seña Dios  por  esta  aue  la  Castidad,  sino  ser  ella 
instrumento  y  el  más  proporcionado  medio  para 
alcanjar  otras  virtudes.  El  plomo  fauorece  á  la 
Castidad  oponiéndose  á  los  incentiuos  sensuales, 
rte  la  piedra  gagates  dize  Dioscorides  (y  lo  siente 
assi  San  Isidoro)  que  acredita  la  verdadera  virgini- 
dad y  manifiesta  la  falsa.  Otro  autor  haze  men- 
ción de  vn  género  de  piedra  himán,  de  contraria 
propiedad  á  las  que  ay  en  Europa,  porque  aquélla 
no  atrae  al  hierro,  sino  él  á  ella;  y  dize  que  los 
poluos  desta  piedra  echados  en  la  frente  de  la 
muger  casada  estando  dormida,  si  es  casta,  la 
hazen  llegarse  á  su  marido,  y  si  adúltera,  vé  tan 
grandes  fantasmas  y  monstruos  espantables  que 
dando  gritos  se  arroja  de  la  cama,  y  esto  mismo 
tocó  Bercorio.  La  esmeralda  no  solo  se  quiebra 
teniéndola  consigo  el  que  haze  acto  impuro,  más 
aun  en  el  del  matrimonio,  según  dize  Alberto 
Magno,  para  lo  qual  trae  vn  exemplo  de  su  tiem- 
po, refiriendo  que  el  Rey  de  Vngria  se  le  hizo  tres 
pedamos  vna  esmeralda  finissima  que  tenía  en  vna 
sortija,  vsandodel  lícito  ajuntamiento  conjugal. 
El  árbol  que  llaman  de  Paraíso,  escriuen  Plinio  y 
otros  que  con  su  olor  iniroduze  la  Castidad:  Uá- 
manle  ios  latinos  agnus  castus,  que  es  lo  mismo 


que  dos  vezes  casto,  porque  en  hojas  y  flores  tiene 
duplicada  esta  virtud,  y  por  ella  las  matronas  ro- 
manas vsauan  licuar  ramillos  deste  árbol  en  las 
manos  á  sus  festines;  y  las  mugeres  athenienses 
echauan  por  sus  aposentos  las  hojas  y  flores  del, 
el  qual  justamente  se  llama  de  Paraíso,  pues  fauo- 
rece vna  virtud  más  celestial  que  terrería.  A  ella 
también  inclinan  las  hojas  del  sauze,  según  dize 
Dioscorides:  y  San  Isidoro  que  la  ruda  haze  lo 
mismo. 

Marcial  dize  que  la  Castidad  no  sólo  manda  á 
los  elementos  y  á  los  brutos,  sino  que  éstos  la 
siruen  y  obedecen.  Y  Tertuliano,  que  esta  virtud 
amansa  las  fieras:  conócese  bien  ser  assi  en  los 
dragones,  que  no  se  dexan  domesticar  sino  de  las 
vírgenes.  En  Etiopia  quando  cagan  los  elefantes 
(que  son  ferocíssimos)  se  valen  de  donzellas  muy 
conocidas  por  castas,  se  pongan  á  cantar  en  el 
campo,  á  cuya  voz  llega  luego  el  elefante,  y  ha- 
ziéndoles  como  vn  género  de  submissión  se  les 
echa  y  duerme  en  la  falda,  donde  lo  degüellan.  El 
rinoceronte  quando  está  más  brauo  y  furioso  se 
amansa  á  vista  de  vna  donzella.    El  delfín  en 
oyendo  la  voz  de  alguna  que  lo  sea,  da  tales  sal- 
tos y  haze  señales  de  tanta  alegría  que  es  admi- 
ración de  los  que  le  ven.  Dize  Ruperto  Abad,  que 
qualquiera  muger  casta  tiene  en  sí  tal  virtud  que 
si  pone  el  pie  desnudo  sobre  la  cabeza  de  vna  ser- 
piente ó  culebra,  al  punto  sin  más  mouerse  queda 
muerta,  aunque  las  culebras  quando  las  matan  de 
otra  manera  y  partiéndolas  por  medio  duran  mu- 
cho de  acabar.  Sin  duda  se  colige  de  todo  lo  dicho, 
que  quanto  ay  criado  venera  con  más  particulari- 
dad que  á  los  demás  justos,  á  los  castos. 

Añadamos,  pues,  que  Daniel  fué  respetado  p^T 
su  Castidad,  de  los  leones,  como  dize  San  Juap 
Damasceno,  que  no  reuerenciaron  las  fieras  á  él, 
sino  á  la  puridad  de  su  cuerpo;  ella  embotó  sus 
agudos  dientes  para  que  no  comiessen  carne  viua 
los  que  se  mantenían  con  carnes  muertas  y  cuer- 
pos corrompidos  de  torpeza;  porque  el  de  Daniel 
(concluye  el  Santo)  estaua  embalsamado  con  el 
bálsamo  precioso  de  la  virginidad.  Lo  mismo  po- 
demos dezir  de  muchas  santas  vírgenes  á  quien 
defendieron  los  más  ferozes  animales;  como  Santa 
Columba,  que  auiéndola  puesto  en  el  lugar  de 
ruines  mugeres,  vn  oso  la  assisiió  sin  dexar  llegar 
á  ninguno  de  los  que  pretendían  manchar  su  pu- 
reza. Y  á  Santa  Daría  defendió  vn  león  en  otro 
caso  tal.  Santa  Prisca  virgen,  siendo  echada  á  vn 
león,  sin  hazerle  daño  se  puso  (venerándola)  á 
sus  pies.  A  Santa  Christina  echaron  los  tiranos  en 
yna  cárcel  llena  de  sauandijas  poncoñojas  y  todas 


lia  — 


ellas  se  pusieron,  las  caberas  baxas,  delante  de  la 
Sama  Virgen,  reconociéndole  sugeción.  Y  aun  al 
mesmo  demonio,  bestia  la  más  fiera,  haze  Dios  ser- 
uir  á  los  castos  contra  toda  su  voluntad,  como  en 
el  martirio  de  Santa  Inés,  que  al  hijo  del  Pretor, 
queriendo  ofender  la  pureza  desta  virgen,  le  ahogó 
vn  demonio.  Y  pues  los  animales  y  criaturas  insen- 
sibles tan  conocidamente  respetan  esta  virtud,  pro- 
curen los  racionales  no  quedarles  inferiores,  sino 
que  venerándola,  professándola  y  persuadiéndola 
cumplan  con  lo  que  á  ella  es  tan  deuido  y  á  ellos 
tan  conueniente;  que  no  hazerlo  assi  es  sentir  lo 
contrario  de  lo  que  dezia  acertadamente  el  otro, 
que  escogía  antes  tener  alma  racional  en  cuerpo 
de  bestia,  que  alma  de  bestia  en  cuerpo  de  hom- 
bre, pues  quiere  bestializar  su  alma  y  su  cuerpo, 
mereciendo  con  este  desagradecimiento  á  Dios  el 
hombre  que  los  elementos  y  todas  las  criaturas  le 
confundan  y  afrenten  con  mostrar  más  estimación 
que  él  de  esta  virtud.  ¿Y  no  sería  mayor  mons- 
truosidad oír  hombres  tales  esta  Filosofía  de  los 
brutos,  que  lo  que  se  escriue  de  aquel  asnillo  de 
Ammonio  Alexandrino,  el  qual  se  iba  á  las  escue- 
las por  sí  mismo  cada  día  á  las  horas  de  lición  y  la 
estaua  escuchando  muy  atento? 

289. — Nobleza  virtuosa.  Dada  á  la  estam- 
pa por  el  M.  R.  P.  M,  F.  Pedro  Henrique 
Pastor,  Prouincial  de  la  Orden  de  S.  Agustín 
de  la  Provincia  de  Aragón.  Al  111."  Señor 
Don  Alonso  Jirón,  Marques  de  Peñafiel, 
Hijo  primogénito  y  dign.»"»  successor  del 
Ex.'"»  Duque  de  Ossuna. — Impresso  en  Za- 
rag09a,  por  luán  de  Lanaja  y  Quartanet 
Impressor.  Año  1637. 

Un  vol.  8."  menor  de  373  págs.,  más  nue- 
ve hojas  de  prels. 

Port.  grab.  con  dos  figuras  laterales  que  repre- 
sentan la  Sabiduría  y  la  Fortaleza;  en  la  parte 
superior  el  escudo  de  D.  Alonso  Girón  sostenido 
por  dos  niños  desnudos. — V."  en  bl. — Licencia  del 
Ordinario  D.  Pedro  Apaolaza.  Zaragoza  11  de 
Julio  de  MDCXXXVII.— Aprobación  del  Dotor 
Don  Matheo  Virto  de  Vera,  Arcipreste  de  Zara- 
goza en  la  Santa  Iglesia  Metropolitana.  Zaragoza, 
7  de  Julio  de  1637. — Aprobación  del  Doctor  Don 
Miguel  Marta,  del  Consejo  de  Su  Magestad  en  el 
Civil  del  Reyno  de  Aragón.  Zaragoza  6  de  Julio 
de  1637. — Real  licencia  para  la  impresión.  Zara- 
goza 8  de  Julio  de  1637. — Al  Illustríssimo  Señor 


Don  Alonso  Girón,  Marqués  de  Peñafiel,  hijo  pri- 
mogénito y  digníssimo  successor  del  Excclentís- 
simo  Duque  de  Osuna,  porFr.  Pedro  Enrique 
Pastor.— Págs.  lá  373,  texto. 

Queriendo  D.'  Luisa  y  Fr.  Pedro  Enrique 
Pastor  que  no  se  supiese  quién  había  escrito 
el  libro,  llenaron  de  ficciones  los  prelimina- 
res, cuales  son  éstas  que  hay  en  la  Dedica- 
toria á  D.  Alonso  Girón: 

Entre  los  papeles  de  un  cauallero  á  quien  en 
vida  reconocí  obligaciones,  y  en  muerte  he  de- 
seado mostrarme  agradecido,  hallé  estos  quader- 
nos,  con  tanto  aliño,  que  descubrían  especial  es- 
timación de  su  depósito. 

Y  en  otro  lugar  se  dice  que  estos  consejos 
los  cídexó  á  su  hijo  é  hija  mayores,  una  gran 
señora  destos  reynos  de  España,  que  por 
justos  respectos  se  ocultó  su  nombre». 

Ya  hemos  visto  que  el  Conde  sobrevivió 
á  D.*  Luisa,  y  que  ésta,  según  parece,  no 
tuvo  descendencia, 

290. — Noble  perfecto  y  segunda  parte  de  lá 
Nobleza  virtuosa.  Al  Illustríssimo  Sr.  Don 
Gaspar  Girón,  primogénito,  y  digníssimo 
successor  del  Ex.™»  Duque  de  Ossuna.  Dado 
á  la  estampa  por  el  Maestro  Fr.  Pedro  Hen- 
rique Pastor  de  la  Orden  de  S.  Agustín. — 
En  ^arago^a,  por  luán  de  Lanaja  y  Quar- 
tanet Impressor.  Año  1639. 

Un  vol.  8.**  menor  de  431  págs.,  más  nue- 
ve hojas  de  prels. 

Port.  grab.  á  la  izquierda  la  vida  simbolizada 
por  una  madre  con  tres  niños;  á  la  derecha  la 
muerte;  debajo  de  cada  una  estas  palabras:  per- 
fectio;  Jinis.  En  la  parte  superior  el  escudo  de 
D.  Gaspar  Girón. — V.**  en  bl. — Licencia  del  Ordi- 
nario D.  Pedro  Apaolaza.  Zaragoza  10  de  Marzo 
de  1639. — Aprobación  del  Padre  Maestro  Fray 
Agustín  Salvador,  Calificador  del  Santo  Oficio. 
Zaragoza  6  de  Marzo  de  1639. — Aprobación  del 
Doctor  Don  lacinto  Valonga,  del  Consejo  de  su 
Magestad  en  las  causas  ciuiles  del  Reyno  de  Ara- 
gón. Zaragoza,  9  de  Marzo  de  1639. — Real  licencia 
para  la  impresión.  Zaragoza  lode  Marzo  de  lóSg. — 
Aprobación  del  P,  M.  Fr.  Gerónimo  Marta,  Cate- 


—  I 

drático  de  Scriptura  de  la  Vniversidad.  —  Licencia 
del  Padre  Provincial  Fr.  Jerónimo  Mascaros.  Va- 
lencia 22  de  Diciembre  de  1 638.— Al  lUustríssimo 
Señor  Don  Gaspar  Girón,  Marqués  de  Peñafiel» 
hijo  Primogénito  y  digníssimo  successor  del  Ex- 
celenlíssimo  Duque  de  Osuna,  por  Fr.  Pedro  En- 
rique Pastor. — Noble  perfeto,  y  parte  segunda  de 
la  Nobleza  Virtuosa,  que  contiene  tres  partes.  En 
la  primera  un  diálogo  de  diuersas  materias  tocan- 
tes á  nuestra  Santa  Fe  Católica,  entre  Maestro  y 
Dicípulo.  En  la  segunda  un  exercicio  para  orde- 
nar la  vida.  Y  en  la  tercera  otro  para  la  muerte. 
Pónense  por  exordio  dos  exortaciones  á  los  Maes- 
tros y  Dicípulos. — Erratas. — Pág.  i  á  43 1,_ texto. 
Tabla. 

291. — Lágrimas  de  la  Nobleza,  por  Doña 
Luisa  de  Padilla. — ^aragoga.  Por  Pedro  La- 
naja.  MDCXXXIX. 

Colofón. — En  ^arago^a,  por  Pedro  Lanaja  y 
Lamarca,  Impressor  del  Reyno  de  Aragón,  y  de 
la  Vniversidad,  año  1Ó39  (i). 

Un  vol  en  8."  menor  de  601  págs. 

Prólogo  de  la  Autora. 

Congregación  y  cosas  de  donde  se  han  de  deri- 
var las  fuentes  de  lágrimas  que  se  siguen.  Y  lló- 
rase en  primer  lugar  faltos  de  toda  virtud  á  los 
nS'obles  con  quien  aquí  se  habla. 

Fuente  primera. — Llora  el  no  respetar  los  tem- 
plos, sacerdotes  y  cosas  sagradas. 

Fuente  segunda. — Llora  la  mala  costumbre  de 
algunos  Nobles  en  jurar. 

Fuente  tercera.  —  Llora  su  continua  ociosidad 
y  el  no  levantar  los  pensamientos  á  cosas  grandes. 

Fuente  c«aría.— Llora  lo  que  faltan  al  cumpli- 
miento de  las  obligaciones  debidas  á  sus  padres,  y 
que  esto  proceda  de  criar  ellos  mal  los  hijos. 

Fuente  quinta. — Llora  sus  arrojamientos  tirá- 
nicos y  el  amparar,  para  conseguirlos,  hombres 
facinorosos  y  perdidos. 

Fuente  s^xía.— Llora  la  perdición  de  muchos 
Nobles  por  su  incontinencia  y  el  escándalo  uni- 
versal en  que  viven. 

Fuente  séptima.— Que  llora  el  jugar  excesivas 
cantidades,  y  que  por  gastar  las  rentas  en  éste  y 
otros  malos  usos  fallan  á  sus  mayores  obligacio- 
nes los  Nobles. 


(i)    Al  ejemplar  que  he  visto  en  la  Biblioteca  Nacional, 
faltan  la  portada  y  los  preliminares. 


19  — 

Fuente  octai>a.— Llora,  el  no  guardar  algunos  fe 
y  palabra  con  la  entereza  de  verdad  y  autoridad 
en  el  trato  á  que  su  calidad  los  obliga. 

Fuente  nona. — Llora  la  poca  estimación  que 
hacen  de  sus  mujeres  propias  y  del  vínculo  del 
santo  matrimonio  que  tanto  les  obliga  á  amarlas. 

Fuente  décima. — Llora  que  su  ambición  sober- 
bia los  tiene  en  estado  que  no  reconociendo  los 
bienes  de  Dios,  parece  se  oponen  á  su  soberanía  y 
envidian  toda  grandeza  ajena. 

Fuente  undécima. — Llora  el  mal  tratamiento 
que  hacen  algunos  á  sus  vasallos,  no  guardándo- 
les justicia  y  usurpándoles  sus  haciendas  para 
gastarlas  en  vicios. 

Fuente  duodécima. — En  que  los  llora  ingratos 
á  sus  antiguos  y  fieles  criados,  no  aceptando  ni 
premiando  sino  los  aduladores,  que  es  la  causa 
de  no  tener  aquellos  de  lustre,  como  sus  antece- 
sores. 

Remate  que  concluye  con  tres  razones  todo  el 
libro,  las  cuales  se  encomiendan  mucho  á  la  me- 
moria del  letor. 

292. — Idea  de  Nobles  y  svs  desempeños, 
en  aforismos:  Parte  quarta  de  nobleza  vir- 
tvosa.  Compvesto  por  la  Excelentíssima 
Señora  Condesa  de  Aranda,  Doña  Luisa 
María  de  Padilla  Manrique  y  Acuña.  Con 
licencia  y  privilegio. — En  Zaragoza,  en  el 
Hospital  Real  y  General  de  nuestra  Señora 
de  Gracia,  Año  de  MDCXLIIIL 

Un  vol.  en  8.**  de  792  págs.,  más  12  hojas 
de  prels.  y  cuatro  de  Tabla. 

Port.— V."  en  bl.— Aprobación  del  P.  M.  Fray 
Gerónimo  Marta,  Calificador  de  la  Suprema  Inqui- 
sición, y  Cathedráiico  de  Escritura  en  la  Vniversi- 
dad de  Zarag09a.  Zaragoza,  10  de  Abril  de  1644. — 
Licencia  del  Ordinario  Don  Pedro  Apaolaza.  Za- 
ragoza, 10  de  Abril  de  1644.  —  Aprobación  del 
Doctor  Don  Miguel  María,  del  Consejo  de  Su  Ma- 
gestad  en  el  Ciuil  de  Aragón.  Zaragoga,  aS  de 
Abril  de  1644. — Licencia  para  la  impresión.  Za- 
ragoza 10  de  Mayo  de  1644. — Prólogo.— Erra- 
tas.— Pág.  I  á  792  texto. — Tabla. 

Contiene  este  libro  cuatro  parles:  la  primera 
consta  de  VII  capítulos,  la  segunda  de  XI,  la  ter- 
cera de  XII  y  la  cuarta  de  VIII. — Precede  á  la  pri- 
mera una  «Recopilación  sucinta  de  la  cxemplar 
vida,  virtudes  hcroycas,  y  feliz  tránsito  de  Don 
Iñigo  López  de  Mendoza,  Marqués  de  Santillana, 
digna  idea  de  todo  Príncipe,  y  Noble». 


—  120  — 


Parte  primera. — En  que  se  trata  de  las  virtu- 
des religiosas  del  Noble. 

Cap.  I.  Donde  se  declara  qué  cosa  es  Idea,  y  que 
han  de  dar  principio  los  Nobles  á  copiar  la  que 
aquí  se  les  propone,  fundando  en  virtud  propia  la 
Nobleza,  y  no  en  la  heredada. — Cap.  II.  Del  apre- 
cio é  inclinación  en  toda  virtud,  y  oposición  á  los 
vicios  que  el  Noble  ha  de  manifestar  desde  sus 
primeros  años.— Cap.  III.  De  lo  mucho  que  con- 
viene al  Noble  ejercitarse  desde  sus  primeros  años 
en  letras  y  armas  para  impedir  la  posesión  que  en 
tal  edad  suelen  adquirir  los  vicios  en  los  ociosos. — 
Cap.  IV.  De  la  fe  y  religión  que  debe  observar  el 
Noble. — Cap.  V.  De  la  esperanza  y  temor  que  en 
sólo  Dios  ha  de  tener.— Cap.  VI.  De  lo  mucho  que 
debe  amar  á  Dios  el  Noble.— Cap.  VII.  Cuánto  le 
importa  al  Noble  domar  los  bríos  de  la  naturaleza 
con  la  mortificación  y  penitencia  que  se  compa- 
dece con  su  estado,  y  ejercitar  las  demás  obras 
satisfactorias  y  de  virtudes  religiosas  que  ejercitó 
el  Marqués. 
Parte  segunda. — De  las  virtudes  morales. 
Cap.  I.  De  la  castidad  que  debe  el  Noble  guar- 
dar.—Cap.  II.  De  que  ha  de  huir  el  Noble  los  dos 
extremos  viciosos  de  la  liberalidad,  no  siendo  ava- 
ro ni  pródigo. — Cap.  III.  De  la  liberalidad  que  ha 
de  usar. — Cap.  IV.  Que  ha  de  ser  parco  el  Noble 
en  comer  y  no  liviano  en  vestir. — Cap.  V.  De  los 
amigos  y  compañías  que  debe  elegir. — Cap.  VI.  De 
la  cortesía  que  debe  usar,  con  que  á  todos  ha  de 
honrar,  particularmente  á  los  virtuosos  y  emi- 
nentes en  ciencias. — Cap.  VII.  De  la  verdad  que 
ha  de  observar,  huyendo  mucho  de  jurar. — Capí- 
tulo VIII.  De  cuáles  han  de  ser  las  palabras  del 
Noble  y  su  modesto  trato,  en  que  jamás  se  ha  de 
hallar  murmuración. — Cap.  IX.  De  la  humildad, 
que  no  es  incompatible  á  las  grandezas. — Capítu- 
lo X.  Del  valor  y  paciencia  con  que  se  ha  de  por- 
tar el  Noble  en  las  ocasiones  de  trabajos,  que  ésta 
es  verdadera  fortaleza.— Cap.  XI.  De  cómo  han  de 
ocupar  el  tiempo  los  Nobles,  huyendo  la  ociosidad. 
Parte  tercera. — De  las  virtudes  políticas. 
Cap.  I.  De  cómo  ha  de  gobernar  su  casa  el  No- 
ble, adestrándose  en  ésta  económica  para  la  po- 
lítica y  gobierno  de  la  República. — Cap.  II.  De  la 
rectitud  y  justicia  que  ha  de  guardar  el  Señor  en 
el  gobierno  de  los  vasallos. — Cap.  III.  Que  aun- 
que en  los  castigos  se  ha  de  inclinar  á  la  miseri- 
cordia, no  ha  de  ser  quedando  sin  ellos  los  peca- 
dos escandalosos. — Cap.  IV.  Del  celo  grande  de  la 
religión  y  honra  de  Dios  que  se  debe  manifestar 
en  el  gobierno,  no  admitiendo  la  política  y  falsa 
razón  de  Estado.— Cap,  V,  De  la  templanza  en  el  | 


poder. — Cap.  VI.  Del  amor  de  padre  con  que  ha 
de  gobernar  el  señor  á  sus  vasallos. — Cap.  VII.  De 
la  prudencia  para  el  gobierno  político. — Capítu- 
lo VIII.  De  lo  mucho  que  le  importa  al  Grande 
ser  amigo  de  consejo  y  saber  elegir  y  favorecer 
los  buenos  consejeros  y  ministros.— Cap.  IX.  Que 
se  ha  de  portar  el  Noble  en  la  Corte  comunicando 
á  los  otros  sus  virtudes,  y  no  inficionándose  con 
los  vicios  cortesanos,  haciéndose  sol  della  como 
el  Marqués.— Cap.  X.  De  cómo  ha  de  usar  el  No- 
ble del  valimiento  y  gracia  de  su  Rey. — Cap.  Xí. 
De  la  fidelidad  con  que  debe  portarse  en  aconsejar 
á  su  Rey,  siendo  ministro.— Cap.  XII.  De  cómo 
se  ha  de  haber  el  Noble  en  el  gobierno  que  su 
Rey  le  encomienda. 
Parte  cuarta.  -De  las  virtudes  militares. 
Cap.  I.  De  cómo  se  ha  de  armar  el  Noble  con 
el  temor  de  Dios  y  virtudes,  justificando  las  em- 
presas para  conseguir  victonas,  si  las  alcanzare 
de  sí  pnmero.- Cap.  II.  De  la  fortaleza  verdadera 
que  ha  de  tener  el  Noble  capitán,  cuyo  valor  y 
osadía  no  ha  de  ser  con  temerídad.— Cap.  III.  De 
la  prudencia  militar  que  ha  de  tener  el  capitán  y 
cómo  ésta  jamás  le  ha  de  hacer  cobarde.— Capí- 
tulo IV.  De  cómo  ha  de  usar  de  la  victona  para 
no  ser  vencido  della.— Cap.  V.  Cómo  se  ha  de  ha- 
ber el  buen  capitán  siendo  vencido.— Cap.  VI.  Del 
agrado  y  liberalidad  que  ha  de  usar  con  los  sol- 
dados, procurando  sean  bien  pagados,  y  sabiendo 
escoger  los  buenos  para  excusar  motines  y  con- 
seguir victonas.— Cap.  VII.  De  cuan  gran  cordura 
es  prevenirse  toda  la  vida  para  la  muerte  y  reti- 
rarse á  esperarla  antes  que  ella  acometa  y  dé  asal- 
to, y  cómo  lo  deben  hacer  los  nobles  á  imitación 
del  Marqués.— Cap.  VIII.  De  cuan  segura  tiene  la 
virtud  perpetuidad  en  sus  glorías,  alabanza  y  pos- 
teridad, y  cuan  cierto  es  ser  de  todos  llorado  y 
honrado  en  muerte  el  que  á  todos  supo  consolar 
y  honrar  en  vida. 

293'  —  Cartilla  para  instruyr  niños  no- 
bles. 

Quedó  sin  publicar  este  libro,  acerca  del 
cual  se  lee  en  la  dedicatoria  á  D.  Alonso 
Girón,  de  la  Noblei(a  virtuosa. 

Si  á  V.  s.  este  le  diere  gusto,  para  su  pnmer  in- 
fante podré  seruirle  con  una  Cartilla  para  ins- 
truyr niños  nobles,  que  hallé  al  lado-destos  pa- 
peles. 


—    121 


PAEZ  DE   COLINDRES 
(D.*  Francisca). 

294. — Sátira  en  obillejo  en  tiempo  de  Phe- 
lipe  IV  y  el  Conde  Duque,  siendo  Presiden- 
te de  Castilla,  Castejón,  en  ocasión  de  que- 
rer quitar  el  uso  de  los  guardaynfantes,  año 
de  i65i. 

A  el  casi  Presidente 
que  en  su  boca  hermitaño  trae  un  diente; 
á  el  buen  hijo  del  siglo 
que  siempre  tubo  cara  de  un  bestiglo, 
ministro  vigilante 

que  destierra  otra  vez  el  guardaynfante, 
salud,  si  puede  dársela  un  doliente, 
dama  que  mucho  siente 
berse  tan  descurrida 
que  parece  visión  de  la  otra  vida, 
si  bien  muger  honrrada 
que  andubo  de  jubón  abigarrada 
sin  publicar  ni  descubrir  el  pecho 
que  á  todo  vicio  sirbe  de  coecho; 
por  cierto,  amigo  mío, 
que  a  sido  este  orden  nuebo  desbarío, 
que  las  bien  puestas  faldas 
no  son  escandalosas  como  espaldas 
luzientes,  blancas,  tersas  y  bruñidas, 
tiranas  de  las  bolsas  y  las  bidas; 
ni  pechos  despechados, 
salssa  que  pone  el  diablo  á  los  pecados, 
á  quien  con  gran  donaire  un  caballero 
llamaba  el  pecadero. 

En  Galizia  los  traxes 
yncultos,  toscos,  pobres  y  salvajes, 
muy  bien  los  visteis  quando 
fuysteys  en  Lugo  obispo  venerando, 
antídoto  no  son  de  la  luxuria, 
pues  en  aquel  pays  tiene  más  furia; 
de  que  se  sigue  que  en  aquesta  tierra 
no  es  causa  el  guardaynfante  desta  guerra. 
Mala  gente  son  hombres  y  mugeres, 
propia  pensión  á  ylícitos  plazeres; 
aquí  las  burl  is  dexo 
y  me  transformo  en  uno  del  Consexo; 
á  lo  que  atiende  un  grabe  Presidente, 
si  es  sabio  y  es  prudente, 
es  á  tener  contento 

con  sobra  el  pueblo  de  mantenimiento, 
y  á  prezios  moderados 
porque  biban  los  pobres  descansados... 


Ms.  del  siglo  xvii;  tres  hojas  en  4.* 

Biblioteca  Nacional. — Mss.  de  Gayangos;  núm.  271;  fo- 
lios if)5  á  257. 

PAEZ  DE  PANTOJA  (D.-^  JMaría). 

295. — Soneto  á  Felipe  III: 

¡Oh!  insuficiencia  humana,  que  si  aspira 
á  ostentar  vuestro  espíritu  valiente, 
la  lengua,  cuando  más  finez_.s  siente, 
más  turbada,  ¡oh!  Filipo,  se  retira... 

296. — Glosa  al  mismo  asunto: 

Honrando  el  nombre  español 
(al  fin  águila  Real)... 

Luis  Diez  de  Aux.  Compendio  de  las  fies- 
tas que  ha  celebrado  la  Imperial  ciudad  de 
Qaragog.a...  en  honor  de  Fray  Luys  Alia- 
ga.— Zaragoza:  Por  Juan  de  Lanaja.  Año 
de  1619. 

Págs.  1 58  y  189.- 

En  la  misma  obra  (folio  288),  se  leen  es- 
tos versos  acerca  de  D.'  María  Páez: 

De  Madrid  llegó  un  papel 
tan  lleno  de  perfecciones 
como  se  averigua  en  él, 
de  quien  por  muchas  razones 
merece  palma  y  laurel. 
Firmóle  Doña  María 
de  Páez  y  de  Pantoja, 
y  en  el  soneto  que  envía 
descubre  que  el  labio  moja 
donde  Apolo  ninfas  cría. 

PALACIOS  Y  ARRAZOLA 
(D.*  Ana  María). 

297. — Novena  á  los  gloriosos  mártires  San 
Bonoso  y  San  Maximiliano,  Patronos  de 
esta  villa  de  Arjona.  La  da  á  luz  en  obse- 
quio de  los  Santos,  y  para  bien  de  las  Almas, 
Ana  María  Palacios  y  Arrazola. — En  Jaéri: 
En  la  Imprenta  de  D.  Pedro  Josef  de  Doblas. 
Año  de  1795. 

Al  principio  una  dedicatoria  á  los  Santos 
por  D.*  Ana  María  Palacios. 


122 


PALAFOX  (Sor  Josefa  Manuela  de). 

Nació  en  Zaragoza  el  año  1649.  Fué  hija 
de  D.  Juan  de  Palafox,  Marqués  de  Ariza,  y 
de  D.*  María  Felipa  de  Cardona  y  Ligni. 
Profesó  en  el  convento  de  Capuchinas  de 
aquella  ciudad,  donde  fué  Maestra  de  novi- 
cias, Vicaria  y  Abadesa  por  dos  trienios. 
Fundó  el  convento  de  Santa  Rosalía,  en 
Sevilla,  á  costa  de  su  tío  el  arzobispo  Don 
Jaime  de  Palafox,  y  murió  allí  á  5  de  Abril 
de  1724. 

298. — Testamento  de  la  Venerable  Madre 
Sor  Josepha  de  Palafox  y  Cardona,  Abadesa 
y  primera  fundadora  del  convento  de  Capu- 
chinas de  esta  ciudad  de  Sevilla.  Año  1702. 

(Al  fin:)  Impresso  en  Sevilla,  con  las  apro- 
baciones y  licencias  necesarias,  año  de  1 724. 

27  págs.  en  4." 

PALAFOX  Y  PORTOCARRERO 
(D.*  María  Tomasa). 

Estuvo  casada  con  D.  Francisco  de  Borja, 
Marqués  de  Villafranca. 

299.  —  Memoria  instructiva  de  los  nego- 
cios de  la  Real  Junta  de  Señoras  de  Honor 
y  Mérito,  presentada  por  su  Presidenta  la 
Exc.ma  Sra.  Marquesa  de  Villafranca,  Du- 
quesa de  Medinasidonia. — Madrid:  Impren- 
ta de  Sancha.  1819. 

Portada  y  16  págs.  en  8." 

300. — Memoria  expositiva  de  la  situación 
de  la  Inclusa  y  Colegio  de  las  Niñas  de  la 
Paz,  en  fin  de  Diciembre  de  mil  ochocien- 
tos veinte,  presentada  á  la  Real  Junta  de 
Señoras  por  su  Presidenta  la  Excelentísima 
Señora  Marquesa  viuda  de  Villafranca.— 
Madrid:  Imprenta  del  Censor,  Carrera  de 
San  Francisco.  1821. 

16  págs.  en  8."  y  un  cuadro  sinóptico. 


PANIAGUA  MANUEL  DE  VILLENA 

(D.*  Mayor). 

Condesa  de  Ví-a-Manuel. 

301. — Hay  versos  suyos  en  la  Descriptión 
de  la  proclama  que  se  executó  en  la  muy  no- 
ble y  leal  ciudad  de  Badajo^,  y  de  las  fiestas 
con  que  esta  celebró  la  elevación  al  trono  de 
su  muy  poderoso  y  amado  Rey  y  Señor  Don 
Fernando  VI.  Por  D.  Leandro  Gallardo  de 
Bonilla.— Madrid.  Año  MDCCXLVII. 

PARDO  DE  MONZÓN  (D.*^  Manuela). 

302. — Romance  á  la  Virgen: 

A  las  generosas  fiestas 
que  hace  el  Sandoval  monarca... 

Descripción  de  la  Capilla  del  Sagrario 
de  Toledo  y  relación  de  la  antigüedad  de 
la  imagen  de  Nuestra  Señora,  por  Pedro 
de  Herrera. — Madrid,  por  Luis  Sánchez. 
MDCXVII. 

Folios  84  y  85. 

303. — Canción  á  San  Ignacio  de  Loyola: 

La  fuente  de  la  luz  que  en  copia  bella 
se  comunica  á  cuerpos  inferiores, 
del  trópico  de  Cancro  ya  impedida 
lleva  al  Austro  sus  raudos  esplendores 


Relación  de  las  fiestas  que  ha  hecho  el  co- 
legio Imperial  de  la  Compañía  de  Jesús  de 
Madrid  en  la  canonización  de  San  Ignacio 
de  Loyola.  Por  D.  Fernando  de  Monforte  y 
Herrera. — Madrid,  por  Luis  Sánchez,  1622. 

Folio  24. 

PARRA   Y  CARVAJAL 
(D.^  Ángela  Teodora). 

Descendía  de  D.  Mateo  Parra,  hidalgo 
de  la  tierra  de  Valladolid,  y  pariente  del 
Conde  de  Bureta,  quien  se  estableció  en  Au- 
ñón  (Guadalajara)  á  mediados  del  siglo  xvi. 
Hijo  de  éste  fué  D.  Juan  Parra  y  Francia, 
capitán  en  el  reinado  de  Felipe  III,  y  nieto 


—  I 


D.  Manuel  Parra  y  Carvajal,  padre  de  Doña 
Ángela  Teodora  Parra,  nacida  en  Auñón 
de  D."  Juana  de  Espinosa  y  Barrera,  en  No- 
viembre del  año  1674,  pues  la  bautizaron  el 
23  de  dicho  mes.  Siendo  de  12  años  oyó 
predicar  en  el  convento  de  franciscanos  de 
Auñón  á  Fr.  Juan  de  Almodóvar,  y  tanto 
le  impresionaron  las  palabras  de  éste,  que 
comenzó  á  ejercitarse  en  ásperas  peniten- 
cias. No  profesó  en  orden  monástica  algu- 
na; pasó  gran  parte  de  su  vida  encerrada  en 
una  cueva  que  hizo  en  el  huerto  de  su  casa, 
y  á  causa  de  ser  muy  húmeda  se  mudó  á 
otra  labrada  en  un  peñasco.  Residió  varias 
temporadas  en  Alcalá  y  Madrid;  en  esta 
villa  murió  á  5  de  Enero  de  1745  y  fué  se- 
pultado su  cuerpo  en  el  convento  de  Míni- 
mos de  la  Victoria,  don4e  se  le  hicieron 
honras  fúnebres. 

304. — Por  mandato  del  P.  Guerrero  escri- 
bió su  vida  interior;  dice  éste  que  llenó  D.' 
Ángela  más  de  400  pliegos  con  tal  relación, 
y  que  se  guardaba  en  el  citado  monasterio. 

Cnf.  Sermón  á  las  honras  de  la  Parra 
mystica  Sierva  de  Dios  Doña  Angela  Theo- 
dora  Parra  y  Car ba jal,  Tercera  Professa 
del  Sagrado  Orden  de  los  Mínimos  de  N. 
P.  S.  Francisco  de  Paula,  natural  de  la  vi- 
lla de  Auñón,  en  este  Arzobispado  de  Tole- 
do. Las  predicó  el  día  ocho  de  Mayo  de  este 
año  en  el  convento  de  la  Victoria  de  Madrid, 
su  Confesor  el  R.  P.  Fr.  Joseph  Martín 
Guerrero. — En  Madrid:  En  la  Imprenta  de 
Joseph  Martínez  Abad.  Año  de  1746. 

48  págs.  en  4."  más  16  hojas  de  prelimi- 
nares. 

Práctica  mystica,  y  moral.  Vida  de  la 
parra  mystica  Doña  Angela  Theodora  Pa- 
rra y  Carvajal,  natural  de  la  villa  de  Auñón 
de  este  Ari^obispado  de  Toledo,  Tercera 
Professa  de  la  Mínima  Viña  Orden  Tercera 


23  — 
de  San  Francisco  de  Paula.  Su  autor  el 
R.  P.  Fr.  Joseph  Martín  Guerrero,  Lector 
Jubilado,  Regente  que  fué  de  los  estudios  en 
el  colegio  de  la  Señora  Santa  Ana  de  Alca- 
lá, y  en  él  seis  años  Corrector. — Año  1749. 
En  Madrid,  por  Carlos  Rey. 

305.— En  4.',  338  págs. 

Cartas  espirituales  de  D."  Ángela  Parra 
Caravajal,  escritas  allllmo.  Obispo  de  As- 
torga. 

Las  cuatro  primeras  sin  fecha;  la  quinta, 
en  Madrid,  á  23  de  Mayo  de  1 721;  la  sexta, 
en  Madrid,  Agosto  de  1717;  la  séptima, 
en  la  misma  ciudad,  como  las  restantes, 
á  2  de  Febrero  de  1740;  la  octava,  á  7  de  Di- 
ciembre de  1723;  la  novena,  á  18  de  Abril  de 
1724;  la  décima,  á  i5  de  Diciembre  de  1723. 

Copia  del  siglo  xviii. — Seis  hojas  en  folio. 

Biblioteca  Nacional. — Mss.  T.  46. 

PAZ  (D.*  Antonia  de  la). 

306. — Octava  en  elogio  de  Agustín  de 
Rojas. 

Ninfas,  que  en  vuestro  coro  retumbando... 

El  viage  entretenido  de  Agustín  de  Rojas, 
natural  de  la  villa  de  Madrid.  Con  una  ex- 
posición de  los  nombres  Históricos  y  Poéti- 
cos, que  no  van  declarados.  A  Don  Martín 
Valero  de  Franque^ia,  Cauallero  del  hábito 
de  Santiago. — En  Madrid,  En  la  Emprenta 
Real.  M.DC.IIII. 

PAZ  (D.*  Catalina  de). 

Natural  de  Badajoz,  ó,  lo  que  es  más  pro- 
bable, de  Alcalá  de  Henares.  Murió  en  Gua- 
dalajara  á  los  27  años.  Floreció  á  mediados 
del  siglo  XVI. 

Acerca  de  Doña  Catalina  escribe  García 
Matamoros; 

Unius  mulieris  latini  versus  publicis  certamlni- 
bus  prlmam  Hispali  et  Compluti  lauream  judi- 


—  Í24 


cum  sententia  meruerunt.  Quam  velim  significare 
nemo  non  Complutensis  intelligil.  iNam  haec  fuil 
illa  Catherina  Pacensis  quae  nondum  expleto  eta- 
tis  anno  vicésimo  séptimo  in  ipso  vitae  flore  Cara- 
cae,  quae  nunc  Guadalaxara,  acerba  et  immatura 
morte  e  vivis  próxima  aestate  erepta  insanabilem 
attulit  Musís  dolorem.  Proferat  Lucanus  suam 
Polam  Argentariam;  numquam  tibi,  Catherina 
Pacensis,  tam  erit  Complutum  ingrata  ut  non 
cum  illis  te  comparare  audeat. 

^Quos  Poesis  fontes  súbito  fortuna  prostravit? 
¿Quae  litterae  politiores  cum  illa  mortuae  et  sepul- 
tae  fuerunt? 

(De  Academiis  litteratisque  viris  Hispanice.  Edición  de 
Madrid,  año  1769,  pag.  77.) 

307. — Dos  poesías  latinas  en  elogio  de  don 
Juan  Hurtado  de  Mendoza. 

No  es  cierto  que  tradujese  al  latín  el  li- 
bro de  éste,  como  dice  Nicolás  Antonio, 
quien  duda  si  Pacensis  se  refiere  al  apellido 
Paz  ó  indica  procedencia  de  Badajoz  (Pax 
Augusta). 

Cnf.  Buen  plai(er  trabado  en  trece  discan- 
tes de  quarta  rima  castellana  según  imita- 
ción de  trotas  Francesas,  compuesto  por  don 
duan  Hurtado  de  Mendoza. — Alcalá,  en  casa 
de  loan  de  Brocar,  MDL. 

PAZ  (D.*  Elena  de). 

Religiosa  de  Santa  Clara,  en  Salamanca. 
308. — Soneto  á  D.  Francisco  de  Borja  y 
Aragón: 

Rizo  el  pelo,  la  vista  procelosa... 

Aplavso  gratulatorio  de  la  insigne  escue- 
la de  Salamanca,  al  Ilustrissimo  Señor  Don 
Francisco  de  Borja,  y  Aragón,  por  la  res- 
tauración de  los  votos  de  los  estudiantes. — 
En  Barcelona,  por  Sebastián  de  Corme- 
llas,  s.  a. 

Cubié,  (Las  mujeres  vindicadas)  dice  que 
escribió  muchas  obras  en  latín  y  castellano 
que  llenarían  un  abultado  volumen. 


PAZ  (María  de  la). 


309. — Testimonio  que  dio  en  lo  referente 
á  las  visiones  de  Francisca  de  Ávila,  proce- 
sada por  el  Santo  Oficio  en  los  años  ¡574 
á  1578. 

Autógrafo;  tres  hojas  en  folio. 

Archivo  histórico. — Inquisición  de  Toledo.  Legajo  113, 
núm.  5. 

PAZ  (D.*  Mariana  de  la). 

310. — Soneto: 

En  cuantas  esta  verde  selva  ostenta 
pobres  coronas  de  menuda  grama... 

Aplauso  gratulatorio  de  la  insigne  escue- 
la de  Salamanca,  al  Excelentissimo  Señor 
Don  Gaspar  de  Guarnan,  Conde  de  Olivares, 
Duque  de  San  Lucar  la  Mayor.  Por  la  res- 
tauración de  los  votos  de  los  Estudiantes. 
Recogido  por  Manuel  de  Ai^evedo. — En  Bar- 
celona, por  Sebastián  de  Cornvellas.  S.  a. 

PAZ  Y  DE  PASTRANA 
(D.*  Bernarda  de). 

311. — Soneto: 

España  y  Persia  hoy  quieren  á  porfía... 

Relaciones  de  Don  Ivdn  de  Persia.  Diri- 
gidas á  la  Magestad  Cathólica  de  Don  Phi- 
lippe  III.  Rey  de  las  Españas,  y  señor  nues- 
tro.— Año  1604.  En  Valladolid  por  luán  de 
Bostillo. 

PEDRO  Y  VIDAL  (Sor  Delfina  de). 

Natural  de  Villarluengo,  en  Aragón.  Fué 
religiosa  de  San  Francisco  y  contribuyó  á 
la  fundación  del  convento  de  Cuevas  de 
Cañarte.  Murió  en  el  año  1714. 

312. — Exercicios  espirituales. 

313. — Exercicios  de  Adviento. 

314. — Exercicios  para  el  ayuno  de  Cristo, 

Latassa.  Biblioteca  nueva. 


—  125  — 


PEÑA  GUIÓN  (La  Condesa  de). 

31 5.  —  Carta  que  la  Condesa  de  Peña 
Guión  escribió  al  Camarero  mayor,  su  ma- 
rido, sintiendo  que  D.  Luis  de  Haro  fuese 
al  ejército. 

Lisboa  2  de  Octubre  de  i658. 

Ms.  del  siglo  xviii;  dos  hojas  en  fol. 

Bibl.  Nac— Mss.  H.  28,  fols.  201  y  202. 

PEÑAILLO  (Sor  Dolores). 

Religiosa  chilena  en  el  convento  de  la 
Rosa  de  aquel  país.  Vivió,  según  parece,  á 
mediados  del  siglo  xviii. 

316. — Escribió  muchas  cartas  espirituales 
al  P.  Manuel  José  Alvarez,  de  la  Compañía 
de  Jesús,  con  las  cuales  dice  Medina  que  se 
podía  hacer  un  buen  tomo. 

Cnf.  Historia  de  la  literatura  colonial  de 
Chile,  por  José  Toribio  Medina. — Santiago 
de  Chile.  Imp.  de  la  librería  del  Mercu- 
rio. 1878. 

Tomo  II,  pág.  296. 

PEÑALBA  (D.*  Sebastiana). 

317. — Carta  á  honor  de  los  pajes. 
Diario  de  Madrid,  año  1789,  tomo  XI, 
págs.  273  y  274. 

PEÑARANDA  (La  Condesa  de). 

318. — Existen  unos  versos  suyos  en  un 
ms.  del  Museo  Británico. 
Letra  del  siglo  xviii;  folio. 

Add.  28.489. 

PERALTA  (D.*  Inés  de). 
319. — Décimas: 

¿Qué  ingenio  alabar  pretende... 

Prosas,  y  versos  del  Pastor  de  Clenarda. 
Por  Migvel  Bote  I  lo,  natural  de  la  ciudad 
de  Viseo. — En  Madrid,  por  la  Viuda  de  Fer- 
nando Correa  Montenegro.  Año  MDCXXII. 


PERALTA  (D.*  María  de). 


Nacida  en  Corella.  Vivió  en  la  primera 
mitad  del  siglo  xvii. 
320. — Glosa: 

No  siendo  madre  de  Dios... 

Paulo  Quinto  le  mandó 
á  toda  la  Rola,  viera 
la  información  que  se  dio, 
de  Teresa,  y  respondió 
la  Rota  de  esta  manera... 

Retrato  de  las  fiestas  que  á  la  Beatificación 
de  la  Bienaventurada  Virgen  y  Madre  San- 
ta Teresa  de  Jesús,  hi\o  la  Imperial  ciudad 
de  Zaragoga.  Por  Luis  Díe\  de  Aux. — Za- 
ragoza, por  luán  de  la  Naja  y  Quarta- 
net.  i6i5. 

Pág.  100 

En  la  pág.  120  se  lee: 

Doña  María  de  Peralta, 
clara  y  sutilanie  estrella 
que  con  sus  rayos  esmalta 
la  hermosura  de  Corella, 
como  reside  tan  alta, 
desde  allí  quiso  mirar 
á  Paulo  beatificar 
á  nuestra  madre  Teresa, 
y  de  aquello  cuenta  expresa 
pretendió  en  su  Glosa  dar; 
pero  su  escribiente  ha  errado 
en  la  palabra  que  dice 
que  Su  Santidad  ha  dado. 

PERAPERTUSA  Y  VILADEMANY 
(D."  María  de). 

321. — Glosa  en  décimas: 

La  que  de  gracia  abundó... 

lusta  poética  consagrada  á  las  Jestivas 
glorias  de  María  en  su  Immaculada  Con- 
cepción. Mantenida  en  la  Parroquial  Iglesia 
de  Santa  María  del  Mar  de  la  ciudad  de 
Barcelona.  Relación  de  las  svmiuosas  fiestas 
que  esta  ilustre  Parroquia  hi^o  en  honrosas 
metnorias  de  tan  Soberano  Mysterio.  Por 


■ —  120  — 


Don  Francisco  Modolell  y  Costa.— En  Bar- 
celona, por  Narcis  Casas,  año  i656. 
Págs.  71  y  72. 

PEREGRINA  (La  Señora). 

322.— Al  insigne  fray  Lope  Félix  de  Vega 
Carpió,  más  dichoso  en  muerte  que  en  vida. 

Epigrama: 

Ya  el  Fénix  español  canoro  espira... 

Fama  posthuma  á  la  vida  y  muerte  del 
Doctor  f rey  Lope  Félix  de  Vega  Carpió. 

Folio  1 5o. 

-  PEREIRA  CAMBIAXI 
(D.*  María  Margarita.) 

Portuguesa  y  vecina  de  Lisboa,  donde  re- 
sidió á  principios  del  siglo  xix. 

223.— Poesías  de  D.  María  Margarida  Pe- 
rcira  Cambiaxi,  offerccidas  ao'Ill.™^  Sr.  des- 
embargador  Joao  Rodrigues  de  Brito. — Lis- 
boa, imp.  Regia,  1816. 

Un  vol  en  8.°  de  vii-40  págs. 

PÉREZ  (D.'^  Gregoria). 

•  Hija  del  célebre  secretario  de  Pelipe  II. 
Alábala  su  padre  como  elegante  escritora 
en  el  génjcro  epistolar,  y  dícese  que  le  ayu- 
daba en  sus  trabajos  de  bufete. 

Gonzalo  Pérez  tenía  de  ella  tan  elevado 
concepto,  que  la  escribía  en  una  carta: 

Hija,  no  penséis  que  habláis  con  Cicerón,  ó  con 
alguno  de  aquellos  griegos  elocuentes.  Humildad 
el  estilo;  que  mi  pluma  vuela  bajo  y  no  sabe  sino 
deste  lenguaje  natural,  rústico.  Ni  se  espante  na- 
die que  un  padre  de  ingenio  rústico  haya  engen- 
drado tal  ingenio;  que  los  pastores  Papas  suelen 
engendrar,  y  del  acebuche  salir  un  enjerto  dulce 
olivo  (i). 

Falleció  muy  joven,  y  su  padre,  que  la 
consideraba  mártir  de  las  {Persecuciones  que 

(i)  Carta  GLXII.  A  Gregoria  van  dirigidas  las  cartas 
CXXXVII,  CXL,  CXLI,  CLin,  CLVllI,  GLXII,  CLXIII, 
CLXVIIIyCLXX. 


sufría  su  familia,  lloró  tan  dolorosa  pérdida 
en  una  carta  á  Mr.  Zamet,  donde  escribe 
que  había  sido  aquélla  madre  de  sus  herma- 
nos  y  varón  para  su  madre. 
No  consta  que  escribiese  obra  alguna. 

PÉREZ  DE  BORDALBA  (D.''  Lorenza). 

324. — Romance  á  la  Virgen: 

Dista  una  milla  no  más... 

Certamen  poético  de  nuestra  Señora  de 
Cogullada...  Publícalo  el  Licenciado  luán 
de  Iribarren  i  Pla^a.— En  Zaragoza,  en  el 
Hospital  Real  y  General  de  nuestra  Señora 
de  Gracia.  Año  MDCXLIV. 

Pág.  174. 

PÉREZ  DE  LA  FUENTE 
(D.*  Catalina). 

325. — Romance  á  San  Pascual  Bailón: 

Agua  faltó  en  la  cabana 
á  Pascual  y  á  otros  pastores... 

Demonst  raciones  festivas  con  que  la  noble, 
antigua  y  siempre  leal  villa  de  Almansa 
celebró  la  canonización  de  S.  Pascual  Bay- 
lón  Escrivela  Pedro  Luis  Cortés. — Madrid. 
Imprenta  Real.  1693. 

Pág.  136. 

PÉREZ  NAVARRO 
(Sor  Clara  Gertrudis). 

Nació  en  la  segunda  mitad  del  siglo  xvii, 
en  Zaragoza  y  allí  fué  religiosa  capuchina. 
Acompañó  á  Sor  Josefa  Manuela  de  Palafox 
cuando  fundó  en  Sevilla  un  convento  de  su 
Orden,  del  cual  fué  Maestra  de  novicias  y 
luego  vicaria.  Vivía  aún  en  el  año  1730. 

326.— Copia  de  la  carta  en  que  la  R.  Ma- 
dre Sor  Clara  Gertrudis  Pérez,  Abadesa  del 
Convento  de  Santa  Rosalía,  Capuchinas  de 
Sevilla,  da  qventa  á  los  demás  conventos  del 


—  127  — 


feliz  tránsito,  y  heroycas  virtudes  de  la  ve- 
nerable Madce  Sor  Josepha  Manuela  de  Pa- 
lafox  y  Cardona,  primera  Abadesa,  y  Fun- 
dadora de  dicho  su  convento,  el  día  cinco 
de  Abril  de  mil  setecientos  y  veinte  y  qua- 
tro. — Impressa  en  Sevilla:  con  las  aproba- 
ciones y  licencias  necesarias. 
65  págs.  en  4.* 

PÉREZ  DE  OLIVAN  (D.''  Teresa). 

327. — Canción: 

Dejando  el  campo  Palas  lusitano... 
al  campo  catalán  feroz  venía 
cual  rayo  que  fulmina  nube  parda; 
el  fuego  del  corage  que  encendía 
su  corazón  heroico  soberano, 
por  el  peto  que  fiel  su  pecho  guarda, 
por  el  grabado  yelmo  que  acobarda 
enemigos  ejércitos,  centellas 
vengativas  tiraba;  en  el  escudo 
el  rostro  de  Medusa  más  sañudo... 

Certamen  poético  que  la  Universidad  de 
Zaragoza  consagró  á  la  munificencia  y  libe- 
ralidad del  Señor  Ar ¡{obispo  Don  Pedro  de 
Apaola^a.  Y  dedica  el  Doctor  Juan  Fran- 
cisco Andrés. 

Ms.  del  siglo  xvii;  en  4."* 

Bibl.  de  Mr.  Archer  M.  Huntington. 

PERILLÁN  Y  QUIRÓS  (D.*  Isabel  de). 

Natural  de  Criptana. 

328. — Romance  á  San  Antonio  de  Padua. 

De  mi  alma,  sacro  Antonio, 
nada  os  haze  resistencia, 
porque  como  un  bienvenido 
os  da  todas  sus  potencias... 

Certamen  poético  en  alabanza  del  glorioso 
San  Antonio  de  Padua,  para  la  fiesta  que  la 
villa  del  campo  de  Criptana  le  hi\o  el  año 
de  mil  y  seiscientos  y  quarenta  y  quatro. 

Ms.  del  siglo  xvii;  en  4." 

Bibl.  Nac— Mss.  M.  C02. 


PERNÍA  (D.^  María  de). 


Religiosa  en  el  convento  de  Santa  Clara 
de  Vélez  Málaga. 

329. — Soneto  á  la  Virgen: 

Inclinado  el  celeste  crucifijo... 

Elogios  á  María  SaJitissima.  Consagrólos 
en  suntuosas  celebridades  devotamente,  Gra- 
nada á  la  limpieza  pura  de  su  Concepción. 
Dedícalos  á  la  Magestad  Católica  de  Phili- 
po  III.  Rey  i  S.  N.  Gregorio  de  la  Peñuela 
Méfide^  Ju7'ado  de  la  misma  Ciudad.  DispV' 
solos  D.  Luis  de  Paracuellos  Cabega  de 
Vaca. — Impreso  en  Granada,  por  Francisco 
Sánchez  y  Baltasar  de  Bolívar.  Aiio  de  1 65 1 . 

Folio  290. 

PIANETA  (D.''  Magdalena). 

330. — Á  la  muerte  del  Doctor  Juan  Pérez 
de  Montalbán.  Soneto: 

Canoro  cisne,  que  la  Fama  escriba... 

Lágrimas  panegíricas  á  la  tenprana  muer- 
te del  gran  poeta,  y  teólogo  insigne  Doctor 
luán  Pere^  de  Montalván. 

Folio  127. 

PIEDRA  (D.*  María  Josefa  de  la). 

Natural  de  Sanlucar  de  Barrameda  y  dis- 
cípula,  en  Botánica,  de  Rojas  Clemente. 

331. — Memoria  sobre  el  cultivo  del  taba- 
co. Escrita  en  francés  por  Mr.  de  Sarrazin  y 
traducida  al  castellano  por  D.'  María  Josefa 
de  la  Piedra.  Dedicada  al  Señor  Don  Ma- 
riano Lagasca,  Presidente  del  Museo  de 
Ciencias  naturales. 

Ms.  en  4."  de  118  págs.  existente  en  la 
Biblioteca  del  Jardín  Botánico  de  Madrid. 
Divídese  en  i5  capítulos.  Fué  hecha  la  tra- 
ducción hacia  el  año  1821. 


—  I 

PIGNATELLI  DE  ARAGÓN 

(D.*  María  Manuela). 

Duquesa  de  Villahermosa. 

Nació  en  Fuentes  del  Ebro  á  25  de  Di- 
ciembre de  1753.  Fueron  sus  padres  D.  Joa- 
quín Pignatelli,  Conde  de  Fuentes,  y  Doña 
María  Luisa  Gonzaga.  De  muy  pocos  meses 
la  dejaron  encargada  á  su  tío  D.  Vicente 
Pignatelli,  Educóse  en  el  colegio  de  las  Sa- 
lesas  Reales  de  Madrid  y  de  allí  salió  cuan- 
do tenía  quince  años  para  casarse  con  el  Du- 
que de  Villahermosa,  quien  no  pudiendo 
ausentarse  de  París,  dio  poder  al  Conde  de 
Aranda.  Residió  en  París  algún  tiempo,  y 
en  medio  de  aquella  corte  corrompida  se  dis- 
tinguió por  su  acrisolada  virtud;  después 
vivió  en  Turín,  con  motivo  de  haber  sido  su 
marido  nombrado  Embajador  de  España.  A 
la  muerte  de  éste,  ocurrida  en  el  año  lyyo, 
se  dedicó  exclusivamente  á  la  educación  de 
sus  hijos  y  al  ejercicio  de  su  caridad  sin  lími- 
tes. Falleció  á  6  de  Noviembre  de  1816. 

332. — En  el  archivo  de  la  Sra.  Duquesa  de 
Villahermosa  se  conserva  una  colección  de 
cartas  de  D.*  María  Manuela  Pignatelli,  es- 
critas á  su  esposo;  son  interesantes,  no  sola- 
mente por  las  noticias  que  contienen  sobre 
cosas  de  la  época,  sino  porque  en  ellas  se  ve 
retratada  el  alma  de  aquella  ilustre  mujer. 
Han  sido  publicadas,  unas  íntegras  y  otras 
en  extracto,  por  el  autor  de  Pequeneces  en 
el  siguiente  libro: 

Retratos  de  antaño,  por  el  R.  P.  Luis  Co- 
loma, de  la  Co)7ipañia  de  Jesús.  Publícalos 
la  Duquesa  de  Villahermosa,  Condesa  viuda 
de  Guaqui. — Madrid.  Est.  tip.  de  la  Viuda 
é  Hijos  de  Tello.  1895. 

Un  vol.  en  S,**  mayor  de  597  páginas,  con 
algunas  fototipias  y  numerosos  facsímiles 
de  documentos. 


28  — 

Doña  Mana  Manuela  Pignatelli  de  Ara- 
gón y  Gon\aga,  Duquesa  de  Villahermosa^ 
por  D.  Vicente  Orti  y  Brull. 

Tomo  II.  La  Duquesa  de  Villahermosa. — 
Madrid.  Est.  tip.  Viuda  é  Hijos  de  M.  Te- 
llo. 1896. 

8.**  mayor;  411  págs.;  con  fotograbados  y 
facsímiles  de  documentos. 

PIMENTEL   MALDONADO 
(D.*  Mariana  Antonia). 

Hermana  del  escritor  portugués  D.  Juan 
Vicente  Pimentel  Maldonado.  Nació  en  los 
años  1772  á  1774,  y  murió  en  el  de  1 855. 

333, — Ode  ao  triste  anniversario  da  trá- 
gica morte  de  Gomes  Freiré  de  Andrade. — 
Lisboa,  typ.  Rollandiana,  1821. 

Cuatro  págs.  en  4.* 

334. — Poesías  líricas. 

Son,  una  Cangonet a  patriótica  y  tres  so- 
netos publicados  en  el  Portugués  constitu- 
cional {1S20-1S21);  otros  cuatro  sonetos  en 
e\  Jornal  poético  (1812)  y  una  oda  en  las 
Poesías  de  J.  M.  da  Costa  é  Silva  (tomo  III, 
página  16). 

PIMENTEL  Y  TÉLLEZ-GIRÓN 

(D.*  María  Josefa  Alfonsa). 
Condesa-Duquesa  de  Benavente. 

Acaso  ninguna  aristócrata  del  siglo  pasa- 
do goce  de  tal  nombradía  como  la  Condesa 
de  Benavente.  Su  amor  á  la  música  y  la 
poesía;  su  entusiasmo  por  el  arte  dramáti- 
co, y  la  protección  que  dispensó  á  célebres 
literatos,  cual  fué  D.  Tomás  de  Iriarte,  ha- 
cen de  ella  una  figura  en  extremo  simpáti- 
ca. Por  su  matrimonio  con  D.  Pedro  de  Al- 
cántara Téllez-Girón,  fué  Duquesa  de  Osu- 
na; heredó  las  casas  de  Béjar  en  el  año  1777 
por  fallecimiento  de  su  tío  D.  Joaquín  Die- 
go  López  de  Zúñiga,  y  la  de  Arcos  por 


129  — 


muerte  de  D.  Antonio  Ponce  en  1780.  He- 
redó otros  muchos  títulos,  entre  ellos  dos 
de  Princesa.  Dotada  de  generosos  senti- 
mientos, quiso  arrostrar  con  su  marido  los 
peligros  de  la  guerra,  y  así  lo  acompañó  en 
la  conquista  de  Menorca,  lograda  en  1781. 
Por  su  no  común  instrucción  fué  nombrada 
Presidenta  de  la  sección  femenina  de  la  So- 
ciedad Económica  Matritense;  tuvo  lugar 
su  recepción  el  día  22  de  Julio  de  1786,  y 
con  tal  ocasión  leyó  un  discurso;  pronunció 
otro  en  9  de  Octubre  de  1787. 

D.  Tomás  Iriarte  la  ensalzó  en  una  bella 
epístola  y  escribió  para  ella  su  comedia  El 
don  de  gentes  (i). 

D.  Ramón  de  la  Cruz  tuvo  que  agrade- 
cerle muchos  beneficios,  y  cuando  éste  mu- 
rió pobremente  á  5  de  Marzo  de  1794,  su 
viuda  é  hija  obtuvieron  una  pensión  de  la 
Condesa  (2). 

335. — Discurso  que  la  Excma.  Sra.  Con- 
desa, Duquesa  de  Benavente,  Marquesa  de 
Peñafiel,  etc.,  hizo  á  la  Real  Sociedad  Eco- 
nómica de  Madrid  el  día  de  su  recepción, 
22  de  Julio  de  1786.  Impreso  de  acuerdo  de 
la  misma  Sociedad. — En  Madrid,  por  Don 
Antonio  de  Sancha. 

Ocho  págs.  en  4.° 

PINAR  (Florencia). 

En  el  Cancionero  general  de  jnuchos  y 
diversos  autores,  copilado  por  Hernando  del 
Castillo,  hay  varias  poesías  atribuidas  á 
Florencia  Pinar,  á  Pinar,  y  al  dicho  Pinar; 
como  es  natural,  ocurre  preguntar  á  quién 


(i)  Emilio  Cotarelo  y  Mori,  Iriarte  y  su  época.  Obra 
premiada  en  público  certamen  por  la  Real  Academia  Es- 
pañola.—íAddcid.  Est.  tip.  Suc.  de  Rivadcneyra.  1887. 

Págs.  233  á  237,  243,  375,  380,  384  á  386,  478  y  480. 

(2)  D.  Ramón  de  la  Cru^  y  sus  obras.  Ensayo  biográ- 
fico y  bibLográjico,  por  Emilio  Colarelo  y  A/o/'i.— Ma- 
drid. Imp.  de  José  Perales  y  Mariínez.  1899. 

Pags.  228  á  231. 


pertenecen  las  segundas,  si  á  la  poetisa  ó  al 
poeta.  Los  Bibliófilos  españoles,  al  reimpri- 
mir dicho  Cancionero,  en  el  índice  adjudi- 
caron todas  á  Florencia.  Á  nuestro  juicio, 
y  conformes  con  la  opinión  de  D.  José  Ama- 
dor de  los  Ríos,  solamente  pertenecen  á  Flo- 
rencia del  Pinar  las  composiciones  que  ex- 
presamente se  le  atribuyen,  bien  flojas  é 
insustanciales  por  cierto.  Son  las  siguientes: 
336. — Canción  de  una  Dama  que  se  dize 
Florencia  Pinar: 

¡Ay!  que  ay  quien  más  no  biue... 
337. — Otra  canción  de  la  misma  Señora, 
á  unas  perdices  que  la  embiaron  biuas: 

Destas  aues  su  nación 
es  cantar  con  alegría, 
y  de  vellas  en  prisión 
siento  yo  graue  passión 
sin  sentir  nadie  la  mía... 

338.— Otro  mote: 

Mi  dicha  lo  desconcierta. 

Glosa  de  Florencia  Pinar: 

Será  perderos  pediros 
esperanza  qu'es  incierta... 

339. — Canción  de  Florencia  Pinar: 

El  amor  ha  tales  mañas 
que  quien  no  se  guarda  dellas 
si  se  l'entra  en  las  entrañas 
no  puede  salir  sin  ellas. 


Es  de  diversas  colores, 
criasse  de  mil  antojos; 
da  fatiga,  da  dolores, 
rige  grandes  y  menores, 
ciega  muchos  claros  ojos; 
y  aquellos  desque  cegados, 
no  quieren  verse  en  clarura; 
hállanse  tamo  quebrados 
que  dizen  los  desdichados 
es  un  cáncer  de  natura 
á  quien  somos  sojuzgados. 
Éntranos  por  las  aslillas 
quándo  quedo,  quándo  apriessa, 
con  sospechas,  con  rencillas; 
y  al  contar  destas  manzillas 


tal  se  burla  que  s'  confiesa, 
y  aun  las  más  defendidas 
señoras  del  ser  humano, 
quando  desle  son  heridas, 
si  saben  y  son  garridas 
y  á  ellas  come  lo  sano 
y  á  nosotros  nuestras  vidas. 

340. — Canción  de  Florencia  Pinar: 
Hago  de  lo  flaco  fuerte... 

Hállase  en  un  Cancionero  del  siglo  xv 
que  se  conserva  en  el  Museo  Británico. 
Add.  10.431. 

Hemos  visto  una  copia  entre  los  manus- 
critos que  fueron  de  D.  Pascual  de  Gayan- 
gos  y  hoy  paran  en  la  Biblioteca  Nacional. 

PINEDO  Y  VELASCO 
(D.^  María  de  la  Concepción  de). 

Casó  en  el  año  1772  con  D.  Miguel  Fer- 
nández Duran  de  Pinedo,  y  desde  el  año 
1791  iué  Marquesa  de  Tolosa,  título  que  en 
dicho  año  heredó  aquél. 

941. — Tratado  de  educación  para  la  No- 
bleza, escrito  por  un  Eclesiástico  de  París: 
y  traducido  del  francés  al  castellano  por 
la  Marquesa  de  Tolosa,  Señora  de  Honor 
de  S.  M.  (que  Dios  guarde).— En  Madrid: 
En  la  Imprenta  de  Manuel  Álvarez,  Año 
de  M.DCC.XC.VI.  Se  hallará  en  las  Libre- 
rías de  Alonso,  calle  de  la  Concepción  Gc- 
rónima,  y  de  la  Almudcna,  junto  á  los  Con- 
sejos. 

xii-448  págs.  en  §.",  más  cuatro  hojas  de 
preliminares. 

Anteport.— Porti— Al  Excmo.  Señor  Don  Ma- 
huel  de  Godoy,  Príncipe  de  la  Paz. — Adverten- 
cia.— Tabla  de  los  Párrafos. — Texto. 

En  el  Archivo  Histórico  Nacional  hay  los 
siguientes  documentos  acerca  de  esta  obra: 

La  Marquesa  de  Tolosa,  Señora  de  honor  de 
S.  .M.  (que  Dios  guarde)  hace  presente  á  V.  E.  que 
habiendo  traducido  del  francés  al  castellano  un 


30- 

libro  intitulado  Tratado  de  educación  para  la  No- 
ble!{a,  compuesto  por  un  individuo  de  la  Real 
Academia  de  París,  el  año  de  1728,  y  habiendo 
presentado  al  Excmo.  Sr.  Príncipe  de  la  Paz  el 
prospecto  de  lá  obra  y  solicitado  dedicársela, 
S.  E.  lo  ha  admitido,  por  lo  qual  suplica  á  V.  E.  se 
s'rva  enviarla  á  censura,  para  así  que  esté  dada 
la  licencia  imprimirla  y  podérsela  presentar  á 
dicho  Sr.  Príncipe,  como  tiene  con  S.  E.  acor- 
dado. 

Madrid,  y  Febrero  de  1796. 

limo,  y  Excmo.  Sr. 

La  Marquesa  de  Tolosa. 

El  Consejo  de  Castilla  acordó  á  18  de  Fe- 
brero que  informase  el  Vicario  eclesiástico 
D.  José  Pérez  García,  y  habiéndolo  hecho 
éste  favorablemente  á  29  de  Marzo,  la  Mar- 
quesa, que  lo  ignoraba,  y  tenía  prisa  por  en- 
tregar el  libro  al  Príncipe  de  la  Paz,  recurrió 
el  mismo  día  con  la  siguiente  solicitud. 

lUmo.  y  Excmo.  Sr.: 

La  Marquesa  de  Tolosa,  Señora  de  Honor  de 
S.  M.  (que  Dios  guarde)  hace  presente  á  V.  E.  que 
habiéndola  avisado  el  Sr.  Vicario  de  Madrid,  va  á 
entregar  á  V.  E.  y  demás  señores  la  obra  que  ella 
hatraducido,  intitulada  Inalado  de  educación  para 
la  Noble-;{a,  dedicado  al  Exmo.  Sr.  Príncipe  de  la 
Paz,  y  habiendo  tratado  con  dicho  Señor  el  que 
lo  ha  de  imprimir  y  se  lo  ha  de  presentar  el  día  12 
de  Mayo  por  ser  día  de  sus  años,  por  necesitarse 
para  hacerlo  más  de  un  mes, 

Suplica  á  V.  E.  se  sirva  tomar  la  aprobación 
del  mismo  censor  de  quien  la  ha  tomado  el  vica- 
rio, para  abreviar  este  asunto;  gracia  que  espera 
recevir  de  V.  E. 

Madrid,  29  de  Marzo  de  1796. 

lllmo.  y  Excmo.  Sr. 

La  Marquesa  de  Tolosa. 

Señor  Obispo  Gobernador  del  Consejo. 

El  Consejo  concedió  la  licencia  pocos  días 
después,  el  5  de  Abril. 

Archivo  Histórico  Nacional. — Consejo  de  Castilla.  Ma- 
trícula de  impresiones.  Leg  ijo  36. 

342. — Muerte  de  los  justos  ó  colación  de 
las  últimas  acciones  y  palabras  de  algunas 
personas  ilustres  en  santidad,  de  la  antigua 
y  nueva  Ley;  obra  escrita  en  francés  por  el 


3' 


P.  Lalement,  y  traducida  por  la  Marquesa 
de  Tolosa. — Madrid,  1793. 

El  Consejo  de  Castilla  dispuso,  á  28  de 
Abril  de  1793,  que  pasara  la  traducción  á  la 
censura.  Aun  no  había  entregado  Ja  Mar- 
quesa el  manuscrito,  pues  á  i.°  de  Mayo 
manifestaba  al  Consejo  que  lo  copiaría  en 
limpio  y  lo  remitiría.  A  1 2  de  Mayo  fué  en- 
viada la  traducción  al  Arzobispo  Don  Ma- 
nuel Quintano  y  Bonifaz  para  que  la  exa- 
minase. 

Acerca  de  este  libro  he  hallado  los  si- 
guientes documentos: 

I 

Excmo.  Señor.: 

Muy  señor  mío  y  de  todo  mi  respeto:  nos  po- 
nemos á  la  obediencia  de  V.  E.  con  el  mismo,  mi 
marido,  mi  hijo  y  yo,  y  le  deseamos  que  cumpla 
muchos  años  con  mucha  salud  y  las  mayores  fe- 
licidades. 

Remito  á  V.  E.  el  libro  de  mi  traducción  para 
que  lo  mande  examinar  por  quien  fuesse  de  su 
adrado,  y  se  servirá  mandarme  avisar  adonde  tengo 
de  acudir  á  recogerle;  le  embío  también  á  V.  E.  la 
Dedicatoria  para  que  vea  si  está  á  su  gusto,  pues 
yo  nada  quiero  hacer  que  no  lo  sea;  no  va  inser- 
tada con  el  mismo  libro,  porque  hasta  que  me 
despache  el  permiso  me  ha  parecido  no  lo  devía 
hacer. 

Con  este  motivo  reitero  á  V.  E.  mis  deseos  de 
servirle  y  pido  á  Dios  nuestro  Señor  guarde  á 
V.  E.  muchos  años  como  deseo  y  necesito. 

Madrid  y  Mayo  11  de  lygS. 

Excmo.  Señor. 

B.  L.  M.  de  V.  E.  su  menor  y  más  ap.^a  servi- 
dora. 

La  Marquesa  de  Tolosa. 

Excmo.  Sr.  Duque  de  la  Alcudia, 

Archivo  Histórico  Nacional.— Estado.  Legajo  3.248. 

II 

Excmo.  Señor: 
Con  fecha  de  12  del  corriente  me  remitió  V.  E. 
de  Orden  del  Rey  fa  obra  intitulada  La  muerte  de 
los  justos,  compuesta  en  lengua  francesa  por  el 
P.  Lalemant,  Prior  de  Santa  Genoveva  y  Canee- 
ario  de  la  Universidad  de  París,  y  traducida  al 


español  por  la  Marquesa  de  Tolosa,  para  que  re- 
conociéndola por  mí  ó  encargando  su  examen  á 
sugeto  de  mi  confianza,  diga  lo  que  me  parezca 
de  su  mérito  y  si  es  digna  de  dedicarse  á  la  Reyna 
Nuestra  Señora. 

La  sólida  piedad  del  autor,  que  lo  es  también 
de  otras  obras  ascéticas,  ha  hecho  que  esta  corra 
con  estimación  entre  los  que  saben  apreciar  seme- 
jantes escritos;  y  ciñéndome  á  la  censura  de  la 
traducción,  debo  confesar  que  el  lenguage  es  puro, 
sin  mezcla  de  voces  extrañas  que  suelen  afear 
comunmente  las  traducciones,  y  que  el  modo  de 
expresar  las  ideas  de  el  original  nada  tiene  de  ser- 
vil; es  bastante  enérgico  i  propio  del  carácter  de 
nuestra  lengua.  Todas  estas  circunstancias,  la  de 
ser  tan  secundable  en  personas  del  sexo  y  clase  de 
la  Marquesa  de  Tolosa  una  instrucción  tan  útil,  y 
sobre  todo  la  del  fino  discernimiento  de  la  Reyna 
Nuestra  Señora,  que  sabrá  graduar  el  mérito  del 
trabajo,  me  persuaden  será  propio  de  su  genero- 
sidad, sin  que  desdiga  de  su  grandeza,  el  aceptar  la 
dedicatoria. 

Excmo.  Señor. 

Manuel,  Arzobispo  Inquisidor  General. 

Excmo.  Señor  Duque  de  la  Alcudia. 

III 
Aranjuez,  3o  de  Mayo  de  1798. 
A  la  Marquesa  de  Tolosa: 

La  Reyna  nuestra  Señora  se  ha  dignado  conce- 
der á  V.  S.  permiso  para  que  pueda  imprimir  y 
publicar  la  Muerte  de  los  justos  ó  colación  de  las 
últimas  acciones  y  palabras  de  algunas  personas 
ilustres  en  santidad,  de  la  antigua  y  nueva  Ley, 
obra  escrita  en  francés  por  el  P.  Lalement,  Prior 
de  Santa  Genoveva  y  Cancelario  de  la  Universidad 
de  París,  y  traducida  por  V.  S.  á  nuestro  idioma. 

Igualmente  se  ha  dignado  S.  M.  admitir  á 
V.  S.  la  dedicatoria  adjunta,  dispensándola  el  ho- 
nor, en  premio  de  su  trabajo  y  distinguida  aplica- 
ción, que  lleve  la  referida  traducción  su  augusto 
nombre  al  frente.  Para  el  cumplimiento  de  esta 
Real  orden  en  la  parte  que  le  toca,  la  comunico 
con  esta  fecha  al  Señor  Conde  de  la  Cañada,  y  de 
la  misma  lo  participo  á  V.  S.  para  su  inteligencia  y 
satisfacción,  devolviéndola  el  libro  referido. 

Dios  gUarde  á  V.  S.  muchos  años. 

A  31  de  Mayo  dio  la  Marquesa  las  gracias 
por  la  merced  que  le  habían  hecho. 

Archivo  Histórico  Nacional.— Estados  Legajo  3.2481 


—  I 


PINELO  (D.*  Valentina). 


Sobrina  del  Cardenal  Dominico  Pinelo. 
Sus  padres  eran  genoveses.  Nació,  según 
se  cree,  en  Sevilla,  y  á  la  edad  de  cuatro 
años  entró  de  educanda  en  el  convento  de 
religiosas  agustinas  de  San  Leandro,  donde 
más  adelante  profesó.  Se  dedicó  al  estudio 
de  las  Sagradas  Escrituras  y  de  las  letras 
latinas,  distinguiéndose  además  por  su  pie- 
dad. 

Lope  dice  de  ella  en  el  introito  al  Hijo 
pródigo  en  el  Peregrino  en  su  patria: 

Y  doña  Valentina  de  Pinelo 
La  cuarta  Gracia,  ó  verso  ó  prosa  escriba... 

Cnf.  Historia  y  juicio  critico  de  la  Escuela 
poética  sevillana  en  los  siglos  XVI  y  XV H, 
por  D.  Ángel  Lasso  de  la  Vega  y  Arguelles. 
Madrid,  1871. 

Pág.  305. 

343. — Libro  de  las  alabanzas  y  excelencias 
de  la  Gloriosa  Santa  Anna.  Compvesto  por 
Doña  Valentina  Pinelo,  Monja  professa  en 
el  Monasterio  de  San  Leandro  de  Seuilla, 
de  la  Orden  de  San  Augustín.  Dirigido  al 
Ilvstríssimo  y  Reverendíssimo  Señor  Domi- 
nico Pinelo,  Cardenal  de  la  S.  Iglesia  de 
Roma  TT.  de  S.  Loren90  en  Paneperna, 
Archipreste  de  S.  María  la  Mayor.  (Escudo 
de  este  Prelado,  sostenido  por  dos  ángeles.) 
Con  previlegio. — Impresso  en  Seuilla,  en 
casa  de  Clemente  Hidalgo.  Año  1601. 

(Al  fin:)  Impresso  en  Seuilla, en  San  Lean- 
dro, conuento  de  Monjas  de  nuestro  Padre 
San  Augustín,  Por  Clemente  Hidalgo.  Año 
de  1601. 

8.*  marquilla;  422  págs.,  más  12  hojas  de 
preliminares  y  19  al  final. 

Port.— V."  en  bl.— .Real  cédula  para  la  impre- 
sión. Villacastin  2  de  Septiembre  de  1600.— Li- 
cencia del  Prelado.  Sevilla  28  de  Febrero  de  1600. 
Aprobación  de  Fr.  Rafael  Sarmiento.  Madrid  3o  de 


3^  — 

Julio  de  1600. — A  Doña  Valentina  Pinelo,  Lope 
de  Vega.  Soneto. — Soneto  del  mismo. — Octavas. — 
Al  Ilustríssimo  y  Reverendísimo  Monseñor  el  Se- 
ñor Dominico  Pinelo. — Prólogo  al  lector. — Texto 
dividido  en  cuatro  libros.— Tabla  de  los  capítu- 
los.— Index  Sacrae  Scripturae  loca  ex  utroque  Tes- 
tamento.— E  rratas. 

PINHEIRA  (Catalina). 

Religiosa  dominica  en  el  convento  de  Je- 
sús, de  Aveiro. 

344. — A  vida  da  Santa  Princesa  de  Portu- 
gal Doña  Joanna,  hirmáa  do  Rey  Don  Joáo 
o  segundo. 

Este  libro  fué  utilizado  para  la  biografía 
de  D."  Juana  que  hay  en  la  Tercera  parte 
de  la  Historia  general  de  Sancto  Domingo, 
y  de  sv  Orden  de  Predicadores.  Por  Don 
Fray  loan  Lópeí,  Obispo  de  Monopoli. — En 
Valladolid:  Por  Francisco  Fernández  de 
Córdoba.  Año  16 13. 

Págs.  320  á  341. 

PINOS  (D.«  María  Gracia  de). 

345. — Soneto  de  pie  forzado: 

Para  ver  si  el  candor  enturbiarías... 

lusta  poética  consagrada  á  las  festivas 
glorias  de  María  en  su  Immaculada  Con- 
cepción. Mantenida  en  la  Parroquial  Iglesia 
de  Santa  María  del  Mar  de  la  ciudad  de 
Barcelona. — En  Barcelona,  por  Narcis  Ca- 
sas, año  de  i656. 

Pág.  126. 

PINTO  PEREIRA  DE  SOUZA 
(D.*  Ana  Bernardina). 

346.  —  Cangáo  fúnebre  as  sentidísimas 
mortes  do  Serenissimo  Sr.  D.  Gabriel  Anto- 
nio de  Hespanha  e  da  Senhora  D.'Marianna 
Victoria  sua  esposa  e  Infanta  de  Portugal. — 
Lisboa.  1788. 


—  133  — 


PINA  (D.*  Clementa). 


Hija  de  Juan  Izquierdo  de  Pina,  natural 
de  Buendía  (Cuenca),  quien  ejerció  en  Ma- 
drid los  cargos  de  Escribano  de  provincia  y 
Notario  del  Santo  Oficio,  y  publicó  unas 
Novelas  exemplares  é  historias  prodigiosas 
(Madrid  1624),  donde  hay  una  comedia  in- 
titulada Primera  parte  de  varias  fortunas. 
También  fué  autor  de  la  Primera  y  segun- 
da parte  de  casos  prodigiosos;  Epitome  de 
la  explicación  de  las  fábulas  (Madrid  1635). 

Lope  de  Vega  le  dedicó  El  dómine  Lucas 
y  á  D."  Ana  de  Pina  El  hidalgo  Abence- 
rraje. 

Cuando  á  26  de  Agosto  de  16 17  fué  bau- 
tizada en  la  iglesia  de  San  Sebastián,  Anto- 
nia jClara,  hija  de  Lope  de  Vega  y  de  su 
amiga  D."  Marta  de  Nevares  Santoyo,  ele- 
menta Cecilia  Pina  hizo  el  oficio  de  ma- 
drina. 

La  Barrera  opina  que  Clementa  Pina  es  la 
misma  poetisa  llamada  Laura  Clemente  (i). 

Lope  de  Vega,  en  su  testamento,  otorga- 
do á  4  de  Febrero  de  1627,  dispuso: 

A  Joan  de  Pina,  mi  grande  y  antiguo  amigo, 
por  saver  cuanto  se  ocupa  en  la  lectión  de  libros 
curiosos  el  tiempo  que  le  sobra  de  su  exercicio, 
quiero  que  se  le  den  cincuenta  libros  de  mi  estu- 
dio, y  le  ruego  que  crea  de  mí  que  quisiera  que 
fueran  otras  tantas  joyas  de  diamantes;  pero  pie- 
dras preciosas  son  los  libros. 

347. — Declaración  en  romancea  un  enig- 
ma que  empieza: 

Es  con  ra\ón  mi  deseo 
que  no  aciertes,  lector... 
Bien  se  pensaba  Belardo 
que  de  la  enigma  propuesta... 

Compendio  de  las  solenes  fiestas  que  en 
toda  España  se  hicieron  en  la  Beatificación 


(i)    Nueva  biografía  de  Lope  de  Vega,  por  D.  Cayetano 
Alberto  de  la  Barrera. 
Págs.  278  y  279. 


de  N.  M.  S.  Teresa  de  Jesús.  Por  Fray- 
Diego  de  San  Joseph. — En  Madrid,  por  la 
Viuda  de  Alonso  Martín.  Año  i6i5. 
Folios  80  y  81. 

PITARQUE  (D."  Eugenia). 

Descendiente  de  una  familia  flamenca. 
Vivió  á  últimos  del  siglo  xvi  y  en  el  primer 
tercio  del  xvii.  Residió  en  Madrid  bastante 
tiempo,  donde  fué  su  confesor  Fr.  Federico 
García,  monje  premonstratense.  Falleció 
antes  del  año  1632. 

Fr.  Juan  Pacheco  elogia  las  virtudes  de 
esta  señora,  mas  consigna  pocos  datos  bio- 
gráficos; afirma  que  tuvo  «éxtasis  y  arro- 
bos, si  bien  no  campanudos». 

348. — Relación  de  su  vida,  y  otros  escri- 
tos piadosos. 

«Yo  tengo  papeles  suyos,  que  sus  confessores  la 
mandauan  escriuir,  y  ella  de  suyo  los  escriuía 
oirás  vezes  para  pedir  consejo  en  cosas  grandes 
que  Dios  la  daua  á  entender.  Y  por  falta  grande 
que  tenía  de  memoria,  lo  escriuía  luego  que  de 
oración  se  leuantaua.  Y  tienen  tanto  fondo  sus 
escritos  y  tanto  que  pensar  en  ellos,  si  bien  ver- 
dades apuradas,  que  los  más  teólogos  tendrían 
bien  que  hazer  en  buenos  días  para  comprehender 
en  poco  lo  mucho  que  en  breue  allí  se  vee.» 

Fr.  Juan  Pacheco  transcribe  una  consulta 
de  D."  Eugenia  acerca  de  un  pasaje  de  las 
obras  de  Santa  Teresa. 

Cnf.  Tratado  de  la  vida  y  mverte  de  la 
venerable  Matrona  doña  Eugenia  Pitarque. 
Sermón  que  predicó  en  svs  Honras  el  Padre 
Fray  luán  Pacheco,  Predicador  General  de 
su  Orden  Premonstratense,  y  del  conuento  de 
San  Norberto  de  la  villa  de  Madrid.  Al  Re- 
verendissimo  Padre  Maestro  D.  Fray  García 
Aluare\  Ossorio,  General  Reformador  del 
dicho  Orden  en  estos  Reynos  de  España,  y 
Abad  de  Retuerta.  Con  licencia. — En  Ma- 
drid. PorluanGon^alez.  Año  M.DC.XXXIL 

58^hojas  en_4.'* 


•34 


PLAZA  (D.''  Francisca  Javiera). 


Vecina  de  Valladolid. 

349.— Romance  á  imitación  de  otro  que 
publicó  D.  Pedro  Calderón  de  la  Barca,  con 
el  título  de  Lágrimas  que  vierte  una  alma 
arrepentida. 

Pues,  triste,  lamento  ahora 
de  este  mi  humano  edificio     - 
la  ruina,  desde  su  fin 
deduzca  yo  mi  principio... 

Autógrafo.— Letra  del  siglo  xviii;  10  ho- 
jas en  4.° 

Biblioteca  Nacional.— Mss. 

POiNCE  (D.'^  Nicolasa). 

35o. — Anécdota  romana  de  dos  esclavos 
fieles  á  sus  amos  en  tiempo  de  Nerón. 
Z)mr/o  ¿/eA/¿T¿/r/¿/,  5  de  Diciembre  dci  788. 
Págs.  1.257  y  1.258. 

PONCE  DE  LEÓN  (D.'"^  Ana). 
Condesa  de  Feria, 

Hija  primogénita  de  D,  Rodrigo  Ponce 
de  León  y  de  D.*  María  Girón.  Nació  en 
Marchena  á  3  de  Mayo  del  año  1 527.  Casó 
con  D.  Pedro,  hijo  de  D."  Catalina  Fernán- 
dez de  Córdoba,  Marquesa  de  Priego  y  Se- 
ñora de  Aguilar.  En  el  año  ¡546  trasladó  su 
residencia  á  la  villa  de  Zafra,  y  allí  trató 
mucho  con  el  Maestro  Fray  Juan  de  Avila, 
apóstol  de  Andalucía.  En  1548,  hallándose 
en  Constantina,  tuvo  un  hijo  llamado  Lo- 
renzo; asistió  al  bautismo  Fr.  Luis  de  Gra- 
nada. 

Fué  mui  dada  al  estudio  de  las  divinas  letras, 
ayudándole  para  ello  [su  claro  entendimiento  i 
noticia  de  la  lengua  latina,  con  la  enseñanza  de 
tan  gran  Maestro  como  el  Padre  luán  de  Avila, 
de  quien  ella  y  la  Marquesa  su  suegra  oyeron  pú- 
blicamente la  declaración  de  la  Epístola  canónica 


de  San  luán,  en  la  iglesia  del  Monasterio  de  Santa 
Catalina,  de  ^afra  (i). 

Cuando  perdió  su  hijo  primogénito  y  su 
marido  mostró  una  resignación  admirable. 
Ya  viuda  consagróse  á  la  vida  espiritual,  y 
en  el  año  i553,  hallándose  en  el  convento 
de  Santa  Clara  de  Montilla,  estimulada  por 
una  visión  de  Cristo  se  decidió  á  profesar 
allí.  Sus  penitencias  y  maceraciones  fueron 
tan  rigorosas  como  edificantes.  Falleció  á 
26  de  Abril  de  1601.  Su  biógrafo  el  P.  Roa 
la  retrata  en  estas  palabras: 

Era  esta  Santa  de  lindo  talle,  grandemente 
ermosa  i  bien  proporcionada;  de  cuerpo  alto, 
delgado;  el  rostro  más  redondo  que  largo,  la  tez 
blanca,  colorada  i  como  bruñida,  la  frente  ancha, 
serena  i  lisa,  sin  ruga  alguna  en  la  última  edad  de 
setenta  i  quatro  años.  Los  ojos  de  color  de  cielo 
oscuro,  que  tiravan  á  negro,  medianos  i  agracia- 
dos. Roxas  las  cejas,  blandamente  arqueadas:  na- 
riz mediana,  derecha,  boca  pequeña  i  labios  colo- 
rados; voz  clara  i  suave,  manos  largas,  delgadas  i 
blancas.  Todo  el  semblante  agradable  sobre  ma- 
nera i  modesto;  el  mirar  apazible  i  grave  (2). 

351. — Relación  de  su  vida. 

Cnf.  Flos  sanctorpm.  Fiestas  i  santos  na- 
turales de  la  Ciudad  de  Córdova.  Algvnos 
de  Sevilla,  Toledo,  Granada,  Xere^,  Écija, 
Guadix,  i  otras  ciudades,  i  lugares  de  Anda- 
lu!{ía, Castilla,  i  Portugal.  Con  la  vida  de 
Doña  Sancha  Carrillo,  i  la  de  Doña  Ana 
Ponce  de  León,  Condesa  de  Feria:  revista,  i 
acrecentada,  por  el  Padre  Martin  de  Roa  de 
la  Compañía  de  lesvs.—En  Sevilla,  por  Alon- 
so Rodrígvez  Gamarra.  AñoM.DC.XV. 

La  biografía  de  D."  Ana  Ponce  de  León 
ocupa  los  folios  55  á  124  de  la  parte  segun- 
da. Los  fragmentos  de  su  vida  están  en  los 
folios  63,  64,  71,  87,88,  107,  108,  1 14 y  II 5. 


(O 
(2) 


Martin  de  Roa;  folio  67. 
Folio  121. 


3^  — 


PONCE  DE  LEÓN  (D/  Axa). 

352. — Á  la -pintura  que  Fray  luán  Baptis- 
ta  pintó  para  el  Retiro,  de  la  expulsión  de 
los  Olandeses  del  Brasil.  Soneto: 

Esta  admirable  unión,  está  pintura... 

Elogios  al  Palacio  Real  del  Bven  Reí  iva. 
Escritos  por  algvnos  ingenios  de  España. 
Recogidos  por  Don  Diego  de  Covarrubias  i 
Ley  va,  Guarda  Mayor  del  Sitio  Real  del 
Buen  Retiro. — En  Madrid;  En  la  Imprenta 
del  Reyno.  Año  1635. 

POQUET  (Sor  Bárbara). 

Nació  en  Palma  hacia  el  año  i55o.  Fue- 
ron sus  padres  Juan  Bartolomé  Poquet  y 
Catalina  Lull,  descendiente  de  Raimundo 
Lull.  iMurió  á  17  de  Enero  de  1630. 

353. — Apuntes  para  la  vida  de  Sor  Cata- 
lina Tomás.  . 

Conf.  Yida,  muerte,  y  milagros  de  la  ben- 
dita virgen  Sor  Catharina  Thomasa  natural 
de  Mallorca ,  Monja  Canónica  reglar  de 
S.  Agustín,  en  el  Monasterio  de  Sa?ita  Ma- 
ría Madalena  de  la  Ciudad  de  Mallorca. 
Recopilada  dejos  originales,  que  el  ¡Ilus- 
tre, y  muy  Reverendo  Señor  luán  Abrines, 
Dotor  Theólogo,  Canónigo,  é  Inquisidor 
Apostólico  del  Reyno  de  Mallorca,  Conf  es- 
sor  de  la  dicha  virgen,  dexó  escritos.  Por 
Don  Bartholomé  Va//?erg-a.  — En  Mallorca, 
En  casa  de  Manuel  Rodríguez,  y  luán  Piza. 
AñodeM.DC.XVII. 

En  el  Prólogo  al  piadoso  lector,  se  dice: 

De  los  escritos  destos  graves  y  píos  varones  he 
sacado  puntualmente  con  toda  verdad  lo  que  es- 
cíivo  en  los  seys  libros  siguientes,  y  también  de  lo 
que  he  hallado  notado  en  los  papeles  de  las  muy 
religiosas  siervas  de  Dios  del  Monasterio  de  Sania 
María  .Madalena. 


PORRES  (D.'"^  Sabina  dk). 


354. — Soneto  á  D.  Baltasar  Mateo  Vcláz- 
quez: 

Dulce  hablar  para  venir  de  aldea... 

El  filósofo  de  aldea  y  sus  conversaciones 
familiares,  y  exemplares,  por  casos,  y  su- 
cessos  casuales,  y  prodigiosos.  Su  autor  el 
abféreí  Don  Baltasar  Mateo  Veláiique^.  De 
dicado  d  Don  Pedro  Gutiérrez  de  Miranda. 
En  Zaragoza,  por  Diego  de  Ormer.  S.  a. 

\]n  vol.  en  8.°  de  106  hojas. 

PORRÚA  (D.*"*  María  de  los  Dolores). 

355. — Discurso  que  pronunció  en  ^a  Tri- 
buna patriótica  de  Sevilla  María  de  los  Do- 
lores Porrúa,  joven  de  quince  años,  hija  de 
Manuel,  Profesor  de  primeras  letras  de  la 
misma  ciudad. — Sevilla:  Imprenta  de  Ara- 
gón y  Compañía.  Año  de  1821. 

Dos  hojas  en  4.° 

Es  una  defensa  de  la  Constitución  del 
año  1 81 2. 

Bibl.  del  Sr.  Duque  de  T  Serclacs. 

PORTOCARRERO 

(D.''^  íMaría  Francisca  de  Sales). 

Condesa  de  Montijo. 

Nació  en  Madrid  á  10  de  Junio  de  1754. 
Quedó  huérfana  siendo  muy  niña.  Por 
muerte  de  su  tío  el  Arzobispo  de  Toledo 
D.  Luis  Fernández  de  Córdoba,  heredó  la 
casa  de  Teba  y  Árdales;  tuvo  además  ctros 
muchos  títulos  nobilarios.  Casó  á  la  edad  de 
catorce  años  con  D.  Felipe  Antonio  de  Pala- 
fox,  Marqués  de  Ariza.  Habiendo  traducido 
del  francés  la  obra  de  Nicolás  de  Torneaux, 
Instrucciones  cristia72as  sobre  el  sacramcjito 
del  Matrimonio,  libro  marcadamente  janse- 
nista, se  vio  procesada  por  el  Santo  Oíicio. 


—  I 

El  principal  foco  de  lo  que  se  \\&maha  jansenis- 
mo estaba  en  la  tertulia  de  la  Condesa  de  Montijo, 
Doña  María  Francisca  Portocarrero,  traductora 
de  las  Instrucciones  cristianas  sobre  el  Sacramen- 
to del  matrimonio,  que  Climent  exornó  con  un 
prólogo.  A  su  casa  concurrían  habitualmente  el 
Obispo  de  Cuenca,  D.  Antonio  Palafox  (cuñado 
de  la  condesa),  el  de  Salamanca,  Tavira;  D.  José 
Yeregui,  preceptor  de  los  infantes;  D.  Juan  Anto- 
nio Rodrigálvarez,  Arcediano  de  Cuenca,  y  don 
Joaquín  Ibarra  y  D.  Antonio  de  Posada,  Canóni- 
gos de  la  Colegiata  de  San  Isidro  (i). 


Tuvo  dos  hijos  y  cuatro  hijas;  el  primo- 
génito D.  Eugenio  Eulalio  de  Guzmán,  in- 
gresó en  el  Cuerpo  de  Artillería  y  casó  con 
su  prima  la  hija  mayor  de  los  Duques  de 
Granada  de  Ega,  D.»  María  Ignacia  Idia- 
quez'y  Carvajal.  Grave  fué  el  disgusto  que 
éste  ocasionó  á  su  madre  cuando  en  Mayo 
de  1794  la  llamó  Godoy  para  que  fuese  á 
conferenciar  con  él  en  Aran  juez:  el  célebre 
Ministro  había  recibido  una  carta  anónima 
y  con  ella  un  manuscrito  titulado:  Discurso 
sobre  la  autoridad  de  los  ricoshombres  sobre 
el  Rey,  y  como  la  Jueron  perdiendo  hasta 
llegar  al  punto  de  opresión  en  que  se  hallan 
hoy.  Este  discurso,  que  debía  ser  leído  por 
el  Conde  de  Teba  en  una  sesión  pública  de 
la  Real  Academia  de  la  Historia,  se  atribuía 
á  la  Condesa  de  Montijo,  aunque  sin  fun- 
damento, .lustificó  la  Condesa  su  conduc- 
ta, pero  no  pudo  evitar  el  destierro  de  su 
hijo. 

Falleció  en  Logroño  á  i5  de  Abril  de 
1808(2). 

De  la  Condesa  de  Montijo  y  de  sus  cuatro 
hijas  hay  un  hermoso  cuadro  con  sus  retra- 
tos, atribuido  nada  menos  que  al  incompa- 
rable pincel  de  Coya: 


36- 

,       356.— Instrucciones  cristianas  sobre    el 
I  Sacramento   del   matrimonio.— Barcelona, 
1789? 

Va  precedido  de  una  larga  carta  del 
Obispo  Climent,  lleno  de  espíritu  janse- 
nista y  de  recriminaciones  á  los  jesuítas, 
especialmente  al  P.  Tomás  Sánchez,  autor 
de  la  obra  De  matrimonio. 

357.— Carta  al  Conde  de  Floridablanca,en 
la  que  como  Presidenta  de  la  Junta  de  Se- 
ñoras, da  su  parecer  acerca  del  proyecto  de 
traje  Nacional.— Madrid,  5  de  Julio  de  1788. 
Ms.  del  siglo  xvín;  seis  hojas  en  4.° 

Museo  Británico;  Eg.  571. 

358.— Elogio  de  la  Señora  D."  Petra  de 
Torres  Feloaga,  Marquesa  de  Valdeolmos, 
y  de  la  Torrecilla,  que  en  la  Junta  de  Seño- 
ras de  Honor  y  mérito,  unida  á  la  Real  So- 
ciedad Económica  de  Madrid,  leyó  en  el  día 
27  de  Junio  la  Ex."^^  Señora  Condesa  del 
Montijo,  su  Secretaria, publicado  por  acuer- 
do de  la  misma  Real  Sociedad. —  En  Ma- 
drid. En  la  Imprenta  de  Sancha.  Año  de 
MDCCXCVll. 

18  págs.  en  4."  con  un  retrato  de  D.^  Pe- 
tra de  Torres  Feloaga,  dibujado  por  José 
Maeá  y  grabado  por  Blas  Ametller. 


(i)  Historia  de  los  Heterodoxos  españoles,  por  D.  Mar- 
celino Menéndez  Pelayo,  tomo  Ul,  pág.  182. 

(2t  Álvarez  Baena,  Hijos  ilustres  de  Madrid;  tomo  IV, 
pág.  66.  Luis  Coloma,  Retratos  de  antaño;  cap.  XVI,  pá- 
ginas 384  á  389. 


POUSOLLO    DA   COSTA 
(Francisca  de  Paula). 

Nació  en  Lisboa  á  4  de  Octubre  de  1783 
y  murió  en  su  quinta  de  Cartaxo  á  19  de 
Julio  de  1838.  Su  cadáver  fué  trasladado  al 
cementerio  de  Placeres,  donde  lo  colocaron 
en  un  lujoso  sepulcro  con  un  epitafio  de 
Antonio  Feliciano  de  Castillo. 

25g._Francilia,  pastora  do  Tejo;  poesías 
de  P.  P.  C— Lisboa,  1816. 

360.— Hcnriqueta  de  Orlcans  ou  o  heroís- 
mo. Novela  portugueza.— Lisboa,  1819. 

Dos  vols.  en  8.** 


3 


—  137  — 


361. — Sonetos  recitados  no  Real  Theatro 
de  San  Carlos,  por  ocasiáo  do  juramento  da 
Carta  constitucional. — Lisboa,  1816. 

362. — Epístola  á  la  Marquesa  de  Alorna. 
Publicada  en  el  tomo  II  de  las  obras  de  ésta. 

Antonio  Feliciano  de  Castillo  dice  que 
dejó  manuscritas  dos  comedias: 

363. — Ricardo  ou  a  forga  do  destino. 

364. — O  Duque  de  Chaves. 

POVEDA  (D.*  María  Ana). 

365. — Manual  de  las  señoritas,  ó  Arte  para 
aprender  cuantas  habilidades  constituyen  el 
verdadero  mérito  de  las  mujeres,  como  son: 
toda  clase  de  costuras,  corte  y  hechura  de 
vestidos,  ó  arte  de  modista;  bordados  en  hilo, 
algodón,  lana,  sedas,  oro,  lantejuelas,  al  zur- 
cido, al  trapo,  al  pasado,  en  felpilla,  caña- 
mazo, seda  floja  y  demás  labores  á  punto  de 
aguja,  etc.;  el  arte  de  encagera,  ó  modo  de 
hacer  blondas  y  calados;  toda  clase  de  obra 
de  cañamazo,  bolsas,  rediculos,  obras  de  aba- 
lorio, felpilla,  pelo,  cordones,  presillas,  mu- 
letillas, etc.;  con  el  arte  de  componer  los  di- 
chos objetos.  Traducido  del  francés  por  doña 
María  Ana  Poveda.  Tercera  edición:  añadi- 
da con  el  arte  de  la  labandera,  y  las  reglas 
de  educación  y  decoro  para  las  señoritas. 
Con  sus  láminas  correspondientes. — Madrid: 
1 835.  Imprenta  de  los  Hijos  de  Doña  Catali- 
na Piñuela,  calle  del  Amor  de  Dios.  Se  ha- 
llará en  la  librería  de  Cuesta,  frente  á  las 
gradas  de  San  Felipe  el  Real. 

8.°,  XIV- 344-72  págs. 

Hay  dos  ediciones  posteriores,  hechas  en 
París,  años  iSSg  y  1874. 

POZO  (D.*  María  Casilda). 

Natural  de  Temestla,  en  la  jurisdicción 
de  San  Juan  de  los  Llanos,  obispado  de  la 
Puebla  (México),  donde  vino  al  mundo  á 


primeros  de  Abril  del  año  -1682.  Fueron  sus 
padres  D.  José  Pozo  Calderón,  de  la  ciudad 
de  México,  y  D."  Teresa  Tolosa  y  Ortega, 
de  San  Juan  de  los  Llanos. 

366. — Por  mandato  de  su  confesor,  el  P. 
Domingo  Quiroga,  de  la  Compañía,  escribió 
su  vida  en  16  cuadernos.  El  manuscrito 
autógrafo  se  conservaba  en  la  biblioteca  del 
colegio  de  San  Gregorio  de  México. 

Fué  enterrada  en  el  convento  de  Santa 
Teresa  de  dicha  ciudad. 

Beristain  y  Souza,  Biblioteca  hispano-americana. 

PRESENTACIÓN  (Sor  Isabel  de  la). 

367. — Carta  á  un  religioso  Carmelita,  en 
la  que  dice  le  pensaba  enviar  una  «Relación 
de  cosas  particulares  de  la  Madre  Ana  de 
San  Bartolomé».  —  Sevilla,  19  de  Enero 
de  1627.  Original. — Una  hoja  en  folio. 

Bibl.  Nac— Mss.  I.  318;  fol.  284. 

PRESENTACIÓN  (Sor  María  de  la). 

368. — Carta  á  un  Prelado  de  su  Orden,  en 
la  que  habla  de  las  virtudes  y  escritos  de  Sor 
Mariana  de  San  José,  religiosa  del  convento 
de  San  Amonio  de  Trujillo. — Trújillo,  23de 
Enero  de  1701. 

Autógrafa. — Una  hoja  útil  en  folio. 

Bibl.  Nac— Mss.  R.  89. 

PRESENTACIÓN 
(Sor  María  Josefa  de  la). 

Era  abadesa  del  monasterio  de  religiosas 
Cistercienses  de  San  Joaquín  y  Santa  Ana, 
en  Valladolid,  en  el  año  1755. 

369. — Escribió  una  dedicatoria  del  si- 
guiente libro: 

Ave  María.  Oración  fúnebre  que  en  las 
luctuosas  demonslraciones,  y  Solemnes  Exe- 
quias, que  el  día  23  de  Abril  de  ijBS  cele- 
bró el  Observantíssimo  Monasterio  de  S.  Joa- 


38 


chin,  y  Sla.  Ana  de  Valladolid,  Recolección 
del  Dulci'ssimo  Padre  S.  Bernardo,  por  la 
Exc.^<^  Señora  Sóror  María  T/ieresa  de  Je- 
sús, Religiosa  Projessa  en  dicho  Monaste- 
rio, Marquesa,  que  Jué  de  Canales,  Señora 
de  Yuncimos,  &c.  Dixo  el  M.  R.  P.  Mro. 
Fr.  Juan  Manuel  de  Ribera,  Doctor  Theó- 
logo,  y  Cathedrático  de  Efecto  de  la  Uni- 
versidad de  Valladolid...  y  dos  veces  Mi- 
nistro del  Real  Convento  de  la  5.'««  Trini- 
dad, Redempción  de  Cautivos  de  Calcados 
de  dicha  Ciudad.  Dala  á  la  lu¡{  la  Comuni- 
dad y  la  dedica  á  María  Santissima  en  el 
Mysterio  de  su  Concepción  Immaculada.— 
En  Valladolid,  en  la  imprenta  de  Alonso 
del  Riego.  S.  a. 

172  págs.  en  4.°,  más  16  hojas  de  prelimi- 
nares. 

Port.— Dedicatoria. — Censura  del  P.  Pablo  Ber- 
nardo de  Laporta:  Valladolid,  26  de  Mayo  de  1  ySS. 
Licencia  de  Fr.  Fabián  Rodríguez:  Valladolid,  18  de 
Junio  de  1755. — Censura  de  Fr.  Francisco  de  la 
Lanza:  Valladolid  á  5  de  Septiembre  de  1755. — 
Licencia  del  ordinario  D.  Isidro  de  Cosío  Busta- 
ménte:  Valladolid,  6  de  Septiembre  de  1755. 

La  dedicatoria  de  Sor  María  Josefa  de  la 
Presentación,  Abadesa  del  Convento,  ocupa 
las  once  primeras  hojas.  En  ella  hace  una 
defensa  de  la  Inmacula  Concepción,  la  his- 
toria de  cuyo  dogma  traza  con  notable  eru- 
dición. 

Bibl.  Nac— Sección  de  7a)-!üS.—FcrnandoVII,  Paquetes 
en  4.°,  núm.  37. 

PRESEPIO  (Sor  María  do). 

Franciscana  portuguesa,  del  convento  de 
Santaclara,  de  Santarem,  y  abadesa  luego 
en  el  de  Santa  Marta,  de  Lisboa.  Falleció  á 
27  de  Noviembre  de  1587. 

370.  — Constitui^oes  e  regras  ordenadas 
pela  madre  Maria  do  Presepio,  fundadora  e 
primeira  abbadessa  do  mosteiro  de  Sancta 


Martha   de   Jesús,   no  anno  de   i583. — Lis- 
boa, 1 591. —En  4.° 

PREXANA  (Sor  Teresa). 

Monja  en  el  convento  de  los  Angeles,  de 
Barcelona. 

37 1 . — Dalmau  la  cita  como  escritora,  más 
no  sabemos  que  obras  compuso,  pues  no  las 
menciona  éste. 

PUELLES  Y  SALMERÓN 
(D.**  Josefa  de). 

372. — Octavas  á  la  muerte  de  D."  Isabel 
de  Borbón: 

Pudo  la  muerte  obedeciendo  al  Hado 
volver  en  sombras  luces  y  colores 
de  Isabel  de  Borbón,  sol  eclipsado, 
para  cobrar  más  vivos  resplandores... 

Relación  de  la  memoria  funeral,  que  en 
22  y  28  de  Noviembre  de  1644  la  muy  no- 
ble y  muy  leal  ciudad  de  Logroño  hi^o  á  la 
muerte  de  la  Católica  D.  Ysabel  de  Borbón. 
Escrita  por  D.  loseph  Esteuan  Ximénei  de 
Enciso  y  Porres. — Logroño,  por  íuan  Diez 
de  Valderrama  y  Bastida.  Año  1645. 

Pags.  i5i  á  154. 

PUEYO  Y  L ATORRE 

(D.*    Teresa    Bruna    de). 

Marquesa  de  San  Martín. 

Fué  mujer  de  D.  Alejandro  de  la  Cerda 
y  luego  de  D.  José  Alberto  Tudela  de  La- 
nuza  (i). 

373. ^Receptas  hechas  por  mi  Doña  Tere- 
sa Bruna  de  Pueyo  y  Latorre,  Marquesa  de 
San  Martín,  arrendadora  y  administradora 


(i)  Conf.  Parabién  de  Antonio  Blanco,  y  Fscamilla, 
al  noble  y  feli^  Desposorio  del  Señor  D.  Alexandro  de  la 
Cerda  con  mi  Señora  Doña  Theresa  Bruna  Pueyo  y  la 
Torre,  Marquesa  de  San  Martin,  y  de  Merlosa.  Roréian- 
ce — Impr.  s.  1.  n.  a. 

Dos  hojas  en  4." 

BihI.  Nac— Sección  de  Varios. 


139  — 


de  las  generalidades  del  reino  de  Aragón, 
por  muerte'del  Illustre  D.  Josof  Alberto  Tu- 
dela  de  Lanuza,  Marquésde  San  Martín  (que 
esté  en  gloria)  mi  marido,  arrendador  y  ad- 
ministrador que  fué  de  las  generalidades 
del  dicho  Reino,  desde  20  de  Enero  del 
año  1697  hasta  19  del  mismo,  del  año  1698. 
Ms.  original;  176  págs.  Un  vol.  en  folio. 

Biblioteca  Real.— S.  2^  Est.  L.  P.  I. 


PURIFICACIÓN  (Sor  María  de  la)., 

374. — Noticias  de  la  vida  de  Sor  María 
de  la  Trinidad,  en  el  siglo  Doña  María  de 
Gante. 

Ms.  autógrafo. — Letra  de  principios  del 

siglo  XVII. 
Bibl.  Nac— Mss.  L.  239  fol.  223. 


Q 


QUIR03  (D.'-^  Luisa  de). 
375. — Soneto: 

Hoy  á  lu  pluma  con  templado  acero... 
Arte  de  escreyir  cotí  cierta  indvstria  de  in- 
vención para  ha^er  bvena  Jorma  de  letra,  y 


aprenderlo  con  facilidad.  Compuesto  por  el 
Maesto  Ignacio  Péreí,  vecino  de  la  Villa  de 
Madrid,  residente  en  ella.— En  Madrid.  En 
la  Imprenta  Real.  Año  de  M.D.XCIX. 


R 


RADA  (D.''  María  de). 

Vecina  de  Andújar. 
376. — Décimas: 

En  este  lienzo,  lector,.— 

Discvsos  de  las  effigies,  y  verdaderos  re- 
tratos non  manvfactos,  del  santo  rostro,  y 
cverpo  de  Christo  nvestro  Señor,  desde  el 
principio  del  fnvndo.  Por  el  Doctor  Ivan  de 
Acvña  del  Adarue,  Prior  de  Villanueua  de 
Andújar. — Impresso  en  Villanueva  de  An- 
dújar, en  las  casas  del  Autor:  Por  luán  Fur- 
golla  de  la  Cuesta,  Año  de  M.DC.XXXVII. 

RAMÍREZ  (Sor  María). 

Priora  en  Santo  Domingo  el  Real,  de 
Madrid. 

377. — Representación  al  Nuncio  Camilo 
de*  Massimi  con  motivo  de  que  ccdos  niñas, 
hijas  de  D.  Juan  Ossorio,  queriendo  ser  reli- 
giosas en  aquella  casa,  se  entraron  repenti- 
namente en  ella  sin  voluntad  de  un  ayo 
suyo,  en  cuya  educación  estaban.  Que  pues- 
to pleito  ante  el  Nuncio  se  la  mandó  volver 
dichas  niñas,  y  que  por  haberse  resistido  se 


hallaba  descomulgada  ella  y  toda  la  comu- 
nidad.— Madrid,  29  de  Agosto  de  i656. 
Ms.  del  siglo  XVII. — Una  hoja  en  folio. 

Museo  Británico.  Add.  25.85o. 

RAMÍREZ  ATEZA  (Sor  Ana). 

278.— De  Sóror  Ana  Ramírez  Atcga,  Re- 
ligiosa de  Santa  Clara  de  la  ciudad  de  Cala- 
tayud,  tan  gran  Poeta  de  cosas  divinas,  que 
en  pocas  ocasiones  se  dexan  de  premiar  sus 
versos,  donde  quiera  que  los  envía. 

Canción  á  N.  S.  M.  Teresa  de  Jesús: 

Sale  el  Sol  por  las  puertas  del  Oriente 
y  el  rozío  sacuden  de  la  noche, 
danle  la  bienvenida  con  su  canto, 
apressuran  el  passo  á  su  corriente 
quando  descubren  el  dorado  coche, 
las  flores,  aues  y  aguas,  y  entre  tanto 

su  matizado  manto 
Helytropio  descoge,  y  se  recrea 
mirando  el  concertado  y  veloz  curso, 

y  en  lodo  su  discurso 
(cuya  luz  lo  compone  y  hermosea) 
hasta  que  llega  y  entra  en  el  Ocaso 
le  sigue  y  acompaña  passo  á  passo. 

Baxa  del  seno  del  eterno  Padre 
y  qual  fuerte  gigante  se  apercibe 
á  correr  el  camino  desta  vida, 
en  el  Oriente  de  la  Virgen  Madre, 


—  141  — 


de  la  justicia  el  Sol,  de  quien  recibe 
nuestra  carne  mortal  que  al  Verbo  unida 

fué  carroza  escogida 
en  la  qual  por  trabajos,  cruz  y  muerte, 
llegó  al  Poniente  del  sepulcro  santo; 

y  tú,  Teresa,  en  tanto, 
el  curso  deste  Sol  sigues  de  suerte 
que  á  tus  trabajos,  muerte,  cruz  y  penas, 
la  sangre  ofreces  de  tus  propias  venas. 
Resistiendo  al  martillo  que  lo  aprieta 
y  del  ayunque  fuerte  la  dureza 
el  reluziente  arauigo  diamante 
de  un  animal  la  sangre  le  sugeta, 
ablanda  su  inuencible  fortaleza, 
y  á  ella  rinde  su  valor  constante. 

£n  todo  semejante, 
Teresa,  yo  tu  ánimo  contemplo, 
al  qual,  golpe  ó  trabajo  no  derriba, 

y  tu  fe  pura  y  viva 
es  de  paciencia  verdadero  templo, 
y  enternecer  tu  corazón  de  azero 
sólo  la  sangre  pudo  del  Cordero. 

Su  pureza  (según  que  Plinio  dize), 
en  el  fue¿;o  descubre  el  amyanlho, 
la  salamandra  en  él  viue  contenta; 
bien  es  que  tus  grandezas  solemnize, 
pues  quisiste  prouar  de  tu  amor  santo 
Ja  pureza  en  la  muerte  y  en  la  afrenta, 

y  de  tu  gusto  esseñta 
buscas  el  fuego  del  trabajo  y  pena, 
celestial  salamandra,  virgen  santa, 

y  tu  virtud  es  tanta, 
que  entre  las  llamas  gozas  paz  serena, 
y  assi,  porque  tu  ánimo  se  note 
morir,  ó  padecer,  tomas  por  mote. 
Sigues,  Teresa,  heliotropio  santo, 
de  Chrisio  sol  el  curso  trabajoso 
y  abracada  á  su  cruz  viues  comenta, 
y  qual  fino  diamante  sufres  tanto 
que  el  golpe  de  la  injuria  te  es  gustoso 
y  da  descanso  y  paz  la  misma  afrenta, 

y  vives  descontenta 
hasta  que  prueua  de  la  embidia  el  fuego 
tu  pureza  y  virtud,  amyanto  sacro, 

diuino  simulacro, 
qual  salamandra  gozas  de  sosiego 
en  las  llamas,  y  assi  con  Dios  unida 
consagras  á  su  amor  el  alma  y  vida. 

Canción,-si  te  preguntan 
cómo  tu  dueño  tuvo  atreuimiento 
para  aspirar  á  tan  sublime  empresa 

de  alabar  á  Teresa, 
no  le  descuydes  de  dezir  su  intento. 


y  advierte  que  caminas  para  el  cielo, 
donde  todas  las  faltas  suple  el  zelo. 

Compendio  de  las  so  I  enes  fiestas  que  en 
toda  España  se  hicieron  en  la  Beatificación 
de  N.  M.  S.  Teresa  de  Jesús.  Por  Fray- 
Diego  de  San  Joseph. — En  Madrid,  por  la 
Viuda  de  Alonso  Martín,  año  i6i5. 

Folios  142  y  143. 

RAMÍREZ  DE  xMONTALVO 

(Sor  Leonor). 

Fundadora  del  convento  de  la  Encarna- 
ción y  de  la  Trinidad,  en  Florencia. 

Floreció  en  el  siglo  xvii. 

379. — Escribió  en  octavas  varias  vidas  de 
Santos  y  otras  composiciones  poéticas. 

Ensayo  histórico-apologético  de  la  litera- 
tura española,  contra  las  opiniones  preocu- 
padas de  algmios  escritores  modernos  italia- 
nos. Disertaciones  del  Abate  D.  Xavier  Lam- 
pillas.  Traducido  del  italiano  por  D.'^  Jo- 
sefa Amar  y  Bortón.— Madrid.  Imp.  de 
D.  Pedro  Marín.  Año  de  MDCCLXXXIX. 

Tomo  IV,  pág.  406. 

REAL  (Sor  Ana). 

Religiosa  de  Altabas. 

380.— Soneto  á  San  Ramón  Nonato: 

¿Este  enfermo  quién  es?— El  gran  Ramón 
gloria  de  la  Merced  y  santidad... 

Certamen  poético  á  las  fiestas  de  la  trans- 
lación de  la  reliquia  de  San  Ramón  Nonat. 
Zaragoza.— Por  Juan  de  Lana  ja.  16 18. 

Fol.  42. 

REAL  DE  FONTCLARA  (D.*^  Inés). 

381.— Versos  en  honor  de  San  Luis  Gon- 
zaga: 

En  compañía  de  hombres  miro  un  ángeb 
que  aunque  es  hombre  también,  pero  tan  noble. 


—  142  — 


Certamen  poético  que  con  motivo  de  la  ca- 
nonización de  San  Ignacio  de  Loyola y 

de  la  beatificación  de  San  Luis  Gon^aga  se 
celebró  en  la  ciudad  de  Gerona  en  1622;  lo 
publica  D.  Emilio  Graliit  y  Papell.— Gero- 
na. Imp.  del  Hospicio.— ¿1877? 

REGUERA  Y  MONDRAGÓN 
(D/  María). 

382. — Discursos  leídos  en  la  Real  Socie- 
dad Económica  de  Lugo,  por  Doña  María 
Reguera  y  Mondragón. 

Son  dos  y  están  publicados  en  el  Memo- 
rial literario;  tomo  XV,  páginas  99  y  226 
á  233. 

Tratan  principalmente  de  la  educación 
popular, 

REMÍREZ  (D.^  Bernarda). 

383. — Soneto  á  la  Virgen: 

La  Reina  de  los  orbes  celestiales... 

384. — Glosa: 

Cuando  la  Virgen  del  cielo... 
¡Oh!,  qué  dichoso  es  el  prado... 

Certatnen  poético  de  Nuestra  Señora  de 
Cogullada...  Publícalo  el  Licenciado  luán 
de  Iribarren  i  Planea. — En  Zaragoza,  en  el 
Hospital  Real  y  General  de  Nuestra  Señora 
de  Gracia.  Año  MDCXLIV. 
Págs.  137  y  149. 

REMÍREZ  DE  FONSECA  (D.^  Ana). 

385. — Décima  en  alabanza  de  su  hermano 
Albanio  Remírez. 

Si  en  hombros  como  otro  Atlante... 

La  Cruz:  por  Albanio  Remire^  de  la  Tra- 
pera. Año  1612.  En  Madrid,  por  Juan  de  la 
Cuesta. 


REQUENA  Y  FRAGA 
(D.'*^  María  de  las  Mercedes). 

Era  vecina  de  Madrid  en  el  año  1830. 

386. — A  14  de  Diciembre  de  1830  solicitó 
imprimir  su  traducción  de  La  quinta  de  Ju- 
vizy,  obra  de  Mad.  de  Flamaville.  Demo- 
rándose la  censura,  suplicó,  á  4  de  Marzo 
de  1831,  que  se  llevara  á  cabo  ésta.  En 
1 5  de  Abril  presentó  los  tomos  II  y  III  de 
la  obra. 

El  Consejo  le  concedió  licencia  para  im- 
primir el  tomo  I,  á  28  de  Abril,  y  censura- 
dos favorablemente  los  otros  dos  en  16  de 
Junio  por  D.  Francisco  Romero,  se  le  otor- 
gó igual  permiso  el  día  20  del  mismo  mes. 

Archivo  Histórico.— Consejo  de  Castilla.  Matrícula  de 
impresiones.  Legajo  45. 

REQUESENS  (D.*  Estefanía  de). 

Madre  del  insigne  militar  D.  Luis  de  Zú- 
ñiga  y  Requesens,  quien  tanto  se  distinguió 
en  la  guerra  contra  los  moriscos  de  las  Al- 
{Tujarras,  en  Lepanto  y  en  Flandes,  donde 
sucedió  al  Duque  de  Alba.  Estuvo  casada  con 
D.  Juan  de  Zúñiga,  heredero  de  la  Duquesa 
de  Calabria. 

Además  de  D.  Luis  tuvo  una  hija,  D.'^  Hi- 
pólita  de  Zúñiga,  mujer  del  Conde  de  Oliva. 

Murió  en  el  año  1548,  según  dice  Sando- 
val,  quien  escribe  que  hallándose  con  la 
Corte,  en  Bruselas,  D.  Luis  de  Requesens, 
regresó  á  España  «porque  era  fallecida  doña 
Estefanía  de  Requesens,  su  madre,  consu- 
mida de  una  continua  tristeza  y  dolor  tan 
grande  que  recibió  de  la  muerte  de  D.  loan 
Zúñiga,  Comendador  mayor  de  Castilla». 
Añade  que  fué  modelo  «assí  en  el  amor 
conjugal,  como  en  otras  virtudes»  (i). 


(i)    Historia  de  la  vida  y  hechos  del  Emperador  Car- 
los  V,  libro  XXX,  §  IX. 


—  143 


387. — Instrucción  de  la  Señora  D."  Este- 
fanía de  Rcquesens,  muger  que  fué  de  Don 
Juan  de  ^úñiga  y  Auellancda,  Comendador 
mayor  de  Castilla,  para  Don  Luys  de  Reque- 
sens,  su  hijo,  yendo  á  Flandes  á  servir  á  Su 
Magostad,  que  entonces  era  Principe. 

Ms.  del  siglo  XVII. — Tres  hoj;is  en  folio. 

Bib.  Nac— Mss.  núm.  2.o58,  fols.  9  á  11. 

Primeramente,  hijo  mío,  avéis  de  tener  delante 
siempre  los  ojos  el  buen  exemplo  que  vuestro 
padre,  que  gloria  aya,  os  dio,  y  las  postreras  pa- 
labras que  os  dijo  el  día  de  su  fallescimiento,  que 
acordándoos  desto  no  podréys  errar  en  nada... 
Vuestros  pasatiempos  sean  todos  cosas  de  virtud, 
pues  que  estáys  exercitado  en  cosas  de  christiano 
y  de  caualleros,  en  esgremir  por  soltaros,  en  ar- 
maros algunas  vezes  para  abezaros  á  correr  lan- 
gas y  á  justar,  y  esto  sea  con  moderación  por  no 
quebrantaros  en  tan  tierna  edad  que  os  haze  daño 
demasiado  ejercicio. 

Otros  pasatiempos  podéis  tomar  que  sean  bue- 
nos, honestos  y  honrados,  y  siendo  todos  desta 
manera  holgaros  héis  el  tiempo  que  pasáredes  en 
ellos,  y  después  de  pensar  que  habéis  bien  em- 
pleado el  tiempo.  Siempre  os  acompaña  con  bue- 
nas compañías,  y  os  apartad  de  las  no  tales,  se- 
ñaladamente de  las  que  yo  os  tengo  dicho,  de 
manera  que  todos  conozcan  que  no  tenéis  estre- 
cha conversación  sino  con  personas  virtuosas,  y 
aunque  habéis  de  trabajar  de  ser  amigo  de  todos, 
de  muy  pocos  lo  seáis  tan  estrechamente  que  os 
pueda  caber  parte  de  sus  defectos,  y  mira  mucho 
á  quién  encomendáis  vuestros  secretos.  Sed  amigo 
de  lomar  consejo  de  personas  que  son  para  darle, 
porque  en  intereses  propios  fácilmente  se  ciegan 
las  personas,  aunque  sean  viejas  y  experimenta- 
das; cuanto  más  peligro  tenéis  vos,  desto,  siendo 
tan  mozo,  que  hallaréis  hartos  que  os  den  consejo 
sin  pedírselo,  á  su  propósito;  destos  os  guardad, 
hijo  mío,  y  no  seáis  tan  amigo  de  complacer  á  to- 
dos que  sigáis  á  nadie,  ni  tan  amigo  de  seguir  vues- 
tra voluntad  que  os  determinéis,  por  cumplir  ésta, 
á  ni.iguna  cosa  que  no  la  tengáis  bien  pensada. 

RESURRECCIÓN  (Sor  Luisa  de  la). 

Natural  de  Sevilla,  donde  fué  mercenaria 
descalza.  Juntamente  con  Sor  Clemencia 

(1)  Ph  IV  y  Felipe  II.  Primerus  diej^  meses  de  la  Em- 
bajada de  Don  Luis  de  Requesens  en  Roma.  1563-64. — 
Madrid,  ¡mp.  de  R.  Marco,  1891. 


de  la  Santísima  Trinidad  fundó  un  conven- 
to de  su  Orden  en  Lora. 

388. — Billetes  á  las  almas  para  que  amen 
á  Dios. 

Matute  y  Gaviria,  Hijos  de  Sevilla,  tomo  II,  pág.  149. 

REY  FELIG  (Sor  Rafaela). 

389. — Religiosa  que  fué  en  el  convento  de 
Montesión,  de  Barcelona. 
Soneto  de  pie  forzado: 

Eres  acaso  el  que  enturbiarías... 

Insta  poética  consagrada  á  las  festivas 
glorias  de  María  en  su  Immaculada  Con- 
cepción. Mantenida  en  la  Parroquial  Iglesia 
de  Santa  María  del  Mar  de  la  ciudad  de 
Barcelona.  Por  D.  Francisco  Modolell,  y 
Costa. — En  Barcelona,  por  Narcis  Casas, 
año  i656. 

Pág.  128. 

REYES  (D.'"^  María  Micaela  de  los). 

Nació  en  Cádiz  á  19  de  Mayo  de  1686. 
Siendo  de  catorce  años  hizo  voto  de  casti- 
dad y  lo  guardó  toda  su  vida.  Murió  á  28  de 
Mayo  de  1723. 

390. — Relación  de  sus  revelaciones  y  favo- 
res divinos. 

Cnf.  La  mejor  flor  que  dio  Mayo  al  cielo 
en  su  florida  estación;  vida  y  virtudes  de 
D."  María  Micaela  de  los  Reyes,  por  el 
M.  R.  P.  Fr.  Ambrosio  de  Flanes,  capuchi- 
no.— En  Cádiz,  por  Gerónimo  Peralta.  S.  a. 

RIBEIRO  DA  SILVA 
(D.'*  Juana  Margarita). 

391." — Publicó  varias  poesías  y  tradujo  al 
portugués  un  folleto  sobre  la  campaña  del 
ejército  francés  en  Rusia. — Lisboa.  181 8. 


—  144  — 


RIBERA  (D.*  Angela  de). 

3g2.— Décima  á  la  muerte  del  Príncipe 
Don  Baltasar  Carlos  de  Austria: 
En  esta  pira  que  erige... 

Relación  de  las  funerales  obsequias  que 
hi^o  el  Santo  y  Apostólico  Tribunal  de  la 
Itiquisición  de  los  Reyes  del  Perú  á...  Don 
Baltasar  Carlos  de  Austria.  Por  D.  Pedro 
Alvareí  de  Paria.— En  Lima,  en  la  Impren- 
ta de  Julián  Santos  de  Saldaña.  Año  de  1648. 

Fol.  41. 

RIBERA  (D/  Leonor  Ana  de). 

Monja  que  fué  en  el  convento  de  la  En- 
carnación, 

393. — Redondillas  á  Francisco  López  Pá- 
rraga: 

Vuestra  voz  al  más  perfeto... 

Epitome  á  la  vida  i  glorioso  Tránsito  del 
Seráfico  Patriarca  S.  Francisco.  Por  Fran- 
cisco Lopeí  Párraga,  Bachiller  en  Teolo- 
gía. A  la  devoción  de  Luis  de  Mercado 
Arias.  Con  licencia.— Por  Francisco  de  Ly- 
ra,  1622. 

RIBERA  (D.^  Susana). 

Religiosa  que  fué  en  el  convento  de  Santa 
Isabel,  de  Barcelona. 

394. — Glosa  en  décimas  á  la  Inmaculada: 
Ya  en  aquel  primer  instante... 

395. — Otra: 

Oiga,  Seor  Cartulario... 

lusta  poética  consagrada  á  las  festivas 
glorias  de  Marta  en  su  /inmaculada  Concep- 
ción. Mantenida  en  la  Parroquial  Iglesia 
de  Sania  María  del  Mar  de  la  ciudad  de 
Barcelona.  Por  D.  Francisco  Modolell,  y 
Costa. — En  Barcelona,  por  Narcis  Casas, 
año  i656. 

Págs.  79,  80,  117  y  118. 


RICCI  DE  RUMIER  (D.*  xMagdalena). 

Poetisa  de  últimos  del  siglo  xviii. 
El  impresor  D.  León  María  Félix  de  Ama- 
rita  la  elogió  en  estos  versos: 

Si  las  horas  que  consumen 
Las  damas  de  nuestros  tiempos 
En  hinchadas  vanidades 
Y  en  fútiles  devaneos, 


Y  si  en  vez  de  tantas  modas 
Que  en  el  día  van  saliendo, 
Imitando  á  la  Señora 
Ricci,  saliese  de  nuevo 
La  moda  de  hacer  letrillas 
Tañendo  en  sonoro  plectro 
Loores  discretas  á  Dios, 
Ó  á  algún  otro  digno  objeto; 

Pero  si  por  más  que  diga 
Predicar  será  en  desierto, 
A  daros  la  enhorabuena 
Señora  Ricci  me  vuelvo. 
Mis  pueriles  alabanzas 
No  pueden  engrandeceros, 
Pero  ya  que  me  animastes 
A  salir  con  este  empeño. 
Ya  que  tus  obras  me  enseñan 
El  prototipo  más  beilo. 
Me  he  de  animar  á  estudiar 
Para  poder,  con  el  tiempo. 
Con  más  luces  y  más  arte, 
Pregonar  al  venidero 
Tu  gloria,  tu  grande  fama, 
Tus  escritos  y  tu  ingenio. 

Diario  de  Madrid;  24  de  Junio  de  1790. 

Págs.  699  y  700. 

2y6. — Letrilla  de  D.*  Magdalena  Ricci, 
desentendiéndose  de  escribir  al  Diario  por 
los  diez  reales. 

Señor  Diarista, 
Con  el  favor  suyo 
Escribo  al  Diario 
Por  mi  medio  duro. 
De  García  Suelto 
Imito  el  dibujo 
Porque  me  parece 
Poeta  de  gusto. 
Le  daré  las  gracias 
De  enseñarme  astuto 


4 


—  143 


A  escribir  al  Diario 
Por  mi  medio  duro. 


Diario  de  Madrid;  23  de  Abril  de  1790. 

Págs.  451  y  452. 

Respuesta  á  la  letrilla  de  D."  Magdalena 

Ricci,  inserta  en  el  Diario  de  23  de  Abril. 

Fírmala  D.  Lucas  Alemán,  y  empieza: 

Puesto  que  Madama 
El  premio  ganó, 
Denla  el  medio  duro 
Que  lo  mando  yo... 

Diario  de  Madrid;  1 3  de  Mayo  de  1790. 

Págs.  531  y  532. 

^gy. —Respuesta  de  D."  Magdalena  Ricci 

á  D.  Lucas  de  Alemán. 

398. — Romance: 

Puesto  que  el  Señor  Don  Lucas 
Con  su  claro  entendimiento 
Ni  porque  son  femeninos 
Ha  perdonado  mis  versos... 

Diario  de  Madrid;  4  de  Junio  de  1790. 

Págs.  619  y  620. 

Respuesta  de  D.  Lucas  Alemán  á  la  de 

D."  Magdalena  Ricci. 

Nuevo  y  curioso  romance 
En  que  da  cuenta  y  declara 
La  satisfacción  atenta 
De  Don  Lucas  á  una  Dama... 

Diario  de  Madrid;  i5  de  Junio  de  1790. 
Págs.  663  y  664. 

RIME  (Sor  Mariana  de). 

Religiosa  en  el  convento  de  San  Pablo,  de 

Zamora. 

2gg. — Glosa  á  la  muerte  de  Felipe  IV: 

Su  lu^  al  cuarto  planeta... 
El  rey  de  los  elementos... 

Pira  Real  que  erigió...  la  Universidad  de 
Salamanca  á  las  inmortales  cenizas  de  su 
Rey  y  Señor  D.  Pheliphe  IV.  Refiérela  el 
M.  F.  Francisco  iíojs.— Salamanca,  por 
Melchor  Esteve.  MDCLXVI. 

Pág.  406. 


RÍO  (D.*  Catalina  de). 

400. — Soneto  á  su  tía  D."  Ana  de  Castro  y 
Egas: 

Bien  que  soberbios;  tanto,  bien  que  iguales 
del  gran  Filipo  á  la  inmortal  memoria... 

Eternidad  del  Rey  Don  Filipe  tercero 
Nuestro  Señor,  el  Piadoso.  Discurso  de  su 
pida  y  saíitas  costumbres.  Al  Serenissimo 
Señor  el  Cardenal  Infante  su  hijo,  D.'  Ana 
de  Castro  y  Egas. — En  Madrid.  Por  la  Viu- 
da de  Alonso  Martín.  Año  MDCXXIX. 

RÍO  Y  ARNEDO 
(D.*^  María  Antonia  de). 

401. — Sara  Th...  Novela  inglesa  traduci- 
da del  francés  por  D."  María  Antonia  de  Río 
y  Arnedo. — Madrid,  1795.  En  8.* 

«Esta  obrita,  apreciable  por  su  sencillez, 
presenta  un  modelo  del  desempeño  en  las 
obligaciones  de  una  madre  de  familia,  un 
ejemplo  de  la  felicidad  que  produce  el  cum- 
plimiento de  ellas  y  una  pintura  agradable 
de  las  delicias  de  la  vida  del  campo;  para 
Tormar  una  justa  idea  del  mérito  de  esta 
novela,  basta  decir  que  es  una  de  las  que 
se  contienen  en  el  excelente  y  celebrado 
poema  de  Las  Estaciones.» 

Diario   de  Madrid;   26  de    Septiembre 
de  1795. 

402. — Cartas  de   madama  Montier   á  su 
hija,  escritas  en  francés  por  madama  le  Prin- 
ce  de  Beaumont,  y  traducidas  por  doña  Ma- 
ría del  Río  y  Arnedo. — Madrid,  1801. 
Tres  vols.  en  8.° 

En  elogio  de  la  traductora  de  la  novela 
inglesa  Sara  Th...  publicada  en  el  Diario 
de  Madrid  de  26  de  Septiembre  de  este  año. 
Anacreóntica: 

Ai  paso  que  te  ciñen 
De  rosas  y  claveles... 

10 


—  146 


Soneto: 

Amable  sencillez,  pura  alegría... 
Diario  de  Madrid;  20  de  Octubre  de  ijg5. 

RÍOS  (Sor  Antonia  de  los). 

Monja  en  el  convento  de  Santa  Cruz,  de 
Córdoba. 
'403.— Décimas: 

Francisco,  le  dijo  Dios... 

Elogios  á  María  Santissima.  Consagrólos 
en  suntuosas  celebridades  devotamente  Gra- 
nada á  la  linipiega  pura  de  su  concepción. 
Dedícalos  á  la  Magesiad  Católica  de  Phili- 
po  II n.  Rey  i  S.  N.  Gregorio  de  la  Peñue- 
la  Méndez,  Jurado  de  la  misma  ciudad. 
Dispúsolos  D.  Luis  de  Paracuellos  Cabera 
de  Vaca.— En  Granada,  por  Francisco  Sán- 
chez y  Baltasar  de  Bolívar,  ano  de  i65i. 

Folios  271  á  273. 

RÍOS  (D.'''  Catalina  de  los). 

Sevillana,  hija  de  D.  Juan  Alfonso  de  los 
Ríos,  Comendador  mayor  de  Santiago.  In- 
gresó allí  en  el  convento  de  Dueñas  y  llegó- 
á  ser  su  abadesa  por  espacio  de  cuarenta  y 
dos  años.  Mitigó  la  regla  del  monasterio, 
pues  alcanzó  el  permiso  de  comer  carne  al- 
gunos días  de  la  semana.  Ninguna  otra  cosa 
notable  se  refiere  que  llevase  á  cabo.  Flore- 
ció por  los  años  1480  y  siguientes,  si  no  está 
equivocado  Matute  y  Gaviria,  de  quien  to- 
mamos estas  noticias. 

404. — Relación  de  algunos  sucesos  veri- 
ficados en  su  tiempo. 

Manuscrito  en  el  archivo  del  convento 
mencionado. 

RÍOS  (D.*  Francisca  de  los). 

Hija  de  Hernando  García,  procurador  de 
número  de  Madrid,  y  de  D."  Francisca  de 


los  Ríos.  Nada  más  que  doce  años  tenía 
cuando  tradujo  la  vida  de  Santa  Ángela 
Fulgino,  como  consta  de  las  aprobaciones 
de  Gutierre  de  Cetina  y  Fr.  Baltasar  de 
Ajofrín;  también  del  Privilegio  (i). 

Elogióla  Montalbán  en  su  Para  todos, 
pág.  520. 

405. — Vida  de  la  Bienaventurada  Santa 
Angela  de  Fulgino.  En  la  qual  se  nos  mues- 
tra el  verdadero  camino  por  donde  podamos 
seguir  los  pasos  de  Nuestro  Redentor.  Es- 
crita por  la  mesma  Santa  (dictándosela  el 
Espíritu  Santo)  para  verdadera  consolación 
de  las  almas  deuotas,  y  para  prouecho  de 
todos.  Aora  de  nuevo  traduzida  de  Latín  en 
lengua  Castellana,  por  Doña  Francisca  de 
los  Ríos. — En  Madrid,  por  Juan  de  la  Cues- 
ta. Año  1618. 

Un  vol.  en  8.**  de  335  págs.,  más  24  hojas 
de  preliminares. 

Port.— V."  en  bl.— Fe  de  erratas  por  el  Lie.  Mur- 
cia de  la  Llana.  Madrid  26  de  Agosto  de  1618. — 
Tasa,  por  Hernando  de  Vallejo.  Madrid  7  de  Sep- 
tiembre de  1618.— Real  cédula  para  la  impresión. 
Madrid  27  de  Marzo  de  161 8.  — Advertencia. — 
Aprobación  del  Dr.  Gutierre  de  Cetina.  Madrid 
II  de  Noviembre  de  161 7 — Aprobación  deFr.  Bal- 
tasar de  Ajofrín.  Colegio  de  Doña  María  de  Ara- 
gón, 27  de  Febrero  de  161 8.— A  la  Sereníssima 
Princesa  de  España  D.'  Isabel  de  Borbón,  Doña 
Francisca  de  los  Ríos.— Prólogo  al  crístiano  lector, 
por  la  traductora.— Argumento  del  libro.— Tabla 
de  los  argumentos.— Texto. 

RÍOS  (D.*^  María  Lorenza  de  los). 
Marquesa  de  Fuerte-Hijar. 

Mujer  que  fué  de  D.  Germán  de  Salcedo 
y  Somodevilla,  á  quien  el  Rey  hizo  Mar- 
io El  Rey.  Por  quanto  por  parte  de  vos,  Doña  Fran- 
cisca de  los  Ríos,  hija  de  Hernando  García,  procurador 
del  número,  de  nuestra  Corte,  y  de  D.*  Francisca  de  los 
Ríos,  su  mujer,  nos  fué  fecha  relación  que  mediante  tener 
buenos  desseos  de  ser  monja,  con  el  fauor  de  nuestro  Se- 
ñor, y  dedicándoos  á  su  seruicio,  los  dichos  vuestros 
padres  os  auian  hecho  enseñar  la  Gramática,  mediante  la 
qual  auiades  traduzído  de  latin  en  romance  un  libro  inti- 
tulado: Vida  y  milagros  de  Angela  de  Fulgino... 


—  147  — 


qués  de  Fuerte-Hijar  á  13  de  Junio  de  1788. 
D.  Germán  se  mostró  adicto  á  Fernan- 
do VII,  y  por  tal  motivo  lo  apresaron  los 
franceses  y  lo  llevaron  á  Orthez,  donde  mu- 
rió en  el  año  18 10.  Dejó  á  D.'  María  here- 
dera de  todos  sus  bienes. 

«La  Señora  Marquesa  de  Fuerte-Hijar  ha  pro- 
puesto y  promovido  en  Valladolid  una  Junta  de 
Damas  agregada  á  la  Sociedad  Económica  de 
aquel  pueblo.  No  lo  dudemos:  la  Señora  Marque- 
sa de  Fuerte  Hijar,  procurando  que  se  establezca 
en  Valladolid  una  a-ociación  de  Damas,  ha  hechd 
un  beneficio  á  la  Nación,  no  sólo  por  el  bien  que 
proporciona  á  las  jóvenes  de  aquella  tierra,  sino  es 
t  mbién  en  ofrecer  á  las  señoras  de  aquel  país  unas 
ocupaciones  en  que  además  de  llenar  todos  los 
deberes  que  les  prescriben  Dios  y  la  Humanidad, 
se  ejerciten  de  un  modo  tan  agradable  á  nuestros 
Monarcas.» 

Diario  de  Madrid  de  16  de  Noviembre 
de  1793. 

Págs.  1.307  y  1.308. 

En  el  Archivo  Histórico  Nacional,  Con- 
sejo de  Castilla,  sección  de  Teatros,  hemos 
visto  muchos  informes  del  Marqués  de 
Fuente-Hijar  en  asuntos  referentes  á  varios 
asuntos  de  comediantes;  son  de  los  años  1 8o5 
y  iJ^o6. 

406. — Elogio  de  la  Reyna  N.  S.  formado 
por  la  Señora  Marquesa  de  Fuerte-Hijar,  leí- 
do en  Junta  pública  general  de  distribución 
de  Premios  que  celebró  la  Real  Sociedad 
Económica  de  Madrid  en  i5  de  Septiembre 
de  1798.— En  Madrid.  En  la  imprenta  de 
Sancha.  S.  a. 

18  págs  en  4.*  menor. 

Elogio  del  Rey  nuestro  Señor,  formado 
por  el  Señor  Marqués  de  Fuerte-Hijar,  leído 
en  la  Junta  pública  general  de  distribución 
de  premios  de  25  de  Enero  de  1794. 

Publicado  en  las  págs.  33  á  39  de  la  Junta 
general  de  la  Sociedad  Económica  de  Ma- 
drid, celebrada  en  las  casas  de  Ayunta- 


miento el  sábado  25  de  Enero  de  1794. — . 
En  Madrid.  En  la  imprenta  de  Sancha.  Año 
de  MDCCXCIV. 
58  págs.  en  4.° 

RIQUELME  (D.^  Baltasara). 

407. — Romance: 

En  aquel  vaso  de  piedra 
cuyo  limitado  bulto 
del  mayor  Apeles  muestra 
los  primorosos  di6ujos, 
En  líquido  néctar  bueltos 
corales  mira  difusos 
que  en  abundante^  razimos 
el  mejor  árbol  produxo. 

Relación  de  la  Solemnidad  con  que  cele- 
bró la  ociaba  del  Santísimo  Sacramento  en 
la  Iglesia  Mayor  de  Santa  Cru^  de  Ecija 
su  Patrono  D.  Diego  de  Mendoza,  Regidor 
de  la  dicha  ciudad. — Impresa  en  Ecija,  en 
la  oficina  de  Luis  Estupiñán,  año  1633. 

RIVADENEYRA  (D."  Isabel  de). 

Religiosa  de  la  Orden  de  San  Francisco. 
Lope  la  ensalza  en  estos  versos  de  su  Lau- 
rel (Silva  1). 

Sí  de  Rivadeneyra 
doña  Jsabel,  escribe, 
¿cómo  la  fama  vive 
de  cuantas  laureó  Roma  ni  Atenas? 
Porque  sus  rimas,  de  conceptos  llenas, 
exceden  las  de  Laura  Terraquina, 
cuanto  fué  la  Toscana 
divinamente  humana, 
y  está  siempre  divina. 
¡Oh!  Musas,  esparcid  candidas  flores, 
que  canta  al  Dios  de  amor  versos  de  amores, 
y  si  el  cordero  por  canceles  mira, 
Dios  habla,  el  cielo  escucha,  amor  suspira. 

408. — Glosa  en  cuatro  décimas  al  Santísi- 
mo Sacramento: 

Ver  á  Dios  eá  imposible, 
ni  tratar  con  su  grandeza 
por  ser  tan  inaccesible, 
león  por  su  fortaleza 


— 148 


fuego  abrasador  terrible; 
mas  ya  en  este  blanco  velo, 
león,  fuego.  Dios  escondido 
come  el  hombre  sin  recelo; 
luego  el  mejor  modo  ha  sido... 

Ivst a  poética  que  hi^o  al  Santissimo  Sa- 
cramento en  la  pilla  de  Cifventes,  el  Doctor 
Ivan  Gutierre^.  Recopilada  por  Diego  Ma- 
nuel.— Madrid,  Imprenta  Real,  1621. 

409. — Soneto  á  San  José: 

No  tanta  famalel  sacro  Tajo  tiene... 

Vida,  excelencias  y  mverte  del  Glorioso 
Patriarca,  y  Esposo  de  N.  Señora  S.  Joseph. 
Por  el  Maestro  Joseph  de  Valdivielso. — En 
Toledo.  Por  Diego  Rodríguez.  Año  1604. 

Reproducido  en  otras  ediciones,  cual  es 
la  de  Alcalá  de  Henares,  por  Luis  Martínez 
Grande,  año  MDCXII. 

410. — Soneto  en  elogio  de  Lope  de  Vega: 

Si  el  español  ó  el  fíorentín  famoso... 

Rimas  de  Lope  de  Vega  Carpió.  A  Don 
Fernando  Coutinho.— En  Lisboa,  impreso 
por  Pedro  Crasbeeck,  Afío  i6o5. 

Reproducido  en  la  edición  de  Milán,  1 6 1 1 . 

RIVADENEYRA  (D.»  María  Josefa  de). 

411.— Por  Doña  María  Josefa  de  Ribade- 
neira,  riatural  de  la  ciudad  de  Arequipa,  en 
el  Perú,  que  habiendo  salido  á  luz  [sus  tra- 
ducciones] á  nombre  de  otras  personas  con 
usurpación  del  trabajo  de  la  traductora, 
se  queja  ésta  en  las  siguientes  endechas 
reales: 

Respire  de  mi  pecho 
En  quejidos  acordes 
Equívoca  una  injuria 
Que  no  sé  si  la  cante  ó  si  la  llore. 
Fatigas  de  la  mente, 
literarios  sudores, 
bastó  que  fuesen  míos 
para  hacerles  sentir  mis  propios  golpes. 


jPosible  que  hasta  el  alma 
la  envidia  me  despoje! 
¡Posible  que  me  usurpe 
débiles  femeniles  traducciones! 
Villana  pasión  ciega 
que  en  odio  de  mi  nombre, 
como  vives  de  infamias, 
compras  con  un  delito  tus  honores. 
En  disfraz  de  remiendos 
al  público  se  exponen; 
¡infeliz  artificio!, 
que  grita  ser  ajeno  lo  que  esconde. 
Ese  incongruo  aparato 
de  retazos  discordes, 
el  engaño  desmiente 
y  la  pasión  descubre  en  su  desorden. 
No  niego  que  aun  manchadas 
conmigo  se  conformen; 
si  la  borrasca  sufro, 
¿qué tengo  que  extrañar  los  nubarrones? 

Así,  desfiguradas, 
no  han  quedado  tan  pobres 
que  á  su  fingido  dueño 
no  le  hayan  producido  resplandores. 
En  este  triunfo  he  sido 
yo  la  selva  ó  el  bosque, 
que  laureles  y  palmas 
he  dado  para  que  otros  se  coronen. 
Sic  POS,  non  vobis  nidijicatis,  aves. 
Así  el  ave  su  nido 
construye  y  lo  dispone 
para  que  otros  se  alberguen 
y  en  su  seno  descansen  y  reposen. 

Sic  vos,  non  vobis  vellera  fertis,  oves. 
Así  la  misma  oveja 

sus  mórbidos  vellones 

alienta  y  vivifica 
para  que  otros  se  vistan  y  se  adornen. 

Sic  vos,  non  vobis  melijicatis,  apes. 
Así  la  abeja  extrae 

dulzura  de  las  flores, 

y  á  pesar  de  su  industria, 
otros  gustan  la  miel  que  ella  recoge. 

Sic  vos,  non  vobis  fertis  aratra,  boves. 

Así  sujeto  al  yugo 

el  buey  la  tierra  rompe, 

mas  su  fértil  arado 

es  para  enriquecer  ajenas  trojes. 

Ejemplos  consolantes 

que  informarán  ai  orbe 


que  en  mi  fortuna  adversa 
me  alivian  más  las  bestias  que  los  hombres. 

Correo  Literario  de  Murcia,  tomo  VI 
(14  de  Enero  de  1794),  págs.  30  á  32. 

Parece  que  tradujo,  según  ella  misma 
dice: 

412. — Cartas  de  una  peruana. 

413. — Vida  del  Pontífice  Benedicto  XIV, 
con  notas  traducidas  igualmentedel  francés. 

RIZO  (D.*  Catalina). 

Dama  de  la  Infanta  D.'  María  Teresa  de 
Austria,  á  quien  acompañó  cuando  en  el 
año  1660  se  casó  con  el  rey  de  Francia  (i). 

414. — Anathema  sotericon  pro  vita  Patris 
serrata. 

Cítase  este  manuscrito  en  el  Catálogo  de 
la  Biblioteca  Nacional,  pero  hace  tiempo 
que  desapareció  de  ésta,  por  lo  cual  no  he 
podido  estudiarlo. 

ROALES  OMAÑA  Y  NÚÑEZ 
(D.*  Isabel  de). 

41 5. — Décima  á  su  hermano  Francisco  de 
Roales: 

Hermano,  tu  lira  fuera... 

Descripción  de  las  fiestas  qve  en  la  Leal 
civdad  de  Salamanca  se  hicieron,  en  memo- 
ria de  la  victoria  q.ue  el  Rey  N.  S.  (que 
Dios  guarde)  alcanzó  por  sus  Cathólicas 
Armas,  en  el  Í7imortali¡{ado  sitio  de  Barce- 
lona, por  Francisco  de  Roales  Omaña,  y 
Núñe^.  Dirigido  al  mayor  Theatro  del 
Mundo,  á  la  más  aplaudida  Athenas  del 
Orbe,  y  ala  mejor  Minerva  en  calidad,  y  le- 


(1)  Viaje  del  Rey  nuestro  Señor  Don  Felipe  Quarto  el 
Grande,  d  la  frontera  de  Francia.  Funciones  Reales,  del 
desposorio,  y  entregas  de  la  Serenissima  Señora  Infante 
de  España  Doña  María  Teresa  de  Austria.  Por...  D.  Leo- 
nardo del  Castillo.  — En  Madrid,  en  la  imp.  Real.  Año 
de  M.DC.LXVIL 

Pág.  61. 


149  — 

tras.  La  Vniversidad  de  Salamanca. — En  Sa- 
lamanca, en  la  Officina  del  mesmo  Author. 
S.  a.  (La  aprobación  de  D.  Diego  de  Victo- 
ria, fechada  á  29  de  Noviembre  de  i652.) 
Ocho  hojas  en  4." 

ROBLES  (D.*  Ana  de). 

Monja  que  fué  en  el  convento  de  Santa 
Isabel,  de  Baza. 
416. — Soneto: 

Con  tanta  claridad  ha  defendido... 

Elogios  á  María  Santissima.  Consagrólos 
en  suntuosas  celebridades  devotamente  Gra- 
nada á  la  limpiega  pura  de  su  Concepción. 
Dedícalos  á  la  Magestad  Católica  de  Phili- 
po  un.  Rey  i  S.  N.  Gregorio  de  la  Peñuela 
Méndez  Jurado  de  la  misma  Ciudad.  Dispv- 
solos  D.  Luis  de  Paracuellos  Cabega  de 
Vaca. — Impreso  en  Granada  por  Francisco 
Sánchez  y  Baltasar  de  Bolívar.  Año  de  i65i. 

Folio  291. 

ROBLES  Y  BELLUGA  (D.*  María  de). 

Vivió  á  mediados  del  siglo  xvii. 

417. — Sus  escritos  espirituales,  impregna- 
dos de  quietismo,  farragosos  y  de  lectura 
imposible,  ocupan  nada  menos  que  once 
gruesos  tomos  en  folio.  Fueron  recogidos 
por  el  Santo  Oficio. 

Archivo  de  Simancas. — Inquisición.  Leg.  1.583  y  1.584. 

«Estando  en  la  oración  el  día  del  Dulcísimo 
Nombre  de  María  era  tanta  la  oscuridad  en  que 
estaba,  que  no  la  puedo  explicar,  porque  es  tan 
grande  que  no  hay  noche  que  se  iguale  á  la  os- 
curidad en  que  estoy,  pues  la  noche  más  oscura 
es  clara  si  se  quiere  comparar  con  esta  oscuridad; 
no  podía  recoger  el  pensamiento  para  meditar;  es- 
taba la  imaginación  muy  distraída  y  en  mi  propio 
conocimiento  estaba  como  anegada  en  miserias; 
más  no  por  eso  el  interior  se  turbó,  que  gozaba 
conociendo  que  si  Dios  no  me  da  las  virtudes  no 
puedo  tenerlas,  y  estaba  la  voluntad  rendida  á  la 


—  1 5o  — 


de  Dios,  de  forma  que  si  no  fuese  voluntad  de 
Dios  el  darme  virtudes,  no  las  quiero  tener»  (i). 

ROCABERTI  (Sor  Hipólita  de  Jesús). 

Si  diésemos  fe  á  las  afirmaciones  de  los 
genealogistas  (2),  la  Madre  Rocaberti  esta- 
ba enlazada  por  vínculos  de  sangre  con  la 
mitad  de  los  Obispos,  Reyes,  Reinas  y  Vír- 
genes, célebres  por  su  santidad  ó  notables 
hechos,  cuales  son  San  Feriol,  San  Gocri- 
co,  San  Medoaldo,  San  Hubandelino,  el 
emperador Teodosio,  D."  Sancha  de  Aragón, 
Santa  Ita,  Santa  Afra  y  mil  que  no  cito. 
Dejando  á  un  lado  tamañas  necedades,  nos 
concretaremos  á  los  datos  puramente  histó- 
ricos. D.'  Hipólita  Rocaberti  fué  hija  de 
D.  Francisco  Dalmau,  vizconde  de  Roca- 
berti, primer  Conde  de  Módica  y  Osona, 
Conde  de  Peralada  y  Marqués  de  Angleso- 
la.  Nació  en  Barcelona  á22de  Enero  de  1549. 
A  los  once  años  tomó  el  hábito  en  el  con- 
vento de  Nuestra  Señora  de  los  Angeles, 
perteneciente  á  la  religión  de  Santo  Domin- 
go, y  en  la  cual  era  Priora  su  tía  Sor  Estefa- 
nía de  Rocaberti;  allí  profesó  en  el  año  1 565, 
y  muy  luego  la  nombraron  Maestra  de  no- 
vicias. Acerca  de  las  ansias  que  tenía  por 
recibir  el  martirio,  cuenta  el  P.  Lorea  lo  si- 
guiente: 

Entraron  en  una  ocasión  en  Barcelona  unos 
moriscos,  antes  que  Don  Felipe  III  los  desterrase,  y 
alborotada  la  ciudad  se  receló  algún  mal  de  ellos. 
En  quien  obró  esta  aprensión  con  más  eficacia 
fué  en  las  monjas,  que  cerraron  las  puertas  con 
el  sobresalto.  Estava  la  venerable  Madre  con  una 
quietud  notable  y  el  rostro  tan  alegre  como  si  es- 
perara una  cosa  de  mucho  contento.  Reparó  en 
ello  una  religiosa  y  la  dixo:  Madre  Hipólita,  ¿pues 
no  se  duele  de  sí  y  de  nosotras  en  este  lance  en 
que  estamos?  Sonrióse  la  sierva  de  Dios  y  la  res- 


(i)   Tomo  IX,  pág.  55. 

(2)  Fr.  José  Dromendari  en  un  libro  que  sacó  á  luz  en 
el  año  1676,  intitulado:  Árbol  genealógico  de  la  casa  de 
Rocaberti, 


pondió:  Pues  hija,  ¿por  qué  he  de  estar  triste,  si  en 
esto  que  tú  temes  puede  estar  mi  dicha.''  (i) 

Su  vida  en  el  convento  fué  una  serie  de  es- 
tupendos milagros  y  de  raras  visiones;  Cristo 
le  convirtió  en  pescado  la  carne  de  un  plato; 
en  otras  ocasiones  le  puso  su  corona  de  espi- 
nas y  le  ayudó  á  tocar  las  campanas;  San 
Vicente  y  el  coro  de  los  mártires  la  recibie- 
ron por  hermana;  vio  subir  al  cielo  las  almas 
del  Purgatorio  en  forma  de  palomas;  Santo 
Tomás  de  Aquino  le  explicó  los  misterios  de 
la  Eucaristía;  San  Jerónimo  y  San  Agustín 
rezaron  con  í.4la  Horas  canónicas. 

Por  su  esclarecida  virtud  fué  designada 
para  reformar  el  convento  de  monjas  agus- 
tinas  de  Barcelona,  llamado  de  la  Magda- 
lena. 

Falleció  á  6  de  Agosto  de  1624. 

Cnf.  Epitojne  de  los  veinte  y  quatro  to- 
rnos que  escripia  la  V.  M.  Hypóliía  de  Jesús 
y  Rocaberti,  Religiosa  de  la  Orden  de  Pre- 
dicadores. De  las  autoridades  de  la  Sagra- 
da Escritura,  y  Santos  Padres  con  que  les 
ilustra.  Algunas  cartas  de  instancia  por  su 
Beatificación  y  Canonización,  y  Censuras 
de  su  doctrina  &.. — Impreso  en  Valencia,  en 
la  imprenta  de  Jayme  Bordazar.  Año  i6b8. 

Un  vol.  en  fol.  de  49  págs. 

La  Venerable  Madre  Hipólita  de  lesvs,  y 
Rocaberti,  religiosa  de  la  Orden  de  N.  P. 
S.  Domingo,  en  el  monasterio  de  Nvestra 
Señora  de  los  Angeles  de  la  civdad  de  Bar- 
celona. Epitome  de  sv  prodigiosa  vida,  vir- 
tudes, y  admirables  escritos.  Sacado  de  los 
processos  de  sv  Beatificación,  y  Canotii^a- 
ción,  y  otros  instrvmentos  avténticos.  Com- 
pvesto  por  el  Maestro  Fray  Antonio  de  Lo- 
rea, de  la  mesma  Orden,  y  sv  coronista.  De- 
dicado á  lesv  Christo,  Dios,  v  hombre  ver- 


il)   Vida  déla  Madre  Hipólita  de  Jesús  Rocaberti,  pi- 
I    gina  32. 


-  )5i  — 


dadero. — En  Valencia:  por  Vicente  Cabre- 
ra. Año  MDCLXXIX. 

4.*  d.,  212  págs. 

Pocos  libros  se  han  publicado,  no  ya  en 
España,  mas  en  toda  Europa,  tan  indigestos 
y  farragosos  como  los  de  la  Madre  Hipólita. 
En  ellos  no  hay  algo  que  se  parezca  á  estilo 
literario,  ni  novedad  alguna  en  los  pensa- 
mientos. Son  montones  de  hojorasca,  en 
mala  hora  editados  por  el  celo  indiscreto  del 
Arzobispo  Rocaberti,  quien  se  imaginaba 
tener  en  su  familia  una  nueva  Santa  Teresa. 
El  mismo  título  es  absurdo  en  algunos  de 
estos  libros,  cual  sucede  en  el  rotulado  Z)e 
lo%  huesos  de  Crislo,  que  no  contiene,  ni 
mucho  menos,  una  Osteología  á  lo  divino. 
Verdad  es  que  de  tamaños  desafueros  contra 
el  sentido  común  tuvieron  mucha  parte  los 
editores,  quienes  lejos  de  hacer  una  prudente 
selección,  publicaron  cuantos  libros  halla- 
ron de  Sor  Hipólita.  Varias  de  estas  obras 
fueron  puestas  en  el  índice  por  el  Santo  Ofi- 
cio. Pocas  veces  se  podía  recordar  con  tanta 
oportunidad  aquel  sabio  mandato  del  Após- 
tol de  las  gentes:  mulleres  in  Ecclesia  ta- 
ceant. 

No  más  afortunada  se  mostró  Sor  Hipólita 
en  sus  versos,  que  corregidos  y  todo,  por  sus 
editores,  apenas  llegan  á  la  medianía. 

El  mismo  P.  Lorea,  quien  tomó  gran  par- 
te en  la  ordenación  de  esta  inmensa  enciclo- 
pedia mística,  reconoce  el  desaliño  que  había 
en  los  escritos  de  la  Madre  Hipólita: 

Aliándome  en  Madrid  en  la  impresión  de  algu- 
nos libros  míos,  me  mandó  este  Prelado  (D.  Juan 
Tomás  de  Rocaberti)  viniese  á  Valencia  á  servirle 
en  la  asistencia  á  la  impresión  de  éstos.  Viéndolos, 
reconocí  en  ellos  lo  mesmo  que  el  Cardenal  Hugo 
de  Santo  Caro,  reconoció  en  la  Biblia  Sacra:  que 
siendo  cada  uno  de  ios  Libros  que  contiene,  una 
pieza,  era  necesario  dividirle  en  capítulos,  y  cada 
capítulo  en  números,  para  que  al  tiempo  de  leer- 
los tuviese  la  vista  donde  descansar,  fuesen  más 


fáciles  á  la  inteligencia  con  aquella  división,  y  más 
fáciles  para  citarlos,  y  hallar  lo  que  en  ellos  se 
buscase. 

Cotejados  estos  escritos  con  la  pureza  con  que 
hoy  se  habla  la  lengua  española,  se  podrá  notar 
que  están  no  con  aquellas  voces  crespas  y  frases 
pulidas  que  hoy  se  usan,  y  muchos  afectan  en  lo 
que  hablan  y  escriven.  El  estilo  es  humilde,  pero 
todo  espíritu,  y  lleno  de  el  fuego  de  el  Espíritu 
Santo  que  la  inflamava;  que  los  conceptos  de  Dios, 
como  no  se  sugetan  á  la  pronunciación  de  los 
mundanos,  no  deben  estar  sugetos  á  sus  imperti- 
nencias (i). 

418.— Tomo  primero  de  las  Obras  de  la 
Venerable  Madre  Hipólita  de  lesvs,  y  Roca- 
berti, que  por  mandado  de  svs  prelados  y 
confessores,  dexó  escritas  de  sv  mano.  Tra- 
ta principalmente  de  los  Sagrados  Misterios 
de  la  Infancia  y  Niñez  de  Christo;  y  también 
de  los  demás  de  su  Santa  Vida,  Muerte,  y 
gloriosa  Resurrección.  Sale  á  Ivz  de  orden 
del  llvstríssimo  y  Excelentíssimo  Señor  D. 
F.  Ivan  Thomás  de  Rocaberti,  sv  sobrino, 
por  la  gracia  de  Dios,  y  de  la  Santa  Sede 
Apostólica  Arzobispo  de  Valencia,  del  Con- 
sejo de  su  Magestad,  Prelado  Doméstico  de 
N.  M.  S.  P.  Inocencio  Papa  XI.  Virrey  y 
Capitán  general,  segunda  vez,  del  Reyno  de 
Valencia.— Impresso  en  Valencia:  En  la  Im- 
prenta de  Jayme  de  Bordazar.  Año  1683. 

Un  vol.  en  4.°  d.,  de  444  págs.,  más  dos 

hojas  de  prels. 

Port.— Censura  et  approbatio  admodum  R.  P. 
M.Tudovici  Garzonii,  Procuratoris  Generalis  Or- 
dinisServorum  Beatae  Mariae.  In  Coenobio  Sancti 
Marcelli,  2  Maji  1677.— Censura  y  aprobación  del 
Rev.  P.  M.  F.  Luis  Garzón  (versión  de  la  ante- 
rior).—Texto.  (XC  cap.)— Tabla  de  los  capítulos. 
Tabla  de  los  lugares  de  la  Sagrada  Escritura. 

En  las  págs.  409  á  411  hay  la  siguiente 
canción  á  Cristo: 

¡Ohl  llave  piadosa, 
consuela  esta  alma  que  rendida  pide. 


(i)    Vida  de  la  Madre  Hipólita  de  Jesús  Rocaberti;  Pró- 


logo. 


k 


—  I  52  — 


y  muéstrale  el  tesoro 

que  nadie  puede  ver  sino  el  humilde. 

El  humilde  Cordero 
que  por  nosotros  fué  crucificado 
abrió  los  siete  sellos 
que  sólo  decifrar  puede  su  mano. 

¡Oh!  deseada  llave 
de  los  profetas,  á  que  abriste  el  cielo, 
y  porque  en  tí  esperaron, 
ni  avergonzados  ni  confusos  fueron. 

¡Oh!  llave  de  oro  fino, 
abre  mi  corazón  á  tu  ley  santa; 
el  espíritu  ardiente  ^ 

del  sea  el  escritor,  y  yo  la  tabla^ 

Con  su  dedo  divino 
su  amor  tan  firm'e  grabe 
que  borrarle  no  puedan 
ni  penas,  ni  dolor,  ni  enfermedades, 

¡Oh!  saber  sempiterno, 
á  esta  hormiguita  admite 
en  esa  abierta  llaga 
de  tu  costado,  donde  el  alma  vive. 

A  este  vil  gusanillo 
tu  calor  sea  fomento, 
que  de  frío  se  muere 
si  no  le  das  aliento  con  tu  fuego. 

¡Oh!  llave  de  mi  alma, 
á  aqueste  entendimiento  obscurecido 
enviad  esos  rayos 
que  vuestro  pecho  oculta  en  su  retiro. 

¡Oh!  llave  gloriosa 
de  mi  dulce  Jesús,  que  eternidades 
liberal  facilita 
para  vivir  con  él  y  con  su  Padre. 

¡Oh!  llave,  que  escondida 
del  seno  superior  al  mundo  bajas 
porque  elevado  el  hombre 
pueda  ascender  al  cielo  de  tu  gracia. 

Jesús,  amable  dueño, 
selle  mi  corazón  tu  dulce  mano; 
la  culpa  no  le  empañe; 
tú  seas  el  señor,  y  no  el  pecado. 

Si  eres  celestial  puerta, 
y  llave  te  llamó  el  santo  Isaías, 
no  á  mis  deseos  niegues 
esta  gloria  feliz  porque  suspiran. 

En  la  coluna  miro 
abierta  por  mi  bien  tu  sacra  espalda; 
esa  coluna  sea 
norte  de  mi  desierto  hasta  la  patria. 

¡Oh!  que  llave  divina 
que  abre  á  todos  los  predestinados 
sin  que  nadie  lo  embargue 


sino  solo  el  pecado  no  llorado. 

Pues  si  el  cielo  franqueas 
á  los  atribulados  y  afligidos, 
admite  del  que  llora 
tus  ofensas,  el  grato  sacrificio. 

419. — La  Venerable  Madre  Hipólita  de  le- 
svs,  y  Rocaberti.  Libro  de  su  admirable  vida, 
y  dotrina,  qve  escrivió  de  sv  mano.  Por  man- 
dado de  svs  Prelados,  y  Confessores.  Sale  á 
luz  de  orden  del  Mustríssimo  y  Excelentíssi- 
mo  Señor  Don  Fray  luán  Tomás  de  Roca- 
berti... Dedicado  á  lesu  Christo  Nuestro 
Señor,  en  brazos  de  su  Santíssima  Madre,  y 
al  Glorioso  Patriarca  de  Predicadores  Santo 
Domingo  de  Guzmán,  postrado  á  los  pies 
de  ambas  Magestades  Supremas. — En  Va- 
lencia, por  Francisco  Mestre.  Año  1679. — 
Por  Vicente  Cabrera.  Años  1683  y  i685. — 
Por  Francisco  Mestre.  Año  1683. 

Cuatro  vols.  4.°  d.  El  primero  de  35 1  pá- 
ginas, más  seis  hojas  de  prel.  y  10  al  final;  el 
segundo  de  279  páginas  y  tres  hojas  de  prel.; 
el  tercero  de  220-128  págs.  y  cinco  hojas  al 
principio;  el  cuarto  de  690  págs.,  más  seis 
hojas  al  princ.  y  35  al  final. 

Tomo  I.  Port. — Dedicatoria  á  Christo  Nuestro 
Señor. — Censura  et  approbaiio  R.  P.  Fr.  Ilde- 
phonsi  de  Mier.  Romae  die  20  Augusti  1671. — 
Versión  castellana  de  esta  censura. — Licencia  del 
Ordinario.  Valencia  3  de  Mayo  de  1679. — Texto 
dividido  en  LXXVIII  cap. — Tabla  de  los  capítulos. 
Tabla  de  los  lugares  de  la  Sagrada  Escritura. 

Tomo  II.  Port. — Carta  dedicatoria  dirigida  al 
Glorioso  apóstol  San  Pedro. — Texto,  en  LXXVIII 
cap. — Hymnos  de  la  Venerable  Madre  Sor  Hipó- 
lita de  lesus,  y  Rocaberti,  en  alabanzas  de  los  San- 
tos Apóstoles  y  Mártires;  reducidas  á  forma  de 
rimas  de  primeros  consonantes  unísonos. 

A  los  Santos  Apóstoles  San  Pedro  y  San 
Pablo: 

¡Oh!  almas  abrasadas 
de  amor  de  Dios  llagadas 
que  no  tratáis  de  amores  tibiamente 
ni  de  servir  á  Dios  á  llamaradas 
sino  de  amar  determinadamente... 


—  i53  — 


A  San  Pedro  Apóstol: 

Apóstol,  secretario 
de  Cristo,  y  de  su  erario 
tesorero  celeste,  cuyas  llaves 
dejaste  en  vuestra  Iglesia  á  su  Vicario... 

Al  glorioso  San  Pablo: 

Apóstol  coronado 
al  cielo  arrebatado 
donde  viste  secretos  divinales... 

Al  glorioso  San  Andrés: 

Buena  cruz,  oh  árbol  deseado 
cuando  me  veré  en  tí  crucificado... 

AI  glorioso  Santo  Tomás  (Quintilla): 

Tomás,  por  qué  dudaste... 
Responde  Tomás: 

Yo  digo  lo  que  siento... 

A  los  gloriosos  y  fuertes  Mártires: 

Como  el  oro  entre  ardores 
de  llamas  y  crisoles... 

Himno  en  alabanza  de  la  Santa  Iglesia 
Católica  (Romance): 

Ya  que  la  Iglesia  me  ofrece 
de  madre  su  pecho  amado... 

Himno  en  desprecio  del  mundo  (Redon- 
dillas): 

Pues  á  cuanto  el  mundo  alaba 
pone  fin  la  sepultura, 
no  quiero  bien  que  no  dura, 
ni  temo  mal  que  se  acaba, 

Llore  yo  el  tiempo  pasado 
y  menosprecie  el  presente, 
meditando  atentamente 
el  tiempo  que  no  ha  llegado. 

Pues  el  tiempo  está  pasando 
y  se  me  acerca  la  muerte, 
quiero  vivir  de  tal  suerte 
que  en  el  bien  me  halle  velando. 

La  cruz  quiero  por  cayado, 
séanme  clavos  y  lanza 
asilos  de  mi  esperanza 
en  mi  corazón  fijados. 

Aunque  vivo  en  este  mundo, 
tratóle  como  traidor, 


aborrezco  su  favor, 
vistome  de  su  descuido. 

A  mi  alma,  cual  carbón, 
muerta,  negra,  fría  y  fea, 
con  la  sangre  la  hermosea 
que  por  mí  dio  en  tu  Pasión. 

La  muerte  venir  afecta; 
yo  deseo  que  no  tarde 
cuando  mi  corazón  arde 
en  la  caridad  perfecta. 

Si  el  mundo  llama  al  perdido, 
llama  Jesús  sus  electos; 
quiero  ser  de  los  perfectos 
y  á  Jesús  prestar  oído. 

Este  es  cordero  y  pastor 
y  yo  su  pequeña  oveja, 
y  así  mi  amor  se  apareja 
á  oir  la  voz  del  Señor. 

¡Oh!  si  en  esta  tierra  ajena 
viviera  yo  de  tal  suerte 
que  cuando  llegue  la  muerte 
venga  muy  en  hora  buena. 

Romance  [de  un  P.  de  la  Compañía]: 

En  el  monte  de  Sión 
donde  la  Virgen  vivía... 

La  canción  siguiente  hizo  el  Maestro  Ber- 
nardino,  varón  docto  y  Lector  de  Teología, 
á  honra  y  gloria  de  la  admirable  Ascensión 
de  Jesu  Cristo  á  los  c¡ek)s: 

[Se]  enternezcan  las  entrañas 
de  las  siervas  del  Señor; 
manifiéstese  el  amor 
que  le  tienen. 
Otras  cosas  hoy  no  suenen 
en  el  cielo  de  su  alma 
sino  las  que  causan  calma 
de  reposo. 
La  subida  de  su  Esposo 
cause  mucho  gozo  en  ellas; 
mueran  las  viejas  querellas 
sin  tardanza. 
Vístanse  de  confianza, 
porque  vence  al  adversario, 
y  olvídese  todo  agravio 
quietamente 

Serventesios  místicos: 

Echándome  tus  rayos,  noche  y  día 
oh  soberano  sol  y  amado  Esposo... 


1 54 


Cántico  del  Doctor  Diego  Pérez,  andaluz, 
muy  gran  siervo  de  Dios,  á  la  feliz  Nativi- 
dad de  el  Hijo  de  Dios,  en  carne: 

Mírame  en  este  pesebre, 
alma  querida  de  mí... 

Liras  de  Juan  de  Calatrava,  en  alabanza 
de  las  penas: 

Quien  no  sabe  de  penas 
en  este  valle  lleno  de  dolores, 
no  sabe  cosa  buena, 
ni  ha  gustado  de  amores.... 

Liras  en  alabanza  del  Santísimo  Sacra- 
mento, hechas  por  un  religioso  del  Seráfico 
Padre  San  Francisco: 

¡Oh!  quién  de  serafines 
tuviese  el  fuego  ardiente,  que  pudiese 
cantar  con  mil  clarines 
de  un  Dios  el  amor,  y  fuese 
tan  digno  que  el  Señor  favor  le  diese.... 

Tabla  de  los  capítulos. — Tabla  de  los  lugares  de 
la  Sagrada  Escritura. 

Tomo  III.  Port.— Censura  y  aprobación  del 
R.  P.  M.  Fr.  Alonso  de  Mier.  Roma  20  de  Agos- 
to de  1671. — Aprobación  del  M.  R.  P.  Fr.  Luis 
Alejandre  de  Hiponi. — Licenc'a  del  Ordinario.  Va- 
lencia 6  de  Abril  de  i685. — Texto  de  la  primera  par- 
te del  libro  3."  en  LX  cap. — Pág.  igS,  Canción  (es 
una  glosa). 

El  cordero  anda  volando... 

Protestación.— Tabla  de  los  capítulos  (LXXXIX). 
Tabla  de  los  lugares  de  la  Sagrada  Escritura. 

Segunda  parte  del  libro  tercero  de  la  vida  de  la 
venerable  Madre  Sor  Hipólita  de  Jesús  y  Rocaber- 
ti.  Refiérense  las  mercedes  que  Dios  le  hizo  en  el 
año  de  1607.  (Contiene  LX  cap.)— Protestación. — 
Tabla  de  los  capítulos.— Tabla  de  los  lugares  de 
la  Sagrada  Escritura. 

Tomo  IV.  Port.— Al  divino  S.  Dionisio  Areopa- 
gita.— Censura  et  approbatio  R.  P.  Fr.  Ildephonsi 
de  Mier.  Romae  die  20  Augusti  1671.— Versión 
castellana  de  esta  censura.— Aprobación  del  Doc- 
tor Joseph  Bonet.  Valencia  29  de  Junio  de  i683.— 
Licencia  del  Ordinario.— Texto  dividido  en  dos 
partes;  la  i.'con  CXVIl  cap.;  la  2.*  con  CCV.— 
Tabla  de  los  capítulos.— índice  de  los  lugares  de 
la  Sagrada  Escritura. 


420. — La  celestial  lervsalcn,  con  la  expo- 
sición del  Psalmo  svper  flumina  Babilonis, 
y  de  otros  muchos  lugares  de  la  Escritura. 
Qve  compvso  por  mandado  de  sus  Prelados, 
y  Confessores,  la  venerable  Madre  Hipólita 
de  lesvs  y  Rocaberti.  Sale  á  Ivz  de  orden  del 
Ilvstrissimo  y  Excelentíss'imo  Sr.  D.  F.  Ivan 
Thomas  de  Rocaberti,...  Dedicado  por  la 
Venerable  Madre  á  la  Reyna  de  los  Ánge- 
les María  Santíssima. —  En  Valencia:  En 
la  Imprenta  de  la  Viuda  de  Benito  Macé. 
Año  1683. 

Un  vol.  en  4.°  d.  de  556  págs,  y  ocho  ho- 
jas al  princ. 

Port. — Ofrécese  esta  obra  á  la  Santíssima  Madre 
de  Dios. — Censura  et  approbatio  R.  P.  Martini  de 
Esparsa,  Soc,  Jesu.  Coliegio  Romano,  die  3  Ju- 
nii  1676.— La  mis-na  censura,  vertida  en  caste- 
llano.— Lo  que  siente  deste  libro  y  de  su  Autora 
el  Padre  Vicente  Navarro,  de  la  Compañía  de  Je- 
sús.— Licencia  del  Ordinario.  Valencia  8  de  Di- 
ciembre de  1682.— A  quien  leyere. — Primera  parte 
del  viage  de  la  celestial  lervsalén.  (LXXXV  cap.) — 
Segunda  parte.  (LXXXVI  cap.)— Tabla  de  capítu- 
los.— índice  de  los  textos  de  la  Escritura  Sagrada. 

42 1 . — Las  cinco  piedras  de  David.  Delinea- 
das en  cinco  portentosas  vidas:  del  venerable 
P.  F.  Joseph  de  Rocaberti,  Religioso  Capu- 
chino: de  la  Venerable  Madre  Sor  Estefanía 
de  Rocaberti,  Carmelita  Descalza  hermana 
suya:  de  la  V.  M.  Gerónima  de  Rocaberti: 
de  la  V.  M.  Sor  Emerenciana  de  Rocaberti: 
y  de  la  V.  M.  Sor  Hipólita  de  lesus  y  Ro- 
caberti: estas  tres  Religiosas  Dominicas  del 
convento  de  los  Angeles  de  la  ciudad  de 
Barcelona.  Y  veinte  y  tres  exemplares  vidas 
que  dexó  escritas  de  su  mano  la  V.  M.  Hi- 
pólita, Hijas  de  dicho  Monasterio. 

Escrivió  las  cinco  piedras  y  amplificó  y 
exornó  las  veinte  y  tres  el  Dotor  Jacinto 
Busquets  Matoses,  Presbytero...  el  qual  le 
dedica  al  muy  Ilustre  Señor  Don  Guillem 
de  Rocafull  y  Rocaberti,  y  Boíl,  Conde  de 


I 


—  i55 


Paralada  y  Albatera,  Bisconde  de  Rocabcr- 
ti. — En  Valencia.  En  la  imprenta  de  layme 
de  Bordazar.  Año  1684. 

Vn  vol.  en  4.°  de  204  págs.,  más  10  hojas 
de  prels. 

422. — Comentario,  y  Mística  exposición 
del  sagrado  libro  de  los  divinos  Cantares  de 
Salomón.  Dividido  en  dos  libros,  que  com- 
puso por  mandado  de  sus  Prelados,  y  Confe- 
sores, la  venerable  Madre  Hipólita  de  lesús, 
y  Rocaberti.  Sale  á  luz  de  orden  del  llus- 
tríssimo  D.  F.  luán  Thomásde  Rocaberti... 
Dedicado  por  la  V.  Madre  á  la  Gloriosa 
Virgen  S.  Teresa  de  lesús. — En  Valencia, 
por  Manuel  Gómez  González  de  Lastra. 
Año  1683. 

Un  vol.  4.*  d.  de  399  págs.,  más  seis  hojas 
al  princ.  y  24  al  final. 

Port. — Censura  y  aprobación  del  R.  Padre  Mar- 
tín de  Esparsa,  de  la  Compañía  de  Jesús. — Cole- 
gio Romano,  3  de  Junio  de  i6j5. — Censura  del  R. 
Padre  Fray  Serafín  Tomás  Miguel.  Valencia  i  de 
Abril  de  1083. — Licencia  del  Ordinario  D.  Juan  To- 
más de  Rocaberii.  Valencia  2  de  Abril  de  ib83. — 
Prólogo  de  la  Venerable  Madre  Sor  Hipólita  de  Je- 
sús y  Rocaberti. — Dedicatonade  ésta  á  Santa  Tere- 
sa.— Comentario  sobre  el  libro  de  los  Cantares  de 
Salomón. — (El  primer  libro  LV  capit.;  el  segun- 
do LXj. — Tabla  de  los  capítulos. — Tabla  de  los 
lugares  de  Escritura. 

Sigue  una  breve  noticia  de  la  vida  y  escritos  de 
la  venerable  Madre  Sor  Hipólita  de  lesús  y  Roca- 
berti. 

30  págs.  en  folio. 

423. — Exposición  de  la  regla  de  S.  Agvs- 
tín,  y  otros  cinco  tratados  espirituales.  El 
Primero:  De  la  Perfección  Christiana.  El  Se- 
gundo, y  Tercero:  Celestiales  Documentos 
para  la  perfección  Religiosa.  El  Quarto  y 
Quinto:  Alabanzas  de  la  santa  Soledad,  y 
Silencio:  y  admirables  efectos  del  Agua  Ben- 
dita. Qve  compvso  por  mandado  de  sus  Pre- 
lados, yConfessoresla  Venerable  Madre  Hi- 
pólita de  lesvs,  y  Rocaberti.  Sale  á  luz  de 


orden  del  llvstríssimo  y  Excelentíssimo  Se- 
ñor D.  F.  Ivan  Thomas  de  Rocaberti,  sv  so- 
brino... Arzobispo  de  Valencia,  del  Consejo 
de  Su  Magestad.  Segunda  impressión.  Dedi- 
cado al  Gran  Padre  y  Dotor  de  la  Iglesia  S. 
Agustín. — En  Valencia:  En  la  Imprenta  de 
la  Viuda  de  Benito  Macé.  Año  1863. 

Un  vol.  en  4."  d.  de  148-68  págs.,  más 
12  hojas  al  princ.  y  cuatro  al  fin. 

Port. — Dedicatoria  que  hizo  al  Reverendíssímo 
Padre  M.  Fr.  Juan  Bautista  Marinis,  General  de 
Predicadores,  el  llustríssimo  Señor  D.  Fr.  Juan 
Thomás  de  Rocaberti. — Censura  y  aprobación 
que  el  año  1660  dio  en  la  primera  impresión  de  este 
libro  el  M.  R.  P.  Fr.  Acacio  March  de  Velasco,  de 
la  Orden  de  Predicadores. — Aprobación  que  dio  el 
año  1660  el  M.  R.  P.  M.  Fr.  Marcelo  Marona,  Ca- 
thedrático  de  Theología  en  la  Universidad  de  Va- 
lencia. Valencia  3  de  Noviembre  de  iGSg. — Censu- 
ra et  approbatio  admodum  R.  P.  M.  Fr.  Julií 
Mariae  de  Blanchis. — Al  gran  Padre  y  Dotor  de  la 
Iglesia  San  Agustín. — Protestación  de  la  Venerable 
Madre. — Breve  exposición  de  algunos  principales 
puntos  de  la  regla  de  San  Agustín...  por  el  Beato 
Umberto  de  Romanis,  cuarto  General  de  la  Reli- 
gión de  Santo  Domingo;  la  tradujo  la  Venerable 
Madre  Hipólita. — Explicación  de  la  regla  de  nues- 
tro gran  Padre  y  Patriarca  San  Agustín.  (XXI  ca- 
pítulos).—Tratados  espirituales.  —  Documentos 
espirituales,  escritos  para  ciertas  señoras  que  que- 
rían tomar  el  hábito  y  profesar  el  estado  de  reli- 
giosas. (XXIll  documentos). — Convento  espiritual 
que  compuso  la  V.  M.  Hipólita  de  Jesús  y  Roca- 
berti, á  petición  de  tres  devotas  señoras  deseosas 
de  ser  religiosas  Descalzas. — Alabanzas  de  la  So- 
ledad, (XV  cap.)— Tratado  de  la  virtud  y  alaban- 
zas del  santo  silencio. — Tabla  de  capítulos. — Ta- 
bla de  lugares  de  Escritura. 

424. — Exposición  de  la  Salve  Regina  que 
por  mandado  de  sus  Prelados,  y  Confessores, 
dexó  escrita  de  su  Mano  la  Venerable  Madre 
Hipólita  de  lesús,  y  Rocaberti.  Sale  á  luz 
de  orden  de  su  sobrino...  Don  Fray  Juan 
Thomas  de  Rocaberti...  Conságrale  la  mis- 
ma V.  M.  á  la  Madre  de  Dios,  la  Virgen  Ma- 
ría.— En  Valencia,  por  Manuel  Gómez,  año 
,   de  1684.  Por  Francisco  Mestre,  año  de  i685. 


56  — 


Tres  vol.  4.°  d;  el  i."  de  369  págs.,  más 
ocho  hojas  de  prels.;  el  2°  de  547  págs.,  más 
cuatro  hojas  al  princ.  y  41  al  final;  el  3.°  de 
483  págs.,  más  1 5  hojas  de  preliminares. 

Tomo  I.  Port.— Censura  R.  P.  Fr.  Francisci 
María  de  Cremona.  Ex  Romano  Araceli  conven- 
tu,  4  octobr.  1677.— Traducción  de  esta  censu- 
ra.—Licencia  del  Ordinario.— Al  que  leyere.— Pró- 
logo de  la  V.  M.  Sor  Hipólita  de  Jesús  y  Rocaberti. 
Exclamación  y  dedicatoria  á  la  Madre  de  Dios,— 
Libro  primero;  (dividido  en  CXX  cap.)— Pág.  335. 
Tabla  de  los  capítulos.- Pág.  348.  índice  de  los 
textos  principales  de  la  Sagrada  Escritura. 

Tomo  n.  Port.— Censura  del  R,.  P.  Fr.  Gerardo 
de  Veo.  Valencia  1  de  Junio  de  i685.— Licencia  del 
Ordinario.  Valencia  i  de  Junio  de  i685.— Libro 
segundo  (CLVII  cap.)— Tabla  de  los  capítulos.— 
Tabla  de  los  lugares  de  la  Sagrada  Escritura. 

En  las  págs.  Sog  á  5i  i  hay  dos  Canciones 
á  la  Virgen. 

I.*        ¡Oh!  Virgen  soberana,  entre  las  glorias 
que  de  vos  con  gran  gozo  considero, 
es  que  de  madre  y  virgen  siempre  intacta 
gozáis  los  singulares  privilegios. 

Los  ángeles  se  admiran,  y  alabanzas 
á  su  Criador  tributan  en  inciensos, 
de  que  sois  hija  y  madre  juntamente, 
uniendo  sola  vos  tales  extremos. 

Vuestra  hermosura  alados  serafines 
celebran,  viendo  que  esos  ojos  bellos 
fueron  imán  de  los  divinos  ojos 
donde  se  cifra  de  la  gloria  el  premio. 

En  pureza  vencéis  todos  los  santos, 
en  humildad  y  amor  sois  mar  inmenso 
donde  navegó  aquél  que  mucho  os  ama 
para  que  el  pecador  hallase  puerto. 

Mi  corazón.  Señora,  se  os  dedica; 
ennoblezcan  la  ofrenda  los  deseos, 
que  para  hacer  más  digno  el  sacrificio 
quisiera  yo  poder  lo  que  no  puedo. 

Después  de  vuestro  Hijo,  ¡oh!  reina  mía, 
no  halla  mi  alma  contento  ni  consuelo 
en  que  descansar  pueda  la  esperanza, 
sino  es  en  vos  que  sois  puerta  del  cielo. 

En  el  mar  de  esta  vida  trabajosa, 
puesto  en  la  navecilla  de  este  cuerpo 
miro,  y  suspiro  á  vos,  mi  dulce  estrella, 
norte  seguro  al  navegante  incierto. 

Vuestros  pechos  son  vino  regalado, 
dulce  alivio  al  que  os  ama,  y  fiel  recreo, 


porque  le  defendéis  del  enemigo 
y  de  su  astuto  y  engañoso  enredo. 

Bueno  es  á  mí  llegarme  á  tal  morada, 
donde  no  temeré  su  cruel  ceño; 
teniendo  yo  á  María  de  mi  parte, 
aliste  sus  banderas  el  Infierno. 

¡Oh!  pechos  amorosos,  ¡cuan  humildes 
cultos  debe  ofreceros  el  respeto, 
pues  vuestra  dignidad  fué  tan  extraña 
que  al  mismo  Criador  fuiste  alimento! 

2.*    Niño  Jesús,  ¿quién  sois  Bondad  Eterna? 

Tomo  IlL  Port. — Censura  del  R.  P.  Fr.  Serafín 
Tomás  Miguel.  Valencia  23  de  Agosto  de  1684. — 
Licencia  del  Ordinario.  Valencia  28  de  Agosto 
de  1684. — Discurso  introducción  al  lector. — A  la 
Virgen  Santísima  de  Requesens.— Texto  del  libro 
3.°  dividido  en  LXIII  cap. — Tratado  de  la  Passión 
y  muerte  del  Hijo  de  Dios,  fruto  bendito  de  las 
entrañas  de  la  virgen  María  (XXXVI  cap.) — Tabla 
de  los  capítulos. — Tabla  de  los  lugares  de  la  Sa- 
grada Escritura.  —  índice  de  los  más  señalados 
favores  que  en  esta  obra  refiere  haber  recibido  de 
Jesu  Christo  y  su  Madre,  la  V.  Sor  Hipólita  de 
Jesús  y  Rocaberti. 

425. — Exposiciones  literales,  y  místicas, 
dividido  en  dos  tratados,  el  Primero  de  los 
Psalmos,  liciones,  y  responsos,  que  comun- 
mente se  rezan  en  la  Iglesia  por  las  Almas 
de  los  Difuntos.  El  Segundo  de  los  Psalmos 
de  las  Horas  Canónicas.  Que  compuso  por 
mandado  de  sus  Prelados,  y  Confessores  la 
venerable  Madre  Hipólita  de  lesús,  y  Roca- 
berti. Sale  á  luz  de  orden  del  llustríssimo  y 
Excelentíssimo  Señor  D.  F.  Juan  Thomás 
de  Rocaberti,  su  sobrino.  —  Impresso  en 
Valencia,  por  Francisco  Mestre.  Año  1683. 

Un  vol.  4.°  d,  de  468  págs.,  más  cuatro 
hojas  de  prel.  y  24  al  final. 

Port. — Carta  dedicatoria  á  ías  Santas  Vírgenes, 
la  Seráfica  Santa  Catalina  de  Sena,  Santa  Clara, 
Santa  Inés  de  Monte  Policiano  y  en  particular  á 
Santa  Gertrudis. — Censura  et  approbatio  admo- 
dum  R.  P.  Fr.  Julii  Marías  de  Blanquis. — Texto  ^1 
dividido  en  LXXXVIII  cap. — Tabla  de  capítulos. 
Tabla  de  lugares  de  la  Sagrada  Escritura. — Tabla 
de  las  cosas  más  notables. 


-i57- 


426. —  Libro  del  reconocimiento  de  los 
amigos  del  Cielo.  Que  compuso  por  manda- 
do de  sus  Prelados  y  Confessores,  la  venera- 
ble Madre  Hipólita  de  lesús,  y  Rocabcrti. 
Salea  luz  de  orden  del  llustríssimo  y  Exce- 
lenlissimo  Señor,  D.  F.  Thomás  de  Roca- 
berti,  su  sobrino...  Dedicado  por  la  venga- 
ble Madre  al  Glorioso  Mártir  San  Ignacio, 
discípulo  de  San  luán. — En  Valencia,  en 
la  Imprenta  de  la  Viuda  de  Benito  Macé. 
Año  i685. 

Un  vol.  en  4.*  d.  de  330  págs.,  más  cua- 
tro hojas  al  princ.  y  14  al  final. 

Pon. — Carta  del  autor  en  que  dirige  y  ofrece 
este  libro  ai  glorioso  Mártir  San  Ignacio. — Apro- 
bación del  Doctor  Juan  Bautista  Ribes.  Valencia 
1 5  de  Febrero  de  i685.— Licencia  del  Ordinario. — 
Texto  dividido  en  XCIV  cap.  A  la  conclusión  hay 
tres  cánticos: 

I."    Dulce  Jesús  mío,  apiádate  de  mi 
2."    Cuando  estoy  pensando  tu  inmensa  grandeza 
3.°    ¡Ay,  ay,  ay  de  mi!,  ¿qué  ha  sido  esto? 
Tabla  de  los  capítulos. — L.dice  de  los  textos  de  la 
Sagrada  Escritura. 

427. — Perfeto  Christiano,  siguro  camino 
de  la  perfección,  celestiales  documentos  y 
evangélicos  consejos  con  admiración  ense- 
ñados: para  el  mayor  adelantamiento  de  las 
almas  en  la  virtud.  Recogidos  de  diferentes 
lugares  del  primer  tomo  de  la  Vida  que  por 
mandado  de  sus  confessores  escrivió  la  ve- 
nerable Madre  Hipólita  de  lesijs  y  Rocaber- 
ti,  impressa  ya  en  Valencia.  Sale  á  luz  de 
orden  de  su  sobrino  el  llustríssimo  y  Exce- 
lentíssimo  Señor  D.  F.  Juan  Thomás  de  Ro- 
caberti.  Arzobispo  de  Valencia  y  Capitán 
general,  segunda  vez,  del  Reyno  de  Valen- 
cia.— Valencia.  Por  Juan  Lorenzo  Cabre- 
ra. 1683. 

Un  vol.  en  4.**  d.  de  226  págs.,  más  cinco 
hojas  al  principio. 

Port.  —Dedicatoria  á  las  ilustres,  portentosas 
vírgenes  Santa  Catalina  de  Sena,  Santa  Rosa  de 


América,  etc. — Censura  del  Ür.  Jacinto  Busquets 
Matoses;  18  de  Mayo  de  i683.— Texto.— Tabla  de 
los  capítulos. — Tabla  d¿  los  lugares  de  la  Escritu- 
ra Sagrada. 

428.— De  los  sagrados  hvessos  de  Christo 
Señor  nuestro,  que  compvso,  por  mandado 
de  svs  Prelados,  y  Confessores,  la  venerable 
Madre  Hipólita  de  Icsvs  y  Rocaberti.  Sale 
á  Ivz  de  orden  del  llustríssimo,  y  Excclentís- 
simo  Señor  D.  F.  Ivan  Thomás  de  Rocaber- 
ti,... Arzobispo  de  Valencia,...  Virrey,  y  Ca- 
pitán general  del  Reyno  de  Valencia. — En 
Valencia,  en  la  imprenta  de  la  Viuda  de 
Benito  Macé.  Año  1679. 

Dos  vols.  4.°  doble;  el  primero  de  312  pá- 
ginas, más  10  hojas  al  princ;  el  segundo  de 
460  págs.  y  seis  hojas  al  princ. 

Tomo  I.  Port. — Dedicatoria  á  Christo  Señor 
Nuestro  Crucificado. — Censura  et  approbatio  R. 
P.  Joannis  Baplistae  de  Arata.  Die  20  Januarii  1677. 
Censura  y  aprobación  del  R.  P.  Juan  Bautista  de 
Arata.  (Traducción  de  la  anterior). — Aprobación 
de  Juan  Bautista  Cas  y  Ribera.  Valencia  1  de  Mar- 
zo de  1679. — Licencia  del  Ordinario.  Valencia  8  de 
Marzo  de  1679. — Texto. — Tabla  de  capítulos. — 
Tabla  de  lugares  de  la  Sagrada  Escritura  conte- 
nidos en  este  libro. 

Tomo  IL  Port.  —  [Dedicatoria  al]  Soberano 
Señor  crucificado.  —  Censura  et  approbatio  R. 
P.  Joannes  Baptistae  de  Árala.  Die  20  Januarii  1677. 
(Traducción  de  esta  censura). — Aprobación  del 
Doctor  Don  Antonio  Ferrer  y  Milán.  Valencia 
20  de  Mayo  de  i68i.  —  Licencia  del  Ordinario. 
Valencia  8  de  Marzo  de  1681.  —  Texto.  — Tabla 
de  capítulos.  —  Tabla  de  lugares  de  la  Sagrada 
Escritura. 

429. — Memorial  de  la Passión  de  N.  S.  lesv 
Christo.  Dividido  en  tres  libros,  que  con- 
tienen: el  Diario  de  los  favores  que  recibió 
de  la  Divina  mano  el  año  1606.  Y  las  Medi- 
taciones y  ponderaciones  sobre  los  Lugares 
que  más  propiamente  explican  los  Myste- 
rios,  é  Instrumentos  de  la  Sagrada  Passión, 
que  dexó  escrito  de  su  mano  la  V.  Madre 
Hipólita  de  lesvs  y  Rocaberti.  Sale  á  luz  de 
orden  del  Ilvstríssimo  y  Excelentíssimo  Se- 


i58  — 


ñor  D.  F,  Ivan  Thomás  de  Rocaberti,  su 
sobrino,  Arzobispo  de  Valencia.  Tercera 
parte  de  las  alabanzas  de  los  divinos  hvesos 
de  lesvchristo,  dividida  en  siete  libros,  fun- 
dados en  la  Doctrina  de  la  Sagrada  Escritu- 
ra y  Santos  Padres. — Valencia,  por  Fran- 
cisco Mestre,  Impressor  del  Santo  Oficio. 
Año  1683. 

Un  vol.  de  214-104  págs.,  más  seis  hojas 
al  princ.  y  17  en  medio. 

Port.— Censura  et  approbatio  admodum  R.  P. 
Fr.  Ildephonsi  de  Mier,  Procuratoris  Generalis  Or- 
dinis  S.  Benedicii.  Romae  die  20  Augusti  167 1. — 
Censura  y  aprobación  de  Fr.  Alonso  de  Mier  (Tra- 
ducción de  la  anterior). — Aprobación  del  Dr.  lo- 
seph  Bonet. — Censura  et  approbatio  R.  P.  M. 
Fr.  Julii  Mariae  deBlanchis. — Licencia  del  Ordina- 
rio. Valencia  3  de  Mayo  de  i683. — Carta  dirigida  al 
glorioso  San  Gerónimo. — Texto,  que  ocupa  111 
páginas.— Libro  segundo.  Alabanzas  de  la  coluna 
en  que  N.  S.  lesu  Christo  fué  azotado  y  de  los 
otros  instrumentos  de  su  Passión. — Tabla  de  los 
capítulos. — Tabla  de  los  lugares  de  la  Sagrada  Es- 
critura.— Tercera  parte  del  libro  de  los  huessos  de 
Christo  N.  S. 

430. — Templo  del  Espíritv  Santo  dividido 
en  quatro  libros,  qve  contienen  El  propio  co- 
nocimiento: La  preparación  del  Alma  antes 
de  la  Oración:  El  consuelo  de  afligidos,  y  la 
Gloria  de  los  Santos.  Qve  compvso  por  man- 
dado de  sus  Prelados,  y  Confessores,  la  ve- 
nerable Madre  Hipólita  de  lesvs  y  Rocaber- 
ti. Sale  á  Ivz  de  orden  del  Ilustríssimo  y 
Excelentíssimo  Señor  D.  F.  Ivan  Thomás 
de  Rocaberti,  sv  sobrino,  Argobispo  de  Va- 
lencia... Capitán  general,  que  fué,  del  Rey- 
no  de  Valencia.— En  Valencia:  Por  Vicente 
Cabrera.  Año  1680. 

Un  vol.  en  4."  d.  de  548  págs.,  más  seis 
hojas  al  principio. 

Port.— Censura  et  approbatio  Frat.  Ludovici 
Garzonis.  Conventu  S.  Marcelli  de  Urbe,  2  Maji 
1677.— Censura  del  M.  R.  P.  M.  Fr.  Pedro  de  la 
Cruz,  Prior  del  Convento  de  San  Felipe  de  Car- 
rnelitas  Descalzos  de  la  ciudad  de  Valencia.  Va- 


lencia 5  de  Abril  de  1680.— Censura  del  M.  R.  P. 
M.  Fr.  Domingo  Alegre  de  la  Orden  de  Predicado- 
res. Valencia  4  de  Abril  de  1680.— Al  lector. — Li- 
bro primero.  En  que  trata  de  como  el  christiano  es 
verdadero  templo  del  Espíritu  Santo  (XXXIV  capí- 
tulos).—Libro  segundo  (XXXIII  capítulos).— Libro 
tercero  (XIV  capítulos).— Libro  quarlo  (LXIII  ca- 
pítulos.— Tabla  de  los  capítulos.— Tabla  de  los 
lugares  de  la  Sagrada  Escritura. 

431. — Tratado  dividido  en  qvatro  libros. 
El  Primero  contiene:  La  E.xposición  Lite- 
ral, y  Mística  de  los  Psalmos  Penitencia- 
les. El  Segundo:  La  preparación  para  la 
muerte.  El  Tercero:  Coloquios  del  Alma 
Christiana  con  Dios.  El  Quarto:  Fundamen- 
to sólido  de  la  Oración,  por  ser  todo  fundado 
en  el  santo  Evangelio.  Qve  compuso  por 
mandado  de  sus  Prelados,  y  Confessores,  la 
venerable  Madre  Hipólita  de  lesvs  y  Roca- 
berti. Sale  á  Ivz  de  orden  del...  Señor  D.  F. 
Ivan  Thomás  de  Rocaberti,  sv  sobrino... 
,  Argobispo  de  Valencia. — En  Valencia:  en  la 
Imprenía  de  Jayme  de  Bordazar.  Año  1683. 
Un  vol  en  4.*  d.  de  575  págs.,  más  cuatro 
hojas  al  princ.  y  21  á  la  conclusión. 

Port. — Dedicatoria  en  que  se  ofrecen  estos  qua- 
tro libros  á  la  Virgen  Santíssíma. — Censura  et  ap- 
probatio admodum  R.  P.  M.  Fr.  Julii  Mariae.  de 
Blanchis.— Licencia  del  Ordinario.  Valencia  3  de 
Mayo  de  i683. — De  la  exposición  de  los  siete  Psal- 
mos Penitenciales.  (XLI  cap.)— Preparación  para  la 
muerte.  (XXXVI  capítulos).— CoUoquios  del  alma 
christiana  con  su  Dios.  (XL  cap.)— Libro  intitula- 
do fundamento  sólido  de  la  oración,  porque  todo 
va  fundado  en  el  Santo  Evangelio  de  Nuestro  Sal- 
vador Jesu  Christo.  (XXVI  cap.) 

En  las  págs.  517  á  525  hay  tres  poesías  es- 
pirituales. 

I.**        Alégrense  feliz  la  tierra  y  cielo 

montes,  collados,  muestren  su  consuelo; 

regocíjense  mares,  ríos,  fuentes, 

de  que  al  mundo  vendrá  el  Rey  de  las  gentes. 

Y  pues  verán  los  fines  de  la  tierra 
al  que  en  sí  la  salud  y  vida  encierra, 
expliquen  los  mortales  su  contento, 
pues  para  todos  es  su  advenimiento. 


—  I  5q  — 


Vierta  el  cielo  su  puro  y  fiel  rocío, 
lluevan  las  nubes  al  que  justo  y  pío 
es  de  la  tierra  el  bien,  y  el  deseado 
en  quien  ha  de  exultar  todo  collado. 

Disiilen,  pues,  los  cíelos  sus  dulzuras, 
gócenlas  los  profundos,  las  alturas; 
sean,  pues,  los  sobervios  derribados 
y  los  humildes  valles  ensalzados... 

Oh  profeta  Isaías  admirable 
que  alegres  nuevas  dais  de  mi  querido 

Pues  estoy  en  el  destierro 
apartado  de  mi  dicha, 
quiero  escribir  á  mi  amado 
y  á  su  piedad  compasiva. 

Abrasadme  con  el  fuego 
de  vuestra  llama  infinita, 
y  que  ardiendo  en  vuestro  pecho, 
en  él  descanse,  en  él  viva. 

Y  pues  aquesto  es  verdad, 
¡oh!  caridad  sin  medida, 
sacad  mi  alma  del  cuerpo 
porque  os  vea  noche  y  día. 

Que  estoy  de  vos  apartado, 
¡mirad  qué  pena  tan  viva! 
y  de  tanta  libertad, 
vuestra  adopción  me  hace  digna. 

¡Oh!  cuándo,  mi  Dios,  ¡oh!  cuándo, 
las  cadenas  ya  rompidas 
de  este  cuerpo,  gozaré 
vuestra  dulce  y  clara  vista. 

Como  ciervo  fatigado 
que  la  ardiente  sed  le  incita 
á  desear  la  fuente  clara, 
alivio  de  sus  fatigas. 

Mi  alma  así  está  sedienta 
de  ti,  fuente  de  agua  viva; 
¡ay!  cuándo  apareceré 
ante  tu  cara  divina. 

Fueron  mis  lágrimas  pan 
en  la  noche  y  en  el  día, 
mientras  me  están  preguntando: 
¿dónde  tu  Dios  se  retira? 

El  amoroso  deseo 
veloz  á  tí  se  encamina, 
la  senda  de  tu  ley  busca 
y  en  ella  el  cuidado  fija. 

En  nada  encuentro  consuelo; 
en  mi  destierro  afligida, 
sólo  tu  dulce  memoria 
mi  recreo  facilita. 

A  mi  esposo  referid 
que  muero  de  amor  herida, 


y  puesta  en  él  mi  esperanza, 
su  incendio  me  vivifica. 

Con  suspiros  entrañables 
ya  el  morir  pido  rendida, 
porque  libre  de  la  cárcel 
pueda  lograr  vuestra  vista. 

Pienso  que  estáis  esperando 
como  á  la  oveja  perdida 
el  pastor,  que  con  sus  silbos 
porque  no  tarde  Ix  anima. 

Ella  con  balidos  sigue 
las  pisadas  que  la  guían; 
así  yo  en  vuestra  palabra 
pongo  el  norte  de  mis  dichas. 

Cual  paloma  que  gimiendo 
bosques  y  selvas  registra, 
sin  que  en  el  diluvio  humano 
encuentre  donde  el  pie  imprima. 

Así  mi  alma,  muriendo, 
al  celeste  puerto  aspira, 
y  hasta  que  tal  suerte  logre 
el  destierro  la  fatiga... 

Las  dos  últimas  en  romance;  la  primera 
en  cuartetos. 

Protesta  del  Autor. — Tabla  de  los  capítulos. — 
índice  copioso  en  que  se  señalan  los  lugares  de 
la  Escritura  Sagrada  que  se  contienen  en  este 
libro. 

432. — Tratado  de  los  estados,  dividido  en 
cinco  libros.  El  Primero:  De  los  Reyes,  y 
Prelados  Eclesiásticos.  El  Segundo:  De  lu- 
dith.  Trata  de  las  viudas.  El  Tercero:  Diálo- 
go entre  las  Potencias  del  alma,  y  la  Imagi- 
nación. El  Quarto:  Diálogo  entre  el  Amigo 
y  el  Amado.  El  Quinto:  Contiene  treinta  y 
siete  Epístolas  del  mismo  assumpto.  Qve 
compvso  por  mandado  de  sus  Prelados,  y 
Confessores,  la  Venerable  Madre  Hipólita 
de  lesvs  y  Rocaberti.  Sale  á  luz  de  orden  del 
Ilustríssimo  y  Excelentíssimo  Señor  D.  F. 
Ivan  Thomásde  Rocaberti  sv  sobrino...  Ar- 
zobispo de  Valencia...  Virrey,  y  Capitán  Ge- 
neral, que  fué,  del  Reyno  de  Valencia.— En 
Valencia,  por  Vicente  Cabrera.  Año  1682. 

Un  vol.  en  4."  d.  de  570  págs.,  más  tres 
hojas  al  principio. 


Port.— Censura  et  approbalio  admodum  R.  P. 
Fr.  Ildephonsi  de  Mier,  Procuratoris  Generalis  Or- 
dinis  S.  Bened'cii;  Romae  20  Augusii  1671.— Li- 
bro primero.  (XLVII  cap.)— Libro  segundo.  (XXX 
capítulos).— Libro  tercero. (XXXIII  capít.)— Libro 
cuarto.  (XXIII  cap.)— Libro  quinto.— Tabla  de 
los  capítulos.— Tabla  de  los  lugares  de  la  Sagrada 
Escritura. 

433. — Tratado  de  la  penitencia,  temor  de 
Dios,  y  meditaciones  celestiales  que  compv- 
so  por  mandado  de  sus  Prelados,  y  Confesso- 
res,  la  Venerable  Madre  Hipólita  de  lesvs  y 
Rocaberti.  Sale  segvnda  vez  á  luz  de  orden 
del  llustríssimo  Sciior  D.  F.  Ivan  Thomás  de 
Rocaberti,  sv  sobrino.  Arzobispo  de  Valen- 
cia, Capitán  General  que  fué,  del  Reyno  de 
Valencia.  —  En  Valencia,  por  Francisco 
Mestre,  Impressor  del  Santo  Tribunal  de  la 
Inquisición.  Año  1680. 

Un  vol.  en  4.°  doble  de  xxxvi-364  páginas, 
más  cinco  bofas  de  prels. 

Port. — V."  en  bl. — Censura  del  Dotor  losef  Bo- 
net.  Valencia  3  de  Abril  de  1680. — Prólogo  al  lec- 
tor. Censura  y  aprobación  del  M.  R.  P.  Fr.  Pe- 
dro Mártir  Moxes,  Barcelona  20  de  Diciembre 
de  1643.— Aprobación  del  M.  R.  P.  Fr.  Miguel 
Torbavi,  de  la  Compañía  de  Jesús.  Colegio  de  Be- 
lén, 3o  de  Abril  de  1643. — Oración  que  se  tuvo  en 
las  honras  de  la  Venerable  Madre  Sor  Hipólita  de 
Jesús  y  Rocaberti. — Dedicatoria  de  la  V.  Madre 
Hipólita  de  Jesús  á  la  Santísima,  é  individua  Tri- 
nidad.— Prólogo  de  la  Venerable  Madre  Hipólitade 
Jesús. — Texto  dividido  en  tres  libros. — índice  de 
los  capítulos. — Tabla  de  los  lugares  de  la  Sagrada 
Escritura. 

434. — Tratado  del  rendimiento  del  tiem- 
po perdido.  Dividido  en  quatro  libros.  El 
primero  trata:  de  la  Vía  Purgativa.  El  se- 
gundo: de  la  Vía  Iluminativa.  El  tercero:  de 
la  Vía  Unitiva.  El  quarto:  de  la  Oración,  y 
contemplación,  según  que  corresponde  á  la 
Práctica  de  la  Vía  Unitiva.  Que  compvso 
por  mandado  de  sus  Prelados,  y  Confesso- 
res,  la  venerable  Madre  Hipólita  de  Jesvs  y 
Rocaberti.  Sale  á  Ivz  de  orden  del  Ilustrísi- 


60  — 

mo  Señor  D.  F.  Ivan  Thomás  de  Rocaberti, 
su  sobrino. — Valencia,  por  Francisco  Mes- 
tre, Impressor  del  Santo  Oficio.  Año  1680. 
Un  vol.  en  4.°  doble  de  402  págs.,  más 
cinco  hojas  de  prels. 

Port. — Censura  et  approbatio  Fr.  Ludovici  Gar- 
zonis.  Romae  28  Septembris  1676. — Censura  y 
aprobación  del  M.  R.  P.  M.  Fr.  Joseph  Pastor. — 
Introducción  de  la  Venerable  Madre. — Prólogo. — 
Texto. — Tabla  de  los  capítulos.  —  Tabla  de  los 
lugares  de  la  Sagrada  Escritura. 

435. — Tratado  de  los  santos  angeles  en 
qve  se  explican,  y  ponderan  las  Calidades, 
Excelencias,  y  Ministerios,  que  para  con  los 
Hombres  exercitan  aquellos  Celestiales  Es- 
píritus. Que  compuso  por  mandado  de  sus 
Prelados  y  Confessores  la  venerable  Madre 
Hipólita  de  Jesús,  y  Rocaberti.  Sale  á  luz 
de  orden  del  llustríssimo  y  Excelentíssimo 
Señor  D.  F.  luán  Thomás  de  Rocaberti,  su 
sobrino...  Dedicado  á  los  mismos  Celestia- 
les Príncipes  de  la  lerusalén  Triunfante. — 
En  Valencia,  por  Manuel  Gómez.  Año  1683. 

Un  vol.  4.*  d.  de  270  págs.,  más  seis  hojas 
de  prels.  y  18  al  final. 

Port.  —  Censura  del  R.  P.  Fr.  Serafín  Tomás 
Miguel.  Valencia  22  de  Agosto  de  i683. — Licencia 
del  Ordinario.  Valencia  23  de  Agosto  de  i683. — 
Prólogo  al  lector. — Texto  dividido  en  aCIII  capí- 
tulos.—  Tabla  de  los  capítulos.  —  Tabla  de  los 
lugares  de  la  Sagrada  Escritura. 

436. — Tratado  de  las  Virtudes,  dividido 
en  quatro  libros.  El  primero  del  santo 
silencio.  El  segundo,  de  la  virtud  de  la  es- 
peranza. El  tercero,  de  la  caridad.  Y  el 
quarto,  de  las  divinas  alabanzas.  Que  com,- 
puso  por  mandado  de  sus  Prelados  y  Con- 
fessores, la  venerable  Madre  Hipólita  de 
lesús,  y  Rocaberti.  Sale  á  luz  de  orden 
del  llustríssimo  y  Excelentíssimo  Señor 
Don  luán  Thomás  de  Rocaberti,  su  so- 
brino... Dedicado  por  la  V.  M.  á  los  muy 
venerables  Padres  del  Yermo  San  Pablo, 


-^  i6 

primer  Ermitaño,  al  Grande  S.  Antonio,  y 
al  S.  Abad  Hilarión  y  dichoso  S.  Onofre. — 
En  Valencia,  en  la  Imprenta  de  la  Viuda  de 
Benito  Macé.  Año  1684. 

Un  vol.  en  4.°  d.  de  337-90  págs.,  más 
siete  hojas  de  prels.,  19  en  medio  y  7  al 
final. 

Port. — Carta  dedicatoria  enderezada  á  los  muy 
venerables  Padres  del  yermo  San  Pablo,  San  An- 
tonio, San  Hilarión  y  San  Onofre.— Censura  del 
P.  Fr.  Gerónimo  Valle.  Barcelona  ig  de  Febrero 
de  1676.— Censura  R.  P.  Mariini  de  Esparsa;  3  de 
Junio  de  1676. — Traducción  de  la  misma. — Licen- 
cia del  Ordinario.  Valencia  8  de  Diciembre  de  1682. 
Texto  dividido  en  tres  lloros;  el  primero  contie- 
ne XII  capítulos;  el  segundo  LVII;  el  tercero  LV. — 
Tabla  de  los  capítulos.  —  índice  de  los  textos 
contenidos  en  este  libro.  —  Libro  quarto.  De 
las  divinas  a'abangas.  —  Tabla  de  los  capítulos 
(son  XXXIII).— índice  de  los  textos  de  la  Sagrada 
Escritura. 

RODA  (D.*  Antonia  de). 

Monja  cisterciense  en  el  convento  de  Tu- 
lebras  (Navarra). 

437. — Soneto  en  elogio  de  Felipe  V: 
Tú  solo  eres,  Filipo,  el  que  á  porfías... 

En  el  aliento  fervoroso  con  que  la  Univer. 
sidad  de  Zaragoza  significó  su  devoción  y 
complacencia  por  el  Decreto  con  que  Inocen- 
cio XIII  concedió  á  dicha  escuela  nuevas 
lecciones  á  Javor  de  la  tradición  de  la  veni- 
da deNJra  s,ra  ¿/g/  pUar  en  carne  mortal. 
Obra  publicada  por  el  Maestro  Fr.  Tomás 
Madalena,  del  Orden  de  Predicadores. — 
Zaragoza.  Año  1724. 

RODRÍGUEZ  (D.*  Adelaida). 

438. — Carta  en  respuesta  al  Discurso  ó 
Fábula  que  se  insertó  en  el  Diario  de  17  de 
Mayo.  Madrid  17  de  Mayo  de  1795. 

Alude  á  una  fábula  sobre  los  peines  de 
concha  que  llevaban  las  damas,  y  eran  lla- 
mados por  el  vulgo,  del  gran  cuerno. 


I  — 


Diario  de  Madrid,  19  de  Mayo  de  1795. 
Págs.  569  y  570. 

RODRÍGUEZ  (Sor  Beatríz). 

Nació  en  Utrera,  en  el  año  1567.  A  los 
27  de  su  edad  entró  en  la  .orden  de  Tercia- 
rias Carmelitas.  Murió  á  29  de  Septiembre 
de  1623  en  el  convento  de  Utrera. 

439. — Relación  de  su  vida  espiritual. 

440. — Varios  tratados  místicos. 

441. — Exercicios  de  devoción  y  contem- 
plación. 

Cítalos  el  P.  Serafín  Potenza. 

RODRÍGUEZ  (Sor  Isabel). 

Monja  en  Allaríz. 

442. — Glosa  á  unos  versos  que  empiezan: 

No  es  mucho  se  llame  fuente... 

Fonseca,  fuente  fecunda 
en  buena  razón  implica... 

Fiestas  Minervales  y  aclamación  perpetua 
de  las  Musas  á  la  7nemoria  de  D.  Alonso 
de  Fonseca,  Ari{obispo  de  Toledo.  Las  con- 
sagra al  Conde  de  Monterrey,  Joseph  Vá- 
rela y  Vasadre. — Santiago,  por  Antonio 
Frays,  1697. 

RODRÍGUEZ  (Sor  Juana). 

Natural,  según  parece,  de  Burgos,  donde 
fué  casada  y  luego  religiosa  francisca  en  el 
monasterio  de  Santa  Clara. 

Fué  procesada  por  el  Santo  Oficio  á  causa 
de  repartir  unas  cuentas  que  ahuyentaban 
los  demonios,  y  jactarse  de  estigmatizada  y 
de  sacar  almas  del  purgatorio.  Su  causa 
tuvo  lugar  en  el  año  1629. 

443. — Hemos  visto  19  cartas  suyas  dirigi- 
das á  D."  Luisa  Virgínea;  todas  originales 
y  escritas  durante  los  años  1629  á  i^33;  d 

11 


—  1 


62 


ellas  habla  de  los  favores  divinos  y  dones 
sobrenaturales  que  pretendía  gozar. 

Archivo  de  Simancas.— Papeles  de  la  Inquisición. 

Entre  otras  cosas  dice: 

Que  la  vajaban  del  cielo  ramos  de  oliva  el  Do- 
mingo de  Ramos  y«que  el  Sr.  Arzobispo  de  Bur- 
gos trajo  a  gunos  destos  á  Palacio. 

Que  el  día  de  nuestra  Señora  de  la  Candelaria 
vajaban  también  velas  del  cielo,  que  las  tenía  dicho 
Sr.  Ar9  )bispo  guardadas  en  su  escriptorio. 

Que  los  ángeles  vajaban  del  cielo  á  encender 
las  luces  de  su  oratorio;  que  decían  la  misa  vocal- 
mente, unas  veces  los  ángeles,  otras  algunos  sáne- 
los que  reasumiendo  sus  cuerpos  vajaban  á  de- 
cirla. 

Que  no  comió  en  muchos  años;  y  en  este  punto 
dice  el  Prior  de  Salamanca  que  su  marido  decía 
que  comía  poco. 

Carta  de  D.  Juan  Adán  de  la  Parra  acer- 
ca del  proceso  de  Sor  Juana. 

M.  P.  Señor: 
Después  de  haber  ajustado  el  memorial  incluso 
en  la  causa  de  Juana  Rodríguez,  monja  de  Burgos, 
á  sobrevenido  la  deposición  de  Frai  Pedro  de  la 
Madre  de  Dios,  tío. del  Duque  de  Medina  de  las 
Torres,  que  duda  mucho  de  su  espíritu  y  da  algu- 
nas rabones  de  hombre  prudente;  que  juntando  di- 
cha declaración  con  el  proceso  que  aquí  he.actua- 
do  juzgo  por  precisso  sea  examinada  en  los  puntos 
que  contiene  el  Memorial  incluso,  y  las  demás 
personas  que  ay  en  Burgos,  del  mismo  modo,  y 
habiéndolo  comunicado  con  su  lima,  le  pareció  á 
propósito  para  esta  diligencia  el  Lie.  Don  Alonso 
de  Liaño,  Inquisidor  de  Valladolid,  y  porque  esta 
de  partida  para  la  Coruña  convendría  se  le- man- 
dase se  detuviese  en  Burgos  por  seis  ó  ocho  días. 
Y  en  caso  que  no  le  diese  lugar  la  priessa  de  su 
visita,  podría  venir  el  Inquisidor  Don  Lesmes  Cal- 
derón, de  la  Inquisición  de  Logroño,  por  no  dis- 
tar más  que  veinte  leguas  Burgos  de  Logroño. 
V.  A.  mandará  lo  que  más  conuenga  á  su  serui- 
cio.  Dios  guarde  á  V.  A.  Madrid,  5  de  Septiembre 
de  i63g. 

Lie.  Juan  Adán  de  la  Parra. 

ROJAS  (D.'^  Antonia  de). 

Oriunda  de  CastilLi,  si  bien  nacida  en 
Portugal.  Fué  muy  docta  y  versada  en  poe- 


sía. Escribió  en  portugués  las  siguientes 
obras  que  quedaron  inéditas: 

444. — Intervalo  para  tristes.  Historias  fa- 
bulosas en  prosa  y  verso, 

445. — Principio  de  las  tristes  tragedias  de 
la  Autora  (verso). 

446. — Tragedia  lastimosa  de  D."  Antonia 
de  Rojas  en  la  muerte  de  su  i!inico  hijo  (pro- 
sa y  verso). 

447. — Origen  auténtico  de  Nuestra  Seño- 
ra de  Montserrat,  trasladada  de  prosa  en 
verso. 

Damián  Froes  Perim.  Theatro  de  mu-jeres  illustres. 

ROJAS  Y  CONTRERAS 
(D.*  Juana  IMaría  de  los  Dolores). 

Religiosa  bernarda  en  el  convento  de 
San  Quirce,  de  Valladolid.  Nació  en  Tudcla 
de  Duero  á  i5  de  Julio  de  1696.  Fué  hija  de 
Pedro  de  Rojas  y  Contreras  y  de  Juana  Ba- 
rricntos.  Falleció  en  el  año  lySy. 

448. — Poesías  religiosas. 

Consta  que  las  escribió,  en  la  pág.  33  del 
Sermón  abajo  citado:  «desahogábase  tam- 
bién su  enamorado  espíritu,  sin  haber  salu- 
dado el  arte  poético  jamás,  en  dulces,  sen- 
cillos versos  á  su  soberano  esposo.» 

Sermón  histórico-panegirico  en  las  fune- 
rales Honras,  que  celebró  el  Gravísimo  Real 
Convento  de  S.  Quirce,  del  Orden  del  G.  P. 
S.  Bernardo  de  la  ciudad  de  Valladolid,  á 
la  feli¡{  memoria  de  la  Vener.  Señora  Doña 
Juana  María  de  los  Dolores  Roxas  y  Con- 
treras, Religiosa  de  dicho  Real  Convento. 
Díxole  el  R.  P.  Fr.  Francisco  de  la  Con- 
cepción.— Año  de  1757.  S.  1. 

46  págs  en  4.°,  más  21  hojas  de  prels. 

ROJAS  Y  ROCHA  (D."  Josefa  Elvira). 

Natural  de  la  ciudad  de  México  y  herma- 
na de  D.   Francisco  Rojas  y  Rocha,  quien 


compuso  un  poema  sobre  la  conquista  de  la 
Florida  por  el  Conde  de  GiUvcz  y  un  elogio 
de  Carlos  IV  en  octavas.  Ambos  eran  hijos 
del  Dr.  Rojas  y  Abrcu,  Oidor  en  la  Audien- 
cia de  México.  Dotada  de  excelente  ingenio 
y  de  no  común  instrucción,  se  dedicó  á  la 
poesía,  encubriéndose  con  el  seudónimo  de 
Jaroscharo. 

449. — Versión  parafrástica  de  la  Sequen- 
cia  de  la  Misa  de  los  Dolores  de  la  Virgen 
María,  ó  pea  el  himno  Stabat  Mater. — Mé- 
xico. Imp.  de  Ontiveros.  1^03. — 4.° 

De  otros  versos  que  hizo  se  publicaron 
algunos  en  varios  diarios  de  México. 

Bcristain  de  Souza,  Biblioteca  hispano-americana. 

ROMERO  (Sol^  Bernarda). 

Monja  de  la  Zaidia  en  \'alenc¡a. 

45o. — Romance  á  San  Luis  Beltrán: 
Tenéis  una  fe  tan  viva... 

Fiesta  que  la  imigne  ciudad  de  Valencia 
ha  hecho  por  la  Beatificación  del  Santo 
Fray  le  Luis  Bertrán.  —  En  Valencia,  en 
casa  de  Pedro  Patricio  Mey.  1608. 

Págs.  313  á  316. 

Octavas: 

Benito,  vuestra  vida  nos  espanta... 

45 1. — Romance  al  premio  [de  unas  Justas 
poéticas]: 

Milagro  será  que  acierte... 

Ivstas  poéticas  hechas  á  devoción  de  Ber- 
nardo Catalán  de  Valeriola.  Al  Iluslríssi- 
mo  y  Excel entíssimo  Señor  Don  Francisco 
de  Rojas  Sandoual. — Valencia:  en  casa  de 
luán  Chrysóstomo  Garriz.  Año  1602. 

Págs.  109  á  1 12  y  I  58  á  161. 

ROMERO   Y  CANCELADA 
(D.'"*  AL\RÍA  DEL  Rosario). 

452. — Carta  al  Editor  del  Correo  literario 
de  Murcia,  en  que  se  defiende   de   haber 


63^ 

I  usurpado  algunas  traducciones  del  francés 
á  D."  María  Josefa  de  Ribadeneyra. 
Valladolid,  4  de  Abril  de  1794. 
Correo  literario  de  Murcia,   tomo   VI, 
págs.  249  á  255. 

RORETAS  Ó  ROSERES  (Isabel). 

Natural  de  Barcelona,  en  cuya  Catedral 
se  dice  que  predicó.  Durante  el  Pontificado 
de  Paulo  IIÍ  fué  á  Roma,  donde  disputó  con 
los  judíos  y  convirtió  algunos  de  ellos. 

Comentó  las  obras  de  Juan  Duns  (Scoto) 
delante  de  varios  .Cardenales. 

Cnf.  Elogio  de  las  mujeres  beneméritas 
por  un  amante  desinteresado. — Madrid,  año 
i8o5. 

ROS  DE  JESÚS  (Sor  Rufina). 

Nació  en  Orihuela  á  5  de  Febrero  de  i658. 
Ingresó  en  la  Tercera  Orden  de  San  Fran- 
cisco á  25  de  Marzo  de  i6»i  y  murió  en  el 
año  1697. 

463. — Relación  de  su  vida. 

454. — Poesías  para  la  noche  de  Navidad. 

D.  Vicente  Orti  publicó  una  biografía  de 


esta  religiosa. 

ROSA  (Sor  María). 

Religiosa  capuchina  en  el  convento  de 
Madrid. 

Habiendo  fundado  el  convento  de  Lima 
D.  Juan  González  de  Santiago,  Fiscal  de 
aquella  Audiencia  y  luego  Obispo  del  Cuzco, 
dotólo  con  rentas  y  solicitó  que  fuesen  varias 
religiosas  de  Madrid.  Sor  María  Rosa  obtu- 
vo el  cargo  de  Priora  del  nuevo  monasterio. 
Salieron  de  la  Corte  las  fundadoras  á  3  de 
Enero  de  1 710  y  se  embarcaron  en  Cádiz;  el 
navio  en  que  iban  fué  apresado  por  los  ho- 
landeses á  26  de  Marzo,  quienes  las  dejaron 
en  Lisboa.  De  nuevo  se  hicieron  á  la  vela  en 


el  puerto  de  Santa  Mari'a,  y  arribadas  feliz- 
mente á  Buenos  Aires,  emprendieron  el  viaje 
á  Mendoza. 

Después  atravesaron  los  Andes,  y  desde 
Valparaiso  navegaron  al  Callao. 

Luego  que  en  Lima  se  supo  nuestra  llegada, 
no  hay  ponderación  ni  palabias  que  puedan  ex- 
plicar el  regocijo  lan  general  que  todos  tuvieron, 
que  como  ainaban  tanto  á  esta  santa  casa,  por  la 
gran  virtud  que  en  ella  se  había  practicado  siem- 
pre, cada  uno  se  miraba  participante  en  este  gus- 
to. Fueron  muchos  de  lodos  estados  al  navio,  á 
darnos  la  bienvenida,  y  para  sacarnos  de  él,  el 
Sr.  General  D.  Jorje  de  Villalonga,  Conde  de  la 
Cueva,  y  hoy  Virrey  de  Santa  Fe.  Esie  caballero, 
por  orden  del  Sr.  Virrey,  nos  tenía  prevenido 
Jiospicio  en  el  palacio  que  tiene  S.  E.  en  el  Callao. 
Fueron  algunas  señoras,  las  primeras  de  esta  ciu- 
dad, con  las  que  entramos  en  la  barca;  hicieron 
gran  salva  y  pusieron  todos  los  navios  con  ga- 
llardetes. 

Tuvo  lugar  la  inauguración  del  convento 
el  14  de  Mayo  de  1713. 

Sor  María  Rosa  falleció  pocos  años  des- 
pués, antes  del  1722. 

455. — Relación  del  viage  de  las  Religiosas 
capuchinas  que  salieron  del  combento  de  Ma- 
drid á  fundar  el  de  Jesiís,  María  y  Joseph  en 
esta  ciudad  de  Lima  con  los  demás  sucesos 
de  la  fundación  de  dicho  Monasterio;  cuyos 
apuntes  dejó  la  Madre  Sor  María  Rosa,  una 
de  las  cinco  fundadoras  que  vino  de  Prelada 
y  ordenó  y  dispuso,  añadiendo  algunas  cosas 
posteriormente  acontecidas,  la  M.^  Sor  Jose- 
pha  Victoria,  confundadora.  Año  de  1722. 

Ms.  del  siglo  xviii;  208  hojas  en  4.°  encua- 
dernado en  pergamino. 

Bibl.  Nac— Mss.  Ce.  2by. 

Cap.  L — De  algunas  cosas  que  precedieron  antes 
de  conseguir  la  licencia  para  la  fundación  y  cómo 
se  consiguió  y  fueron  nombradas  las  Religiosas. 

Cap.  11.— Del  nombramiento  de  las  Religiosas  y 
viaje  de  el  Señor  Obispo  para  ello. 

Cap.  III. — De  cómo  salimos  de  la  clausura  y  la 
forma  como  nos  entregó  el  Señor  Obispo  á  nues- 
tro Padre  D.  Joseph  Fausto  Gallegos. 


164  — 

Cap.  IV. — La  salida  de  Toledo,  despedida  de  su 
Ilustrísima  y  otras  cosas  que  sucedieron  hasta 
llegar  á  Andújar. 

Cap.  V. — Cómo  llegamos  á  la  ciudad  de  Andú- 
jar y  fuimos  hospedadas  en  el  convento  de  Ma- 
dres Capuchinas. 

Cap.  VI. — De  lo  que  sucedió  hasta  que  llegamos 
á  Cádiz. 

Cap.  VII. — De  todas  las  cosas  que  sucedieron 
hasta  que  fuimos  prisioneras  y  nos  llevaron  á 
Portugal. 

Cap.  VIII. — De  las  dificultades  que  hubo  para 
desembarcarnos  y  en  la  forma  que  se  executó. 

Cap.  IX.— Cómo  el  Rey  nos  envió  á  visitar  y 
de  otras  cosas  que  sucedieron  hasta  salir  de 
Lisboa. 

Cap.  X. — De  la  salida  de  Lisboa  y  lo  que  para 
ella  se  ofreció  hasta  llegar  á  Yelves. 

Cap.  XI — La  salida  de  Yelves  y  entrada  en  Ba- 
dajoz. 

Cap.  XII. — De  lo  que  sucedió  hasta  que  volvi- 
mos al  Puerto  de  Santa  María  y  nos  embarcamos 
segunda  vez. 

Cap.  XIII. — De  la  llegada  á  Buenos  Ayres  y  de 
otras  cosas  que  sucedieron  en  aquella  ciudad. 

Cap.  XIV. — La  salida  de  la  chácara  y  todo  lo 
que  pasó  hasta  llegar  á  Mendoza  y  en  la  cordillera. 

Cap.  XV. — De  la  entrada  en  Santiago  de  Chile 
y  lo  que  nos  favoreció  el  Señor  Obispo  D.  Luis 
Francisco  Romero,  y  toda  la  ciudad,  y  la  llegada 
al  Callao. 

Cap.  XVI. — La  salida  del  Callao  y  entrada  en  la 
ciudad  de  Lima. 

Cap.  XVII. — De  lo  que  sucedió  hasta  efectuarse 
la  fundación. 

Capitulo  XIV. 

lia  salida  de  la  chácara,  y  todo  lo  que  pasó  hasta 

llegrar  á  Mendoza,  y  en  la  cordillera. 

En  las  trescientas  leguas  que  hay  desde  Buenos 
Aires  á  Mendoza,  para  caminarlas  coa  alguna 
comodidad  se  hicieron  muchas  prevenciones,  de 
la  misma  forma  que  si  fuera  embarcación,  pues 
está  toda  aquella  tierra  tan  desamparada  de  ha- 
bitadores, que  ni  agua  se  encuentra  para  beber, 
y  en  algunas  partes  con  tanto  extremo  que  los 
bueyes  y  caballos  mueren  muchos  de  sed,  y  por 
esta  causa  llevan  gran  número  de  estos  animales, 
porque  toda  esta  tierra  es  tan  abundante  de  ellos, 
que  sin  dueño  ninguno  andan  por  los  campos 
muchas  tropas. 

Salimos  de  la  dicha  hacienda  día  3o  de  Octubre, 
acompañadas  del  Señor  Obispo  que  dejo  mencio- 


i65  — 


nado,  y  su  hermano,  que  era  actual  Guardian,  y 
ahora  Provincial,  y  el  otro  hermano  dueño  de  la 
hacienda, con  su  esposa  D.^María  Castellanos,  que 
todos  á  porfía  nos  asistieron  y  rej^alaron  con  lar- 
gueza. También  nos  acompañaron  los  capitanes 
y  capellanes  de  nuestros  navios,  y  estos  últimos 
caminaron  i6  leguas,  con  tan  poca  gana  de 
deja;  nos  que  no  acertaban  á  volverse,  pues  había 
ya  casi  un  año  que  nos  habíamos  comunicado;  y 
esto  y  lo  mucho  que  les  debíamos  nos  obligaba  á 
extimarlos  como  merecían  sus  prendas,  de  lo  cual 
estaban  tan  agradecidos,  que  así  en  la  embarca- 
ción, como  después  en  la  ciudad,  nos  visitaban 
contínvam^'nie  y  nos  decían  misa  todos  los  días, 
y  por  no  faltar  de  nuestro  oratorio,  como  tenían 
obligación  de  ir  á  decirla  los  días  de  fiesta  á  los 
navios,  enviaban  religiosos  que  lo  hiciesen. 

Cuando  lle^ó  la  hora  de  despedirnos,  fué  gran- 
de el  sentimiento  de  una  p:írie  y  de  otra;  pero 
decían,  por  su  grande  devoción,  que  se  alegraban 
de  pasar  este  dolor,  por  el  consuelo  que  habían 
tenido  en  habernos  tratado.  ¡Dios,  por  su  miseri- 
cordia, los  colme  de  bienes  espirituales  en  re- 
compensa de  lo  mucho  que  hicieron  por  sus  po- 
bres esposas!  Llamábanse  el  uno  D.  Domingo  de 
Ornasabal;  éste,  vizcaíno;  y  el  otro,  D.  Juan  de 
Vidaurre,  navarro;  ambos  sacerdotes.  Los  capita- 
nes, el  primero  era  D.  Joseph  de  Ibarra,  que  era 
el  comandante;  y  el  otro  D.  Joaquín  de  Trivíño. 
Estos  y  D.  Miguel  de  Subiegui,  que  era  Maestre, 
nos  preveyeron,  luego  que  llegamos  á  Buenos 
Aires,  de  lodo  lo  necesario  para  una  casa,  y  cuan- 
do llegó  la  partida  hicie  on  lo  mismo  para  el  viaje, 
dándonos  mucha  ropa  de  mesa,  vajilla  de  peltre* 
especias,  y  en  fin,  cuanto  les  fué  posible.  ¡El  Se- 
ñor se  lo  premie  haciéndolos  muy  santos  y  nos 
dé  el  consuelo  de  que  le  gocemos  juntos  por  una 
eternidad! 

El  carruaje  que  llevábamos  para  esta  jornada 
e"a  muy  numeroso,  porque  nuestro  Padre,  como 
ya  sabía  los  parajes  tan  solos  que  son,  traía  de  Es- 
paña once  personas,  que  con  la  esperanza  de  que 
en  las  Indias  luego  enriquecen,  se  vinieron  con  su 
merced  y  les  costeó  embarcación  y  todo  lo  demás. 
Estos  nos  consolaban  mucho,  porque  todos  eran 
gente  muy  honrada  y  que  si  se  ofreciera  algún 
trabaj  >  de  salir  indios  gentiles,  nos  defendieran. 
Venían  doce  carretas:  una  de  bizcocho;  otra  con 
pan  y  gallinas;  otras  con  leña;  otras  con  muchos 
cajones;  esto  era  todo  de  solo  nuestro  Padre;  que 
del  General  del  mar  del  Sur  y  el  Vizconde  de  Mi- 
raflores  venía  otro  tanio;  fuera  de  esto  era  grande 
la  cantidad  de  bueyes  para  ir  remudando,  y  vacas 


para  comer;  muchas  yeguas  y  caballos,  y  para 
cuidar  de  esto  tanta  gente  que  cuando  nos  juntá- 
bamos parecía  una  ciudad. 

Entramos  en  nuestra  carreta,  que  el  andar  en 
ella  es  sumamente  molesto  por  el  espacio  con  que 
caminan  los  bueyes,  que  por  su  mucho  aguante 
son  los  animales  que  escogen  para  este  efecto. 
Cuarenta  y  un  días  que  duró  casi  dormimos  sen- 
tadas, porque  las  cuatro,  aunque  cabíamos  bierí, 
no  para  extendernos,  y  allí  no  hay  más  cama  ni 
posada  que  las  carretas. 

Guardábamos  esta  orden;  por  la  mañana  nos 
decía  misa  nuestro  Padre  y  daba  la  comunión 
como  siempre;  esto  se  hacía  debajo  de  la  tienda  de 
campaña,  y  todas  las  noches  la  dejaban  puesta.  A 
medio  día  hacían  parada  y  nos  bajábamos  de  la 
carreta,  y  para  guardarnos  del  sol  nos  poníamos 
debajo  de  ella;  ahí  rezábamos,  porque  con  los 
golpes  del  carretón  nos  era  muy  molesto.  En  el 
interior  hacían  la  comida,  con  tanta  prisa  que 
ordinariamente  costaba  gran  trabajo  comerla, 
porque  en  dos  ó  tres  horas  mataban  las  vacas  y 
gallinas  y  lo  guisaban;  que  otras  conveniencias  no 
se  pueden  conseguir  en  tales  funciones.  A  la  no- 
che sucedía  poco  menos,  pero  todo  se  pasaba  con 
gran  gusto  por  amor  de  Dios. 

En  todo  este  camino  no  hay  árboles,  ni  lugares, 
y  sólo  se  encuentra  cada  treinta  ó  cuarenta  leguas 
alguna  estancia,  y  los  moradores  de  ellas  salían 
en  sabiendo  que  pasábamos  por  allí,  y  se  me 
figuraban  los  pastores  del  Nacimiento;  cada  uno 
con  su  ofrenda,  y  venían  con  gran  anhelo  á  oir 
misa,  que  algunos  había  años  no  lograban  tal 
fortuna.  Es  gran  lástima  ver  esta  pobre  gente, 
que  siendo  cristianos  viven  y  mueren  como  que 
no  lo  fueran,  pues  en  vida  ni  confiesan,  ni  comul- 
gan en  muchos  años,  y  cuando  mueren  es  sin 
asistencia  alguna  espiritual,  y  los  entierran  en 
aquellos  campos,  que  por  esto  están  con  muchas 
cruces  en  varias  partes,  y  lo  peor  es  que  los  hijos 
se  crían  sin  saber  la  doctrina  cristiana,  con  suma 
ignorancia  de  toda  virtud. 

En  este  camino  hay  muchas  víboras;  pero  Dios 
nos  libró,  como  también  de  tigres,  que  nos  decían 
andaban  por  aquel  campo.  Y  un  día  sucedió  una 
cosa  que  me  causó  gran  ternura,  y  fué  avisarnos 
que  en  tana  de  aquellas  estancias  estaba  un  pobre 
hombre  á  la  muerte,  de  una  mordedura  de  estos 
animales  y  no  había  quien  le  curase  alma  ni 
cuerpo.  Recibimos  gran  pena  con  esta  noticia  y 
procuró  nuestro  Padre  saliésemos  muy  temprano 
para,  si  era  posible,  dar  algún  socorro  á  aquel 
pobre.  Llegamos  y  nos  dijeron  que  ya  tenía  un 


i66-- 


religioso  de  mi  padre  San  Francisco,  que  habían 
traído  de  veinte  leguas  de  allí,  quien  le  confesó,  y 
después  nos  dijeron  misa  y  le  llevaron  la  sagrada 
Comunión,  con  tal  acompañamiento  que  fué  una 
admiración,  pues  parecía  poblado,  con  tantas 
luces  y  caballeros  como  iban.  El  enfermo  quedó 
tan  consolado  con  esta  visita,  y  tan  socorrido  en 
lo  temporal,  que  en  breves  días  nos  avisaron 
había  salido  del  riesgo.  Luego  nos  trajeron  una 
mano  del  tigre,  (que  tuvieron  forma  de  matarle,) 
que  es  cosa  espantosa;  la  hechura  como  de  galo; 
cada  uña  parece  una  navaja.  ¡Gracias  al  Señor 
que  nos  libró  de  tanto  riesgo! 

•También  hay  muchos  avestruces,  que  son 
grandísimos,  y  los  muchachos  nos  traían  los  hue- 
vos para  que  viésemos  su  grandeza,  que  me  pare- 
ce pesa  cada  uno  libra  y  media  ó  dos.  Lo  mismo 
hacían  con  los  huevos  de  las  perdices,  que  hay 
muchas  en  todo  eso  de  Buenos  Aires,  y  de  tal 
magnitud,  que  son  como  pollas  de  leche;  no  por 
eso  deja  de  haber  pequeñas  como  las  de  España. 

Los  Padres  de  la  Compañía  en  todas  partes  nos 
favorecieron,  y  así,  en  esta  nos  sucedió  una  cosa 
que  la  tuvimos  á  singular  providencia  del  Señor. 
Pues  un  día,  estando  ya  muy  adelante  de  nuestro 
viaje,  vinieron  dos  carretas  de  una  eitancia  de  di- 
chos Padres,  que  el  procurador  de  ella  venía  con 
provisión  de  vino,  carneros  y  leña;  esta  fué  la  que 
más  se  estimó,  por  haberse  acabado  la  que  iraia- 
mos,  y  dijo  el  santo  religioso  que  hallándose  falto 
de  leña  y  sabiendo  que  habíamos  de  pasar  por  allí, 
discurrió  que  tendríamos  la  misma  care.-»tía,  y  ha- 
bía hecho  desbaratar  un  corral  y  cargar  la  carreta 
con  él;  ¡Dios  se  lo  pague!  Era  muy  santo,  y  así  se 
lo  inspiró  nuestro  Señor  que  siempre  nos  ha  cui- 
dado sin  merecerlo,  como  sucedía  con  el  agua, 
que  cuantos  tenían  noticia  de  que  nunca  nos  faltó, 
alababan  á  Su  Majestad  y  decían  que  jamás  ha- 
bían experimentado  tal  abundancia. 

Cada  día  encontrábamos  con  muchos  indios 
bárbaros  que  iban  en  sus  caballos  (que  allí  es 
muy  fácil  tener  cuantos  quieren);  ellos  eran  tan 
feos  que  á  no  venir  tan  bien  guardadas  nos  cau- 
saran gran  horror.  Los  más  estaban  desnudos, 
que  parecían  unos  enemigos;  nuestro  Padre  hacía 
les  diesen  de  comer  y  con  especialidad  los  proveía 
de  pan  ó  bizcocho,  que  es  el  mayor  regalo  que 
allí  pueden  lograr,  pues  ni  aun  lob  españoles  que 
viven  en  las  estancias  comen  sino  carne  á  todas 
horas,  sin  ver  el  pan  de  sus  ojos. 

Llegamos  á  un  paraje  que  en  sus  tiempos  fué 
ciudad,  llamada  la  Punta;  pero  ya,  aunque  se  ha 
quedado  con  el  nombre  más  parece  arrabal,  que 


sólo  tiene  cuatro  ó  seis  casas  tan  ridiculas,  que 
nos  quedamos  en  el  carretón  por  no  haber  donde 
hospedarnos.  El  cura  era  muy  siervo  de  Dios  y 
sintió  mucho  no  tener  forma  de  festejarnos  como 
deseaba;  nos  llevó  á  la  iglesia,  adonde  descubrió 
el  Santísimo;  cantó  la  misa,  y  la  música  fué  una 
guitarra,  á  la  cual  cantaron  sus  ciertas  coplas,  que 
fué  menester  considerar  en  lo  que  estábamos,  para 
no  reír  mucho;  el  santo  sacerdote  nos  regaló  con 
lo  que  pudo.  ¡Dios  le  perdone,  que  ya  he  sabido 
murió  de  repente! 

Proseguimos  á  Mendoza,  adonde  nos  esperaba 
el  señor  vicario  D.  Antonio  Scpúlveda  y  Leyva, 
persona  de  grand  s  prendas  de  virtud,  letras  y  no- 
bleza, y  así  se  portó  como  quien  es,  y  con  su  li- 
beralidad no  nos  dio  lugar  á  experimentar  las  es- 
caseces que  los  Padres  de  la  Misión  nos  hab.an 
dicho  padecían,  que  ni  pan  suficiente  podían  con- 
seguir. Pero  este  santo  caballero,  con  su  gran  dis- 
posición hizo  no  nos  faltase  el  pan,  y  principal- 
mente lodo  el  tiempo  que  allí  estuvimos,  y  el  pri- 
mer día  nos  dio  una  comida  muy  espléndida,  y  el 
segundo  hizo  lo 'mismo  la  señora  Gobernadora 
D.'"'  Luisa  Pedraza.  Estos  dos  sujetos  nos  asistie- 
ron mucho,  y  bien  fué  menester  su  gran  devo- 
ción, porque  es  tierra  muy  pobre;  y  así  las  casas 
son  trabajosas.  En  la  que  estuvimos,  como  estaba 
sin  enladrillar,  ni  blanquear,  entre  los  adobes  de 
las  paredes  se  criaban  unos  animales  como  chin- 
ches, pero  tan  distintos  en  el  tamaño,  oue  cada 
uno  es  como  cuatro  ó  seis  de  los  de  España.  Es- 
tos, de  día  no  se  ve  ninguno;  pero  por  la  mañana 
amanecíamos  llenas  de  ro;  chas,  y  como  ignorá- 
bamos el  motivo,  nos  parecía  ser  abundancia  de 
sanare,  hasta  que  con  la  experiencia  de  la  tierra 
aprehendimos  á  nuestra  costa  á  buscarlos.  Tam- 
bién h  y  gran  cosecha  de  ratones  que,  sin  ponde- 
ración, son  como  conejos,  y  mslian  tanta  bulla 
en  los  techos,  que  no.  dieron  muy  malos  ratos. 

El  tiempo  en  que  estuvimos  aquí  ya  era  de  mu- 
cho calor,  y  como  nos  iban  á  ver  tantas  personas 
y  no  era  como  en  los  convento^,,  que  en  echando 
una  cortina  en  el  locutorio  nos  quitábamos  del 
trabajo  del  velo,  aquí  no  sucedía  así;  ant-'s  era 
menester  estí-r  con  ellos  lodo  el  dia  con  gran  fa- 
tiga. Quiso  Dios  no  fuese  sino  diez  y  siete  ó  diez 
y  ocho  días,  en  los  quales  envió  nuestro  Padre  á 
Chile  por  sillones  y  muías  para  que  pasásemos  la 
cordillera,  que  son  más  de  setenta  leguas  las  que 
hay  desde  esta  ciudad  á  la  de  Santiago.  Este  ca- 
mino fué  el  más  pc:-.osj  para  nosotras,  y  especial- 
mente para  mí,  que  no  sóio  no  había  montado  en 
caballería  ninguna,  pero  ni  jamás  había  visto  mu- 


—  i  6; 


jeres  en  ellas;  luve  bien  que  ofrecer  á  Dios  sacrifi- 
cando mi  vida. 

Llegó  ia  hoTa  de  salir,  y  para  que  nos  pusiesen 
en  las  muías  y  no  fuese  necesario  cargarnos  los 
hombres,  hizo  nuestro  Padre  una  como  andita, 
que  tomándola  por  los  palos  nos  levantaban,  y 
no'Soiras  nos  acomodábamos  con  gran  facilidad; 
esto  mismo  hacían  para  bajarnos. 

Fuimos  caminando  acompañadas  del  Vizconde 
de  iMiraflores,  quien  siempre  desde  España  fué 
nuestro  compañero.  Era  un  caballero  muy  mo- 
desio  y  santo,  y  venía  por  corregider  de  Guaman- 
ga,  dunde  estuvo  algunos  años,  y  habrá  como 
dos,  que,  habiéndose  casado,  á  pocos  días  murió 
en  la  ciudad  del  Cuzco;  espero  en  el  Señor  es  sa.- 
vo,  porque  siempre  le  observé  gran  virtud.  Tam- 
bién nos  acompañaran  en  este  viaje  dos  Padres  de 
la  Compañía,  quienes  con  nuestro  PaJre  nos  de- 
cían mis .;  que  en  todas  partes,  aunque  fuera  con 
poca  comodidad,  procurábamos  oiría  y  comulgar. 
Como  no  estábamos  hechas  á  andar  en  muía,  ni 
á  que  nos  diese  el  sol,  fué  grande  la  penalidad  que 
padecimos  con  uno  y  otro;  que  el  primer  día  nos 
ocasionó  tanta  novedad  que  llegamos  malísimas 
á  una  ermita  ó  casa  que  estaba  antes  de  entrar  en 
lo  áspero  de  los  cerros,  que  en  todas  las  cuatro 
leguas  que  dejo  dichas  no  se  ve  otra  cosa. 

Aquí  nos  detuvimos  un  día  porque  dos  de  mis 
compañeras,  á  una  le  dio  un  recio  crecimiento,  v 
á  ,a  otra  se  le  hinchó  la  cara  notablemente;  todo 
el  día  se  fué  en  curarlas  con  defensivos  y  otras 
cosas,  y  proseguimos  en  nombre  de  Dios  como 
quien  iba  en  el  Purgatorio,  porque  aunque  son 
parajes  tan  fríos  que  por  la  mucha  nieve  no  se 
pueden  pasar  sino  en  tiempo  de  gran  calor,  por- 
que totalmente  se  cierra  el  camino,  con  ser  esto 
asi,  son  tantas  las  quebradas  y  tan  empinados  los 
cerros  que  está  como  encajonado,  y  pega  el  sol 
con  tal  fuerza  que  es  corta  toda  ponderación. 
Sólo  por  amor  de  Dios  se  puede  pasar,  porque  en 
un  instante  nos  hallábamos  en  lo  alto  de  un  ce- 
rro, con  un  ai;e  que  nos  mataba  de  frío,  y  de  re- 
pente entrábamos  en  unos  callejones  á  tomar  su- 
dores. Esta  contradicción  de  temples  nos  motivó 
á  despellejársenos  las  caras  y  manos,  que  pare- 
cíamos quemadas.  Los  sustos  de  pasar  repetidos 
ríos,  no  hay  como  decirlo,  pues  sólo  quien  lo  sabe 
puede  dar  crédito.  Los  despeñaderos  son  tan  con- 
tinuos que  todo  el  día  es  menester  ir  recomendan- 
do el  alma,  porque  solo  milagrosamente  salimos 
con  bien,  y  á  visra  nu:3tra  nos  su:ed:cron  h:.rt'.s 
desgracias;  porque  en  des.izándos::  un  pii  d?  laj 
caballerías,  no  l:cr,e  c3:neá¡o,  que  llegan  despeña- 


das y  caen  en  un  río  que  parece  guarnición  de 
todo  este  camino,  según  !e  rodea  todo. 

De  mis  madres  compañeras,  las  que  más  dába- 
mos que  hacer,  era  la  Madre  Bernarda  y  yo,  por 
malas  jinetas,  y  á  mí  se  me  agregaba  el  ser  tan 
gruesa  que  las  muías  luego  se  cansaban  y  con  su 
instinto  conocían  mi  poca  habilidad,  y  en  varias 
ocasiones  ¡me  sucedieron  grandes  sustos  y  me  vi 
en  graves  peligros  de  la  vida:  pues  una  vez,  junto 
á  un  despeñadero  se  echó  la  muía,  y  se  iba  á  re- 
volcar sobre  mí,  que  sino  permite  Dios  que  nues- 
tro Padre  hubiese  venido  tan  inmediato,  me  hace 
pedazos.  En  otro  di  tan  grande  caída  que  me  las- 
timé lodo  el  cuerpo,  principalmente  los  pies  y  las 
rodillas,  que  di  sobre  unas  pi:dras  muy  grandes. 
Fuera  no  acabar  si  hubiera  de  decir  lo  que  aquí 
padecí;  ¡el  Señor  lo  reciba  por  su  misericordia! 

En  todo  el'camino  encontramos  multitud  de 
cruces,  de  los  muchos  que  han  quedado  allí 
muertos  con  el  rigor  de!  frío,  y  poco  antes  de  pa- 
sar nosotras  había  sucedido  con  tres  hombres  que 
se  helaron,  y  aun  vimos  algunos  vestigios  de  los 
vestidos  que  llevaban.  Con  este  temor  y  sabiendo 
nuestra  desnudez,  intentaron  y  nos  aconsejaron 
personas  doctas  y  santas,  nos  pusiésemos  medias 
y  alguna  forma  de  más  abrigo,  porque  aún  con 
todas  las  prevenciones  que  llevan  los  seglares  se 
han  visto  mil  desgracias,  sin  saber  cómo  se  les  va 
introduciendo  el  hielo  en  los  huesos,  y  riendo,  al 
parecer,  se  quedan  pasmados.  Nosotras,  con  la 
confianza  en  el  Señor  y  por  no  hacer  novedad  en 
nuestro  traje,  nada  quisimos  admitir  y  pasamos 
por  entre  muchísima  nieve,  que  casi  nos  daba  á 
los  pies,  por  un  lado  y  otro  de  la  muía,  y  no  nos 
hizo  ningún  daño. 

El  día  más  riguroso,  que  es  la  subida  del  últi- 
mo cerro,  con  legua  y  media  de  cuesta,  que  los 
animales  se  rinden,  rodaron  desde  lo  más  alto, 
perdiéndose,  mucho  de  libros  y  otras  cosas;  que 
ese  consuelo  nos  dio  nuestro  Señor,  que  ninguna 
persona  se  maltratase,  habiendo  sido  muchas  las 
cargas  que  cayeron.  Esta  subida  es  penosísima; 
toda  ella  fuimos  clamando  á  nuestro  Señor,  sin 
atrevernos  á  mover  la  cabeza  por  no  desvanecer- 
nos; está  todo  como  en  ondas,  y  las  muías  tan 
enseñadas,  que  no  hay  que  llegar  á  ellas,  pues 
como  si  fueran  racionales  van  descansando  •  en 
cada  e. quina,  y  luego  por  sí  vuelven  á  caminar. 
Este  día,  viéndonos  ya  en  la  eminencia  del  ce- 
rro que  es  el  mayor  de  todos  los  que  hay  en  las 
s.tenta  leguas,  dije  á  los  arrieros  que  podíamos 
alií  descansar  un  poco.  Ellos,  haciendo  fiesta,  di- 
jeron: no  r.?.be,  Madre,  donde  está;  quede  repente 


—  I 


68 


se  levantan  unas  tempestades  de  nieve  y  viento, 
que  cae  tanta  que  se  cierra  el  camino;  y  así  no 
quisieron  esperar  nada  más,  y  á  los  que  venían  de- 
trás les  sucedió  lo  que  el  arriero  me  dijo. 

Encontramos  unos  cajones  en  este  sitio,  adonde 
la  Generala  del  mar  del  Sur  deJQ  escrito,  para 
cuando  nosotras  pasásemos,  lo  que  á  ella  le  había 
sucedido.  Esta  señora  fué  tan  animosa  por  una 
parte,  y  tan  cobarde  por  otra,  que  de  miedo  de 
los  ratones  y  otras  sabandijas  de  Mendoza  no 
quiso  esperar  su  parto  en  aquella  ciudad,  y  la 
cogió  en  medio  de  la  cordillera,  debajo  de  la  tien- 
da de  campaña,  donde  estuvo  algunos  días  hasta 
que  pudo  proseguir  en  breve  tiempo  á  Santiago 
de  Chile.  Volviendo  á  lo  de  los  cajones,  me  admiré 
mucho  los  dejasen  allí  sin  dueño,  y  me  dijeron 
que  había  excomunión  para  que  nadie  tomase 
cosa  alguna  de  lo  que  allí  se  encuentra,  porque 
los  pasajeros  cuando  les  coge  algún  temporal  y 
no  tienen  tiempo  de  salvar  los  bienes,  se  contentan 
con  librar  sus  personas  y  dejan  para  otro  las 
cargas,  porque  en  cerrándose  de  nieve  los  cami- 
nos, como  ya  he  dicho,  no  hay  remedio  hasta 
otro  año. 

Muchos  de  los  pasos  mas  peligrosos  los  pasá- 
bamos á  pie,  con  el  Credo  en  la  boca,  que  nos 
espantábamos  hubiese  personas  que  se  pongan  en 
tales  peligros  por  ningún  motivo  humano,  sino 
sólo  por  la  gloria  de  Dios;  pues  así  en  los  muchos 
ríos,  como  laderas,  cada  día  hay  más  de  veinte  ó 
treinta  riesgos  de  perder  la  vida.  ¡Bendita  sea  la 
bondad  del  Señor  que  nos  sacó  con  tanta  felicidad 
que  se  espantaban  los  arrieros  y  decían  que  jamás 
habían  pasado  con  tiempo  tan  benigno  aquellos 
pasos  tan  rigorosos! 

Víspera  de  la  Natividad  del  Señor  tuvimos  la 
Noche  Buena  á  modo  del  desamparo  de  Belén, 
porque  nos  cogió  la  tarde  en  una  ladera  que  lla- 
man el  Salto  del  Soldado,  que  es  tan  sumamente 
peligrosa  que  aunque  nos  decían  que  mirásemos 
al  río,  no  nos  atrevíamos  ni  á  mover  los  ojos, 
temiendo  que  de  sólo  volverlos  nos  habíamos  de 
despeñar.  Este  nombre  le  dimana  de  un  suceso 
que  aconteció  con  un  soldado,  el  cual  habiéndose 
huido  venía  en  su  seguimiento  su  jefe;  y  viéndole 
ya  muy  inmediato,  temiendo  más  su  ira  que  perder 
la  vida,  dio  un  salto  de  un  cerro  á  otro,  dejando  en 
medio  el  río,  que  es  muy  caudaloso  y  tan  profun- 
do que  daba  horror  el  oirle.  Es  un  asombro  que  un 
hombre  pudiese,  sin  especial  milagro,  hacer  cosa 
tan  inaudita,  de  la  cual  hay  perpetua  memoria. 

Salimos  de  este  mal  paso,  que  nos  duró  el  día 
tanto  como  él,  y  llegamos  á  un  campito  que  lla- 


man de  los  Durarnos.  Aquí  se  puso  la  tienda,  -y 
como  en  nuestra  Religión  acostumbramos  ce'e- 
brar  mucho  el  misterio  del  Nacimiento,  dimos 
gracias  al  Señor  nos  diese  esta  ocasión  para  cele- 
brarle más  al  vivo,  y  pusimos  un  altar  con  Jesús, 
María  y  Joseph,  y  las  luces  que  pudimos.  Encen- 
dieron hogueras  y  los  caballeros  que  nos  aco'm- 
pañaban  sacaron  su  guitarra  y  dieron  música  al 
Niño  Dios;  y  asi  se  pasó  la  noche  con  gran  rego- 
cijo. Por  la  mañana  nos  dijo  nuestro  Padre  las 
tres  misas,  como  si  estuviéramos  en  nuestro  con- 
vento, y  comulgaron  muchos,  que  esa  fué  la 
mayor  celebración. 


ROZAS  (D.*  Ana  Teresa  de). 


456.- 
Aliaga: 


-Romance  en  elogio  del  Padre  Luis 


El  alférez  de  la  Iglesia 
y  de  la  Fe  protector 
tercer  Filipo  en  Castilla 
y  secundo  en  Aragón... 

457. — Glosa: 

Fernando  cela  y  propaga... 
Con  su  sacrificio  Elias 
que  de  Dios  la  causa  trata... 

Luis  D{e¡{  deAux.  Compendio  de  las  fiestas 
que  ha  celebrado  la  imperial  ciudad  de  Qa- 
ragoga...  en  honor  de  fray  Luys  de  Aliaga. 
Zaragoza:  por  Juan  de  Lanaja.  Año  1619. 

Págs.  \bj  y  i58. 

RUBIO  (D.^  Serafina). 

453. — Tres  producciones  plebeyas,  en  que 
los  editores  de  la  Crónica  Científica  y  Lite- 
raria verán  sacadas  á  plaza  su  crítica  des- 
treza y  su  buena  fe,  sin  que  por  eso  se  co- 
rran.— Cádiz.  En  la  Imprenta  Gaditana  de 
Don  Esteban  Ricardo.  Año  de  181 8. 

Cuatro  hojas  en  4.° 

Doña  Serafina  defiende  en  dos  cartas  el 
juicio  que  había  formado  de  la  tragedia  Elie- 
i{er  y  Neftalí,  arreglada  por  una  dama  ga- 
ditana, en  cuya  casa  se  representó;  el  len- 
guaje es  acre  en  extremo. 


—  i6q 


RUIZ  (Sor  Beatriz  Ana). 

Profesa  dé  la  Tercera  Orden  de  San 
Agustín. 

Nació  en  la  villa  de  Guardamar,  diócesis 
de  Orihuela,  á  29  de  Enero  de  i6b6. 

Fué  hija  de  Pedro  Ruiz  y  de  Juana  Ana 
Guill.  Á  los  catorce  años  de  su  edad  contrajo 
matrimonio  con  Pedro  Celdrán,  y  fallecido 
éste  se  casó  por  vez  segunda  con  un  marido 
celoso: 

La  comida  que  le  díva  eran  palos,  y  la  bevida 
lágrimas  y  suspiros.  Vestíala  de  unos  rotos  andra- 
jos, por  cuya  desnudez  perdía  la  misa  los  días 
festivos.  La  hazía  exercitar  en  guardar  puercos 
con  su  hijito;  iva  por  los  montes  á  pie  descalco, 
que  llegó  á  hazer  callos  en  sus  pies,  que  las  pie- 
dras y  punidas  no  sentía,  ni  la  dañavan  (i). 

A  los  33  años  quedó  viuda  con  tres  hijas  y 
y  un  hijo,  viéndose  despreciada  de  amigos  y 
parientes  y  aborrecida  hasta  por  los  sacer- 
dotes. Miguel  Pujalte,  Secretario  del  Ayun- 
tamiento de  Guardamar,  quien  movido  de 
compasión  la  socorría,  fué  acusado  falsamen- 
te de  mantener  con  ella  ilícitas  relaciones 
y  perseguido  por  esta  causa.  Uno  de  los  ma- 
yores prodigios  que  hizo  fué  asistir  en  espí- 
ritu á  la  batalla  de  Almansa,  donde  contri- 
buyó poderosamente  á  la  victoria  de  Feli- 
pe V.  Murió  á  26  de  Julio  de  i-35.  ToJa  la 
villa  de  Guardamar,  desengañada  del  error 
en  que  haba  estaJo,  la  aclamó  por  santa  y 
la  consagró  magníficos  funerales. 

El  sermón  de  sus  exequias  fué  pronunciado 
por  Fr.  Matías  Boix.— Impreso  en  Orihuela, 
por  Francisco  Cayuelas,  año  1735. — En  4.° 

Mosén  Pujalte  escribió  un  Resumen  de  la 
vida  y  virtudes  de  la  Ven.  Beatriz  Ana  Rui¡{, 
que  luego  fué  publicado  por  Fr.  Tomás  Pé- 
rez. Como  Sor  Beatriz  no  sabía  escribir,  dic- 
tó á  Miguel  Pujalte  las  siguientes  obras: 


(i)    Fr.  Tomás  Pérez,  pág.  9. 


I  459.— Doctrinas  ó  revelaciones  doctrinales 
para  provecho  de  las  almas,  enmienda  de 
los  vicios  y  aumento  de  las  virtudes.  Pu- 
blicadas con  largos  y  fastidiosos  comenta- 
rios en  la 

Vida  de  la  Venerable  Madre  Sor  Beatriz 
Ana  Rui^,  Mantelata  Profeasa  de  la  Orden 
de  A\  G.  P.  S.  Agustín  y  Doctrinas,  ó  Mis- 
tica  Simbó'ico-Práctica  que  le  reveló  el  Se- 
ñor, como  farol  preciso  en  estos  tiempos,  para 
entrar,  y  correr  los  caminos  de  la  christiana 
obligación  y  devoción,  sin  tropezar  en  la  ilu- 
soria quietud  de  Motinistas,  y  Jal  sos  Alum- 
brados; con  el  bien  regulado  uso  de  servidos, 
y  potencias,  humanado  con  ameníssitna  sen- 
sibilización, que  le  hace  perceptible,  y  útil, 
y  dulcemente  practicable.  Reflexionadas  por 
el  R.  P.  M.  Fr.  Thomds  Pére^. — Valencia, 
por  Pascual  Garc'a,  año  1744. 

Un  vol.  en  4."  d.  de  686  págs.,  más  17  ho- 
jas de  prcls.,  con  un  retrato  de  Sor  Bea- 
triz Ana. 

Port.— Al  Illmo.  y  Rmo.  Sr.  D.  Andrés  Mayo- 
r,il  y  Carranza,  Arzobispo  de  Valencia,  Fr.  Tomás 
Pérez. — Aprobación  de  Fr.  Nicolás  Calot  y  Fr.  Ni- 
colás Lorca.  Valencia,  7  de  .Marzo  de  1744. — Li- 
cencia del  Provincial  Fr.  Diego  Beyra.  Barcelona, 
20  de  Febrero  de  1744.— Censura  de  Fr.  Francisco 
Vidal  y  Mico.  VaL'ncia,  12  á¿  Ma'zo  de  1744. — 
Censura  de  D.  Salvador  Sanz  de  Valles.  Valen- 
cia, 20  de  Octubre  de  1743. — Aprobación  de  los 
RR.  PP.  Prior  y  Lectores  de  Teología  del  Colegio 
de  San  Felpe,  de  Carmelitas  descalzos  de  Valen- 
cia, Valencia,  22  de  Febrero  de  1744. — Fe  de  erra- 
tas.—Prólogo. — índice  de  los  capítulos. — Retrato 
de  Sor  Beatriz. — Texto. — índice  de  las  cosas  no- 
tables. 

Redúcese  este  libro  á  una  serie  de  visio- 
nes, alegóricas  las  más  de  ellas,  interpreta- 
das moral  ó  m'sticamente.  El  estilo  es  fácil, 
claro  y  aun  en  ocasiones  elegante;  abundan 
los  pensamientos  ingeniosos.  En  él  demos- 
tró Sor  Beatriz  que  no  era  una  mujer  vul- 
gar y  sí  de  inteligencia  nada  común;  mere- 


ciendo  más  alabanzas  sus  obras  por  tratarse 
de  quien  ninguna  instrucción  había  recibi- 
do. Muchos  fragmentos  de  sus  visiones  po- 
drían figurar  dignamente  en  una  Antología 
piadosa. 

Consideramos  probable  que  Alosen  Pu- 
jaltc,  á  quien  Fr.  Tomás  Pérez  llama  otro 
Baruch,  hizo  algo  más  que  copiar  lo  que  le 
dictaba  Sor  Beatriz  Ana. 

460.— Para  la  Madre  Priora  del  convenio 
de  Religiosas  de  San  Sebastián,  Orden  de 
nuestro  Padre  San  Agustín  de  Orihuela.  De 
una  humilde  esclava  del  Señor. 

Contiene  una  visión  del  purgatorio,  donde 
vio  muchos  religiosos  y  religiosas  atormen- 
tados por  los<iefectos  que  explica  en  nueve 
décimas. 


Publicólo  el  P.  Tomás  Pérez,  págs.   109 
á  1 1 1. 
461. — Poema  de  la  Pasión  del  Señor. 

Jesucrisío  en  el  huerto 

reparu'ó  flores 
derramando  su  sangre 

por  pecadores... 

Publicado  por  Fr.  Tomás  Pérez.  Obra  ci- 
tada, lib.  I.  cap.  XXXI,  págs.  11 1  á  114. 

462. — Versos  compuestos  en  sus  raptos. 

Hay  algunos  de  ellos  en  el  libro  del  Padre 
Pérez. 

Los  manuscritos  originales  se  conservaban 
en  el  convento  de  agustinas  de  Orihuela,  con 
el  Resumen  de  Mosén  Pu;alte,  y  una  copia 
auténtica  de  todo  en  el  archivo  de  la  villa  de 
Guardaniar. 


s 


SABUCO  DE  NANTES  (D/"^  Oliva). 

Pocos  ejemplos  corno  este  se  ven  en  la 
Historia  literaria,  de  una  gloria  ficiicia  que 
se  evapora  ante  la  luz  derramada  por  los 
documentos.  La  sabia  cuyo  nombre  pasó 
nuestras  fronteras,  cual  precursora  de  noví- 
simas ¡deas,  ha  quedado  reducida  á  una 
mujer  vulgar  y  aun  pequeña  moraimente, 
pues  consta  con  certeza  que  no  escribió  la 
Nueva  Filosofía  ni  la  Vera  Medicina,  según 

10  ha  probado  el  estudioso  registrador  de  la 
propiedad  de  Alcaraz,  D.  José  Marco  Hi- 
dalgo (i). 

En  una  escritura  de  poder  otorgada  en 

1 1  de  Septiembre  de  1 587,  á  favor  de  Alonso 
de  Sabuco,  por  Miguel  Sabuco,  este  se  llama 
autor  del  libro  inlilulado  Sueva  Filosojia, 
padre  que  soy  de  Doña  Oliva,  mi  hija,  á 
quien  puse  por  autor  sólo  para  darle  la  lion- 
era y  no  el  provecho  ni  interés.  Y  en  su  tes- 
tamento, hccito  en  Alcaraz  á  20  de  Febrero 
de  i588,  se  halla  una  clausula  aun  más  ter-, 
minante: 


(i)  Doña  Ollv.i  de  r.xt::ci  no  fué  escriU  r.t.  Esliutirs 
para  /.i.  Ilisti  ría  <ic  l.i  ciud.i.i  de  AlCJraí^.  (r.cvist.!  di 
Arcliivos,  liibliutícas  y  Mussos,  año  iO-;3,  tomo  II,  f-'c.'" 
ñas  I  á  13.) 


ítem,  aclaro  que  yo  compuse  un  libro  yniitu- 
lado  Nueva  Filosofía,  ó  norma,  y  01:0  libro,  que 
se  ymprimieron,  en  ios  qualcs  todos  puse  ó  pongo 
por  autora  á  la  diciía  Luisa  de  Oliva,  my  hija, 
solo  por  darle  el  nombre  é  la  onrra,  y  reservo  el 
fruto  y  probecho  que  resultare  de  los  dichos  li- 
bros, para  my,  y  mando  á  la  dicha  mi  hij;i  Luisa 
de  Oliva  no  se  entremeta  en  el  dicho  privilegio,  so 
pena  de  mi  maldición,  atento  lo  dicho;  demás 
que  tengo  fecha  ynformación  de  como  yo  soy  el 
autor  y  no  elia.  La  qual  ynform&ción  está  en  una 
scriptura  que  pasó  ante  Villarrea!,  scribano. 

Con  los  documentos  hallados  por  el  señor 
Marco  se  explica  esta  ficción  literaria.  El 
cariño  irreflexivo  de  Miguel  Sabuco  le  llevó 
á  poner  el  nombre  de  su  hija  al  frente  del 
libro,  queriéndola  hacer  famosa  y  admirada 
por  su  talento.  Casado  más  adelante  en  se- 
gundas nupcias  con  Ana  García,  de  la  cual 
tuvo  un  hijo,  vinieron  las  discordias  con 
D."  Oliva,  y  ésta  quiso  apropiarse  del  todo 
la  Nueva  filosofía,  no  contenta  con  la  hon- 
ra y  fama  que  su  padre  le  había  dado,  moti- 
vando las  informaciones  á  que  alude  Miguel 
Sabuco,  y  las  palabras  citadas  de  su  testa- 
mento. 

El  Sr.  Marco  se  inclina  á  pensar  que  el 
tratado  de  Vera  Medicina  es  obra  del  doc- 
tor Alonso  de  Heredia  y  no  de  Miguel  £a- 


172  — 


buco;  opinión  que  juzgamos  poco  probable 
y  nada  conforme  con  las  palabras  del  últi- 
mo, quien  recaba  para  sí  la  Nueva  Filosojía 
y  otro  libro  impreso,  libro  que  debe  ser  la 
Vera  Medicina. 

Con  ser  tan  decisivos  los  documentos  ex- 
tractados, hay  en  ellos  una  dificultad  cuya 
solución  ignoramos,  y  es  el  decir  Miguel 
Sabuco  que  el  privilegio  para  imprimir  la  , 
Nueva  Filosofía  estaba  dado  á  su  nombre, 
siendo  así  que  ya  en  la  primera  edición  se 
halla  á  favor  de  D.^  Oliva.  El  Sr.  Marco  re- 
suelve la  cuestión  diciendo  que  Miguel  Sa- 
buco hizo  uso  del  privilegio  como  represen- 
tante legal  de  su  hija,  menor.de  edad  en 
aquella  fecha;  más  esta  explicación  no  es 
convincente.  Acaso  estuviese  realmente  ex- 
pedido á  favor  de  Miguel  Sabuco  y  se  cam- 
bió el  nombre  en  la  edición,  sabiendo  que 
el  oficio  de  corrector  era  casi  siempre  una 
fórmula,  pues  raras  veces  hacía  el  c<.tejo 
con  los  manuscritos. 

De  todos  modos,  es  seguro  que  esta  con- 
tradición no  quita  su  valor  al  testimonio  de 
Miguel  Sabuco,. quien  pagó  bien  cara  la  nin- 
guna seriedad  con  que  procedió  atribu\endo 
á  su  hija  la  Nueva  Filosofía. 

La  biografía  de  D.^  Oliva  Sabuco  ha  esta- 
do largos  años  envuelta  en  sombras,  que  aun 
duran  en  lo  tocante  á  sus  últimos  días.  Nico- 
lás Antonio  la  reputó  descendiente  de  fran- 
ceses, fundándose  en  el  apellido  dé  Nantes. 
Posteriores  investigaciones  han  demostrado 
que  semejante  especie  es  falsa  á  todas  luces. 
Las  fuentes  que  pueden  aprovecharse  para  el 
estudio  de  su  vida  son  las  sigu'entes:  Fr.  Es- 
teban Pareja,  quien  en  la  Historia  de  Alea- 
ra^ da  curiosas  noticias  sobre  D.*  Oliva;  los 
Sres.  D.  José  María  Muñoz,  D  Ildefonso 
Martínez  y  D.  León  Sánchez  Quintanar,  que 
publicaron  la  fe  de  bautismo  y  otros  docu- 


mentes en  la  Gaceta  Médica  de  i853,  y  don 
Octavio  Cuartero  en  su  edición  de  la  Nueva 
Filosofía;  también  D.  Fé'.ix  Janer  (Gaceta 
Médica,  1834,  núm.  26),  D.  José  Gutiérrez 
de  la  Vega  (La  Giralda  de  Ser  illa),  Antón 
Ramírez  (Bibliografía  Agronómica);  la  co- 
nocida monografía  de  Sánchez  Ruano;  Mo- 
rejón  y  Chinchilla  en  sus  bibliograí'as  res- 
pectivas, y  últimamente  el  libro  de  D.  José 
Marco  (i). 

Nació  D.'*  Oliva  en  Alcaraz,  año  i562,  y 
fué  bautizada  á  2  de  Diciembre,  siendo  pa- 
drinos y  testigos  el  Dr.  Alonso  Heredia  y 
Cebrián  de  Vizcaya,  Catalina  Cano,  mujer 
dL'l  Lie.  Juan  Velázquez,  Bárbara  Barrera, 
y  Bernardina  de  Nantes,  mujer  de  Juan  Ro- 
dríguez. Hase  dicho  qué  fué  hija  de  Antonio 
Barrera,  médico  de  Felipe  II,  pero  es  ine- 
xacto; fueron  sUs  padres  el  Bachiller  Sán- 
chez Sabuco  y  Francisca  Cózar;  su  padre 
era'  regidor  en  Alcázar,  y  acaso  perpetuo, 
pues  consta  que  desempeñaba  este  cargo  en 
los  años  i58i  y  i5c,6.  Como  se  ve  no  heredó 
los  apellidos  Nantes  y  Barrera,  que  tomó 
por  gratitud  ó  en  recuerdo  del  parentesco 
espiritual  contraído  al  ser  bautizada.  Estuvo 
casada  con  Atacio  de  Buedo,  perteneciente 
á  una  familia  de  las  que  poblaron  la  villa 
de  Alcaraz;  Contrajo  matrimonio  antes  del 
año  i585,  pues  ya  en  esta  fecha  otorgó  una 
escritura  con  el  consentimiento  de  su  mari- 
do; se  trataba  de  aprobar  la  adjudicación  de 
su  herencia  materna  y  firmó  juntamente  con 
su  padre;  con  tal  motivo  sabemos  que  tuvo 
seis  hermanos  llamados  Alonso,  Juana,  Cata- 
lina, Juan, Mateo  y  Lorenzo.  Según  un  docu- 
mento que  cita  el  P.  Pareja,  D;**  01i\a  cedió 
parte  de  su  casa,  que  debió  de  ser  Luena, 


(O  Biografía  de  Doña  Oliva  de  Sabuco,  por  D.  José 
Marco  é  Hidalgo,  Regisir^dor  de  la  propiedad  de  A/ca- 
ra;.—Madrid.  Imp.  de  Felipe  Marqués.  1900. 

91  págs.  en  8.0 


^^^Bi 


i 


—  173  — 


al  Ayuntamiento,  para  que  en  ella  viviesen 
los  corregidoces  y  celebraran  juntas;  donó 
la  restante  al  convento  de  dominicas,  por  lo 
cual  han  afirmado  algunos  que  profesó  allí, 
y  aun  añadan  que  á  principios  del  siglo  pa- 
sado se  conservaba  su  retrato  de  monja.  No 
está  probado,  ni  mucho  menos,  esto,  como 
tampoco  que  fuese  morisca  y  se  viera  preci- 
sada.á  salir  de  España.  Hasta  ahora  ignora- 
mos el  año  en  que  murió.  Se  dice  que  en  el 
de  1622. 

Lope  de  Vega,  en  su  drama  sacramental 
titulado  Representación  moral  del  pía  je  del 
alma,  dice: 

Doña  Isabel  Esforcia  fue  ilustrísima 
en  letras  y  virtud,  y  en  Milán  feaix; 
Doña  Oliva  de  Nantes,  Musa  décima, 
y  Doña  Valentina  de  Pinelo 
la  cuarta  Gracia,  ó  verso  ó  prosa  escribí. 

En  los  registros  de  matrículas  de  la  Uni- 
versidad de  Alcalá  de  Henares  he  hallado  las 
de  un  Miguel  de  Sabuco,  acaso  emparentado 
con  D.^  Oliva: 

I 
Joannes  de  Busto: 

Die  29  Octobris  1643  Joannes  de  Busto,  oppidi 
de  Alca  az,  toletanae  dioecesis,  probavii  se  fecisse 
unum  cursum  in  jure  canónico  audiendo  et  ut 
mos  est  in  hac  Universitate,  scilicet  a  die  Sa.icti 
Lucae  anni  154.2  usque  ad  diein  Sancti  Lucae  i 543, 
per  majorcin  partem  unius  anni  et  ut  mos  est;' 
testibus  adjuratis  Bartolomeo  Saquero  ei  Michae.e 
Sabuco,  ejus  condiscipulis. 

Bartoloiiie  Saquero.  Miguel  Sabuco. 


II 


Michael  Sabuco. 


Eadem  die  qua  supra,  Michael  Sabuco  supra- 
dictus,  probavit  et  simili  modo  se  fecisse  unum 
cursum  in  jure  canónico  audiendo,  ut  mos  est  in 
hac  Universitate,  scilicet  adié  Sancti  Lucae  anni 
praeteriti  15,42  ad  dem  Sancti  Lucae  anni  praeseniis, 
per  majorem  pariem  unius  anni,  ut  mos  est;  t^-s- 
libus  adjuratis  supradictis  Joanne  de  Busto  et  Bar- 
tholomeo  Saquero  ejus  cond;sc¡pulis. 

Bartolomé  Saquero.  Juan  de  Busto. 


III 


Michael  Saúco. 


Die  18  Junii  1644  Michael  Sauce,  oppidi  de  Al- 
ca-az  hujus  dioecesis  toleíanaí,  probavit  se  cursavi- 
sein  jure  canónico  audiendo  et  ut  mos  est  in  hac 
Universitate,  scilicet  a  die  octava  Septembris  anni 
1  542  ad  diem  Sancti  Lucae  ejusde.n  anni  per  trigin- 
ta  et  octo  dies,  a  die  29  Octobris  i543  usque  ad 
deciman  quintam  diem  Decembris  ejusdem  anni 
1 543,  per  quadraginia  et  ocio  dies,  et  a  die  1 1  Mar- 
tii  hujus  presentís  anni  usque  ad  presenten!  diem, 
ad  complementum  unius  cursus,  ut  mos  est;  testi- 
bus adjuratis  Barthulumeo  Saquero  ejusdem  oppi- 
di de  Alcaraz.et  Alphonsusde  Vizca>a,eiiam  ejus- 
dem opp  di  de  Alcaraz,  ejus  cond  scipulis. 

Bartolomé  Saquero.  Alonso  de  Vizcaya. 

En  los  mismos  registros  figura  el  Bachiller 
Franc'sco  de  Sa.xo,  natural  de  Utiel,  que 
tomó  el  grado  de  Licenciado  en  Filosofía  á 
16  de  Octubre  de  1548. 

463. — Nveva  Filosofía  de  la  Natvraleza  del 
hombre,  no  conocida  ni  alcanzada  de  los 
grandes  filósofos  antiguos:  la  qual  mejora  la 
vida  y  salud  humana.  Compuerta  por  doña 
Oliua  Sabuco.  (Escudo  reaL)  Con  privilegio. 
En  Madrid,  por  P.  Madrigal.  MDLXXXVIL 

Un  vol.  8.°  menor  de  307  folios,  más  ocho 

hojas  sin  numeración  al  principio. 

,  Port.— V  *•  en  bl.  con  el  apellido  Sabuco  estam- 
pillado.—Lo  que  conl  ene  esta  nueva  Filosotía. — 
Tasa  por  Cristóbal  de  León.  Madrid  12  de  Febrero 
de  1587. — Real  privilegio  de  impresión.  San  Lo- 
renzo, 23  de  Julio  de  i586.— Al  lector.— Sonetos 
en  alaban9a  del  Autor  y  de  la  obra,  compuestos 
por  el  Licenciado  luán  de  Sotomayor,  vezino  de  la 
ciudad  de  Alcaraz. — Erratas,  por  Juan  Vázquez 
del  Marmol.  Madrid  19  de  Enero  de  1587.— Carta 
Dedicatoria  al  Rey  nuestro  Señor.— Coloquio  del 
conocimiento  de  si  m  smo,  en  el  qual  hablan  tres 
pastores  Filósofos  en  vida  solitaria,  nombrados 
Antonio,  Veronio,  Rodonio.— Coloquio  en  que 
se  trata  la  compostura  del  Mundo  como  está. — 
Coloquio  de  las  cosas  que  mejoran  este  mundo  y 
sus  Repúblicas. — Coloquio  de  auxilios  ó  remedios 
de  la  Vera  Medicina:  con  lus  quales  el  hombre 
podrá  entender,  regir  y  conservar  su  salud— Vera 
Medicina,  y  Vera  Filosofía  oculta  á  lus  antiguos» 
en  dos  diálogos.  Carta  en  que  Doña  Oliva  pide 


—  174 


fauor  y  amparo  contra  los  émulos  deste  libro.— 
Dicla  brevia  circa  naturam  hominis,  Medicinaí 
fundamentum.— Vera  Philosophia  de  natura  mis- 
torum,  hominis  &  mundi  antiquis  oculta. 

El  ejemplar  que  hemos  visto  en  la  Biblio- 
teca Nacional  tiene  tachadas  varias  palabras 
y  aun  períodos  enteros. 

464.— Nveva  Filosofía  de  la  natvraleza  del 
hombre,  no  conocida  ni  alcangada  de  los 
grandes  filósofos  antiguos:  la  qual  mejora  la 
vida  y  salud  humana.  Compuesta  por  Doña 
Oliua  Sabuco.  Esta  segunda  impressión  va 
enmendada,  y  añadidas  algunas  cosas  curio- 
sas, y  vna  Tabla.  (Escudo  real.)— En  Ma- 
drid, por  F.  Madrigal.  Año  de  i588. 

(Colofón)  En  Madrid,  por  Pedro  Madrigal. 
MDLXXXVIII. 

Un  vol.  8."  menor  de  368  folios,  más  ocho 
hojas  al  principio  y  siete  al  fin. 

Fort. — Lo  que  contiene  esta  nueva  Filosofía. — 
Tasa,  por  Cristóbal  de  León.  Madrid  12  de  Febre- 
ro de  1587.— Privilegio  de  impresión.  San  Loren- 
zo, 23  de  Julio  de  1 586.— Al  lector,— Sonetos  en 
alabanza  del  Autor  y  de  la  Obra,  compuestos  por 
el  Licenciado  luán  de  Sotomayor,  vezino  d;  la 
ciudad  de  Alcaraz.— Erratas,  por  Juan  Vázquez 
del  Mármol.— Carta  dedic  loria  al  Rey  nuestro 
Señor. — Coloquio  del  conocimiento  de  si  mismo, 
en  el  qual  hablan  tres  pastores  Filósofos  en  vida 
solitaria,  nombrados  Antonio,  Veronio,  Rodonio. 
Coloquio  en  que  se  trata  la  compostura  del  mun- 
do como  está.— Coloquio  de  las  cosas  que  mejo- 
ran este  mundo,  y  sus  Repúblicas.  —  Coloquio 
de  auxilios,  ó  remedios  de  la  Vera  Medicina;  con 
los  quales  podrá  el  hombre  entender,  regir  y  con- 
servar su  salud. — Vera  Medicina  y  Vera  Filoso- 
fía.—Dicta  brevia  circa  naturam  hominis,  Medi- 
cinae  fundamentum.— Vera  Philosophia  de  natura 
mistorum,  hominis  &]  mundi,  antiquis  oculta. — 
Tabla  de  lo  que  contiene  este  libro. 

465. — Nveva  FilosohVde  la  Natvraleza  del 
hombre,  [no  conocida,  ^ni  alcanzada  de  los 
grandes  filósofos  antiguos:  la  qual  mejora  la 
vida,  y  salud  humana:  con  las  addiciones  de 
la  segunda  impressió,  y  (en  esta  tercera)  ex- 
purgada. Coarposta  por  Doña  Oliua  Sabuco. 


Dirigida  ao  I.  S.  D.  loáo  Lobo  Baráo  D'Albi- 
to,  &c.  (Eíc  jdo  de  éste,  que  consiste  en  cinco 
lobos  con  siete  aspas  de  San  Andrés  alrede- 
dor.)—Impresso  "  Braga,  có  as  lic'^gas  neces- 
sarias  por  Fructuoso  Lour'50  de  Basto.  Año 
de  MDCXXlí. 

Un  vol.  en  8.°  menor  de  847  folios,  más 
seis  hojas  al  principio  y  otras  tantas  al  fin. 

Port.— Lo  que  contiene  este  nueva  Filosofía.— 
Licencias  para  la  impresión.  Lisboa,  Octubre 
de  1616  y  Marzo  de  161 7.— Tasa,  5  de  Octubre 
de  1622.— A  Dom  loam  Lobo  Baram  D'Albito, 
por  Fructuoso  Louren^o  de  Basto. — Al  lector. — 
Sonetos  en  alabanga  del  Autor  y  de  la  Obra, 
compuestos  por  el  Licenciado  luán  de  Sotoma- 
yor, vezino  de  la  ciudad  de  Alcaraz.— Carta  dedi- 
catoria al  Rey  nuestro  Señor.— Coloquio  del  co- 
nocimiento de  sí  mismo  en  el  qual  hablan  tres 
pastores  Filósofos  en  vida  solitaria,  nobrados  An- 
tonio, Veronio,  Rodonio.— Coloquio  en  que  se 
trata  la  compostura  del  mundo  como  está.— Co- 
loquio de  las  cosas  que' mejoran  este  mundo  y 
sus  Repúblicas.— Coloquio  de  auxilios,  ó  reme- 
dios de  la  Vera  Medicina:  con  los  quales  el  hom- 
bre podrá  entender,  regr  y  conservar  su  salud.— 
Vera  Medicina  y  Vera  Filosofía.— Dicta  brevia 
circa  naturam  hominis,  Medicinae  fundamen- 
tum.—Vera  Philosophia  de  natura  mistorum,  ho- 
minis, &  mundi,  antiquis  oculta.— Tabla  de  lo 
que  contiene  este  libro. 

466. — Nueva  Filosofía  de  la  naturaleza  del 
hombre  no  conocida  ni  alcanzada  de  los  gran- 
des filósofos  antiguos,  la  qual  mejora  la  vida, 
y  salud  humana,  con  las  adicciones  de  la 
segunda  impressión.  Escrita,  y  sacada  á  luz 
por  Doña  Oliva  Sabuco  de  Nantes  Barrera, 
natural  de  la  ciudad  de  Alcaraz,  con  la  de- 
dicatoria al  Rey  Don  Phelipe  Segundo  de 
este  nombre,  y  la  Carta  al  lllustríssimo  Se- 
ñor Don  Francisco  Zapata,  Conde  de  Bara- 
jas, y  Presidente  de  Castilla,  &c.  Esta  nueva 
impressión  va  expurgada  según  el  expurga- 
torio publicado  por  el  Santo  Oficio  de  la 
Santa  y  General  Inquisición,  el  año  de  mil 
setecientos  y  siete.  Quarta  impressión  reco- 
nocida y  enmendada  de  muchas  erratas  que 


173  — 


ten'an  las  antecedentes,  con  un  Elogio  del 
Doctor  Don  Marti'n  Martín^.-z  á  esta  obra. 
Con  licencia.— En  Madrid:  En  la  Imprenta 
de  Dominico  Fernández.  A  costa  de  Francis- 
co  López  Fernández.  Año  de  1728.  (Escudo 
del  editor  que  representa  la  Fe  con  una  ban- 
dera y  en  ésta  las  iniciales  F.  L.  F.;  alrede- 
dor estas  palabras:  coeciiate  perfictlur.) 

Un  vol.  en  8."  m.  de  412  págs.,  más  ocho 
hojas  al  principio  y  cuatro  al  fin. 

Port. — Y.°en  bl.— Carla  dedicato'  ia  al  Rey  nues- 
tro Señor.  — Carta  en  que  Doña  Oliva  pide  favor  y 
amparo  contra  los  émulos  desie  libro.  Al  Illustrís- 
simo  Señor  Don  Francisco  Zapata,  Conde  de  Ba- 
rajas, Presidente  de  Castilla,  y  del  Consejo  de  Es- 
tado de  Su  Majestad. — Parecer  del  Reverendíssi- 
mo  P.  M.  Fr.  Francisco  Montiel  de  Fuentenor.ilia, 
del  Orden  de  Nuestra  Señora  del  Carmen  de  la 
Observancia,  ex-Provincial  de  la  Provincia  de  Cas- 
lilla.  Madrid  24  de  Mayo  de  1728.— Sonetos  (dos) 
en  alabanza  de  la  Autora  y  de  la  obra,  compues- 
tos por  el  Licenciado  Don  Juan  de  Sotomayor, 
vecino  de  la  ciudad  de  Alcaráz. — Suma  de  la  li- 
cencia. Madrid  11  de  Marzo  de  1728.  Esiá  dada 
por  D.  Baltasar  de  San  Pedro.  — Fe  de  erratas, 
por  el  Licenciado  D.  Benito  del  Río  Cao  de  Cor- 
dido.  Madrid  3  de  Junio  de  1728. — Suma  de  la 
tasa.  Madrid  7  de  Junio  de  dicho  año.— Elogio  á 
la  obra  de  nuestra  insigne  Doctriz  Doña  Oliva  Sa- 
buco. Del  Doctor  D.  Martin  Martínez,  Médico  de 
Familia  del  Rey  nuestra  Señor,  Examinador  del 
Protomedicaio. — Lo  que  coniiene  esia  nueva  Fi- 
losofía.— Prólogo  al  lector. — Coloquio  del  cono- 
cimiento de  sí  mismo. — Coloquio  en  que  se  trata 
de  la  compostura  del  mundo  como  está. — Colo- 
quio de  las  cosas  que  mejoran  este  mundo,  y  sus 
Repiiblicas.— Coloquio  de  auxilios  ó  remedios  de 
la  Vera  Medicina. — Dicta  brevia  circa  naturam 
hominis  medicínse  fundamentum. — Vera  Philoso- 
phia  de  natura  mistorum,  hominis  &  mundi  an- 
tiquis  oculta. — Tabla  de  lo  que  contiene  este 
libro. 

467. — Coloquio  del  conocimiento  de  sí  mis- 
mo, en  el  cual  hablan  tres  pastores  filósofos 
en  vida  solitaria,  nombrados  Antonio,  Velo- 
nio  y  Rodonio. 

Coloquio  de  las  cosas  que  mejoran  este 
mundo  y  sus  repúblicas. 


Publicados  por  D.  Adolfo  de  Castro  en  la 
Biblioteca  de  autores  españoles  de  Rivade- 
neyra,  tomo  LXV,  págs.  325  á  376. 

Existen  otras  dos  ediciones  parciales,  he- 
chas: la  primera  en  Madrid,  año  1847,  por 
D.  Ildefonso  Martínez,  y  la  segunda  en  Pa- 
rís, año  1886. 

468. — Obras  de  Doña  Oliva  Sabuco  de 
Nantcs  (escritora  del  siglo  xvi).  Con  un  pró- 
logo de  Octavio  Cuartcro.— Madrid, est.  tip. 
de  Ricardo  Fe,  1888. 

8.°  mayor;  XLvni-437  págs. 

Buena  edición  en  que  se  reproduce  con 
bastante  exactitud  la  primera. 

En  el  Prólogo  hay  una  biografía  de  doña 
Oliva,  con  no  pocos  datos  nuevos. 

SACRAMENTO  (Sor  Ana  del). 

Religiosa  carmelita  en  el  convento  de  Me- 
dina del  Campo. 

469. — Noticias  para  la  vida  de  la  Madre 
Catalina  de  Cristo. 

Hácese  mención  de  ellas  en  el  prólogo  de 
La  V.  M.  Catalina  de  Christo  Carmelita 
Descalca,  compañera  de  la  Santa  Madre 
Teresa  de  Jesús.  Descn'vela  Don  Miguel 
Balista  de  Lanuda. — Zaragoza.  Por  Joseph 
Lanaja.  1657. 

470.  — Declaracionesde  Anadel  Sacramen- 
to en  los  informes  sobre  la  vida  de  Santa  Te- 
resa de  Jesús. 

Publicadas  por  D.  Vicente  de  La  Fuente 
en  la  Biblioteca  de  autores  españoles  de  Ri- 
vadeneyra,  tomo  LV,  págs.  391  y  394. 

SACRAMENTO  (Sor  Beatriz  del). 

47 1 . — Declaración  de  la  Madre  Beatriz  del 
Sacramento,  Priora  de  Salamanca,  en  las  in- 
formaciones de  aquella  ciudad  [sobre  la  vida 
de  Santa  Teresa]. 

Dibl.  de  aut.  esp.  de  Rivadeneyra,  tomo  LV,  pág.  416. 


—  176 — 


SACRAMENTO  (Sor   Francisca  del). 

472.— Traslado  de  un  capítulo  de  una  car- 
ta que  escribió  la  Madre  Francisca  del  Sa- 
cramento, sub-priora  del  convento  de  la  En- 
carn.ición  de  Recoletas  agustinas  de  la  ciudad 
de  Valladolid,  á  María  del  Espíritu-Santo, 
religiosa  de  la  misma  Orden,  que  está  en  el 
convento  de  Carmona. 

Publicado  en  las  Cartas  de  algunos  PP.  de 
la  Compañía  de  Jesús  sobre  los  sucesos  de  la 
Monarquía  entre  los  años  de  16 34  y  1648. 

Tomo  1,  págs.  177  y  178. 

(Memorial  histórico  español.) 

SACRAMENTO  (Sor  Guiomar  del). 

473. — Declaración  de  la  Madre  Guiomar 
del  Sacramento,  en  las  informaciones  de  Sa- 
lamanca sobre  la  vida  de  Santa  Teresa. 

Biblioteca  de  autores  españoles  de  Rivadeneyra,  t.  L^', 
pá¿.  421. 

SACRAMENTO  (Sor  María  del). 

474.— Carta  á  Fr.  Alonso  de  Jesús  María, 
Provincial  del  Carmen  descalzo,  acerca  de 
la  vida  de  San  Juan  de  la  Cruz. — Caravaca. 
7  de  Noviembre  de  1614. 

Autógrafa. — Dos  hojas  en  folio. 

Bibl.  Nac— Mss.  Pp.  79,  pags.  i. 201  á  1.204. 

Por  aber  sido  el  primero  que  se  pasó  de  la  or- 
den, mitigada  á  la  primiliba,  c.biéndolo  á  las  manos 
los  padres  calcados  le  hicieron  muy  malos  irala- 
mienlos,  metiéndolo  en  una  mala  carcelilla  aJon- 
de  no  alcanzaba  luz  para  re^ar  el  oficio  dibino 
sino  estando  en  pie  subido  en  una  piedra;  de  allí 
lo  llebaban  á  refetorio  para  dalle  diciplinas;  des- 
pués que  no  lo  pudieron  reducir  á  su  propósito 
con  n.ngunos  medios,  dexando  la  puerta  de  la 
cárcel  abiertí-  procuró  bolbcrse  á  los  descal^^os 
con  harto  pe,igro  de  su  bida,  pasando  por  porti- 
llos y  paredes;  díxonos  que  en  aquella  carcelilla 
abía  conpuesio  lo  que  escribió  sobré  el  libro  de 
los  Cantares  y  de  la  santísima  Trinidad  y  el  salmo 
Super  Jluminu  Babilonis. 


SAENZ  DE  TEJADA  Y  LA  BURIA 
(D.*  María  Ignacia). 

475. — Endechas  á  la  muerte  de  su  médico, 
el  profesor  D.  Severo  López: 

Si  allá  en  el  alto  cielo... 

Manuscrito  de  principios  del  siglo  xix. — 
Dos  hojas  en  4.° 

Bibl.  N.X.— Mss.  P.  V.  4.0  C.  24.  Nüm.  5i. 

SAJONIA  (D.""  María  Josefa  Amalia  de). 

La  escasa  ó  ninguna  influencia  que  esta 
reina  tuvo  en  los  destinos  de  nuestra  patria, 
pues  ni  dejó  sucesión,  ni  siquiera  logró  do- 
minar el  carácter  de  Fernando  VII,  ha  con- 
tribuido á  que  sea  menos  conocida  de  lo 
que  debiera  serlo  por  sus  virtudes  privadas 
y  por  su  no  común  entendimiento. 

Fué  D."  María  Josefa  Amalia  hija  del 
Príncipe  Maximiliano,  Elector  de  Sajonia, 
y  de  Carolina  María  Teresa.  Nació  en  Dres- 
de  á  7  de  Diciembre  de  1803.  En  su  más 
tierna  edad  quedó  huérfana  de  madre,  des- 
gracia que  recuerda  melancólicamente  en 
sus  poesías. 

Apenas  acabadas  las  honras  fúnebres  por 
Doña  María  Isabel  de  Braganza,  Fernan- 
do Vil,  á  quien  preocúpala  el  tener  suce- 
sión, pensó  en  enjugar  su  llanto  con  las 
emociones  de  terceras  nupcias,  y  puso  los 
ojos  en  D."  Amalia,  á  cuyo  tío,  el  Empera- 
dor de  Austria,  escribió  muy  luego: 

Vuestra  Majestad  se  halla  bien  penet  ado  de 
que  nada  es  tan  propio  de  los  soberanos  como 
promover  la  felicidad  de  los  pueblos  que  la  divina 
Providencia  tiene  confiados  á  su  cargo.  Penetrado 
yo  igualmente  de  esta  importante  verdad,  y  de 
que  las  sucesiones  legítimas  de  los  Reyes  es  uno 
de  los  medios  más  propios  y  eficaces  de  afianzar 
esta  fe.icidad,  he  resuelto,  consultando  el  bienes- 
lar  de  mis  pueblos,  con  el  mayor  servicio  de  Dios, 
y  á  fin  de  estrechar  más  y  más  los  vínculos  de 
amistad  y  parentesco  que  dichosamente  nos  unen, 
y  la  armonía,  buena  correspondencia  y  recíproco 


DORa   MARÍA  JOSEFA    AMALIA   DE   SAJONIA, 
MUJER    DE    FERNANDO   VII 


interés  de  nuestros  sucesores,  reinos,  Estados  y 
subditos  Fcspeciivüs,  unirme  en  matrimonio  con 
ia  muy  alta  v  muy  puderosa  Princesa  Doña  María 
Josefa,  sobrina  de  V.  M.  é  hija  del  muy  poderoso 
y  excelso  Príncipe  Maximiliano,  por  las  noticias 
que  tengo  de  las  singulares  prendas  con  que  el 
cielo  la  ha  adornado,  (i) 

Fara  concertar  el  regio  matrimonio  fué 
nombrado  Embajador  extraordinario  don 
Fernando  de  Aguilera  y  Contreras,  Mar- 
qués de  Ccrralbo,  por  una  Real  orden  dada 
en  Mayo  de  1819. 

Obtenido  el  consentimiento  del  Empera- 
dor, hizo  nuestro  recién  viudo  su  declara- 
ción amorosa  á  la  joven  Princesa: 

El  deber  que  me  impone  el     mor  á  mis  pue- 
blos, mi  muy  amada  y  muy  querida  prima,  exi- 
giendo que  al  darles  una  reina  les  diese  también 
una  madre,  me  condujo  á  Dresde,  donde  sabía 
que  existia  una  Princesa  tan   llena  de  virtudes 
como  V.  A.  Vuestros  augustos  padre  y  tío  se  han 
dignado  generosa  y  afectuosamente  segundar  mis 
deseos,  dándome  la  posesión  inapreciable  de  vues- 
tra mano,  que  recibo  en  el  concepto  de  la  sumi- 
sión de  vuestra  voluntad  á  la  suya,  con  un  placer 
tanto  más  puro,  cuanto  le  miro  como  precursor 
de  la  felicidad  de  mis  vasallos,  cuya  garantía  ha- 
llo en  vos  misma.  Sepa  yo  hacerme  digno  del 
corazón  de  V.  A.  para  gozar  en  vuestra  amable 
compañía,  como  todo  me  lo  anuncia,  de  esta  li- 
sonjera seguridad  que  deduzco  de  los  seniimien- 
tas  que  ha  grabado  en  él  vuestro  padre,  y  enton- 
ces seré  dos  veces  feliz.  Dignaos,  amable  prima, 
de  asegurarle,  así  como  á  los  reyes  vuestros  tíos, 
de  mi  muy  alta  y  distinguida  consideración  hacia 
sus  augustas  personas;  y  entre  tanto  que  llega  el 
momento  de  probaros  persona, mente  mi  sincera 
y  justificada  inc  ¡nación,  persuadios,  prima  mía, 
de  que  ella  sola  me  ha  guiado  á  partir  con  vos  el 
trono  de  las  Españas,  y  de  que  con  el  afecto  más 
acendrado  soy  y  siempre  seré  de  vuestra  Alteza 
Real  su  más  apasionado  y  afectuoso  primo 

Fernando.  (2) 

Una  vez  firmadas  las  capitulaciones  ma- 
trimoniales, se  dirigió  á  España  D.'  María 
Joseía  y  llegó  á  la  frontera  á  2  de  Agosto. 

(t)    Archivo  Histórico  Nacional.— Estado.  Lcg.  2.56o. 
(a)    Archivo  Histérico  Nacional.— tstado.  L«g.  2.5ÍO. 


177^ 

Acto  oficial  en  España  sin  disputas  de 
precedencia,  de  tratamientos  ó  de  cualquier 
privilegio  honorílico,  no  se  concebía  en  los 
siglos  pasados;  entre  la  villa  de  Irún  y  la 
ciudad  de  Fuenterrabía  promovióse  la  cues- 
tión del  derecho  á  proporcionar  la  barca  en 
que  D.*  María  Josefa  debía  pasar  el  Vida- 
soa.  Fuenterrabía  justificó  sus  pretensiones 
recordando  en  un  memorial  los  hechos  que 
probaban  el  ejercicio  de  tal  prerrogativa: 

Laciudad  de  Fuenterrabía, en  i3de  Abril  del  año 
pasado  de  1818,  expuso  á  V.  M.  sus  méritos,  sus 
servicios  y  los  derechos  de  propiedad  y  señorío  en 
que  se  hallaba  del  río  Vidasoa,  Concha,  Canal, 
Figuera  y  puerto  de  su  jurisdicción,  desde  el  1241 
que  el  Señor  Rey  D.  Alonso  de  Castilla  la  hizo 
de  ellos  donación;  en  cuya  virtud  ha  ejercido 
desde  entonces,  por  medio  de  sus  alcaldes,  todas 
las  regalías  anejas  á  sus  privilegios  y  jurisdicción, 
en  las  dos  márgenes  del  río,  desde  donde  sale 
aquél  del  reino  de  Navarra;  no  habiendo  mirado 
con  menor  celo  y  predilección,  como  inherente  á 
la  propiedad  del  río,  la  prerrogativa  de  disponer  el 
paso,  y  acompañar  con  vara  levantada  sus  alcal- 
des, á  cuantas  personas  Reales  han  ido  ó  venido 
de  Francia,  como  sucedió  en  ibSg  con  el  Empe- 
rador Carlos  V;  en  el  de  1 565  con  la  Señora  Reina 
D."  Isabel  de  la  Paz,  y  en  el  de  1744  con  la  Infan- 
ta D.*  María  Teresa,  y  en  1801  con  los  Señores 
Reyes  de  Etruria;  ocurrió  que  la  Universidad  de 
Irún  quiso  disputar  este  privilegio  al  momento 
del  pase  de  SS.  MM.,  á  pretexto  de  haber  vicio- 
samente obtenido  en  1766  una  Real  cédula  del 
Consejo,  que  eximió  esta  aldea  de  la  jurisdicción 
de  Fuenterrabía.  (i) 

Fernando  Vil  hizo  Justicia  á  la  ciudad  de 
Fuenterrabía  y  acordó  que  ésta  preparase 
la  barca  regia,  que  lo  fué  una  balandra  cons- 
truida á  modo  de  buque  de  guerra,  que 
llevaba  22  cañones  figurados  con  troncos. 

En  el  Vidasoa  fué  D.'  María  Josefa  reci- 
bida con  sumo  regocijo,  y  el  día  siguiente 
se  celebró  en  Irián  la  ceremonia  de  entregar 
su  Real  persona.  En  Tolosa,  Vergara  y  Ar- 
laban, por  donde  pasó  luego,  se  la  hicieron 


(1)    Archivo  Hisió.  ico  N'aeional.— Estado.  Leg.  3.4fl. 

12 


manifestaciones  análogas,  con  iluminacio- 
nes, comparsas  de  baile  y  músicas  popula- 
res. Continuó  su  viaje  por  Castilla,  pasan- 
do por  Burgos.  El  Infante  D.  Carlos  salió 
hasta  Buitrago  á  recibirla  y  llegó  poco  des- 
pués á  Madrid,  cuyo  pueblo  improvisó  en 
honor  de  su  nueva  reina  los  arcos,  fuegos 
artificiales,  iluminaciones  y  corridas  de  to- 
ros con  que  la  Corte  secundó  siempre  las 
alegrías  oficiales. 

En  los  arcos  triunfales  había  versos,  no 
muy  inspirados,  compuestos  por  D.  Juan 
Bautista  Arriaza,  el  poeta  oficial  de  aquel 
reinado. 

Los  días  de  amargura  son  pasados; 
Los  soles  de  alCjiría  son  venidos; 
Volvéis  á  esperar  gracia  ¡oh!  desgraciados; 
Volvéis  á  lener  madre  ¡oh  desvalidos! 

Bella,  bondosa  y  en  edad  florida, 
Llena  de  gracia  y  de  piadoso  anhelo; 
Si,  la  virtud  que  se  lloró  perdida 
En  nueva  imagen  nos  devuelve  el  cielo. 

Los  poetas,  y  aun  las  poetisas  de  la  Corte; 
llenaron  con  sus  composiciones  el  Diario  de 
Madrid  profetizando  á  la  nación  dichas  sin 
cuento.  Las  mcás  de  estas  poesías  son  de  es- 
caso valor;  por  excepció  i  se  encuentra  algu- 
na mediana,  como  es  el  siguiente  soneto: 

Vi  á  la  modestia  huyendo  ruborosa 
Ojos  que  la  buscaban  á  millares, 
Así  como  la  perla  de  los  mares 
Suele. salir,  ó  del  botón  la  rosa. 

Víla,  sin  altivez,  majestuosa 
Recibir  los  aplausos  populares 
Cual  si  fuera  tributo  á  otros  altares 
El  que  se  d  iba  á  su  presencia  hermosa. 

Víla  al  palacio  con  airosa  huella 
Subir,  dando  miradas  de  dulzura 
Al  pueblo,  que  por  verla  se  airopella. 

Y  en  fin,  rayando  en  la  sublime  altura. 
Vi  sentarse  en  el  trono  al  par  con  eila 
La  majestad,  la  gracia  y  la  ternura,  (i) 


Pocas  alegrías  esperaban  á  la  hermosa 
Princesa  alemana;  triunfante  el  partido 
constitucional  en  Julio  de  1820  y  enardeci- 
das cada  vez  más  las  pasiones  políticas  con 
la  mala  fe  del  rey  y  con  los  recuerdos  de 
sus  anteriores  violencias,  vio  D."  María  Jo- 
sefa con  profundo  dolor  cómo  los  liberales 
se  complacían  en  insultar  á  Fernando  Vil 
cual  se  azuza  á  un  leopardo  enjaulado.  Y 
aun  tuvo  que  apurar  las  heces  de  tan  amar- 
go cáliz  cuando  el  rey  fué,  contra  su  vo- 
luntad, llevado  por  el  Gobierno  constitu- 
cional á  Sevilla  y  luego  á  Cádiz,  en  Febrero 
de  1823,  sufriendo  vejaciones  sin  cuento, 
aunque  bien  merecidas.  En  compañía  de 
su  marido  hizo  D."  María  Josefa  tan  des- 
agradable expedición,  de  la  cual,  y  del  re- 
greso á  Madrid  luego  que  se  restableció  el 
absolutismo  con  auxilio  de  las  armas  fran- 
cesas, hay  bastantes  recuerdos  en  sus  poe- 
sías (i),  cual  es  la  llegada  á  l.ebrija: 

Anda  el  coche  en  silencio  en  noche  oscura, 
Marcha  á  su  lado  la  perve  sa  grey; 
Hasta  su  luz  consoladora  y  pura 
Niega  la  luna  al  prisionero  rey. 

El  sueño  en  nuestros  párpados  cansados 
Nos  llama  al  dulce  olvido  del  pesar; 
Pero  sus  sombras,  para  los  malvados 
Sun  funesta  señal  de  unirse  á  obrar. 

Otras  veces  recu.jrda  su  alegre  salida  de 

Cádiz: 

Un  gran  prodigio  del  Excelso  vimos, 
Ostentó  sus  piedades  el  Señor, 
Y  libres  de  enemigos  ya  salimos 
Del  último  ba.uarie  del  error. 


(i)  Diario  de  Madrid,  6  de  Noviembre  de  1819.  El  autor 
de  este  soneto,  publicado  entonces  como  anónimo,  lo  fué 
Arriaza.  iláli.<se  con  sus  obras  en  la  Bibl.  de  aut.  esp,, 
tomo  LXVII,  pág.  58. 


La  triste  noche  se  hizo  alegre  día, 
Mudó  en  sosiego  ei  susto  y  el  terror, 
Y  en  vivas  y  cantares  de  alegría 
Los  insultos  de  la  época  anterior. 

Era  D."  María  Josefa  dechado  de  cristia- 
nas virtudes  y  de  nobilísimos  sentimientos; 


(i)  El  m.smo  Fernando  Vil  redactó  un  diario  de  este 
viaje;  lo  publicó  el  Sr.  Conde  de  Casa  Valencia  en  sus 
Estudios  históricos  iM.-drid,  i8^5;,  pá^s.  149  á  249. 


—  179 


sencilla  en  sus  costumbres,  muy  dada  á  la 
devoción  y  generosa  hasta  la  prodigalidad 
con  los  pobres,  entre  quienes  repartía  los 
seiscientos  mil  reales  que  tenía  de  consigna- 
ción al  mes  como  gastos  de  alfileres. 

Sus  contemporáneos  la  consideraban  más 
á  propósito  para  un  convento  que  para  vi- 
vir en  medio  de  las  intrigas  cortesanas,  é 
incapaz  por  su  temperamento  de  hacer  feliz 
á  un  hombre  de  tan  violentas  pasiones  como 
Fernando  Vil.  Y  sin  embargo  parece  que 
éste  la  llegó  á  querer  en  cuanto  su  corazón 
era  capaz  de  un  amor  puro,  y  ella,  modelo 
de  fieles  y  constantes  esposas,  le  correspon- 
dió con  creces.  Testimonio  son  sus  poesías 
del  cariño  que  sentía  por  aquel  rey  que  tan- 
tos días  de  luto  costó  á  España. 

Cuando  Bussons  y  otros  fanáticos  realis- 
tas puros  se  sublevaron  en  Cataluña  ale- 
gando que  el  rey  no  era  libre  y  aun  que  se 
había  contagiado  del  liberalismo,  D."  Ama- 
lia  fué  á  Valencia,  donde  se  reunió  con 
Fernando  VII,  y  juntos  visitaron  las  ciuda- 
des de  Tarragona  y  Barcelona  á  fines  del 
año  1828,  y  prosiguiendo  luego  su  viaje  por 
Aragón,  las  provincias  Vascongadas  y  Casti- 
lla, regresaron  á  Madrid  en  Agosto  de  1829. 
La  salud  de  D.*  María  Josefa,  ya  minada 
por  una  fiebre  catarral,  fué  poco  á  poco  de- 
cayendo. Entrada  la  primavera  del  año  1829 
se  retiró  al  palacio  de  Aranjuez  creyendo 
que  allí  mejoraría;  pero  unida  su  dolencia 
á  las  calenturas  palúdicas  propias  de  aquel 
sitio,  se  agravó  por  momentos;  á  2  de  Mayo 
se  le  administró  el  Viático  y  el  día  18,  á  las 
dos  de  la  mañana,  voló  á  la  morada  eterna 
de  los  justos  aquella  alma  pura  que  no  había 
sido  hecha  para  el  estrépito  y  las  intrigas 
de  la  Corte, sino  para  la  soledad  del  claustro. 
Para  entregarse  del  cadáver  y  conducirle 
desde  el  Real  sitio  de  Aranjuez  al  panteón 


del  Escorial,  fu¿  noinbrado  el  Marqués  d 
Valverde,  Conde  de  Torrejón,  Mayordomo 
mayor  de  la  difunta  reina,  y  para  secretario 
de  la  entrega  D.  Francisco  Ibáñezde  Leiva, 
Consejero  de  Estado. 

Ceñidas  las  sienes  de  una  guirnalda  de  flores  y 
espigas  de  oro,  y  vestido  de  un  rico  traje  de  seda 
blanco,  floreado  y  guarnecido  de  oro  igualmente, 
permaneció  expuesto  el  Real  caiáver  entre  doce 
blandones  con  hachas  de  cera  blanca  hasta  las 
ocho  de  aquella  noche  (i). 

Al  día  siguiente  era  llevado  al  panteón 
más  triste  y  prosaico  del  mundo  y  el  de 
menos  ambiente  religioso,  cuando  los  des- 
pojos mortales  de  aquella  reina,  tipo  del 
alma  germánica,  idealista  y  llena  de  vagas 
fantasías  y  de  dulces  sentimientos,  recla- 
maban un  sepulcro  medioeval,  bajo  las  bó- 
vedas de  una  catedral  gótica,  con  su  bulto 
de  piedra  que,  de  rodillas  y  con  el  libro  de 
Horas  en  las  manos,  pareciese  juntar  aún 
sus  oraciones  con  las  de  los  fieles  y  respirar 
los  místicos  perfumes  del  incienso. 

Todos  los  llantos  que  las  Musas  oficiales 
dedicaron  á  la  muerte  de  D.'^  María  Josefa 
en  la  Gaceta  de  Madrid,  se  redujeron  á  un 
pésimo  soneto,  digno  de  Rabadán: 

Llorábamos  un  mal  y  eran  agüeros 
De  mal  mayor  el  subterráneo  ruido 

Y  aquel  temblar  del  suelo  combatido 

Y  en  ruinas  perecer  pueblos  enteros. 
La  Parca  holló  los  límites  iberos 

Alzando  el  pie  del  lago  del  olvido, 

Y  amago  fué  de  golpe  más  crecido 

Tal  cúmulo  de  horror  y  estragos  fieros. 

Era,  sí,  la  Virtud  puesta  en  el  trono, 
La  modestia  adorada  y  la  hermosura, 
Amalia,  en  fin,  el  blanco  de  su  encono. 

Y  harto  probó  que  á  su  braveza  dura 
La  virtud  en  el  mundo  no  halla  abono 

Y  el  cielo  sólo  es  su  mansión  segura.  (2) 


(1)  Honores  fúnebres  hechos  al  cadáver  de  nuestra  au- 
gusta Soberana,  la  Señora  Dora  Marta  Amalia  de  Sa  o- 
ma.  Rema  Católica  de  España.  (Gaceta  de  Madrid,  su- 
plemento  a  la  de  4  de  Junio  de  iHag.) 

(2)  6aceU  de  33  de  .M*y«  de  18:^ 


—  I  «ó 


No  carecía  D.*  María  Josefa  de  condiciones 
literarias;  en  muchas  de  sus  poesías  hay  un 
profundo  sentimiento,  ya  de  la  religión,  ya 
de  la  naturaleza;  pero  escritas  en  un  idioma 
para  ella  extraño,  son  incorrectas  como  pe- 
cas, y  si  algunas  hay  limadas,  puede  afir- 
marse sin  vacilación  que  las  enmendó  cual- 
quier literato  áulico,  quien,  según  muchos 
creen,  lo  fué  D.  Juan  Bautista  Arriaza. 

En  muchas  de  ellas  se  ve  el  odio  profundo 
que  los  reyes  y  sus  palaciegos  tenían  al  ré- 
gimen constitucional;  ya  celebra  á  los  rea- 
listas expatriados,  ya  lanza  invectivas  contra 
los  liberales  y  desea  que  las  armas  extran- 
jeras devuelvan  á  Fernando  el  poder  abso- 
luto. 

En  otras  poesías,  más  agradables  por  el 
asunto,  y  aun  más  felices  de  inspiración, 
evoca  recuerdos  de  los  sitios  donde  había 
morado,  como  Saccdón  y  Solán  de  Cabras, 
cuyas  aguas  ferruginosas  tomó  para  curar 
su  anemia. 

El  poema  de  San  Fernando  es  de  lo  más 
prosaico  y  desaliñado  que  puede  concebirse; 
mil  veces  peor  que  las  crónicas  rimadas  es- 
critas en  el  siglo  xvii  acerca  de  la  conquista 
de  América. 

Relación  del  paso  del  Vidasoa  por  doña 
María  Josefa  Amalia,  y  de  las  cuestiones 
que  en  esta  ocasión  hubo  entre  Irún  y  Fuen- 
terrabia  (i8¡g). 

(Archivo  Hinórico  Nacional.— Estado.  Leg.  2.i'¡b.) 

Exorno.  Señor  primer  Ministro  de  Esta^'o  y  del 
Despacho  Universal. =Excmo.  Señor.==La  aurho- 
ridad  encargada  para  el  recibí  míen  lo  d¿  la  Rey  na 
nuestra  señora,  habrá  comunicado  su  magestuuso 
tránsito  por  el  cc,ebre  Vidasoa,  á  las  tres  y  media 
horas  de  la  larde  del  día  dos  de  esie  mes,  hon- 
rando con  su  Real  persona,  la  balandra,  la  augus- 
ta María  Josefa  Amalia,  cuia  bendición  por  el 
Illmo.  Señor  Obispo  de  Pamplona  noticié  á  V.  E. 
en  27  de  Septiembre  úliimo. 

La  armoniosa  tranquilidad  de  ambas  riberas,  á 
pesar  d«  estar  cubierta?,  de  \in  inmenso  gentío;  la  , 


•  concurrencia  de  la  góndola  de  mi  Ayuntamiento 
y  Cabildo  Ecclesiástico,  la  de  otra  para  el  trán- 
sito de  la  Real  comitiva,  la  de  diez  lanchas  pinta- 
das de  este  puerto,  que  formaban  calle  en  el  río 
para  el  Real  buque,  acompañadas  de  quantas  bar- 
cas hay  en  el  Vidasoa,  tanto  para  pescar,  como, 
para  otros  usos,  cargadas  de  gente,  y  la  amable 
presencia  de  nuestra  soberana,  hacía  mella  tan 
tierna  en  los  corazones  de  los  espectadores,  que 
pocos  podían  contener  las  lágrimas  de  ternura, 
especialinenie  al  romper  las  voces  de  ¡viva  el  Rey!, 
al  tiempo  de  marinar  hacia  España  la  Real  balan- 
dra, conduciendo  á  la  Soberana  de  los  dos  mun- 
dos, y  á  los  que  tenían  la  dxha  de  ac  )mpañarla; 
la  que  mil  gó  lodos  los  sinsabores  que  padecieron 
lodos  mis  habiíanies  por  ocurrencias  que  la  emu- 
lación de  la  Diputación  de  esta  Provincia  y  del 
Comandante  de  Marina  de  San  Sebast'án  habían 
preparado  para  privarme  de  la  honra  que  acababa 
de  renovarme  el  Rey  nuestro  Señor. 

En  el  parle  de  la  bendición  de  la  Real  balandra 
hablé  á  V.  E.  de  la  solicitud  de  la  Diputación  de 
esta  Provincia  para  excluirme  de  ella,  en  contra- 
vene  ón  del  convenio  hecho  en  la  Junta  General 
de  1818,  que  para  ella  debe  ser  una  ley,  y  ahora 
suplico  á  V.  E.  eleve  á  noticia  del  Rey  nuestro  iíe- 
ñor  mi  eterna  gratitud  por  la  soberana  resulución 
cel  día  23  del  íiiiimo  mes,  que  la  misma  Diputa- 
ción me  comunicó,  y  hubo  efecto  en  todas  sus 
parles.  Mas  como  ningún  pueblo  guipuzcoano 
debe  tolerar  que  la  Diputación  contravenga  á  ¡os 
pactos  de  las  Juntas  generales,  y  en  las  próximas 
de  Villaíranca,  debe  sufrir,  con  arreglo  á  los  Fue- 
ros, la  másexirecha  residencia,  suplico  á  V.  E.  se 
digne  hacer  que  se  me  remita  una  copia  de  la  r.'-» 
preseniación  que  motivó  la  dicha  Real  orden  del 
23  de  Sepiiembre,  para  que  sea  fundamento  de  los 
cargos  á  los  que  abusan  de  la  confianza  que  hace 
la  Hermandad  para  gobernar  de  Junta  á  Junta. 

Vencida,  pues,  la  solicitud  de  la  Diputación, 
creí  poderme  entregar  á  meditar  en  la  honra  que 
esperaba  disfrutar  de  conducir  á  la  Soberana, 
quando  la  Diputación  encargada  por  la  General 
de  la  Provircia  para  el  recibimiento  de  Su  Mages- 
lad,  me  pasó  ei  d  a  29. al  medio  día  el  oficio  de  la 
víspera,  cuia  copia  acompaño. 

Yo,  aunque  inclinada  al  cumplimiento  de  la 
Real  voluntad  quisiese  ceder  al  Comandante  de 
Marina  de  San  Sebastián  la  Real  balandra  y  <  o  n- 
boy,  que  ya  estaba  prompto  con  lodas  las  bande- 
ras necesar  as,  como  venía  pugnando  con  la  Real 
jurisdicción  que  siempre  han  exercido  mis  Alcal- 
de$  en  ei  rio  Vidasoa,  y  con  las  Reales  órdenes  úd 


#?l.- 


irí-.y  53  de  Septiembre,  expedidas  con  .cqnoci- 
mienio  de  aniccedenies,  y  soore  todo,  como  co- 
operaba á  disminuir  la  confianza  que  en  todas 
ocasiones  han  hecho  en  mí  los  soberanos  para 
quanlos  asuntos  arduos  se  les  han  ofrecido  en  el 
Vidasoa,  incluso  la  de  conducir  los  mismos  sobe- 
ranos sin  concurrencia  de  otra  authoridad,  se  de- 
teminaron  mis  Alcaldes  á  no  prestar  su  consen- 
timiento á  tamaña  novedad,  como  no  fuese  en 
términos  conciliatorios  del  honor  del  Comandante 
de  Marina  y  mío.  Para  tratar,  pues,  de  la  materia, 
se  trasladaron  dichos  Jueces  á  la  posada  de  los 
Diputados  de  la  Provincia,  en  Irún,  quienes  uni- 
formando su  diclamen  resolvieron  que  ya  que  te- 
nía yo  que  conferir  la  Cap'tanía  de  la  Real  ba- 
landra á  un  Director  particular  práctico  en  el  Vi- 
dasoa. ia  confiriese  al  señor  Brigadier  Gomendio, 
como  á  hijo  de  la  Provincia  condecorado  por  el 
Soberano,  per^»  sin  que  se  entendiese  se  le  reco- 
nocía jurisdicción  de  Marina  en  el  río.  La  Dipu- 
tación, que  quedó  encargada  de  comunicarle  la 
p  opuesta,  me  anunció  el  día  primero  haber  ad- 
mitido el  mando;  y  con  tanto,  todo  quedó  conci- 
llado. 

A  la  una  del  día  dos  salió  la  Real  balandra 
acompañada  de  las  dos  góndolas  de  la  escuadrilla 
de  lanchas  para  el  paso,  authorizada  con  las  ban- 
deras Rea, es  á  popa  y  pnia;  en  el  pico  de  la  Can- 
greja la  saxona,  y  dispuesta  laquadrada  española 
que  debía  izarse,  al  tupe  mayor,  en  lugar  del  es- 
tandarte Real;  recibió  en  el  camino  al  Sr.  Briga- 
dier Gomendio,  que  estaba  acompañado  de  dos 
oficiales  de  Marina  y  treinta  músicos  de  la  juven- 
tud de  San  Sebastián;  llegó  al  parage  del  paso,  re- 
cibió á  los  quatro  Diputados  de  la  Provincia  y  se 
situó  á  ia  orilla  de  Francia.  Inmediatamente  fue- 
ron buscados  mis  Alcaldes  por  el  Comisario  de 
policía  f  anees,  se  avocó  con  él  uno  de  aquellos, 
y  le  of  ec  ó  el  servicio  de  la  guardia  nacional,  y 
de  los  guardas  que  estaban  formados  miliiarm.n- 
ley  el  gabarrón  del  .tránsito,  para  que  Fuentc- 
rrabía  hic  era  el  de  su  Soberana  con  agradable 
tranquilidad:  el  Alcalde  le  dio  las  gracias  y  se  em- 
barcó. A  breve  rato  le  vino  á  buscar  el  de  Hendaya 
de  parte  del  Subprefecto  de  Bayona  que  acababa 
de  llegar  preguntándole  si  estaban  ya  á  disposición 
de  Fuenterrabía  lodos  los  medios  de  la  ribera 
francesa,  para  el  fin  de  la  agradable  tranquilidad, 
y  sin  embargo  de  habérsele  contentado  que  sí, 
pasó  personalmente  á  la  balandra  á  asegurarse: 
tal  era,  Excmo.  Señor,  la  finura  de  los  franceses 
para  la  solemnidad  del  acto,  y  creo  son  dignos  de 
que  se  iCs  manifieste  la  gratitud. 


Mis  Alcaldes  llevaban  en  vitela  una  afectuosa 
exposición  que  les  er, tregüé  para  su  Magestad, 
que  dice  así:  «Señora:  la  ciudad  de  Fuenterrabía, 
que  por  la  constante  fidelidad  y  esfuerzo  de  sus 
moradores  acumuló  los  ínclitos  renombres  de 
muy  noble,  muy  leal,  muy  valerosa  y  muy  siem- 
pre fiel,  está  disfrutando  desda  tiempo  inmemo- 
rial la  honra  y  especial  privilegio  de  pasar  á  sus 
Reye-;  por  este  río  á  la  entrada  y  salida  de  España. 
El  júbilo  que  resplandece  en  nuestros  rostros 
acercándonos  con  esta  humilde  balandra  á  recibir 
la  Real  persona  de  V.  M.  es  tan  puro  y  extremado, 
como  natural,  porque  echando  el  pie  en  ella  para 
el  tránsito  del  Vidasoa,  prin.-ipia  V.  M.  á  distin- 
guirnos con  la  más  señalada  confianza.  Si  todos 
los  pasos  que  V.  M.  diere  por  los  vastos  Estados 
de  su  augusto  esposo  hacen  (como  es  de  esperar) 
la  honda  huella  que  el  primero  dejó  estampada  en 
nuestro  corazón,  va  á  ser  V.  M.  la  más  dichosa 
Reyna  del  universo:  estas  son  nuestras  súplicas 
al  Todopoderoso,  y  que  conceda  á  V.  M.  un 
pronto  y  feliz  viaje».  Pero  habiendo  dicho  los  Di- 
putados de  la  Provincia  que  tampoco  entregarían 
su  credenci  1,  porque  hasta  la  entrega  de  la  Sobe- 
rana no  se  le  hacían  más  que  los  honores  milita- 
res, suspendieron  la  entrega,  rindiendo,  sin  perjui- 
cio de  aquella  ceremonia,  el  homenage  deb'do  á 
una  persona  que  por  oculto  que  tragese  su  ca- 
rácter, era  nuestra  Soberana. 

Al  día  siguiente,  al  tiempo  del  besamano  que 
dispensó  S  M.,  se  la  entregaron,  diciendo  que  la 
víspera  no  se  quiso  molestar  con  ella  su  Real 
atención. 

Exmo.  Señor:  no  puedo  explicar  el  aparato  ma- 
gestuoso,  gozo  y  alegría  que  hubo  en  el  recibi- 
miento de  una  Reyna  que  presagia  por  su  bon- 
dad la  dicha  del  Rey  nuestro  señor  y  de  sus  ama- 
djs  vasallos,  cuya  descripción  harán  personas  que 
la  acompañarán  á  la  corte. 

Ahora  resta,  para  colmo  de  mi  satisfacción,  que 
mi  conducta  merezca  la  Real  aprobación,  j  que 
declare  S.  M.  no  deber  intervenir  en  el  recibimien- 
to de  las  personas  Reales  en  el  Vidasoa,  el  Co- 
mandante de  Marina  de  San  Sebastián,  ni  otra 
authoridad  que  no  sean  mis  representantes,  acom- 
pañados, con  arreg'o  al  convenio  hecho  con  esta 
Provincia  en  la  Junta  General  de  1818,  de  sus  Di- 
putados, concediendo  á  éstos  el  cumplimiento  pri- 
mero, como  es  regular  y  se  ha  practicado  en  esta 
ocasión,  para  que  ninguna  oira  intervención  dis- 
minuía la  confianza  que  creo  merecen  mis  repre- 
sentantes. Por  tanto,  suplico  á  V.  E.  incline  el 
Real  ánimo  á  que  me  conceda  dicha  satisfación, 


—  1^-4 -^ 


ínterin  ruego  á  Dios  le  guarde  muchos  años.  De 
mí  Consistorio  de  Fuenierrabía,  8  de  Octubre  de 
i8i9.=Exmo.  Sr. =Romá}i  de  ¡riarte  y  Yar!{a.= 
Miguel  Blas  de  Uria.=^Por  la  M.  xN.  M.  L.  M.  V. 
y  M.  S.  F.  ciudad  de  Fuenterrabía. =B/as  Antonio 
Sasiera. 

Recibimiento  que  se  hi\o  á  D."  María  Jo- 
sefa Amalia  en  Irún.  (iSig.j 

Archivo  Histórico  Nacional. — Estado.  Leg.  2.475. 

Excmo.  señor:  El  día  2  del  corriente,  á  las 
cuatro  y  media  de  la  tarde,  fué  la  legada  de 
S.  M.  la  Reyna  al  palacio  que  estaba  destinado 
en  esta  villa  para  su  hospedage,  y  fué  recibida  por 
la  Real  comitiva,  Diputaciones  y  otras  personas 
distinguidas,  en  meJio  de  aclamaciones,  músicas, 
salvas,  saludos  de  estos  habitantes  y  del  inmenso 
gentío  que  había  concurrido  de  todos  los  pue- 
blos de  la  comarca  á  ver  tan  augusto  espectáculo. 

El  paso  de  Behobía,  aquel  día  presentaba  una 
perspectiva  sumamente  vistosa;  el  Vidasoa  atra- 
vesado de  parte  á  parle  de  lanchas  ca:"gadas  de 
gente  hasta  los  topes;  las  orillas  y  collados  veci- 
nos en  la  propia  forma,  y  el  parage  del  desembirco 
coronado  de  Grandeza,  Diputaciones  de  las  más 
ilustres  corpor,  clones,  y  personas  de  las  más  altas 
gerarquías,  tropas,  músicas,  y  gente  del  país  uni- 
formada y  armada  para  hacer  el  obsequio,  eran 
objetos  que  llamaban  la  atención  universal.  Mas 
esta  perspectiva  no  era  comparable  con  la  emoción 
de  los  ánimos  cuando  avistaron  á  la  Reyna  nues- 
tra Señora,  acompañada  de  U  comitiva  saxona  y 
diferentes  autoridades,  tanto  civiles  como  mili- 
tares, porque  entonces  este  inmenso  gentío,  dando 
un  libre  vuelo  á  la  espansión  de  sus  corazones, 
prorrumpió  en  tales  vivas,  algazaras  y  saludos, 
que  no  se  hartaban  ni  paraban  de  saludarla.  La 
Diputación  de  la  Provincia  de  Guipúzcoa  pasó  á 
la  orilla  de  Francia  á  recibir  á  S.  M.  en  la  barca 
que  estaba  construida  de  nuevo  y  de  intento  para 
este  destino,  y  la  cumplimentó  la  primera,  según 
se  acostumbra  en  semejarles  ocasiones,  y  después 
que  pasó  á  esta  orilla  al  son  de  las  músicas  y  en 
medio  de  tanto  aplauso,  la  felicitaron  el  Ayunta- 
miento de  la  villa,  la  Diputación  de  estos  Reynos, 
el  Capitán  General,  á  una  con  la  Real  comitiva 
española  y  otras  autoidades.  Desde  el  saio  de 
desembarque  al  coche  fué  conducida  por  la  villa 
de  Irún  en  una  silla  de  manos.  En  la  carrera  había 
dos  arcos  erigidos,  el  uno  por  la  Provincia  y  el 
otro  por  esta  vi. la;  las  calles  por  donde  había  de 
pasar  alfombradas,  y  las  ventanas  y  balcones  de 
las  casas  adornadas  con  tapices,  labores  de  manos 


y  colgaduras,  acompañando  en  todas  partes  un 
inmenso  gentío  que  no  cesaba  de  proclamarla,  y 
en  esta  forma  fué  conducida  hasta  el  Palacio. 

La  entrega  de  su  Real  persona  se  hizo  ayer  á 
las  nueve  y  media  de  la  mañana,  y  hubo  Corte  y 
besamanos  á  que  asistieron  los  Señores  Condes 
de  Torrejón,  Marqués  de  Villafranca,  Duque  de 
Granada  y  demás  Señores  y  Señoras  de  la  Real 
comitiva,  y  además  las  Diputaciones  de  la  Provin- 
cia, la  de  los  Reynos,  Capitán  General,  el  Señor 
Obispo  de  Pamplona  y  el  Ayuntamiento  de  la 
villa,  Cabildo  y  otras  diferentes  personas  de  las 
más  altas  gerarquías  de  ambos  sexos,  y  varias 
autoridades. 

S.  M.  quiso  ir  á  la  iglesia  parroquial  á  dar  gra- 
cias al  Todopoderoso,  é  hizo  á  los  vecinos  de  esta 
villa  el  honor  de  permitir  la  condugeran  en  una 
silla  de  mano;  cuyo  acto  se  hizo  con  una  pompa 
y  obstentación  que  al  mismo  tiempo  que  imponía 
enterneció  á  todo  el  vecindario.  Abrían  la  marcha 
los  tamboriles,  á  cuyo  son  executaban  varios 
jóvenes  una  danza  propia  del  país;  seguía  una 
compañía  de  muchachos  y  muchachas  de  Pasages, 
ninguno  de  los  cuales  llegaba  á  los  años  de  la  pu- 
bertad, llevando  á  su  frente  la  música  de  su 
pueblo,  vestidos  vistosamente  á  lo  morisco  y  for- 
mando con  las  diferentes  combinaciones  de  sus 
arcos  una  hermosa  carrera,  tras  los  cuales  iba  la 
música  de  aficionados  de  San  Sebastián,  también 
vestidos  uniformemente,  v  luego  los  guardias,  Real 
comitiva,  acompañamiento,  con  la  Reyna  nuestra 
Señora,  que  se  hacía  interesar  de  todo  el  mundo, 
y  cerrando  esta  carrera  la  tropa  con  una  mú- 
sica marcial.  Llegado  que  se  fué  á  la  ig:esia  se 
cantó  un  solemne  Te  Deum,  oficiando  el  Señor 
Obispo  de  Pamplona.  Al  regreso,  habiendo  solici- 
tado los  e.xpresados  jóvenes  de  Pasages  se  dignase 
presenciar  el  obsequio  que  trataban  de  hacerle  co:i 
diferentes  bayles,  se  dignó  acceder,  honrando  con 
su  augusta  presencia  la  casa  Consistorial  de  esta 
villa,  desde  donde  los  vio;  en  cuya  ocasión  se  redo- 
blaron los  vivos  aplausos.  Hubo  últimamente, 
durante  el  tiempo  de  su  permanencia,  bayles,  ilu- 
minaciones, fuegos,  festejos,  y  hoy  ha  salido  á  las 
nueve  de  la  mañana  para  Tolosa  en  medio  de  un 
repetidoaplauso,  ysinhaberocurridoen  tanta  mul- 
titud, ni  una  riña,  ni  materia  alguna  de  disgusto. 

Remito  á  V.  E.  las  dos  únicas  arengas  que  he 
podido  conseguir.==Dios  guarde  á  V.  E.  muchos 
años.  Irún,  4  de  Octubre  de  i8i9.=Excmo.  Señor, 
por  indisposición  del  Señor  Adminisirador.=^./í/aM 
Ramiro  ¡riarte.^^^Excmo.  Señor,  primer  Secreta- 
rio de  Estado  y  del  Despacho  Universal. 


-~  1 

PUBLICACIONES  REFERENTES 
Á  DO^A  MARÍA  JOSEFA  AMALIA   DE  SAJONIA 

María  Josefa  Amalia  Herzof;in  zu  Sach- 
sen  Kónigin  von  Spanien.  Yon  Konrad 
Haebler.— Dresden.  Wilhelm  Baensch  Hof- 
verlagsbuchhandlung.  1892. 

247  págs.  en  8.",  con  un  retrato  de  doña 
María  Josefa. 

En  las  págs.  116,  128  a  135,  207  y  2 1 5  se 
publica  el  texto  original  y  una  versión  ale- 
mana de  varias  poesías  de  aquélla,  que  em- 
piezan: 

Triste  recurso  en  días  tempestuosos... 
¿Con  que  te  he  de  dejar?,  ¡oh!,  sitio  amado..., 

Aunque  la  dura  suerte... 

De  un  grande  amor  gage  vil  y  pequeño..., 

Tú,  que  en  lo  alto  de  la  cruz  rogaste... 

¿Para  qué  á  los  liberales... 

Bello  sitio,  ¿i  qué  llamarme... 

Real  cédula  de  S.  M.  y  Señores  del  Con- 
sejo, por  la  cual  se  manda  guardar  y  cum- 
plir, y  que  se  publique  para  que  llegue  á  no- 
ticia de  todos,  el  Peal  decreto  inserto,  en 
que  S.  M.  participa  al  Consejo  su  tratado 
casamiento  en  la  forma  que  se  expresa.  Año 
de  1 8 19. — Madrid,  en  la  Imprenta  Real. 

Cuatro  hojas  en  folio. 

Diario  de  las  ocurrencias  del  tránsito  Real 
de  S.  M.  la  Reyna  N.  S.  desde  el  río  Vida- 
soa  hasta  el  punto  de  Arlaban,  límite  entre 
la  Provincia  de  Guipúzcoa  y  la  de  Álava. — 
Imp.  s.  1.  n.  a. 

1 5  págs.  en  folio. 

Égloga  en  celebridad  de  la  plausible  lle- 
gada á  España  de  la  P-eyna  Nuestra  Señora 
Doña  María  Josefa  Amalia.  Dedicada  á  los 
Reales  pies  de  S.  M.,  por  el  Coronel  D.  Luis 
de  Sosa. — En  la  imprenta  de  D.  Ramón  de 
Villanueva.  Burgos  12  de  Octubre  de  1819. 

19  págs,  en  4,* 


83- 

Himno  en  celebridad  de  la  venida  de  S.  M. 
la  Reyna  N.""»  Sj^  Doña  María  Josefa  Ama- 
lia.— En  la  imprenta  de  D.  Ramón  de  Villa- 
nueva.  Burgos  12  de  Octubre  de  1819. 

Cuatro  hojas  en  4." 

Cantata  que  á  nombre  del  Real  Semina- 
rio de  Nobles  de  Vergara  ofrece  á  los  Reales 
Pies  de  la  Reyna  N.  S.  en  celebridad  de  su 
feliz  llegada  á  España  D.  Félix  Enciso  Cas- 
trillón.  Catedrático  de  Humanidades  del 
mismo  Real  Establecimiento.— En  Bilbao, 
en  la  oficina  de  D.  Pedro  Antonio  de  Apraiz, 
Año  de  1819. 

Cinco  hojas  en  4.* 

Ceremonias  y  etiquetas  que  deben  obser- 
varse en  la  entrada  en  Madrid  de  S.  M.  la 
Reina  nuestra  Señora  Doña  María  Josefa 
Amalia  de  Saxonia,  en  los  desposorios  de 
SS.  MM. ,  velaciones,  visita  á  nuestra  Señora 
de  Atocha,  besamanos  generales  de  los  Con- 
sejos, etc. — Madrid,  en  la  imp.  Real,  1819. 

20  págs.  en  4.° 

Descripción  de  los  adornos  que  eT  Exce- 
lentísimo Ayuntamiento  de  Madrid,  á  nom- 
bre de  su  heroico  pueblo,  ha  dispuesto  para 
recibir  á  la  Reina  Nuestra  Señora  Doña  Ma- 
ría Josefa  Amalia,  con  motivo  del  feliz  en- 
lace de  nuestro  amado  Monarca  el  Señor 
Don  Fernando  el  Vil. — Imp.  s.  1.  n.  a. 

Cuatro  hojas  en  folio. 

Oración  congratulatoria  dirigida  por  la 
Real  Academia  Española  á  S.  M.  el  Rey 
D.  Fernando  Vil,  con  motivo  de  su  regio 
enlace  con  la  augusta  Señora  Doña  María 
Josefa  Amalia  de  Sajonia. — Madrid,  1819. 

8  págs.  en  4.° 

[Relación  de  los  festejos  con  que  Madrid 
recibió  á  D."  María  Josefa  Amalia  de  Sa- 
jonia.] 

Gaceta  de  Madrid,  24  de  Octubre  de  1819; 
p4g5.  1.071  á  1.076, 


184 


Con  motivo  del  dulce  enlace  del  Rey 
nuestro  Señor,  una  dama  de  esta  corte,  que 
nació  en  el  Mediodía  de  España,  transpor- 
tada con  todo  el  entusiasmo  de  su  amor  y 
su  clima,  cantó  las  siguientes  Liras: 

Bien  puedes,  feliz  musa,  en  este  día, 
En  vuelo  poco  usado, 
Festiva  remoniarie  con  agrado... 

Firmadas  con  las  iniciales  S.  de  O.  y  C. 

Diario  de  Madrid,  20  de  Octubre  de  1819. 

Oda  al  augusto  enlace  del  Rey  Nuestro 
Señor  con  la  señora  Princesa  Doña  María 
Josefa  Amalia  de  Sajonia.— Madrid,  imp.  de 
Repullés,  1819. 

16  págs.  en  4.° 

Al  Rey  nuestro  Señor,  con  motivo  de  su 
augusto  enlace  [con  D."  María  Josefa  Ama- 
lia de  Sajonia].  Oda,  por  Garnier. 

Diario  de  Madrid.  24  de  Agosto  de  18 19. 

Otras  poesías  en  elogio  de  D.'  María  Jose- 
fa Amalia  de  Sajonia. 

Diario  de  Madrid,  18  á  26  de  Octubre 
de  1819. 

Retrato  de  las  cualidades  de  nuestro  ama- 
do Soberano,  por  una  de  sus  más  fieles  y 
humildes  vasallas,  dedicado  á  nuestra  desea- 
da Reina  D/  María  Josefa  Amalia.  Soneto: 

Ven,  ya,  Reina  feliz,  á  ser  querida 
De  un  sabio,  de  un  valiente,  de  un  piadoso... 

Firmado  con  las  iniciales  D.  A.  B.  S.  P. 

Diario  de  Madrid,  7  de  Septiembre  de 
1819. 

A  la  Reina  nuestra  Señora  Doña  María 
Josefa  Amalia. 

Soneto  doblado: 

En  buen  hora  á  esta  Corte,  Reina  hermosa. 
Feliz  y  venturosa 
Llegues  á  ser  amada  y  no  temida... 

Firmado  por  una  poetisa  con  las  iniciales 
A.  B.  S.  de  P. 
Diario  de  Madrid,  20  fie  Octubre  de  1819, 


Versos  á  D.*  María  Josefa  Amalia  de  Sa- 
jonia: 

Si  la  Parca  cruel,  ¡oh!,  patria  mía, 
Arrancó  de  tu  seno  á  Isabel  bella, 
El  cielo  compasivo  á  tu  querella 
En  Amalia  su  imagen  hoy  te  envía... 

Firmados  por  una  poetisa  con  las  inicia- 
les F.  R.  de  S. 

Diario  de  Madrid,  28  de  Diciembre  de 
1819. 

Relación  de  la  entrada  piíblica  que  los 
Reyes  Nuestros  Señores  Don  Fernando  VII 
y  Doña  María  Josefa  de  Sajonia,  los  Serení- 
simos Infantes  y  Real  familia,  hicieron  en 
Sevilla,  el  día  8  de  Octubre  del  presente  año, 
restituido  el  Rey  al  trono  de  sus  mayores  en 
la  plenitud  de  su  soberanía,  y  descripción  da 
los  ornatos  públicos  que  con  este  motivo  les 
ofreció  la  ciudad. — Sevilla,  imp.  á  cargo  de 
García,  1823. 
44  págs.  en  4." 

Obsequios  que  la  ciudad  de  Córdoba  hizo 
á  sus  augustos  Soberanos  en  su  glorioso 
tránsito  y  permanencia  en  ella,  en  los  días 
25,  26,  27  y  28  di  Octubre  del  presente  año 
de  1823.— Córdoba,  en  la  imp.  Real  [i823]. 
54  págs.  en  4.° 

Canción  heroica  á  la  dichosa  libertad  del 
Monarca  soberano  de  España  é  Indias  Don 
Fernando  VII,  el  Magno,  Señor  nuestro;  de 
su  augusta  esposa  Amalia,  nuestra  amabilí- 
sima y  virtuosa  Reina;  de  sus  dignos  herma- 
nos y  demás  familia  Real,  á  su  regreso  y 
triunfante  entrada  en  esta  M.  H.  Villa  y 
Corte  de  Madrid,  verificada  la  tarde  del 
Jueves  1 3  de  Noviembre;  y  en  loor  del  Ejér- 
cito Realista,  y  particularmente  del  Auxilia- 
dor y  d2  su  muy  heroico  Jefe  el  Serenísimo 
Señor  Duque  de  Angulema,  el  Libertador. 
Por  un  amante  de  SS.  MM.  y  AA.— Madrid, 
por  D.  Francisco  Martínez  Dávila,  1823. 
18  págs.  en  4.** 


m 


■^185 


Manifiesto  de  la  gloriosa  entrada  de  nues- 
tro amado  Soberano  el  Señor  D.  Fernan- 
do Vil,  su  auc;usta  esposa  la  Señora  Doña 
Mari'a  Josefa  Amalia  y  los  Señores  Infantes, 
en  esta  M.  N.  V.  de  Madrid,  el  día  i3  de 
Noviembre  de  i823.  Por  D.  Manuel  Rodrí- 
guez Carreño. — Madrid,  imp.  de  D.  Antonio 
Martínez,  1823. 

Cuatro  hojas  en  4.* 

Relación  de  la  entrada  de  los  Reyes  Nues- 
tros Señores  en  la  ciudad  de  Barcelona,  la  ma. 
ñaña  del  4  de  Diciembre  de  1827,  y  dt  los  de- 
más festejos  públicos  que  tributó  á  SS.  AIM.  la 
Junta  de  Reales  Obsequios,  en  nombre  y  re- 
presentación de  dicha  Ciudad. — [Barcelona], 
imp.  de  la  Viuda  de  D.  Agustín  Roca,  1828. 

25  págs.  en  4.° 

Relación  de  lo  ocurrido  en  la  villa  de 
Tarrasa,  en  los  días  g.  10  y  11  de  'Abril 
de  1828,  con  motivo  del  tránsito  de  Sas 
Magestades  por  la  misma. — Madrid,  imp.  de 
Sancha,  M.DCCC.XXVIII. 

22  págs.  en  8.° 

Manifiesto  que  la  M.  N.  L.  y  H.  Ciudad 
de  Zaragoza  ofrece  al  público,  de  los  princi- 
pales regocijos  con  que  explicó  su  alborozo 
durante  la  permanencia  en  la  misma  de  sus 
amados  Soberanos  al  regreso  del  Principado 
de  Cataluña  para  la  Corte.  —  Zaragoza, 
imp.  de  Mariano  Miedes,  1828. 

241  págs.  en  4.° 

Poesías  compuestas  y  publicadas  por  los 
PP.  de  las  Escuelas  P'as  con  motivo  de  la 
venida  y  permanencia  de  Sus  Magestades  en 
Barcelona  y  Zaragoza. — Zaragoza,  imp.  de 
Francisco  Magallón,  1828. 

48  págs.  en  4.° 

Octavas  para  el  catafalco  de  la  iglesia  de 
los  Padres  Escolapios  de  Valencia,  en  las 
honras  que  celebró  á  la  muerte  de  la  Reina 
Doña  María  Josefa  Amalia,  la  JReal  Maes- 


tranza de  Caballería  de  dicha  ciudad,  por 
D.  Juan  Nicasio  Gallego. 

Biblioteca  de  autores  españoles;  tomo  LXVII,  pág    425. 

— A  la  descripción  hecha  por  la  Reina 
nuestra  Señora  del  sitio  de  los  Baños  de  So- 
lán  de  Cabras.  Décimas  formadas  sobre  los 
vocablos  finales  de  verso  que  se  leen  en  las 
de  S.  M. — Imp.  s.  1.  n.  a. 

Dos  hojas  en  4.° 

Descripción  del  cenotafio  erigido  para  las 
Reales  exequias  de  la  Reina  nuestra  Señora 
D."  María  Josefa  Amalia  de  Sajonia,  cele- 
bradas en  el  día  28  de  Julio  en  la  Iglesia 
del  Real  Convento  de  San  Francisco  el 
Grande  de  esta  Corte;  inventado  y  dirigido 
por  D.  Isidro  Velázquez. — Madrid.  En  la 
imprenta  de  D.  León  Amarita.  1829. 

1 5  págs.  en  4.° 

Elogio  fúnebre  que  en  las  solemnísimas 
exequias,  celebradas  con  el  soberano  per- 
miso de  S.  M.  el  día  12  de  Julio  de  ii!29, 
en  la  Iglesia  Real  dé  San  Gil  por  la  Real  é 
ilustre  Congregación  de  Nuestra  Señora  de 
Guadalupe,  á  la  digna  memoria  de  la  Señora 
Doña  María  Josefa  Amalia  d-2  Sajonia  dijo 
Don  Pedro  Rico  y  Amat. — Madrid.  Impren- 
ta de  D.  E.  Aguado.  1829. 

37  págs.  en  4." 

Exequias  á  la  Reyna  de  las  Españas  Doña 
María  Josefa  Amalia  de  Sajonia,  celebradas 
por  el  Claustro  de  Catedráticos  de  la  Uni- 
versidad de  Valencia  en  la  Capilla  de  Nues- 
tra Señora  de  la  Sabiduría  el  día  17  de  Ju- 
nio de  1829  y  elogio  fúnebre  pronunciado 
por  el  P.  M.  Fr.  Jorge  Comín. — En'  la  Irti- 
prenta  d3  D.  Benito  "Mohfort. 

38  págs.  en  4.°  ■     . 
Sucinta  relación  de  las  honras  fúnebres 


que 


á  su  Augusta  Soberana  Doña  María 
Amalia  de  Sajonia.  Reina  de  España,  tribu- 
tó el  M.  I.  Ayuntamiento* de-  la  villa  dat  Al- 


^i^^ 


Cira  en  el  día  i8  de  Julio  de  1829.— Valen- 
cia: Oficina  de  José  Ferrcr  de  Orga.  1829. 

Siete  págs.  en  4." 

Oración  que  en  las  solemnísimas  Exequias 
celebradas  el  día  3  de  Agosto  de  1829  en  la 
Real  Iglesia  de  San  Isidro,  por  el  Excelentí- 
simo Ayuntamiento  de  Madrid,  á  la  digna 
memoria  de  la  Reina  Doña  María  Josefa 
Amalia  de  Sajonia  pronunció  el  Doctor  don 
Francisco  Antonio  González. — Madrid.  En 
la  Imp.  Real.  Año  de  1829. 

30  págs.  en  4." 

Oración  fúnebre  que  en  las  Reales  Exe- 
quias celebradas  en  la  Santa  Iglesia  Cate- 
dral de  Cuenca  el  día  16  de  Junio  del  pre- 
sente año  de  1829  en  sufragio  del  alma  pia- 
dosa de  la  muí  Augusta  Señora  Doña  María 
Josefa  Amalia  de  Sajonia  dijo  el  Doctor  Don 
Cristóbal  Amat  y  Socoli. — Cuenca.  1829. 
Por  los  Hijos  de  La  Madrid. 

32  págs.  en  4.° 

Oración  fúnebre  que  en  las  solemnes  y 
Reales  Honras  celebradas  de  orden  de  S.  M. 
el  Señor  D.  Fernando  Vil  Rey  de  España 
y  de  las  Indias  por  el  alma  de  su  Augusta 
Esposa  la  Señora  Doña  María  Josefa  Ama- 
lia de  Sajonia  dijo  el  P.  Eduardo  José  Ro- 
dríguez de  Carassa,  de  la  Compañía  de  Je- 
sús, en  la  iglesia  de  San  Francisco  el  Grande 
de  Madrid  el  día  28  de  Julio  de  1829. — Ma- 
drid: Imprenta  de  D.  Eusebio  Aguado.  S.  a. 

36  págs.  en  4.° 

Oración  fúnebre  que  en  las  solemnes  exe- 
quias de  la  Católica  Reyna  de  las  Españas 
Doña  María  Josefa  Amalia  de  Sajonia  cele- 
bradas por  la  Real  Maestranza  de  Valen- 
cia en  la  iglesia  de  las  Escuelas  Pías  de  la 
misma  el  día  i."  de  Julio  del  año  1829  dijo 
el  P.  Joaquín  Esteve  de  San  Miguel. — Im- 
prenta de  Don  Benito  Monfort.  S.  1.  n.  a. 

33  págs.  en  4."  mayor. 


Oración  fúnebre  que  en  las  Rea'es  y  so« 
lemnes  exequias  que  hicieron  la  M.  N.  y 
M.  L.  ciudad  de  Ávila  y  su  tierra  en  la  San- 
ta Catedral  á  la  dulce  memoria  de  su  difunta 
Reina  la  Señora  D.''  María  Josefa  Amalia, día 
i6  de  Junio  de  1829,  dijo  el  Dr.  D.  Juan  dé  la 
Torre  Santos. — Ávila:  Por  F.  Aguado.  1829. 

22  págs.  en  folio. 

Relación  de  las  demostraciones  de  profun- 
do dolor  que  en  la  muerte  de  su  amada  so- 
berana la  Señora  Doña  María  Josefa  Ama- 
lia de  Sajonia  hizo  la  siempre  fidelísima 
ciudad  de  la  Habana. — Habana.  Imprenta 
del  Gobierno  por  S.  M.  1829. 

Cinco  hojas  en  folio,  con  un  grabado. 

Llanto  de  los  seminaristas  del  Real  Cole- 
gio de  Escuelas  Pías  de  San  Antonio  Abad 
en  la  sensible  pérdida  de  su  malograda  Rei- 
na la  Señora  Doña  María  Josefa  Amalia  de 
Sajonia.  —  Madrid.  En  la  Imprenta  Real. 
Año  de  1829. 

14  págs.  en  4.** 

Es  una  Elegía  de  D.  Fermín  de  la  Puente 
y  Apezechea. 

Poesías  lúgubres  á  la  sensible  muerte  de 
la  Reina  de  España  la  Señora  Doña  María 
Josefa  Amalia  de  Sajonia,  por  D.  Cayetano 
Puch  y  Portóles.— Madrid.  Imprenta  Ra- 
mos y  Compañía.  1829. 

Cuatro  hojas  en  4.° 

SáficQs  adónicos  á  la  muerte  de  la  Reina 
nuestra  Señora  Doña  María  Josefa  Amalia 
de  Sajonia,  por  Don  Gregorio  Isaac  Díaz  de 
Goveo. — Madrid:  Imp.  de  los  Hijos  de  Doña 
Catalina  Piñuela.  1829. 

Seis  págs.  en  4.° 

Elegía  con  motivo  de  la  dolorosa  muerte 
de  la  Reina  nuestra  Señora  Doña  María  Jo- 
sefa Amalia  de  Sajonia.  Por  D.  Juan  Miguel 
de  Arrambide. — Sevilla:  Imp.  Mayor.  1829. 

OchQ  págs.  en  folio. 


—  1 
En  la  temprana  muerte  áz  la  Reina  N.  S. 
D.'  María  Josefa  Amalia  de  Sajonia.  Elegía 
por  Don  Manuel  Ruiz  Crespo. — Sevilla:  Im- 
prenta de  H.  Davila,  Llera  y  Compañía. 
1829.  ^ 

12  págs  en  folio. 

OBRAS  DE  DOVA  MARÍA  JOSEFA  AMALIA 
DE  SAJONIA 

47Ó. — Vida  de  San  Fernando,  Rey  de  Cas- 
tilla y  de  León. 

Poema  en  XVÍI  cantos. 

Hay  una  copia  en  la  Biblioteca  de  Palacio; 
consta  de  288  págs,  en  4.**;  letra  del  primer 
tercio  áú  siglo  xix;  otra  en  la  Biblioteca 
Nacional  con  los  manuscritos  que  fueron  de 
Gayangos,  y  otra  en  la  del  Sr.  Duque  de 
T'Serclacs. 

Canten  otros  las  fábulas  ó  historias 
En  que  el  laurel  la  fuerza  arrebató; 
De  la  ambición  celebren  las  victorias 
Que  la  sangre  inocente  amancilió; 
Mi  canto  elevo  á  más  sólidas  glorias 
Que  Dios  mismo  en  el  cielo  coronó, 
Canto  un  monarca  sabio  si  y  guerrero, 
Mas  sobre  todo  un  Santo  Rey  venero. 

Fernando,  luz  brillante  desde  el  trono, 
Sol  del  Ibero  reino  y  su  blasón. 
Fué  hijo  del  Rey  Don  Alonso  el  nono 
Que  ceñía  la  diadema  de  León, 
Su  madre,  de  cuya  procedencia  abono 
Es  de  su  hijo  la  santa  educación 
Cuyo  fruto  en  su  ilustre  vida  brilla. 
Fué  Doña  Ber'enguela  de  Castilla, 

Esta  Princesa  que  á  su  trono  augusto 
Un  vastago  tan  floreciente  dio 
Con  tierno  esmero  é  inexplicable  gusto 
El  corazón  al  Príncipe  formó; 
Dios  le  dio  un  cuerpo  hermoso  y  muy  robusto, 
Perü  de  alma  mas  bella  le  dotó 
Que  cultivada  del  materno  celo 
Fué  un  terreno  fecundo  para  el  cielo. 

La  fe  de  Cristo  fué  el  Norte  sagrado 
Que  desde  luego  e  empezó  á  guiar; 
Desde  entonces  por  ella  iluminado 
Supo  temer  á  Dios,  le  supo  amar; 
por  el  ejemplo  d«l  Verbo  Encarnado 


A  padre  y  madre  aprendió  á  honrar, 
y  lleno  de  virtudes  y  prudencia 
De  niño  sólo  tuvo  la  inocencia,.. 

477, — Poesías  líricas. 

D.  Juan  Pérez  de  Guzmán  publicó  en  su 
Cancionero  de  los  Príncipes  de  la  poesía  es- 
pañola las  siguientes: 

Versos  compuestos  al  Sacratísimo  Cora- 
zón de  Nuestro  Señor  Jesucristo: 

Prestadme  vuestros  ardores. 
Abrasados  serafines... 

Alabanza  de  Dios: 

Todas  las  criaturas 
Alaben  al  Eterno... 

Sobre  la  conversión  de  mi  bisabuelo  Au- 
gusto líl  de  Sajonia.  Romance: 

Escúchenme  los  pueblos 
Para  que  á  todos  diga... 

El  labrador  feliz.  Letrilla: 

En  mi  sencilla 
Campestre  estancia.. 

La  adulación.  Décima: 

Teme  la  lisonja  necia, 
Que  de  elogios  nunca  avara... 

La  comedia  de  la  vida.  Décima: 

Es  comedia  y  burla  infiel 
Toda  vanidad  mundana... 

La  ola.  Fábula: 

El  mar  llega  á  la  playa 
y  retrocede... 

Revista  contemporánea,  tomo  LXXXIII,  pAgs.  19*  á  aoi 
y  320  á  323. 

478.— A  los  voluntarios  realistas  de  Ma- 
drid en  el  acto  de  entregarles  la  bandera  y 
estandarte;  versos  compuestos  por  nuestra 
augusta  y  católica  reina  doña  María  Josefa 
Atnalia.  Publícalos  el  M.  de  G.  R.  á  quien 
S.  M.  ha  dispensado  el  distinguido  y  singular 
honor  de  mandarle  franquear  una  copia.-— 
Madrid,  imprenta  de  Don  Miguel  de  Burgos. 

Nueve  págs.  en  8.** 


=^-i«8  ^ 


Parte  dsesta  poesía  fia  Sido  reproducida 
por  D.  Manuel  Chayes  qú  su  obra.  Don  Ma- 
riano José  de  Larra  (Fígaro).  Su  tiempo. — 
Su  vida.— Sus  obras. — Sevilla.  Imp.  de  La 
Andalucía.  1899. 

Págs.  147  á\49. 

479. — Despedida  que  hace  la  Reina  nues- 
tra señora  de  su  augusto  esposo  el  Señor 
Don  Fernando  VII  con  motivo  de  su  viaje  á 
Cataluña  el  día  22  de  Setiembre  de  1827. 

Adiós,  Fernando,  adiós,  nos  ha  llegado... 

Publicada  en  la  Historia  de  la  inda  y  rei- 
nado de  Fernando  VII  de  España,  con  do- 
cumentos justificativos ,  órdenes  reservadas 
y  numerosas  cartas  del  mismo  tnonarca, 
Pío  VII,  Carlos  IV,  María  Luisa,  Napoleón, 
Luis  XVIII,  el  Infante  Don  Carlos  y  otros 
personages  (i). — Madrid,  imprenta  de  Repu- 
llos. 1842. 

Tomo  III,  pág.  454. 

480. — Despedida  que  hace  la  Reyna  nues- 
tra Señora  de  su  Augusto  Esposo  el  Señor 
Don  Fernando  VII  con  motivo  de  su  viaje  á 
Cataluña  el  día  22  de  Satiembre  de  1827.  Con 
permiso  de  S.  M. — Madrid,  imprenta  de  Co- 
llado. S.  a.  . 

Cuatro  hojas  en  4.? 

481.  —  Colección  de  poecsías  conjpuestas 
por  S.  M.  la  Reina. 

Dos  volúmenes  en  4. ''Parecen  estar  co- 
piados por  el  mismo  Fernando  Vil.  Consta 
el  primero  de  264  y  el  segundo  de  280  pági- 
nas en  4.° 

Archivo  del  Peal  Palacio. 

Hay  una  copia  moderna,  incompleta,  en 
la  Biblioteca  Nacional,  entre  los  manuscri- 
tos que  fueron  de  Gayangos. 

Contienen  las  siguientes  composiciones. 


ÍM    Con  bastante  fundamento  se  atribuye  esta  obra  i 
D.  Estanislao  Bayo.  •; 


Tomi3;I.  ..  - 

I.?  Oraciones  para  antes  y  después  de  co- 
mulgar.  -'  . 
Para  antes  de  comulgar.  Octavas: 

,  Me  asegura  que  estás  aquí  presente 
tu  divina  palabra  ¡oh  mi  señor!... 

Para  después  de  comulgar: 

Ante  tu  faz  divina  aniquilado. 
Dentro  de  mí  le  adoro,  ¡oh  mi  Señor!... 

'2.*  Oración  por  las  actuales  circunstan- 
cias de  la  Iglesia  y  del  Estado.  Octavas: 

Eterno  Dios,  que  desde  el  alto  cielo 
El  triste  estado  ves  de  la  Nación... 

3."  Oración  por  nuestros  actuales  enemi- 
gos. Octavas: 

Tú,  que  en  alto  de  la  cruz  rogaste 
Por  tus  verdugos,  tú,  mi  Salvador... 

4."  Oración  á  San  Joaquín.  Octavas: 

¡Oh!  tú,  Patriarca  Santo  é  incomparable 
Que  con  tanta  ternura  Dios  miró... 

5."  Oración  á  San  Juan  Bautista  y  Santa 
María  Magdalena,  compuesta  para  una  per- 
sona que  los  había  escogido  por  abogados 
aquel  año: 

jOh!  tú,  que  por  patrón  yo  he  escogido 
Para  Cite  año  que  voy  á  comenzar... 


6.*  Canción    al 
Sextinas: 


Santísimo  Sacramento, 


Alegría  de  mi  semblante, 
De  mi  corazón  Señor... 

7."  Canción  al  dukí:u*mo  nombre  de  Jesús: 

¡Oh!  "dulce  nombre  amable 
Óleo  saludable... 

8."  Canción  mística  sacada  de  otra  tradu- 
cida del  francés: 

Mi  vid^acá  me  es  apreciable 
Solo, por  tí... 

9.'  Dos  canciones  místicas,  sacadas  de  djs 
patrióticas,  e^f  .bvi^stniido. 


Primera.  Para  animarse  contra  el  mundo 
y  las  pasiones. 


A  las  armas,  soldados  de  Cristo, 
Sus  pendones  Reales  tremolad... 

Segunda.  Para  entregarse  al  servicio  de 
Dios: 

De  profundo  respeto  en  tributo 
Oírezcaiíios  nuestra  alma  al  Señor... 

10.  Afectos  del  alma  hacia  Dios,  sobre  la 
música  de  la  Despedida  de  Arriaza,  y  algu- 
nas coplas  sacadas  de  ella: 

De  tu  amor  el  dulce  fuego 
Siempie  encienda  el  alma  mía... 

11.  Al  Sacratísimo  Corazón  de  N.  S.  Je- 
sucristo: 

Prestadme  vuestros  ardores, 
Abrasados  serafines... 

12.  Al  Sagrado  Corazón  de  María  Santí- 
sima, Madre  y  Señora  nuestra: 

Ayudadme,  ángeles  santos, 
A  cantar  con  alearía... 

13.  Breves  actos  de  Fe,  Esperanza  y  Ca- 
ridad; 

Os  creo,  ¡oh  suma  verdad! 
En  vuestras  promesas  fío... 

14.  Acto  d2  resignación  en  la  voluntad 

d^  Dios: 

Yo  soy  tu  criatura 
Sujeta  á  iiv.poder... 

i5.  Acto  de  contrición: 

Yo  te  he  ofendido  ¡oh  Dios!  por  mi  pecado 
Me  he  rebelado  coiura  mi  Señor... 

16.  Dos  actos  de  amor  de  Dios: 

¡Oh!  mi  dulce  Salva  or 
Mi  consuelo  y  mi  alegría... 

ij.  Actos  de  diferentes  virtudes: 

El  hombre  es  incapaz  de  comprender 
De  nuestra  fé  las  verdades  sagradas... 

18.  Glosa  de  la  cuarteta  siguiente: 

Dios  es  la  su, na  bondad, 
El  sabe  lo  quf^  conMian^:  .. 


Puesto  que  él  asi  nos  tiene 
Hágase  su  volunlad. 

En  el  tiempo  trabajoso 
Tengamos  resignación... 

19.  Glosa  de  la  quarteta  siguiente: 
Aplaca,  Señor,  tu  ira 

Tu  justicia  y  iu  rigor 
¡Dulce  Jesiis  de  mi  vida 
Misericordia,  Señor! 

Ante  tu  faz  inmortal 
Humildemente  postrados... 

20.  Soneto  al  Santísimo  Cristo  arrastrado 
en  los  Capuchinos: 

¡Oh  tú!  que  nos  libraste  del  pecado 
Y  sobre  tí  tomaste  nuestros  males... 

21.  Soneto: 

Aunque  yo  tuviese  los  ardores 
De  toda  la  milicia  celestial... 

22.  Sonetos  traducidos  del  italiano,  en 
cuya  lengua  los  compuse,  en  ocasión  de  que 
viéndome  cubierta  de  joyas  me  acordé  de  la 
corona  de  espinas  de  N.  S.  Jesucristo: 

¡Qué  vista!  yo  mi  cabello  adornado 
Yo  culpada  cubierta  de  esplendor... 

Cuando  tan  llena  de  esplendor  me  vi, 
Mi  cabillo  de  joya^  adoinado... 

23.  Actos  de  Fe  al  Santísimo  Sacramento: 
Aunque  es  cosa  admirable  y  nunca  oída 

Te  creo  aquí  presente  ¡oh  Dios  del  Cieio!... 

24.  Acto  de  resignación  sacado  de  uno  que 

compuse  en  italiano: 

Tu  voluntad  se  haga  y  no  la  mía; 
Lo  que  conviene  saues  tú  mejor... 

25.  Soneto  sobre  la  celebridad  de  la  Sema- 
na Santa  y  Pascua: 

Tiempo  nunca  bastante  celebrado. 
Días  de  una  abundante  redención... 

26.  Bienaventuranza  del  justo.  Soneto: 

Busca  el  mortal  felicidad  y  paz 
Y  en  oro,  ho.iras,  placeres,  piensa  hallarla... 

27.  Décima  para  pedir  á  Dios  la  paciencia: 

Postrado  ante  la  faz  de  tu  clemencia 
Tus  auxilios  iqjpjoro  ¿©hReden^órr:.., 


—  19^  -- 


28.  Deseo  de  las  virtudes  Fe,  Esperanza, 

Caridad  y  contrición: 

Quisiera  ¡oh!  mi  Salvador 
Tener  la  fe  la  más  pura... 

29.  Villancicos: 

Alégrese  la  tierra 
Y  olvide  su  dolor... 

30.  Gozos  del  Santísimo  Sacramento: 

De  la  pasión  del  Señor 
¡Oh!  dulcísima  memoria... 

31.  Gozos  de  las  cinco  sacratísimas  llagas 

de  Nuestro  Señor  Jesucristo: 

Dulces  llagas,  que  el  Señor 
Recibió  por  nuestros  males... 

32.  Gozos  al  Santo  Coro  de  los  Serafines: 

Á  implorar  vuestro  favor, 
Serafines,  nos  unimos... 

33.  Gozos  á  San  Josef: 

Á  tu  santa  protección 
•  Pues  devoto  me  remito... 

34.  Décima  para  excitar  á  una  alma  á  la 
conformidad  con  la  voluntad  de  Dios: 

¿Por  qué  del  querer  divino 
Tu  alma  en  la  aflicción  murmura.,. 

35.  Décima  hecha  la  víspera  de  la  Nati- 
vidad  de  María  Santísima: 

¡Oh  qué  día  tan  precioso 
Mañana  celebraremos... 

36.  Salutación  á  María  Santísima.  Dé- 
cima: 

Dios  te  salve,  madre  amada, 
Dios  te  salve,  Virgen  pura... 

37.  A  San  Jerónimo,  en  cuyo  día  los  re- 
volucionarios nos  permitieron  salir  de  Cádiz 
cuando  nos  pareciera:  y 

Jerónimo  glorioso, 
Á  tí  nos  dirigimos... 

38.  Canción  á  la  Pasión  de  Nuestro  Sí^ñor 
Jesucristo: 

Siempre,  inmenso»  Padre  amante. 
Es  tu  amor  y  di^nacióti 


39. — Á  la  cueva  donde  murió  en  Toledo 
Santa  Leocadia: 

Cueva  mil  veces  dichosa 
Donde  con  preciosa  muerte... 

40.  Soneto  á  Nuestro  Señor  Jesucristo  en 
el  monte  Olívete: 

¡Oh!  Rey  de  gloria,  universal  Señor, 
Que  sobre  el  querubín  estás  sentado... 

41.  Reconvención  de  una  alma  á  sí  mis- 
ma. Soneto: 

Á  unos  cuantos  vasallos  sediciosos 
Tenía  un  Rey  á  su  disposición... 

42.  Para  la  sagrada  Comunión.  Soneto: 

Si  á  un  miserable  esclavo  preso  y  herido 
De  las  resultas  de  una  rebelión... 

43.  Temor  y  confianza.  Décimas: 

Lleno  de  afán  y  temor 
El  hombre  vive  en  la  tierra... 

44.  La  Sagrada  familia: 

Centro  de  la  perfección. 
De  las  virtudes  modelo... 

45.  Décima  sobre  la  fe: 

Hombre  flaco  y  limitado 
¿Cómo  vacila  tu  fe... 

46.  Décima  sobre  un  pobre  con  un  cáncer 

en  el  rostro: 

En  su  estado  miserable 
Aquel  hombre  gue  padece... 

47.  Décima  sobre  dar  á  Dios  el  corazón  á 
medias: 

Cuando  dijo  el  monarca  Salomón 
Que  el  niño  en  las  dos  madres  se  partiera... 

48.  Décima  sobre  el  Santísimo   Sacra- 
mento: 

No  admiro  en  el  misterio  del  altar 
Tu  poder  soberano  y  eminente... 

49.  Décima  sobre  lo  poco  que  sirven  las 
virtudes  morales  sin  las  teologales: 

Más  que  fueras  el  hombre  más  honrado, 
De  más  irreprensibles  procederes... 


5o.  Soneto  á  Nuestro  Señor  Jesucristo  en 
su  Pasión: 

¡Oh!  mi  Jesús,  Rey  de  gloria  inmortal, 
^Con  qué  ins  gnias  te  veo  yo  adornado... 

5i.  Oración  á  la  Santísima  Trinidad,  por 
la  intercesión  del  Beato  Miguel  de  los  San- 
tos, para  pedir  la  sucesión  de  los  reyes: 

Te  pido  con  sumisión 
¡Oh  Trinidad  adorada!... 

52.  Sobre  la  confianza  en  los  méritos  de 

Nuestro  Señor  Jesucristo: 

Alma  abatida  y  tímida,  respira 
Entre  tantos  motivos  de  temor... 

53.  Cuarteta: 

Mas  que  en  este  mundo  salga... 

54.  Oración  de  una  casada  para  pedir 
suces'ón: 

Ante  tí  con  sumisión 
Postrada  y  con  reverencia... 

55.  Oración  á  San  Juan  Nepomuceno: 

Juan,  noble  mártir,  mi  oración, 
Lleva  de  Diosa  la  presencia... 

56.  Oración  para  pedir  la  sucesión  del  Rey: 

Ante  tu  trono  postrado 
Te  pido  con  sumisión... 

bj.  Décima  sobre  los  libros  prohibidos: 

Para  leer  los  libros  prohibidos 
No  basta  la  firmeza  ni  el  saber... 

58.  Décima  sobre  domar  las  pasiones: 

Nadie  en  el  cielo  puede  entrar 
Si  no  se  vence  firmemente... 

59.  Décima  sobre  abandonarse  al  dolor: 

El  que  se  encuentra  en  el  dolor 
Si  se  abandona  al  sentimiento... 

60.  Sentimientos  de  un  masón  mori- 
bundo: 

¡Pobre  de  mí!  que  alucinado 
Dejé  U  grey  del  buen  Pastor... 

61.  Acto  de  desagravios  al  Santísimo  Sa- 
cramento. Décimas: 

Ante  el  trono  de  tu  amor 
Humildemente  postrado... 


62.  Actos  de  Fe,  Esperanza  y  Caridad: 

Creo  lo  que  Dios  dijo 
Que  uno  en  esencia  es,  en  personas  trino... 

63.  Décimas  á  un  militar: 

No  hay  ninguna  condición. 
No  hay  oficio,  no  hay  estado... 

64.  Coplas  para  ofrecer  la  incomodidad 
del  locador: 

Si  con  mi  grande  aversión... 

65.  Décima  para  ofrecer  el  ayuno  de  la 
Cuaresma: 

Autor  de  mi  salvación... 

66.  Ovillejos: 

No  hay  en  el  mundo  dulzura 
Pura... 

6"/.  Retrato  de  un  verdadero  cristiano: 

Saber  de  Dios  bien  la  ley, 
Meditar  sus  perfecciones... 

68.  Tres  sonetos  con  motivo  de  la  con- 
versión de  un  judío: 

^Por  qué  tan  sólo  y  tan  desamparado... 

¿Por  qué,  ¡oh  Isaac!  al  ver  al  compañero... 

Gracias  mi  Dios,  pues  quieres  con  dulzura... 

69.  Soneto  sobre  la  conversión  de  un  sol- 
dado suizo,  preso  por  un  ro:o  ligero: 

Alégrate  en  aquél  que  te  eligió... 

70.  Soneto  á  los  apóstatas  de  la  China: 
¿Qué  hacéis  abandonando  la  verdad?... 

71.  Décima  sobre  lo  justo  que  es  estar 
pronto  á  dar  su  sangre  por  Dios: 

La  sangre  en  todas  mis  venas... 

72.  Ovillejos: 

Gozo  de  Gloria  sin  fin, 
Joaquín... 

73.  Soneto  en  honor  de  San  Marcelino: 
Llora  la  Iglesia  y  gime,  ¡ah!  que  cayó... 

74.  Soneto  en  honor  de  San  Vicente  Fe- 
rrer: 

Con  la  virtud  se  puede  componer... 


-::>»» 


75.  Soneto  en    honor   de   San    Pascual 
Bailón: 

De  Dios  siervo  fiel  y  amado..; 

76.  Soneto  á  Santa  Teresa  de  Jesús: 
Lo  que  es  ia  fuerza  del  amor  divino... 

77.  Soneto  en  honor  de  Santa  Casilda: 
Cual  de  las  peñas  entre  la  fragura... 

78.  Soneto  en  honor  de  San  Timoteo  y 
Santa  Maura: 

De  un  falso  amor  Maura  descaminada... 

79.  Soneto  en  honor  de  Santas  Perpetua 
y  Felicitas: 

Marchan  con  alegría  y  sin  temor... 

80.  Soneto  en  honor  de  Santa  Mónica: 
Si  una  mujer  fuerte  queréis  hallar... 

81.  Soneto  en  honor  de  San  Esteban: 
Dichoso  Esteban,  tú  que  entre  baldones... 

82.  Soneto  en  honor  de  San  Lorenzo: 
Minisiros  débiles  de  un  vil  furor... 

83.  Soneto  en  honor  de  San  Francisco  de 
Sales: 

Si  te  dejas  vencer  de  tus  pasiones... 

84.  Soneto  en  honor  de  San  Ginés. 
Ginés  nuestro  bautismo  á  remedar... 

85.  Soneto  en  honor  de  San  Quirico: 
De  estos  dos  Santos  en  la  inmolación... 

86.  Décima  en  honor  de  San  Juan  Nepo- 
muceno: 

Dichoso  el  héroe  que  se  resistió... 

87.  Décima  en  honor  de  San  Mauricio  y 
sus  compañeros: 

Mira  esta  tropa  bienaventurada... 

88.  Décima  sobre  la  caridad: 

iQué  premio  tan  elevado... 

89.  Décima  sobre  la  resignación: 

Por  un  áspero  camino... 


90.  Diálogos  de  la  historia  de  San  Nicé- 
foro  con  Sapricio,  con  coros  para  canto: 

Manir  de  Cristo,  perdóname... 

91.  Soneto  á  Santa  Juana  Francisca  Fre- 
miot  de  Chantal: 

Dichosa  Juana,  tú  que  del  Señor... 

92.  A  la  Asunción  de  María  Santísima: 

¿Quién  es  la  que  es  elevada... 

93.  Soneto  en  honor  de  Santa  Anastasia  y 
San  Cirilo: 


Anastasia  su  lengua  ve  arrancar... 

94.  Décima: 

Por  amarnos  demasiado... 

95.  Soneto,  sobre  que  en  el  mundo  todos 
son  desengaños: 

Por  su  brillo  deslumhrado... 

96.  Soneto  sobre  que  no  tengo  disculpa  si 
no  soy  buena  cristiana: 

El  señor  me  hizo  nacer... 

97.  Décima  al  patrocinio  de  María: 

A  tu  sombra,  madre  amada... 

98.  Soneto  á  los  Santos  Inocentes: 

¡Dichosos  márti.es  del  Salvador... 

99.  Villancico: 

¿Cuándo  será  aquél  día... 

100.  Décima  á  una  alma  afligida: 

Valor,  alma  atribulada... 

loi.  Pensamientos  devotos  en  una  noche 
que  se  halle  uno  desvelado: 

Si  me  niega  su  consuelo... 

102.  Soneto  él  día  de  la  Encarnación  de 
nuestro  Señor  Jesucristo: 

Día  feliz,  que  del  amor  más  tierno... 

103.  Soneto  sobre  la  prisión  de  Nuestro 
Señor: 

¿A  quién  buscáis,  pregunta  el  Rey  del  cíelo... 


—  «93  — 


104-    Traducción   libre  del  epitafio    del 
Santísimo  Cristo  del  Pardo: 

Detente  peregrino,  aquí,  y  postrado... 
io5.  Reflexiones  á  la  vista  del  Redentor 
crucificado,  sacados  del  Tratado  de  la  per- 
fección del  amor  de  Dios,  de  Fr.  Luis  de 
Granada: 

¿Quién  es  el  que  está  tendido... 
io6.  Décima  á  nuestra  Señora  de  la  Pre- 
sentación, en  cuyo  día  se  convirtió  á  la  fe 
Católica  mi  bisabuelo  Augusto  III  de  Sa- 
jonia: 

Pues  en  tu  día  ¡oh  madre  dulce  y  tierna!... 

107.  Afectos  á  la  vista  de  un  Crucifijo, 
traducidos  del  alemán: 

Mírale  en  esa  cruz  tendido... 

108.  Oración  de  una  alma  afligida: 

Yo  soy  tu  criatura... 

109.  Gozos  á  la  Encarnación  de  Nuestro 
Señor  Jesucristo: 

Pues  por  nuestra  salvación... 

no.  Al  día  de  la  Presentación  de  María 
Santísima: 

Bello  día  en  que  se  han  ostentado... 

111.  Dos  sonetos  sobre  la  agonía  del  Señor 
en  el  Huerto: 

¡Oh!  Dios  de  gloria  y  de  poder  cercado... 
Hombre,  conoce  en  esto  de  mi  amor... 

112.  Soneto  sobre  la  honra  que  hizo  el 
Verbo  divino  á  la  naturaleza  humana  por  la 
estrechez  con  que  la  unió  á  sí: 

Un  Rey  de  toda  una  familia,  gana... 

1 1 3.  Soneto  sobre  el  agradecimiento  que 
debemos  á  Nuestro  Señor  por  su  Encarna- 
ción y  Pasión: 

Si  tal  bondad  los  corazones  gana... 
414.  Sobre  la  gloria  del  cielo.  Octavas: 
-•-    ^ulce  mansión  deuna  perpetua  gloria... 


ií5.  Exhortación  del  Señor  al  alma  para 
que  siga  el  camino  del  cielo  aunque  le  sea 
penoso: 

Hijo  amado,  con  valor... 

116.  Décimas  sobre  el  descendimiento  al 
Limbo,  de  Nuestro  Señor  Jesucristo: 

De  un  benigno  monarca,  si  el  perdón... 

117.  Retrato  de  un  alma  tibia: 

De  una  alma  tibia  el  estado... 

118.  Retrato  de  una  alma  fervorosa: 

¡Cuan  dichoso  es  el  estado... 

119.  Décima  sobre  la  felicidad  de  los 
justos: 

¡Qué  vida  tan  feliz  es  la  de  aquéllos... 

120.  Gozos  á  la  Presentación  de  María 
Santísima: 

Pues  vuestra  presentación... 

121.  Gozos  de  San  Vicente  de  Paúl: 

San  Vicente,  protector... 

122.  Encuentro  de  San  Sixto,  Papa  y 
mártir,  con  su  diácono  San  Lorenzo.  So- 
neto: 

Caminando  al  suplicio  con  valor... 

123.  Felicidad  de  los  justos.  Soneto: 
¡Dichosos  los  que  se  hallan  entregados... 

124.  Gozos  al  Santísimo  Cristo  del  Pardo: 

Tributando  aquel  honor... 

125.  Afectos  de  amor  y  confianza  hacia 
Dios: 

Cómo  anhela  la  fuente  cristalina... 

126.  Despedida  á  la  Virgen  del  Patrocinio 
al  salir  del  Escorial  para  Valencia: 

Yo  te  saludo  ¡oh  dulce  madre  mía!... 

127.  Soneto  en  honra  de  los  mártires  de 
Zaragoza: 

Lo  que  puede  lagracia  en  un  crisiiano... 

1% 


*-i54  — 


128.  Soneto  á  San  Fernando  y  á  San  Luís: 

El  infeliz  envidia  la  quietud... 

129.  Soneto  á  la  Inmaculada  Concepción: 
Cuando  la  hermosa  Ester  se  presentó... 

130.  Décima  á  la  Virgen: 

Á  tus  plantas,  madre  mía... 
i3i.  Décima  á  la  vista  del  mar: 
¿Qué  es  lo  que  al  mar  consigue  detener... 

1 32.  Oración  para  pedir  auxilio  á  Dios: 

Dios,  á  cuya  ley  suprema... 

1 33.  Amor  de  Cristo  á  todos: 

El  patriarca  Jacpb,  su  tierno  amor... 
¡34.  Oración  para  las  enfermas  incurables 
en  el  día  de  la  Comunión: 

Protector  del  desgraciado... 
135.  Oración  para  las  niñas  de  la  escuela 
de  las  Incurables: 

Pues  la  dicha  sin  igual... 

i36.  Oración  para  un  niño,  traducida  del 

alemán: 

Padre  de  todos  los  seres... 

137.  Cuarteta  sobre  el  justo: 

La  fé  es  la  luz  del  justo  en  esta  estancia... 

138.  Soneto  á  San  Jerónimo: 
Santo  Doctor  de  vasta  erudición... 

139.  Décima  para  confusión  de  los  tibios: 

Con  veloz  revolución... 

140.  Reflexiones  para  confundir  nuestro 

orgullo: 

Su  interior  á  examinar... 

141.  Décima  á  San  Cayetano: 

ínclito  sacerdote  del  Señor... 

142.  El  Ave  maris  stella  traducido: 

Salve,  clara  estrella... 

143.  Afectos  de  un  alma  á  vista  de  un  pa- 
jarito que  vuela  al  cielo: 

Vuela  hacia  «1  alte  cíalo... 


144.  Oda  para  antes  de  comulgar: 
Ven  á  mi  pobre  seno... 

145.  Oda  para  después  de  comulgar: 
Al  fin  yo  le  he  encontrado... 

146.  Oración  para  por  la  mañana: 
Dios,  Dios  mío,  por  tí  suspiro  y  velo... 

147.  Oda  para  las  hermanas  de  la  Caridad: 
¿Dónde  hay  para  un  cristiano... 

148.  A  un  alma  poco  resignada: 
Alma  afligida,  ¿á  qué  te  dejas... 

149.  Oda  de  alabanza  á  Dios: 

Todas  las  criaturas... 

i5o.  Décimas  sobre  las  riquezas: 

Riqueza  vana,  débil  y  engañosa... 

i5i.  El  temor  único  de  un  cristiano.  So- 
neto: 

No  temo,  no,  de  la  fortuna  la  ira... 

i52.  Oda  sobre  la  conversión  de  mi  bis- 
abuelo: 

Escúchenme  los  pueblos... 

¡53.  Coloquio  de  un  alma  con  Nuestro 
Señor  Jesucristo  en  la  Columna: 

¿Quién  á  esa  columna  dura... 

154.  Décima: 

Hiéranme  tus  saetas  celestiales... 

í55.  No  hay  más  verdadero  mal  que  el 
pecado: 

Lo  que  del  ciego  mundo  la  demencia... 

1 56.  A  los  que  desprecian  los  pecados  ve- 
niales: 

Tú  desprecias  la  culpa  que  es  venial... 

157.  Décima  sobre  los  dolores  de  María 
Santísima: 

¿Por  qué  la  Madre  ha  de  sufrir  contigo... 

1 58.  Oda  con  motivo  de  hallarnos  mi  es- 
poso y  yo  solos  la  víspera  de  la  Inmaculada 


—  I^  — 


Concepción,  él  rezando  el  Oficio  del  día  y  yo 
el  Parvo  de  la  Virgen: 

La  víspera  del  día... 

iSg.  Décima  sobre  la  eternidad  y  el  tiempo: 

La  muestra  con  paso  igual... 

El  tomo  II  contiene: 

Romances. 

I.*  La  vocación  triunfante: 

Enrique. — ¿Cuándo  en  fin,  ¡oh!  Clara  amable... 

2.'  Los  efectos  de  la  violencia: 

Adelaida.— Padre  mío,  ten  piedad... 
3."  El  engaño  feliz: 

Selím  mío,  hijo  amado... 

4.*  La  mejor  prueba  de  la  verdad  de  la 
religión: 

Con  el  poder  de  un  Bajá... 
5.'  El  enemigo  generoso: 

De  amigos  un  noble  par... 

6.'  Fruto  temprano  de  la  buena  educación: 

¿Dónde  encontrará  reposo... 

7.*  La  mejor  recompensa  de  las  virtudes 
morales: 

Ser  eterno  é  inefable... 

8.*  El  verdadero  valor  no  se  prueba  con 
delitos: 

En  Sevilla  distinguida... 

9.'  Aun  el  amor  humano  más  justo,  debe 
tener  limites: 

De  Pekín  en  la  ciudad... 

10.  La  virtud  es  la  mejor  herencia  [Rela- 
ción dialogada  del  martirio  de  un  cristiano 
de  la  China,  llamado  Esteban]: 

A  la  sombra  de  una  verde  palma... 

n.  Poesías  sobre  diferentes  asuntos.  Re- 
cuerdos del  2  de  Mayo  de  1808,  aplicados  al 
5  de  Febrero  de  1 82 i: 

Día  terrible,  día  sin  gloria... 


12.  Coplas  de  Arriaza  sobre  el  2  de  Mayo, 
aplicadas  al  7  de  Julio: 

Día  terrible,  día  sin  gloria... 

1 3.  Recuerdos  del  2  de  Mayo  de  1808,  he- 
chos en  el  año  de  1821: 

Día  terrible  sí,  pero  de  gloria... 

14.  En  la  muerte  del  Capellán  de  Honor 
D.  Matías  Vinuesa: 

Víctima  pura  de  una  injusta  muerte... 

1 5.  A  la  baranda  de  portería: 

Triste  recurso  en  tiempos  tempestuosos... 

16.  A  losjvarios  desterrados  por  desafectos 
á  la  Constitución: 

Tropa  feliz  aunque'desterrada... 

17.  A  los  que  llevan  un  martillo  para  re- 
cordar  y  gloriarse  de  la  muerte  de  D.  Matías 
Vinuesa: 

<jDe  qué  adorno  te  veo  señalado... 

18.  Octava: 

España,  bien  triste  ha  de  ser  tu  estado.., 

19.  Dios  y  Rey  para  los  serviles;  ni  Dios 
ni  Rey  para  los  liberales: 

Ni  Dios  ni  Rey  hay  para  los  serviles... 

20.  A  los  guardias: 

Cuerpo  insigne  tan  fiel  como  valienre... 

21.  Llegada  á  Sacedón,  compuesta  antes 
de  conocer  la  falta  que  hacían  los  Guardias 
de  Corps: 

En  fin  té  veo,  pueblo  deseado... 

22.  Despedida  de  Sacedón: 

Pueblo  amado,  ¿con  que  he  de  dejarte?... 

23.  Reconvenciones  de  España  á  la  Cons- 
titución: 

Pérfida,  ¿con  que  asi  me  has  engañado... 

24.  Despedida  de  la  Granja: 

4€on  que  te  he  de  dejaf,  ¡oh!,  sitio  amado... 


-^  196 

25*  Al  19  dé  Febrero  de  i823: 

Día  terrible  de  un  peligro  horrendo... 

26.  Á  la  muerte  del  señor  Infante  D.  Fran- 
cisco de  Asís: 

Alma  feliz,  alma  pura  é  inocente... 

27.  Conversación  de  un  liberal  y  un  rea- 
lista. Canción: 

Ya  del  despotismo  cayeron  los  grillos... 
28  -Respuesta  de  un  realista  á  un  liberal 
que  le  preguntó  por  qué  no  quería  la  Cons- 

titu?ión: 

Tú  preguntas  el  motivo... 
29.  Dos  palabras  de  un  liberal  y  un  rea. 

lista  liberal: 

Conoce  las  ventajas  de  la  Constitución.... 

,    3o.  Palabras  de  desengaño  aun  liberal: 
¿Tu  imaginas  que  estas  leyes... 
3i.  Alfabeto  de  ün  realista: 
jAh!,  fatal  Constitución... 

32.  Soneto  hecho  antes  de  la  Constitu- 
ción, destinado  para  el  24  ¿e  M^rzo: 

Feliz,  claro  y  glorioso  es  este  día... 

33.  .Soneto  sobre  el  buea  corazón: 

El  que  tiene  un  corazón... 

34.  Décima  para  cuando  se  acábela  Cons- 
titución, hecha  en  el  día  de  la  abertura  de 
las  Cortes: 

Ya  llegó  el  feliz  momento... 

35.  Décima  para  una  sociedad  ó  reunión 
de  buenos: 

Cantemos  con  alegría... 
36*.  Décimas  hecha  el  mismo  día  de  la  de- 
posición de  los  siete  Ministros: 

¿Dónde  hay  esa  Constitución... 
37.  Décima  hecha  creyendo  que  el  zascan- 
dil del  Zurriago  era  el  mismo  Rey: 

^Q  ^dá  cosa  el  nombr*  t§tá  trocado..*  _ 


38.  Retrato  de  un  biien  español: 

Respeto  á  la  religión... 

39.  Retrato  de  un  mal  español: 

Declarada  irreligión... 

40.  Décima  con  motivo  de  la  boda  de  mi 
hermana  María  con  el  Gran  Duque  de  Tos- 
cana: 

¡Oh!  tú  que  como  yo  al  yugo  sagrado... 

41.  Décima  con  motivo  de  la  equivoca- 
ción sucedida  la  víspera  de  San  Calixto  del 
año  de  1822,  por  haber  venido  á  mi  cuarto 
el  comerciante  que  el  Rey  había  mandado 
ir  al  suyo,  á  fin  de  comprarle  un  adorno 
para  la  Casita  de  abajo  del  Escorial;  con 
cuya  ocasión  lo  tomé  yo  y  se  lo  regalé  al  día 
siguiente  por  su  cumpleaños: 

Celebro  una  equivocación... 

42.  Décima  sobre  las  noches  largas: 

Amigas,  no  lo  extrañéis... 

43.  Décima: 

Liberal  astuto,  en  vano... 

44.  Décimas: 

El  Rey  es  el  soberano... 

45.  Otras  sobre  el  pie;  El  café  hubo  de 
perdernos: 

El  café  hubo  de  perdernos... 

46.  Otras  sobre  el  mismo  asunto: 

La  acción  buena  se  alabe... 

47.  En  un  libro  de  memorias  que  regalé 
al  Rey  el  día  de  San  Calixto  del  año  1821: 

De  un  grande  amor,  gaje  vil  y  pequeño... 

48.  Décima: 

Anhela  el  pecho  oprimido... 

49.  Otra: 

Armaos,  vasallos  leales... 

50.  Otra: 

I^a:  república  me  espanta..... 


--t97 


5i.  Otra: 

¿Cuándo  libres  estaremos... 

52.  Décima: 

Quien  me  ve,  si  i  reunión... 

53.  Versos  sobre  diferentes  pies: 

Recela  del  traidor... 

54.  Otros: 

Si  lograremos  el  fin... 

55.  Varios  brindis: 

Que  triunfen  los  leales... 

56.  Ovillejos: 

¿Qué  hace  falta  á  nación... 

57.  Bolero: 

.  Tengo  un  loro  y  no  cesa... 

58.  Boleras: 

Un  miliciano  á  otro... 

59.  Cuarteta: 

A  qué  estado  habrán  llegado... 

60.  Epitafio  al  Capellán  de  Honor  D.  Ma- 
tías Vinuesa: 

Buen  sacerdote,  vasallo  leal... 

61.  Recuerdo  de  la  amistad: 

De  los  bienes  de  fortuna  terrena... 

62.  Al  casco  de  nácar  que  llevaba  Loren- 
za, con  lo  cual  la  embromábamos  diciendo 
era  de  un  miliciano  de  caballería: 

¿Qué  hombre  de  juicio  sano... 

63.  A  rni  esposo  Fernando  á  los  diez  y 
siete  meses  de  la  revolución: 

.  Aunque  la  dura  suerte... 

64.  Canción  hecha  durante  la  revolución 
del  Piamonte: 

Extranjeros,  venid  á  España 
Y  librad  á  la  pobre  Nación 
De  esta  picara  Constitución... 

65.  Primera  canción  hecha  cuando  se  qui- 
tó la  Constitución  en  el  Piamonte: 


La  esperanza  lisonjera... 


66.  Cancioncita: 

Españoles  imprudentes... 

67.  Canción: 

Españoles,  corred  á  las  armas... 

68.  Canción: 

Cuando  yo  era  jovencito... 

69.  Canción: 

Al  ver  perseguida... 

70.  La  vuelta  de  un  español  á  su  patria  ert 
estas  circunstancias: 

Después  de  mis  largos  viajes... 

71.  Al  revés  te  lo  digo  para  que  lo  en- 
tiendas: 

El  sistema  establecido... 

72.  Estado  actual  del  Escorial: 

Entro  en  este  sitio  amado... 

73.  Proclama: 

Animaos  ¡oh  realistas!... 

74.  El  realista  por  principios,  ó  sentimien- 
tos de  un  pobre  sargento  de  Guardias.  Com- 
puesto antes  de  la  dispersión  de  éstos; 

Yo  soy  un  pobre  sargento... 

75.  Triste  vuelta  de  un  hombre  á  su 
casa: 

Triste  prado  donde  un  día.*. 

76.  La  biondina  cat&lana: 

La  esperanza  lisonjera... 

77.  Sobre  la  amistad: 

De  una  amistad  constante... 

78.  Canción  hecha  en  Aranjuez  el  año 
de  1822,  para  cantarla  en  el  coche,  eí  día 
de  San  Fernando,  Jacinta  Espejo,  Joaquina 
Alesón,  Ignacia  Urbiztondo  y  yo: 

Con  alegría  cantamos... 

79.  La  canción  de  la  libertad: 
Avanzad,  avanzad  compañeros... 


k 


8o.  La  libsrtad  verdadera:  ' 

Avanzad,  avanzad  realistas... 

8i.  La  libertad  burlesca: 

Avanzad,  avanzad  liberales..* 

82.  Coplas  contra  las  que  acaban: 

^Con  que  es  de  Palacio? 
¡Bendito  sea  Dios!... 
^Dices  de  Palacio... 

83.  Sacado  de  un  himno  que  nos  canta- 
ban á  poco  tiempo  de  la  Constitución: 

En  breve  veamos... 

84.  El  sueño;  compuesto  durante  el  en- 
cierro, después  de  la  jarana  de  los  Guar- 
dias: 

Soñé  al  fin,  desterrada... 

85.  El  sueño;  á  un  liberal: 

¡Ay!,  liberal  amado... 

86.  Sueño  de  Almanzor: 

Soñé  á  mi  patria  amada... 

87.  Coplas  de  la  canción  El  tontillo  pom- 
poso. 

Vale  más  nuestra  crónica  antigua... 

88.  El  chitón: 
Podéis  sin  miedo  criticar  la  audacia... 

89.  Canción  del  sólo  por  eso: 

Por  este  nuevo  sistema... 

90.  Canción  sobre  la  música  de  los  Con- 
gos: 

Cuando  no  tengamos... 

91.  Alelí: 

¡Ay!,  María,  si  junto  á  tu  casa... 

92.  Otro: 
jAy!,  Fernando,  Monarca  querido... 

93.  Serení: 

Si  ves  un  hombre  extenuado. 
Pálido,  triste  y  temblón, 
Piensa  que  aquél  es  adicto 
A  nuestra  Constitución... 


193  — 

94.  La  Marica: 
Claman  los  liberales... 

95.  La  canción  A^o  quiero  casarme,  apli- 
cada á  las^circunstancias  del  día: 

Si  esto  es  ser  libre... 

96.  La  Mimosa: 
En  el  cuarto  bajo... 

97.  Otra: 
Dijo  un  niño  á  otro  en  aquel  balcón... 

98.  El  campeón  de  la  niña  bonita,  el  Trí- 
pili Trápala: 

Niña  de  insigne  hermosura... 

99.  El  Trípili,  Trápala: 
¡Cuándo  será  aquel  momento... 

100.  Las  avecillas: 
Avanzad,  avanzad  realistas... 

101.  Otras  avecillas: 
Á  las  armas  corred,  españoles... 

102.  Otras  avecillas: 
Avanzad,  avanzad  realistas... 

103.  El  Mambruc: 
Vosotros  que  sois  fieles... 

104.  Matraca  Real: 
Extranjeros,  daos  prisa... 

io5.  Canción  del  Tirol: 

Ya  vemos  los  fusiles... 

106.  Cachucha  Real: 
Yo  tengo  una  cachuchita... 

107.  Marcha  Real: 
Á  las  armas,  valientes  guerreros... 

108.  La  jota  aragonesa: 
Toditos  los  liberales... 

109.  Cuatro  charadas  y  un  logogrifo. 

1 10.  Soneto,  con  motivo  de  haber  regala- 
do á  mi  esposo  una  lámpara  de  cristal  la 
víspera  de  San  Calixto  del  año  de  1823. 

Vueltos  á  la  libertad... 


—  í  99  — 


I  r  I.  A  los  voluntarios  realistas,  en  el  acto 
de  entregarles  una  bandera: 

Cuerpo  noble,  del  Rey  fieles  amantes... 

112.  Los  Congos: 
Cuando  no  tengamos... 

1 1 3.  Glosa  de  una  cuarteta  disparatada 
que  expresa  los  sentimientos  de  la  facción: 

No  penséis,  alucinados... 

1 14.  Canción  realista: 
Ya  del  sistema  de  opresión... 

1 1 5.  Copla  del  sd/ojpor  eso; 
Mal  os  conviene  este  verde... 

116.  Décima,  acerca  de  la  rifa  de  un 
faisán: 

^Cómo  se  rifa  el  faisán... 

1 17.  Décimas  á  los  que  gritan  ¡mueran 
los  negros!: 

Para  que  á  los  liberales... 

118.  Canción  sobre  la  música  Estoy  cojo 
de  un  pie: 

Ya  la  Constitución... 

1 19.  Soneto  á  los  francmasones: 
¿Cuál  es,  alucinados  francmasones... 

120.  Soneto  hecho  en  Cádiz  en  el  estado 
de  mayor  incertidumbre: 

Todos  están  calculando... 

121.  Soneto  sobre  el  viaje  de  Sevilla  á 
Cádiz: 

Mas  que  sea  buscando  su  ventura... 

122.  Ovillejos: 
¿Quién  mandaba  á  la  Nación... 

123.  Décima  disparatada,  con  su  glosa: 
Un  oso  en  una  laguna... 

124.  Sobre  la  noche  que  llegamos  á  Le- 
brija,  en  nuestro  desgraciado  viaje  de  Sevi- 
lla á  Cádiz: 

I  Anda  el  coche  en  silencio  en  noche  obseura... 


125.  Sobre  la  salida  de  Cádiz: 

Un  gran  prodigio  del  Excelso  vimos... 

1 26.  Soneto  á  los  gigantones  que  hicieron 
bailar  en  Toledo,  para  obsequiarnos  el  sá- 
bado Santo,  después  de  tocada  la  Aleluya,  y 
los  días  de  Pascua: 

¡Pobrecitos  gigantones... 

127.  La  lámpara  á  Fernando.  Soneto: 

Cuando  á  tí  tan  sin  primor... 

128.  Décima  sobre  los  regalos  de  los  pas- 
tores de  Cuenca: 

¡Cuan  tierna  cosa  es  mirar.. 

129.  Décima  sobre  los  toreros: 
M.ts  que  le  guste  á  quien  quiera... 

i3o.  Descripción  de  Sacedón: 
Aspecto  desengañado... 

131.  Décimas  á  una  enferma  que  tiene 
aprensión: 

Nada  sirve  la  aprensión... 

132.  Décima  que  se  supone  dicha  en  la 
casa  del  Labrador: 

Preciosos  alderredores.^ 

133.  Soneto: 

Bello  sol  y  cielo  raso... 

134.  Charada: 

Es  mi  primero... 
i35.  Boleras: 

Llamaban  á  los  muertos... 

136.  Décima: 

Al  volver  del  sitio  amado... 

137.  Glosa  de  una  décima  incendiaria: 

Ya  no  hay  contemplación... 
Libres,  por  fin,  respiramos... 

138.  Pasos  de  la  revolución  de  España: 

En  el  principio  de  Enero... 

139.  Felicitación  de  un  chino.  Soneto  he- 
cho con  motivo  de  un  velador  que  regalé  á 


—  2O0  — 


mi  esposo  en  el  día  de  su  cumpleaños  el  año 
de  1834: 

En  poco  tiempo  he  llegado... 

140.  Conclusión  de  las  cosas  sueltas  que 
había  yo  de  escribir: 

Lo  que  quise  he  concluido... 

141.  Soneto  á  los  voluntarios  realistas  de 
Madrid: 

¿Cómo  venís,  ¡oh!,  nobles  voluntarios... 

142.  Décima  que  hice  á  mi  llegada  á  Aran- 
juez  el  13  de  Abril  de  i825: 

Bello  sitio  ¿i  qué  llamarme... 

143.  Soneto  al  regalar  una  araña  á  mi  es- 
poso, para  sus  días  del  30  de  Mayo  de  182 5: 

En  tan  bello  día,  en  don... 

144.  Décima  puesta  en  una  lámpara: 

Di,  ¿por  qué  de  la  soledad... 

145.  Ovillejo  sobre  el  jardín  de  Robledo: 
¿Qué  es  lo  que  aquí  se  disfruta?... 

146.  Conversación  de  un  calesero  con  las 
muías: 

¿A  dónde  va  la  Pulida... 

147.  Dédma: 

Como  en  el  campo  el  arriero... 

148.  Décima: 

Como  á  la  blanca  paloma... 

149.  El  negrito  á  Fernando,  felicitándole 
sus  años  en  el  de  1826: 

En  tan  dichosa  ocasión... 
i5o.  El  avaro.  Carta  de  Rosa  á  Elvira: 

Amiga  del  corazón... 
i5i.  Al  regalar  á  mi  esposo  un  cuadro 
con  música  y  figuras  de  movimiento  que  re- 
presentan una  caravana.  Soneto: 
¿Dónde  va  esta  caravana... 
1 52.  Al  regalar  á  mi  esposo  una  mesa  de 
despacho.  Décima: 

Recibe  el  sencillo  don... 


í53.  Descripción  de  Solán  de  Cabras: 
Dos  hogares  reducidos... 

154.  Al  regalar  á  mi  esposo  un  reloj  en 
forma  de  un  negro,  el  año  de  1826: 

Vengo  en  este  día  á  tí... 

1 55.  Décima  sobre  la  cama: 

La  cama  es  un  mueble  tal... 

1 56.  Al  regalar  á  mi  esposo,  para  el  día 
de  San  Fernando  del  año  de  1827,  un  reloj 
de  cuadros,  que  da  las  horas: 

En  este  dichoso  día... 

157.  Despedida  de  mi  esposo  Fernando 
para  su  viaje  á  Cataluña: 

Adiós,  Fernando,  adiós,  nos  ha  llegado... 

1 58.  Al  enviar  un  reloj  y  su  cadena  á  mi 
esposo.  Soneto: 

Toma  este  don,  pequeño  en  su  valor... 

159.  Versos  dirigidos  á  mi  esposo  Fer- 
nando en  nuestro  encuentro  junto  á  Va- 
lencia: 

Gracias  al  cielo  al  fin  nos  ha  llegado... 

160.  Brindis  para  la  cena  del  día  de  mi 
llegada  á  Valencia: 

¿Quién  es  del  cielo  hermoso  don... 

161.  Cuatro  ovillejos  sobre  la  rebelión: 
¿Qué  es  deber  de  la  Nación... 

162.  Dos  palabras  á  las  jóvenes  vanas: 

Doncellas,  si  imagináis... 

163.  Acertijo: 

En  Siberia  vi  una  palma 

164.  Soneto  sobre  la  flor  perpetua: 
El  tulipán  ostenta  su  hermosura... 

i65.  El  mar  en  la  playa: 

Soberbio  mar,  tus  olas  y  potencia... 

166.  Al  regalar  á  mi  esposo  una  cadena 
hecha  por  mí.  Décima: 

167.  Ovillejo  á  los  niños: 

De  los  padres  es  el  freno... 


90\  — 


1 68.  Ovillejo  á  los  jóvenes: 
¿Qué  es  preciso  en  toda  edad... 

169.  Bolera: 

El  mar  llega  á  la  playa... 

170.  La  lechuguina.  Carta  de  Ramón  á 
Alonso: 

Alonso,  amigo  querido... 

171.  Himno  sobre  la  pacificación  de  Ca- 
taluña el  año  de  1827: 

Catalanes,  alzad  hacía  el  cielo... 

172.  Sobre  la  murmuración.  Décima: 
¡Ay!  de  aquél  que  se  complace... 

173.  Acertijos: 

Arma  muy  pequeña  soy... 

174.  Charada: 

Por  mas  que  en  genios  disten  y  en  esferas... 

175.  Décima: 

El  que  juzga  estar  en  pie... 

176.  Décima: 

En  la  vida  puede  ser... 

177.  Décima: 

En  su  dorado  lecho  á  descansar... 

178.  El  favorito  y  el  labrador.  Décima: 
A  un  favorito  dijo  un  labrador... 

179.  Soneto  á  mi  peluca: 

Te  saludo,  prenda  amada... 

180.  Despedida  de  mi  peluca: 

181.  Décima  sobre  la  adulación: 

Teme  la  lisonja  necia... 

182.  Edmundo,  al  volver  á  su  casa: 

Dulce  casa  en  que  miré... 

183.  El  roble  y  la  violeta.  Fábula: 
Lleno  de  orgullo  el  encumbrado  roble... 

184.  A  una  hermosa  presumida: 

¿Por  qué,  bella  presumida... 
i85.  A  un  erudito  presumido: 
jOh!  tú^ue  de  tu  saber... 


186.  Décima  á  la  ciudad  de  Zaragoza: 

¡Oh!  ciudad  afortunada... 

187.  Despedida  de  Cataluña: 

Adiós,  Cataluña  hermosa... 

188.  El  mundo  es  una  comedia: 

Es  comedia  y  burla  infiel... 
i8q.  Á  un  jugador: 

Desgraciado  jugador... 

190.  A  un  borracho: 

Tú  del  vino  á  la  pasión... 

191.  Décima  al  hacer  un  regalo  á  mi  es- 
poso el  día  de  San  Fernando  de  1828: 

Toma  aquí  estas  fruslerías... 

192.  Himno  ejecutado  por  mi  la  Loarte  y 
Lidón: 

Salve,  Fernando,  en  este  día... 

193.  Consejos  de  un  padre  á  su  hijo: 
Hijo,  si  piensas  en  tomar  esposa... 

194.  Décima  sobre  la  gordura. 
¡Que  mal  hace  la  delgada... 

195.  Oda  á  Moríeo: 

Ábreme  la  puerta... 

196.  La  cautiva: 

Escuchad  mis  lamentos... 

197.  Décima  sobre  retratarse:    . 

Un  linaje  de  tormento... 

198.  Décima  á  lo  mismo: 

Por  un  rato  de  paciencia... 

199.  Décima  á  un  hombre  petimetre: 
Mono  insulso  ¿qué  pretendes... 

200.  Eduardo  á  Laura,  al  recibir  su  re- 
trato: 

No  templaj  Laura,  mi  amargura... 

201.  Matilde  arreperitida: 

Quien  quiera  ver "elf ruto... 

202.  El  labrador  feliz.  Letrilla: 

En  un«  $encjtla4.. 


aoa  -^ 


203.  La  burlona: 

Estella  en  una  sociedad... 

204.  Lección  para  los  Nobles,  á  vista  de 
una  fuente: 

Corre,  cristalina  fuente... 

205.  Sátira  sobre  el  teatro: 

Corre,  público  ilustrado... 

206.  El  regañón.  Décima  satírica: 
Quiere  Magín  que  todos  sus  criados... 

207.  El  glotón: 

El  ver  á  Don  Melecio  en  una  mesa... 

208.  El  hombre  reservado: 
Anoche  se  acercó  Martín  á  mi... 

I 
Szhortaolóu  del  Seflor  al  alma. 

Hijo  amado,  con  valor 
Del  cielo  anda  la  carrera; 
Es  mi  carga  muy  ligera 
Si  se  lleva  con  amor; 
Es  dulzura  su  rigor, 
Su  llanto  es  de  gozo  lleno. 
Si  con  valeroso  seno 
Tomas  la  resolución 
De  entregarme  el  corazón 
Despreciando  lo  terreno. 

En  mi  camino,  es  verdad. 
También  se  encuentran  abrojos. 
Mas  punzan  sólo  á  los  flojos 

Y  al  fuerte  con  suavidad; 
Mi  suprema  potestad 
Sostiene  á  mis  siervos  fieles; 
Los  terrenos  oropeles 
Cuestan  más  de  su  valor; 
Aquí  poco  es  el  dolor 

Y  sin  precio  los  laureles. 
Mira  cuantos  escogidos 

Pueblan  el  empíreo  cielo; 
Mientras  del  terreno  velo 
Andaban  allí  vestidos 
En  combates  repetidos 
Ganaron  el  galardón; 
Ellos  en  esa  mansión 
Han  sido  lo  mismo  que  eres; 
¿Por  qué,  pues,  hacer  no  quieres 
Para  ser  lo  que  ellos  son? 

Con  su  sangre  derramada 
El  márúr  lo  consiguió, 


Y  aun  después  le  pareció 
Se  lo  daba  yo  por  nada, 

Y  la  tropa  inmaculada 
De  las  vírgenes  gloriosas, 
Con  las  matronas  virtuosas 

Y  los  santos  confesores. 
Lucharon  entre  dolores 
Por  sus  palmas  luminosas. 

Aun  mi  madre  que  es  tan  pura 
Que  eclipsa  del  sol  la  luz, 
Estuvo  junto  á  mi  cruz 
Sumergida  en  amargura; 
Si  esta  Reina  de  dulzura 
Sufrió  pena  tan  fatal, 
¿Cómo,  siervo  desleal, 
Pretendes  más  dulce  suerte 
Que  esta  virgen  sabia  y  fuerte. 
Que  esta  Madre  sin  igual? 

Y  si  este  ejemplo  no  alcanza 
A  enmendar  tu  desvarío, 
¡Ah!  siquiera  con  el  mío 
Cobra  espíritu  y  confianza; 
Tu  salud  y  tu  esperanza 
Toda  pende  de  mi  mano; 
Si  soberbio  á  un  mero  humano 
No  te  quieres  conformar, 
No  desdeñes  imitar 
A  tu  dueño  soberano. 

Yo,  que  el  Padre  tanto  amó. 
Yo,  que  soy  su  Hijo  querido. 
En  la  tierra  he  padecido 
Cual  ningún  mortal  sufrió; 
C'ii  idera  quién  soy  yo, 

Y  al  gozarte  en  mi  victoria 
No  pierdas  de  la  memoria 
Que  sufriendo  por  el  hombre, 
De  mi  cuerpo  y  de  mi  nombre 
Merecí  la  excelsa  gloria. 

Pues  con  mi  poder  divino 
Tal  bien  para  conseguir 
¿No  pudiera  yo  elegir 
Menos  arduo  mi  camino? 
Pero  porque  le  convino 
Que  en  la  cruz  te  precediese 
Para  que  mi  ejemplo  fuese 
Tu  consuelo  en  todo  mal. 
Quiso  el  Padre  celestial 
Que  su  Cristo  padeciese. 

Así,  pudiendo  salvar 
Al  mundo  con  un  suspiro. 
Entre  tormentos  espiro 
Imposibles  de  .explicar; 
Así,  pudiendo  gozar 


-r-í03~ 


De  la  gloria  la  dulzura, 
Entre  penas  y  amargura 
Conquisté  mi  pobre  herencia, 
Sufriendo  por  obediencia 
De  la  cruz  la  muerte  dura. 

La  senda  te  mostré  yo; 
Sigue,  pues,  á  tal  modelo; 
Conmigo  reina  en  el  cielo 
Quien  conmigo  padeció, 
Para  esto  te  destinó 
De  mi  Padre  el  amor  tierno, 
Para  este  fin  del  infierno 
Te  libré  con  mi  dolor, 
Que  allá  vivas  en  mi  amor 

Y  logres  el  bien  eterno. 

II 

oda  eon  motivo  de  hallamos  mi  esposo  y  yo  solos 
la  TÍspexa  de  la  Inmaculada  Concepoión,  él  ze- 
lando  el  Oficio  del  día  y  yo  el  VazTo  de  la  Tizg^en. 

La  víspera  del  día. 
De  excelsa  gloria  lleno. 
Que  apareció  sin  mancha 
La  Madre  del  Eterno, 
En  el  dulce  recinto 
De  nuestros  aposentos 
Me  hallaba  con  mi  esposo 
Solos  los  dos  y  quietos, 

Y  entrambos  de  la  Iglesia 
Con  los  himnos  selectos 
Cantábamos  las  glorias 

De  aquél  que  es  solo  Excelso. 

Él,  del  solemne  día 
Seguía  el  bello  rezo; 
Yo,  de  la  Virgen  madre 
El  oficio  pequeño; 
De  esta  manera  unidos 
En  tan  celeste  empleo. 
Entrambos  corazones 
Hacia  el  Empíreo'vueltos, 
Me  pareció  se  hacía 
En  tan  feliz  momento 
De  nuestros  corazones 
El  lazo  más  estrecho. 

Del  matrimonio  el  lazo 
Formado  por  el  cielo 
Solo,  siendo  divino, 
Es  fuerte  y  verdadero. 
El  amor  que  se  funda 
En  motivos  terrenos. 
No  tiene  rpás  cadenas 
Sino  de  esmalte  tierno. 
¡Ah!  solo  puede  darle 


Un  alto  y  noble  precio 

La  unión  que  en  Dios  se  funda 

En  dos  leales  pechos. 

Siempre  de  esta  manera 
Consérvese  en  los  nuestros. 
No  por  el  fuego  fatuo 
De  un  natural  afecto, 
N¡  por  el  cebo  vano 
Del  atractivo  externo, 
Ó  de  ternura  humana 
Por  los  ardores  ciegos. 
Sino  eramor  divino 
De  entrambos  en  el  pecho 
Sea  el  imán  hermoso 
De  nuestro  amor  sincero. 

Únanse  nuestras  voces 
En  sacros  himnos  bellos 
Para  cantar  los  loores 
De  nuestro  Dios  inmenso: 
De  entrambos  corazones 
Del  sobrehumano  fuego 
Suban  las  puras  llamas 
Unidas  hacia  el  cielo. 
Únanos  por  su  gloria 
Siempre  el  leal  desvelo, 
Un  fuerte  honor  al  vicio 

Y  amor  á  lo  perfecto, 

Al  fin  de  que  si  escucha 
El  cielo  nuestros  ruegos 

Y  nuestra  unión  bendice 
Con  tierno  fruto  ameno, 
Reciban  con  la  sangre 
Piedad,  justicia  y  celo, 

Y  mamen  con  la  leche 
Modestia  y  rendimiento, 

Y  para  ciudadanos 
Del  cielo  los  formemos 

Aun  más  que  con  palabras 
Con  el  constante  ejemplo, 

Y  nuestra  unión  dichosa 
Ya  sea  en  este  suelo 
Imagen  fiel  de  aquélla 
Que  en  el  Empíreo  espero. 
En  donde  lo  del  mundo 
De  todo  ya  depuesto, 

De  Dios  y  de  su  gloria 
Unidos  gozaremos. 

III 

Despedida  k  la  Vlrg-en  del  Patrocinio  al  salir 
del  Escorial  para  Valencia. 

Yo  te  saludo;  ¡oh  dulce  madre  míal 
Al  alejarme  de  este  hermoso  altar. 


804--- 


Como  á  mi  amparo  fiel,  como  á  mi  guía 

Y  estrella  en  este  tempestuoso  mar. 
Consuelo  de  las  almas  afligidas 

Que  ante  tus  plantas  lloran  su  dolor, 
No  desdeñes  las  gracias  más  rendidas 
Que  te  dá  de  tus  hijas  la  menor. 

Siempre  mi  amante  madre  te  mostraste 
Por  la  terrena  que  no  conocí, 

Y  ahora  de  nuevp  me  manifestaste 
Lo  que  es  tu  patrocinio  para  mí. 

En  aquel  día  lleno  de  amargura 
Cuando  mi  esposo,  aniante  de  su  grey, 
De  la  guerra  á  cortar  la  desventura 
Voló  con  corazón  de  padre  y  Rey, 

Cuarído  él  al  apartarse  de  mi  lado 
Con  el  postrero  adiós  me  saludó. 
Que  él  iba  de  dolor  despedazado 

Y  en  Uaaio  sumergida  me  dejó. 
Cuando  al  mirar  que  de  la  rebeldía 

A  exponerse  volaba  al  fuego  cruel, 
Gemir  me  hacía  el  riesgo  que  corría 

Y  el  no  poderlo  dividir  con  él. 

Entonces  fui  á  postrarme  ante  tus  plantas, 

Y  colocando  mi  confianza  en  tí. 

En  tu  regado,  entre  tus  manos  santas, 
Su  destino  y  el  mío  remití. 

Diariamente  para  hallar  consuelo 
Derramaba  ante  tí  mi  corazón 
Mientras  el  rey  desde  el  lejano  suelo 
Me  encargaba  implorar  tu  protección. 

Nunca  se  niega  á  tal  intercesora 
El  que  siendo  mortal  la  obedeció; 
Por  tí,  pues,  de  la  paz  la  bella  aufora 
En  el  ibero  cielo  apareció. 

Los  rebeldes  acuden  á  entregarse 
El  perdón  implorando  de  su  Rey, 
Y  en  casi  sólo  un  mes  logró  apagarse 
El  fuego  de  la  guerra  en  nuestra  grey. 
Mi  esposo  ya  me  llama;  llega  el  día 
Que  de  tu  amor  mi  corazón  pidió, 
y  al  vernos  borrará  nuestra  alegría 
El  llanto  que  la  ausencia  nos  costó. 

Esto  lograste  tú  de  tü  Hijo  amado; 
jAh!  si  alguien  te  imploró  con  humildad 
jOh  dulce  madre!  y  fué  desamparado, 
Que  ya  no  se  hable  más  de  tu  piedad. 

Mas  ya  que  tan  propicia  te  mostraste 
A  este  pueblo,  tu  herencia  y  tu  porción. 
También  acaba  la  obra  que  empezaste 
Por  medio  de  tu  dulce  intercesión. 

De  tu  Hijo  alcancemos  ía  clemencia. 
Que  tcrmint  del  todo  nuestra  m«I, 


Que  abandone  su  vana  resistencia 
Los  restos  del  partido  desleal. 

Y  el  fuego  de  discordias  extinguido, 
Sujetos  todos  á  una  misma  ley, 
No  haya  ya  en  nuestra  España  más  partido 
Que  el  de  la  Patria,  Religión  y  Rey. 

IV 
Caución  al  dulcísimo  nombre  de  Jestls. 

¡Oh!  dulce  nombre  amable. 
Óleo  saludable 

Que  en  nuestro  pecho  enciende 
Llamas  de  santo  amor. 
Oleo  de  incomparable 
Dulzura  sin  medida  : 

Que  sana  toda  herida 
Del  monstruo  destructor; 
Oleo  que  las  almas 
Sostiene  y  alimentaj 
Calma  en  la  tormenta, 
Gozo  del  corazón. 
El  que  fiel  y  rendido 
Te  invoca  con  confianza. 
No  quedará  vencido 
Nunca  en  la  tentación. 
Lleno  de  maravillas 
Este  bendito  nombre, 
A  él  todas  las  rodillas 
Siempre  se  doblarán; 
Él  será  las  delicias 
De  los  que  en  él  se  inflaman, 

Y  los  que  no  le  aman 
Temblando  le  estarán. 

Y  ¿hay  quien  pueda  no  amarle? 
¿Quien  ose  ultrajarle?     , 
¿Hay  quien  contra  él  la  plünaa 
Se  atreva  á  emplear? 

Lo  lloro,  y  deseo 

Que  este  mi  amor  y  llanto 

A  mi  Jesús  un  tanto 

Pueda  desagraviar. 

En  penas  y  alegría 

Yo  siempre  he  de  adorarle; 

Siempre  he  de  dedicarle 

Mi  más  ardiente  amor. 

Cuando  haya  de  morirme,     . 

Que  sea  pronunciado 

El  dulce  nombre  amado 

De  nuestro  Salvador. 

V 
Oración  de  una  casada  pai»  pedir  sucesión. 
Ante  U  con  sumisión 
Postrada,  y  con  ríverenciá^ 


203  — 


Imploro  de  tu  clemencia 
Un  fruto  de  bendición 
Qu^  constante  en  la  obediencia 
A  tu  santa  religión, 
Conforme  á  tu  corazón. 
Ande  siempre  en  tu  presencia; 
Mas  si  lo  contrario  fuera 
Niégame  lo  que  pedí. 
Pues  entonces  para  mí 
Era  mejor  no  naciera, 
O  á  lo  menos  se  muriera 
Antes  de  dejarte  á  tí. 

VI 
Décimas  á  un  militaz. 

No  hay  ninguna  condición, 
No  hay  oficio,  no  hay  estado, 
Que  si  Dios  nos  ha  llamado 
No  guíe  á  la  salvación. 
En  ninguno  habrá  razón 
Para  un  criminal  descuido; 
Dios  el  mundo  ha  constituido, 
Dios  las  clases  arregló 
Y  á  lodos  auxilios  dio 
Con  que  quiere  ser  servido. 

Del  estado  militar 
Los  riesgos  son  innegables. 
Mas  no  son  inevitables 
Si  se  quieren  evitar. 
No  te  puedo  aconsejar 
Dejes  un  temor  prudente. 
Mas  que  al  punto  no  se  aumente 
De  oprimirte  elcoiazón; 
Que  te  inspire  precaución, 
Pero  no  te  desaliente. 

Si  temes  en  el  tumulto 
No  encontrar  á  tu  señor, 

De  tu  pecho  en  lo  interior 
Forma  un  oratorio  oculto. 
Fuerte  allí  contra  el  insulto 

Del  mundo  y  su  vanidad. 

Te  hallarás  la  soledad 

De  que  al  exterior  careces. 

Si  en  éste  solo  obedeces 

A  su  santa  voluntad. 
De  un  perverso  compañero 

No  tomes  el  mal  ejemplo; 

Busca  á  Jesús  en  el  templo 

Que  es  modelo  verdaiero. 

Ama  con  amor  sincero 

Los  de  tu  corporación, 

Ten  á  todos  atención, 

Que  esto  es  del  divino  agrado, 


Pero  de  amigo  el  dictado 
Solo  des  con  elección. 

Con  íu  subordinación 
Por  motivos  de  conciencia. 
Imitarás  la  obediencia, 
Del  que  vive  en  religión. 
No  te  faltará  ocasión 
De  una  austera  penitencia, 
Si  marchando  á  la  inclemencia. 
Con  hambre,  sed  y  dolor. 
Lo  recibes  del  Señor 

Y  lo  llevas  con  paciencia. 
Con  soportar  con  valor 

Las  burlas  de  los  mundanos. 
Si  sigues  principios  sanos 
Despreciando  un  falso  honor. 
Te  harás  fiel  imitador 
De  los  Juanes  y  Simeones, 

Y  conforme  á  los  baldones 
Que  sufrieres  tú  por  él. 
Dios  en  sus  promesas  fiel 
Te  colmará  de  sus  dones. 

A  los  santos  superiores 
De  jefe  podrás  seguir 
Si  haces  estudio  de  unir 
La  piedad  á  ios  rigores. 
Si  á  díscolos  inferiores 
Traías  con  severidad, 
A  ignorantes  con  bondad, 
A  los  flacos  con  dulzura, 
A  los  buenos  con  ternura 

Y  á  todos  con  dignidad. 
Aun  la  corona  florida 

De  un  mártir  podrás  lograr, 
Pues  por  Dios  es  espirar 
El  dar  por  tu  Rey  la  vida. 
Tu  mtencion  no  corrompida 
De  otra  menos  celestial. 
Cuando  el  acero  fatal 
Venga  á  atravesar  tu  seno. 
El  laurel  de  honor  terreno 
Volverá  palma  inmortal. 
Vive  pues,  ¡oh!  militar. 
Con  paz  y  con  esperanza; 
Coloca  en  Dios  tu  confianza, 
Que  no  te  ha  de  abandonar; 
El  bien  te  sabrá  salvar 
En  tu  estado  peligroso 
Si  tu  vives  cauteloso 

Y  le  amas  de  corazón, 

Y  si  obras  tu  salvación 
Diligente  y  temeroso. 


—  206  — 


VII 
Oración  de  nna  alma  afligida. 

Yo  soy  tu  criatura 
Sujeta  á  tu  poder, 

Y  lo  que  tú  dispones 
Solo  eso  he  de  querer. 

En  medio  de  mis  penas 
Dice  mi  corazón, 
Tu  voluntad  se  haga 
En  gusto  y  aflicción. 

Mi  suerte  está  en  tus  manos, 
Tú  bien  la  cuidarás 
Porque  nadie  es  más  sabio 
Ni  nadie  me  ama  más. 

Tú  eres  un  Rey  amante, 
Un  tierno  padre,  quien 
Anhela  de  sus  hijos 
El  verdadero  bien. 

Si  una  mujer  olvida 
Al  niño  que  parió 

Y  en  su  materno  seno 
Por  meses  abrigó, 

Tú  nunca  has  de  olvidarte 
De  aquellos  que  en  la  cruz 
Con  hartos  más  dolores 
Diste  á  la  eterna  luz. 

Tú  eres  un  fiel  amigo, 
Consuelo  en  el  dolor, 

Y  Esposo  de  las  almas 
Lleno  de  tierno  amor. 

Tú  eres  mi  fortaleza. 
Mi  apoyo,  mi  virtud, 

Y  el  norte  que  me  guía 
Al  puerto  de  salud. 

Tú  eres  mi  consejero 
En  dudas  y  aflicción, 
Tesoro  incorruptible, 
Gozo  del  corazón. 

Sí;  cuando  el  mundo  entero 
Faltase  para  mí. 
Con  tal  que  á  ti  me  atenga 
Todo  lo  encuentro  en  ti. 

Yo  llevo  por  tu  gloria 
Con  gusto  mi  pesar. 
Pues  todo  lo  mereces 

Y  sabes  compensar. 
Uno  estos  mis  trabajos 

A  los  de  mi  Señor, 

Que  más  que  yo  en  la  tierra 

Sufrió  por  nuestro  amor. 

Él  á  jueces  inicuos 
Se  quiso  entregar. 


Su  imaginaria  causa 
Les  permitió  juzgar. 

No  debo,  pues,  quejarme 
Cuando  una  humillación 
Encubre  y  obscurece 
Mi  fama  y  mi  blasón. 

Él  recibió  azotes 
Del  pueblo  que  salvó, 
Una  corona  horrenda 
Sus  sienes  traspasó. 

¿Pues  cómo  me  lamento 
De  algún  ligero  mal 
Por  su  bondad  mandado 
Y  nunca  al  suyo  igual? 

Él  triste  hasta  la  muerte 
Estuvo  por  mi  amor. 
Vertiendo  en  agonía 
Su  sangre  por  sudor. 

Si  él  el  amargo  cáliz 
Por  mí  quiso  apurar, 
Las  heces  que  me  ofrece 
¿No  tengo  de  aceptar.'' 

Si  á  los  que  me  son  caros 
Los  miro  padecer. 
De  amigos,  de  parientes 
Las  lágrimas  correr, 

¿No  viste  tú  igualmente. 
Mi  Dios  y  eterna  luz, 
A  tu  inocente  Madre 
Llorar  junto  á  tu  cruz? 
Y  si  por  tus  decretos 
Que  siempre  he  de  adorar. 
Mis  más  queridas  prendas 
Tengo  de  abandonar, 

¿No  diste,  ¡oh  Padre  Eternol 
Por  mi  felicidad 
Al  Hijo  que  engendraste 
Desde  la  eternidad? 

El  que  este  don  me  ha  hecho 
Me  envía  este  dolor; 
Pues  es  la  misma  mano. 
Él  mismo  es  el  amor. 
Unido  al  sacrificio 
Que  hizo  Jesús  por  mí, 
Estoy  si  lo  exigieras 
Pronto  á  morir  por  ti. 

En  fin,  como  la  gloria 
Siguió  á  su  Pasión, 
Se  sigue  un  gozo  eterno 
A  un  rato  de  aflicción. 

Allí  se  acaba  el  llanto. 
Allí  todo  es  gozar, 


¡ 


—  207 


Se  vuelven  en  delicias 
Las  horas  del  pesar. 
Allí,  que  descubierto 

Y  en  clara  luz  veré 
Lo  que  confieso  ahora 

Y  adoro  por  la  fe. 
Veré  la  providencia 

Que  Dios  conmigo  usó, 

Y  como  fué  ternura 
Lo  que  ira  pareció. 

Allí  tendré  descanso 
De  cuanto  padecí, 
Cuando  en  su  gloria  vea 
Al  que  murió  por  mí. 

¿Qué  males,  pues,  del  mundo 
Me  pueden  afligir, 
Cuando  en  el  cielo  espero 
Un  tan  feliz  vivir? 

Por  mucho  que  padezca 
Breve  será  mi  mal, 

Y  para  siempre  dura 
La  gloria  celestial. 

Mas  mientras  llegue  mi  hora 
Es  de  mi  obligación 
Tener  en  mi  destierro 
Paz  y  resignación. 

Debo  tener  confianza, 
Que  tú  terminarás 
Los  males  que  padezco 

Y  me  consolarás. 

Mas  mientras  estos  duren, 
¡Oh  Padre  de  bondad! 
Adoro  humildemente 
Tu  santa  voluntad. 

Yo,  sólo  te  suplico 
Que  obre  tu  gracia  en  mí 

Y  me  mantega  unida 
Con  tierno  amor  á  ti. 

Pues  como  esté  contigo, 
Divino  Redentor, 
Encuentro  en  el  Calvario 
El  gozo  del  Tabor. 

VIII 
Dos  palabras  á  las  jóveneB  vanaa. 

Doncellas,  si  imagináis 
Agradar  á  los  mortales 
Con  galas  insustanciales, 
Vanas  gracias  que  ostentáis, 
¡Oh,  cuánto  os  equivocáis! 
Que  sys  ojos  son  más  claros. 
Vendrán  muchos  á  obsequiaros 
^Más  sabéis  con  qué  inteación? 


Ganar  vuestro  corazón 

Y  pagar  con  despreciaros. 
Joven  vana,  es  fuerza  entiendas 

Que  aun  el  hombre  más  voluble, 
Para  un  lazo  indisoluble 
Busca  más  reales  prendas. 

Y  por  más  que  tú  pretendas 
Gloriarte  en  tu  vil  laurel. 
Por  fin  una  suerte  cruel 
Te  hará  ver  entre  dolores 
Que  un  millón  de  adoradores 
No  vale  un  esposo  fiel. 

No  consiste  en  su  exterior 
De  una  mujer  la  excelencia; 
Ésta  estriba  en  su  prudencia. 
Su  piedad,  modestia,  honor; 
Esto  atrae  un  justo  amor, 
Sólo  esto  es  su  gala  bella. 
Pues  más  brilla  la  doncella 
Que  sin. ansia  por  brillar 
Calla,  y  sí  procura  obrar 
Que  hable  su  virtud  por  ella. 

IX 
Matilde  arrepentida. 

Quien  quiera  ver  el  fruto 
De  una  pasión  sin  tino, 
Que  sepa  mi  destino 

Y  mire  mi  dolor; 
Mire  el  amargo  llanto 
Con  que  gimiendo  expío 
El  loco  desvarío 

De  un  imprudente  amor. 

Dichosa  yo  vivía 
Tranquila  y  sin  cuidado 
De  un  padre  tierno,  amado, 
Bajo  la  autoridad. 
Servirle  y  complacerle 
Formaba  mis  delicias 

Y  hallaba  en  sus  caricias 
El  premio  á  mi  piedad. 

Hasta  que  un  joven  bello 
Vino  á  mi  pueblo  ameno, 

Y  se  encendió  en  mi  seno 
Una  fatal  pasión. 
Ocultaba  Teodoro 

Bajo  una  cara  hermosa 
Un  alma  maliciosa 

Y  un  negro  corazón. 
Mis  gracias  celebraba 

Con  mil  elogios  bellos; 
Todo  se  hallaba  en  ellos 
Menos  sinceridad; 


2o8  — ■ 


Pues  mientras  á  mis  plantas 
Vivir  por  mí  juraba 
Los  medios  meditaba 
De  mi  infelicidad. 

Mi  padre,  penetrando 
Su  proceder  perverso 
Se  le  mostraba  adverso, 
Y  el  verme  \e  privó. 
En  vano  yo  llorando 
Rogaba  por  mi  amante; 
Inmóvil  y  constante 
Su  voluntad  quedó. 

Entonces,  maldiciendo 
Aquel  mandato  justo, 
Traté  de  hacer  mi  gusto 
Dejando  mi  deber. 
Teodoro  me  decía: 
«No  sirven  tus  lamentos; 
A  medios  más  violentos 
Te  debes  resolver. 

En  mi  ciudad  paterna 
Hallamos  cierto  abrigo; 
Unida  allí  conmigo 
Bien  presto  te  verás.     ,; 
Allí,  burlando  la  ira 
De  un  padre  alucinado 
Me  harás  afortunado 

Y  tú  feliz  serás.» 

A  aquella  sierpe  astuta 
Abrí  mi  pecho  luego, 

Y  con  delirio  ciego 
Seguí  su  voluntad. 
Llegada  á  mi  destino 
Ante  el  altar  sagrado 

Al  hombre  más  malvado 
Juré  fidelidad. 

De  nuestro  matrimonio 
En  los  primeros  días, 
De  amor  y  de  alegrías 
Sólo  señales  vi; 
Mas  él  tan  tierno  afecto 
A  poco  fué  olvidando. 
En  lágrimas  trocando 
El  gozo  que  sentí; 

Pronto,  no  me  miraba 
Ya  con  los  mismos  ojos. 
Probaba  sus  enojos 
Con  la  ocasión  menor; 

Y  mientras  en  el  juego 
Mis  bienes  disipaba. 
Sumida  me  dejaba 

En  llanto  y  en  dolor. 


Supe  por  este  tiempo 
Que  mi  fatal  partida. 
Con  el  dolor,  la  vida. 
Del  padre  terminó. 
Me  traspasaba  el  pecho 
Más  que  mi  amarga  suerte 
El  ver  que  di  la  muerte, 
A  quien  el  ser  me  dio. 

Mi  esposo  se  burlaba 
En  vez  de  consolarme; 
Reía  al  contemplarme 
Tan  llena  de  aflicción; 
Hasta  que  de  su  casa. 
Con  aire  de  alegría 
Salió  de  prisa  un  día 
Antes  de  anochecer. 

En  vano  yo  contaba 
Las  horas  con  anhelo; 
Le  vi  salir  ¡oh  cielol 
Mas  no  le  vi  volver. 
Hasta  los  pocos  bienes 
Que  antes  no  se  perdieron. 
Me  desaparecieron 
Con  aquel  desleal. 

Di  á  luz  á  poco  un  niño. 
Con  el  dolor  de  verle 
Sin  medios  de  envolverle 
Siquiera  en  un  pañal. 
Triste  y  desconsolada 
Miraba  á  mi  hijo  tierno. 
Que  un  dulce  amor  paterno 
Jamás  acarició, 

Que  en  pago  de  mis  yerros 
Sin  sombra  y  sin  abrigo 
A  padecer  conmigo 
Naciendo  comenzó 


Ya  mi  único  consuelo 
Era  ¡f  al  templo  santo 
A  deshacerme  en  llanto 
Postrada  ante  el  altar, 
Y  luego  en  mi  guardilla. 
Dejándome  mis  males, 
A  trabajos  manuales 
Me  tuve  que  aplicar. 

¡Cuántas  amargas  noches 
Pasé  sin  acostarme 
Con  tal  de  procurarme 
Mi  triste  refacciónl 
Mil  veces  de  la  boca 
Yo  me  quité  el  sustento 
Para  dar  alimento 
A  mi  infeliz  ,Ramón« 


I 


209  — 


Con  todo,  mi- desgracia 
Al  colmo  no  llegaba; 
Un  golpe  me  esperaba 
A  todos  superior; 
Un  golpe  que  si  vivo 
Después  de  aquel  instante, 
Es  porque  un  Dios  amante 
Sostuvo  mi  valor. 

Cubierta  con  un  velo 
Yo  caminaba  un  día 
Al  templo  de  María 
La  Madre  de  piedad, 
Cuando  de  unas  campanas 
El  lúgubre  sonido 
Tronó  del  puesto  erguido 
Con  triste  majestad. 

De  un  gran  tropel  cercado 
Yo  vi  venir  un  reo; 
Huir  era  mi  deseo 
De  aspecto  tan  fatal. 
Cuando  mis  tristes  ojos 
Alcé  por  entre  el  velo 
Reconociendo  ¡oh  cielo! 
Mi  esposo  desleal. 

¡Teodoro,  mi  Teodoro! 
Clamé  con  llanto  amargo, 
Aun  te  amo,  sin  embargo, 
De  lo  que  padecí. 
¿Porqué  delito  nuevo 
Llegaste  á  tal  extremo? 
¡Ah!,  tenga  el  Ser  Supremo, 
Piedad  de  tí  y  de  mi. 

Teodoro  me  miraba 
Cual  furia  del  abismo: 
¿Hasta  el  cadalso  mismo: 
Tú  me  has  de  perseguir? 
Con  tal  de  no  ver  nunca 
A  tí,  á  quien  aborrezco, 
La  muerte  que  merezco 
Con  gusto  he  de  sufrir. 

Tus  bienes  y  los  míos 
Yo  disipé  en  el  juego, 
Y  por  robarle  luego 
A  un  Grande  asesiné. 
Bien  sé  que  á  mi  suplicio 
Llego  antes  de  un  momento, 
Pero  ni  m.'  arrepiento 
Ni  me  arrepentiré. 

Así  marchó  Teodoro 
A  terminar  su  vida, 
Dejando  extremecida 
A  toda  la  ciudad. 
Yo  me  quedé  privad» 


Y  á  casa  fui  llevada 
Por  hombres  de  piedad. 

En  lágrimas  y  en  penas 
Paso  mis  tristes  días 
¡Por  breves  alegrías 
Cuan  largo  es  mi  pesar! 
De  mi  desgracia  horrenda 
Entre  la  noche  oscura. 
De  gozo  aurora  pura 
No  vuelve  á  despuntar. 

Lloro  de  un  tierno  padre 
La  muerte  anticipada. 
Pues  sólo  fué  causada 
Por  mi  fatal  error. 

Y  de  mi  t  iste  esposo 
Si  la  desgracia  siento. 
Aun  su  endurecimiento 
Me  causa  más  dolor. 

Por  fin,  mis  muchas  penas 
Con  más  quietud  sufriera 
Si  culpa  no  tuviera 
De  mi  infelicidad. 
Mas  ¡ay!  que  mi  conciencia 
Dice  con  grito  fuerte: 
Fruto  es  tu  triste  suerte 
De  tu  debilidad. 

Mas  tú,  mi  Dios  clemente, 
Asilo  de  los  reos. 
Tú  sabes  mis  deseos 
De  reparar  mi  mal. 
Sabes  que  más  me  aflige 
Que  todo  lo  sufrido. 
El  haberte  ofendido 
Con  pecho  desleal. 

De  tantos  infortunios 
Te  das  por  satisfecho; 
Perdonas  lo  que  he  hecho 
Contra  tu  santa  ley. 

Y  aun  cuando  en  tierra  sea 
Mi  v.da  trabajosa. 

Allá  me  harás  dichosa 
¡Oh,  mi  Señor  y  Rey! 


Mas  aprended  en  tanto 
De  mi  ejemplo  ¡oh  doncellas! 
Que  aun  jóvenes  y  bellas 
Corréis  peligro  igual. 
Ya  veis  de  las  pasiones 
Cuál  es  el  triste  fruto, 
Que  muda  en  llanto  y  lulo 
Un  gozo  insustancial. 

»4 


—  210  — 


De  su  fatal  estrago 
Mirad  en  mí  las  muestras, 
Y  refrenad  las  vuestras 
Con  la  virtud  y  honor, 
Siquiera  al  ver  el  llanto 
Con  que  gimiendo  espío 
El  loco  desvarío 
De  mi  imprudente  amor. 

X 

Primera  Cancióu  hecHa  cuando  se  quitó 

la  Constitución  en  el  Piamonte. 

La  esperanza  lisonjera 
Renaciendo  va  en  el  alma 
De  que  vuelva  en  fin  la  calma 
Este  reino  á  reparar; 
De  que  cese  nuestro  llanto 

Y  que  en  paz  y  armonía 
Podamos  con  alegría 
De  la  vida  en  fin  gozar, 

Piamonte  dio  el  ejemplo, 
A  España  toca  seguirlo 

Y  reedificar  el  templo 
De  su  gloria  que  cayó; 
Sea  al  menos  la  segunda 
En  volver  de  su  delito, 
Ya  que  el  inicuo  conflicto 
La  primera  comenzó. 

Recuerde  de  nuestros  padres 
La  conducta  irreprensible 

Y  aquel  valor  invencible 
Que  mostraron  en  la  lid; 
Recuerde  aquella  constancia 
De  los  hijos  de  Sagunto, 

El  tesón  de  una  Numancia 

Y  las  victorias  del  Cid. 

No  menos  que  los  romanos 
Que  os  tenían  subyugados. 
Oprime  vuestros  Estados 
La  nueva  Constitución, 

Y  mucho  más  que  los  moros 
La  secta  de  francmasones 
Con  falsas  ilustraciones 
Persigue  la  religión. 

Deje,  pues,  sus  descaminos 
Esta  nación  engañada. 
Muéstrese  al  fin  ilustrada 
De  una  verdadera  luz. 
Eche  á  lo  pasado  un  velo 

Y  sea  en  el  justo  conflicto 
Su  guía  el  favor  del  cielo 

Y  su  estaoidarte  la  cruz. 


XI 


A  mi  esposo  Pernando,  á  los  diez  y  siete  meses 
de  la  revolución. 

Aunque  la  dura  suerte 
Nos  colme  de  dolor 
Mientras  á  tí  me  deje 
No  temo  su  rigor; 
Aunque  solo  trabajos 
Contigo  dividí. 
Siempre  bendigo  el  día 
Que  unió  mi  suerte  á  ti. 

Aunque  de  veinte  meses 
Que  trato  esta  nación 
No  son  los  diez  y  siete 
Sino  revolución, 

Y  aunque  las  dulzuras 
De  la  quietud  no  vi. 
Siempre  bendigo  el  día 
Que  unió  mi  suerte  á  ti. 

Aunque  de  tus  derechos 
Tu  pueblo  te  privó 

Y  en  tu  lugar  la  tropa 
De  un  vil  café  mandó, 
Aunque  bajo  su  yugo 
Contigo  yo  gemí. 
Siempre  bendigo  el  día 
Que  unió  mi  suerte  á  ti. 

Aunque  ultrajar  te  vea 
De  una  tan  vil  facción 
Que  ella  del  mismo  abismo 
Parece  producción, 

Y  aunque  en  cada  instante 
Su  crueldad  temí. 
Siempre  bendigo  el  día 
Que  unió  mi  suerte  á  ti. 

En  fin,  si  la  Corona 
Pensaran  en  quitar 

Y  entre  la  ínfima  plebe 
Nos  viéramos  echar, 
Fernando,  no  su  trono, 
Es  quien  me  tiene  aquí; 
Siempre  bendigo  el  día 
que  unió  mi  suerte  á  ti. 

Hasta  si  en  nuestra  sangre 
Buscaran  libertad, 
Victima  moriría 
De  eterna  lealtad; 
Ni  aun  en  aquel  momento 
Has  de  dudar  de  mí; 
Siempre  bendigo  el  día 
Que  unió  mi  suerte  á  ti  (i). 


(1)  Aunque  publicada  por  Haebler  (pigs.  13a  á  134),  re- 
producimos esta  poesía,  una  de  las  mas  sentidas  que  com- 
puso D.»  María  Josefa  Amalia, 


21  I 


XH 

Zia  Tuelta  do  un  espafiol  á  su  patria 

en  estas  circunstancias. 

Después  de  mis  largos  viajes, 
En  fin  llegó  para  mí 
El  momento  afortunado 
En  que  á  mi  patria  volví; 
Pero  turba  mi  alegría 
Su  presente  situación. 
Extranjero  soy  en  mi  patria. 
No  conozco  mi  nación. 

¿Dónde  está  aquel  entusiasmo 
Por  la  fe  del  Salvador? 
¿Dónde  el  profundo  respeto 
Al  misterio  de  su  amor? 
Desde  que  les  es  delito 
El  amar  la  religión, 
Extranjero  soy  en  mi  patria, 
No  cono%j:o  mi  nación, 

¿Dónde  está,  á  su  soberano, 
Su  constante  lealtad, 
Que  dábala  su  trono  siempre 
Tan  dulce  seguridad? 
¡Ah!  desde  que  sacudieron 
La  debida  sujeción. 
Extranjero  soy  en  mi  patria, 
No  conozco  mi  nación. 

¿Dónde  está  el  amor  paterno 
Que  á  todos  los  unió, 

Y  de  paz  y  de  alegría 

A  nuestra  España  llenó? 
lAh!  desde  que  la  anarquía 
Rompió  el  lazo  de  su  unión, 
Extranjero  soy  en  mi  patria. 
No  conozco  mi  nación. 

¿Dónde  está  aquella  censura 
Por  la  cual,  sin  inquietud, 
Se  instruía  por  los  libros 
A  la  incauta  juventud? 
¡Ah!  desde  que  son  aquéllos 
Escuela  de  irreligión, 
Extranjero  soy. en  mi  patria, 
No  conozco  mi  nación. 

¿Dónde  está  aquella  prudencia 

Y  justa  solicitud 
En  castigar  el  delito 

Y  en  premiar  á  la  virtud? 
Desde  que  para  los  buenos 
Es  la  muerte  y  la  prisión. 
Extranjero  soy  en  mi  patria, 
No  conoideo  mi  nación. 

■  En  fin,  todo  se  ha  mudado 
Por  esta  perversa  ley 


Que  es  obra  de  fracmasones 
Contra  religión  y  rey; 
Y  digo  que  mientras  dure 
La  fatal  Constitución, 
Extranjero  soy  en  mi  patria. 
No  conozco  mi  nación. 

XIII 
Despedida  de  Sacedón. 

Pueblo  amado,  ¿con  que  he  de  dejarte? 
¿Con  que  he  de  volverme  á  Madrid? 
Sombra  de  paz,  ¿con  que  he  de  renunciarte 
Para  vivir  en  medio  de  la  lid? 

Aun  este  corto  alivio  de  dolores 
Bastante  ya  se  nos  acibaró; 
Hasta  aquí  nos  siguieron  [los]  traidores 
Y  nuestra  llaga  nunca  se  cerró. 

Pero,  en  fin,  del  campo  la  hermosura. 
Su  aire  que  mi  pecho  respiró, 
Esas  peñas,  en  cuya  inmensa  altura 
Mi  vista  se  perdió  y  descansó; 

La  luna  con  sus  luces  halagüeñas, 
El  sol  con  su  benéfico  ardor. 
Cubrían  con  imágenes  risueñas 
Las  pasadas  escenas  de  horror. 

Allí  pensando  en  cuando  me  quejaba 
De  que  aquí  me  seguía  la  aflicción. 
Diré:  ¡Ah!  dulce  paz  que  despreciaba, 
¡Ay!  ¿dónde  estás?  amado  Sacedón. 

Entonces  me  parecerá  risueño 
El  día  que  de  ti  me  despedí; 
Aun  pisaba  [yo]  el  suelo  alcarreño; 
Iba  á  salir,  mas  aun  estaba  aquí. 

Y  en  aquel  momento  que  forzada 
Por  mi  suerte,  te  tengo  de  dejar, 
Te  echo  siquiera  esta  última  mirada; 
A  ésta  cree,  que  no  te  ha  de  engañar. 

Ella  te  dice,  aunque  el  labio  calle. 
Que  mientras  dure  la  Constitución 
Aunque  mi  cuerpo  en  Madrid  se  halle 
Mi  afecto  esta[rá]  siempre  en  Sacedón. 

XIV 
Oda  á  Morfeo. 

Ábreme  la  puerta. 
Amable  Morfeo, 
De  tu  ancho  palacio 
Pacífico  y  quieto; 
A  tristes  cuidados 
Allí  sólo  encuentro 
Cerrada  la  puerta 
Con  llaves  de  hierro; 
El  rico  y  el  pobre. 


212  — 


El  noble  y  plebeyo, 
Aquí  tiene  entrada 

Y  encuentra  consuelo; 
También  con  confianza 
Yo  aquí  me  presento; 
Ábreme  la  puerta 

De  tu  alcázar  regio; 
Señálame  un  quieto 

Y  obscuro  aposento, 
No  importa  que  sea 
Sencillo  y  pequeño; 
Las  olas  del  Lele     ' 
Con  ruido  ligero 
Dulcemente  arrullen 
Mis  cansados  miembros, 

Y  muéstrame  en  tanto 
En  alegres  sueños 

Las  dichas  que  al  hombre 
No  presta  este  suelo. 

-    XV 
Xecolón  para  los  Kobles,  á  vista  de  una  fuente. 

Corre,  cristalina  fuente 
Del  hermoso  manantial; 
Del  viador  la  sed  ardiente 
Apague  con  su  corriente 
Tu  purísimo  cristal. 

De  alto  monte  derríbada 
Ostentas  su  clarídad 
En  la  gruta  resguardada 
Que  la  peña  entrelazada 
Forma  con  su  variedad. 

De  tu  orígen  tú  sostienes 
La  pureza,  elevación; 
De  este  modo  reconvienes 
A  hombres  que  de  iguales  bienes 
Deslucen  la  estimación. 

Si  salieras  menos  pura 
Ó  enturbiado  tu  candor, 
El  saber  que  de  la  altura 
Tú  procedes,  ¿por  ventura 
Te  daría  algún  valor?- 

Así  el  noble  cuya  vida 
Desmiente  su  calidad 
Es  un  vil,  sin  que  lo  impida 
De  su  estirpe  esclafecida 
Nobleza  y  antigüedad. 

Su  cuna  ha  de  respetarse, 
Su  derecho  es  justo  y  real. 
Mas  él  no  debe  olvidarse 
Que  si  esto  puede  heredarse 
El  mérito  es  personal. 


XVI 
Triste  vuelta  de  un  liombre  á  su  casa. 

Dulce  prado,  donde  un  día 
Sin  cuidados  yo  jugaba. 
Casa  que  mía  llamaba, 
Ya  por  fin  os  vuelvo  á  ver; 
De  mi  vuelta  me  parece 
Que  cada  ave  alaba  al  cielo 

Y  dirige  el  suave  vuelo 

A  mis  hombros  con  placer. 

Pero,  ¡ay!,  ¡en  qué  triste  estado 
Hallo  el  patrio  techo  mío! 
Este  cuarto  abandonado 
Donde  mi  padre  habitó, 

Y  en  el  medio  de  este  prado. 
Tan  risueño,  tan  amado. 
Veo  la  tumba  de  mi  madre 
Que  un  hermano  edificó. 

¡Oh,  mi  hermano!,  ¡ah,  si  le  viese! 
¡Abrazarle  si  pudiese! 
Mao  también  á  pocos  días 
A  la  madre  fué  á  seguir. 
¡Ah,  de  los  que  tanto  he  amado, 
A  ninguno  ya  he  encontrado 

Y  es  más  triste  esta  mi  vuelta 
Que  lo  ha  sido  mi  partir. 

A  lo  menos,  dulces  sombras, 
A  menudo  á  mi  consuelo 
¡Ah!,  bajad  del  alto  cielo. 
Que  sin  vos  no  sé  vivir. 
Cuando  en  su  piedad  la  muerte 
Mis  dolores  feneciera, 
A  mi  patria  verdadera 
Me  vendréis  á  conducir. 

XVII 
El  avaro.  Carta  de  Bosa  á  Elvira. 

Amiga  del  corazón, 
Aprovecho  estos  momentos 
Para  que  oigas  mis  lamentos 

Y  me  tengas  compasión. 
Cegada  de  la  ambición 
Tomé  para  mi  marido 
A  un  avaro  corcomido 

De  mal  genio  y  mal  humor; 
Mas  de  mi  vida  el  tenor 
Te  dirá  cuá  i  necia  he  sido. 

Cuando  el  alba  apenas  brilla 
Djrando  una  pobre  cama, 
A  su  lado  ya  me  llama 
Una  seca  tosecilla 

Y  una  ronca  voz  que  chilla: 
¡Arriba!,  que  yo  ya  estoy 


—  213 


Y  á  mi  dinero  me  voy 

A  saber  si  me  han  robado; 
Ayer  nada  me  ha  faltado; 
A  ver  si  lo  mismo  es  hoy. 

Tú  vete  á  mirar  la  ropa 

Y  la  rota  á  remendar; 
Nueva  ya  se  ha  di  comprar 
Si  el  viento  nos  sopla  en  popa. 
Después  llévame  la  copa; 

Tú  también  puedes  beber, 
Más  tres  partes  han  de  ser 
De  agua,  pues  el  vino  cuesta, 

Y  el  pan,  si  de  ayer  nos  resta. 
Debe  en  un  dedal  caber. 

Todo  esto  es  tarea  mía. 
Pues  antes  tuvo  criadas. 
Más  todas  por  mal  pagadas 
Se  fueron  al  cuarto  día. 
En  una  guardilla  fría, 
Sin  vidrios  en  la  ventana 
(La  lumbre  porque  es  malsana 
Dice  que  la  ha  desterrado), 
Con  mi  estómago  lavado 
Gimo  toda  la  mañana. 

Por  fin  la  hora  deseada 
Trae  un  más  feliz  destino, 

Y  en  una  mesa  de  pino. 
Con  ningún  mantel  tapada. 
La  cazuela  es  colocada, 
Más  el  caldo  ¡ay  de  mi! 

Al  principio  yo  creí 
Que  estaba  puesta,  primero, 
Para  cocer  el  puchero 
El  agua  caliente  allí. 

Por  fin  busqué  tanto  y  tanto 
Que  una  cosa  dura  hallé 
Que  por  poco  la  tiré 
Supo:iiendo*que  era  un  canto; 
Saco  y  veo  con  espanto 
Que  trozos  de  carne  son 
Comprada...  esta  adquisición 
No  alcancé  yo  cuándo  ha  sido. 
Mas  lo  sé  de  mi  marido 
Por  la  propia  confesión. 

La  ración  de  pan,  escasa. 
No  aumenta  razón  ni  ruego; 
Por  no  pagar  al  gallego 
El  agua  se  da  con  tasa. 
Tristemente  así  se  pasa 
Pronto  la  hora  de  comer, 

Y  luego  al  anochecer, 

Sin  sol,  sin  luz  y  sin  moscas. 


En  unas  esteras  toscas 
Nos  sentamos  á  beber. 

Bien  te  puedes  figurar 
Que  es  agua,  y  en  solo  un  vaso. 
Pues  ayer  por  un  acaso 
El  otro  se  fué  á  quebrar. 
Hartos  ya  de  bostezar. 
Sin  siquiera  un  candilón. 
Dormimos  nuestra  aflicción 
En  el  suelo,  al  fin,  sin  nada 
Más  que  una  manta  delgada 

Y  un  durísimo  jergón. 

Nuestras  alhajas  sencillas 
Ahora,  pues,  vas  á  saber; 
En  la  pieza  de  comer 
Hay  una  mesa  y  dos  sillas; 
En  la  otra  de  las  guardillas 
Que  sirve  para  dormir. 
Trabajar  y  recibir 
A  algún  sujeto  de  fuera. 
No  hay  más  cama  que  la  estera 
Que  te  acabo  de  decir. 

Dos  tristes  guardillas;  esta 
Es  toda  nuestra  morada, 

Y  en  otra  pieza  cerrada 
Está  la  gabeta  puesta; 
Allí  por  mañana  y  siesta 
Él  se  halla  cual  guarda  fiel. 
Pues  esta  pieza  para  él 

Es  el  único  recreo. 
Baile,  tertulia  y  paseo 

Y  el  más  florido  vergel. 

De  esta  misma  habitación, 
Tan  estrecha,  pobre  y  fría. 
Temo  que  el  casero  un  día 
Nos  eche  sin  compasión; 
Pues  con  precipitación 
Ya  nuestro  alquiler  exige; 
Más  como  mi  esposo  rige 
Él  solo  todo  el  caudal, 
Le  oye,  más  por  bien  ni  mal 
En  este  punto  transige. 

Todo  mi  elegante  ajuar. 
Sin  atender  á  mi  queja, 
A  la  ropería  vieja. 
Acabado  de  casar, 
Fué  mi  esposo  á  despachar. 
Regalándome  un  vestido 
De  un  lienzo  tan  bien  tejido, 
Que  lo  opuesto  á  no  saber 
Yo  lo  había  de  tener 
Por  un  cortinón  raído. 


2t4- 


Y  pues  esia  tela  fina 
No  tengo  con  qué  mudar, 
En  cama  tengo  que  estar 
Cuando  se  pone  cochina. 
Entonces  luego  una  tina 
Á  su. lado  es  colocada, 

Y  yo  sola,  desgraciada, 
Me  tengo  que  atarear 
En  lavar,  secar,  planchar 
Mi  ropa  desengañada. 

Todos  sus  coloquios  luego 
Son  de  cuentas  solamente; 
Tener  otro  diferente 
Es  igual  á  hablarle  en  griego. 
Aun  gracias  al  mismo  fuego 
De  su  furiosa  pasión 
Que  al  templo  de  su  Piutón 
Su  continuada  asistencia 
Me  ahorra  la  impertinencia 
De  darle  (jonversación. 

Si  en  mi  triste  casa  hubiera 
Un  mueble  roto  ó  perdido. 
Una  mancha  en  el  vestido 
Ú  otro  destrozo  cualquiera. 
Horroroso  lance  fuera. 
Con  el  vaso  sucedió, 

Y  apenas  él  lo  notó, 

Te  aseguro  que  han  quedado 
Mis  huesos  en  peor  estado 
Que  el  vaso  que  se  quebró.    . 

¿Qué  me  sirve  estar  casada 
Con  un  medio  millonario 
Si  de  lo  más  necesario 
De  la  vida  estoy  privada? 
Á  mendigar  obligada 
Menos  trabajos  tendría, 
A  lo  menos  contaría 
Para  mi  manutención 
Con  lo  que  la  compasión 
Me  hubiese  dado  aquel  día. 

Aun  me  quiere  libertar 
De  una  enfermedad  mi  estrella, 
Pues  no  dudo  yo  que  en  ella 
Me  tendría  que  quedar, 
No  habiendo  que  imaginar 
Llamar  un  facultativo. 
Anoche  de  positivo 
Kl  mismo  me  dijo  asi: 
No  entra  esta  polilla  aquí 
Mientras  me  mantenga  vivo. 

Tampoco  quiere  tener 
Por  sí  ni  el  menor  cuidado; 


Anciano,  pues,  y  estenuado 
Por  fuerza  ha  de  parecer; 
Poco  me  diera  el  perder 
Este  cicatero  rico, 
Más  si  yo  no  tengo  un  chico 

Y  él  se  muere  sin  testar, 
Al  hermano  va  á  parar 
Ivl  medio  millón  del  pico. 

El  que  hiciera  testamento 
Por  mi  influjo  le  insinuaron, 
Más  sin  fruto  se  cansaron 
Para  lograr  este  intento, 
Porque  su  aborrecimiento 
A  gastar  dinero  es  tal, 
Que  acto  alguno  judicial 
Juzga  útil  ó  necesario, 
Pues  dar  un  cuarto  al  notario 
Mejor  quisiera  un  puñal. 

De  aquí  puedes  inferir 
Elvira,  mi  suerte  fiera, 

Y  la  que  después  me  espera 
Si  él  se  llegase  á  morir; 
Sólo  tengo  que  elegir 
Entre  pobreza  y  pobreza; 
Si  vive,  por  su  vileza 
Pobre  con  oro  seré, 

Y  si  muere  perderé 

Sólo  el  nombre  de  riqueza. 

Si  mis  letras  gruesas  son 
Me  tienes  que  perdonar, 
Porque  tengo  que  emplear 
Para  este  efecto  un  carbón; 
Este  mismo  del  fogón 
Del  vecino  lo  he  pedido, 
Pues  si  jamás  mi  marido 
Viese  el  suyo  disminuir. 
Ya  podía  consentir 
Que  hasta  hoy  había  vivido. 

Este  papel,  que  es  de  estraza, 
Lo  he  logrado  en  el  momento 
Que  nuestro  pobre  alimento 
A  comprar  yo  fui  á  la  plaza; 
Un  viejo  de  buena  traza 
Me  lo  ha  dado  por  merced, 
Pues  del  oro  por  la  sed 
Mi  esposo  este  gasto  evita 
Poniendo  en  su  piececita 
Las  cuentas  en  la  pared. 

Á  tu  m:írido,  el  Marqués, 
Muchas  cosas,  y  á  tu  niño; 
Tú  cuenta  con  mi  cariño. 
Madrid  treinta  de  este  mes, 


—  2l5 


Año  ochocientos  y  ircs, 
Mi  año  veinte  de  nacida, 
De  mi  desgracia  cumplida 
El  primero,  más  sin  duda, 
Si  mi  suerte  no  se  muda. 
El  último  de  mi  vida. 

Lo  firma  tu  desgraciada, 
Extenuada  y  afligida. 
Fastidiada  y  aburrida, 
De  mil  trabajos  cercada, 
Casi  de  vivir  cansada, 
Siempre  abatida  y  llorosa. 
De  mal  humor  y  rabiosa. 
De  un  marido  vil  y  ruin 
Víctima  infeliz,  en  fin. 
Tu  desesperada 

Rosa. 

XVIII 
Descripción  de  Salan  de  Cabras. 

Dos  hogares  reducidos 
Entre  peñas  sepultados. 
Dos  senderos  escarpados, 
Sus  paseos  más  floridos, 
Su  vergel,  bojes  tupidos; 
Chicharras  sus  ruiseñores; 
Aun  el  sol  sus  resplandores 
Sólo  escasos  deja  ver, 

Y  cabras  debieran  ser 
Sus  únicos  moradores. 

Continuación  seria  de  la  descripción  joccs.i 
de  Solán  de  Cabras. 

Aunque  es  áspero  y  fragoso. 
Más  en  esta  tierra  inculta 
La  bondad  divina  oculta 
ün  tesoro  prodigioso. 
Corre  el  pobre,  el  achacoso 
De  esta  fuente  á  la  virtud, 
Busca  con  solicitud 
Su  remedio  entre  estas  breñas; 
Sus  fraguras  son  risueñas 
Al  amor  de  la  salud. 

¿Quién  duda  que  el  miserable 
Que  aquí  encuentra  su  remedio. 
Deja  de  mirar  con  tedio 
Su  aspereza  interminable.'' 
Dios  es  igualmente  amable 
Entre  peñas  que  entre  rosas, 

Y  con  manos  amorosas 

Abre  al  hombre  claras  fuentes. 
Ya  de  gustos  inocentes. 
Ya  de  curas  prov«chosat. 


Para  el  hombre  fué  criado 
Cuanto  Dios  hizo  en  la  tierra; 
Cuanto  en  su  ámbito  se  encierra 
Á  servirle  es  destinado; 
Todo  sigue  este  mandado 
Para  su  felicidad; 
Mas  su  ciega  voluntad. 
Sola,  libre  en  su  camino, 
Contra  el  Bienhechor  divino 
Abusa  su  libertad. 

No  el  buscar  una  salud 
Que  Dios  nunca  me  ha  negado; 
Otros  fines  me  han  guiado 
De  esta  fuente  á  la  virtud; 
Busco  en  mi  solicitud 
La  pública  conveniencia; 
Sigo  á  una  probada  ciencia 
Y  cumplo  con  mi  deber; 
Por  mí  no  quedó  que  hacer; 
Obre  Dios  con  su  clemencia. 

482. — Julia  y  Francisca  en  Turquía.  No- 
vela moral,  compuesta  por  la  Reyna  Doña 
.María  Josefa  Amalia  en  el  mes  de  Marzo 
de  1828. 

Manuscrito  de  aquella  época;  146  hojas 
en  8.*  sin  foliación;  encuadernado  en  pasta; 
lleva  al  principio  una  lámina  en  colores. 

Bibl.  Nac. — Depart.  de  Mss. 

Hay  otro  manuscrito  en  el  Archivo  de 
Palacio.  Consta  de  i25  págs.  en  4.* 

Julia  y  Francisca  son  dos  hermanas  ge- 
melas, cuyos  padres,  el  Conde  de  Manns- 
bach,  hiángaro  que  se  había  distinguido  en 
las  guerras  contra  los  turcos,  y  D.^  Catalina 
Roseudosf,  les  dieron  una  educación  pia- 
dosa. 

Desde  niñas  se  vio  una  diferencia  notable  en  sus 
genios,  talento  y  modales,  y  hasta  en  su  exterior. 
Julia,  blanca,  de  pelo  rubio,  de  unos  ojos  de  un 
azul  apagado;  era  dulce,  á  la  verdad,  y  dócil,  pero 
de  poca  vivacidad  y  gracia,  aunque  no  absoluta- 
mente destituida  de  talento  y  luces;  era  difícil  y 
tarda  para  comprehender,  y  de  una  memoria  cor- 
la, de  modo  que  á  pesar  de  su  mucha  aplicación, 
hacía  pocos  progresos  en  las  letras,  y  sí  se  la  no- 
taba que  aquello  que  una  vez  se  la  imprimía  en 
«1  entendimiento  y  «n  «1  corazón,  nada  era  capaz 


—  ai6 


de  borrárselo.  Francisca  era  morena,  de  pelo  y 
ojos  negros,  llena  de  gracia,  tálenlo  y  despejo; 
nada  le  era  difícil  de  aprender;  tan  prontos  para 
las  ciencias  su  entendimiento  y  memoria,  como 
hábiles  sus  manos  para  la  labor  y  demás  ejerci- 
cios propios  de  su  sexo;  dejaba  admirados  y  em- 
belesados á  sus  padres  y  maestros  y  á  cuantos 
visitaban  la  casa  del  Conde  de  Mannsbach. 

A  los  pocos  años  murió  éste  en  una  bata- 
lla contra  los  turcos,  quienes,  entrando  en 
la  casa  de  Julia  y  Francisca,  se  las  llevaron 
cautivas  y  las  vendieron  en  Alepo  á  una 
viuda  llamada  Zoraida. 

En  tan  desgraciada  situación,  Julia  con- 
serva la  fe  no  obstante  las  amenazas  de  su 
ama;  pero  Francisca  reniega  de  sus  creen- 
cias y  se  hace  musulmana.  La  conciencia  le 
remuerde  al  principio,  más  los  ricos  vesti- 
dos que  le  regala  Zoraida  hacen  que  la  va- 
nidad femenil  sofoque  el  arrepentimiento. 
Julia  sufre  por  su  constancia  en  la  fe  tra- 
bajos y  desprecios  sin  cuento. 

Hecho  Bajá  de  Belgrado,  Seli'm,  hijo  de 
Zoraida,  va  á  casa  de  su  madre,  quien  de- 
seaba casarlo  con  Francisca,  muy  ufana  por 
tal  boda;  pero  Selím  se  enamora  de  Julia, 
cuya  dulzura  y  mansedumbre  le  encantan, 
y  viene  la  lucha  entre  ambas  hermanas; 
Francisca  se  libra  de  su  competidora  ha- 
ciendo que  Julia  sea  devuelta  á  su  madre. 
Encendida  nuevamente  la  guerra,  dase  una 
batalla  á  la  que  asistió  Selím,  cayendo  he- 
rido gravemente;  acude  Julia  á  socorrerlo; 
éste,  que  la  conoce  al  momento,  recuerda 
sus  amores,  se  hace  cristiano  y,  una  vez  cu- 
rado, se  desposa  con  Julia. 

Despechada  Francisca  persigue  cruelmen- 
te á  sus  hermanos,  quienes  son  apresados 
por  los  turcos,  y  después  de  mil  vicisitudes, 
acaban  sus  días  vertiendo  su  sangre  en  el 
cadalso  antes  que  renunciar  á  Cristo. 


SALABERT  Y  TORRES 
(D.''  María  de  los  Dolores). 

Hija  de  D.  Félix  Salabert  O'Connor,  Mar- 
qués de  Valdeolmos  y  de  la  Torrecilla.  He- 
redó el  mayorazgo  fundado  por  D.  Bernardo 
de  OConnor.  Casó  con  su  primo  político 
D.  Narciso  de  Heredia;  le  fué  concedido  el 
Real  permiso  á  lo  de  Diciembre  de  1822. 

483.— Memoria  expositiva  de  la  situación 
de  la  Inclusa  y  Colegio  de  niñas  de  la  Paz, 
en  seis  da  Mayo  de  mil  ochocientos  veinte  y 
cinco.  Presentada  á  la  Real  Junta  de  Seño- 
ras por  su  Presidenta  la  Excma.  Señora  Con- 
desa de  Ofalia. — Madrid.  Imprenta  que  fué 
de  García.  1825. 

1 5  págs.  en  4."  con  un  Estado  que  mani- 
fiesta los  ingresos  de  caudal  y  pago  que  se 
han  verificado  en  los  Reales  establecimien- 
tos de  la  Inclusa  y  Colegio  de  la  Paz...  en 
todo  el  año  de  1824.  Va  firmado  por  la  Secre- 
taria Margarita  Elisa  Norigat  Hurtado  de 
Mendoza,  á  31  ds  Diciembre  de  1824. 

SALAZAR 
(D.*  Gregoria  Francisca  de). 

Natural  de  Granada. 
484. — Canción  á  la  Virgen  de  Gracia: 
Ya  que  oriental  ocaso  luminoso... 

Coronada  historia,  descripción  laureada, 
del  mysterioso  Génesis,  y  principio  Augus- 
to de  el  eximio  portento  de  la  Gracia,  y  ad- 
miración de  el  Arte,  la  milagrosa  Imagen 
de  María  Santiss.*^^  de  Gracia...  desta  No- 
bilissima  Ciudad  de  Granada.  Por  el  R.  Pa- 
dre Fray  Juan  de  la  Natividad. — En  Gra- 
nada, en  la  Imprenta  Real,  por  Francisco 
de  Ochoa.  Año  de  1697. 

Págs.  218  y  219. 

Según  consta  en  la  pág.  218,  escribió  otras 
tres  canciones  al  mismo  asunto. 


I 


—  ai 

La  publicada  es  un  detestable  modelo  de 
culteranismo. 

SALAZAR  Y  MARDONES  AGUIRRE 
(D.'  María   de). 

Sobrina  del  Obispo  D.  Cristóbal  de  Sala- 
zar  Mardones,  quien  fué,  según  dice  Montal- 
ban  en  su  Para  todos  (pág.  5i5): 

Oficial  mayor  en  la  Secretaría  del  Reyno  de 
Sicilia,  gran  Legista,  perpetuo  estudiante  y  muy 
versado  en  la  lengua  Latina,  y  conocimiento  de 
todoi  los  Poetas;  tiene  escrito  sobre  el  primero  y 
segundo  libro  de  la  Instituía;  comentó  á  D.  Luis 
de  Góngora  sobre  la  Fábula  de  P'iramo  y  Tisbe, 
á  modo  que  el  Comendador  Griego  sobre  las  Tres- 
cientas de  Don  Juan  de  Mena,  y  hizo  unas  notas 
á  las  Soledades  del  mismo  Autor,  sin  otros  mu- 
chos papeles  de  diversos  estudios. 

Cnf.  Por  D."  Isadel  de  Valdiuieso  y  Mardo- 
nes, patrona  de  la  memoria  y  obra  p'a,  que 
fundó  Don  Fray  Diego  de  Mardones,  Obispo 
de  Córdoua.  Con  el  Colegio  de  las  Niñas 
huérfanas  de  nuestra  Señora  de  la  Piedad  de 
la  dicha  Ciudad. — Impresso  en  Granada  por 
Francisco  Heylan.  Año  de  1629. 

Firmada  por  el  Lie.  Pedro  de  Zamora 
Hurtado. 

1 39  hojas  en  folio. 

485.— Al  sepulcro  del  célebre  poeta  Juan 
Pérez  de  Montalván.  Epitafio  (soneto): 

Este  con  letras  de  oro  monumento... 

Lágrimas  panegíricas  á  la  temprana 
muerte  del  gran  poeta,  y  teólogo  insigne, 
Doctor  luán  Péreí  de  Montalbán. 

Folio  53. 

SALICIA  (D.»  Julia). 

486.— Soneto  en  elogio  de  Miguel  Cid: 

Si  atenta  admiración,  si  aplauso  mudo... 

Justa  sagradas  del  insigne  y  memorable 
poeta  Miguel  Cid. — Sevilla,  por  S.  Faxar- 
do,  1647. 


7  — 


SALINAS  (D."  Juana). 


Natural  de  Criptana.  Fué  seglar  en  el 
convento  de  San  Juan  de  la  Penitencia,  de 
Alcalá. 

487. — Soneto  á  San  Antonio  de  Padua: 

Goza  el  virgen  Antonio  blanco  lirio 
iriumphante  ya  del  cielo  en  la  camp-ña... 

Certamen  poético  en  alabanza  del  glorioso 
San  Antonio  de  Padua,  para  la  fiesta  que 
la  villa  del  Campo  de  Criptana  le  hi^o  el 
año  de  mil  seiscientos  y  quarenta  y  qiiatro, 
en  que  como  á  su  protector  le  erigió  una  ima- 
gen de  bulto.  Dirigido  al  Ex.»'^  Sr.  Duque 
de  fxar. 

Ms.  del  siglo  XVII. 

Bibl.  Nac— Mss.  M.  102. 

SALINAS  (Sor  María). 

Nació  á  14  de  Septiembre  de  1602  en  Ta- 
marite;  tomó  el  hábito  en  el  convento  de 
Santa  Clara  de  Borja  á  25  de  Septiembre 
de  1622. 

Murió  en  el  año  1657  á  i."  de  Junio. 

488. — Escribió  su  autobiografía,  de  la  cual 
se  publicó  gran  parte  en  la  siguiente  obra: 

Vida  prodigiosa,  y  felicissima  muerte  de 
la  Madre  Sor  María  Salinas  de  la  Orden 
de  Santa  Clara  en  la  provincia  de  Aragón. 
Primero  hija  del  convento  de  Santa  Clara 
de  Borja;  y  después  fundadora  del  convento 
de  la  Purissima  Concepción  y  Santa  Espina 
de  la  villa  de  Xelsa.  Sácala  á  lu^  el  M.  R. 
P.  Fr.  Juan  Cinto,  Letor  lubilado,  Califi.- 
cador  de  la  Suprema  y  General  Inquisi- 
ción.— Zaragoza.  Imprenta  de  Miguel  de  Lu- 
na. 1660. 

Un  vol.  en  4.°  de  383  págs.,  más  12  hojas 
al  principio  y  cuatro  al  rin. 


—  2i: 


SALLE  NT  (Sor  Mariana). 


Nació  en  Borja  en  el  año  i665.  Fueron  sus 
padres  D.  Francisco  Sallent,  médico  de  aque- 
lla población,  y  D."  Catalina  Trasobares, 
En  1675  tomó  el  hábito  de  Santa  Clara  en  el 
convento  de  religiosas  de  Borja  y  profesó 
acabado  el  noviciado.  Fue  elegida  abadesa 
más  adelante  y  tuvo  fama  de  virtuosa.  Una 
hermana  suya,  llamada  Teresa,  vivió  en  el 
mismo  convento.  Falleció  en  el  año  lyoB. 

489.  —  Vida  de  nvestra  Seráfica  Madre 
Santa  Clara.  Que  escrivía  Sor  Mariana  Sa- 
llent, Monja  professa  en  el  Religiosíssimo 
convento  de  Santa  Clara  de  la  Ciudad  de 
Borja.  Dedicada  al  Santo  Christo  del  Coro 
del  mismo  Convento. — En  Zaragoza,  por 
DomiYigo  Gascón.  Año  1700. 

8."  160  págs.,  más  i3  hojas  de  prels. 

Port.— Al  Santo  Christo  del  Coro.— De  la  Se- 
ñora Teresa  Sallent,  hermana  de  la  Autora  y  Re- 
ligiosa en  el  mismo  convento  de  Santa  Clara. 
Endechas  endecasílabas.— Del  R.  P.  Fr.  Tomás 
González  del  Campo.  Programa. — Del  mismo.  So- 
neto: 

Minerva  eres  y  olorosa  acanto... 

De  Fr.  José  Antonio  de  Hebrera.  Romance.— Dé- 
cima y  soneto  de  D.  Joseph  Lupercio  Panzano.— 
Soneto. — De  D.  Jerónimo  Torrijos  y  Virto.  Octa- 
vas.—Soneto  de  D.  Francisco  Bolello  de  Moraes. 
Del  Dr.  Francisco  Antonio  Sallent.  Romance  he- 
roico.—Retrato  de  Santa  Clara.— Texto. 

Empieza  asi  este  poema,  que  no  es  des- 
preciable ni  mucho  menos;  la  versificación 
es  fácil  y  el  estilo  correcto: 

Extática  madre  mía, 
Sagrado  hermoso  embeleso 
Del  afán  de  mis  amores, 
Del  imán  de  mis  deseos. 

Tranquilo,  profundo,  alegre 
Piélago,  donde  el  afecto 
Funda  en  los  mismos  peligros 
La  inmunidad  de  los  riesgos. 

Embarcación  peregrina 
Que  al  son  de  plácidos  vi«ntos 


Duerme  en  las  candidas  velas 
La  fatiga  de  los  remos. 

Enigma  dichoso,  á  cuyo 
Tierno  corazón  vinieron, 
Ancho  el  mar  de  la  bonan9a, 
Y  el  de  la  tormenta  estrecho. 

Primavera,  en  cuyo  verde 
Confín,  el  Fabonio  lento 
Pimpollos  peina  que  nunca 
Desgreña  enojado  el  cierzo. 

Bella  azuzena  del  valle. 
Que  entre  rosados  bostezos 
Fragante  saluda  al  sol 
El  ámbar  de  tus  alientos. 

Rubia  coronada  espiga 
Que  al  montón  dorado  terso 
De  tus  troxes,  viene  á  ser 
El  orbe  angosto  granero. 

Oliva  especiosa,  á  cuyo 
Luciente  licor  devieron 
Prudentes  lámparas,  claros 
Inextinguibles  incendios. 

Frondosa  vid,  que  de  opimos 
Fértiles  sacros  sarmientos, 
Vino  de  vírgenes  puras 
Rinde  en  lagares  eternos. 

Rico  vaso,  á  cuyo  limpio 
Cristal,  confiessan  sin  zeño, 
Ya  sus  embidias  el  Ganges, 
Ya  sus  olvidos  el  Hermo. 

Pájaro  noble,  que  al  dulce 
Pico  le  ofreces  por  cevo 
Jazmín,  cuya  planta  inundan 
Perlas  de  amoroso  riego. 

Risco  firme  en  cuyo  largo, 
Grande,  heroico  sufrimiento, 
Jamás  le  bolvió  al  suspiro 
Tristes  alivios  el  eco. 

Filomena  que  enamoras 
El  jardín  en  qualquier  tiempo; 
Si  cantas,  con  tu  dulzura; 
Si  callas,  con  tu  silencio. 

Parque  donde  cada  flor 
Da  al  Esposo  en  dosel  fresco, 
Alfombras,  para  el  coturno; 
Coronas,  para  el  cabello. 

Ínclita,  feliz  Atlante 
A  cuya  mano  el  Supremo 
Augusto  Señor  le  fía 
La  esfera  de  sus  imperios. 

Águila,  cuyos  castizos, 
Claros,  sublime»  polluelos. 


—  2  1  ( )  — 


Con  lince  pestaña  cuentan 
Lo5  rayos  al  mejor  Febo. 

Seráfica  luz,  en  cuya 
Flamante  hoguera  pretendo 
Que  ardan  de  mi  amor  los  cortos. 
Tibios,  humildes  inciensos... 

En  las  págs.  39  á  43  pondera  los  místicos 
afectos  de  Santa  Clara: 

Suavissimamcnte  herida 
Del  alto  garlón  flechero, 
Sacrificava  en  deliquios 
Lo  que  gozava  en  silencios. 

Y  postrada  á  la  razón 
De  tan  dulces  sentimientos, 
Exam:navan  sus  ansias 
La  duda  de  sus  afectos. 

¿Qué  afecto  es  este,  dezia, 
Que  lo  entiendo  y  no  lo  entiendo.'' 
Peno,  y  parece  que  gozo; 
Gozo,  y  parece  que  peno. 

¿Qué  ardor  abrasa  del  frío 
Corazón  la  esfera,  siendo 
Del  mismo  ardor  el  ardor 
La  llama  y  el  refrigerio? 

¿Qué  es  esto  que  en  mí  produce 
Tristes  y  alegres  extremos? 
Tormentos  en  lo  que  logro, 
Glorias  en  lo  que  padezco. 

¿Qué  achaque  es  este,  que  dexa 
Tan  desayrado  el  remedio. 
Que  con  la  dolencia,  sano; 
con  la  medicina,  muero? 

¿Qué  fuego  es  este  que  arde 
Al  contrario  de  otros  fuegos. 
Pues  con  suspiros  lo  apago 

Y  con  lágrimas  lo  enciendo? 
¿Qué  mal  es  este,  que  tiene 

De  bien  tantos  privilegios. 
Que  con  él  endulzo  todo 
Lo  que  sin  él  adolezco? 

¿Qué  suave  bolean  es  este 
En  cuy:;  piedad  encuentro 
Templado  búcaro  al  labio 
La  llama  con  que  me  quemo? 

Yo  fabrico  mi  dolor 
Del  mismo  bien  que  poseo, 
Pues  tengo  aquello  que  lloro, 

Y  lloro  aquello  que  tengo. 
Yo  del  arpón  las  heridas 

Tanto  temo  y  reverencio. 
Que  de  las  flechas  me  animo, 

Y  de  las  flechas  me  altero. 


Yo  elijo  quexarme,  y  callo, 
Pareciéndome  que  ofendo 
Con  el  rumor  de  la  quexa 
Los  altares  del  respeto. 

Yo  quiero  callar,  y  en  dulces 
Quexas  prorrumpo,  entendiendo 
Que  lisonjea  á  la  aljava 
El  dolor  con  que  me  quexo... 

490. — Vida  de  la  Seráfica  Madre  Santa 
Clara,  que  escrivía  Sor  Mariana  Sallent, 
monja  protessa  en  el  Religiosíssimo  conven- 
to de  Santa  Clara  de  la  ciudad  de  Borja.  De- 
dicada al  Santo  Christo  del  Coro  del  mismo 
convento  y  en  esta  segunda  impresión  al 
Ilustríssimo  y  Reverendíssimo  Señor  Don 
Fr.  Antonio  Folch  de  Cardona,  Arzobis- 
po de  Valencia  y  del  Consejo  de  Su  Mages- 
tad,  &c. — Valencia,  en  la  Imprenta  de  Fran- 
cisco Mestre.  1703. 

Ün  vol.  en  8.°  menor  de  160  págs.,  más 
24  hojas  de  prels. 

Port. — V.°  en  bl. — Al  Santo  Christo  del  Coro.— 
Al  Illustríssimo  S.  D.  Fr.  Antonio  Folch  de  Car- 
dona, A'-íobispo  de  Valencia.  Dedicatoria  de  Don 
José  Periz  de  Perey,  á  6  de  Junio  de  1703. — De  la 
Señora  Sor  Teresa  Sallent,  hermana  de  ia  Autora 
y  Religiosa  en  el  mismo  convento  de  Santa  Clara- 
Endechas  endecasílabas: 

Ya,  Mariana  mía, 
que  llega  á  percibir... 

Del  Rev.  P.  M.  Fr.  Thomás  González  del  Campo 
monje  Cisterciense  en  el  monasterio  de  Veruela, 
Soneto  acróstico  á  la  Autora: 

Minerva  eres  y  olosa  acanto, 
astro  de  erudición  en  lo  brillante... 

A  Sor  Mariana  Sallent,  del  P.  Joseph  Antonio  de 
Hebrera,  General  del  Orden  de  San  Francisco. 
Romance; 

Tú,  del  Pindó  más  sacro 
discreto  espíritu  noble... 

Don  Joseph  Lupercio  Panzano...  hizo  á  la  poetisa 
la  decima  siguiente. 

Anagrama  de  Sallent 
es  de  llenas  la  palabra... 
Soneto: 

Como  la  luz  del  Sol  que  si  dispara... 


—  220 


Don  Jerónimo  Torrijos  y  Virto.  Octavas: 
Mandas  que  mi  silencio  fíe  al  labio... 
Don  Francisco  Bolello  de  Moraes.  Soneto: 
Llevada  al  Impíreo,  Clara  Santa... 

El  Doctor  D.  Francisco  Antonio  Sallent.  Roman- 
ce heroico: 

Mal,  Euterpe  canora  del  Ibero... 

A  la  gloriosa  virgen  Santa  Clara,  D.  Joseph  Orti. 
Romance  heroico: 

Pendan,  divina  Clara,  en  tus  altares... 

Del  Dr.  Jacinto  Matoses.  Décima: 

Tu  lira  cede  armoniosa... 

Don  Joseph  Periz  de  Perey.  Laberinto: 

Cuando  á  Mariana  escuchas... 

Romance  del  mismo: 

Grande,  ilustre  poetisa... 

A  Sor  Mariana  Sallent,  D.  Joseph  Monflorit  y 
Panlagua.  Soneto: 

¿A.  qué  alta  cumbre  tu  elegante  vuelo... 
Del  mismo.  Décima: 

De  ias  nueve  eres  el  cero... 

SALLENT  (D.^  Teresa). 

Hermana  de  D.*  Mariana  Sallent  y  religio- 
sa en  el  convento  de  Santa  Clara,  de  Borja. 

49 1. — Endechas  endecasílabas  en  elogio  de 
la  Vida  de  Santa  Clara: 

Ya,  Mariana  mía, 
que  llega  á  percibir 
plácidamente  el  orbe 
acento  grave  en  cítara  sutil... 

Vida  de  nuestra  Seráfica  Madre  Sania 
Clara.  Que  escripia  Sor  Mariana  Sallent. — 
Zaragoza,  por  Domingo  Gascón.  Año  1700. 

SAN  AGUSTÍN  (Sor  Ana  de). 

Hónrase  Valladolid  con  haber  sido  la  pa- 
tria de  esta  insigne  mujer,  que  nació  allí  en 
el  año  1547.  Sus  padres,  Juan  de  Pedraza 
Rebolledo  y  D.*  Magdalena  Pérez  Arguello, 
se  distinguían  tanto  por  sus  virtudes,  como 
por  su  hidalguía.  Desde  muy  temprana  edad 


comenzó  Ana  á  descollar  por  su  fervor  re- 
ligioso, y  aun  á  tener  visiones  y  otros  fa- 
vores celestiales  que  refiere  menudamente 
Fr.  Alonso  de  San  Jerónimo;  uno  de  ellos 
fué  decirle  misa  San  Agustín;  y  aquí  entra 
el  biógrafo  citado  á  exponer  la  teoría  de  mi- 
lagro tan  asombroso;  esto  es,  si  verdadera- 
mente resucitó  el  autor  de  La  Ciudad  de 
Dios,  ó  si  fué  todo  visión  imaginaria.  Quien 
tal  comenzaba  no  podía  menos  de  acabar 
sus  días  en  un  convento,  y  así  sucedió,  pues 
en  el  año  i  577  recibió  el  hábito  del  Carmen 
Descalzo  en  el  de  Malagón;  al  año  siguiente 
profesó  en  manos  de  Santa  Teresa.  Acom- 
pañando á  ésta  salió  en  i58o  para  fundar  el 
convento  de  Villanueva  de  la  Jara,  del  cual 
llegó  á  ser  Priora,  gobernándolo  con  loable 
prudencia.  Casi  toda  su  vida  fué  una  serie 
de  milagros  inauditos  y  de  continuas  apari- 
ciones celestiales.  En  1600  echó  los  cimien- 
tos del  convento  de  Valera,  regresando  lue- 
go al  de  Villanueva.  En  éste  falleció  santa- 
mente á  II  de  Diciembre  de  1624.  Su  cuer- 
po se  conservó  incorrupto  muchos  años. 

Cnf.  Vida,  virtudes  y  milagros  de  la  pro- 
digiosa Virgen  y  Madre  Ana  de  San  Agvs- 
tin,  carmelita  Descama,  Fundadora  del  con- 
vento de  Valera,  y  compañera  de  nvestra 
Madre  Santa  Teresa  de  lesvs,  en  l-a  fvnda- 
ción  de  Villanueva  de  la  Tara.  Dedicada  al 
Eminentissimo  Señor  D.  Lvis  Gvillén  de 
Moneada  Aragón  Luna  y  Cardoíia,  Carde- 
nal de  la  Santa  Iglesia  de  Roma.  Por  El 
M.  R.  P.  Fr.  Alonso  de  San  Gerónimo,  Car- 
melita Descaigo,  Lector  de  Teología  en  su 
Colegio  de  la  Universidad  de  Alcalá.  Con 
privilegio.  En  Madrid.  For  Francisco  Nie- 
to. Año  de  1668. 

En  8.°;  270  hojas  foliadas,  más  16  de  prels. 
con  un  retrato  del  Cardenal  Moneada  y  otro 
de  Ana  de  San  Agustín. 


—  221 


En  el  siglo  xviii  se  incoó  un  proceso  de 
beatificación  de  Sor  Ana  de  San  Agustín; 
parte  de  él  se  publicó  con  el  siguiente  título: 

Sacra  Rituum  Congregatione  Emo.  & 
Rmo.  Dno.  Cardinali  Guadagni  Conchen. 
Beatificationis  &  Canonizationis  Ven.  Servae 
Dei  Sororis  Annae  a  S.  Augustino  Monialis 
Professae  Ord.  Carmelitarum  Excalceatarum 
Hispaniae  &  Socia  S.  Theresiae.  Positio  su- 
per  dubio  an  sit  signanda  Commissio  Intro- 
ductionis  in  Causa  in  casu  &. — Romae.  Ex 
Typ.  Camerae  Apostolicae.  M.DCC.L. 

En  4.°  d.;  182  págs. 

Cnf.  Vida  de  la  Venerable  Madre  Ana  de 
San  Agustín,  Carmelita  Descalca  y  compa- 
ñera de  la  Satita  Madre  Teresa  de  Jesús  en 
la  fundación  de  su  convento  de  Santa  Ana 
de  la  pilla  de  Villanueva  de  la  Jara;  por 
Fr.  Francisco  de  la  Natividad. 

Ms.  del  siglo  xvii;  un  vol.  en  4,° 

Bibl.  del  Real  Palacio.— S.  2.»  Est.  J.  P.  5. 

Brebe  relación  y  suma  de  la  vida  y  virtu- 
des de  la  Venerable  M/  Anna  de  S.  Agus- 
tín Carmelita  descaiga  y  compañera  de  la 
Virgen  S.  Theresa  de  fesús  en  la  Fundación 
del  Conuento  de  Villanueua  de  la  Jara,  y 
después  Fundadora  del  Conuento  de  Valera 
de  Abajo,  que  se  trasladó  á  la  villa  de  San 
Clemente  (todo  Diócesis  de  Cuenca)  donde 
fué  muchos  años  Priora  y  donde  murió  año 
de  1624  y  está  su  venerable  cuerpo  inco- 
rrupto, y  por  su  intercessión  obra  Nuestro 
Señor  muchas  marauillas  tenidas  por  mila- 
grosas, como  se  verán  en  esta  brebe  Relación. 

Ms.  del  siglo  xvii;  376  hojas  en  4.°;  lleva 
un  grabado  que  representa  á  la  Madre  Ana 
apareciéndosele  Jesucristo. 

Bibl.  Nac— Mss.  núm.  2.191. 

492. — Relación  de  su  vida  y  favores  celes- 
tiales.— Valera,  i8  de  Abril  de  1606. 


Escrita  de  puño  y  letra  de  la  Madre  Anto- 
nia de  Jesús,  con  firma  autógrafa  de  la  vene- 
rable Ana  de  San  Agustín. 

Consta  de  92  hojas  en  4.* 

Bibl.  Nac. — Mss.  S.  367,  fol.  i  á  92. 

493. — Segunda  relación  que  hizo  de  su  vi- 
da, escrita  por  mandato  del  General  de  su 
Orden  Fr.  Alonso  de  Jesús  María. — Valera, 
12  de  Agosto  de  1609. 

Manuscrito  de  puño  y  letra  de  Sor  Anto- 
nia de  Jesús,  con  firma  autógrafa  de  la  Ma- 
dre Ana  de  San  Agustín. 

1 3  hojas  en  4.° 

Bibl.  Nac— Mss.  S.  357,  fol.  93  á  io5. 

En  el  mismo  manuscrito  se  hallan  varias 
informaciones  hechas  acerca  de  la  vida  de 
Sor  Ana  de  San  Agustín  en  el  año  1629;  en 
ellas  consta  que  ésta  dictó  su  vida  á  la  Madre 
Antonia  de  Jesús,  por  mandato  del  Provincial 
Fr.  José  de  Jesús  María  y  del  General  Fray 
Alonso  de  Jesús  María. 

De  estas  Relaciones  hay  en  la  Biblioteca 
Nacional  otros  dos  manuscritos  del  siglo  xvii; 
constan  de  56  y  19  hojas  en  4.° 

La  primera  burla  que  me  hizo  el  demonio  fué 
que  estando  ya  para  profesar,  iraydo  el  dote,  y 
lodo  á  punto,  y  las  monjas  para  votarme,  una 
noche  tomó  el  demonio  mi  forma  y  fué  á  la  per- 
lada, que  era  Ana  de  la  Madre  de  Dios,  hija  de  la 
casa  de  Toledo,  que  después  la  llevaron  á  Cuerva, 
y  la  dijo  que  no  quería  profesar,  y  que  en  esto 
estaba  resuelta  y  ansí  tenía  escrita  una  carta  á  mi 
padre  en  que  le  decía  viniese  por  mí  (i). 

Viniendo  nuestra  Santa  Madre  Teresa  de  Jesús 
con  sus  hijas,  á  esta  fundación  (de  Villanueva  de 
la  Jara],  llegamos  al  Socorro,  que  entonces  había 
allí  casa  de  religiosos  nuestros,  adonde  estuvimos 
tres  días;  y  entre  otras  cosas  que  dieron  á  nuestra 
santa  Madre,  para  su  fundación,  de  ornamentos 
para  la  iglesia,  le  dieron  un  niño  Jesús,  medianito, 
el  cual  llevamos  guardado  con  los  ornamentos. 
En  Villanueva  nos  apeamos  en  la  iglesia  mayor, 
desde  la  cual,  para  llevarnos  á  donde  se  habia  de 


(I)    Folio  II. 


22  2  — 


hacer  el  convento,  se  hizo  una  procesión  muy 
solene,  porque  iba  en  ella  el  Santísimo  Sacramen- 
to, y  cuando  para  sacar  á  Su  Majestad  tomaron 
las  andas,  vi  un  niño  Jesús,  que  me  pareció  el  que 
nos  habían  dado  en  el  Socorro,  el  cual  andaba 
desde  el  Santísimo  Sacramento  á  nuestra  santa 
Madre  (i). 

Es  tan  terrible  la  vista  de  los  demonios,  que  no 
podré  significar  lo  que  se  padece  en  ver,  no  solo 
muchos,  mas  á  uno  que  sea  solo,  y  así  si  nuestro 
Señor  no  fortaleciese  á  las  personas  que  le  ven, 
creo  reventarían.  Tiene  muchos  cuernos,  muchas 
colas  y  terribles  llamas  y  una  lengua  ferocísima 
y  espantosa;  y  en  su  comparación,  todo  cuanto 
en  el  mundo  hay  feroz  y  espantable  }  que  dé 
horror,  es  como  pintado,  y  trae  tan  terrible  hedor 
que  encalabria,  sino  es  cuando  él  pretende  enga- 
ñar fingiéndose  hombre  galán  (2). 

De  recien  profesa,  una  noche  se  me  apareció  el 
demonio  en  forma  de  un  hombre  muy  galán,  y 
fuese  á  meter  en  la  cam  1  adonde  yo  estaba;  yo 
me  levmté  y  me  fui  con  la  perlada,  diciéndola 
que  tenía  miedo,  mas  no  lo  que  había  pasado,  y 
á  otra  siguiente  vinieron  muchos  demonios  y  azo- 
táronme cruelmente,  y  quitándome  la  ropa  me 
dejaron  descubierta  y  muy  maltratada  (3). 

En  Falencia  y  en  Burgos,  y  estando  en  medio 
de  estas  dos  religiosas  [Elvira  de  San  Ángel  y 
Mariana  del  Espíritu  Santo]  me  sacaban  los  demo- 
nios por  los  pies  arrastrando;  de  estas  cosas  me  dio 
tanto  flujo  de  sangre  que  estuve  muy  mala. 

En  los  folios  43  á  5i  refiere  una  visión  que 
tuvo  del  Infierno  y  del  ciclo  (4): 

Vi  que  ponzoñosas  sabandijas  entraban  y  salían 
por  los  sentidos  de  aquellas  almas  dañadas,  como 
en  unos  hormigueros,  tan  espesas  como  humo, 
que  me  turbaban  la  vista...  Las  fieras  daban  bra- 
midos; los  demonios  aullaban,  y  silvos  de  drago- 
nes y  serpientes  ayudaban  á  entonar  esta  desdi- 
chada y  triste  música.  Vi  allí  grandes  tempestades, 
grandes  vientos,  grandes  torbellinos  y  borrascas; 
muchos  truenos  y  relámpagos  que  arrojaban  es- 
pantosos rayos,  los  cuales  caían  en  los  condena- 
dos y  parecía  que  los  desmigajaban. 

Vi  de  todas  religiones  y  de  todas  las  altas  dig- 
nidades, que  se  están  abrasando  en  aquellas 
llamas. 


(1)  Folio  14. 

(2)  Folio  33. 

(3)  Folio  12. 

(4)  Publicada  per  el  P.  Alonso  de  San  Jerónimo;  fo- 
lios 59  á  69. 


Los  Pontífices  y  obispos  están  puestos  en  tronos 
y  sillas  de  fuego,  y  allí  están  abatidas  y  despre- 
ciadas sus  dignidades  y  privanzas,  y  en  lugar  de 
sus  mitras  tienen  puestas  corozas,  y  muy  á  me- 
nudo los  metían  y  sacaban  en  calderas  muv 
hirviendo  y  en  lagos  de  sucias  aguas;  también  los 
revolcaban  en  cieno  y  los  entregaban  á  fieras 
ponzoñosas;  y  estos  tales  están  en  lo  más  pro- 
fundo. 

De  las  revelaciones  de  Sor  Ana  se  publi- 
caron bastantes  fragmentos  en  la  Vida,  vir- 
tudes y  milagros  de  la  prodigiosa  Virgen  y 
Madre  Ana  de  San  Agustín,  Carmelita  Des- 
calca y  compañera  de  nuestra  Madre  Santa 
Teresa  de  Jesús  en  la  fundación  de  Villa- 
nueva  de  la  Jara,  por  el  M.  R.  P.  jy.  Alon- 
so de  San  Jerónimo. 

494. — Noticias  de  las  penas  que  padecen 
los  condenados  en  el  infierno  y  de  la  gloria 
que  gozan  los  bienaventurados  en  el  cielo, 
por  la  Madre  Ana  de  San  Agustín.— Méxi- 
co. lySi. — 16. ° 

Citadas  en  un  Catálogo  de  libros  raros 
que  se  conserva  manuscrito  en  la  Biblioteca 
Nacional.  UU.-41. 

495.— Revelación  de  la  Madre  Ana  de  San 
Agustín,  compañera  de  Santa  Teresa  de 
Jesús. 

Ms.  de  principios  del  siglo  xviii;  ocho  ho- 
jas en  folio. 

Bibl.  Nac— Mss.  Oo.  70,  fol.  17  á  24. 

496. — Relación  de  un  milagro  que  obró 
San  Juan  de  la  Cruz. 

Autógrafa. — Letra  del  siglo  xvn;  dos  hojas 
en  folio. 

Bibl.  Nac— Mss.  Pp.  79,  fol.  588  y  689. 

497. — Carta  á  una  señora. — Villanueva  de 
la  Jara,  14  de  Julio.  S.  a. 

Copia  hecha  por  Fr.  Manuel  de  Santa  Ma- 
ría en  el  año  1761.' 

Bibl.  Nac— Mss.  V.  4^1,  M.  lar. 


22'\ 


Carla  á  un  religioso  de  su  Orden.  Fecha- 
da á  29  de  Septiembre  de  1622. 

Ms.  del  siglo  xvii;  una  hoja  en  folio. 

Bibl.  Nac— Mss.  L.  239,  fol.  4ig. 

498. — Noticias  para  la  vida  de  Sor  Josefa 
de  San  Felipe,  religiosa  carmelita  del  con- 
vento de  Malagón. 

Copiadas  en  la  vida  que  de  Sor  Josefa  es- 
cribió Fr.  Antonio  de  San  Joaquín. 

Bibl.  Nac— Mss.  Qq.  Sup.  II,  40. 

SAN  AGUSTÍN  (Sor  Inés  de). 

499. — Noticias  sobre  la  vida  de  San  Juan 
de  la  Cruz. — Ciudad  Real,  27  de  Octubre 
de  1614. 

Original  con  firma  autógrafa. — Una  hoja 
en  folio. 

Bibl.  Nac— Mss.  Pp.  79,  fol.  799. 

SAN  ALBERTO  (Sor  Ana  de). 

5oo. — Carta  á  Fr.  Alonso  de  Jesús  María, 
acerca  de  la  vida  de  San  Juan  de  la  Cruz  y 
de  algunos  milagros  obrados  por  las  reliquias 
de  éste. — 4  de  Noviembre  de  16 14. 

Autógrafa. — Cuatro  hojas  en  folio. 

Bibl.  Nac— Mss.  Pp.  79,  pág.  997  y  sig. 

SAN  ALBERTO  (Sor  Catalina  de). 

5o I. — Noticias  para  la  vida  de  San  Juan 
de  la  Cruz. 
Ms.  de  principios  del  siglo  xvii. 
Original  con  firma  autógrafa. — 4.° 

Bib.  Nac. — Mss.  I.  322,  fol.  271  á  279. 

SAN  ALBERTO  (Sor  María  de). 

Carmelita  descalza,  Priora  del  convento 
de  Valladolid,  donde  murió  á  9  de  Junio 
de  1640. 

5o2. — Visiones  de  la  Madre  Catalina  Evan- 
gelista, monja  en  Valladolid. 


503. — Diario  de  sus  visiones  y  favores  di- 
vinos. 

Villiers,  Bibliotheca  Carmelitana. 

504. — Carta  á  un  religioso,  acerca  de  San 
Juan  de  la  Cruz.  —  Rioseco,  4  de  Abril 
de  1614. 

Original. — Una  hoja  en  folio. 

Bib.  Nac— Mss.  Pp.  79,  pág.  935. 

5o5. — Testimonio  acerca  de  la  vida  y  vir- 
tudes de  San  Juan  de  la  Cruz. — Valladolid, 
14  de  Febrero  de  i6i5. 

Autógrafo. — Dos  hojas  en  folio. 

Bibl.  Nac — Mss.  Pp.  79,  págs.  1.041  á  1.044. 

SAN  ANGELO  (Sor  Casilda  de). 

Llamóse  en  el  siglo  Casilda  Mucharáz  de 
Tolosa. 

Fué  natural  de  Burgos  é  hija  de  Catalina 
de  Tolosa,  quien  luego  entró  en  un  conven- 
to de  Falencia.  Vivió  en  la  segunda  mitad 
del  siglo  XVI  y  profesó  en  el  Carmen  Des- 
calzo. 

5o6. — Gracias  y  favores  que  recibió  del 
Señor. 

Villiers,  Bibliotheca  Carmelitana, 

507, — Relación  de  cómo  se  le  apareció  des- 
pués de  muerta  Sor  Catalina  del  Espíritu 
Santo. 

Reforma  de  los  Descal¡{os  de  Nuestra  Se- 
ñora del  Carmen,  de  la  primitiva  observan- 
cia, hecha  por  Santa  Teresa.  Por  el  P.  Fray 
hseph  de  Santa  Teresa. 

Tomo  III,  págs.  654  y  655. 

SAN  ANGELO  (Sor  Catalina  dé). 

5o8. — Declaración  de  la  Madre  Catalina 
de  San  Angelo  en  las  informaciones  de  Alba 
sobre  la  vida  de  Santa  Teresa. 

Biblioteca  de  autores  españoles  de  Rivadeneyra,  t.  LV, 
pág.  418. 


SAN  ANGELO  (Sor  Elvira  de). 

5og. — Declaración  de  Elvira  de  San  Ange- 
lo en  Medina,  en  los  informes  de  aquella  ciu- 
dad sobre  la  vida  de  Santa  Teresa  de  Jesús. 

Biblioteca  de  autores  españoles  de  Rivadeneyra,  t.  LV, 
Pig-  393- 

SAN  ANGELO  (Sor  Marina  de). 

5 1  o. — Testimonio  acerca  de  la  vida  de  San 
Juan  de  la  Cruz. 

Ms.  de  principios  del  siglo  xvii. — Original 
con  firma  autógrafa. — 4.° 

Bibl.  Nac— Mss.  I.  322,  fols.  458  á  461. 

SAN  ANTONIO  (Sor  Catalina  de). 

Carmelita  descalza  en  el  convento  dé  Ca- 
ravaca. 

5ii. — Relación  de  un  milagro  que  obró 
con  ella  San  Juan  de  la  Cruz. 

Ms.  del  siglo  XVII. 

Autógrafo. — Una  hoja  en  folio. 

Bibl.  Nac— Mss.  Pp.  79,  pág.  801. 

SAN  ANTONIO  (Sor  Catalina  de). 

Religiosa  en  el  convento  de  la  Concep- 
ción, de  Toledo. 

Vivió  á  mediados  del  siglo  xvii. 

5 1 2. — La  Margarita  escondida.  Vida  ad- 
mirable y  milagrosa  de  la  lima,  y  nobilísima 
señora  D."  Beatriz  de  Silva,  fundadora  de  la 
insigne  Religión  de  la  Inmaculada  Concep- 
ción de  Nuestra  Señora.  Compúsola  en  el 
año  166 1  Sor  Catalina  de  San  Antonio, 
monja  profesa  del  Real  convento  de  Toledo, 
primero  y  cabeza  de  la  Orden,  publicada 
por  segunda  vez  por  las  RR.  MM.  Concep- 
cionistas  de  la  casa  matriz  de  Toledo.  Con 
licencia  eclesiástica. — Madrid.  Imp.  de  la 
Viuda  é  Hija  de  Gómez  Fuentenebro,  1903. 

En  4.";  103  págs. 


Í24  — 

Port. — Advertencia  por  las  RR.  MM.  de  la  Casa 
Matriz  de  Toledo. — Protestación  de  la  Autora. — 
Dedicatoria  á  Doña  Beat.íz  de  S  Iva.— Introduc- 
ción al  lector. — Texto. — índice  de  los  capítulos. 

A  juzgar  por  la  portada  de  este  libro,  se 
trata  de  una  segunda  edición,  lo  cual  no 
parece  exacto,  pues  se  lee  en  la  Advertencia: 

Publicamos  este  opúsculo  en  la  forma  que  ve- 
rán los  piadosus  lectores,  porque  atentas  á  lo  que 
dice  la  Sierva  de  Dios  Sor  Andrea  de  Rojas  (Re- 
ligiosa de  este  convento  de  ToLdo,  primero  de  la 
Orden)  de  Sor  Catalina  de  San  Antonio,  Autora 
del  precioso  manuscrito  que  damos  á  conocer,  le 
hemos  querido  dar  el  valor  que  merece,  y  lo  dic- 
tamos sin  variar  nada. 

Doña  Beatriz  de  Silva,  dama  de  la  reina 
D.*  Isabel,  mujer  de  Juan  II  de  Castilla,  na- 
ció en  Campo  Mayor,  obispado  de  Elvas, 
en  Portugal.  Fué  hermana  de  D.  Diego  de 
Silva,  Conde  de  Portalegre.  Era  de  tal  her- 
mosura, que  D.*  Isabel  llegó  á  tener  tan  ra- 
biosos como  infundados  celos,  y  la  mandó 
encerrar  en  un  cofre  para  que  allí  muriese, 
pero  la  Virgen  socorrió  á  D.*  Beatriz  con  un 
milagro. 

Desengañada  del  trato  cortesano  y  aun 
del  mundo  en  general,  se  retiró  al  convento 
de  Santo  Domingo  el  Real,  de  Toledo, 
donde  vivió  más  de  treinta  años.  Después 
fundó  el  primer  convento  de  Concepcionis- 
tas,  cuya  Orden  fué  más  adalante  aproba- 
da por  Julio  II.  Falleció  santamente  en  el 
año  1490,  á  los  66  de  su  edad. 

Tirso  de  Molina  la  hizo  protagonista  de 
su  comedia  Favorecer  á  todos  y  amar  á 
ninguno  (Parte  IV,  1635). 

SAN  ANTONIO  (Sor  Juana  de). 

Habiendo  fundado  en  Manila,  á  princi- 
pios del  siglo  XVII,  un  convento  de  la  Orden 
de  Santa  Clara,  D.  Pedro  de  Chaves  y  doña 
Ana  de  Vera,  Fr.  José  de  Santa  Mana  reci- 
bió el  encargo  de  llevar  religiosas  españolas. 


225 


Una  de  estas  fué  Sor  Juana  de  San  Amonio, 
quien  acabó  su  noviciado  en  el  viaje,  hecho 
por  la  ruta  de  México.  Llegadas  á  Manila, 
se  instalaron  en  una  casa  del  barrio  de  Sam- 
páloc,  extramuros  de  la  ciudad,  y  allí  profe- 
só Sor  Juana,  distinguiéndose  luego  por  sus 
muchas  virtudes  y  favores  celestiales  (i). 

513. — Sus  revelaciones,  desde  5  de  Enero 
á  i5  de  Mayo  de  1629. 

Manuscrito  del  siglo  xvii;  comienza  en  el 
folio  5i3  y  acaba  en  el  i.o58;  escrito  en  pa- 
pel de  arroz;  folio;  encuadernado  en  perga- 
mino. 

Perteneció  á  D.  Pascual  de  Gayangos  y 
hoy  se  halla  en  la  Biblioteca-Museo  que  fué 
del  Ministerio  de  Ultramar. 

En  el  folio  i.023  se  lee: 

Esta  relación  enbio  del  convento  de  Manila  á 
V.  Rma.,  verdaderos  traslados  de  las  noticias  de 
la  Madre  Juana  de  San  Antonio,  y  así  lo  firmo  de 
mi  nombre. 

Sor  Jerónima  de  la  Asunción. 

No  tiene  este  libro  división  de  capítulos,  y 
en  él  se  van  refiriendo  día  por  día  las  reve- 
laciones que  tuvo  su  autora  durante  el 
año  1629. 

Sor  Juana  defiende  con  frecuencia  el  dog- 
ma de  la  Inmaculada  Concepción,  antici- 
pándose en  esto  á  la  Madre  Agreda.  Se  pre- 
ocupa mucho  de  la  propagación  de  la  fe  en 
los  reinos  de  China  y  el  Japón;  así  dice  al 
folio  566: 

Hoy  viernes,  estando  oyendo  missa,  con  habla 
muy  benigna  y  dulce  me  dijo  el  Señor:  hoy  zele- 
bro  en  tu  alma  el  atribulo  de  ser  yo  Rey  clemen- 
te de  Japón  y  poderoso  emperador  del  imperio  de 
la  Inmaculada  Concepción;  y  ansina  vengo  á  ha- 
zerte  castillo  donde  me  aposente  con  toda  la  cle- 
mencia de  ser  Rey  clementíssimo  de  Japón. 


.  (i)    Entrada  de  la  Seráphica  Relifrión  de  nuestro  P.  S. 
Francisco  en  las  islas  Philipinas.  Publicada  en  el  Archivo 
del  bibliófilo  filipino,  por  W.  E.  Re  tana. 
Tomo  I. 


No  hay  mandarín  chino  que  lleve  tantos 
colores  en  el  traje  como  Cristo,  tal  como  lo 
veía  en  espíritu  Sor  Juana: 

Paséase  mi  Señor  por  el  castillo,  gallardísimo, 
vestido  de  tela  blanca,  encarnada,  verde  y  azul, 
toda  bordada  de  piedras  preziosas. 

En  cuanto  á  los  vestidos  femeniles  que  pu- 
diéramos llamar  celestiales,  están  descritos 
así  (folio  63o): 

No  se  usan  ropillas,  todo  es  sayas  grandes;  ro'> 
pas  de  glorias;  tiene  la  gran  Emperatriz  soberana 
aquel  vestido  entero;  saya  grande  de  blanco  y  en- 
carnado, todo  de  piedras  preciosas,  como  tengo 
dicho;  y  las  santas  vírgines  con  ella,  todas  de  la  * 
mesma  librea,  la  cosa  más  hermosa  que  ojos  hu- 
manos an  visto;  una  gentileza  de  cuerpos,  una 
bizarría  de  talles;  ¡qué  cabezas  tan  aderezadas,' 
qué  tocados  y  rosas  enlazadas  de  perlas  y  piedras 
preciosas  y  aquella  belleza  de  coronas  imperiales 
en  ellas!  ¡qué  ojos,  frentes  y  bocas!  ¡qué  manos 
tan  blancas,  y  qué  manillas  y  sortijas! 

Con  todo,  no  es  este  libro  de  los  más  dis- 
paratados en  su  género,  y  capítulos  hay  en 
él  que  pudieran  pasar  como  de  la  Madre 
Agreda. 

SAN  ANTONIO 
(Sor  María  Francisca  de). 

Natural  de  Alcañiz  é  hija  de  D.  Francisco  . 
de  Pedro  y  Carnicer  y  de  D.*  Dorotea  de 
Cascajares  y  del  Castillo.  Vino  al  mundo  á 
7  de  Abril  de  1714.  Cuando  sólo  tenía  quince 
años  tomó  el  hábito  en  el  convento  de  la 
Concepción  de  Cuevas  de  Cañarte,  donde 
profesó  á  1 1  de  Junio  de  lySo.  Murió  el  12  de 
Abril  de  1734. 

514. — Varias  poesías  devotas  y  pías  de  Sor 
María  Francisca  de  San  Antonio  (i). 

Son  las  siguientes: 

I.*  Hoy  la  Iglesia  militante... 

2."       Puesta  la  luz  y  el  mismo  día... 

(i)    Fr.  Roque  Alberto  Fací,  págs.  241  á  249. 

i5 


—  226  — 


8.*       ¿Qué  queréis,  Señor,  que  haga... 
4."  Si  la  virtud  no  consiste... 

5."       ^Cuándo,  Señor  mió,  cuándo... 
6.*  Los  ojos  luego  se  cierran... 

7,'*       Si  el  pensamiento  me  impide... 
8.*  Venid,  daros  prisa... 

g."  Mis  ojos,  por  dedicados... 

10.  Para  darme  la  salud.. i 

Como  preliminar  de  estos  versos  escribe 
el  P.  Faci: 

Una  de  las  mayores  plagas  que  padeció  Egypto 
fué  la  de  las  ranas,  y  es  tan  infeliz  el  mundo  que 
oy  dura  esa  misma  plaga,  dize  Ruperto,  sin  aversc 
purgado  de  ella;  porque  á  ellas  sucedieron  los 
poetas  obscenos  y  los  que  leen  sus  obras,  locados 
sin  duda  del  mismo  vino  de  la  lascivia,  y  quando 
menos  mal  hablan  salyrizan  las  obras  de  los  bue- 
nos, como  serpientes  infernales. 

Cnf.  Hermosa  a^u^ena,  y  estrella  planta- 
da, y  fixa  en  el  suelo,  cielo  del  Convento  del 
Orden  de  la  Purissima  Concepción  de  la 
Villa  de  las  Cuevas  de  Cañarte  en  el  Reyno 
de  Aragón,  la  vida  de  la  V.  Sor  María 
francisca  de  San  Antonio  (en  el  siglo  de 
Pedro  y  Cascaxares)  Religiosa  de  dicho 
convento.  Con  una  breve  memoria  de  la  fun-^ 
dación,  y  fundadoras  del  mismo  convento, 
y  de  otras  Religiosas  que  en  él  florecieron 
en  virtud.  Escritas  por  el  R.  P.  M.  Roque 
Alberto  Faci,  del  Orden  de  N.  S.  del  Car- 
men.— Zaragoza,  en  la  Oficina  de  Joseph 
Fort.  Año  1737. 

Un  vol.  en  4.°  de  386  págs.,  con  un  retra- 
to de  Sor  María  Francisca. 

SAN  ANTONIO  (Sor  AUría  Isabel  de). 

Nació  en  Sevilla  á  i.°  de  Julio  de  1679  en 
la  parroquia  de  San  Vicente.  Fueron  sus 
padres  D.  Gaspar  de  Lerín  y  Bracamente  y 
D.''  Isidora  Ricarte.  Estuvo  casada  con  don 
Joaquín  de  Florencia  y  Lerín,  y  muerto  éste 
profesó  en  el  convento  de  Santa  María  de 


Gracia,  de  la  Orden  de  Santo  Domingo.  Mu- 
rió á  17  de  Marzo  de  1743. 

5]  5. — Poema  historial  de  la  prodigiosa 
vida  del  gran  Patriarca  Santo  Domingo  de 
Guzmán.  Obra  póstiiuma  que  dexó  escrita, 
y  entonó  en  vida,  ajustando  las  cadencias 
del  Diapente  harmonioso,  á  el  sagrado  fuego 
de  la  devoción  y  la  obediencia,  para  morir 
Cisne,  y  renacer  Phenix,  la  Rever.  Madre 
Sor  María  Isabel  de  San  Antonio,  Monja 
professa  en  el  Religiosíssimo  convento  de 
Santa  María  de  Gracia  de  la  ciudad  de  Sevi- 
lla. Sácalo  á  luz  un  devoto  del  glorioso  San- 
to, y  lo  dedica  á  María  Santíssima  con  el  tí- 
tulo de  Gracia. — Granada.  Imprenta  Real. 
[1756.] 

'Un  vol.  en  4.°  de  232  págs.  más  12  hojas 
de  prels. 

Port. — V.°  en  bl. — Un  hermano  de  la  poetisa 
que  en  otro  tiempo  saludó  tal  vez  las  Musas.  Oc- 
tavas: 

La  que  en  mis  venas  late  sangre  tuya... 

De  D.  Juan  Pedro  Maruján  y  Cerón  en  aplauso 
de  la  poetisa.  Romance  endecasílabo: 

Quien  asalta  la  cumbre  bipartida... 

Aprobación  del  Sr.  D.  Domingo  Antonio  de  Ri- 
bero y  Ángulo,  Rector  que  fué  del  Mayor  de 
Santa  María  de  Jesús,  Universidad  de  Sevilla. 
Granada,  i5  de  Febrero  de  1756.— Licencia  del 
Juez  Real.  Granada,  7  de  Julio  de  1756. — Texto. 

Es  un  poema  en  romance  endecasílabo 
muy  prosaico. 

SAN  BARTOLOMÉ  (Sor  Ana  de). 

El  Almendral,  pequeña  aldea  de  la  pro- 
vincia de  Ávila,  fué  la  patria  de  esta  reli- 
giosa, una  de  las  más  virtuosas  discipulas 
de  Santa  Teresa  y  acaso  la  que  mejor  se 
asimiló  el  espíritu  de  la  Doctora  mística. 
Nació  en  Octubre  del  año  1649.  Sus  padres, 
Fernán  García  y  Catalina  Manzanas,  la  in- 
culcaron desde  muy  niña  la  piedad,  y  como 


227  — 


las  semillas  de  las  virtudes  caían  en  tierra 
fértil,  dieron  fruto  abundantísimo.  Huérfa- 
na á  los  pocos  aflos  y  sin  bienes  con  que 
vivir  ni  medianamente,  se  vio  precisada  á 
guardar  ovejas,  y  en  este  humilde  oficio 
«tendía  los  ojos  por  los  campos  y  represen- 
tábansele  en  la  variedad  y  hermosura  de 
sus  flores,  varios  y  eficaces  motivos  de  ala- 
ban9as  divinas.  Suspendíase  y  deleitábase 
con  su  vista,  sin  que  hubiesse  hoja  de  árbol, 
piedra  ó  yerve<;uela  que  no  pareciesen  len- 
guas y  veces  que  á  voces  estavan  engrande- 
ciendo las  maravillas  del  Señor,  y  manifes- 
tando su  bondad  y  providencia»  (i). 

El  P.  Enríquez  atribuye  á  Sor  Ana,  por 
entonces,  una  resolución  que  juzgamos  in- 
verosímil: la  de  irse  disfrazada  de  ermitaño 
á  un  desierto  y  hacer  allí  penitencias  rigu- 
rosas; no  necesitaba  la  soledad  quien  siem- 
pre vivía  en  la  de  los  campos  y  donde,  aun 
sin  quererlo,  debía  sufrir  las  molestias  inhe- 
rentes á  su  profesión,  no  leves,  á  despecho 
de  todas  las  églogas  y  novelas  pastoriles.  Su 
caridad  era  tan  grande  que  más  de  una  vez 
dio  sus  ropas  á  las  pobres,  y  decidida  á  mo- 
rir virgen  rechazó  más  adelante  las  bodas 
que  sus  hermanos  la  proponían.  Resuelta  á 
dejar  el  mundo,  tuvo  que  luchar  con  la  opo- 
sición de  su  familia  y  viose  de  nuevo  en  ca- 
lamidades semejantes  á  las  anteriores:  obli- 
gábanla á  trabajar  en  los  campos,  y  ella 
misma  refiere:  «me  cargaban  de  cosas  que 
había  menester  fuerzas  de  hombres;  y  de- 
bían los  criados  de  casa  que  ellos  no  pudie- 
ran hacer  dos  juntos  lo  que  yo  hacía.  Yo 
me  reía,  porque  como  si  fuera  una  paja,  me 
era  el  peso». 

Por  entonces  se  le  apareció  un  espíritu 
maligno  de   los  que  Pedro  Crinito,  gran 

(i)    Fr.  Crisüstomo  Enríquez,  Historia  de  ¡a  pida  de  la 
V*ntrabU  Miári  Ana  de  S*tn  Ü:ir¡olo::té.  Pág.  i2. 


clasificador  ce  demonios,  llamó  lucífugos, 
porque  huyen  de  la  luz,  segú::  escribe  Pru^ 
dencio: 

Dicen  de  los  demonios,  que  vagando, 
La  obscuridad  de  las  tinieblas  buscan; 
Que  cuando  canta  ei  gallo,  temerosos 
Se  esparcen,  cobran  miedo  y  se  retiran. 
Porque  la  vecindad  aborrecible 
De  la  luz  salutífera  y  gustosa 
Abre  de  las  tinieblas  lo  escondido 
Y  ahuyenta  los  ministros  de  la  noche. 

Victoriosa  en  la  contienda  con  sus  her- 
manos, logró  Ana  entrar  en  el  convento  de 
San  José,  de  Ávila,  y  habiéndola  conocido 
Santa  Teresa  cuando  regresó  de  su  funda- 
ción en  Salamanca,  elogió  el  espíritu  de  la, 
novicia.  Ésta  profesó  á  1 5  de  Agosto  de  1 572, 
siendo  Priora  Sor  María  de  San  Jerónimo. 
Almas  gemelas  la  de  Santa  Teresa  y  la  de 
Ana,  era  muy  natural  que  entre  ellas  hubiese 
amistad  y  cariño  estrechísimos,  y  tan  ciega 
era  la  obediencia  de  aquélla  á  la  reformadora 
del  Carmelo,  que  no  sabiendo  escribir,  como 
ésta  le  dijese  en  cierta  ocasión:  íoina  laplu- 
ma  y  escribe,  sin  más  que  ver  una  carta 
empezó  á  formar  letras;  acto  de  sugestión 
que  sus  contemporáneos  lo  tradujeron  por 
milagro. 

En  1 58o  salió  con  la  Santa  á  fundar  en 
Villanueva  de  la  Jara,  y  ambas  hicieron 
luego  las  de  Palencia  y  Burgos. 

Cuando  en  Octubre  de  i582  voló  al  cielo 
el  alma  de  la  mística  Doctora,  Ana  tuvo  á 
ésta  en  sus  brazos  al  espirar,  inundada  en 
lágrimas.  Junto  al  sepulcro  de  la  Santa  pre- 
tendió vivir  luego  el  resto  de  sus  días,  y 
sólo  por  obediencia  marchó  á  su  convento 
de  Ávila.  Allí  tuvo  revelaciones  del  fraude 
que  se  encubría  en  la  Monja  de  Portugal  y 
del  infeliz  suceso  que  debía  tener  la  Arma- 
da invencible;  pero,  desgraciadamente,  ni 
Fr.  Luis  de  Granada,  ni  Felipe  II  se  ente- 


228 


raron  de  ellas.  De  Ávila  vino  á  Madrid, 
donde  residió  algún  tiempo,  y  acordada  la 
fundación  de  conventos  en  Francia  y  los 
Países  Bajos,  Sor  Ana  recibió  tan  difícil  y 
honrosa  comisión.  Á  i5  de  Octubre  de  1603 
llegó  con  otras  religiosas  á  París,  y  con  la 
protección  de  los  jesuítas  fundó  allí  un  mo- 
nasterio y  otros  en  Pontoise  (Enero  de  i6o5) 
en  Dijon  y  Tours.  Secundada  en  Flandes 
por  los  Archiduques  Alberto  é  Isabel,  echó 
los  cimientos  del  de  Amberes  y  allí  murió 
santamente  á  7  de  Enero  de  1626,  respetada 
y  querida  de  cuantos  admiraban  su  raro  en- 
tendimiento y  las  mil  virtudes  que  en  ella 
resplandecían. 

Cnf.  Historia  de  la  vida,  virtudes  y  tnila- 
gros  de  la  Venerable  Madre  Ana  de  San  Bar- 
tholomé,  compañera  inseparable  de  la  sancta 
Madre  Teresa  de  lesús.  Propagadora  insig- 
ne de  la  Reformación  de  las  Carmelitas  des- 
caigas, y  Priora  del  Monasterio  de  Anberes. 
Dedicada  á  la  Serenissima  Señora  Doña 
Isabel  Clara  Eugenia,  Infanta  de  España. 
Por  el  Maestro  F.  Chrysóstomo  Enrique^, 
Choronista  General  de  la  orden  de  S.  Ber- 
nardo.— En  Bruselas,  en  casa  de  la  Viuda 
de  Huberto  Antonio,  llamado  Velpius,  en  el 
Águila  de  oro,  cerca  de  Palacio.  i632. 

Un  vol.  en  4.*  de  760  págs.,  con  un  retra- 
to de  la  Madre  Ana  de  San  Bartolomé. 

5 16. — Hay  en  este  libro  muchos  fragmentos 
de  escritos  espirituales  de  la  V.  Madre  Ana, 
algunas  de  sus  revelaciones  y  varias  cartas 
en  que  refiere  los  muchos  trabajos  que  sufrió 
cuando  fundó  monasterios  en  los  Países  Ba- 
jos. Son  interesantes  las  que  hay  en  los  capí- 
tulos VIII  y  XIII.  También  son  notables  las 
noticias  que  da  acerca  de  Santa  Teresa  y  de 
su  muerte,  á  la  cual  estuvo  presente  Sor  Ana. 
Se  citan  en  él  algunas  poesías  espirituales  de 
ésta  que  principian: 


I.*       Si  te  busco  no  eres  cruz, 

que  eres  dulce  á  quien  te  quiere... 

2.*  El  amor  busca  la  cruz 

para  emplear  sus  deseos... 

3,"  Cosa  cierta  es  que  el  amor 

no  tiene  cosa  pesada... 

Si  ves  mi  pastor 
habíale,  Llórente, 
d'ile  mi  dolor, 
mira  si  lo  siente. 

Díle  con  cuidado, 
y  bien  dicho,  pastor, 
que  por  qué  ha  cerrado 
ansí  mi  corazón, 
y  siendo  el  Señor 
ansí  se  me  ausente. 
Díte  mi  dolor, 
mira  si  lo  siente. 

Vuélveme  la  luz, 
caro  y  buen  amigo, 
y  venga  la  cruz 
como  seáis  servido, 
que  ese  es  el  camino 
que  pide  el  amor. 
Dile  mi  dolor, 
mira  si  lo  siente. 

La  noche  es  escura 
y  da  mil  temores 
y  los  robadores 
que  no  se  conduran; 
¿y  entonces  te  escondes 
mi  buen  fiador? 
Dile  mi  dolor, 
mira  si  lo  siente. 

No  os  mostréis  tan  duro, 
buena  está  la  prueba 
y  basta  la  hecha, 
pues  veis  no  es  seguro 
en  tan  flaca  tierra 
y  tan  sin  vigor. 
Dile  mi  dolor, 
mira  si  lo  siente. 

^Cómo  me  has  metido 
en  tan  fuerte  breña, 
y  te  has  escondido 
dejándome  en  ella 
y  en  estrecha  senda 
sin  saber  do  voy? 
Dile  mi  dolor, 
mira  si  lo  siente. 

Si  me  has  entendido, 
^cómo  no  respondes 


229  — 


"á  un  triste  suspiro 
que  es  cierto  que  le  oyes? 
Y  eso  más  me  pone 
triste  y  con  temor. 
Dile  mi  dolor, 
mira  si  lo  siente. 

Dile  cual  estoy 
y  todas  mis  penas, 
y  con  gran  dolor 
de  ver  sus  ausencias, 
y  en  tierras  ajenas 
que  es  más  el  temor. 
Dile  mi  dolor, 
mira  si  lo  siente. 

Dile  que  no  tarde 
porque  yo  me  muero 
y  no  hallo  nadie 
que  me  dé  consuelo 
si  yo  no  le  veo 
en  mi  corazón. 
Dile  mi  dolor, 
mira  si  lo  siente. 

Dile  que  á  qué  hora 
quiere  que  le  aguarde, 
que  él  mismo  la  escoja 
y  que  me  lo  mande, 
y  que  yo  le  halle 
como  á  mi  pastor. 
Dile  mi  dolor, 
mira  si  lo  siente  (i). 

5 1 7. — Versos  de  la  venerable  Ana  de  San 
Bartolomé. 

Si  ves  mi  pastor... 

Publicados  por  D.  Vicente  de  la  Fuente  en 
la  Biblioteca  de  autores  españoles  de  Riva- 
deneyra,  apéndice  al  tomo  II  de  las  Obras  de 
Santa  Teresa. 

Pág.  449. 

5 1 8. — Del  estado  religioso  [ó  sea,  instruc- 
ción de  religiosas],  de  sus  votos,  y  otras  vir- 
tudes monásticas,  conpuesto  por  la  muy  ve- 
nerable y  Santa  Madre  Ana  de  San  Bartolo- 
mé, conpañera  de  nuestra  Seráfica  Madre 
Santa  Teresa,  y  fundadora  en  Francia  y 
Flandes. 


(O    Historia  de  la  pida  de  la  Venerable  Madre  Ana  [de 
San  Bartolomé,  por  Fr.  Crisóstomo  Enríquez. 
Págs.  602  y  603.  , 


Ms.  del  siglo  XVII.— 17  hojas  en  4.* 

Bibl.  Nac— Mss.  S.  422,  págs.  82  á  117, 

La  Instrucción  de  Prioras  fué  traducida  al 
francés  por  el  P.  Dionisio  de  la  Madre  de 
Dios,  Carmelita  Descalzo,  y  publicada  en 
París  en  el  año  1617,  imprenta  de  Rolin 
Thierry;  un  vol.  en  i6.° 

La  Instrucción  de  novicias,  los  Exercicios 
para  la  semana,  la  Pasión  de  Cristo  nuestro 
Señor  y  la  Natividad  de  Cristo,  con  los  ver- 
sos espirituales,  fueron  traducidos  al  francés 
por  el  P.  Cipriano  de  la  Natividad  y  publi- 
cados en  París,  imp.  de  Sebastián  Huré, 
año  1646. — 12.° 

Hay  otra  edición  de  Bruselas,  imp.  de  Juan 
Smedt,  año  1708. — 8.° 

519. — Tres  consideraciones  piísimas. 

Ms.  del  siglo  xvn. — Siete  hojas  en  4.* 

Bibl.  Nac— Mss.  S.  422,  págs.  117  á  128. 

520. — Opúsculo  apologético  de  la  V.  M. 
Ana  de  San  Bartholomé  contra  la  libertad 
que  pretendían  las  monjas  en  punto  de  confe- 
sores. Trahe  buenas  cosas  en  íavor  de  N.  S. 
M.  de  la  Religión  y  de  N.  P.  Doria. 

Copia  de  un  manuscrito  de  las  religiosas: 
carmelitas  de  San  José,  de  Salamanca,  y  au- 
torizada por  Fr.  Manuel  de  Santa  María,  en 
Segovia,  á  21  de  Julio  de  1764. 

Siete  hojas  en  folio. 

Bibl.  Nac— Mss.  V.  429. 

Jesús  y  María  y  nuestro  padre  San  Joseph  y 
nuestra  santa  madre  Theressa  de  Jesús,  por  quien 
voy  á  decir  aquello  que  sé  de  ella,  acerca  de  las 
bruUerías  que  pasan  cada  día  contra  su  religión  y 
buen  zelo  que  tubo  en  esta  reformación,  y  porque 
al  presente  pasan  cosas  de  harta  pesadumbre,  por- 
que las  que  vinieren  sepan  la  verdad,  que  aora 
quieren  escurecer  con  invenciones  y  falsos  dichos; 
los  que  no  lo  saben  ponen  uno  por  otro,  y  esto  se 
va  estendiendo,  que  las  pobres  religiosas  no  saben 
que  ceer,  que  es  harta  pena,  y  cada  día  es  menes. 
ter  escrivir  cartas  sobre  este  particular,  para  de- 
sengañar los  que  andan  metiendo  cizaña,  como 


ha  sido  siempre  en  la  Iglesia  dv'  Dios,  que  el  espíri- 
tu de  maldad  se  mete  en  todo,  haziendo  turbación 
en  la  verdad;  y  esto  ha  hecho  en  esta  Reforma- 
zión  de  nuestra  santa  Religión,  que  como  Dios 
lebantase  á  nuestra  Santa  para  caudillo  de  frayles 
y  monjas,  la  dio  desde  luego  contrarios  que  la 
persiguiesen,  porque  se  viese  más  su  virtud,  y  las 
maiores  contradiciones  fueron  de  su  misma  Or- 
den, como  se  sabe,  y  por  sus  libros  se  vee  algo, 
más  muy  poco  para  lo  que  fué;  la  Santa  no  dize 
todo,  porque  los  de  su  misma  Orden,  como  esta- 
ban tan  relajados,  que  quando  ella  encomenzó 
todas  las  Ordenes  en  España  estaban  muy  caldas 
de  sus  principios,  y  la  nuestra  más,  y  espantaba 
el  zelo  y  rigor  que  iba  sacando  á  luz  la  Santa,  y 
temiendo,  como  es  costumbre  de  la  carne,  el  rigor, 
no  viniese  sobre  ellos,  lo  que  podían  hacer  por 
desacreditar  la  virtud,  lo  hazían.  Y  esto  con  todas 
las  fuerzas  y  medios  que  hallaban,  faboresiéndose 
de  los  de  las  demás  Religiones,  que  como  tan  da- 
dos ya  á  la  libertad  y  olvidados  de  sus  principios,  se 
hazían  espaldas  los  unos  á  los  otros;  y  la  mayor 
contradizión  fué  después  que  fundó  religiosos, 
que  de  las  religiosas  no  hazían  tanto  casso,  que  les 
parecía  que  las  mujeres  presto  las  sugetarían;  más 
como  Dios  enseñaba  á  nuestra  santa  Madre  lo  que 
quería  de  su  servicio,  la  dio  espíritu  para  todo,  y 
para  fundar  varones  santos  que  desde  luego  sacasen 
á  luz  el  mesmo  rigor  y  penitencias  que  se  guar- 
daba en  el  tiempo  de  aquellos  santos  Padres  del 
yermo,  Antonio  y  otros  de  aquellos  tiempos;  y 
diola  Dios  para  este  principio  frayles  á  la  medida 
de  su  deseo,  como  la  Santa  lo  dize  en  sus  libros;  y 
dezía  que  esto  le  daba  más  consuelo  que  aver 
fundado  las  monjas,  porque  esperaba  dellos  el 
fruto  de  lo  que  deseaba,  que  fuese  adelante  esta 
santa  Reformación;  y  dezía  muchas  ve¡;es  á  noso- 
tras: ayúdenme  á  pidir  á  Dios  que  vea  yo  hecha 
provincia  de  mis  frayles  descalzos  antes  que  me 
muera,  que  es  la  cosa  que  más  deseo  en  este  mun- 
do, y  lo  que  pido  siempre  á  Su  Magestad.  Y  por 
esto  trabajó  con  Dios  y  con  todos  los  fabores  que 
pudo  hallar  de  los  Grandes  y  del  rey  Don  Phelipe, 
padre  de  el  rey  nuestro  señor  que  aora  gobierna, 
y  sin  su  favor,  que  le  mostró  grande  á  la  Santa, 
no  pudiera  salir  con  ello,  por  las  grandes  contra- 
diciones que  se  lebantaron  contra  los  religiosos, 
como  el  mal  espíritu  veía  ó  temía  la  guerra  que 
le  avían  de  hazer,  y  las  almas  que  le  avían  de 
sacar  de  sus  manos,  hazla  muchas  guerras;  más 
como  Dios,  que  es  sobretodo,  lo  quería,  de  entre 
los  espinos  sacó  estas  flores  que  aora  dan  luz  en 
el  mundo,  aunque  siempre  perseguidos  de  este 


23o  — 

espíritu  de  maldad,  como  lo  están  al  presente  por 
lo  que  voy  á  decir  esto  que  escrivo,  bolviendo 
al  consuelo  que  nuestra  Santa  tubo  quando  vio 
su  provincia  apartada,  que  salía  de  sí  d^ndo  ala- 
banzas á  Dios  que  se  lo  había  dejado  ver,  y  dezía 
que  bien  pagada  estaba  de  sus  penas  que  avía  to- 
mado por  ver  sus  monxas  ya  sugetas  y  debaxo  de 
el  govierno  de  los  Descalzos,  y  dezía  muchas  ve- 
9es:  yo  veo  que  no  avia  hecho  nada  en  fundar  las 
monxas,  porque  en  quedando  á  los  mitigados  pres- 
to se  perdieran;  y  dezía:  aora  Señor,  bien  me  podis 
llevar,  que  no  deseaba  otra  cosa.  Y  en  el  primer 
capítulo  salió  Provincial  el  P.  Grazian,  que  era  bien 
mo90  y  enfermo;  más  [como]  tenía  su  padre  Secre- 
tario de  el  rey,  parecía  ser  fabor,  por  tenerle  para 
las  cosas  que  se  ofresiesen  en  la  Orden.  Este  Pa- 
dre empezó   bien,  con  el  exemplo  que  nuestra 
Santa  le  daba,  y  sus  oraziones;  mas  la  poca  salud 
no  le  ayudaba,  y  antes  que  la  Santa  muriese,  que 
murió  siendo  perlado  este  Padre,  ya  tenía  pena, 
que  le  parecía  que  en  muchas  cosas  no  iva  como' 
ella  deseaba.  Y  andando  con  estos  cuidados  y  pi- 
diendo á  Dios  que  diese  religiosos  que  llevasen 
adelante  el  rigor  que  avía  encomenzado,  un  día 
vino  á  ella  un  caballero  genovés,  que  se  llamaba 
D.  Nicolás  de  Oria,  y  la  llamó  estando  en  la  casa 
que  avía  fundado  en  Toledo,  y  la  dixo:  Señora, 
las  nuebas  que  tengo  de  vos  m.e  ha  hecho  que  os 
llame  para  pediros  que  me  encomendéis  á  Dios. 
Ella,  inspirada  de  Dios,  le  dixo:  ha  de  ser  con  una 
condizión;  que  v.  señoría  se  encargue  de  hazer 
por  mis  monxas;  yo  me  encargaré  de  su  alma. 
Él  se  lo  prometió  que  haría  por  ellas  todo  lo  que 
le  fuese  posible.  Y  con  esto  se  fué  este  señor  á 
Sevilla  á  sus  negocios,  que  era  hombre  que  traya 
gran  hazienda  por  la  mar;  y  de  á  pocos  días  Dios 
le  tocó  y  se  metió  religioso  nuestro  en  los  Descal- 
zos de  Sevilla,  de  que  la  Santa  fué  muy  consola- 
da, y  en  estos  días  que  ya  estaba,  professó  cori- 
tentissimo  de  su  buena  dicha,  y  la  Santa  la  tenía 
por  tal  que  Dios  se  le  uviese  dado.  Vínole  el  con- 
tento que  deseaba,  que  era  aver  dado  Su  Santidad 
lizencia  para  que  se  hiziesse  provincia  aparte  de 
los  Descalgos.  Hízose  este  primer  capítulo,  como 
se  sabe,  en  Alcalá  de  Henares,  y  vino  este  santo 
con  los  demás  al  capítulo,  y  salió  por  Provincial 
el  P.  Graifián  de  la  Madre  de  Dios,  y  el  P.  Fr.  Ni- 
colás, por  su  socio.  Y  ve  ya  adonde  ya  tenía  Re- 
veca  sus  dos  hijos  juntos  para  que  les  diese  su 
padre  la  bendizión;  mas  la  buena  madre  tubo 
traza  que  Dios  se  la  diese  más  cumplida  al  se- 
gundo, que  era  el  Padre  Fr.  Nicolás  el  más  que- 
rido de  la  santa  Madre.  Y  aunque  eran  buenos 


231  — 


y  hijos  todos,  pidió  á  Dios  fuese  de  su  tribu  es- 
cojido,  y  Dios  le  doló  para  el  deseo  de  la  San- 
la;  más  como  eran  diferentes  los  dos  hermanos, 
no  fueron    mucho  tiempo  junios,  que  el  Pro- 
vincial no  le  tuvo  consigo,  porque  con  su  poca 
salud  el  espíritu  no  llegaba  al  de  el  otro;  hizo  por 
quitarle  de  su  lado  y  envióle  á  Genova  á  fundar 
un  monesterio,  de  que  la  Santa  tubo  alguna  pena 
que  se  fuese,  porque  andaba  ya  desgustada  de  al- 
gunas cosas  que  veía  iva  haziendo  el  Provincial; 
que  todo  lo  que  le  avía  querido  á  los  principios, 
ya  estaba  muy  diferente,  y  antes  que  se  fuese  el 
P.  Fr.  Nicolás  á  Genova  le  llevó  consigo  por  com- 
pañero la  Santa  á  la  fundazión  de  Soria,  y  por 
los  caminos  y  en  U  fundazión  trataba  con  él 
todo  lo  que  tenía  en  su  corazón,  y  le  daba  de 
todo  quenta,  y  hazla  los  negocios  por  su  aviso. 
En  este  camino  le  mostró  la  voluntad  que  tenia 
de  que  las  cosas  fuesen  con  más  religión;  que 
como  era  mujer  y  sola,  no  podía,  hasta  tener  los 
Padres,  poner  las  cosas  en  su  punto,  y  veía  que 
no  lo  hazia  el  Provincial,  por  su  falta  de  salud  y 
porque  su  condizión  no  lo  llebaba;  iva  mostrando 
sus  deseos  á  este  siervo  de  Dios,  que  le  daba  Su 
Majestad  á  sentir  su  valor  y  zelo;  y  dezia  muchas 
ve9es  la  Santa:  este  Padre  ha  de  dar  vida  á  las 
cosas  que  yo  deseo  de  más  perfección.  Avían  he- 
cho en  este  Capitulo  de  Alcalá  las  Constituciones, 
diciendo   lo   que   la  Santa  avía  puesto;  mas  el 
P.  Gracián  puso  mucho  de  su  cabeza,  que  al  pri- 
mero otro  Capítulo  se  quitó,  que  era  menos  reli- 
gioso; y  todo  lo  que  se  quitó  era  conforme  á  lo 
que  la  Santa  avía  dado  á  entender  al  P.  Fr.  Nico- 
lás. Él  se  fué  á  Genova,  y  estando  allá  llevó  Dios 
á  nuestra  Santa,  que  lo  sintió  harto  verle  ausente, 
porque  le  crecía  cada  día  más  la  pena  con  el  Pro- 
vincial; mas  Dios,  que  la  quería  bien,  aunque  era 
muerta,  hizo  lo  que  ella  quería  en  vida,  que  de 
allí  á  poco  cumplió  su  oficio  el  P.  Gracián,  y 
aunque  estaba  este  Padre  ausente  le  elijieron  los 
frayles  con  gran  contento  y  conformidad  de  to- 
dos, y  entrando  en  el  oficio  empezó  luego  á  mos- 
trar su  valor  y  santa  religión,  y  con  agrado  de 
lodos;  la  Santa  desde  el  cielo  le  ayudaba,  y  nues- 
tro santo  padre  San  Elias,  que  le  quería  mucho 
por  el  zelo  que  llevava  en  su  Religión.  El  primer 
Capítulo  que  hizieron  le  zelebraron  en  Vallado- 
lid,  y  estando  todos  aquellos  santos  ayuntados  el 
día  que  se  hazía,  lodos  los  demás  monesierios  es- 
taban en  orazión,  y  en  uno  de  las  monjas  acon- 
teció que  aviendo  comulgado  todo  el  convento, 
vio  una  en  visión  cómo  estaban  todos  los  religio- 
sos tan  en  gracia  y  amor  d«  Dios,  y  que  estaba 


sobre  el  convento  donde  estaban  una  nube  res- 
plandeciente como  el  sol,  y  en  medio  de  ella  nues- 
tro Padre  San  Elias,  tendida  su  capa  y  los  bracos 
sobre  ellos.  Y  acabado  el  Capítulo  fué  el  Padre 
Provincial  por  los  conventos,  y  llegando  á  este 
donde  avían  visto  esta  visión,  díjole  la  Priora  que 
cómo  se  havía  hecho  el  Capítulo,  y  díxole:  de 
verdad,  no  se  cómo  me  lo  diga,  porque  á  todos 
nos  ha  parecido  cosa  do  el  cielo;  que  entrando, 
ninguno  tubo  parecer  en  cosa,  más  de  lo  que  yo 
decía;  yo  también  tenía  simplicidad,  que  no  hallé 
cosa  nueba,  que  todo  <;staba  llano  en  los  cora- 
9ones;  sólo  el  P.  Gracián  pidió  lizencia  para  irse 
á  las  Indias  á  predicar;  siS  lo  rehusamos  con  amor, 
mostrándole  nos  pesaba  se   nos  fuese;  mas  repli- 
có y  le  hemos  dexado  á  su  voluntad;  mas  como 
él  vía  que  las  cosas  iva  n  con  más  religión,  cada 
día  más,  y  él  no  podía   tanto;  en  fin,  no  sé  que 
se  fué  que  se  quedó  la  y  da  de  las  Indias.  Y  en  este 
tiempo  estaba  el  Archiduq  ue  en  Portugal  y  quería 
bien  al  P.  Gracián,  y  él  que  lo  deseaba,  y  llamóle 
que  se  fuese  á  predicar  allá  ,  y  después  de  algunos 
días  que  estaba  allá,  le  man  dó  el  P.  Provincial  bol- 
ver;  ya  estaba  un  poco  lurb  ada  en  él  la  obediencia, 
porque  de  aquella  ida  resultaron  hartas  inquie- 
tudes que  duran  hasta  aor  a;  que  parece  el  mal 
espíritu  ha  procurado  turbar  la  Religión;  que  se 
me  representa  lo  que  dize  .'a  Sagrada  Escritura, 
de  Jacob  y  su  hermano  Isaú,  y  que  los  hijos  y  hi- 
jas de  nuestra  santa  Madre  soi  nos  los  del  tribu  de 
Jacob,  y  los  otros  son  hechos  paracontradizión  y 
cada  día  salir  con  falsos  enred«.ís  y  nos  turbar  la 
paz,  y  obligan  á  decir  la  verdad,  que  lo  es  que 
nuestra  Santa  y  Jesu  Christo  <  juieren  seamos  [obe- 
dientes] á  la  Orden,  como  nos  dexó  la  Santa.  Esto 
se  ve  naturalmente  por  razc  'nes  manifiestas  del 
cielo  y  de  la  tierra,  que  no  e  s  menester  decirlas, 
que  á  los  que  no  buscan  sino   la  verdad.  Dios  se  la 
muestra  y  la  Santa  los  ayuda,    que  viva  y  muerta 
es  y  fué  muy  firme  en  sus  pr<  opósitos;  nunca  los 
mudó,  que,  conoció  era  de  Dios    lo  que  hazía;  El  se 
lo  mandaba  no  una  vez,  sino    muchas,  y  á  cada 
ocasión  en  que  tenía  dificultad  .  la  hablaba;  y  sabía 
era  su  voluntad  que  las  religiosí  is  fuesen  debajo  de 
la  obediencia  de  los  religiosos,  y   en  su  vida  no  con- 
sintió que  un  sólo  convento  qu  edase  fuera  de  la 
Orden,  y  de  su  mesmaboca  lo  oí  r.  nuchas  veces, que 
no  quería  otra  cosa,  y  que  le  pesi  iba  de  la  libertad 
que  ivan  tomando  quand.o  el  P.  C  íracián  governa- 
ba,  y  muchas  veces  la  vi  afligida  d  e  su  govierno... 

521. — Traslado  legívímament  2  sacado  del 
tratado  que  de  su  mano  escrivié   la  Venera- 


23^  — 


ble  Madre  Ana  de  San  Bartolomé,  que  en 
-latín  se  ha  impresso  en  Flandes,  y  también 
'se  cita  en  la  historia  de  nuestros  Padres  de 
la  Congregación  de  Italia. 

Copia  autorizada  en  Beas  á  2  de  Febrero 
de  1760  por  Fr,  Vicente  del  Espíritu  Santo 
y  Fr.  Pedro  de  Santa  Teresa. 

Seis  hojas  en  tolio. 

Bibl.  Na'c— P.  V.  Fol.  C.  47.  Núm.  17. 

522. — Varias  cartas: 

Carta  declarando  una  revelación  de  Santa 
Teresa.— Amberés,  2  de  Marzo,  sin  año. 

Declaración  acerca  de  la  muerte  de  Santa 
Teresa. 

Carta  á  Doña  Luisa  Guillamas.  Desde  Am- 
berés, fecha  incierta. 

Carta  para  la  madre  Beatriz  de  la  Concep- 
ción, priora  de  Bruselas,  Desde  Amberes, 
fecha  incierta. 

Carta  sobre  una  monja  que  pretendía  con- 
fesor distinto  del  de  la  Comunidad  y  de  otra 
Orden.  Desde  Amberes. 

Fragmentos  de  cartas  sobre  la  llamada  li- 
bertad de  confesores. 

Fragmento  de  carta  al  doctor  Manzano, 
su  sobiino.  Amberes,  7  de  Abril  de  1621. 

Publicados  por  D.  Vicente  de  la  Fuente  en 
la  Biblioteca  de  autores  españoles  de  Riva- 
deneyrá,  tomos  Lili  y  LV;  pág.  556  del  pri- 
mero y  449  á  452  del  segundo. 

523. — Copias  de  siete  cartas  originales  de 
la  Venerable  y  iextática  Virgen  Ana  de  San 
Bartolomé,  compañera  y  secretaria  de  N.  Se- 
ráphica  Madre  Santa  Teresa  de  Jesús,  que 
como  precioso  tesoro  conservan  nuestras 
Religiosas  MadVes  Carmelitas  Descalzas  de 
la  Villa  de  Peñaranda  de  Bracamonte  y  un 
Religioso  de  esta  provincia  residente  en  aquel 
Hospicio  y  nuestra  venerable  y  Religiosíssi- 
ma  comunidad  de  el  primitivo  convento  de 
Duruelo. 


Al  fin  de  estas  copias  se  pone  también  la 
de  ciertos  sentimientos  de  la  misma  venera- 
ble Religiosa  acerca  de  la  obediencia  á  la 
Orden  de  los  conventos  de  Francia  y  sobre 
los  confessores  de  las  Religiosas,  de  que  tam- 
bién habla  en  algunas  de  estas  cartas,  espe- 
cialmente en  la  primera  y  la  última.  La  auto- 
ridad de  dicho  último  escrito  estriba  sobre  la 
certificación  del  R.  P.  Fr.  Jerónimo  de  San 
Joseph,  el  de  Aragón,  Historiador  general 
que  fué  algún  tiempo  de  nuestra  sagrada  Re- 
forma. 

Copia  autógrafa  de  Fr.  Manuel  de  Santa 
María,  hecha  en  el  año  1761. 

Nueve  hojas  en  folio. 

Bibl.  Nac. — Mss.  V.  429,  fols.  IC7  á  n5. 

1.*,  Amberes,  I. °  de  Diciembre,  s.  a. 

2.^,  Bruselas,  s.  a. 

3.",  Convento  de  nuestra  Santa  Madre  y 
San  Josef,  28  de  Octubre,  s.  a. 

4.*,  Amberes,  8  de  Febrero,  s.  a. 

5.",  Amberes,  22  de  Julio,  s.  a. 

6.*,  Convento  de  nuestra  Santa  Madre  Te- 
resa de  Jesús,  5  de  Diciembre,  s.  a. 

7",  Amberes,  3o  de  Diciembre,  s.  a. 

La  primera  va  dirigida  á  una  monja  cuyo 
nombre  no  consta;  la  segunda  á  la  Madre 
Beatriz  de  la  Concepción;  la  tercera  á  un 
religioso;  la  cuarta  á  Fr.  Fulano  de  la  Madre 
de  Dios;  la  quinta  á  D.**  Luisa  Guillamas;  la 
sexta  y  la  séptima  á  un  hermano  suyo. 

I 

Jesús  sea  en  el  alma  de  v.  r.  carísima  madre,  y 
la  dé  su  santo  espíritu  como  se  lo  deseo.  Estos 
días  e  estado  bien  pobre,  mas  ya  estoy  algo  me- 
jor; que  me  encomeníó  un  poco  de  acídente  y  se 
quitó  presto;  creo  que  las  ermanas  no  le  dejaron 
yr  adelante;  y  si  Dios  lo  quisiera  no  me  y9Íera 
daño;  el  líempo  es  á  propósito  para  ejercicio  á  mi 
edad;  ¡sea  Dios  bendito!;  amen. 

V.  r.  escrivió  la  diga  cómo  es  esto  que  abiamos 
con  lodos  y  no  se  puede  ablar  con  los  religiosos; 
no  intiendo  por  qué  lo  dice  v.  r.  si  es  por  los 


—  333  — 


nuestros  ó  por  los  demás;  si  es  por  los  nuestros 
esos  no  tienen  que  ver  con  nuestra  santa;  esa  or- 
denación no  es  suya,  sino  de  los  perlados  que  an 
echo  esa  costitución  para  ellos;  porque  miran 
más  en  que  sean  recogidos,  que  no  que  los  vea 
como  los  demás  relajados  andar  por  las  calles;  y 
presto  se  yrían  á  las  tavefnas  como  los  demás. 

Quando  los  emos  menester,  esos  ya  nos  los 
dan.  Si  es  por  los  demás  religiosos,  no  nos  quitan 
los  Perlados  que  ablemos  á  los  que  vinieren  á 
nuestros  tornos  ú  locutorios;  como  no  sea  para 
couiesar,  sino  los  que  están  señalados;  los  demás 
con  una  tercera  ablan  cuando  vienen  algunas 
ermanas;  en  esto  no  tengo  cosa  nueva;  si  la  ay, 
no  lo  sé;  v.  r.  me  diga  por  lo  que  lo  dice,  que  no 
lo  entiendo;  y  reciva  encomiendas  de  la  Madre 
superior»  y  de  las  demás,  y  délas  á  la  Madre  su- 
periora  y  sus  yjas  de  mi  parte,  y  no  me  olvide 
v.  r.,  mi  cara  madre,  que  yo  no  la  olvido,  y 
quédese  á  Dios,  que  la  aga  santa.  De  Anveres, 
primero  de  Diciembre.  Sierva  de  v.  r.  yndina, 
Ana  de  San  Bartolomé. 

La  Madre  superiora  suplica  á  v.  r.  que  la  aga 
caridad  de  enbiarnos  cuatro  ó  seys  procesionarios, 
que  no  se  alian  acá. 

II 

Jhs.  sea  en  el  alma  de  v.  r.  carísima  madre  y  la 
dé  muy  buenas  entradas  de  cuaresma;  aora  escri- 
vo  estos  pocos  de  rrir.glones  para  pedir  á  y.  r. 
apriete  con  Su  Alte9a,  que  dé  de  mano  á  esas  yn- 
glesas,  que  las  quite  de  su  tierra  si  no  se  dan  á  la 
orden  y  que  no  salgan  con  su  cabera,  que  cierto 
que  esta  Asunción  me  da  tanta  pena  y  disgusto 
que  deseo  verla  yda  á  su  tierra;  mal  paga  á  Su  Al- 
teja  el  bien  que  a  echo  á  ella  y  á  su  padre  y  er- 
manas; terrible  es  que  tenga  tal  atrevimiento  á  los 
ojos  de  Su  Alte9a  a(,-er  estas  libertades  contra  su 
gusto  y  sin  su  licencia.  V.  r.  apriete  en  esto  con 
el  confesor  y  con  el  Nuncio  y  lodos  esos  señores 
que  lo  pueaen,  que  las  echen  de  la  tierra,  que  no 
sosegará;  cierto  me  espanto  que  las  a  dejado  la 
orden  fuera  como  penitenciadas,  que  no  se  avían 
de  menear,  y  que  diga  que  ella  es  la  que  guarda 
el  espíritu  de  nuestra  santa  y  engaña  á  todos  con 
esto.  Avíame  dicho  que  si  las  costituciones  se  bol- 
vían  como  estavan,  que  ella  se  tornaría  también  á 
la  orcen;  sabe  que  se  a  echo,  que  se  lo  e  dicho, 
ace  de  la  dessemulada,  y  bur  arse  de  la  orden; 
que  aciendo  que  lo  quiere  sale  con  estas  ynven- 

ciones.  Dios  nos  dé  su  gracia;  de  la  madre  su  prio-  c.-ai.v.*..- v.     *  i.  ,     ^   »..     . 

r-..,Ar.,^Ac  j  ,;        ,  fiío'íoíeca  ¿«  autores  espa«o/«  de  Rivadeneyra,  lLV, 

ra  y  de  todas  reciva  v.  r.  encomiendas  y  délas  á      pág  42a.  j  •»         • 


sus  yjas  de  mi  parte.  Adiós»  mi  cara  madre;  de 
Anveres  y  febrero  veinticuatro;  en  las  oraciones 
de  v.  r.  me  encomiendo  mucho,  que  lo  e  menes- 
ter. Sierva  de  v.  r.  yndina. 

Ana  de  San  Bartolomé. 

A  my  Madre  Beatriz  de  la  Concepción  guarde 
nuestro  Señor,  Priora  de  las  Carmelitas  descal- 
fas  de  Bruselas. 

III 

Jhs.  sea  en  el  alma  de  v.  m.  ermano  mío  carí- 
simo. E  recibido  la  suya  aora  que  es  veintisiete 
de  otubre,  y  eme  consolado  del  favor  que  le  ace 
el  señor  Cardenal.  Dios  le  guarde  muchos  años. 
Yo  le  escrivo,  y  madama  tanbién,  dándole  las  gra- 
cias y  obligándole  á  que  persevere  en  aeerlo  á 
v..  m.  y  el  señor  don  Iñigo  lo  mesmo,  que  ios 
devo  mucho,  que  me  son  padres  y  madre.  Mada- 
ma se  olgó  mucho  con  la  carta  de  v.  m.;  ya  le  e 
escrito  en  otra  deso.  Enbíe  esos  perdones,  si  ei 
posible  para  la  Conceción  de  la  Virgen.  Soy  muy 
consolada  de  que  me  dice  serán  perpetuos  y  que 
serán  para  la  Conceción  y  Trasfiguración;  Dios 
se  lo  pague,  carísimo  ermano;  ágales  este  bien, 
ya  que  no  podemos  otros,  que  algunos  se  salva- 
rán por  ese  camino;  y  otra  cosa  a  de  acer  por  mí, 
y  es  que  escriva  allá  á  algún  amigo  que  miren  en 
el  libro  del  bautismo,  mis  años,  y  alvierta  que  mi 
ermano  Ernán  García  tenía  una  yja  que  se  llama- 
va  Ana,  que  no  tomen  el  uno  por  el  otro;  que 
miren  el  de  mi  padre,  que  por  mis  ermanos  lo  co- 
nocerán; ágame  esta  caridad,  ermano  carísimo;  ya 
le  e  escrito  cómo  la  madre  Leonor  fué  á  su  fun- 
dación bien  contenta;  encomiéndela  á  Dios,  que 
deso  lo  aga  muy  bien;  no  se  le  olvide  de  decirme 
lo  que  e  de  dar  á  Castro,  y  cuándo  lo  daré:  por 
caridad  me  lo  mande  luego,  y  de  su  salud,  que  se 
la  deseo  en  el  alma;  yo  la  tengo  más  que  los  días 
pasados,  y  todas,  y  se  encomiendan  mucho  á  v.  m. 
y  le  desean  por  acá.  Dios  lo  aga  para  su  servicio 
y  me  le  guarde;  amén.  De  Anveres  y  deste  con- 
vento de  nuestra  santa  madre  y  san  Josefe,  vein- 
tiocho de  otubre.  Sierva  de  v.  m.  y  pobre  car- 
melita. 

Ana  de  San  Bartolomé. 

524. — Declaración  de  la  Venerable  Ana  de 
San  Bartolomé,  compañera  de  Santa  Teresa, 
acerca  de  los  trabajos  de  ésta  en  los  últimos 
días  de  su  vida. 


—  234  "" 


SAN  BERNARDO  DE  LA  ASUNCIÓN 
(Sor  María  de). 

Religiosa  dominica  en  el    convento  de 
Santa  Catalina,  de  Zafra. 
SaS. — Glosa  á  San  Francisco  de  Borja: 

Un  cadáver  que  en  cristal... 
Muere  el  sol,  que  en  luces  bellas... 

526. — Soneto  al  mismo  santo: 

Bizarro  corre  y  presuroso  vuela... 

Días  sagrados,  y  geniales,  celebrados  en 
la  canonización  de  S.  Francisco  de  Borja 
por  el  colegio  Imperial  de  la  Compañía  de 
Madrid,  y  la  academia  de  los  más  célebres 
ingenios  de  España.  Dedicados  á...  Don  Pas- 
qual  de  Aragón,  Arzobispo  de  Toledo,  por 
Don  Ambrosio  de  Fomperosa  y  Quintana. — 
En  Madrid.  Por  Francisco  Nieto.  Año 
de  1672. 

Folios  166  y  193. 

SAN  FELIPE  (La  Madre  Isabel  de). 

527. — Glosa  celebrando  el  nacimiento  del 
Principe  D.  Baltasar,  hijo  de  Felipe  IV: 

^Qué  reino,  clima  ó  país... 
Para  enquellotrar  mi  glosa... 

Fiestas  de  la  Vnipersidad  de  Salamanca 
al  nacimiento  del  Príncipe  D.  Baltasar  Car- 
los Domingo  Felipe  V  N.  S.  siendo  Retor 
D.  Lope  de  Moscoso,  hijo  de  los  Marqueses 
de  Tapara.  Refiérelas  el  M.  F.  Christoval 
de  La^arraga. — Salamanca,  por  lacinto  Ta- 
bernier.  Año  de  1630. 

Pág.  140. 

SAN  FELIPE  (Sor  Josefa  de). 

Llamóse  en  el  siglo  D.'  Josefa  Ruiz  Gao- 
na.  Fué  hija  de  los  Condes  de  Valparaíso,  y 
Carmelita  descalza  en  Malagón. 

528.— Escribió  algunos  opúsculos  místi- 
cos, que  copió  en  pane  Fr.  Antonio  de  San 


Joaquín  en  la  vida  que  compuso  de  esta  re- 
ligiosa. 

Bibl.  Nac— Mss.  Qq.  Sup.  II,  40. 

529. — Noticia  de  varias  apariciones  y  mi- 
lagros de  Santa  Teresa.  Fechada  á  19  de 
Agosto  de  1738. 

Manuscrito  autógrafo  en  parte. — Siete 
hojas  en  4.' 

Archivo  Histórico  Nacional.  — Papeles  de  Carmelitas 
descalzas. 

SAN  FÉLIX  (Sor  Marcela  de). 

En  uno  de  los  períodos  más  borrascosos 
de  su  vida,  conoció  Lope  de  Vega  á  una 
hermosa  cómica,  á  quien  La  Barrera  hace 
natural  de  un  pueblo  de  Sierra  Morena,  y 
muy  luego  trabó  con  ella  relaciones  amoro- 
sas. Sucedía  esto  por  los  años  1596  á  1597. 
Llamábase  la  amante  del  Fénix  D.'  Micae- 
la Lujan,  si  bien  la  solía  dar  aquél,  especial- 
mente en  sus  versos,  el  nombre  de  Camila 
Lucinda,  y  celebróla  con  entusiasmo  en  va- 
rias composiciones,  cual  es  en  una  epístola 
que  se  halla  con  El  Peregrino  en  su  patria, 
donde  así  lamenta  la  ausencia  pasajera  de 
su  amiga: 

No  suele  el  ruiseñor  en  verde  selva 
Llorar  el  nido  de  uno  en  otro  ramo 
De  florido  arrayán  y  madreselva, 

Con  más  doliente  voz  que  yo  te  llamo, 
Ausente  de  mis  dulces  pajarillos 
Por  quien  en  llanto  el  corazón  derramo. 

Fruto  de  aquellos  amores  fueron  Marcela, 
nacida  en  Toledo  á  principios  del  año  i6o5, 
y  el  malogrado  Lope  Félix,  que  nació  un 
año  después. 

Lope,  que  en  medio  de  sus  extravíos,  hi- 
jos más  bien  de  un  alma  afectuosa  que  de 
groseras  pasiones,  nunca  dejó  de  mostrarse 
noble  y  bondadoso,  profesó  á  Marcela  ter- 
nísimo cariño.  Por  ella  no  se  desdeñaba  de 


135- 


acudir  al  Duque  de  Scsa,  íu  leal  amigo,  pi- 
diéndole regalos  con  que  mimarla. 

Á  Candil  he  buscado  para  que  lleve  este  papel 
á  V.  Ex.*,  viendo  que  no  vienen  por  él,  y  por  el 
deseo  que  tengo  de  saber  el  suceso  del  pleito,  que 
debe  de  ser  la  causa  de  este  olvido.  Si  ha  sido 
como  yo  deseo,  Marcela  pide  en  albricias  á  V.  Ex.* 
doce  varas  de  tafetán  de  gurbioncillo  para  ropa  y 
sayas,  con  ochenta  y  seis  varas  de  molinillos  de 
seda,  el  cual  dice  que  antes  de  aora  V.  Ex.'  le 
havía  prometido.  Si  el  suceso  del  pleito  no  ha 
sido  el  que  es  razón,  esto  queda  por  no  dicho,  y 
la  niña  á  merced  del  verano,  cuya  calor  excusa 
lindamente  el  vestido  á  los  que  no  saben  donde 
ay  onrra.  (i) 

Otras  veces  comunicaba  al  Duque  los 
sustos  que  le  proporcionaba  un  enamorado 
de  su  hija,  cuya  honestidad  guardaba  tanto 
como  él  descuidaba  la  suya  propia: 

Señor,  yo  he  tenido  grandes  disgustos,  porque 
una  noche  de  éstas,  á  las  doce,  me  quisieron  ma- 
tar; baiióme  mi  advenimiento  y  el  mostrar  ánimo. 
He  sabido  la  causa,  que  procede  de  aquel  picaro 
que  quería  por  fuerza  ynquietar  mi  casa  por  esta 
niña;  de  todo  deseo  hablar  á  V.  Ex.*,  que  ya  sabe 
que  yo  no  le  puedo  encubrir  lo  más  adentro  del 
alma  y  de  los  pensamientos;  pienso  que  esta  tarde 
iré  á  bessar  esos  pies,  y  á  lo  que  digo;  con  que  no 
passo  adelante  en  éste,  porque  son  cosas  tan  pe- 
sadas, que  no  las  sufre  el  papel.  (2) 

Nada  más  que  diez  y  seis  años  contaba 
Marcela  cuando  resolvió  dejar  el  mundo, 
pensamiento  que  debió  hallar  favorable  aco- 
gida en  Lope,  quien  veía  los  riesgos  á  que 
se  hallaba  expuesta  una  hija  ilegítima,  muy 
obsequiada  de  amadores  y  con  los  no  muy 
edificantes  ejemplos  que  la  daba  su  padre. 
Elegido  para  ello  el  convento  de  Trinitarias 
descalzas  de  Madrid,  acudió  Lope,  como 
siempre,  al  Duque  de  Scssa,  quien  se  obligó 
á  23  de  Enero  del  año  1622,  ante  el  escriba- 
no Juan  de  Pina,  á  dar  mil  ducados  para  el 


(i)  Nueva  biografía  dt  Lope  de  Vega,  por  D.  Cayetano 
Alberto  de  La  Barrera.  Tomo  I  de  las  Obras  de  Lope  de 
Vega,  publicadas  por  la  Real  Academia  Española.  Pig.  328. 

(2)    Obra  citada,  pig.  328. 


dote  de  Marcela  y  á  pagar  las  propinas  acos- 
tumbradas en  las  profesiones  de  monjas  (i). 

Tomó  el  hábito  D.'  Marcela  á  13  de  Fe- 
brero de  dicho  año,  habiéndose  obligado 
Lope  á  pagar  al  convento  durante  el  novi- 
ciado cincuenta  ducados  y  un  caíz  de  trigo. 
Una  vez  que  hizo  la  profesión,  Lope,  en  vez 
de  entregar  los  i.ooo  ducados  que  había 
prometido,  constituyó  un  censo  de  555  rea- 
les impuesto  sobre  todos  sus  bienes  á  favor 
de  las  Trinitarias;  salieron  como  fiadores 
de  esta  obligación  Cristóbal  de  Guardo,  be- 
neficiado en  San  Ginés,  de  Madrid,  y  Alon- 
so Pérez,  padre  del  célebre  Montalbán  ^2). 

Lope,  que  asistió  á  la  profesión  de  Mar- 
cela, experimentó  una  de  las  más  intensas 
emociones  de  su  vida,  y  luego  describió  tan 
conmovedora  escena  en  una  epístola  á  don 
Francisco  de  Herrera,  bellísima  y  llena  de 
suave  melancolía: 

Sale  Marcela,  y  perdonad,  os  ruego, 
Si  el  amor  se  adelanta,  que  quien  ama 
Juzga  de  las  colores  como  ciego. 

No  vi  en  mi  vida  tan  hermosa  dama, 
Tal  cara,  tal  cabello  y  gallardía; 
Mayor  pareció  á  todos  que  su  fama. 

Ayuda  á  la  hermosura  la  alegría, 
Al  talle  el  brío,  al  cuerpo,  que  estrenaba 
Los  primeros  chapines  aquel  día. 

Madrina  de  la  mano  la  llevaba 
La  Señora  Marquesa  de  la  Tela, 
Que  pues  no  la  deshizo,  hermosa  estaba. 

No  pudo  encareceros  á  Marcela 
Hipérbole  mayor  que  su  hermosura. 
Si  á  la  envidia  deslumhra,  al  sol  desvela. 

Aunque  iba  nuestra  novia  tan  segura. 
El  Marqués  de  Povar  fué  con  la  guarda 
Honrando  su  modestia  y  compostura. 


(i)  Escritura  hecha  por  Lope  de  Vega  y  el  Duque  de 
Sessa  sobre  el  dote  de  Sor  Marcela  de  San  Félix  cuando 
entró  en  religión.  Obra  citada,  págs.  óSg  y  660. 

(2)  Había  juntado  de  mi  pensión  y  estudios  hasta  mil 
ducados  para  pagar  el  dote  de  Marcela  y  alibiarme  del 
censo  de  cinquenta  ducados  cada  año,  y  cogióme  la  pre-* 
mática  por  onbre  de  bien,  con  ellos,  pudicndo  ocho  días 
antes  ht verlos  dado  á  Us  monjas»  Obra  citada,  pig,.  6S4. 


Marcela,  las  mejillas  encendidas 
Y  bañada  la  boca  en  risa  honesta. 
Miróme  á  mi  para  apartar  dos  vidas; 

Y  el  alma  á  tanta  vocación  dispuesta,  - 
Gon  una  reverencia  dio  la  espalda 

iV  cuanto  el  mundo  llama  aplauso  y  fiesta; 

Y  ofreciéndole  al  Niño  la  guirnalda 
-    De  casta  virgen,  abrazó  su  Esposo, 

Besándole  los  ojos  de  esmeralda.. 
Cerró  la  puerta  el  cielo  á  mi  piadoso 

Pecho,  y  llevóme  el  alma  que  tenia... 

De  que  no  fueron  mil  estoy  quejoso. 
Bañóme  un  tierno  llanto  de  alegría. 

Que  mis  pocas  palabras  y  turbadas 

Con  sentimiento  natural  ro  npia. 
Marcela  vivió  dichosa  en  tan  plácido  re- 
tiro, donde  la  visitaba  con  frecuencia  su 
padre,  cuya  misa  oía  muchas  veces.  En 
aquella  soledad,  que  con  tal  sentimiento 
describió  en  uno  de  sus  romances  más  ins- 
pirados, debió  considerar  los  beneficios  que 
Dios  la  había  hecho  y  los  tristes  dejos  de 
las  pasiones  humanas  que  tanto  amargaron 
la  existencia  de  su  padre.  Y  cuando  éste 
fallecía  en  Agosto  de  1635,  Marcela  presen- 
ció desde  las  celosías  del  convento  el  inmen- 
so gentío  que  acompañaba  el  cadáver  del 
gran  poeta  nacional  que  condensó  en  sus 
obras  dramáticas  todos  los  recuerdos  y  todos 
los  ideales  patrios. 

Consagrada  á  la  oración  y  á  la  poesía 
vivió  el  resto  de  su  larga  vida.  Fué  dos  ve- 
ces Ministra;  la  segunda  en  1668  cuando  se 
acordó  construir  la  actual  iglesia,  cuyas 
obras  no  empezaron  hasta  Junio  de  1673  (2). 
Falleció  en  el  año  1688,  dejando  notables 
frutos  de  su  ingenio  y  hermosos  ejemplos 
de  virtudes  que  imitar. 


(i)  Epístola  a  D".  Fí'anciscb  dé  liérrera  Mal'donacfo.  Pu- 
blicado en  La  Circe,  año  1624. 

(2)  La  sepultura  de  Miguel  de  Cervantes.  Memoria  es- 
frita por  encargo  de  la  Real  Academia  Española  y  leída 
á  la  misma  por  su  Director  el  Marqués  de  Uolins.—M.3i- 
drid,  intip.  de  M.  Rivadeneyra,  1870. 

Se  ha  public  do  un  facsímil  de  la  fírma  de  Marcela  de 
Sao  Félix  ea  el  Proceso  de  Lope  de  Vega  por  libelos  con- 
tra unos  cómicos,  anotado  por  D.  A.  Tomillo  y  D.  C.  Pe- 
re^  Pastor. — Madrid,  1901. 


236  ^ 

530. — Poesías  de  la  R.  Madre  Sor  Marcela 
de  San  Félix. 

Ms.  del  siglo  XVI i;  56o  págs.  en  4.* 

Se  conserva  en  el  monasterio  de  Trinita- 
rias descalzas  de  Madrid.  Hay  una  copia 
moderna  en  la  biblioteca  de  la  Real  Acade- 
mia Española. 

Contiene:  ^ 

Coloquio  espiritual  intitulado  Muerte  del 
apetito. 

Coloquio  espiritual  de  la  estimación  de 
la  Religión. 

Coloquio  espiritual  del  Nacimiento. 

Coloquio  espiritual  entre  el  Alma,  la  Ora- 
ción, la  Tibieza  y  el  Amor  divino. 

Coloquio  espiritual  del  Santísimo  Sacra- 
mento. 

Romancéis  esdrújulos. 

A  un  velo  de  una  religiosa: 

A  desposorio  más  célebre... 

Otro  á  la  Santísima  Cruz: 

Al  árbol  santo  y  virífico... 

Otro  al  Santísimo  Sacramento: 
Al  convite  más  espléndido... 

Otro  á  la  Madre  Ministra: 

Madre  entre  todas  magnífica... 
Otro  á  la  muerte  de  la  Provisora: 
Mirando  está  con  gran  lástima... 
Loas  á  diferentes  coloquios: 

Después  de  dar  á  mis  madres... 

Otra  loa: 

Como  sé  que  la  piedad...  , 

Otra  loa  á  una  profesión: 

Digo,  pues,  que  ya  les  dije... 
Loa  á  una  profesión: 

A  darte  mil  parabienes.. «  . ., 


-^  »37- 


Al  Nacimiento  de  N.  S.  Jesucristo.  Ro- 
mance: 

Divino  Verbo  inmenso... 

Á  la  Ascensión  del  Señor.  Romance: 

¡Oh!  Jesús  de  mi  vida... 
Á  una  soledad.  Romance: 

En  tí,  soledad  amada... 
Á  San  José.  Romance: 

Salve,  José  divino.;. 
Á  una  ausencia  de  Dios. 

Ausente  de  mis  ojos... 

Romance  de  un  pecador  arrepentido  y 
deseoso  de  servir  á  Dios: 

Si  arrepentido  y  confuso... 

Á  un  afecto  amoroso: 

Hermoso  dueño  mí